The Missing parts of History [Traducción]

Harry Potter - J. K. Rowling
Multi
G
The Missing parts of History [Traducción]
Summary
En retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso.Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vida mientras vivía en los años 50.Por extraño que parezca, Orion Black no se parecía en nada a lo que esperaba. Abraxas Malfoy tampoco. O sus amigos, en su mayor parte.Honestamente, tratar de mantenerse al día fue agotador.
All Chapters Forward

Chapter 45

Junio de 1955
Parte 1


-Buenas noches, Sr. Hadrian-.

-Buenas noches, Matt-. Dijo en el mismo tono. Cada vez que veía al niño, su forma de hablar se parecía más a la de su cuidador. -¿Cómo estuvo tu día?-.

-Fue un día-.

-Ya veo. ¿Vas a alquilar un libro, o vas a quedarte un rato-.

-Me quedo, el Sr. Morgan tiene cosas que hacer-.

-Bueno, hoy tenemos libros nuevos para la sección infantil, ¿qué tal si vas a ver si te gusta alguno?-.

-Gracias, Sr. Hadrian-.

-De nada, Matt-.

El chico caminó con confianza hacia la zona que le habían asignado, deteniéndose junto a las pequeñas estanterías -(de tamaño infantil, para que no tuvieran que pedir ayuda para alcanzar un libro)- y leyendo títulos a su paso.

A pesar de ser un vampiro, sólo tenía cinco años. Había tenido la suerte, si se podía llamar así, de ser el encargado de su zona la primera vez que había entrado en el local y un cliente maleducado había intentado echarlo. El pequeño Matt, Matthew Rickett, que entonces sólo tenía cuatro años y un trauma muy reciente, había empezado a lamentarse y a intentar esconderse detrás del mostrador.

Dicho cliente maleducado no había vuelto después de que Hadrian le hubiera dejado claro que el niño tenía todo el derecho a entrar en la tienda. Nunca había entendido el odio contra otras especies, la verdad, primero Lupin por ser hombre lobo (lo habían convertido más o menos a la misma edad, Sirius lo había dicho, y seguía odiándolo como si hubiera sido culpa suya en primer lugar), y ahora este niño que no había hecho nada malo excepto preguntar si sabía leer.

Aquel día había estado muy indignado, e incluso Marta se había mantenido alejada de él por ello. El pequeño Matt había sido entonces una bolita pelirroja de dulzura, a sus ojos. Tenía la piel muy blanca -(entonces no había sabido que era un vampiro, había estado muy confuso con la situación para ser sinceros)- y los ojos azules más grandes y redondos que había visto nunca. Era un niño muy delgado, muy asustado y... bueno, lo había perdido.

Ahora sabía que Matt sólo venía durante su turno, lo que significaba que nunca venía los fines de semana. Hadrian estaba bastante seguro de que el niño seguía asustado y se había encariñado con él porque había sido él quien lo había defendido, pero no importaba.

El tiempo pasó lentamente, Matt vino dos veces para informarle de un cambio de libro y hablar de ello. Algunos clientes compraron libros y, en una ocasión especial, tuvo que echar a alguien por intentar llevarse su comida a la zona de la biblioteca. Sinceramente, como si las normas no estuvieran escritas en letras enormes y brillantes en la fachada de la tienda.

Sólo supo que había llegado el momento de recoger sus cosas cuando Morgan, el cuidador de Matt, vino a recogerlo y a pagar la estancia de su pupilo.

-Buenas noches, señor Evans-. Puso los ojos en blanco. No podía creer que considerara a aquel hombre una especie de amigo.

El hombre sólo tenía unos cuarenta años -(de nuevo, un vampiro muy joven para sus estándares, ya que lo habían convertido hacía unos diez años)-, pero actuaba como si llevara siglos vivo y sólo quisiera esconderse en un agujero durante el tiempo que tardara en morir de verdad. Hadrian estaba seguro de que eso se llamaba depresión, pero no lo juzgaría. Imagina que te calentaran cuatro quintas partes de la población mundial por existir, y que luego te encargaran cuidar de un niño vampiro durante toda la eternidad. Aunque Matt creciera en mentalidad, su cuerpo seguiría siendo el de un niño y, por lo tanto, necesitaría un guardián que hiciera las cosas por ellos.

Tal vez le habían dado a Matt una razón para vivir o algo así, quién sabía. Los aquelarres vampíricos protegían mucho a los suyos, incluso a los autodestructivos. Parecía que funcionaba, así que no criticaría sus métodos.

-Hola, Morgan. Eso será un galeón y tres sickles-. Era un testimonio de la frecuencia con que hacían esto que no tomó ningún tiempo para terminar.

-Estaba pensando, ¿tienes tiempo mañana? Unos cuantos amigos y yo nos vamos un rato al Reposo de los Mártires, los de siempre. Barty, Larson, Duncan, Aaralyn, los que ya conoces. Podrías unirte a nosotros-.

-Claro, porque llevar a un humano a un bar sólo para criaturas es una buena idea-.

No era la primera vez que le invitaban, y no siempre rechazaba la oferta. A pesar de que Orión era muy duro con él al respecto, el hombre parecía feliz de saber que tenía otros amigos y que no sólo estaba concentrado en los estudios y el trabajo. Decía que Hadrian se merecía vivir un poco mientras pudiera y no hacía más que animarle a salir cada vez que se le presentaba la oportunidad. A veces era con sus otros compañeros de trabajo, a veces con los vampiros.

Abraxas solía decirle que le tendría preparada una cura para la resaca por la mañana. Nunca se emborrachaba tanto, no le gustaba no tener el control de su propio cuerpo, gracias.

-Mientras no estés solo-.

-Bueno, incluso si estuviera tentado, mis N.E.W.T.s son en una semana. Voy un poco justo de tiempo-. Dijo, sacudiendo la cabeza y señalando los montones de notas que tenía a su lado en el mostrador. Morgan hizo una mueca y se detuvo en seco antes de alisar el rostro.

-Por supuesto, entonces, tal vez después de que haya terminado. ¿Debo suponer que no vendrás a trabajar hasta que termines con ellos?-.

-Oh, sí, ya he hablado con Marta, todos mis turnos los ocupará Frank, lo siento-.

-No hace falta. Despídete del Sr. Evans, Matthew-.

-Adiós, Sr. Hadrian. Le deseo suerte en sus exámenes-.

-Gracias, Matt. Los veré en un par de semanas-.

Con un último movimiento de su sombrero fedora, ambos vampiros desaparecieron calle abajo y él pudo por fin hacer la bolsa y dirigirse a casa.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-¿Lo tienes todo?-.

-Creo que sí... No encuentro mis apuntes de Encantamientos. Quería repasar antes del examen escrito-.

-Prueba con los de Teoría Mágica, ¿no intentabas compararlos hace un par de días?-.

-¡Bien!-.

Hadrian salió corriendo del salón, todavía como una bola andante de nervios y ansiedad. Abraxas le miró, divertido.

-¿Era así el año pasado?-.

-No tenía que llevar la cuenta de sus proyectos, así que en realidad esto es peor-.

-Al menos no es como en Hogwarts, todavía no ha tenido una crisis nerviosa-. Dijo el rubio sentándose en el sofá y cruzando una de sus piernas sobre la otra mientras apoyaba la cabeza en la palma de su mano.

-Gracias a Salazar por las pequeñas misericordias. No creo que eso hubiera servido de nada-. Abraxas resopló.

Sin embargo, a pesar de la fachada tranquila, podía reconocer las señales que delataban su propio nerviosismo. El dedo crispado y la forma en que trataba de evitar que sus piernas rebotaran, cómo sus ojos volvían una y otra vez al pasillo.

-¡Los encontré!-.

-Bien, ahora relájate, ¿quieres?-.

-Abraxas-. Dijo, molesto. A Abraxas le vendría bien un poco de tacto, había sido el tren descarrilado (esperaba estar usando la expresión correctamente, era una expresión muggle así que no estaba seguro) de su generación durante sus N.E.W.T.s. -Hadrian, prueba tu oclumancia como hicimos el año pasado, por favor, todavía tienes media hora antes de que tengas que irte-.

Hadrian... técnicamente hizo lo que le dijeron. Aunque prefirió simplemente sentarse entre ellos en el sofá y más que medio tumbarse sobre Orión por ello. No es que se quejara, ni mucho menos, en realidad, aunque podía prescindir del calor en sus mejillas o de la sonrisa socarrona de Abraxas.

Pasó un brazo por los hombros del adolescente y tiró de él para acercarlo, resistiendo el impulso de tirarle de la lengua al rubio.

Puede que accidentalmente hubieran condicionado a Hadrian una relacionar "mimos" con "calma", lo cual no era... ummm... ni esperado ni malo, pero quizá deberían sacar el tema más adelante. Después de sus exámenes, ya que ahora mismo necesitaba el consuelo, pero después sería mejor asegurarse de que Hadrian estaba realmente de acuerdo con ello.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Joder, odio las N.E.W.T.s, pensó, saliendo de su último examen del año. Estaba cansado, hambriento, estresado y dolido en sitios que no sabía que podían doler. Pero se había acabado, lo había conseguido, iba a tomarse un par de días para sí mismo pues Marta ya le había dicho que no le esperaría en el trabajo hasta el lunes para que pudiera recuperarse. Para él era una santa.

Entre las partes escritas de hora y media cada una (7 exámenes), las partes prácticas 2 (otros cinco exámenes) y los siete proyectos que había tenido que entregar y presentar delante de su supervisor, estaba dispuesto a no moverse en absoluto durante días.

No perdió el tiempo para salir del Ministerio y, agotado, se dejó caer en el sofá, enterrando la cara en uno de los cojines. Por mucho que odiara los viajes Floo, eran una bendición.

-Bienvenido a casa, Rian-.

Hizo un ruido que podría entenderse como un gemido, pero que se acercaba más a un gruñido. Lo que sea.

-Bien. ¿Qué tal hoy?-.

Repitió su sonido ahora favorito, sin ganas de levantar la cabeza o hablar. Era demasiado esfuerzo ahora mismo.

-¿Quieres que te prepare la ducha? Orión salió a traer comida, así que no tienes que hacer nada-.

Esta vez, tarareó. Para ser sinceros, Orión y Abraxas se habían portado muy bien con él, no le habían presionado en absoluto esta última semana, Orión se había acostumbrado a pedirle a Kreacher la comida y la cena para el número adecuado de personas que podía llevar con él y ambos se encargaban de su propio desayuno y siempre le tenían preparado el café.

Estaba muy agradecido, pero decirles eso podía esperar hasta mañana, les prepararía su desayuno favorito y buscaría la manera de devolverles el favor. Sólo de pensar que el año que viene repetiría toda la odisea por estas fechas le daba vértigo y esperaba que no les hubiera molestado demasiado.

-Muy bien, ¿quieres caminar o prefieres que te lleve en brazos?-. Se tomó un momento para pensar antes de extender el brazo.

Con cuidado, lo pusieron en posición sentada y sí, se aferró al rubio cuando lo levantaron, con las piernas rodeando su cintura y los brazos alrededor de su cuello, mientras escondía la cabeza en el pliegue de su cuello. Crecía y se rellenaba lentamente, así que aprovecharía mientras se lo permitieran, muchas gracias.

-Estoy en rojo-.

-Lo sé, mon soleil. Está bien, ahora puedes tomarte unos días para ti. Estoy muy orgulloso de ti-. Se arrimó más al hombre mayor.

Abraxas olía a rosas y fresas y un poco a tinta y pergamino, debía de estar trabajando antes de llegar y distraerlo. A Abraxas se le pegaban los olores de lo que estuviera haciendo, por eso siempre usaba una colonia fuerte para él. Aun así, se sintió un poco culpable, Abraxas podía llegar a estar muy metido en su trabajo pero, si lo sacaban de él a la fuerza o demasiado de repente, era poco probable que pudiera volver a concentrarse en él pronto.

Pero así era la capacidad de atención y concentración de Abraxas, no había nada que hacer al respecto que no se hubiera intentado ya. Esperaba que no fuera nada urgente.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

-Es un asunto muy personal, ¿no?-.

-¿Qué quieres decir?- Me preguntó.

Habían estado leyendo en el despacho. Dorus acababa de enviar otra carta a Adriano, aunque nada sobre La Poción, y Adriano había ido directamente a sus libros. Orión no tenía ganas de estar solo, así que lo había seguido con su propio trabajo.

La pregunta había surgido de la nada y ni siquiera sabía de qué estaba hablando.

-Lo de que a Druella no le importan los niños. Es muy personal para Abraxas-.

Frunció el ceño, tratando de encontrarle sentido a las palabras del adolescente. Le costó un poco, pero... -¿Por su propio nacimiento, quieres decir?-. Asintió. Ah, sí, eso tenía sentido. -En cierto modo, sí, claro que sí. Abraxas no puede entender toda la situación tal y como es, para él es simplemente... incomprensible que un padre no se preocupe por su hijo ni quiera cuidar de él, el hecho de que su propio nacimiento fuera menos que perfecto le hace ser aún más protector-.

-Yo tampoco lo entiendo, Orión-.

-Ni yo, pero cada persona es diferente. Lo que no entiendo es que Druella bloquee todos los caminos que Abraxas tiene para encontrar otras soluciones, o que sus padres la apoyen. Es irracional e infantil. Abraxas sería el primero en entender que ella simplemente no está interesada en ser madre a pesar de tener un hijo, pero si él se queda sin opción, es que...-

-Parece más bien que se vería obligado a suplicar-.

-Mucho-. Dijo. Y Abraxas lo haría, ante la posibilidad de que su propio hijo estuviera en peligro o directamente herido, Abraxas haría cualquier cosa. En el fondo de su mente, pensó que tal vez ese era el punto, usar a un niño para hacer que Abraxas se sometiera no estaría muy lejos si pensabas y entendías su comportamiento anterior. "Aún así, esa no es su única preocupación, sólo la que siente más acuciante y la que ha mantenido a raya a su familia durante mucho tiempo-.

-¿Cuáles son las otras?-.

-Su visión de los niños en general, su comportamiento extremista Purista de Sangre, su vida hogareña y las constantes peleas y desacuerdos que nunca se resuelven, tener sexo con su esposa, su desastrosa relación desde que se conocieron cuando Abraxas tenía ocho años y Druella nueve, su propio miedo a ser un fracaso como padre debido a sus -(a veces)- necesidades especiales. Sinceramente, elige lo que quieras-.

-No esperaba tanto-.

Se encogió de hombros. Realmente no debería ser tan fácil hacer tal moción, Madre le enviaría una maldición si lo viera. -Tampoco digo que Abraxas sea perfecto. Aún así, por mucho que odie decir esto, su mejor opción habría sido tener al niño cuanto antes y dejarlo estar, le habrían molestado mucho menos. Aun así, siempre voy a apoyar su versión de todo esto. Le presionaron demasiado, y Druella no estaba muy contenta con él al principio del matrimonio, y se lo hizo saber. No fue una sorpresa para nadie de nuestro grupo de amigos cuando un día Abraxas se dio la vuelta y no miró atrás-.

-Hmmm. ¿Es demasiado si pregunto por qué actuó así? Quiero decir, si se conocían desde hacía tanto tiempo, ¿no sabía ya con quién se casaba?-.

-Lo sabía, sólo que no le había importado. No conozco sus motivos, para ser honesto, no es algo de lo que Brax hable. Lo único que sé es que estaba tan contenta con ser la futura Lady Malfoy que no le importaba que Abraxas... extraño para los estándares de los sangre pura. O tal vez pensó que él cambiaría, o que ella podría cambiarlo. No sé qué se dijo a sí misma, pero chocó contra un muro con lo que fuera-.

¿Y no era eso triste, que todo esto podría haberse evitado si Druella hubiera mirado a Abraxas una sola vez y hubiera decidido que no lo quería más de lo que quería el título? Tal vez Abraxas se habría casado de todos modos, pero tal vez otra persona habría sido más comprensiva o habría estado dispuesta a llegar a un acuerdo. Así las cosas, Abraxas y Druella chocaban en todo y nunca llegaron a ningún tipo de tregua.

-Déjalo, por ahora no hay nada que hacer-.

-Es que me molesta. Mucho-.

-Tú más que nadie ya has hecho más que ayudar, así que ten paciencia-. Al ver que Hadrian asentía, volvió a su libro.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Sacó la lengua, arrugó el pergamino y se lo echó al hombro, podría recogerlo más tarde y deshacerse de él adecuadamente. En realidad el nuevo proyecto de Orión había sido una propuesta muy interesante y estaba decidido a hacerlo realidad.

Tenía muchos propósitos. Uno podría pensar que hacer fotografías de recuerdos no era tan importante. Pero, ¿y si quisieras tener una foto de la última vez que viste a un familiar antes de que falleciera? ¿Y si nació tu hijo y no estabas preparado para hacerle una foto? ¿Y los días buenos, como el que había inspirado la idea de Orión? ¿Por qué no ibas a tener recuerdos de ellos sólo porque estabas demasiado ocupado para coger una cámara?.

Sinceramente, había tantas situaciones en las que la gente deseaba haberse hecho fotos pero no había podido... ¿Y si a alguien le diagnosticaron demencia y sabía que lo olvidaría? ¿Y si alguien no había podido despedirse de un ser querido pero conocía a otro que sí lo había hecho? ¿Y si tu mejor amigo se marchara por una larga temporada y estuvieras tan ocupado despidiéndote que no te hicieras una última foto?.

Le encantaba tener recuerdos de Orión y Hadrian, no podía ni imaginarse no hacer suficientes fotos para recordar todo lo que vivieron juntos. ¡Esto podría deshacerse del problema por completo!.

Ahora estaba seguro de que los recuerdos frescos funcionarían mejor, así que si alguien quería que le hicieran una foto debería meterla en un frasco lo antes posible para asegurarse de que no se distorsionara o se olvidara o modificara parcialmente. Los recuerdos eran cosas delicadas, muy fáciles de perder y construir mal, así que se trataba de un trabajo muy delicado.

Por supuesto, probablemente sería mucho más complicado que unas fotos normales, pero los cálculos decían que era posible, sólo tenía que encontrar el método adecuado.

Tiró otro pergamino inútil y volvió a empezar, sólo le quedaban otros cientos de posibilidades por probar.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Estaba preparando la cena cuando, de repente, Abraxas soltó un aullido frustrado y se tiró literalmente al suelo. No sabía qué estaba pasando, así que miró a Orión en busca de ayuda. El hombre mayor no parecía impresionado por el comportamiento del rubio.

-¿Qué está pasando?-.

-¡No lo sé!- Orión guardó silencio, recostándose en el sofá. Esta situación le estaba poniendo de los nervios, pero se obligó a seguir a lo suyo. Abraxas volvió a hablar, -Es como si supiera que algo va a pasar con casi el 100% de claridad, es raro que pase, pero normalmente puedo saber lo que es. Creo que me falta información para hacer una conjetura informada, así que mis instintos están a flor de piel o algo así-.

-Bueno, eso debe ser frustrante. Sin embargo, no necesitabas tirarte al suelo como un niño. Ven aquí-. Orion dijo, ordenando suavemente.

Asunto repentinamente resuelto -(Orion probablemente iba a hablar en voz lo suficientemente baja como para hacerlo en privado y de hecho no oyó más conversación detrás de él)- se relajó de nuevo y se concentró en la cena como era debido. Treinta minutos más tarde, cuando se dio la vuelta para decirles que pusieran la mesa, los encontró en uno de los sillones, Abraxas sentado en el regazo de Orión a horcajadas sobre sus caderas y la cabeza en su hombro derecho, con la única mano que pudo ver aferrándose al otro hombro de Orión para apoyarse, mientras sus labios se movían sin emitir sonido alguno.

Ah, también había un encantamiento silenciador.

Orión tenía un brazo alrededor de la cintura de Abraxas, cuidadosamente colocado bajo la trenza que caía por la espalda del hombre mayor para no tirar de ella por accidente, mientras que el otro se movía lentamente arriba y abajo de uno de sus muslos en un movimiento relajante.

En realidad era tan íntimo (se veían tan bien juntos, que tomaría una foto si no fuera tan mal momento para hacerlo) que realmente no quería interrumpirlos. Bueno, era domingo, no importaba si cenaban media hora más tarde de lo habitual. Tomada la decisión, puso un encantamiento de estasis sobre la comida aún caliente y se fue a limpiar.

🌿🌿🌿🌿🌿🌿

Se pellizcó la pierna bajo la mesa, evitando que rebotara. Otra vez. Hablar con Orión la semana pasada le había ayudado durante un día antes de que su sensibilidad se disparara de nuevo. Era angustioso, y la ansiedad y la paranoia eran horribles de sentir.

Bebió más de su té -(lo hizo sentir caliente, como cuando era Orión y se acercó demasiado de repente y sus mejillas se pusieron rojas y su corazón se aceleró, su ritmo cardíaco estaba aumentando ahora también, su té no estaba ayudando tanto como él quería)- y tiró de su collar.

-Abraxas, compórtate-.

-No puedo evitarlo, madre-. Lo cual ella sabía, porque era un milagro que no estuviera teniendo un colapso ahora mismo. Pero da igual.

Se concentró en su cena. No tenía mucha hambre cuando estaba en la mansión, pero tenía que superar esto para poder irse.

Si al menos supiera lo que le pasaba, esto sería mucho más fácil. Maldita sea, pensó mientras tragaba otro bocado, la comida de Hadrian es mejor. Tal vez porque él mismo la hacía y siempre se aseguraba de condimentarla de manera que Abraxas pudiera comerla sin importar qué, los elfos domésticos simplemente cocinaban como siempre, ahora.

No había sido así cuando era más joven y se estaba adaptando, pero ahora se esperaba que fuera un adulto. A Hadrian no le importaba reducir las especias o los sabores para poder comer incluso en medio de una de sus sobrecargas. Eso no importaba aquí, porque "ya debería haber madurado". Morgana prohibió que se quejara también.

(Orión estaba bastante feliz de verlo comer incluso cuando sus papilas gustativas se quejaban de todo. Hadrian era el mejor en averiguar qué podía ayudar o al menos no empeorar las cosas. Él aún preferiría no meterse nada en la boca, pero estaban haciendo todo lo posible para ayudarlo durante esos momentos y realmente no podía lidiar con la cara triste de Hadrian cuando Abraxas no lograba unos pocos bocados a la vez. Era letal).

No hubo más conversación hasta que se terminaron los postres. Había evitado con éxito mirar a nadie y hacer cualquier comentario que pudiera hacer que le regañaran. Incluso se había mordido la lengua cuando mamá empezó a quejarse otra vez de sus uñas. Ja, como si ella pudiera evitar que llevara el regalo de Hadrian.

Se levantó despacio -(el mareo era cada vez mayor)-, pero las cosas empeoraron cuando su temperatura corporal aumentó. ¿Quizás estaba enfermo? Realmente no debería, no sin haber notado algo, pero aún así, si lo pensaba, entre el Bombardeo Natural que estaban sufriendo sus sentidos y una tal vez fiebre, sería normal que estuviera así de mal.

-Abraxas, ¿qué pasa?-.

-¿Eh? Yo no...- Se balanceó sobre sus pies. Mierda, tenía que volver a casa, odiaba estar enfermo en circunstancias normales, no podía quedarse aquí, solo, encima. -Debo irme ya-.

-Oh no, no lo creo-. Druella, que se joda.

-Yo...-

-Qué diría todo el mundo, si vas y te partes o te pierdes por el floo por culpa de la fiebre. No, tal cosa nos convertiría en el hazmerreír de los Papeles, y tengo una Fiesta a la que asistir en tres días-.

¿Cómo pudo...? Cierto, ella siempre había sido así. Él enfermó y ella se quejó de su imagen. Él hubiera preferido oír que ella estaba preocupada de que él pudiera salir lastimado, pero no, se trataba de ella. Claro que se trataba de ella. Lo que sea.

-Me voy a dormir esta noche, entonces. Debería estar mejor por la mañana-.

Fue a darse la vuelta, con un dolor agudo en la nuca haciéndose notar con el movimiento, cuando oyó hablar a su padre.

-Druella, acompaña a tu marido, no sea que se pierda en su propia ala-. ¿Por qué no podía dejar que se enfermara solo?.

Sus quejas no fueron escuchadas, sin embargo, y para cuando llegó a sus aposentos no tenía más energía para luchar contra ella. Intentaba, más bien en vano, controlar su cuerpo y mantener su mente en su sitio-.

(Quería a Orión, y a Hadrian, los quería ahora, no quería estar aquí, debía irse. No quería estar solo y estaba ardiendo y seguramente a sus amores no les importaría que se aferraran a él un rato, ¿no?).

Druella hablaba, pero él no entendía nada.

-...¿verdad, Esposo?-.

-No entiendo nada de lo que dices-. Oh genial, ahora estaba arrastrando las palabras.

Hubo un clic, una puerta cerrándose, el sonido del viento levantándose y haciendo que los árboles se movieran fuera de su ventana y de tacones altos haciendo clic en el suelo y él... él sólo necesitaba irse de aquí... él... no podía ver bien... había... él... no...

-No-.

-¿Eres tan niño ahora, Esposo, que no puedes meterte en tu cama por ti mismo?-.

-No me toques. Dije que no-. Intentó apartar las manos que le tocaban la túnica.

Era pegajoso e incómodo y no Orion. No Hadrian. Esas manos no estaban permitidas. Eran demasiado pequeñas y demasiado suaves y eran ásperas y estaban mal. Estaba mal, todo.

Él necesitaba... él...

Tropezó, tratando de retroceder, necesitaba salir, salir, ahora.

El dolor en su cabeza empeoró y él...

-Todo está bien, Abraxas. Estás conmigo, después de todo-.

-Cayó.

Forward
Sign in to leave a review.