El Mal Querer

Harry Potter - J. K. Rowling
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Other
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El Mal Querer
Summary
Después de casi morir Regulus Black aparece en el lugar donde se supone está su hermano. Antes de caer inconsciente, lo último que ve es el color café por primera vez.
Note
HOLAAAAAAAASKWODLWOWBueno, antes que nada quiero decir que todo el concepto está inspirado en una hermosa fic destiel llamada Grey de Valinde (solo puede ser leída por usuarios) por favor léanla, es hermosa. Aquí les dejo el link:https://archiveofourown.org/works/978693Por otra parte, de igual manera me inspire en el álbum “El Mal Querer” de la Rosalia y cada capítulo tendrá como título una de las canciones.Tratare temas fuertes como abuso sexual. Así que lean con precaución.No apoyo los comentarios de la autora. Gracias. Disfruten.
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De aquí no sales

 

Haciendo que tú de aquí no sales

Mucho más a mí me duele

De lo que a ti te está doliendo

 

De Aquí no sales- La Rosalia. 


Disputa 

 

En la misión participan James, Marlene, Sirius y Regulus. Sirius trata de decirle a Regulus que no debe de ir, pero este lo calla y Marlene dice que lo necesitan para que los guíe. Que lo deje decidir. 

 

Regulus y Lily les dan máscaras para tapar su olfato. Dombledore les dice que es una misión de entrar y salir. Recuperan a Pandora (que el director sólo aceptó después de mucho chantaje) y el anillo. Nada más. 

 

Sirius siente la ansiedad en su pecho, él solo quiere que su hermano esté a salvo. Remus le deseo suerte hace dos semanas antes de irse con los lobos. Tal vez regrese mañana. O el día que sigue. 

 

O no regrese. Sirius no piensa mucho en ello. Sirius ignora las risas que se dan entre James y Regulus. Para después. 

 

El plan sigue su curso. Ellos entran en la casa Lestrange. Siente un nudo en la garganta inmediatamente. Aún con la máscara puede oler la costra de sexo viejo y omegas ansiosos. 

 

James cuida a Regulus todo el tiempo. Sirius igual. Marlene lanza un hechizo de inspección. No hay nadie allí ejerciendo magia. Justo como informaron

 

Encuentran a Pandora en una habitación. Ella parece estar dormida. Hay sangre en su boca.

 

—Casi no tiene pulso— dice Regulus al lado del cuerpo. 

 

—Hay que sacarla de aquí.

 

El anillo lo encuentran en una de las habitaciones del fondo. Está en un cajón. Hay un charco de sangre en el piso. Su hermano toma la caja con el anillo y por un momento se queda viendo la sangre. Su rostro no dice nada. 

 

—Reg ¿estás bien?— pregunta Sirius—Tenemos que irnos.

 

—Sí, lo siento— dice y sale. Sin embargo no llegan muy lejos. 

 

Un omega los detiene. Regulus palidece. El omega los mira a través de la neblina y dice: 

 

—¿Regulus?

 

Ellos se quedan quietos. Él omega está desnudo, tiene el cabello negro suelto por los hombros. Luce muy joven. Muy pequeño. 

 

—Pensé que estabas muerto— dice.

 

Regulus no responde.

 

—Tal vez lo estás— silencio—quisiera ir contigo.

 

Regulus lo mira. Se acerca. 

 

—Reg, tenemos que irnos— insiste Sirius. Solo son ellos, James y Marlene llevaron a Pandora afuera. 

 

Regulus lo ignora. Uno frente al otro.

 

—Lo siento— le dice al omega. 

 

El hombre tiene ojos grises y pestañas negras. Sus ojos lucen perdidos. A Sirius se le pasa por la cabeza que parecen ser reflejos en un espejo. Quiere vomitar al instante. 

 

La ira en su interior crece, igual que la ansiedad. 

 

—Ahora soy tú, pero nunca tú, nunca con tu nombre— susurra el joven mientras se recarga en una de las paredes.

 

Regulus parece que no respira, Sirius lo arrastra consigo y corren. Regulus no habla de camino a casa. Sirius no toca el anillo. Eso fue muy fácil y la adrenalina sigue corriendo en su pecho. 

 

Pandora duerme, a salvo, en una de las habitaciones. Los demás descansan en el salón. Ellos están en el jardín frente a un montón de dientes de León. Un montón de amarillo opaco ante la oscuridad nocturna. 

 

—¿Quién era? — se atreve a preguntar y al instante se arrepiente, pero no retrocede, Sirius cree que su hermano necesita hablar de ello. 

 

Regulus no le responde por un largo rato y justo cuando Sirius piensa que la respuesta iba a morir, él dice:

 

—No lo sé, nunca me dijeron sus nombres— baja la voz— creo que ni siquiera tenían uno.

 

Regulus 

 

Las primeras semanas son difíciles. Regulus no sabe qué hacer consigo mismo. Le cuenta a Dombledore todo y trata de ignorar a los alfas en la habitación. Trata de ignorar al hombre de ojos cafés. 

 

Effie es dulce y lo ayuda siempre, también le grita al director así que eso le agrada. Lily es dura pero rápida. También le agrada.

 

Su hermano sigue tratando de hablar, lo abraza mucho y hace chistes. Le da su espacio cuando lo necesita. No lo deja solo. Regulus lo ve a él y su novio Remus juntos y siente una picazón. 

 

Tal vez son celos. Siente lo mismo cuando todos hablan de experiencias pasadas. 

 

Le dan supresores y pociones que ocultan su olor. Eso lo hace salir más. No huele a nada. Eso es asombroso. 

 

Recibe té, tiene un gato. Sigue sin reconocer el elefante con lentes en la habitación. Pero no hay presión, Regulus se alivia por ello.

 

Es con Mary con quien se abre un poco, porque sí. Ella es simplemente asombrosa. Fuerte. Poderosa. Es graciosa de una forma aguda. 

 

Ella también estuvo allí. Regulus no la recuerda, fue en los años en que estuvo atontado por las feromonas. 

 

Ellos hablan un poco de eso y más sobre mitos de todo tipo. Mary le cuenta que su familia es de Colombia. Que su abuela migró. Que ella es hija de muggles. A Regulus no le importa. Porque ella lo entiende. 

 

Por eso y más, Mary es su favorita, y no lo mal entiendan. Pandora es su mejor amiga, sí (no haría un plan para salvarla si no lo fuera) pero Mary, Mary es una fuerza de la naturaleza. 

 

Ella le da un regalo un día. Un regalo que no había visto hasta ese momento. Lo mejor de todo es que ni siquiera es un regalo, es simple decencia, acompañamiento. 

 

—No fue tu culpa— dice— Igual que no fue mi culpa.

 

Los ojos de Mary son casi negros. Tiene rizos chocolates. Hay sinceridad en su expresión. Ella huele a duraznos. 

 

Regulus quiere creerle tanto. 

 

 

Ella lo convence de hablar con la sanadora. Y eso hace.

 

La sanadora es una Beta de unos sesenta años y es de Francia. Ella comienza un tratamiento para víctimas de abuso que consiste en pociones para su ansiedad y estrés, terapia y ejercicios. 

 

Víctima. A Regulus no le gusta esa palabra, le incomoda, asume que a todos, no es una palabra que genere orgullo o curiosidad. Es una palabra que todos desearían que no existiera, que no hubiera necesidad de nombrar algo así. Mary está de acuerdo. 

 

También descubre que los omegas masculinos son más propensos a ser víctimas de abuso sexual y trata. Regulus lo esperaba y ese es otro hoyo en su identidad. 

 

Él le dice a su sanadora:

 

—Me hace sentir débil— cada día es más fácil hablar con ella— como si, como si …

 

Su sanadora siempre espera. 

 

—Como si, sí hubiera sido más fuerte, si hubiera sido otra cosa, tal vez no— su voz se corta.

 

— Una víctima no es todo lo que eres Regulus y no es un sinónimo de debilidad— dice.

 

Regulus tal vez le cree.

 

 

Su madre muere. Sirius y él dan un paseo. Terminan en un prado.

 

—Es raro, pensé que iba a ser yo quien la mataría— dice Sirius.

 

Ella murió en un incendio. Lo que es dramático y simbólico hasta cierto punto. 

 

—Y ahora no hay ni siquiera un cadáver a quien culpar— dice Regulus. 

 

Ellos regresan hasta muy tarde. 

 

 

Hay días en los que Regulus no quiere levantarse. Otros en los que sólo quiere terminar de cazar a los Horrocrux. Otros en los que odia a todo el mundo, en los que ni siquiera puede ver a Sirius.

 

No es que lo culpe, pero…

 

—Esperabas que te protegiera— dice su sanadora— Aún sigues esperándolo— sus ojos son verdes, no tan brillantes como los de Lily, pero son verdes— ¿no crees que esa es una carga muy grande, Regulus? Los dos eran niños.

 

Regulus no lo niega. 

 

 

Un anillo.

 

Un diario.

 

Una diadema.

 

Una copa.

 

Un relicario. 

 

Tom Riddle. 

 

 

Toma su té, siente una mirada cuando Effie le corta el pelo. Destruyen un Horrocrux. Libélula le ronronea después de cada pesadilla. 

 

Su sanadora le pregunta sobre los colores. Regulus evita el tema por varias sesiones hasta que le dice la verdad.

 

Su nombre es James. Lo conocí la noche en que escapé. No lo quiero.

 

Su sanadora le dice qué hablar siempre es bueno.

 

 

Regulus comienza a verlo. James es un alfa, Regulus trata de ignorar eso. James también es el mejor amigo de su hermano. Es un Potter.

 

James tiene piel marrón y ojos cafés y usa lentes. Uno de sus dientes está un poco chueco y su sonrisa ilumina todo. 

 

James huele a lluvia de verano. Canela y Limón. 

 

Regulus no huele a nada. Sigue ocultando su olor.

 

 

Mary les cuenta que conoció a un alfa. Que sus ojos son azules. Lily se alegra por ella, Marlene le hace una que otra burla, Dorcas la felícita. Regulus se le queda mirando.

 

Ella lo aparta a un lado después de un rato. Las chicas siguen hablando. 

 

—Me estás viendo como si no lo entendieras Regulus— le echa en cara. 

 

Regulus hace una mueca. Ella suspira, en sus ojos hay un poco de ira, pero la ansiedad predomina.

 

—Lo que nos pasó no nos define Regulus, no me define— dice— no quiero que lo haga, quiero un compañero y un jardín y tal vez hijos, quiero matar a ese maldito para poder vivir con mis hijos y mi compañero— sus ojos lucen llorosos— quiero ser más que lo que me paso— su voz se quiebra. 

 

Regulus la abraza, trata de entenderlo. No quiere que ella se sienta juzgada. Le dice: lo siento, lo siento, no quería hacerte sentir así. Ella se ríe y le dice que lo sabe. 

 

Se quedan allí un rato. Cuando se separan ella le dice contra el oído: tú también puedes ser más Reggie. Regulus se tensa y ella lo vuelve a abrazar. 

 

—Vamos Reg, James no es tan malo— bromea y Regulus le da un pequeño codazo, pero se ríe con ella. 

 

 

Regulus habla con él y siente algo en su pecho. Un latido. James bromea con él y se ríe y luego le pregunta sobre su libro.

 

Y Regulus habla, habla y todo el tiempo James lo escucha, lo ve con adoración.

 

Tal vez se siente seguro. Un poco. 

 

Ellos se desean buenas noches y Regulus sonríe. A la mañana siguiente Regulus le da los buenos días a James y James le sonríe y le sirve una taza de té en su misma taza de té . Sirius los ve raro, pero no se mete. 

 

Tienen un Horrocrux que cazar. 

 

 

Todo termina. No hay rezos. Era tan joven. No lo saco. No saco a nadie, nadie como él. ¿Eso lo hace peor? 

 

Quiere cortarse en pedazos y ahogarse. Olvidar. 

 

¿No era su culpa?

 

Tenían casi el mismo tono de ojos. Regulus sí tenía nombre.

 

 

Su sanadora un día le dijo que enfrentaba el trauma olvidando.

 

Ahora recuerda más cosas. Cosas que no quiere recordar. Cosas que lo arrastran. Él era su favorito. Eso era un hecho. 

 

Tapa todos los espejos. Su cuerpo está tan marcado que no puede verlo. 

 

Ignora a Sirius. Ignora a Effie. Ignora a Mary. Ignora a Pandora. 

 

Cava un agujero en la tierra y entra allí. El agujero está en su mente. Si cierra los ojos puede sentir la lluvia tocándolo. Es verano.

 

Vuelve a ignorarlo. 

 

No hay tiempo para detenerse. Regulus se los debe. Les debe poder salir. Esa … eso es lo único. 

 

 

Su nombre es Regulus Black.

 

Tiene 18 años.

 

Perdió cuatro años.

 

Su nombre es Regulus.

 

Él era el único.

 

Su nombre es suyo. Su cuerpo ya no. Pero solo necesita su mente.

 

Faltan cuatro y él podrá morir. Ellos encontrarán la paz. 

 

Regulus sueña con sangre en sus manos y una cabeza en el suelo. 

 

Deja que el odio lo consuma. 

 

 

Regulus decide que tiene que irse una noche. Que debe irse. 

 

Dombledore es muy lento. Regulus asume que el anciano primero quiere asegurar su lugar político antes de matar a Voldemort. Regulus no puede esperarlo. No puede seguir esperando. 

 

Regulus tiene que irse. Esa es una realidad. 

 

Prepara una bolsa. Acaricia a Libélula. 

 

La caja está en el despacho de Fleamont, va por ella. Cuando sale, dos sombras lo detienen.

 

Sirius y James están en la cocina y cuando lo ven se levantan.  

 

—¿Qué haces despierto? — pregunta Sirius. 

 

Regulus se detiene, sus manos sudan, él iba a tomar el camino cobarde e irse sin más. Esto lo detiene. Sirius lo mira y Regulus se prepara para decir algo, varita en mano, sin embargo es James quien dice:

 

—Vas a irte— es solo un susurro. 

 

Regulus no se sorprende, finalmente ellos tienen un lazo. Un lazo que romperá. 

 

—¿Qué? ¿A dónde? — Sirius mira entre ambos— ¿Qué quieres decir James?— mira a su amigo— ¿Qué quiere decir Regulus?— mira a su hermano.

 

—Va a cazarlos solo— la voz de James suena más dura.

 

El omega de Regulus siente algo de ansiedad. Su alfa, su compañero. Regulus lo calla. 

 

— Tengo qué, aquí estamos perdiendo tiempo— dice Regulus mientras se da la vuelta. 

 

Pero una mano lo detiene. Lo toca. Regulus lo arrincona contra la pared. Ojos color café sorprendidos lo miran. Es lo más cerca que han estado. Compañero, compañero. Regulus empuja su varita contra la barbilla de James.

 

—No me toques— la voz de Regulus es fría.

 

—Lo siento— James alza las manos. 

 

Regulus lo suelta de golpe y se dirige a su hermano. Determinación, tiene que hacerlo. Matarlo y liberar a los omegas, conocer sus nombres. 

 

—Es lo que tengo que hacer. 

 

—Pero lo estábamos haciendo juntos— trata de decir Sirius—No puedes irte, no te dejaré.

 

— No puedes detenerme Sirius— su voz es plana No puedo quedarme aquí y fingir que pertenezco cuando él sigue allí y omegas como yo pagan— uno dos— tengo que matarlo. 

 

—¿Y lo vas a hacer solo? Joder Reg, pensé que eras más listo— su hermano luce furioso.

 

James sigue sin decir nada. 

 

—Sí, Sirius, lo haré solo— Regulus toma su ira y se cubre con ella.

 

Sirius parece atrapado. Incrédulo. 

 

—Por favor, Reg, lo estábamos haciendo juntos, como familia, no puedes irte …

 

Regulus quiere reírse.

 

—Sirius, mírame, solo soy tu proyecto, nosotros no somos familia desde hace años.

 

Sirius se calla. James sigue sin decir nada. Su hermano luce más pálido. Regulus sigue. Saca todo, aún cuando sean mentiras las expone como verdades. 

 

—Tú y yo no somos familia y esto — Regulus señala a su alrededor—solo me recuerda lo que perdí, lo que nunca pude tener y ¿sabes qué? No lo quiero Sirius. 

 

Sirius luce como si lo hubieran golpeado. 

 

—No quiero nada de aquí.

 

James hace un ruidito de dolor. Sigue sin hablar. Regulus no lo mira, su omega muere un poco por dentro.

 

Se da la vuelta y sale por la puerta. 

 

Abre los ojos y está en un bosque en alguna parte del norte de Inglaterra. Regulus cae en el suelo y llora. Los colores se hacen opacos. 

 

No hay nadie a su alrededor. 

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