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-- Debería matarte por tu osadía, sin embargo, no tengo pensado convertirme en un asesino de parientes…
Daemon quien yacía arrodillado, derrotado y deshonrado. Con dos espadas de Acero Valyrio apuntando a su cuello y que, con tan solo un movimiento de su hermano bastardo, podía acabar con su vida. Solo pudo mirar impotente los ojos de diferente color que le devolvían la mirada con frialdad.
--No…no morirás esta vez, Daemon. En cambio, saldrás de aquí como un hombre derrotado y humillado y vivirás con eso el resto de tu vida. Eso será un buen castigo.
Al finalizar de hablar, el rey de Albion retiró ambas espadas del cuello de Daemon y retrocedió un par de pasos.
--Aprovecha la oportunidad que te doy, hermano. A pesar de nuestras diferencias, sigues siendo mi hermano. Vive bien.
Con eso, Hadryon arrojo Hermana Oscura frente a Daemon, enfundo su propia espada y le dio la espalda y comenzó a caminar hacia el castillo, donde le esperaban sus dos esposas.
Daemon miro la espalda de Hadryon, una furia impotente ardiendo en su ser. Se sentía humillado, furioso y triste.
Sin embargo, el odio era lo que más abundaba en el, sin poder resistirlo, le gritó a su hermano.
--¡Si me dejas vivir ahora te prometo, ante los viejos y nuevos dioses, que haré lo posible por matarte!
Hadryon ni siquiera se digno a voltear a verlo, siguió caminando y alejándose de el.
--¡No mereces nada de esto! ¡No la mereces a ella! ¡Eres un bastardo! ¡Un maldito mestizo! ¡Un error!
Alyssa miro a su hermano mayor con tristeza, siempre supo que a Daemon le desagradaba Hadryon, pero esto…
Ella siempre había querido a su hermano y ahora esposo. Desde que lo conoció por primera vez cuando fue traído a Desembarco del rey, a pesar de que sus hermanos mayores quisieran alejarla de el, ella se acercó y creo un lazo inquebrantable que ni el tiempo ni la distancia pudo disolver….
Hadryon llegó a su lado, y la miró con suavidad mientras colocaba una mano en su mejilla y la acariciaba.
--No te agobies, mi reina. Vayamos a dentro.
Ella solo pudo asentir, y dándole una última mirada a su iracundo hermano mayor, siguió a su esposo dentro de la fortaleza.
Daemon estrelló su copa contra la pared de su habitación, completamente furioso, una furia que había ardido desde aquel entonces.
Sabía que se había precipitado cuando lo enfrento ese día, su ira ardía y no pensó con claridad.
¿Como¿Cómo era posible? Me rechaza a mi, un verdadero dragón por un mestizo bastardo.
Esa pregunta se repitió en su mente muchas veces mientras iba a lomos de Caraxes.
Cuando se enteró que su hermano Viserys prometió a Alyssa un Lannister, quiso ir y golpear a Viserys por tal sugerencia.
Alyssa era de él . No podía ser entregada a un simple vasallo, ella se merecía más.
Iba camino a Desembarco del rey, había mandado a los siete infiernos el exilio que le había impuesto Viserys, pero justo cuando estuvo a punto de despegar, le llegó la noticia de que su hermana, se había casado con el bastardo .
Inmediatamente cambió el destino de su viaje, dispuesto a enfrentar al bastardo y asesinarlo. No le importaba que los dioses lo maldijeran como un asesino de parientes, Daemon haría lo que fuera necesario para proteger a su familia, y más importante, lo que le pertenece.
Sin embargo, aquí estoy, hundiéndome entre copas, recordando mis fracasos…. Pensó Daemon con frustración. Cerrando los ojos, miro hacia el techo. Acerco una de sus manos a su rostro y con un dedo tanteo aquella cicatriz en su mejilla derecha que llegaba hasta el inicio de su ojo.
Un recuerdo de su derrota, una cicatriz que llevaría el resto de su vida como un recordatorio de su mayor fracaso.
Padre debía ahogar a ese bastardo en un río… Pensó y en ese mismo momento alguien toco la puerta de su habitación.
--¿Quién es?
--Mi príncipe. Me han encomendado que le informara que la mano del rey, Ser Otto Hightower, ha arribado a Rocadragón y pide una audiencia con usted, su alteza.
Entonces, el día para Daemon empeoro notable con esa noticia.
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A pesar de la conquista contundente del rey Hadryon Peverell sobre los Peldaños de Piedra, el asunto estaba lejos de terminar. La Triarquia no está dispuesta a aceptar la derrota enviada un contra ataque, Graghas Drahar quien había sobrevivido en la batalla de conquista contra el rey Hadryon, deseoso de venganza, líder una misión arriesgada: secuestro a la reina Alyssa Peverell, cuando esta había bajado a la ciudad capital de Albion a hacer unas compras junto a un par de guardias reales…
Nadie supo cómo se coló a través de las defensas o peor aún, salir tan rápido de la ciudad con la reina a cuestas. Sin embargo, el secuestro no duro ni medio día, pronto la reina fue rescatada por el mismo rey y la cabeza de Graghas Drahar estaba clavada en una pica…
La furia del rey por ese movimiento tan descarado sobre su familia de parte de la Triarquia, hizo que el fuego de Balerion lloviera sobre las flotas que pretendían invadir su reino, sin piedad alguna.
Al día siguiente, el rey emprendió vuelo sobre Balerion hacia Myr e hizo llover el infierno sobre ellos, dejando un mensaje claro para Tyrosh y Lys, los dos aliados restantes de Myr: Metete conmigo y arderas.
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Bloodstone no era más que una isla gobernada por piratas y todo el peor tipo de escorias años atrás. Ahora, en cambio, era la capital de su reino y una de las ciudades más prósperas, ahora rebautizada con el nombre de Bastión Peverell.
Hadryon en su vida anterior como Harry Potter rehuía de cualquier puesto de liderazgo y ahora en esta vida era un rey conquistador. Y entendía el por qué odiaba liderar, resulta ser…agotador.
Afortunadamente para él, tenía un par de reinas muy capaces a su lado que ayudaron a sostener esa carga. Los años habían sido amables, más amables de lo que fueron en su vida anterior. Había sido bendecido con un par de hermosas hijas por parte de sus reinas. Las princesas Lily y Viserra Peverell eran la luz de sus ojos.
Ambas acaban de cumplir 4 onomásticas, aunque nacieron con días de diferencia, celebraban el mismo día. Lily resultó ser como su madre Alyssa, toda una señorita y su Viserra, ella era como su madre, Gael, algo tímida, pero con un fuego en su interior.
En su anterior había tenido hijos, pero nunca estuvo muy cerca de ellos debido a su vida tan caótica, lo intento, pero al final decidió que estaban mejor sin él y ese fue su mayor arrepentimiento. Esta vez, decidido, haría las cosas bien. Ahora mismo estaban en su Solar, discutiendo los asuntos del reino.
--Todo parece ir bien en Puerto del Rey, Ha habido un crecimiento exponencial este año en el comercio, al parecer más se están interesando en abrir relaciones comerciales con nosotros. —La voz de Alyssa hizo que Hadryon saliera de sus pensamientos. Con los años, su hermana y esposa no habían hecho más que hacerla crecer en carácter y en belleza, a sus 29 onomásticas Alyssa se había en toda una reina en la extensión de la palabra.
--Eso no es ninguna sorpresa, si no son estúpidos por supuesto que querrán comerciar con nosotros. —fue la respuesta de su primera esposa y reina, Gael Targaryen era la mayor entre ellos, era firme y severa, pero amorosa y compasiva, sin duda, una persona muy diferente cuando estaba en Desembarco del rey, a sus 34 onomásticas era una de las mujeres más bella que había conocido, sin duda el puesto de reina le quedaba como anillo al dedo.
Hadryon las amaba a ambas y quemaría el mundo por ellas si fuera necesario.
Hadryon suena suavemente mientras las observaba hablar entre ellas, ambas metidas en su papel de reinas. Al parecer notaron el silencio de su parte, porque ambos detuvieron su charla y se giraron a verlo.
--¿Qué sucede, mi amor? has estado muy silencioso todo este tiempo—comento Alyssa.
--¿Hay algo que te inquiete? —acoto Gael en cambio.
Hadryan solo las miro, aun con la sonrisa plasmada en su rostro, negó lentamente con la cabeza.
--En lo absoluto. Solo estaba pensando en lo afortunado que soy al tenerlas a mi lado.
Les sonrojaron encantadoramente a ellas, y estas se sonrojaron. A pesar de llevar ya varios años de casados, aún podía hacerlas sonrojar con un par de jóvenes doncellas.
--Sin embargo, tengo noticias. —agrego, ganándose su atención—de Desembarco del Rey, esta mañana llego una carta, del rey.
Ambas alzaron las cejas sorprendidas.
--¿De Viserys? ¿Por qué te escribiste? ¿Por qué ahora?
Básicamente, ambas reinas preguntaron al mismo tiempo, eso le saco una risa divertida a Hadryon, sin embargo, respondió.
--Bueno, al parecer mi querido hermano ha decidido invitarnos a la boda de Rhaenyra. Al parecer se casa con el hijo de la prima Rhaenys, Laenor. Con esta invitación quiere arreglar las cosas, sanar las relaciones, curar viejas heridas y bblalá.
--Sin duda, su consejo privado tiene mucho que ver. –dijo Alyssa mientras se alisaba el vestido.
--Si, Lyonel Strong parece ser una mano del rey más sensata. Dudo mucho que la víbora de Otto haya permitido tal acercamiento. Al menos no sin que el ganara algo a cambio.
--Pero la verdadera pregunta es, ¿Aceptamos la invitación?
La verdad, Hadryon ni quería pensar en ello, solo saco el tema por su esposa Alyssa, quería al menos informarle sobre ello, ella tenía cierto cariño por la princesa y no quería privarla del derecho en estar con ella en un día tan importante.
--En lo que a mí respeta, no me interesa el asunto. Sin embargo, sé que, a pesar de todo, quieres a nuestra sobrina, Alyssa. A pesar de los errores de juicio de su padre, no creo que estos deban obstruir el que estés en un día tan importante para Rhaenyra. Lo dejo en tus manos, cualquiera que sea tu decisión, la aceptare. Al igual que tú, Gael. Sé que no tienes los mejores recuerdos allí…
Ambas reinas se mantuvieron un momento en silencio. Finalmente, luego de unos minutos, Alyssa fue la primera en responder.
--Creo que no estaría mal asistir, si nuestro hermano quiere enmendar las cosas, podemos darle el beneficio de la duda. Además, llevo mucho tiempo sin ver a Nyra.
Hadryon se acercó, luego poso su mirada en Gael, quien se mantuvo en silencio.
--A donde ustedes vayan, saben que iré. –fue su simple respuesta. Hadryon suspiro.
--Muy bien, entonces partiremos en dos días.
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En la intimidad de su habitación, Gael y Hadryan yacían acurrucados en la cama, después de una extensa noche de pasión. Esta vez, Alyssa había decidido darles esa noche para ambos y dormir en otra recámara, también se había encargado de cuidar a sus hijas, Lily y Viserra.
--Sabes, no tienes que ir si en verdad no quieres. —le murmuro Hadryon a su reina y tía quien tenía su cabeza recostada contra su pecho desnudo.
--Quiero ir. —Fue lo que respondió ella en un murmullo. —A pesar de que hay malos recuerdos, también hay buenos, todos ellos contigo.
Hadryon acaricio suavemente la espalda desnuda de su reina.
--Ya veo—dijo, hubo un momento de silencio antes de que volviera hablar—Recuerdo el día que te vi por primera vez, estabas con la abuela en el jardín, ya había escuchado sobre ti para ese entonces, la princesa tímida, pero en ese momento, mientras jugabas con las flores, parecías brillar con el sol. ¿Quién pensaría que esa princesa tímida, quien apenas podía mirarme a los ojos, me robaría el corazón?
Gael enterró aún más su rostro en su pecho.
--Eras la flor más bella en ese jardín, admito que quise robarte de inmediato en cuanto te vi y protegerte para siempre…
Pronto noto que Gael se había quedado profundamente dormida, sintiendo su suave respiración.
--Descansa mi reina. —murmuro depositando un dulce beso en su cabello.
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El día de la boda de la princesa heredera Rhaenyra Targaryen, desde el Norte hasta el Sur, vino a presenciar la unión que se llevaría a cabo en la capital. Nadie se esperaba que el rey Hadryon junto a sus reinas, asistieran a tal evento después de su último encuentro tanto como con el rey Viserys y con el Príncipe Daemon.
La presencia del rey de Albion trajo el malestar de la Fe, quienes no dejaban de vociferar contra el rey de Albion. No es necesario indagar en el porqué, aparte del matrimonio Polígamo del rey Hadryon, también estaba el hecho de que dicho rey era un usuario de magia y uno muy poderoso de paso.
Aquel incidente, aunque se trató de mantener lo más discreto posible, fue imposible ya que muchos miembros de la corte habían presenciado tal acto hecho por el rey Hadryon, tantas bocas no pudieron ser calladas y rápidamente empezaron los rumores, unos más absurdos que otros.
Toda la ceremonia transcurrió sin mayor inconveniente, siete días duro la celebración por decreto del rey, pero en el momento del baile, Ser Criston Cole, miembro de la guardia real, comenzó a golpear hasta la muerte a Joffrey Lonmouth, afortunadamente para Ser Joffrey, el rey Hadryon intervino, salvándolo de ser asesinado….
Así termina un nuevo capítulo, ¡Quiero agradecer por el apoyo! y por sus comentarios.
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