
—————Vi.
Siempre ha pensado que todo el día de San Valentín es estúpido. No es nada más que una tontería para que la gente gaste más dinero del que debería.
Y, ¿qué tiene de especial que alguien se acuerde de ti un día al año?
Aun así...
Su corazón late rápido mientras avanza por el instituto, asegurándose de que nadie esté allí para verla.
No sabe como ha acabado haciendo algo así, especialmente cuando cree que no tiene ninguna posibilidad, pero...
Lleva años un poco enamorada de Caitlyn Kiramman, la chica más popular de la escuela. Por lo tanto, sabe que es inalcanzable para ella.
Vi no tiene muy buena reputación. Al principio, fue solo por los estereotipos de ser de Zaun, donde todos los demás la miraban raro. Después fue por sus malas notas, y por su apariencia.
No es que a Vi le moleste algo de eso. Prefiere hacer cualquier otra cosa antes que preocuparse por la opinión de unos cuantos pijos.
Pero... Solo quiere que uno de ellos no piense así de ella.
Caitlyn siempre ha sido amable con ella, incluso con todos esos rumores falsos que corrían.
Una vez alguien dijo que Vi había pisado a un gato o algo así, fue tan estúpido. Los pilties ni siquiera tienen buenas ideas para hacer rumores. Vi hubiera dicho algo mucho más genial.
De todos modos, tuvo que hacer un proyecto en común con Caitlyn hace unas semanas. Fue casi un milagro y una desgracia estar emparejada con ella, al principio.
Pero Caitlyn, como siempre, fue increíble con ella. No se reunieron mucho, pero las pocas veces que se encontraron es lo que ha hecho que Vi este en esta posición ahora.
Caitlyn se interesó por ella, le preguntó por las cosas que le gustaban, incluso recordó que tenía hermanos y le preguntó por ellos. Le trajo comida cara, una especie de cupcake que se veían muy bien y sabían incluso mejor. Fue... Casi como si estuviera realmente interesada en ella.
Su pequeño enamoramiento imposible evolucionó hasta algo mucho más profundo. No pudo evitarlo.
Y, casi, pudo sentir que era un poco recíproco. No está segura, y sabe que es una locura. ¿Alguien como Caitlyn Kiramman con ella? Por Janna, suena imposible.
Está segura de que no conseguirá nada con la carta. Pero, al menos, podrá estar tranquila consigo misma por haberlo intentado.
Su corazón palpita con fuerza mientras se acerca cada vez más a la taquilla de la chica, casi puede sentir como sus manos comienzan a temblar.
Por Janna, se siente patética estando tan nerviosa por algo así.
Ni siquiera recuerda la última vez que llegó tan pronto al instituto. Bueno, en realidad no cree que alguna vez lo haya hecho.
Esta a punto de arrepentirse por un momento, cuando la golpea una ola de ansiedad. Ahora tiene una relación amistosa, y si va a estropear eso...
No quiere lidiar con el rechazo de Caitlyn, pero puede hacerlo, pero si la chica decide compartir su carta con los demás... No, Caitlyn no es así. No usaría algo como esto para hacer daño a nadie.
Da igual, no va a dejar esto a medias ahora, no es de las que se rinde.
Todo lo que tiene que hacer ahora es meter la taquilla y salir de ahí tan rápido como pueda. Es fácil y sencillo.
No puede evitar pensar en como sus amigos se burlarían de ella por esto. Vi, que ni siquiera suele hacer ningún trabajo de clase, escribiendo una confesión de amor para una chica. Si, definitivamente se reirían de ello.
Se mueve rápido, mirando hacia los lados con ansiedad, hasta que puede acercarse lo suficiente para deslizar la pequeña carta entre las rendijas de la taquilla.
Cuando la ve desaparecer, suspira con alivio.
Ya está hecho, ya no debe preocuparse más por ello.
De hecho, escribió en la carta que si Caitlyn no correspondía sus sentimientos, prefería que hiciera como si esa carta nunca hubiera existido. Por lo tanto, ya es casi como si no existiera.
Se aleja con rapidez, sujetando la correa de su mochila con fuerza.
No es que vaya a estudiar mucho hoy, ni nunca. Prefiere pasar el tiempo en el club de lucha, pero Vander insiste en que debe saber hacer algo más que dar golpes.
—¡Vi! —escucha decir por atrás, y se queda congelada en el sitio por unos instantes.
Suspira cuando es Diana la que choca contra ella, sonriendo como una tonta.
Lleva siendo su amiga desde hace pocos meses, cuando la trasladaron de nuevo, pero se llevan bien. Es, posiblemente, una de las personas en las que más confía Vi.
Aun así, no lo suficiente como para compartirle lo que acaba de hacer.
—Hey —saluda, mientras respira de nuevo—. ¿Qué haces aquí tan pronto?
—Yo... Nada, solo llegué pronto.
Diana se pone roja por un segundo, lo que hace activar toda la curiosidad de Vi. No cree que haya visto nunca a Diana sonrojarse, solo cuando...
—No me lo puedo creer —dice Vi, mirándola divertida—. Le escribiste una carta a Leona, ¿no?
—¡Claro que no! —se queja Diana, pero es con ese tono agudo, que hace obvio que está mintiendo.
—Lo que tú digas —responde Vi, riéndose suavemente—. Estoy bastante segura de que también le gustas.
—Es más complicado que eso... —suspira Diana, luciendo cansada—. Pero al menos sabrá que es real.
Vi la mira con tristeza, sabe que es un tema complicado para la chica.
No sabe mucho, solo que se conocieron años antes, y que las cosas no acabaron bien para ellas. Aun así, Vi puede ver las miradas que le hecha Leona cuando cree que nadie más la ve. La quiere tanto como lo hace Diana.
Tal vez su carta no funcione, pero espera que la de Diana lo haga.
— —
—————Caitlyn.
El sonido de las conversaciones en el pasillo la envuelve mientras abre su taquilla, lista para sacar sus libros del día. Su rutina diaria es muy meticulosa, totalmente hecha para aprovechar todo el tiempo posible.
Tiene muchas cosas que hacer durante el día, y usa mucho tiempo para estudiar y practicar tiro. No tiene muchos amigos, por lo que tiene mucho tiempo libre para hacer otras cosas.
Pero, esta vez, su rutina se ve interrumpida.
Una pequeña carta blanca cae de entre sus libros y aterriza suavemente en el suelo.
Levanta las cejas mientras mira la carta, con su rostro lleno de confusión. No recuerda haber tenido una carta entre sus cosas.
Se inclina hacia el suelo, para recoger la carta con cuidado y observarla bien. La gira, dándose cuenta de que su nombre está escrito en el sobre, con una letra que le resulta muy familiar.
La caligrafía es desordenada y, sinceramente, algo desastrosa. Pero le suena de algo.
¿Por qué alguien le daría una...? Oh, espera. Es 14 de febrero. San Valentín.
Ni siquiera había recordado el día, sin estar nada interesada en esa celebración. Solo quería ser notada por una persona y... Eso era complicado.
Por un momento, Caitlyn se queda quieta enfrente de su taquilla, sintiéndose más nerviosa. Se muerde el labio, debatiéndose entre abrirla en ese instante o esperar a estar sola.
—¡Cait! —grita una voz por detrás de ella, acercándose a toda velocidad.
Sube la mirada para encontrarse a Leona, casi dando pequeños saltos en el sitio. Parece tan emocionada que es hasta algo vergonzoso de ver.
—¿Qué pasa? —pregunta Caitlyn, guardando la carta con sus libros.
La leerá más tarde, en el descanso entre clases.
Tiene mucha curiosidad por saber de quién es. No es la primera vez que recibe regalos en San Valentín, pero nunca le han importado mucho. De todos modos, sabe que va a rechazarlos. Poco a poco, la gente dejó de darle nada, viendo que no estaba interesada en salir con nadie.
Por eso, recibir una carta ahora se siente muy extraño. ¿No saben que Caitlyn no está interesada? Solo quiera a...
—¡Diana me escribió una carta! —habla Leona con emoción, con una sonrisa enorme en su rostro.
Puede ver dicha carta entre sus manos, sostenida como si fuera la cosa más preciada del mundo.
—¿Qué vas a decirle? —pregunta Caitlyn, cerrando su taquilla.
—Bueno, yo también le escribí una carta... —confiesa Leona, viéndose cada vez más sonrojada—. Es el primer San Valentín que pasamos en el mismo instituto de nuevo y yo... Solo espero que podamos estar juntas de verdad.
—Tu familia no lo aprobará —le recuerda Caitlyn, sintiéndose un poco mal por la chica.
La historia de Leona y Diana es complicada, sabe los rasgos más importantes de lo que pasó y como se tuvieron que alejar por las diferencias familiares. Pero ahora están las dos ahí.
—No me importa, nunca lo ha hecho —afirma Leona, con una mirada soñadora—. Y no es como si a ti te importará. Tampoco rechazarías a...
—¡Calla! —exclama Caitlyn, antes de poder contenerse.
No puede enterarse nadie de eso, se sentiría muy avergonzada. No cree que la otra chica pueda corresponderle.
Ella es tan genial, con sus looks increíbles y su pasión por todo lo que hace, y también tiene muchos amigos. Y... Caitlyn es solo Caitlyn. Solo es popular por su familia, y sabe que es aburrida.
Suspira, caminando por los pasillos hasta su clase, sintiendo su corazón un poco más pesado.
Se hace el silencio en la clase cuando ella entra, como siempre lo hace. Es solo un recordatorio más de que la gente la observa de esa forma por la familia Kiramman. No por ella misma.
No deja que eso la moleste ahora, camina directa hacia su asiento al principio de la clase.
Sus ojos se desvían por un segundo al final, a la última silla a la derecha, donde la chica ya está ahí, hablando de algo en voz baja con Diana.
Se ve incluso mejor que los otros días, y Caitlyn desearía poder ser más valiente para darle algo por San Valentín. Pero no puede hacerlo.
Se pregunta si alguien lo hará, pero espera que no. Es un poco egoísta, pero no quiere que nadie más tenga a Vi si ella no puede hacerlo. Bueno, definitivamente es muy egoísta.
Vi siempre esta en el fondo de la clase, actuando como si no quisiera estar ahí. Bueno, Caitlyn sabe que no quiere estar ahí. Se vio obligada a aceptar una de las becas de apoyo a la integración de Zaun, pero nunca ha fingido estar interesada por ello.
Esas pequeñas cosas son las que hacen que Caitlyn esté tan interesada en ella, siempre lo ha estado desde que apareció.
Y después con ese proyecto... Se sintió más cerca que nunca a la chica, pero después de eso volvieron a ser solo dos personas que se saludaban a veces. No sabe cómo hablar con la chica ahora, y prefiere no intentarlo.
El primer periodo pasa con rapidez, mientras Caitlyn esta perdida en sus pensamientos sobre Vi, tensa cuando piensa en que alguien puede estar esperando para darle algo a la chica.
El segundo periodo también avanza rápido y, antes de que se dé cuenta, ya está recogiendo sus cosas para ir al descanso.
Es entonces cuando sus ojos rozan la carta de nuevo, y la curiosidad la inunda de nuevo.
—¿Cait, vienes? —pregunta Leona, mirándola con impaciencia—. No sé si Diana irá a su taquilla ahora y...
—Puedes ir, solo tardaré un segundo —dice Caitlyn, sujetando la carta con cuidado.
Saca la carta con cuidado, sintiendo su corazón latir con fuerza. No puede evitar sentirse emocionada por recibir algo de nuevo, aún que sabe que no podrá corresponder a la persona.
Sus ojos recorren cada línea, sintiéndose cada vez más como si estuviera en un sueño.
"Feliz San Valentín, cupcake.
No soy buena con las palabras. Ni con los sentimientos. Ni con casi nada que no implique usar los puños, para ser honesta. Pero si no lo hago ahora, sé que nunca lo haré."
Me gustas. Desde hace mucho tiempo. Y si no sientes lo mismo, está bien. Solo haz como si esta carta nunca existió, y prometo que nunca la mencionaré.
No es solo que te veas increíble —y realmente lo haces—, pero estos días trabajando contigo en el proyecto me han hecho ver lo buena que eres. Te acordaste de las cosas que me gustan e incluso de mi familia.
No es una gran ayuda para evitar enamorarme de ti como una tonta.
Solo quería que lo supieras, no espero nada de esto.
Espero tu respuesta, o tu no respuesta.
Con cariño,
Vi. "
Por primera vez en mucho tiempo, Caitlyn se queda con el cerebro totalmente en blanco, mientras lee las palabras una y otra vez.
No puede creerse que tenga tanta suerte. No puede ser.
La sorpresa se mezcla con una calidez inesperada en su pecho. Vi... Vi, de entre todas las personas, ha estado sintiendo esto por ella. La chica que siempre parecía tan despreocupada, tan segura de sí misma.
Nunca pensó que sus sentimientos por ella pudieran ser recíprocos. Siempre lo vio tan imposible.
Se siente tan feliz que no sabe como expresarlo. Su corazón late con locura, y sabe que debe estar sonriendo como una tonta, pero ahora no le importa. Nada importa, solo que Vi siente lo mismo por ella.
Sin pensarlo dos veces, guarda la carta con rapidez y recoge todas sus pertenencias en segundos para poder salir de ahí. Tiene que encontrarla. Ahora.
— —
—————Vi.
Vi esta en la parte trasera del instituto, agotada contra la pared con los brazos cruzados mientras observa a Diana, que parece haberse vuelto loca por la preocupación de haber hecho lo correcto al escribir esa carta.
Pero Vi no está escuchando del todo. Su mente sigue atrapada en lo que hizo. En lo que escribió.
Una parte de ella ya se está preparando para fingir que nada pasó. Tal vez Caitlyn ya haya leído la carta y haya decidido ignorarla. Tal vez nunca mencione el tema. Tal vez—
—¡Vi!
Esa voz.
Vi siente cómo el aire se le atrapa en la garganta antes de girarse lentamente.
Caitlyn está ahí, con el rostro ligeramente sonrojado y la carta apretada entre sus dedos. Se ve… diferente. No enojada. No incómoda. Solo… algo que Vi no sabe descifrar del todo.
—Tengo que hablar contigo —dice Caitlyn con voz firme, aunque hay algo más en ella, algo más suave.
—Um, sí, dime —murmura, con la preocupación corriendo por sus venas.
Le escribió que hiciera como si nada hubiera pasado si no le correspondía los sentimientos. No necesita que la decepcione lentamente, de verdad que no.
Prefiere vivir en un mundo más feliz donde nunca tiene que oírlo en voz alta, aunque lo sepa.
—Yo... —empieza Caitlyn, pero se calla cuando sus ojos se cruzan con los de Diana, que las observa atentamente con confusión—. Diana. Deberías ir a mirar tu taquilla.
Diana ladea la cabeza, mirando entre Vi y Caitlyn aún más confusa.
—Sí, claro —acaba diciendo, dándole una última mirada a Vi antes de alejarse de ellas con rapidez.
Vi traga saliva y se frota la nuca, con los nervios golpeando su cuerpo.
—Uh… ¿Sí?
Caitlyn no dice nada al principio. Simplemente la observa con esa intensidad que siempre la ha hecho sentir descubierta. Siente como si su mirada pudiera atravesarla.
Luego, sin previo aviso, da un paso adelante y le mete la carta de vuelta en el bolsillo de su chaqueta.
Vi parpadea, confundida. ¿Le está devolviendo la carta? Está bien si no quería nada con Vi, pero eso le parece un poco cruel.
—¿Qué…?
—Eso es para que la guardes —dice Caitlyn, con una pequeña sonrisa—. Porque quiero que recuerdes que esto sí existió.
Vi deja de respirar por un momento. No puede ser lo que ella cree que significa. No hay forma.
Pero Caitlyn le está sonriendo. No es su sonrisa educada de siempre, la que usa con los profesores o con la gente que apenas conoce. Es una sonrisa genuina, un poco nerviosa, pero cálida.
—Me gustas, Vi —confiesa Caitlyn, con simpleza, como si fuera la cosa más obvia del mundo—. Ojalá hubiera tenido la confianza para escribirte una carta también.
Vi no sabe qué decir. Su cerebro ha dejado de funcionar.
—¿Te gustó? —repite, como si no hubiera podido entender bien las palabras de Caitlyn.
Siente que su corazón late con locura en su pecho, sus manos empiezan a sudar y como si todo lo demás alrededor de ellas ya no fuera más que un borrón.
Solo puede pensar en Caitlyn, repitiendo sus palabras en su mente una y otra vez.
—Estoy enamorada de ti, Vi —dice Caitlyn, con una voz suave y dulce, lentamente para qué Vi pueda entenderla—. Y me alegra que hayas hecho algo al respecto.
Vi la mira, parpadeando mientras procesa las palabras en su mente. Una y otra vez.
Caitlyn esta enamorada de ella, al igual que ella lo está de Caitlyn. Sus sentimientos no son ese despropósito que pensó que serían. Ella...
Suelta una carcajada nerviosa, mirando a Caitlyn a los ojos. Esos ojos azules que la han vuelto loca durante tanto tiempo, ahora fijos en ella con tanto cariño.
Por Janna, nunca pensó que algo así pudiera pasarle a ella.
—Wow. ¿Así de fácil? ¿No me vas a hacer sufrir un poco más? —pregunta, intentando calmar los latidos de su corazón.
Su humor es como un escudo para ella, para evitar que todo se vuelva demasiado pesado. Y, de esta forma, aún le da una puerta por si prefiere hacer como si nada de esto estuviera pasado.
—Oh, aún puedo hacerlo —bromea Caitlyn, con una sonrisa tonta—. Pero prefiero aprovechar el tiempo y llevarte a una cita primero.
Vi siente cómo su cara se calienta y se pasa una mano por la cabeza, tratando de ocultar su sonrisa estúpida.
—Bueno… supongo que puedo vivir con eso.
También es inesperado cuando Caitlyn se mueve con cuidado hacia delante, acortando la distancia entre ellas.
Siente que le cuesta respirar, cada vez que la chica se acerca más a ella, hasta quedar solo a unos centímetros a distancia.
Vi se queda quieta, con el corazón a punto de salir de su pecho, esperando lo que tanto quiere.
Caitlyn levanta una mano hasta su mejilla, acariciándola con cuidado, hasta finalmente acabar con esos pocos centímetros de distancia entre ellas.
Sus labios chocan con dulzura, y Vi piensa que es incluso mejor de como lo había fantaseado. Los labios de Caitlyn son suaves y dulces, y se mueven contra los suyos con cuidado y aprecio. Es muy diferente a cualquier otro beso que ha compartido antes.
Se separan unos segundos después, ambas respirando con dificultad. Pero Vi aún no ha terminado.
Tan pronto como puede respirar de nuevo, sube las manos hasta la cintura de Caitlyn y tira de ella hasta poder acercarla más. Los besos se vuelven más atrevidos, pero sigue habiendo un toque dulce en todos ellos. Vi pierde la cuenta del tiempo que pasa, totalmente envuelta en las sensaciones.
Aún no puede creerse que esto no sea un sueño. Que de verdad esté besando a Caitlyn. Que pueda corresponder sus sentimientos.
—¿Eso significa que puedo llamarte mi novia? —pregunta Vi, sonriendo entre besos.
Escuchar la risa de Caitlyn, mientras se separa de ella. Vi esta casi a punto de protestar, pero la risa de la mujer es dulce y adictiva.
—Debería llevarte a una cita primero —murmura Caitlyn, aún riendo suavemente—. Pero sí, me encantaría ser tu novia.
Y cuando Caitlyn entrelaza suavemente sus dedos con los de ella más tarde, Vi piensa que tal vez, solo tal vez, San Valentín no es tan estúpido después de todo.