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El Norte era un lugar curioso, a diferencia de los reinos del sur, el Norte en su mayoría era una tierra extensa pero poco poblada, aunque con las nuevas innovaciones que había implementado Hadryon, esperaba que eso cambiara pronto. El Norte prosperaría, Hadryon se encargaría de eso, después de todo no quería que un nieto suyo gobernara un reino pobre.
Viserra lo recibió con un abrazo de oso cuando llego a Invernalia, detrás de ella estaba Cregan Stark, señor de Invernalia y Guardián del Norte quien lucía como siempre, con el aspecto regio y severo de Stark que había llegado a conocer.
--Es una sorpresa bien recibida su llegada al Norte, su Alteza. –saludo Lord Stark con una sonrisa. Viserra quien se había separado del abrazo a su padre retrocedió hasta quedar al lado de su esposo.
--Es cierto padre. No es que no me guste que nos visites, pero normalmente me lo haces saber antes de venir.
Hadryon sonrió.
--Es cierto y me disculpo. Lamentablemente esta visita no es por placer, necesito hablar con Lord Stark sobre algo importante. —explico tranquilamente. – No puedo evitar notar la ausencia de mi pequeño nieto, ¿Esta en sus lecciones, supongo?
Viserra y Cregan asintieron a la vez.
--De espadas, el chico pasa más tiempo en el campo de entrenamiento que en sus lecciones con el Maestre. —Viserra exasperada, pero Hadryon noto a leguas que ella se encontraba orgullosa del pequeño Rickon.
--De tal palo tal astilla. —sonrió Hadryon con suavidad. —Más tarde me pondré al día con él. Por ahora quisiera hablar con usted, Lord Stark.
El susodicho asintió.
--Por supuesto, Alteza. —dijo Cregan—Hablaremos en mi Solar.
--Por favor, Cregan. Nada de su alteza, somos familia. —Cregan sonrió.
--Como usted desee, Hadryon.
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Viserra le sirvió en su vaso hidromiel, una cosecha particularmente buena.
Los norteños han mejorado su elaboración desde la última vez. Pensó Hadryon mientras le daba un trago a su bebida
--Bien, creo que es hora de que les diga el motivo de mi visita. —comenzó Hadryon. Lord y Lady Stark asintieron. –Ambos conocen mi interés en las tierras más allá del muro, lo eh expresado en distintas ocasiones. –Viserra y Cregan asintieron. –Eh incursionado allí el último año y eh encontrado algo bastante inquietante…
--¿Los salvajes te resultaron intrigantes? —pregunto Cregan, sonando un poco perplejo.
Hadryon solo negó.
--Los salvajes, o Gente Libre como se hacen llamar, fueron el menor de los problemas, una vez demuestras tu fuerza te dejan en paz…a veces. –rio entre dientes, antes de poner una expresión más seria. —No, lo intrigante de esas tierras, fue la magia que encontré allí. Magia muy antigua y…oscura.
Tal vez, en otro tiempo Cregan se mostraría incrédulo, pero conocía las habilidades de su padre en ley y de su buena hermana para saber mejor que cuando Hadryon tocaba esos temas no eran ningún chiste.
--Como concluí la primera vez que escuché la historia sobre el Muro y la Guardia Nocturna, estos no están allí para no dejar pasar a los que llaman ustedes, Salvajes. No, a lo largo de tiempo debieron malentenderse los propósitos reales y estos se volvieron solo mitos y leyendas.
Cregan sintió erizarse los vellos de su cuerpo al escuchar las palabras de su buen padre. Viserra solo escuchaba expectante.
--Hijos del bosque, gigantes y mamuts. Criaturas que ahora son meros cuentos, las encontré Mas Alla del Muro. –Hadryon dio un sorbo a su bebida antes de continuar. —Ustedes, los Stark, sus palabras son “Se Acerca el invierno.” Y estas son una advertencia….
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Hadryon miro a su nieto practicar con la espada, su instructor, el Maestro de Armas de Invernalia, lo instruía pacientemente. Rickon se perfilaba para ser un buen guerrero, aprendía rápido y tenía buenos instintos.
Es una pena que carezca de mi magia. Pensó un poco decepcionado,
--Dentro de poco Rickon será temido en los Siete Reinos. —Hadryon escucho la voz de su hija decir, Hadryon sonrió.
--Me recuerda a ti. Aunque su apariencia grita Stark, la Sangre Peverell corre por sus venas.
Viserra se paró al lado de su padre.
--Si y sin embargo le sigues negado su derecho a tener un dragón propio.
Hadryon perdió su sonrisa ante eso.
--Nunca le eh negado ese derecho, podrá intentar vincularse con uno, una vez tenga la edad adecuada. —dijo y suspiro—Sé que nunca te ha agradado el acuerdo, pero por el bien de la paz, las cosas tienen que ser así. No me arriesgare a una Danza en nuestra familia. Mi abuelo Jaehaerys y mi hermano fueron tontos al permitir que la Casa Velaryon obtuviera tanto poder.
Viserra gruño.
El Acuerdo de Hielo y Fuego era uno que no agrado a todos, incluso su esposa discutió un poco sobre este.
Solo habrá un jinete de dragón cada generación en la Casa Stark. No se le entregará un Huevo a ninguno de los niños descendientes de los Stark y los Peverell en su cuna, solo se le permitirá a un niño Stark intentar vincularse con un dragón ya adulto y si este lo elige será su jinete. A la muerte de este jinete, el dragón será devuelto al dominio de la Casa Peverell. Si en dado caso el pretendiente o pretendientes no pueden vincularse con ningún dragón, la siguiente generación tendrá la oportunidad de intentarlo.
Viserra no le había hablado por lunas, Alyssa discutió con él, la única que estuvo de acuerdo de todo corazón fue Lily.
--La paz no dura, ¿No fue hace tan solo dos años la guerra contra Volantis? —
Hadryon asintió tristemente.
--Tristemente, la paz no es duradera. Mientras exista la codicia en el corazón humano, siempre habrá guerras. La Paz viene antes de la guerra y viceversa. Sin embargo, me asegurare de que nuestra Casa perdure y pueda afrontar cada amenaza. No prometo paz, pero si continuidad de nuestra línea y, en consecuencia, toda la vida existente en este mundo.
Viserra lo miro confundida.
--¿Cómo podrías garantizar que en cien o en mil años no ocurra una guerra interna entre tus descendientes o los míos que acabe con todo?
Algo brillo en los ojos de su padre, Viserra entendió que el sabía algo que ella no.
--Ya se me ocurrirá algo. Mientras tanto, tengo que enfocarme en la unificación de las tierras de Mas Alla del Muro. —dijo con tranquilidad-- Mientras hablamos Orys debe estar navegando hacia Puerto Blanco.
--Los señores del Norte estarán disgustados cuando se enteren. —Señalo Viserra, observando como su hijo era desarmado por el Maestro de Armas. —Además, dudo mucho que esto siente bien en los reinos del sur, sin duda el consejo tratara de convencer al rey en hacer algo.
Hadryon resoplo divertido.
--Aegon no hará nada, no puede. Es gracias a mi misericordia que los Targaryen aun gobiernan los Siete Reinos y el se sienta en su trono. –dijo con desdén—Y olvidas que tengo a su madre y hermanos en Albion y es por mi voluntad que aun respiran.
Esta vez Viserra fue la que se encontró divertida.
--Ambos sabemos que Rhaenyra y sus hijos no son tus rehenes. ¿Escuche que incluso dejaste a Jacaerys tomar el nombre Strong y asentarse en una de las islas?
Hadryon asintió.
--El chico ha demostrado tener una buena cabeza sobre sus hombros. —dijo y luego miro a su hija, quien veía atentamente a su hijo entrenar. —Aegon puede odiarme por la muerte de su padre, pero sabe que no puede hacer nada en mi contra, puede intentarlo, pero eso no lo llevara a nada más que su propia muerte. Puede que Daemon sea su padre, pero carece de su rebeldía y si la tiene, la aplastare, junto con él.
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Después de la finalización de la guerra conocida como la Danza de Dragones, Hadryon regreso a Albion, no sin antes de instaurar al Príncipe Aegon el Joven, como Aegon III, rey de los Siete Reinos.
A pesar de mantenerse en el poder, la Casa Targaryen perdió demasiado poder en la guerra. No solo el Rey Hadryon derroto y aplasto a los Negros y luego a los Verdes, si no que despojo a los sobrevivientes de su símbolo de poder, los Dragones.
Mantendrán su corona, pueden gobernar los Siete Reinos por lo que me importa. Pero a cambio, perderán algo equivalente. Considérenlo como mi misericordia por los lazos de sangre que aun compartimos.
Esas fueron las palabras del rey Hadryon, conocido como La Perdición de los Targaryen.
Pero las guerras no terminaron allí para el rey de Albion por que pronto se enfrentó a la “Ultima hija de Valyria” Volantis se levantó en armas contra Albion cuando Hadryon Peverell puso sus ojos en las Tierras en Disputa y las reclamo como suyas….
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Whitefyre se movía inquieta, casi ansiosa. Lily se encontraba ansiosa de igual forma y es que al lugar donde se dirigían era de todo menos amigable.
La princesa Aerea Targaryen regreso de Valyria solo para morir gritando…
La historia de la princesa Aerea le causaba escalofríos, nadie se merecía una muerte tan horrenda como esa. Pero Lily se armó de valor. Escucho el rugido de Balerion, sintió la magia de su padre y eso la tranquilizo.
Ella fue la que había insistido en venir, no se acobardaría ahora.
Muchos hombres han intentado incursionar de Valyria, ninguno o pocos regresan con vida, pero ninguno de ellos eran Lily Peverell.
Valyria volverá a vivir. Había dicho su padre con confianza y Lily no podía esperar ver aquello.
Fin del capítulo