Durante un partido

Harry Potter - J. K. Rowling
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Durante un partido
Summary
Draco decide distraer a Harry durante un partido de Quidditch.

Durante un partido

En los vestidores de Slytherin había un aura densa, sofocante y tensa que rodeaba a los jugadores de Quidditch. Desde que Harry Potter había llegado a Hogwarts y se había convertido en el buscador más joven de la historia de Hogwarts, Slytherin no había ganado ni una sola vez la copa. No importaba que técnicas o trampas hicieran en contra de Griffindor, siempre terminaban perdiendo. Pero esa vez el capitán Flint estaba confiado, sabía que Draco haría algo en contra de Potter en ese partido pues había escuchado a sus amigos hablando de ello. No sabía exactamente qué era lo que haría pues lo único que alcanzó a escuchar era que Draco iba a joder al estúpido de Potter. No quiso quedarse a escuchar más de la conversación pero eso le hizo que tuviera un poco de esperanza para ganar contra los leones. De hecho, en ese momento Draco Malfoy estaba saliendo ya con su traje de Quidditch, que extrañamente le quedaba más entallado de lo normal, el pantalón se cernía a sus largas piernas de tal forma que casi parecía que iba prácticamente desnudo. Su camisa estaba mal abrochada dejando ver sus marcadas clavículas y su cabello no llevaba gomina dándole un aire rebelde. Todos creyeron que se había puesto lo primero que se encontró, sin saber las verdaderas intenciones del Slytherin. Tenía una sonrisa socarrona adornando su rostro, sus ojos llameaban furiosos. Sus pasos eran seguros mientras tomaba su escoba.

—¿Vienes inspirado, Malfoy? — Le gritó Flint.

—No tienes ni idea — Contestó Draco.

Theo, el más reciente guardián del equipo, se acercó a Malfoy para susurrarle algo. Draco asintió pareciendo satisfecho.

—Espero que no te moleste que Theo me coqueté mientras salimos al campo, Flint.

Marcus enarcó una ceja. —¿Por qué te coquetearía?

—Allá afuera hay alguien sumamente estúpido al que le quiero sacar algunos celos, pero no te preocupes. Eso no me distraerá de joder a Potter. — Soltó una carcajada que le fue seguida por los demás miembros del equipo.

Afuera de los vestidores, en el campo de Quidditch, ya se alcanzaban a oír los vitores y porras de los alumnos de Hogwarts. Los Hufflepuff y Griffindors apoyaban a los leones, mientras que Slytherin y unos muy resentidos Ravenclaws apoyaban a las serpientes. Las águilas seguían enfurecidas porque en el último partido Griffindor había logrado mandar a la enfermería a Cho Chang y si en ese partido volvían a ganar los Griffindors, automáticamente Ravenclaw quedaría descalificado del torneo. Caso contrario para los Hufflepuff, que si Ravenclaw lograba ser descalificado, Hufflepuff tendría una oportunidad de seguir en el torneo.

—Bien, escuchen con atención. —Los llamó Marcus Flint. —Allá afuera están los creídos y estúpidos de Griffindor que creen que ganarán una vez más. ¡Nosotros podemos demostrarles que no es así!, ¡Ganaremos, haremos que coman polvo y se hundan en la miseria de haber perdido!

—¡Si! —Todos gritaron a la par.

Tomaron sus escobas, su equipo y salieron hacia el campo al mismo tiempo que el equipo de los leones. Mientras se dirigían al centro del campo, Theo estaba susurrando en el oído de Malfoy, mientras éste reía sonoramante, como si hubiese oído el mejor chiste de la historia. Algunos se extrañaron al ver tal espectáculo, exepto Flint y su equipo quienes sabían el contexto de tal actuación. Theo pasó su brazo por los hombros de Draco, este a su vez lo abrazó por la cintura. Ambos muy pegados el uno del otro, bromeando como si nadie los estuviese observando. Cuando llegaron al centro del campo se separaron para situarse en sus lugares.

Draco soltó a Theo deslizando su brazo tan lento que pareció ser agonizante su separación.

El joven Malfoy caminó hacia el frente, colocándose justo delante de Potter quien parecía echar fuego por los ojos, su rostro contraído en una mueca de rabia que al traspasar su vista hacia el cuerpo de Draco, se paralizó. Su rostro aún contraído en una mueca de ira dejó ver cómo sus pupilas se dilatan ocultando casi en su totalidad el color verde de sus ojos. Potter recorrió con la mirada el cuerpo de Malfoy más de una vez, grabándose cada parte de su vestir y de lo que se dejaba ver entre las descuidadas ropas. Draco lo veía fijamente, en ningún momento apartó la vista de sus hermosos ojos, deleitándose con las reacciones que le creaba a un hormonal Harry Potter de dieciséis años.

—Bien chicos, no quiero ningún tipo de disputa ni pelea durante o después del partido. Guarden sus fuerzas para el juego. —Les dió una significaba mirada a ambos buscadores de ambos equipos.

El juego comenzó sin problema alguno. Sospechosamente demasiado pacifista.

Harry sobrevolaba los alrededores en lo alto del campo. Observando a diestra y siniestra todo, tratando de no perderse ni por un segundo los movimientos de Draco. Muchos al ver el extraño modo de jugar de Potter, creían que se traía algo entre manos para hacer perder al joven Slytherin. Entonces mientras Harry se mantenía estático en su lugar, por el rabillo de su ojo logró percibir un brillo muy peculiar, uno que conocía muy bien. Volteó la mirada, encontrándose de frente con la Snitch, estiró la mano para tomar la pelotita pero esta voló hacia el otro lado del campo. Harry, que se había quedado petrificado un momento, recuperó la compostura rápidamente y emprendió vuelo persiguiendo la Snitch. No tardó mucho para que Draco se diese cuenta y siguiera de cerca al león.

—¡Harry Potter va tras la Snitch, Draco Malfoy le sigue de cerca!—Se escuchó gritar al comentarista.

Draco se alineó al lado de Harry, quedando hombro con hombro, ambos con los brazos elevados hacia la Snitch.

—Ni creas que lograrás distraerme, Malfoy. — le gritó como si supiese las verdaderas intenciones del por qué su ropa estaba tan provocadora. Su voz salió peligrosamente ronca.

—¿Eso crees, Potter?, sé que te mueres por verme. — Susurró en su oído, logrando que una corriente eléctrica subiera por la espina dorsal de Harry. —Me preparé especialmente para tí. ¿No me estabas comiendo con la mirada hace un rato?

En respuesta Harry gruñó.

—Vamos, una miradita no le hace daño a nadie. —Ambos subían hacia las nubes, por dónde había desaparecido la Snitch.

Harry usó toda la fuerza de su voluntad para no voltear a ver a su rival. Cosa que no funcionó al sentir una mano ajena acariciar su muslo interno. Fue tal la sorpresa que sin querer soltó un jadeo placentero. Esto hizo que empujara a un lado a Draco.

—¿Pasa algo, Potter?

—Tú... Pequeña serpiente...

—¡Parece que están discutiendo! —Gritó el comentarista. A su alrededor se oían los gritos de los fanáticos.

—¿Vienes...? — invitó. Su tono sugerente fue evidente. Al ver que Harry no se movía se encogió de hombros. Siguió volando lentamente hacia arriba, inclinado sobre su escoba logrando que sus pantalones se apretaran sobre su trasero. Harry lo vió detenidamente, casi saboreando poder hundir sus dedos sobre sus redondas posaderas.

—Oh, están volando más alto. ¡Una lástima que el cielo se encuentre tan nublado!, ¡Aunque no veamos nada de lo que está pasando allá arriba, todos sabemos que será Potter quien atrapé la Snitch!, ¡Patea el trasero de ese Slytherin Potter!

Harry voló persiguiendo lo que parecía ser la Snitch. Cuan equivocados estaban todos.

Draco se internó en la espesura de las nubes confiado en que lograría encontrar la Snitch primero o distraer lo suficiente a Harry para que este perdiera en el último momento.  Detuvo su vuelo, miró a su alrededor agudizando el oído y la vista. Ahí arriba era muy silencioso, no se escuchaba el bullicio de los alumnos que esperaban ansiosos el fin del partido. Aunque era que ellos tampoco podían escuchar nada desde la seguridad del suelo. Draco voló lentamente, haciendo lo posible para encontrar la Snitch y ganarle de una vez por todas a Potter.

Potter...

Su relación había empezado de la manera más inusual posible. Los Malfoy y los Potter no se llevaban, había una constante guerra entre ambos apellidos. Al parecer, la rivalidad entre ambas familias había empezado en Hogwarts. Después de que James y Lucius se declararan la guerra para hacer ver quién era el mejor. Empezó con el mejor proyecto de pociones (evidentemente había ganado Lucius), despues con la mejor técnica al volar en escoba (obviamente ganó James), después quién conseguía una pareja primero (ganó Lucius Malfoy ya que había sido correspondido casi de inmediato por Narcissa Black), después quienes ganaban más copas de las casas (empataron). Y cuando todos creían que su rivalidad acabaría después de graduarse de Hogwarts, pues estaban muy equivocados. Después la competencia era por quién se casaba primero, después por quién tenía un heredero primero. Lily y Narcissa solían juntarse los fines de semana para burlarse de sus esposos y hacer pequeños complots en su contra. La competencia siguió, ahora era quien de los dos bebés decía su primera palabra primero, después quién aprendía a escribir primero, etc, etc, etc. Básicamente Harry y Draco habían sido educados para seguir con la rivalidad de sus padres.

Y había seguido con la enemistad, a medias...

En primer año, después de que Draco acusó a Potter, Weasley y Granger de tener un dragón. Más específicamente cuando tuvo que adentrarse al bosque prohibido (como castigo) junto a Potter para buscar un par de escarabatos perdidos de Hagrid, fue que todo comenzó. Ambos chicos solo se ignoraban, una que otra vez se insultaba mutuamente. Hasta que llegaron a un claro en medio del bosque en el cual encontraron algunas joyas brillantes. Inmediatamente ambos creyeron que los escarabatos estaban cerca. Harry fue el primero en acercarse a observar el lugar buscando el rastro de los escarabatos cuando de repente una enorme acromántula apareció de la nada.

Harry no se había percatado de la precensia del arácnido pues este estaba detrás de él, acechandolo. Draco se había quedado paralizado no sabiendo exactamente qué hacer, pero cuando vió como la acromántula se abalanzaba sobre el Griffindor un impulso le hizo correr hacia Harry, lo empujó fuera del camino de la enorme araña y aún cuando sentía que sus nervios lo mataban, logró petrificarla. El único recuerdo de esa noche era una cicatrizar que iba desde la muñeca de su mano derecha hasta su hombro, hecha por uno de los colmillos de la acromántula.

Después de ese suceso, Harry se sintió obligado a agradecer de mil maneras a Draco aunque este solo decía que no había sido nada, que solo había hecho lo que cualquier otro haría en su lugar. Pero Harry era muy terco. Y así comenzó una extraña amistad, una amistad que solo ellos y sus más cercanos amigos conocían pues no querían hacer saber que la rivalidad entre los Potter y los Malfoy había terminado. Al menos no mientras estuviesen en Hogwarts. Fue en tercer grado que ambos empezaron a notar sus sentimientos por el contrario, pero no fue hasta mediados de cuarto año que se hicieron pareja.

Recordar qué los había llevado a lo que son ahora le hacía muy feliz. Estaba feliz de haber podido lograr se amigo de Potter, y no solo eso, ahora era su novio.

Mientras estaba sumido entre sus recuerdos, por el rabillo del ojo le pareció ver un resplandor. Volvió en sí lo más rápido posible y se dirigió hacia donde había visto el tan peculiar destello. Voló rápidamente hacia su objetivo, una suave brisa caía sobre él. Estaba comenzando a llover. Pero eso no le detuvo de seguir con su camino, al estar a punto de llegar al destello, Harry salió de entre las nubes y le cerró el paso; Draco al ir muy rápido y a pesar de intentar con todas sus fuerzas detenerse no lo logró a tiempo y termino colisionando con Potter quien pudo mantener el equilibrio, más Draco no. Harry tomó entre sus brazos al Slytherin y ambos observaron cómo la escoba de Draco caía hacia la nada.

—Maldición...

—Ahora estás atrapado conmigo.

Draco, quien por un momento había olvidado al chico que lo salvó, se sobresaltó al sentir una mano ajena bajando por su espalda hasta llegar a sus posaderas.

—Potter, suéltame. Hay un partido que...

—¿No era ésto lo que estabas pidiendo desde un inicio? — Susurró en su oído, mordiendo suavemente el lóbulo de la oreja del chico.

—Potter... no podemos, el partido.

—Una mierda. Llevamos tres meses de abstinencia por nuestros horarios tan disparejos... – gruñó.

Draco jadeó sorprendido cuando sintió la lengua de Harry recorrer su cuello.

—Por más que quiera, estamos a cientos de metros de altura, está comenzando a llover y qué decir de que ambos estamos en una escoba. —Le respondió, tratando de alejarse del contrario.

—No importa, ya lo hemos hecho en el comedor y en el despacho de Snape. No creo que esto sea muy diferente. – Mordió la clavícula expuesta de Draco.

Draco gimió, su cuerpo pidiendo por más. Los tres meses de abstinencia también habiendo hecho estragos en él.

Escuchó a Harry murmurar algo, entonces sintió cómo una pequeña plataforma aparecía debajo de ellos.

—¿Pero que...?

—Transformé la escoba – dijo de lo más normal del mundo.

Draco miró a Harry, quien lo veía con una lujuria que a más de a uno lo pondría de rodillas. Así que cuando Harry lo recostó sobre la plataforma no se negó a nada de lo que estaban a punto de hacer. La brisa se había transformado en diluvio, las gotas de agua fría que caía sobre ellos no podían bajar la temperatura de sus cuerpos. Harry atacó los labios de Draco, un beso fogozo y necesitado, un beso anhelante. Entonces Draco abrió su boca en una clara invitación, Harry no tuvo que pensarselo para meter su lengua y recorrer la cavidad bucal de su amante. Sabía a menta y a fresas, era una sabor tan peculiar como familiar. Odiaba la fresa, y mucho más la menta, pero probarlos en Draco era un manjar.

—Ah... — gimió el Slytherin al sentir la mano de Harry adentrarse por entre su camisa, apretando y retorciendo uno de sus pezones.

Ambos se separaron solo para recuperar el aliento. Las mejillas sonrojadas de Draco por la excitación solo hacían que Harry deseara cada vez más al chico. Atacó nuevamente el cuello del Slytherin, mordiendo y chupando para dejar marca en él. Quería dejar evidencia de lo que había estado haciendo, quería hacer ver qué ese rubio oxigenado tenía dueño.

—Malditasea... — Se quejó Harry al sentir su erección siendo apretada por sus pantalones. Entonces paso la mirada hacia la entrepierna de Draco, la cual no estaba en mejor estado.

Harry deslizó su mano desde el pecho de Draco, bajando por su abdomen hasta llegar a su pelvis, dónde acarició suavemente torturando el pene del chico.

—Potter... — Rogó Draco, su pene requería atención y el que Harry solo lo estuviera acariciando por encima de sus ajustados pantalones le dolía.

—¿Si?, ¿Necesitas algo, cariño?

—Sabes exactamente qué necesi- ¡Ah...! —La mano de Harry apretó el bulto que yacía entre las piernas de Draco, lo apretó tan exquisitamente que las caderas del Slytherin se movieron hacia delante pidiendo más contacto.

—¿Qué necesitas? — su voz salió ronca y profunda. Los pantalones del Griffindor eran incómodos en ese momento, pero no tanto como los ajustado pantalones de Draco. En esa situación el que más sufría era el Slytherin.

—Necesito de tus manos, necesito que me ayudes... — sus ojos se encontraron, la lluvia se arreció, pero el agua no estaba fría, estaba hirviendo como ambos chicos, las pupilas igual de dilatadas por el anhelo.

Harry entonces desabrochó el pantalón de Draco, bajó lentamente su ropa. Tan lento que hizo que Draco soltará un gemido lastimero e impaciente, después siguió con su camisa. Prácticamente se la arrancó, dejandolo tan solo en boxer. Harry lo apreció por un momento, pensando en lo afortunado que era por ser el único capaz de verlo tan vulnerable y tan delicioso. Se situó encima de Draco, atacando sus pezones, los mordía, los lamía y los retorcía mientras que una de sus manos acariciaba el pene oculto tras el boxer de Draco.

—Ah... más...

—Paciencia cariño.

—No eras tú el que decía que odiaba estar en abstinencia- ¡Ah! —gritó al sentir la mano de Harry agarrar su pene directamente, acariciando su base y luego llegando a su entrada, la cual se encontraba húmeda por el líquido preseminal que salió de él.

Sacó su mano y bajó los boxer del chico, dejando ver la despierta erección de Draco la cual palpitaba por ser atendida.

—Potter, tienes demasiada ropa...

Harry sonrió al darse cuenta que era verdad, siempre era así. Draco siempre era el primero en estar a su merced; se quitó su camisa lentamente, regalandole un espectáculo a Draco quien veía embobado como se contrarían los trabajados músculos del Griffindor. Cuando Harry se deciso de toda su ropa, separó las piernas de Draco y se introdujo etre ellas, se inclinó y volvió a besar efusivamente los labios del Slytherin, los mordió un par de veces dejando marca. Draco por su parte envolvió con sus piernas la cintura de Harry atrayendolo más hacia sí.

—Agh... —gruñó Harry al sentir cómo sus penes se rozaban. Por su lado, Draco arqueó su espalda en busca de más contacto.

Harry se deleitó con la escena que se presentaba delante de sí, las gotas de lluvia hacían que el cabello de Draco se pegara a su frente y su piel se veía más brillosa y jugosa.

—Maldición, eres hermoso... — comenzó a besar y morder el pecho de Draco dejando chupetones a su paso.

Sus labios bajaron hacia el abdomen, con su lengua trazó un recorrido que volvió loco a Draco. Bajó todavía más, hacia su pelvis pero ignorando de manera monumental su despierta erección.

—Potter...— le reprochó, no pudiendo hacer mucho con su sensible cuerpo. —Malditasea Potter...

Harry rió, de su garganta salió un ruido gurutal.

—Paciencia, todo a su tiempo —. Se separó de Draco, un poco hacia atrás. Tomó las piernas y las acarició, las apretó dejando marca. Chupó y mordió el interior de sus pantorrillas avanzando hasta sus muslos.

Al llegar a su pelvis soltó un suspiro que logró hacer que Draco se retorciera por las sensaciones que le envolvían, una corriente eléctrica en su espalda y una creciente calidez en su vientre. Era exitante, ya habían hecho varias veces el amor en varios lugares muy expuestos en Hogwarts, pero nada como hacerlo en literalmente el cielo lo único cubriéndolos eran las espesas nubes, con el temor de que en cualquier momento alguien fuese a buscarlos y los encontrara en aquella situación. Pero no les importa una mierda. Entonces Harry por fin se dignó a atender el pene de Draco. Con su lengua lamió desde la base hasta la punta del pene, saboreando el líquido preseminal. Repartió pequeños besos a lo largo de toda la extensión, con cada contacto sentía a Draco rogar por más. Soltaba palabras incoherentes en medio de constantes gemidos.

—Potter... Ah... Merlín... Por lo que más quieras, chúpamela ahora mismo. — Dijo entre dientes, demandando que se le atendiera.

En respuesta, Harry metió el pene dentro de su cavidad bucal, masturbando con una mano y succionando con la boca.

—Ah... creo que me voy a- ¡Ah! — de su boca salió un gemido de abandono, que fue remplazo por uno de dolor al sentir la mano de Harry apretando su pene, evitando que lograse eyacular cómo era debido. —Merlín... No me hagas esto Potter.

—No tienes permitido venirte sin mi permiso. — Lo regañó. —Además... Sabes que no me gusta ser llamado por mi apellido.

—Pues así te llamas- ¡Ah!, Cuidado idiota...

—Me llamo Harry. — Dijo introduciendo más su dedo que había invadido la entrada de Draco sin cuidado alguno.

Draco después de mucho tiempo sin sexo, sintió su interior doler pero era más el deseo por ser penetrado que no le importó sentirse incómodo. Después se le introdujo un segundo dedo. Harry comenzó a hacer un movimiento de tijeras dilatando la estrecha entrada. Draco gemia cada vez más fuerte retorciendose ante el placer. Cuando se hubo dilatado la entrada, Harry colocó su pene en la entrada de Draco, presionando con su punta.

—Solo mételo, ¡ahora...!—Demandó el Slytherin. Ya no soportaba, quería tenerlo dentro, quería sentirlo, quería que lo embistiera una y otra vez hasta que estuviese tan cansado y adolorido que le fuese imposible cualquier movimiento.

—Quiero que le ruegues, quiero que me llames por mi nombre...—A pesar de estar tan exitado como Draco, usaba la poca cordura que le quedaba para molestar a su pareja.

—Maldición, no estoy para estúpidos juegos...

—Como quieras —. Se encogió de hombros, se separó lentamente de Draco haciéndole ver qué si de verdad no le rogaba, no harían nada.

—¡Harry...!

—¿Si? —arqueó una ceja.

Draco lo miró a los ojos. Siempre era lo mismo, siempre tenía que ser él quién tuviese que rogar por ser penetrado. Había perdido su dignidad y orgullo hace mucho tiempo.

—Te lo ruego Harry... Follame...

Ver tan desesperado a Malfoy, tan entregado y tan exquisito logró que la poca cordura de Harry desapareciera. Situó su pene en la entrada del contrario y de una estoncada lo metió entero. El grito de dolor y placer que salió de los labios de Draco fue suficiente para que Harry enloqueciera y comenzara un vaiven de agresivas estoncadas cada vez más rápidas.

Los gemidos que salían de los labios de Draco eran tan fuertes y desesperados que Harry no pudo evitar sentir como su orgasmo se acercaba, una creciente ola de calor se comenzó a acumular en su vientre. Cerró los ojos envuelto en la sensación placentera que se avecinaba, incluso a través de sus parapados podía ver estrellas. Draco no estaba mejor que Harry, su orgasmo estaba igual de cerca pero no podía eyacular por que el Griffindor aún se encontraba apretando el pene de Draco lo suficiente para impedir que se librara.

Con un par de esconcadas más, creando un lascivo sonido al chocar sus pieles. Harry no aguantó más, llegó a su orgasmo viniendose dentro de la estrecha entrada de su novio. Draco al sentir el viscoso líquido dentro de él no pudo evitar sollozar al no poder venirse de igual forma.

Harry a pesar de estar cansado y satisfecho, siguió penetrando el culo de Draco para torturarlo por un rato más. Malfoy seguía gimiendo desesperado por poder llegar al orgasmo que no fue hasta unos cinco minutos después que Harry por fin se dignó a liberar el pene de Draco aumentando las estoncadas con su erección nuevamente despierta logrando que en un par de erráticos movimiento más ambos se corrieran gritando por el éxtasis.

Harry por fin salió de la entrada del Slytherin mientras se recostaba a su lado, ambos respirando de manera entrecortada, queriendo recuperar el aliento y las fuerzas. La lluvia arreció un poco más pero ambos estaban lo suficientemente distraídos para darse cuenta.

—Maldición Harry, confieso que quería distraerte pero nunca creí que... —fue cortado por un casto beso en sus labios que duró más de lo que ambos estaban dispuestos a admitir.

—¿Nunca creíste que de verdad te follaría en medio de un partido? — preguntó al separarse, viendo directamente esos ojos grises que lo volvían loco. —Pues déjame decirte que lo volvería a hacer si se vuelve a presentar la oportunidad. —Dijo divertido con un claro desafío reflejado en sus ojos.

Draco dejó escapar una melodiosa risa que logró hacer tartamudear al corazón de Harry y sin poder contenerse besó su puntiaguda nariz, después su frente y después fue repartiendo otros pequeños besos a lo largo de la cara del Slytherin. Draco comenzó a reír con más fuerza y a sentirse ligeramente avergonzado.

—Merlín Draco, de verdad no tienes idea de cuánto te amo... — besó con vehemencia su barbilla, con anhelo, con amor, con adoración...

—Yo también te amo, Potter...

Draco estalló en carcajadas al ver el mohín infantil en la cara de Harry.

—Draco, por el amor a Morgana... Deja de llamarme Potter...

—Lo siento amor... — pasó su mano por la cabellera del Griffindor, enredando su dedo en el cabello desordenado de Harry. —Me encanta decirte Potter, suena jodidamente sexy —. Se mordió el labio de manera lasciva. — Aunque, si me muestras que llamarte Harry es mucho más caliente podría reconciderarlo...

Los ojos de Harry se dilataron ante la propuesta. —Acepto, te haré ver que es mucho más jodidamente calienta llamarme por mi nombre de pila. — Draco los atrajo ante otro fogoso beso, comenzando una nueva batalla con sus lenguas que no duró mucho pues la adrenalina y la excitación del momento comenzó a desaparecer debido a la helada lluvia que había sobre ellos, por lo que a regañadientes se separaron.

Ambos se vistieron.

Harry recibió en más de una ocasión un golpe en la cabeza por haber roto las ropas del Slytherin, pero aún así se las colocó.

–¿No te gustaría que te las repare? — preguntó un poco burlón en Griffindor.

—No, creo que tengo ganas de arruinar tu reputación Potter. — Lo miró de arriba hacia abajo, examinadolo descaradamente.

—¿A qué te refieres? — Harry tragó grueso, de pronto sientiendo la garganta seca.

—Piénsalo, —se encogió de hombros mientras abrochaba la cremallera de su pantalón. — mi escoba cayó al vacío hace ya un rato, mi ropa está rota y tengo varios chupetones por el cuerpo (que puedo hacer pasar por moretones). Las personas creerán que me tendiste una trampa... —No hablaba encerio, pero se regordeo al ver el ligero pánico que demostró Harry ante la perspectiva.

—No te atreverías...

Draco se encogió de hombros una vez más, ya totalmente vestido. Invocó su escoba y con dificultad se subió sobre ella.

—Auch... Me destrozaste el culo Potter. — Se quejó por el dolor agudo.

—No parecidas quejarte hace rato. — le guiñó un ojo y trasfiguro la plataforma a su escoba de nueva cuenta. —¿Vienes? — preguntó al ver que Draco se quedaba estático en su lugar.

Draco negó con la cabeza, argumentando que sería raro verlos bajar a ambos al mismo tiempo y en tales fachas. Harry se rió pero aceptó lo dicho por su novio así que con la promesa de continuar lo que estuvieron haciendo para más tarde, Harry bajó al campo percatandose que a pesar de su larga ausencia el partido aún se encontraba en marcha.

Entonces Harry comenzó a buscar la Snitch lo más rápido que pudo, ya no creía aguantar el frío un poco más. De repente se escuchó como en las gradas de Slytherin y Ravenclaw celebraban.

—¡Y lamentablemente para los Griffindors y Hufflepuffs, Draco Malfoy atrapó la Snitch!

Esto desconcertó por completo a Harry, volteando a todas partes para tratar de encontrar a su novio, al mirar arriba lo divisó con un destello dorado entre sus manos. Draco se acercó lo suficiente a Harry para que viera la pequeña pelotita dorada entre sus dedos.

—Lo logré. —Se burló el Slytherin. —Te distraje...

—Tú, pequeñas serpiente...

Pero no pudo recriminarle nada cuando todo el equipo de Slytherin llegó para felicitar a su buscador.

—¡Yo sabía que podría hacerlo! — Gritó Theo entre la ovación, guiñándole un ojo a Draco.

Harry bajó a tierra firme con una gran sonrisa en su cara que desconcertó a más de a uno.

—¡Harry! —se escuchó el grito de Hermione entre la multitud que comenzaba a rodearlo. — ¿Qué fue lo que pasó?, Todos vimos caer la escoba de Malfoy pero él no apareció. ¿Qué demonios paso allá arriba? —se calló abruptamente al pasar su mirada por el cuello del Griffindor, mirando con recelo las pequeñas marcas moradas. Al comprender todo, la chica se limitó a suspirar y mirarlo exasperada. —Lo logró entonces. Logró distraerte y por eso perdiste.

Harry soltó una carcajada.

—Yo diría que más bien gané, tal vez no el partido, pero gané algo muchísimo mejor allá arriba.

—Bien, ya entendí. No necesito los detalles. —Lo cortó antes de que dijera cualquier otra cosa que no necesitaba saber.

Miró hacia Draco, que seguía siendo felicitado por ganar contra los Gryffindor. Entonces el Slytherin encontró la mirada de Harry, moviendo sus labios articuló "sala de Menesteres, a las diez en punto"

Harry sonrió.

Con un novio así, no importaba cuentas veces perdiera la Snitch. Para él siempre iba a ser una victoria.