
CAPÍTULO 17
«——————————»
CAPÍTULO 17
«——————————»
Harry estaba esperando en el punto de Aparición cuando Draco salió de Azkaban. No estaba seguro de cuándo llegaría; El aviso de su liberación simplemente decía: “Mañana”, por lo que Harry llegó a las seis de la mañana y esperó. Era solo una vieja parada de autobús en una calle abandonada del Norte de Londres, y Harry no había traído nada para leer, solo un ramo de flores marchitas de la tienda de la esquina. Después de media hora de espera, decidió que las flores eran una estupidez, en realidad, y las tiró.
Un poco después de las siete, apareció Draco, sosteniendo una bota vieja y andrajosa.
Harry se puso de pie.
—Hey —dijo.
Draco lo miró fijamente. Llevaba la misma ropa que había usado cuando lo arrestaron, que, dicho sea de paso, era la ropa de Harry: un suéter Weasley y un par de joggers.
—Hey —dijo.
—Me gustan las flores —dijo Draco.
—Probablemente podríamos aún… —dijo Harry, yendo hacia el contenedor y mirándolo con inquietud. La mano de Draco se posó en su brazo.
—Está bien —dijo. Dejó caer el Traslador en el basurero.
—¿Cómo estás? —preguntó Harry.
—Un poco cansado.
—Sí, por supuesto —dijo Harry, sacando su varita— Vamos a casa.
Draco frunció el ceño y sonrió al mismo tiempo.
—¿Casa?
—Oh, eh, mi casa, quiero decir… quiero decir, no tienes que venir. Puedes volver a la tuya, si lo prefieres. Pero pensé que todavía podría haber Knutters detrás de ti. Entonces, ¿Tenía todo listo? Pero…
—No, eso suena bien —dijo Draco— Tú casa.
—Está bien —dijo Harry— ¿Estás bien con la Aparición conjunta?
Draco asintió y Harry los apareció de vuelta en Grimmauld Place.
Harry llevó a Draco a la habitación en la que se había quedado antes, la que estaba junto a la suya.
—Puse algo de ropa nueva —dijo, señalando la cama— Pensé que querrías ducharte.
—Gracias —dijo Draco. Se miraron el uno al otro por un momento.
—Bien, bueno, baja cuando estés listo, hare panqueques.
—Me gustan los panqueques —dijo Draco.
—Sí —dijo Harry, sonriendo— Lo sé.
Draco también sonrió. Se veía exactamente como se sentía Harry: nervioso, educado, cansado. Se pasó una mano por el pelo sucio.
—Me siento repugnante —dijo. Sonaba arrepentido.
—Bueno, sí, ve a la ducha —dijo Harry, y fue a la cocina.
Draco tuvo una larga ducha. Harry puso la mesa con la porcelana fina que Kreacher siempre le presionaba para que usara. Salió y recogió unas cuantas rosas blancas inglesas y las puso en un pequeño jarrón de cristal. Hizo una pila de panqueques, las mantuvo calientas con un hechizo, y las puso sobre la mesa con la mantequilla y el almíbar en sus jarras de porcelana azul. El Sol entraba a raudales por la ventana de la cocina, suave y tranquilo, era un sábado. Draco estaba a salvo.
Estaba preparando una taza de té cuando Draco entró en silencio a la cocina.
—Oh —dijo, en tranquila sorpresa— Esto es adorable.
—Pensé: Primera comida de regreso.
—Se ve maravilloso —dijo Draco.
Él se veía maravilloso. Harry había elegido un par de pijamas, suaves y muy usadas. El cabello de Draco estaba húmedo. Parecía muy joven, de alguna manera.
—¿Estás bien? —preguntó Harry, después de que se hubieron sentado, y Harry había servido los panqueques.
—Estoy hambriento —dijo Draco— Esto parece… es como un sueño —él frunció el ceño— Espero que no sea un sueño.
Harry lo pellizcó.
—¡Ay!
—Es real —dijo Harry. Draco se rio.
—Bien —dijo— ¿Estás bien?
—Sí —dijo Harry— Te extrañe.
Draco tragó cuidadosamente su comida antes de sonreír.
—Yo también te extrañe.
El resto de la comida transcurrió en silencio. Draco estaba claramente concentrado en su comida, aunque seguía mirando a Harry y sonriendo. Harry, mientras tanto, parecía no poder dejar de sonreír. Comió sin ninguna noción de lo que estaba metiendo en su boca. No podía pensar en nada más allá de: “¡Está de vuelta! ¡Está aquí! ¡Está de vuelta!”.
Draco puso el cuchillo y el tenedor cuidadosamente juntos en su plato.
—Pensé que tal vez querrías una siesta —dijo Harry.
Draco miró su plato. De repente pareció bastante infeliz.
—Sí —dijo.
—¿Qué ocurre?
—Nada —dijo Draco. Miró hacia arriba— Bueno. En realidad. Una siesta suena un poco solitaria.
—Oh —dijo Harry.
—He estado solo, mucho tiempo.
—No soy muy bueno con las siestas —dijo Harry— Nunca puedo volver a dormir una vez que me he despertado.
—Lo sé —dijo Draco— No te preocupes por eso, solo estoy siendo estúpido.
—Yo… no quiero que te sientas incómodo, ¿Podría sentarme contigo hasta que te duermas? Como solía hacerlo, en el entrenamiento, ¿Eso es raro?
Draco pareció instantáneamente aliviado.
—Eso, eso sería bueno. ¿Si no te importa?
—No, quiero decir, quiero estar cerca de ti —dijo Harry.
—¿Tú quieres?
Harry se rio.
—Sí —llevó sus platos al fregadero. Cuando estaba de espaldas a Draco, se sentía más valiente— Después de todo, eres mi novio, ¿Verdad?
Hubo una pausa que probablemente solo duró unos segundos, pero pareció una eternidad. Harry echó agua sobre los residuos pegajosos y almibarados de los platos.
—Cierto —dijo Draco en voz baja— Cuando Harry se dio la vuelta, Draco estaba parado a solo unos metros de él. Todo el cuerpo de Harry se emocionó. Sus manos estaban mojadas, así que las secó con la toalla de mano, porque Draco se veía tan limpio, seco y cómodo. Draco observó cada movimiento que hizo.
Harry tomó la cabeza de Draco entre sus manos y tiró de él para darle un largo y lento beso. Draco le devolvió el beso, sus manos recorriendo diligentemente los costados de Harry.
—Realmente quiero una siesta, ¿Sabes? —dijo Draco, después de un momento— Sonaba bastante sin aliento.
—Lo sé —dijo Harry— Debes estar exhausto.
—Estoy tan cansado que me siento como si estuviera drogado.
—Pobre Malfoy. Vamos a llevarte a la cama.
Subieron las escaleras lentamente, repentinamente tímidos el uno del otro. Harry sabía que ambos estaban pensando en la última vez que se habían acostado juntos.
Fueron a la habitación de Draco. Draco se metió en la cama y Harry se sentó en la almohada a su lado.
—Me siento ridículo, pidiéndote que te quedes y me veas dormir —dijo Draco. Harry se inclinó y besó su sien.
—Es mucho menos espeluznante si tengo tu permiso.
Draco rio en voz baja. Sus parpados se cerraron lentamente, y en un minuto estaba profundamente dormido.
—¿Así que está arriba? —preguntó Timothy, colgando sobre el borde del sofá.
—Está durmiendo.
—¿Puedo ir a despertarlo?
—Eres un niño. No.
Timothy miró el reloj.
—Es casi la hora del almuerzo. Probablemente quiera que lo despierten.
—Estaba muy cansado —dijo Harry, sin levantar la vista de su periódico.
—¿Ustedes follaron?
Harry se dio por vencido con el periódico.
—No. Eres muy entrometido, ¿Lo sabías?
—Entonces, ¿Siguen saliendo, o qué?
—Sí. Lo estamos —dijo Harry.
Timothy tenía una mirada desagradablemente victoriosa en sus ojos.
—Estas feliz —dijo. Parecía presumido al respecto, como si la felicidad de Harry fuera un proyecto en el que había trabajado durante años y que finalmente se había hecho realidad.
—Por supuesto que estoy feliz —dijo Harry.
—No, pero, eres estúpidamente feliz.
—¿Y qué?
Timothy se acurruco en el sillón, irradiando presunción.
—Me complace que mi consejo haya funcionado tan bien para ti —dijo.
—¿Qué consejo? Has estado tratando de acostarte conmigo —dijo Harry.
Timothy agitó la mano con desdén.
—De no renunciar a él. Asumo toda la responsabilidad por tu felicidad.
—Eso es ridículo —dijo Harry.
—¿Qué es ridículo? —preguntó Draco, desde la puerta.
—¡Estás despierto! —exclamó Timothy, poniéndose en pie de un salto— ¡Draco! Soy yo, Timothy.
Draco se rio con indulgencia cuando Timothy fue abrazarlo.
—Te ves bien —dijo Timothy— Pensé que estarías todo, perseguido por los fantasmas de tus fechorías.
—No visiblemente, gracias a Dios —dijo Draco— ¿Qué hora es?
—Mediodía —dijo Harry— ¿Quieres almorzar?
Draco tenía un brazo alrededor de Timothy, quien lo miró con algo cercano a la adoración.
—Vaya. Si quieres… —dijo Draco.
—¿Qué quieres tú?
Los dedos de Draco temblaron sobre el brazo de Timothy.
—Me siento un poco reprimido —dijo.
—¿Ahora? —dijo Timothy, su voz volviéndose sensual— ¿Algo en lo que pueda ayudar?
Draco se rio. Se reía mucho con Timothy, pero de alguna manera no de una manera que pusiera celoso a Harry.
—Estaba pensando más en una caminata.
“Por supuesto”, pensó Harry. Draco había estado encerrado durante un mes.
—Vamos al parque —dijo Harry— ¿Quieres que venga Timothy?
—Cuantos más, mejor —dijo Draco, antes de que Timothy tuviera tiempo de indignarse ante la perspectiva de quedarse fuera.
Era un día luminoso y frio; invierno a la sombra y verano al Sol. Fueron al parque cercano y caminaron por los caminos de tierra, sin tocarse. Draco usaba un abrigo sobre su pijama.
—¿Cómo es Azkaban? —preguntó Timothy.
—Timothy —dijo Harry— ¿No puedes darle un minuto?
—Es frio, oscuro y solitario —dijo Draco.
—¿Había Dementores?
—Algunos. Menos que la última vez.
—¿Fue diferente a la última vez? —preguntó Timothy.
—Sí. Más fácil —dijo Draco.
—¿Por qué?
—Porque estaba bastante seguro de que tenía algo a lo que volver —dijo Draco. Harry lo miró.
—¿Pero no estabas seguro? —preguntó Harry. Draco le devolvió la mirada.
—No, no estaba seguro.
—Traté de que Harry se acostara conmigo, pero no lo hizo —dijo Timothy.
Draco se rio.
—Mala suerte, Timmy. Quizás la próxima vez.
—No te habría importado si nos acostáramos, ¿Verdad? —preguntó Timothy.
—Me habría importado mucho —dijo Draco.
Timothy parecía genuinamente sorprendido.
—¡Pero no habría significado nada!
—El sexo siempre significa algo para mí —dijo Draco.
Timothy parecía pensativo.
—Yo no sabía eso —dijo— Eso es muy decepcionante.
—¿Por qué?
—Porque realmente estoy buscando un trío.
—Timmy, hay mucha gente atractiva fuera de esta casa —dijo Draco.
—Oh, él sabe —dijo Harry— Se ha traído bastantes de ellos a casa.
—Hablando de eso —dijo Timothy— Creo que esa es Teresa.
—¿Teresa? —preguntó Harry.
—Pelo azul. Todavía estoy tratando de averiguar si están interesados. ¡Hey, Teresa!
Al otro lado del parque, alguien con cabello azul miró hacia arriba. Timothy saludó con entusiasmo y ella le devolvió el saludo.
—Correcto —dijo Timothy— Me voy a pastos más verdes. ¡Nos vemos en la casa!
—¿Te preocupas por él? —preguntó Harry, mientras Timothy caminaba hacia su pretendiente de cabello azul.
—Él está resolviendo las cosas —dijo Draco.
—Debe haber tenido dos docenas de aventuras de una noche mientras no estabas.
Draco movió la cabeza, pensativo, como si estuviera tratando de averiguar qué decir.
—Es así, a veces —dijo.
—¿Qué quieres decir?
—Después de Croome, no quería que nadie me tocara. Creo que Timmy quiere que todos lo toquen. Él… encontrará un equilibrio, eventualmente, creo.
—Le gustas mucho.
Draco sonrió.
—Somos amigos —dijo.
—¿Cómo… cómo está Goyle? —preguntó Harry.
Draco miro hacia abajo.
—Lo siento por eso —dijo— Sabía que te estaba traicionando cuando lo hice.
Harry hundió los puños más profundamente en sus bolsillos.
—Realmente no se sintió como una traición —dijo— En cierto modo lo entendí. Yo habría hecho lo mismo por Ron.
—Yo no era un agente doble, ya sabes.
—No, lo sé —dijo Harry.
—¿Lo sabes?
Harry agarró las muñecas de Draco.
—Sí. Al principio no estaba seguro, pero ahora lo sé.
Draco asintió.
—¿Le creíste a Hermione? —preguntó Harry— ¿Cuándo dijo que te había traicionado?
—No —dijo Draco— Bueno. Lo hice. Pero no quería creerle. Decidí no creerle. Aunque en realidad lo hice. Fue una gimnasia mental bastante complicada.
—Así fue para mí también. Decidí creerte.
Draco estaba mirando la mano de Harry en su muñeca.
—Y luego viniste a verme a la celda de detención…
—Me preocupaba que pensaras que lo decía en serio —dijo Harry— Sobre querer golpearte.
—Pensé que lo decías en serio —dijo Draco, lentamente— Pero decidí creer que no lo era.
—Es muy difícil no besarte ahora mismo —dijo Harry.
—Tal vez deberíamos aprovechar la oportunidad de tener la casa para nosotros solos mientras Timmy trata de seducir a quienquiera que haya sido —dijo Draco.
—Esa es una muy buena idea —dijo Harry.
—Estoy muy lleno de ellas —dijo Draco, y se fueron a casa y se besaron durante mucho, mucho tiempo antes de tener sexo. Lento, duro y maravilloso.
—Creo que esto va a funcionar —dijo Harry después. Estaba sosteniendo a Draco con mucha fuerza, como si pudiera exprimir la melancolía postcoital de él.
—Siempre es sencillo, cuando estamos en la cama —dijo Draco.
—Pero quieres que funcione —dijo Harry.
—Ya está funcionando —dijo Draco.
Hermione había hecho arreglos para que Draco fuera transferido al sector de Economía Mágica del Departamento de Misterios. Era una posición Inefable de tiempo completo; sin “segundo empleo”.
El Diario “El Profeta” tuvo un día de campo.
“MORTÍFAGOS TOMAN EL MINISTERIO… ¿OTRA VEZ?”. Decía el titular.
—Pensé que eras el último Mortífago que quedaba —dijo Timothy.
—Una raza en extinción —dijo Draco, comiendo tostadas mientras hojeaba el artículo.
—Es una completa mierda —dijo Harry— Realmente no me molestaría en leerlo.
—Oh, mira, Granger ha dicho algo agradable sobre mí —dijo Draco.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
La heroína de guerra increíblemente hermosa, Hermione Granger defendió la reciente decisión del DdM9. “Draco Malfoy es un hombre diferente y, francamente, incluso si no lo fuera, sería el mejor para el trabajo. Su habilidad en economía supera todo lo que hemos visto antes en el Departamento”
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
—Parece que tengo una oportunidad con la increíblemente hermosa heroína de guerra, ¿No?
—No digas cosa así alrededor de Ron, ¿Quieres? Me gusta tu rostro intacto —dijo Harry.
—¿Cuándo vamos a hacer eso? ¿Los tragos?
—Pronto —dijo Harry. Quería que Draco se acomodara un poco, primero. Claramente todavía estaba conmocionado por su tiempo en Azkaban. Si Harry usaba el baño en la noche, Draco siempre se despertaba cuando él no estaba. Harry regresaba y lo encontraba sentado con la cabeza entre las rodillas, respirando profundamente.
—Está bien —decía Harry.
—Lo siento.
—Está bien. Todavía estoy aquí.
Harry sabía que a Draco le horrorizaba quedarse solo; particularmente en la oscuridad.
—Lo siento —dijo Draco, cada vez que sucedía.
—Está bien —dijo Harry— Me gusta ayudar.
—Estaré bien en unas pocas semanas —dijo Draco. Esto no resultó ser cierto. Continuó despertándose en la noche, con los ojos muy abiertos y desolado.
Pero a Draco le encantaba su nuevo trabajo y a Harry le encantaba tenerlo cerca. Almorzaban juntos la mayoría de los días en la cafetería subterránea. A veces se les unía Hermione y sus colegas, o los de Harry. Los compañeros de trabajo de Draco tardaron en asociarse con él.
—Sin embargo, lo harán —dijo Harry— Todos en nuestra cohorte te aman.
Eso era cierto. Aquellos que habían conocido a Draco como L eran todos leales a él. Harry estaba seguro de que los colegas de Draco en Economía Mágica pronto superarían sus prejuicios.
—No hará daño que él pase tanto tiempo contigo —dijo Hermione.
En casa, Draco y Timothy siempre estaban juntos.
—No estás celoso, ¿Verdad? —preguntó Timothy.
—No —dijo Harry, aunque lo estaba, un poco. Pero Timothy hacia reír a Draco, y eso valía un poco de celos.
Draco había regresado durante un mes antes de tomar unas copas con Ron. Consiguieron tragos fuera de un pub en una tarde soleada. Draco le trajo a Harry su bebida y se sentó a su lado con una expresión tensa y con la mandíbula apretada.
—Malfoy —dijo Ron.
—Weasley —dijo Draco, bajando la cabeza.
—¿No es esto agradable? —dijo Hermione.
—Sería mejor si el Hurón no estuviera aquí —dijo Ron. Draco sonrió.
—Con cierta distancia, seguramente podemos estar de acuerdo en que transfigurar niños en pequeños mamíferos no es una forma apropiada de castigo —dijo.
—Lo mejor que hizo Ojoloco Moody —dijo Ron.
—No era Ojoloco —dijo Draco. Su mano encontró la de Harry debajo de la mesa— ¿Recuerdas? Era Barty Crouch Junior, disfrazado.
—Es extraño, ¿No es así? ¿Cómo fue uno de los mejores maestros de Defensa que hemos tenido? —dijo Hermione, evidentemente ansiosa por alejar el tema de los hurones.
—Sí —dijo Harry, tomando un largo trago de su vaso de cerveza. Sintió la misma sensación de pena teñida de culpa que experimentaba cada vez que aparecía Ojoloco. Había llorado su muerte, la del verdadero Moody, pero no fue hasta mucho después que se dio cuenta de que apenas lo conocía. Era un mortífago con Multijugos en el que había confiado y al que admiraba.
—¿Papas fritas? —ofreció Draco. Harry sabía que era para alejar su mente de Moody.
—Gracias —dijo, tomando una.
Ron había observado la interacción.
—Así que, en serio Malfoy —dijo— ¿Qué estás haciendo con Harry?
Draco se recostó en su silla.
—Saliendo con él, creo.
—¿Por qué? —preguntó Ron.
—¿Por qué estás con Granger? Confío en que no sea por su sentido de la moda —dijo Draco.
Hermione hizo un sonido de dolor.
—Lo siento —dijo Draco disculpándose— Daños colaterales. Feliz de darte un cambio de imagen, Granger.
—Parece un poco conveniente, ¿No?, que no eres nada y todos te odian, y te las has arreglado para aferrarte a la única persona lo suficientemente poderosa como para sacarte de la mugre —dijo Ron.
—Ron… —dijo Harry.
—Sí —dijo Draco, sus ojos brillando— Es conveniente, amar a alguien que me detesta y todo lo que represento.
—No te detesto —dijo Harry.
—Si, un poco —dijo Draco, sin apartar los ojos de Ron.
—Draco. No lo hago —dijo Harry.
—Escucha, el hecho es, Weasley, que quiero que Harry sea feliz. ¿Y tú?
—Por supuesto que sí —dijo Ron, poniéndose rojo de la cara— Y creo que sería mucho más feliz con alguien que no fuera un Mortífago idiota intolerante.
—Oh, probablemente —dijo Draco— Harry, terminemos, ¿De acuerdo? Weasley cree que somos una mala idea.
—Ron dijiste que no harías mi vida más difícil —dijo Harry.
—Nunca le hare elegir entre nosotros, Weasley —dijo Draco, inclinándose repentinamente hacia adelante sobre la mesa— Puedes tratarme como una mierda cada vez que nos encontremos desde aquí hasta el maldito Día del Juicio Final; No me importa. Seguiré apareciendo y siendo educado. Esa es una maldita promesa. ¿Vas a hacerle elegir? ¿Su mejor amigo o su novio? Porque tenía entendido que has estado con él en las buenas y en las malas. Este parece un obstáculo extraño para que tropieces.
Hubo un largo silencio.
—Él no tiene que elegir —dijo Ron— Pero espero que sepas que no voy a dejar de odiarte.
Draco se rio. Sonaba rencoroso, pero Harry sabía que solo era infeliz.
—Soy consciente —dijo— Hablemos de otra cosa. Hace buen tiempo.
—Hermoso día de primavera, ¿No? —dijo Hermione alegremente.
—Caluroso —dijo Harry, poniendo su mano en el muslo de Draco debajo de la mesa y apretando— Bueno para el Quidditch.
—¿Viste la maravilla absoluta de gol que Winderly anotó en el último partido de los Tornados? —preguntó Draco.
—Fue glorioso —dijo Harry.
—Winderly ha estado genial esta temporada —dijo Ron.
Y, extrañamente, Ron fue perfectamente cortés con Draco a partir de ese momento. Draco, por su parte, se mostró cordial y encantador, aunque tranquilo. Hablaba solo de manera intermitente y compró una ronda de bebidas para la mesa.
—Te lo dije —le dijo Hermione a Ron, cuando Draco estaba en el bar.
—Es simplemente raro —dijo Ron.
—¿Qué? —preguntó Harry.
—Cómo te adora —dijo Ron.
—Él no me adora —dijo Harry.
—Él malditamente lo hace, amigo —dijo Ron— ¿Todo ese asunto de las papas fritas? ¿Cuándo se mencionó a Ojoloco? ¿Y la forma en la que te mira?
—Te lo dije —dijo Hermione, de nuevo.
—¿Qué, entonces lo apruebas? —preguntó Harry— Porque tienes una forma extraña de mostrarlo, si es así.
Ron hizo una mueca.
—No, sigue siendo Malfoy, ¿No? Odio al tipo. Pero parece bastante genuinamente enamorado de ti. Lo cual es raro.
—Bueno, estoy genuinamente enamorado de él, así que, si pudieras abstenerte de volver a ser un gran idiota, te lo agradecería.
Ron estaba protestando cuando Draco regresó con las bebidas.
—Tenían esa sidra que te gusta —le dijo a Harry, pasándole un trago.
—Gracias —dijo Harry.
—No hay problema. ¿Han terminado de hablar de mi a mis espaldas o debo ir al baño?
—Ya terminaron —dijo Hermione plácidamente— Puedes quedarte.
—Gracias por decir todo eso —dijo Harry esa noche, mientras estaban acostados en la cama.
—No es justo para él que salgas conmigo —dijo Draco.
—Lo superará.
—Las víctimas no deberían tener que perdonar a los perpetradores.
Harry se acurrucó más cerca de los brazos de Draco. Draco lo besó en la coronilla, distraídamente.
—No te detesto, Malfoy —dijo Harry— Ni siquiera un poquito.
Draco suspiró y pasó sus dedos fríos por el cabello de Harry.
—Me has visto en la fría y dura luz del odio durante la mayor parte de mi vida. Eso no se puede deshacer.
—Tú también me odiabas en la escuela —dijo Harry.
Draco no respondió.
—¿Draco?
Los dedos de Draco seguían acariciando el cabello de Harry.
—… ¿No es así? —preguntó Harry.
—No es el mismo tipo de odio —dijo Draco en voz baja.
Harry se puso de costado, de modo que quedaron nariz con nariz. Solían mentir así a menudo, en el entrenamiento, viéndose y no viéndose.
—¿Te agradaba?
Draco vaciló.
—Es complicado —dijo— No creo, no puedo explicarlo.
—Te amo, Malfoy.
—Me gusta cuando haces eso.
—¿Llamarte Malfoy?
—Llamarme Malfoy así.
La tarde siguiente, Harry recibió una carta en el Departamento de Aurores.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
Querido K:
Pensé que podría ser más fácil de explicar en papel. Incluso si no lo es, pensé que probablemente te debía una carta decente. Mis respuestas a tus cartas fueron bastante breves.
Me preguntaste si me agradabas en la escuela y ciertamente no. Pero mientras que tu odio hacía mí se basaba en que sabías que era un cobarde consentido, débil, egoísta y malcriado que fracasó por completo en reconocer el bien del mal hasta que fue terriblemente y claramente obvio, mi odio hacia ti se basó en tu inherente superioridad. Te despreciaba porque quería ser tú.
En ningún momento he pensado realmente mal de ti. Estoy seguro de que pensé que sí. Pero “Él es tan arrogante sobre lo atractivo que es” es diferente de “Él es un gusano repulsivo que voluntariamente se convirtió en un mortífago”.
Desenredar el nudo de odio que te rodea no deja nada que odiar. Eso no puede ser cierto para tus sentimientos hacia mí. Las cosas que odiaba de ti eran realmente cosas que odiaba de mí mismo. Las cosas que odiabas de mí… era yo. Hay una diferencia.
Hay algo en mí que amas, y creo que amas esa parte de mí con todo tu generoso corazón. Estoy agradecido por ello.
Tuyo,
L
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
Harry leyó la carta varias veces antes de responder.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
Malfoy:
¿Sabías que la mayoría de higos tienen avispas muertas en su interior? Algo relacionado con las avispas polinizándolos, arrastrándose dentro de ellos y muriendo. El higo digiere el cuerpo de la avispa, luego comemos los higos.
Realmente odio a las avispas. Realmente me encantan los higos. No pienso, solo como, “Amo cada parte de ese higo excepto la avispa muerta”. La avispa muerta era, de hecho, una parte necesaria para hacer el higo. Es completamente parte de la fruta. Y me encanta el higo por completo.
Ves a dónde voy con esta torturada analogía.
No amo una parte de ti. Te amo.
Tuyo,
Potter.
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
—No me gustan los higos —dijo Draco, cuando se vieron después del trabajo— Y eso de las avispas fue horrible.
Pero ya no habló más de que Harry odiaba partes de él, y aunque todavía se despertaba por la noche, era menos frecuente.
Harry llegó a casa una noche y encontró a Timothy, sin camisa (se quitaba la ropa cuando estaba estresado), caminando de un lado a otro en el comedor. Draco se recostó en una silla, chupando el extremo de una pluma estilográfica. Había un extenso papeleo en la mesa frente a él.
—Eh —dijo Harry.
—No querrás que vaya a Croacia, ¿Verdad? —dijo Timothy, girando hacia Harry.
—Eh, ¿No?
—Te gustará Pula10 —dijo Draco— El anfiteatro romano mejor conservado de toda Europa.
—¡Ese no es el punto! —dijo Timothy.
—¿Eh, Draco? ¿Por qué enviamos a Timothy a Croacia?
—Porque ahí es donde vive Mira Lustig —dijo Draco— La mejor artesana de varitas del mundo occidental. Y ella está buscando entrenar un nuevo aprendiz.
—¡Timothy! ¡Eso suena perfecto!
Timothy tiró de su cabello.
—Ella es nacida de muggles —dijo.
—Oh, por el amor de Dios —dijo Harry.
—Sabía que no lo entenderías —dijo Timothy— ¡Tú nunca entiendes nada!
—Porque estás siendo malditamente estúpido —dijo Harry.
Draco hizo un pequeño sonido.
—¿Qué? —dijo Harry— ¡Lo es! Ollivander ha sido muy cauteloso acerca de entrenarlo para hacer varitas. ¿Quieres ser un chico de tienda toda tu vida, Timothy?
Draco murmuró algo que sonó como:
—… no es la mejor manera de hacer esto.
—No es porque odie a los hijos de muggles —dijo Timothy— Si fuera eso, la habría llamado la palabra con s.
—¿Entonces que es? —preguntó Harry.
—Estoy… preocupado de que diga algo para ofenderla sin querer. Nunca he estado cerca de hijos de muggles. No sabré cómo comportarme.
—Oh —dijo Harry.
—Son solo personas, Timmy. La ofenderás tanto como ofendes a todos. Ni más, ni menos —dijo Draco.
Timothy suspiró y se sentó.
—No quiero ser un imbécil —dijo.
—Me compadezco —dijo Draco.
—Estarás bien —dijo Harry— ¿Quieres ir?
—Obviamente quiero ir —dijo Timothy— Ella es Mira Lustig —Timmy alcanzó su camisa y se la coloco, una señal segura de que se sentía más tranquilo— No obtendré el aprendizaje, de todos modos. La solicitud es realmente complicada.
—Hice la mayor parte por ti mientras estabas furioso por todas las cosas potencialmente intolerantes que podrías decir y hacer accidentalmente —dijo Draco.
—¿De verdad?
Harry se rio.
—Así es como Draco muestra su afecto. Papeleo.
Timothy se puso rojo brillante.
—Afecto —dijo frunciendo el ceño.
—Mhm —dijo Draco— Ya sabes, ¿Eso que sientes por tus amigos y familiares?
Timothy se sonrojo aún más y agachó la cabeza para que su cabello cayera frente a su rostro.
—Gracias —dijo— No tenías que hacer eso.
—Firma aquí, y luego tendrás que escribir una carta de presentación —dijo Draco— Trabajaremos en ello juntos.
—Gracias —dijo Timothy de nuevo.
Estuvo sometido toda la noche. Lanzó miradas frecuentes y pensativas a Draco durante toda la cena.
—¿Él está bien? —preguntó Harry, cuando Timothy se fue a la cama.
—Creo que simplemente no está acostumbrado a los tipos simples de amor —dijo Draco.
La pelea que tuvieron fue por Ron, cuando Draco hizo un comentario improvisado acerca de que los Weasley eran pobres. Harry explotó, y cuanto más se quejaba de que Draco era un snob, Draco se volvía más frío y distante.
—Los Weasley son pobres debido al prejuicio histórico y sistémico contra los hijos de muggles y aquellos que simpatizaban con ellos —dijo Draco, cuando Harry había gastado su furia— Pero es bueno saber lo que todavía piensas de mí.
Harry se quedó sin habla. Draco tomó a Timothy y fue al pub.
Harry se fue a la cama, pero no podía dormir. A medianoche, escuchó a Timothy riendo y subiendo las escaleras a trompicones, y a Draco haciéndole callar.
Harry se preguntó qué puerta abriría Draco. En qué habitación dormiría. Se obligó a creer que Draco tocaría; que se reconciliarían.
Llamaron a su puerta.
—Adelante —dijo Harry.
—¿Te desperté? —preguntó Draco, asomando la cabeza. Hablando y arrastrando un poco las palabras.
—No. Draco, lo siento mucho. Por favor perdóname. No duermas en la otra habitación.
—No iba a hacerlo —dijo Draco. Torpemente se quitó los zapatos y se desnudó hasta quedar en calzoncillos— Decidí que no lo decías en serio.
—Fui un idiota.
—Decidí que me amas —dijo Draco, deslizándose en la cama.
—Te amo mucho.
Draco se acurrucó en sus brazos.
—Decidí que tú diciendo todas esas cosas no significaba nada. Eso no significa que no me conozcas —dijo Draco.
—Te conozco —dijo Harry.
—Lo sé —dijo Draco, bostezando y metiendo la cabeza en el hueco del hombro de Harry— Decidí creer eso.
No era exactamente lo mismo que creer, realmente creer. Pero serviría hasta entonces.
Ambos extrañaron a Timothy, cuando se fue a Croacia. Pasaron más tiempo con Ron y Hermione. Ron nunca volvió a ser grosero con Draco desde la primera visita al pub, y Harry sospechaba que Ron estaba comenzando a ver rápidamente a Draco como un buen amigo.
—Él está bien, en realidad —dijo, cuando Harry le preguntó al respecto— Tiene ideas locas sobre el quidditch, pero sí, está bien.
Esto, Harry sabía, era un gran elogio. Se lo comentó a Draco, quien se rio con su risa desesperada y negó con la cabeza.
—Siempre me odiará, Harry. He hecho las paces con eso. Literalmente lo envenené, no lo olvides.
—Él ya no te odia.
—Sólo está siendo un buen amigo para ti. No te preocupes por eso, Harry, no es gran cosa.
Las creencias cambiaron lentamente, aprendió Harry, pero cambiando. Cuando Ron y Hermione tuvieron una gran pelea y Ron se fue a dormir a su sofá, fue Draco quien se sentó con él y le dio un consejo cuidadoso y bien redactado.
—Gracias —dijo Ron, agarrando la mano de Draco, cuando Draco se fue a la cama. Draco pareció gratamente sorprendido.
—Cuando quieras —dijo.
Su consejo fue bueno, y Ron lo tomó, y él y Hermione se reconciliaron.
—Ya presenté tu declaración de impuestos —dijo Draco, cuando Harry preguntó dónde estaban los formularios— ¿No debería haberlo hecho?
Harry lo besó.
—Haces mi vida mucho más fácil.
—Me gusta cuidarte —dijo Draco.
Los Días Malos de Harry era más raros, pero igual de malos cuando llegaban. Draco se tomaba el día libre en el trabajo si podía, y se sentarían en el jardín bajo el extenso plátano de sombra.
—Sé que no parece que estés ayudando al estar aquí —le dijo Harry a Draco— pero lo estás haciendo.
—Así es como me siento, cuando te necesito.
—¿No te importa sentarte aquí conmigo? —preguntó Harry.
—Te lo dije —dijo Draco— Me gusta cuidarte.
—Desearía no necesitar que me cuiden.
—Oh, todos necesitan que los cuiden —dijo Draco— De una manera u otra.
Draco todavía estaba melancólico después del sexo, pero no duraba tanto como antes.
—No es un tipo de tristeza desagradable —le dijo a Harry.
—Solo dime si hay algo que pueda hacer —dijo Harry.
—Eres perfecto —dijo Draco— Haces que todo sea mucho más fácil.
Cuando Draco fue a visitar a Timothy en Croacia, Harry notó de inmediato todas las pequeñas formas en que su calidad de vida se deterioraba sin él allí.
«D—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—H»
Querido Draco; Escribió.
Hay un millón de formas en que la vida es peor sin ti. ¿Sabías que cuando no estás aquí, nadie revisa el registro flu? Perdí cuatro llamadas ayer, soy un adulto terrible.
¿Hemos estado juntos durante ocho meses, o un año y ocho meses? ¿Cómo lo cuentas? Te extraño. Ojalá estuvieras aquí, pero sé que volverás.
¿Regresaras?
Tuyo,
Harry.
«H—-—-—-—-—-—-—-—&—-—-—-—-—-—-—-—D»
En lugar de responder, Draco regresó un día antes.
—Pensé en sorprenderte —dijo.
Esa noche, Draco se sentó bruscamente y pasó las piernas por el costado de la cama, mirando a la oscuridad. Harry se acurrucó alrededor de su cuerpo en forma de u.
—¿Qué es?
—No lo sé —dijo Draco.
—Eres infeliz.
—Raramente.
—Pero ahora. Ver a Timothy te hizo infeliz —dijo Harry.
Draco se frotó la Marca Tenebrosa.
—Ojalá no hubiera arruinado mi vida tanto. Me siento tan atrasado.
Harry besó su camino hasta la parte posterior del brazo de Draco.
—Está bien que aún no lo hayamos superado —dijo Harry— Seremos mejores, algún día.
—¿Realmente crees eso? —preguntó Draco.
Harry lo atrajo hacia su cuerpo, besó sus suaves párpados, su delgada boca. No tenía que decírselo a sí mismo para creer. Simplemente lo creía.
—Sí —dijo— Lo creo.
.
.
.
....FIN...