Inevitability

House of the Dragon (TV) Game of Thrones (TV) Harry Potter - J. K. Rowling
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Inevitability
Summary
Miro todo el panorama, aquella isla había sido el escenario de una sangrienta batalla no hace poco. Hadryon vio los cuerpos desmembrados, otros carbonizados. Balerion se alzó en el cielo imponente, rugiendo victorioso.La batalla había terminado, habían ganado, los Peldaños de Piedra ahora le pertenecían…Harry James Potter habia muerto, sin embargo renacio como Hadryon Warters, hijo Bastardo del principe Baelon Targaryen.
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07

--Rocadragón ha caído. –les dijo su Maestro de Espías. –Lord Corlys Velaryon y su esposa, Rhaenys Velaryon, yacen muertos, Daemon Targaryen fue derrotado y lisiado en el campo de batalla, al igual que el príncipe Jacaerys Velaryon y su madre, Rhaenyra Targaryen. Los dragones Syrax, Vermax, Caraxes y Meleys están muertos.

Todos los reunidos allí quedaron en silencio, atónitos. Estaban en guerra, pero escuchar que su enemigo había sido derrotado de tal manera …aplastante, no les daba consuelo. Aegon, en cambio sonrió, complacido.

--Yo digo, buen viaje. –dijo—Nuestros enemigos han sido derrotados y no tuvimos que hacer nada. Aunque debo admitir que deseaba derrotar a Daemon yo mismo.

Es verdad, Aegon se sintió frustrado, quería venganza, retribución por el asesinado tan cruel de su primogénito. Otto Hightower, la actual mano del rey no parecía tan complacido.

--Su gracia, le recuerdo que a pesar de que el bando de su hermana no tenía los mismos números que nosotros en cuanto a hombres de armas, ellos tenían una ventaja, Dragones. Su tío, Hadryon Waters, si los reportes son ciertos, solo fue a la batalla con dos dragones y su flota.

--Uno de esos dragones era Balerion y el otro Silverwing, que según escuche, tiene el mismo tamaño que Vhagar. –acoto Lord Lannister.

--Yo puedo corroborar dicha información. Pueden que fueran dos dragones y que Rhaenyra tuviera a su disposición el doble, pero esas bestias eran más que suficientes para neutralizarlos. —Aemond quien había escuchado en silencio, hablo por primera vez.

--¿Quién asegura que el rey bastardo no apunte ahora hacia nosotros su ira? –dijo Lord Strong, quien se sentaba cómodo en su silla.

--Debemos hacer la paz con ellos—dijo la reina madre, Alicent. –El rey Hadryon no tiene motivos para enfrentarse a nosotros.

--Tal vez. –Otto replico--Pero quien nos asegura que sus hijos, hijas o nietos no decidan que ellos merecen el Trono de Hierro. Debemos solucionar ese problema ahora. –Otto miro a su nieto y rey—Tu padre, el rey Viserys, cometió un error al dejarlos ser, permitió que el poder de la casa Targaryen cayera en manos ajenas a la Casa Targaryen. Debes corregir su error.

Aegon se burló de eso.

--¿Cómo pretendes que lo haga? ¿No has escuchado las noticias? —espeto—Mi tío nunca ha perdido una batalla. ¿En verdad quieres que me enfrente a él?

--Tienes a los ejércitos del Dominio, las Tierras del Oeste y de las Tormentas a tu disposición. Con la caída de Rhaenyra podríamos también traer al redil al Valle y a las Tierras de los Ríos.

--No, no iré a la guerra contra mi tío antes de hablar con él. Enviémosle una invitación. Pídele que venga a Desembarco del rey. Podemos resolver esto sin más derramamiento de sangre.

Otto solo se inclinó.

--Como usted diga, Su Gracia…--dijo, aunque parecía inconforme.

Entonces, tocaron a la puerta, un guardia real entro al salón de consejo y se acercó al rey y le susurro algo al oído. Una expresión de preocupación aparecio en el rostro del rey quien se levantó abruptamente de su asiento.

--Me temo, mis señores, que ha surgido un inconveniente que debo atender de manera urgente. Nos reuniremos más tarde.

Con eso dicho, escoltado por dos guardias reales, el rey salió de la habitación.

Alicent se apresuró a seguir a su hijo, los demás miembros del consejo miraron extrañados la salida tan repentina del rey-

Más tarde se enterarían que la Reina Helaena Targaryen junto su hija e hijo, habían desaparecido de la Fortaleza Roja.

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Aemond con un aspecto sombrío camino por los pasillos de la Fortaleza Roja.

--¡Aemond! ¡Por favor! —escucho la voz de su madre llamarlo. --¡Espera!

Muy a su pesar, Aemond lo hizo, se detuvo y espero a que su madre lo alcanzara.

--¿Qué necesitas de mí, madre?

--¡Que dejes de actuar de manera tan imprudente! —exclamo la reina madre. --¿Qué crees que pasara si vas a Rocadragón ahora? ¿Qué harás? ¿llegar exigiendo que Hadryon salga y te enfrente? ¡Te matara!

--Me subestimas, madre, no soy Daemon, no soy Rhaenyra. No seré vencido.

--Tienes razón, no eres Daemon ni Rhaenyra, eres más inteligente que ellos. Por eso te quedaras.

--Tienen a Helaena…ellos.

--No lo sabemos. ¿No crees que quiero recuperar a mi hija? ¡Hacer que te maten no hará que la recuperes, a ella a mis nietos! —Aemond pudo ver la expresión de desespero en el rostro de su madre. —Solo espera un poco…si vas a ir, que sea con un ejército a tus espaldas, no solo.

--Con Vhagar es más que suficiente…

--Tal vez contra dragones más pequeños. Escúchame, por los Siete. Escúchame, hijo. Por favor, te lo suplico, hazme caso.

Aemond suspiro, derrotado y abrazo a su madre.

--Está bien. Esperare un poco más….

Le dolió tanto mentirle así a su madre….

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Debido a la desaparición de la Reina Helaena y sus dos hijos Maelor y Jaehaera Targaryen, la capital estuvo en alerta máxima durante días, enviaron grupos de búsquedas por todo el reino, pero simplemente no había rastros de ellos.

Muchos señalaron al Rey Hadryon, otros señalaron a Daemon quien posiblemente antes de su caída en Rocadragón   haya enviado a alguien para secuestra a la reina. O que simplemente la reina había escapado con sus dos hijos, temerosa de perderlos en la guerra.

Pero la verdad es que no tenían una idea clara de lo que había sucedió, eso hasta poco tiempo después.

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--¿Cómo has estado, sobrina? —Alyssa le pregunto a Rhaenyra, quien permaneció en silencio, sentada en su cama. Alyssa suspiro tristemente. —Nunca quise esto, Rhaenyra. Esta guerra, esta lucha entre nosotros, nunca busque nada de esto.

De nuevo, Rhaenyra no dijo nada.

--Lamento que haya  tenido que llegar tan lejos, ojalá hubiera sido de otra forma.

Con eso, Alyssa se levantó de su silla, aliso su vestido y camino hacia la puerta, justo cuando estaba por salir, la voz de Rhaenyra la hizo detener.

--¿Qué pasara con mis hijos?

Por un momento Alyssa no dijo nada.

--Mi esposo no le hará daño a ninguno de ellos, ha dado su palabra. –dijo—Hadryon tampoco tiene nada en tu contra, así que no te preocupes.

--Mato a mi dragón, mataste a Rhaenys y casi matas a mi hijo. —espeto—No me pidas que no me preocupe. Matasangre.

Eso hizo enfurecer y entristecer a Alyssa.

--Daemon asesino a sangre fría a mi hermana esposa, te negaste a retroceder, Rhaenys se negó a retroceder por un maldito bastardo, asesino de niños y Matasangre. ¿Quién eres tú para juzgarme, cuando luchaste para defenderlo?

Con eso Alyssa salió de la habitación completamente furiosa. Sin vera la expresión furiosa de su sobrina.

--Eso salió muy bien.

Alyssa detuvo sus pasos, cuando sus ojos captaron la figura de su esposo, quien se encontraba recargado en una de las paredes de la fortaleza.

--Está enojada, ella no esperaba perder. —dijo Hadryon—Ya aceptara los hechos, no puede hacer nada. Debería agradecer mi misericordia.

Alyssa calmando su ira, se acercó a su esposo.

--Dudo mucho que la agradezca. Mataste a su dragón, mutilaste a su esposo y yo casi mato a su hijo. —Replico Alyssa con el ceño fruncido.

--Puede vivir con su amargura, al menos vivirá y sus hijos con ella. –dijo simplemente Hadryon—Iré a Desembarco del rey en unas horas.

Alyssa miro a su esposo a los ojos.

--Iré contigo. —más que una pregunta, era una afirmación, Hadryon pareció querer negase, pero al final solo asintió.

--Bien, pero no te separaras de mí. —el la tomo en sus brazos y la atrajo hacia él.

Ella recargo su cara en su pacho, Hadryon inhalo el aroma de su cabello.

--La extraño—murmuro Alyssa—La extraño mucho.

Hadryon beso su cabello.

--Yo también. —aseguro con pesar—Y todos los responsables pagaran…

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Una sombra acechaba el gran templo, los clérigos sintieron una opresión repentina, un sentimiento frio y de fatalidad. Dentro del templo, una figura encapuchada se paró justo frente el altar. Las llamas que ardían en los braseros parpadearon, bajando su intensidad.

--Te advertí que no interfirieras. –dijo la voz de aquella figura—Te ofrecí paz, a pesar de tus transgresiones pasadas…fui muy benevolente….

El fuego de los braseros aumento su intensidad repentinamente.

--Ah, tus rabietas. —dijo—No importa, solo recuerda. La muerte llega incluso a los dioses, solo yo permaneceré hasta que la última estrella muera, tu eres solo una vela en el gran esquema de las cosas, eventualmente te apagaras….

Un frio mortal se extendió por todo el templo, cada brasero y cada vela se apagó y todo quedó a oscuras…

Fin del capítulo.

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