La enfermedad del siglo

Harry Potter - J. K. Rowling
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Multi
G
La enfermedad del siglo
Summary
Una gran historia contada desde dos puntos.
Note
Hay muerte y referencia al suicidio. Es en su mayoría “Home” desde la perspectiva de Regulus, pero en una parte hay una vista de Sirius .El nombre del fic es una canción de Silvana Estrada. Esta es la Playlist: https://music.youtube.com/playlist?list=PLgJI9WRD07yGCjrpVUhK7-6KttIpCQ29l&feature=share

 

“Simplemente, no soy de este mundo… Yo habito con frenesí la luna… No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva… No puedo pensar en las cosas concretas; no me interesan… Yo no sé hablar como todos. Mis palabras suenan extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie… ¿qué haré cuando me sumerja en mis mundos fantásticos y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera que hay un «saber volver». Ni lo querré acaso”

 

Cartas de Alejandra Pizarnik p. 35 




Regulus tenía siete años cuando soñó que sus padres mataban a su hermano. Despertó sudando a lado de un Sirius muy vivo y muy asustado. Le limpiaba las lágrimas y decía: “Shh, shh, Reggie, aquí estoy, estás a salvo. Despierta” 

 

Tenía catorce años y ese sueño casi se hace realidad. Su hermano no murió. Pero se fue. En sus peores momentos Regulus no sabe cuál fue peor. 

 

Tenía once años y el abuelo Arcturus murió. Tenía nueve años y Andromeda fue borrada del tapiz. Tenía diez años y su hermano fue clasificado en Gryffindor. 

 

No importaba mucho. Pandora le dijo que ella igual tenía sueños. Es muy raro que haya dos profetas en una generación. Dijo. 

 

Ella dijo: Pero es razonable, considerando lo que va pasar.

 

Regulus no hablaba mucho de lo que iba a pasar. 

 

Pero lo entendió. Tanto dolor no puede ser predicho por una sola persona. 

 

Regulus Black tenía once cuando tuvo un sueño muy largo. Una vida culminada en una cueva. 

 

Tenía once años y soñó con su muerte. 

 

Pero eso no fue lo único qué pasó a los once. 

 

Llegó una carta y pronto se subió a un tren. Tenía once y estaba en el tren a Hogwarts, con su hermano tomándole la mano y manteniéndolo firme, Regulus aún no entendía muchas cosas, pero presentía que se venía algo grande. Regulus tampoco sentía mucho, pero sentía que se venía algo importante.  

 

Tenía once años cuando conoció al mejor amigo de su hermano en un vagón de tren. Tenía once años cuando todo se convirtió en ojos avellana, piel morena y sonrisas del tamaño del sol. Cuando los sueños fueron olvidados y Regulus sintió una gran explosión. 

 

Él dijo: Hola, Sirius me ha hablado mucho de ti. 

 

Y siguió hablando con su hermano. Regulus no pudo dejar de verlo. 

 

Nadie se dio cuenta. Del pequeño cambio de color en las mejillas del niño, de los ojos. Del brillo. 

 

Y Regulus se sintió vivo por primera vez. 

 

Así que tenía once años y probablemente estaba un poco enamorado del mejor amigo de su hermano. Y tal vez el sueño no se haría realidad. Tal vez se equivocó otra vez. Pero fue clasificado en Slytherin y lo supo. Ojos avellana no cambiarían nada. Su futuro no era suyo. 

 

Regulus tenía quince cuando se convirtió en animago y conoció a un ciervo amigable que le recordaba a alguien especial. 

 

… 

 

—Te lo dije, dame mi dinero— le dijo Pandora a Barty. 

 

—No es justo, tú tienes tus cartas—se quejaba mientras le entregaba 10 galeones— Yo solo tengo a Reg, pero él no usa sus poderes para el mal—

 

— Podría saber qué están apostando ahora— pregunto Dorcas mientras se sentaba a lado de un Regulus que no prestaba atención. Un Regulus que solo miraba un punto preciso. Si seguías su mirada podrías ver qué es lo que miraba. Pero sus amigos casi no lo hacían, ya lo imaginaban. 

 

—Aposté con Barty que los aclamados merodeadores se reconciliarían dos meses después de regresar— le hizo saber Pandora

 

— Y yo dije que lo harían en el primer mes—  Dijo Barty malhumorado. 

 

—Obviamente, yo gané, tengo un ojo para estas cosas— dijo Dora mientras contaba su dinero. 

 

Mientras tanto los Merodeadores gritaban en la mesa de Gryffindor. Remus Lupin intentaba ocultar una sonrisa detrás de un pedazo de pan, Sirius Black lo tomaba de los hombros, James alzaba las manos y gritaba un poco y Peter no les quitaba los ojos de encima mientras sonreía. 

 

— Y allí se va nuestra paz— dijo Evan con un suspiro— Fue lindo mientras duro. 

 

— Sí, bueno, pero era deprimente, Marlene estaba a punto de sufrir un colapso si seguían sin hablarse— dijo Dorcas. 

 

— No es el momento en que se separan, simplemente es eso— Dijo Pandora mientras untaba miel en su pan.

 

Todos la voltearon a ver, bueno, casi todos. Regulus seguía con la mirada en el punto. 

 

— ¿Quieres contarnos algo, Dora?— dijo Barty con una ceja levantada. 

 

— No realmente, pero quiero ir al bosque, el fin de semana es luna llena y los hilos están creciendo— dijo con una voz soñadora.

 

Por fin Regulus quitó la vista del punto y dijo: Iremos después de clases, igual siento algo. 

 

Con eso se levantó y se fue de la sala. 

 

Los demás solo se miraron entre ellos. A diferencia de Pandora que solía hablar del futuro como si fuera un tejido creciendo entre sus manos, Regulus nunca hablaba de ello. 

 

Evitaba decir algo sobre ello. 

 

Los Slytherin lo dejaron ir, asumiendo que Regulus necesitaba un momento.

 

Al otro lado de la mesa, justo en el punto, Sirius Black se reía con sus amigos y su verdadero hermano después de semanas de silencio. 

 

 

Regulus se veía en el espejo, había bolsas moradas debajo de sus ojos. Se veía cansado. No volteo cuando alguien entró a los baños. Él solo dijo: Veo que se reconciliaron. 

 

—Sí, al parecer tu lectura fue correcta, hermanito. 

 

Sirius le dio una calada a su cigarrillo mientras se recargaba en la pared. Estaban en un baño que nadie ocupaba. Le pasó el cigarrillo a Regulus, él lo tomó y se le quedó viendo por un largo rato.

 

—Qué puedo decir, es mi don— respondió mientras se llevaba el cigarro a la boca. 

 

El cigarrillo sabía a mierda, pero el humo se sentía bien, a veces le recordaba a lo que sentiría. Regulus piensa que hay que conocer un sentimiento antes de conocer el verdadero, aun cuando la realidad sea diez veces peor. 

 

—Ahora es tu turno de cumplir la parte del trato — dijo después de unos minutos de silencio. 

 

—Claro, claro, toma— Sirius le entregó un cuaderno lleno de anotaciones y una poción— Sigo sin entender para qué quieres convertirte en animago, aunque me hago una idea. 

 

—No es para lo que crees— dijo Regulus mientras hojeaba en el cuaderno. 

 

—¿no? Acaso no quieres escabullirte de forma fácil con tus amiguitos mortifagos. 

 

Regulus cerró con un golpe el cuaderno y encaró a su hermano. O solo Sirius. O solo un cliente. 

 

—Limítate a terminar tu parte del trato Sirius, recuperaste a tus amigos como lo predije y te di un algo de magia para mejorar el “problema familiar” así que ahora que esto terminó, me gustaría que volvamos a fingir que no somos nada— dijo con veneno. 

 

Sirius solo lo miraba sin expresar nada. 

 

O tal vez, simplemente Regulus ya no podía leerlo. 

 

— Okey, Reg — aceptó— fue un placer hacer tratos contigo. 

 

Le ofreció la mano, después se dio la vuelta y salió del baño. Esa fue la última vez que habló con su hermano sin gritar. 

 

Sirius a veces piensa en regresar allí y decir un adiós, decir algo, gritarle a Regulus que diga algo. A veces sueña que lo abraza. A veces desea que Regulus regrese el abrazo. 

 

Después de eso, cambiaron a Regulus a su clase y ambos se gritaron un poco, después se ignoraron.

 

Después Regulus tenía sangre saliendo de sus ojos y palabras que no eran suyas en la boca. Regulus estaba en el piso, inconsciente y con sangre en todos lados. 

 

Recuerda que le dijo algo, sobre las sombras y el océano. Pero no se concentró en eso. Lo único que podía pensar era en el eco de su última frase: James, James, Jamie te veré primero.

 

Lo llevaron con Poppy y ella lo curó, cuando le dijeron que estaba bien Sirius decidió que era hora de irse. Una chica baja con universos en los ojos intentó detenerlo, no la escuchó. 

 

Cuando llegó a su dormitorio vomitó. Unas horas después, Sirius se encontraba a lado de Remus viendo el techo con lágrimas cayendo por sus mejillas. 

 

Regulus se fue de Hogwarts en su último año, un mortifago, eso dijeron. Cuando salía en batallas con la Orden deseaba que su hermano estuviera detrás de las máscaras. Deseaba herirlo y verlo sangrar. Deseaba verlo y decirle cosas que no le dijo jamás.

 

A veces veía a un gatito en las esquinas, no le prestó atención. 

 

Cuando Regulus desapareció Sirius lo supo, en el fondo lo sintió, pero era la guerra y su hermano estaba en el lado equivocado. Lejos.

 

No era su problema si eso lo mató. 

 

Sirius le gritó al cielo, mató algunos mortifagos. Dejo de hablar con Remus. 

 

Ellos decían cosas, sí, pero hablar, no. Ninguno decía nada. 

 

 El “problema familiar” regresó y luego James y Lily murieron y él casi mata a Peter y Remus, Remus…

 

Sirius entendió lo de las sombras y el océano. Al menos podía ver la luna desde su celda, aunque la hubiera perdido hace un tiempo.

 

Conoció a Harry y vio a James en él.

 

Conoció a Harry y escuchó a Lily en él. 

 

Conoció a Harry y deseó poder salvarlo como no lo salvó a él. 

 

En su caída a través del velo, Sirius escuchó a Harry gritando. Sirius trató de decirle que lo amaba, pero solo pudo centrarse en el hombre que sostenía a su ahijado. 

 

Vio a Remus por última vez y deseo muchas cosas, lo deseaba, lo quería, pero eso nunca pareció ser suficiente para ellos.  

 

Así que Sirius Black murió y luego despertó en un campo en Francia con Regulus, joven, a su lado. Y él solo dijo: 

 

—Shh, no digas nada, disfruta el sol. Te llevaré con James más tarde. 

 

Así que eso hizo. 

 

Se acostó a lado de su hermano y tomaron el sol. 

 

Sirius nunca fue bueno con las palabras, pero en ese momento no hacían falta, tenía a su hermano a su lado y eso se sentía bien.

 

Cayeron lágrimas por sus mejillas. 

 

 

La parte favorita de ser un gato para Regulus era la sutilidad que le brindaba. 

 

Regulus siempre ha sido parte de la vista de alguien todo el tiempo, sí, se encontraba a la periferia, pero aún a la vista. 

 

La mejor parte de ser un gato es la sutilidad. Nadie lo ve. Ni siquiera el futuro parece pensar en él. 

 

Cuando Regulus es un gato todo luce mejor, cuando Regulus es un gato no es él, cuando Regulus es un gato todo es más fácil. 

 

Cuando Regulus es un gato, un ciervo corre a su lado. 

 



Había noches en las que veía dormir a James y lo único que quería era fundirse en él. Decirle que lo tomara todo, Regulus le daría todo. 

 

Había días en los que lo veía reír al otro lado del comedor y simplemente le dolía, le dolía todo. Regulus desearía darle todo a la luz del sol, pero no podía. 

 

Había tardes en las que solo eran ellos dos y el bosque, el lago y las nubes. En las que James lo acariciaba mientras Regulus le leía poemas, mientras se acostaba en su pecho. Esas tardes Regulus se sentía completo, a lado de James. Esas tardes Regulus le daba todo lo que era suyo para dar. 

 

Tenía once años cuando todo se volvió ojos avellana, un pelo salvaje, lentes y piel del color del cacao. Tenía catorce años y odio ese todo. Se odio a sí mismo por anhelarlo. Tenía quince años y tuvo un sueño en medio de una clase. Y vio cosas que quisiera olvidar. 

 

Tenía quince años y todo se volvió canela, madera y lluvia. Todo se volvió chocolate, moca y manzanas, a eso sabía James. 

 

Tenía dieciséis y Barty le gritaba que le dijera ¿Por qué? ¿Por qué no habla conmigo Reg?

 

Unos días después dijo que lo seguiría, a Evan, lo seguiría a todos lados. 

 

Tenía dieciséis y Pandora le decía que no podía hacer nada, sus hermanos se iban volando lejos de ella y simplemente no podía sostenerlos. Ella decía: nunca he tenido miedo del futuro Reg, pero pensé que tendría más tiempo. 

 

Ella le dijo a Dorcas que ojalá no se hubiera enamorado, ella le dijo a Barty lo mismo. 

 

Ella le dijo a Evan que debió de haberse ido con su madre. 

 

Ella le dijo a Regulus: ojalá ninguno de los dos hubiéramos nacido. 

 

Tenía diecisiete años y fue marcado como ganado, vendido a un hombre que oscurecía todo. 

 

Barty y Evan lo siguieron. 

 

Pandora lo vio todo. Dorcas no recibió cartas de sus amigos esa navidad. 

 

Tenía diecisiete y James lloraba frente a él y ya no importaba qué hora del día fuera, porque James empezó a llorar y a mirarlo con odio. 

 

Él dijo: esa gente mata a mi gente, mata a la gente de mis amigos. 

 

Él dijo: esa gente te matará 

 

Él dijo: no puedo hacer esto, joder, te ofrecí mi casa 

 

Él dijo: ya ni siquiera puedo verte. 

 

Y Regulus se quebró. No sabe cuando comenzó a rogar, pero él rogó. 

 

Regulus dijo: por favor, no podía negarme 

 

Regulus dijo: Jamie por favor, por favor, 

 

Regulus dijo: podemos irnos, lejos, dejarlo todo, pero por favor Jamie, créeme. 

 

James ni siquiera lo miraba, se rió sin gracia cuando Regulus le rogó. 

 

Él dijo: oh, ¿ahora quieres irte? Pues no Reg. Tomaste tu decisión, ahora enfréntala. 

 

Y lo dejó allí. Sin decir más. 

 

Regulus era ese tipo de persona que da todo en el amor y que por ello fue obligado a no amar, cuando ama a alguien da todo lo que es suyo, lo da. Regulus tenía diecisiete cuando entendió que no podía darle todo a James, Regulus no podía darle su futuro, porque ni siquiera era suyo para dar. 

 

El día en que todos se enteraron que recibió la marca Regulus ya estaba muy lejos del castillo. 

 

Regulus se convirtió en un asesino a los diecisiete años. Una mujer que protegía a su niña de que se la llevaran, una mujer a la que ni siquiera miró a los ojos cuando lanzó la maldición. 

 

Una mujer a la que sólo recordaba porque tenía los mismos ojos de James. 

 

No fue la última, no fue la peor. No te vuelves un soldado de confianza ante los ojos de Lord Voldemort sin haber hecho cosas atroces. 

 

Vio morir a su amigo Evan, escuchó a su amigo Barty decirle que fue su culpa. 

 

Vio a Pandora llorar y decirle que una cosa era soñarlo y otra vivirlo. La vio caer al piso y desprenderse de los universos y quedarse en la tierra, la vio romperse, la vio llorar por su hermano, su gemelo, su igual. Se rompió y lloró por un hermano al que llevaba velando desde que tenía trece años. 

 

Después la vio irse muy lejos de todo esto. 

 

Ella dijo: Te amo, reg. Lo hago. Pero no puedo, ya no. No puedo perderte a ti también. No puedo vivirlo. 

 

Él sabía de qué hablaba, soñó con ello. 

 

Dorcas lo golpeó con una maldición en una batalla donde mató a uno de los suyos para salvarla. Lo miro desde el otro lado y había una lágrima cayendo por su mejilla. 

 

Dorcas lo dejó allí sin decir nada. 

 

Unas semanas después bebía en su nombre y en el de la mujer a la que murió vengando. 

 

Regulus fue a una cueva a los dieciocho años y nadie lo volvió a ver después. 

 

Se entregó a su futuro y le abrió los brazos a la muerte.

 

Regulus Black tenía dieciocho años eternos cuando se despertó y alguien que le susurraba le quitaba su don. Y ya no soñaba. 

 

Regulus Black tenía dieciocho años eternos cuando volvió a ver a James Potter. 

 

… 

 

Es extraño, hablar de ello. Ponerlo en palabras. En significantes y significados. Es extraño. Porque está allí, pero Regulus no puede saberlo, lo siente pero no puede decirlo. Es extraño porque cuando las garras lo lanzaban al fondo del lago y en su mente no había nada más, no pensó mucho en lo que pasaría después. Es extraño porque ya ni siquiera le importó. 

 

Es extraño porque en un segundo estaba sintiendo dolor y el frío de la muerte y al otro se encontraba aquí. 

 

Es extraño porque algo le dice que no tiene que moverse del lago. 

 

Es extraño porque Effie y Flemont lo perdonaron por la poción. Es extraño porque no vio a su padre por ninguna parte, aun cuando pensaba que él merecía estar en el mismo hoyo que toda su familia.  

 

Es extraño porque no sabe cuánto tiempo ha pasado. Es extraño porque todo es silencioso y casi nunca es silencioso. No con él al menos. 

 

Es extraño porque él que ve como su igual recibe a los demás que llegan. Es extraño porque Regulus recibe a James. Y todo vuelve a ser ojos color avellana y piel del color del cacao. 

 

Es extraño porque Regulus pensó que valdría la pena lo que hizo, que sería algo más que una baja, que un suicidio. Pero no fue así, porque así no funciona la vida. 

 

Aunque ya no están allí, están aquí. Regulus lleva a James Potter con sus padres y luego a Lily Evans con James. 

 

Y James lo ve con amor cuando la abraza. Y ella no lo ve con odio cuando la toma de la mano para llevarla con sus padres. 

 

Regulus espera en un campo y su hermano aparece a lado suyo. Y es extraño. 

 

Es extraño cuando lo ve abrazando a Flemont y Effie. Cuando ellos quieren extender el abrazo hacia él pero él no los deja. 

 

Es extraño cuando se deja abrazar por James y se siente completo. 

 

Es extraño cuando después de tanto buscar, encuentra a Evan y a Barty juntos en una fogata a lado de un bosque. Es extraño porque encuentra a Dorcas besando a Marlene detrás de un centro comercial. 

 

Es extraño cuando su hermano no es su hermano, es Canuto y recibe a su lunas. 

 

Es extraño cuando James encuentra una rata perdida y le da un pedazo de queso. Es extraño porque todos saben quién es la rata. Es extraño porque todos saben que no perdonarán al hombre que se esconde tras la rata. 

 

Es extraño porque aún la reciben cada vez que va a pedir comida. Es extraño porque Canuto, Cornamenta y Lunas corren alrededor de ella. 

 

Es extraño porque Regulus ya encontró a todos y sigue esperando. 

 

Es extraño, pero deja de serlo cuando ve a Pandora abrazando a su hermano. Diciéndole hola a Dorcas, dándole una palmada a Barty.  

 

Deja de serlo cuando alza la vista y lo mira, y Regulus por fin se encuentra en paz. Rodeado de sus amigos, con el hombre que amo y su hermano en algún lugar en el más allá. 

 

Es extraño porque Pandora es su alma gemela y su igual. Y por fin la encontró. 

 

Ella dice: Tuve una hija 

 

Ella dice: La llame Luna.

 

Ella dice: Tiene mis ojos, pero no hay universos en ellos. 

Ella dice: Cuando sea el momento la recibiremos juntos. A ella y a los que faltan. 

 

Y Regulus con sus eternos dieciocho años por fin llora en los brazos de su mejor amiga.