Encuentro en la Nieve

Harry Potter - J. K. Rowling
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Encuentro en la Nieve
Summary
Draco ha vivido como muggle durante cinco años y le quedan dos más según su condena después de la guerra.Si tuviera su varita, Draco no estaría atascado en la ruta rodeado de nieve, pero por suerte, ha aprendido varias costumbres muggles. Y por suerte, su eterno salvador apareció para salvar la vida de su bebé y la suya.El problema es que desde entonces, Potter aparece demasiado en su vida, aunque siempre para salvarlo. Draco sabe que no debería volverse dependiente del héroe del mundo que debió dejar atrás, pero se le derrite el corazón al ver a Potter con Scorpius en brazos.A los 16 años Harry Potter era demasiado joven para darse cuenta que su obsesión por Malfoy era más que fuerza ejercida por haberlo tomado como su némesis o el origen de las cosas oscuras que pasaban en Hogwarts.A los 23 años, Harry puede darse cuenta que lo sintió por Malfoy era atracción. Hoy, viendo a Malfoy con su hijo, haber ayudado a traer a su hijo al mundo, puede identificar que lo que siente por él es un deseo demasiado fuerte.Hoy, Harry sabe que quiere ser el esposo de Draco y el padre de Scorpius. El tema es ¿cómo atravesar las capas que Malfoy ha construido a su alrededor? ¿Tiene una oportunidad?
Note
Un fic que la verdad escribí en el celu. Tiene capítúlos muy cortos a diferencia de la saga que estoy haciendo. Es como me refresco (?). Cliché tal vez jajaja pero bueno.Este fic:No sigue el epilogo. No existe el Epilogo en este fic.La guerra sí pasó. Vincent si murió. Draco si hizo todo lo que hizo.Harry si salió con Cho y con Ginny.
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10 Malfoy Potter

10

Malfoy Potter

Navidad.

Draco, después de haber perdido su visita de noviembre a Malfoy Manor, al fin pudo ver a su madre. Harry fue con él y Scorpius. No usaron Red Flú por Scorpius, demasiado pequeño para ese tipo de experiencia, por lo que Harry terminó manejando, dejando que cuando veían nieve obstaculizando el camino, pudiera permitirse lanzar hechizos. La magia se sentía genial, como si hubiese esperado demasiado para volver a ser invocada, lo que de cierta manera era cierto. Cinco años. 

Aun así, a Draco le estaba costando dejar atrás ciertas costumbres muggles. La cocina era una de ellas, algo que a Kreacher la verdad no le gustaba nada cuando estaba en casa de Potter. Dejar que saliera agua caliente de la canilla, no veía la necesidad de usar un hechizo, salvo para la bañera de Scorpius. Ah, y su biberón. Intentaba usar la magia colo para cosas necesarias o aquellas que involucraban a Scorpius. 

 Malfoy Manor aquella tarde lucía distinta. Alguien había puesto algunas decoraciones afuera, Draco se preguntó si por intervención de Harry, una pregunta tonta, porque la respuesta por descontado era un gran y rotundo sí. Cuando entraron, Draco pudo ver otras decoraciones, mostrando así un poco de magia. Estas si eran resultado de su madre, que tenía una gran colección de artículos navideños. Era lo más mágico que se veía en el año en aquella mansión. 

—Madre —saludó cuando la vio, trayendo consigo el carrito donde descansaba Scorpius. Con algo de dolor, notó que Narcissa Malfoy, su amada madre, la mujer que le mintió a Voldemort por él, y que le dio a Harry su oportunidad para ganar la guerra, había envejecido. Su cabello estaba más blanco que rubio, pero aun así, al verlo, algo en ella se iluminó. Aunque esa luz no se comparó con cuando conoció al bebé Scorpius.

—¡Oh, Draco! Es hermoso. ¡Oh, como tú cuando eras un bebé! Narcissa lloró de emoción. ¿Cómo lo nombraste?

Scorpius su madre se sintió tocada. Por la tradición de tu familia, madre. Ya te había dicho que tenía intenciones de seguirla. ¡Oh, por favor! No llores, mujer.

¿Cómo no llorar? Has nombrado a mi nieto con una tradición importante para mí. Y has escogido un nombre que la familia no ha ocupado. Es un nombre muy lindo —ella sorbió su nariz y miró a Harry—, ¿no piensa igual, señor Potter?

Sí. Sí —respondió Potter. A Draco le sorprendió todo lo que su madre tardó en reparar en su presencia. 

Por cierto, ¿a qué debo su visita? ¿Pasó algo con el auror a cargo? ¿viene a controlar la visita de mi hijo y mi nieto?

La respuesta era no. De hecho, había un guardía, pero al ver a Harry se quedó fuera de la sala.  Draco y Harry intercambiaron una mirada y solo entonces Harry se adelantó unos pasos, colocando una mano sobre la espalda de Draco. Él podía con esto. Le dio una mirada a Harry que decía que confiaba en él y Harry pareció entenderlo, porque pronunció muy bien sus siguientes palabras:

Amo a su  hijo.

La casa se quedó en silencio. De repente, lo único que podía oír era los latidos de su corazón golpeándole contra el pecho. Intentó leer la expresión en el rostro de su madre, pero nada. 

—Potter —susurró Draco y respiró hondo. Harry —se corrigió, mirando a su madre. Narcissa lo miró, me ama, madre. Y yo... Lo miró y sonrió, también lo amo.

Narcissa los miró a ambos con los ojos abiertos de par en par. Scorpius, al verse olvidado emitió una queja que solo hizo que se babeara el cuello. 

Draco, si esto es... —su madre suspiró—. Me enteré que te devolvieron la varita, si fue a cambio de…

No se trata de eso Harry estaba enojado de sola insinuación—.  Lo amo, señora Malfoy. Siempre, desde sexto, incluso de antes. Y él me ama.

Draco tiene un hijo —contraatacó su madre. 

Draco se movió incómodo.

Respecto a eso, madre —dijo—. Mi bebé se llama Scorpius Hyperion Malfoy Potter.

¿Qué?

—Feliz Navidad, madre —dijo con una sonrisa, la mejor que podía mostrar en ese momento. La cara de su madre se desfiguró y Draco puso los ojos en blanco. Lo amo, madre.

 

A Harry se le llenó el corazón de amor por como Draco lo estaba defendiendo en este momento.  Respiró hondo y volvió a enfrentarse a Narcissa.

Señora Malfoy, ¿me permite casarme con su hijo?

Le dije que no lo hiciera, pero insistió —se apuró en decir Draco—. Escucha madre, tu respuesta será lo de menos. Yo ya he dicho que sí. Mi palabra es la que vale. 

Narcissa Malfoy se tomó varios minutos para dar una respuesta. Su mirada iba y venía, miraba a Scorpius, a Harry y a él. Finalmente, respondió:

—Tiene mi consentimiento, señor Potter.

Harry —la corrigió él—. Será mi suegra, seremos familia. Harry, por favor.

Narcissa entonces.

Cuando el reloj dio las doce, Scorpius dormía en su moisés y Harry volvió el rostro para buscar el de Draco, dándose un montón de tiernos besos.

Esa navidad, cayó una de las nevadas más grandes del invierno. 

***

Once años después.

El expreso a Hogwarts rugía. Niños, niñas, adolescentes, padres y madres corrían con carritos en los que lechuzas gritaban molestas ante las sacudidas. Harry y Draco no eran de esos. No, ellos habían llegado temprano, ayudando a su hijo y a Teddy que había pasado ese verano con ellos a subir al tren y ahora los esperaban para decirle adiós. Al menos hasta las fiestas.

Harry estaba muy nervioso.

Scorpius ya sé olvidó de nosotros, Draco dijo seriamente. Teddy ya había regresado para despedirse antes de perderse con sus amigos.

Su esposo, Draco Malfoy Potter, puso los ojos en blanco a su mohín. 

Potter siendo dramático dijo, revolviendole el cabello, aunque no lo necesitaba—. ¿Debería extrañarme?  

—No estoy siendo dramático, Malfoy

—Oh, ¿acabo de dejar de ser el señor Potter? ¿Justo el primer día en que nuestro hijo se marcha a Hogwarts? 

Harry respiró hondo y se relajó. Draco bromeaba, por supuesto. Así era como buscaba tranquilizarlo y volverlo al mundo de la verdad. Por supuesto que Scorpius no se había olvidado de ellos. Solo entonces, logró sonreírle. 

—No sea tonto —le dijo, tomándolo de la mano y atrayéndolo hacía su persona—. Gracias por distraerme. 

—De nada. 

Finalmente, Scorpius apareció. Su hijo tenía el cabello rubio, desordenado, pero lacio. Sus hijos grises brillaron en disculpa. No era tan alto como la mayoría de los niños de once años, pero eso era lo de menos, ya que era un niño de once años saludable. 

Lo siento dijo, mirándolos a ambos. Me encontré con Rose y la ayudé con su carro se encogió de hombros.

Harry asintió. Scorpius no podía negarse a ayudar a nadie. Draco solía decirle que era por su influencia, que le había contagiado su complejo de héroe. Harry sabía que Draco estaba feliz con eso porque callaba un poco los rumores que circulaban por ahí, aquellos que decían que Scorpius no era hijo de Harry, que Draco lo había engañado. Afortunadamente, Scorpius era demasiado parecido a Draco y no había forma de demostrar esos rumores. Que Scorpius se pusiera a disposición para ayudar a todo el mundo era lo que usaban los que estaban a favor de que sí era un Potter (como si ser buena persona dependiera de tu sangre) pero al menos su hijo tenía defensores. Once años y de vez en cuando salían grandes debates al respecto en El Profeta.

Suspiró, Rose y Scorpius eran muy buenos amigos. Las cosas con Ron estaban bien, solo fue un grano muy molesto el primer año. Ahora, hasta tiene un horario a la semana reservado para jugar ajedrez solo con Draco. 

—Voy a extrañarte mucho Scorpius hizo una mueca a sus palabras, a Harry no le importó y se tiró a atraparlo en un abrazo. 

—Papá —se quejó Scorpius. Harry no quería soltarlo.

 Rayos.

Harry —era la voz de Draco. 

Papá —la voz de su hijo sonaba ahogada y tuvo que soltarlo. Vio a su hijo abrazar a Draco, de forma tranquila, educada, todo muy Malfoy. Luego, lo vio subirse al tren y sacudir su mano en su dirección antes de perderse en un vagón. 

 Cuando el tren se fue, sintió los dedos de Draco entrelazarse con los suyos. El corazón de Harry se estremeció al ver a su esposo, los ojos grises llenos de luz, el pelo rubio cayéndole sobre la frente. Era tan fuerte. Él en cambio… estaba llorando. 

—Estará casi todo el año, será así por siete años —dijo—. Cuando termine, será mayor edad. Vendrá a casa por ese verano, conseguirá que George le de trabajo en su tienda, y con su primer sueldo se alquilará una habitación en el Callejón Diagon y nos dejará. 

—Él no hará eso. 

—Si lo hará. 

Draco suspiró. 

—De acuerdo, pero es la ley de la vida. ¿Me ves llorar a mi? No —Harry estaba seguro que se desmoronaría al llegar a casa, pero no se lo diría—. Sé que crecerá, elegirá su profesión, se casará, tendrá hijos. Solo podemos estar ahí cuando nos necesite. Y será un niño por seis años más al menos. Vendrá para las fiestas y los veranos, Harry. Sobrevivirías. Además —Draco dudó—, disfrutaras de otro por once años más antes de que vaya a Hogwarts.  

—¿Qué? —Harry dejó de llorar. Oh. No dijo. Draco alzó una ceja. 

Sí. ¿No estás contento, Potter?

En respuesta, abrazó a Draco en plena estación y lo besó.

—Demasiado, Malfoy Potter. Te amo, Draco. Obvio soy feliz. Muy feliz.

—Yo también te amo.

 

Fin

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