
Verano de 1937
Harry pensaba, en un ámbito probablemente nuevo, que el asunto se estaba extendiendo
—¿Nada más? Seguramente podrías decirme-
—Albus— era un poco extraño ver al dire- al profesor Dumbledore retroceder e inclinarse ante alguien más, no es que estuviera sorprendido, la gracia de las cosas nuevas había perdido su toque luego de ser sometido a un interrogatorio que tocaba las fibras más sensibles de su ser generalmente reservado
Pero Harry no pudo contener del todo el suspiro aliviado ante la situación
—Entiendo que un erudito como tú quiera conocer todas las respuestas, pero es bien sabido que cosas malas le suceden a los magos que se entrometen con el tiempo— entonces el hombre, que se había presentado como director Dippet, miró a Harry con ojos solemnes —Dado que no sabes que provocó este incidente lo mejor es dejarlo ser, no parece premeditado por lo que no hay problema en dejar que siga el flujo de las cosas, habrá que hacer ajustes eso sí, cómo cambiar tu nombre y registrarte en el libro-
—Pero director-
Harry hizo una mueca cuando el profesor Dumbledore volvió a adelantarse, esta versión del hombre le recordaba dolorosamente a Hermione antes de ser amigos, tratando de llamar la atención y obtener el control de la situación, bastante insoportable
—Albus— Dippet chasqueó la lengua y sacó su varita, Harry notó que hubo un zumbido de magia antes de que un hechizo fuera lanzado a Dumbledore. El antiguo (¿futuro?) director cerró la boca y sus ojos mostraron lo avergonzado que estaba —Solo porque encontraste al muchacho es que estás involucrado pero no dudare en hechizarte si sigues insistiendo en el tema del futuro para que olvides el tema
Aquí el director volvió a mirar a Harry —Y usted, jovencito, también tiene prohibido mencionarle ni una palabra de esto a nadie, deberías agradecer que no hemos acudido al ministerio donde seguramente los inefables te habrían examinado para saber qué está mal— Harry asintió rápidamente, igual de acobardado que Dumbledore, a pesar de no saber que eran los inefables pero sonaba como algo que no quería descubrir —Ahora, concéntrate en recuperarte para que podamos comenzar a idear tu nueva identidad en esta época
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Harry pasó una semana más en la enfermería, bajo el cuidado de Madame Abbott y su aprendiz, la señorita Gibbon, antes de que las clases terminarán oficialmente y el director Dippet volviera a aparecer, con un fajo de papeles bajo el brazo
—¿Supongo que has pensado en un nombre diferente de Harry Potter?— preguntó luego de lanzar un hechizo que, según sus palabras, impedía a otros escuchar su conversación, lo que pareció acertado cuando Dumbledore misteriosamente llegó a la enfermería luego de unos minutos
—Harry James Evans, director, era el apellido de mi madre nacida de muggles— con este hombre era más fácil hablar, aunque poseía un aspecto severo similar a la profesora McGonagall (con la cual todavía estaba enojado por no escucharlo sobre el peligro de la piedra) también tenía el enfoque práctico de la profesora Sinistra, hablando sin ser condescendiente, lo suficiente para explicarle porque no podía quedarse con el apellido Potter y darle la oportunidad de escoger algo más
—Muy bien, tu cumpleaños lo mantendré igual, aunque debo preguntar ¿quieres volver a pasar por tu primer año? Te recomendaría que si, de esa manera te puedes integrar como un nacido de muggles y no llamar la atención sobre cosas que puedes o no saber sobre el mundo mágico, pero si deseas solo hacer tus exámenes para integrarte a segundo no habrá problemas
Harry se lo pensó unos segundos antes de decir —Primer año está bien— Dippet asintió llenando la línea de fecha de nacimiento con 31 de julio de 1926, siguió llenando los formularios dando comentarios aquí y allá cuando la aparición de Dumbledore los interrumpió —No puedo dejar de pensar que al dire- profesor Dumbledore no le gusto
Dippet apartó la vista del formulario para ver al hombre, cuando notó que lo miraban, Albus simplemente saludo, dio media vuelta y salió, Dippet suspiro
—Tiene poco más de tres años dando clases, no está acostumbrado a recibir órdenes de otros luego de pasar años trabajando en términos de amistad con alguien tan importante como Nicolás Flamel— aquí miró significativamente a Harry, quien se sonrojo al recordar lo que pasó cuando despertó y vio a Dumbledore antes de notar que era más joven y que, en general, había algo mal —Por lo que no es que no le gustes tú, si no la situación, no puede saber qué pasó exactamente con la piedra, no puede hablarlo con Flamel y le he prohibido preguntarte, y si hay algo que todo el mundo sabe sobre Dumbledore es lo disgustado que puede estar cuando no tiene control de las cosas
Eso provocó que se removiera incómodo en la cama, recordando la manera en que todo el mundo le decía a Harry que si tenía un problema, fuera a Dumbledore a pesar de que nunca en su vida había hablado o sabido de él hasta que conoció a Hagrid, quien solo tenía alabanzas hacia el hombre
—Sé que probablemente fue diferente en tu tiempo, Harry— Dippet palmeó su hombro sacándolo de sus pensamientos —pero mientras estés aquí, Dumbledore solo será tu profesor, y jefe de casa si terminaras en Gryffindor, a pesar de eso, él no puede meterse en tu vida si no lo deseas— el hombre palmeó un par de veces antes de adquirir un semblante serio que hizo desaparecer la poca esperanza que Harry había acumulado por sus palabras anteriores —Hay algo, que no había mencionado todavía pero…
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Probablemente no sea malo, pensó Harry mientras se enfrentaba a unas rejas negras que protegían un sombrío edificio
No es tan malo, se repitió mientras la Sra Cole lo despedía
No es malo, discutió mientras lo empujaban a una habitación
—No puede ser tan malo— respondió empujando a Dennis por el pecho para alejarlo, el niño chilló cuando se raspó las manos y le gruño
—¡Tú no lo conoces, Harry! ¡Es el diablo! Te hará cosas malas como a Billy— Amy movió la cabeza afirmativamente mientras ayudaba a Dennis a levantarse
—¡Eso no significa que tienes que golpearlo! Fuera con ustedes dos, no esperen que vuelva ayudarles con las tareas— ambos niños negaron la cabeza, y no parecían tan abatidos como Harry pensó que serían con la amenaza. Eso hizo que sintiera una punzada de dolor al ver que no era tan importante para los niños que creyó eran sus amigos. Se sacudió el pensamiento pesimista antes de girar y mirar al niño que acababa de defender —¿Necesitas ayuda?
En las dos semanas que llevaba en el orfanato, nunca había interactuado con el otro, en parte porque siempre se mantenía apartado de los demás y en parte porque había algo en él que hacía sentir incómodo a Harry, pero eso no significaba que se iba a quedar quieto mientras veía a otros patearlo
—No necesito tu ayuda, ni que me defiendas— Harry apartó obedientemente su mano mientras veía al niño levantarse, sabiendo que él haría lo mismo con cualquier amigo de Dudley, pero se mantuvo cerca cuando notó que se sostenía el estómago
Caminaron de regreso al orfanato en silencio, en un paso lento que probablemente les traería problemas por llegar tarde, pero Harry se negaba a dejar al otro solo en la calle tan magullado. Sólo cuando estuvieron en la entrada del edificio se detuvieron
—Soy Harry, Harry Evans— se presentó cuando los ojos azules se quedaron quietos en él, no volvió a extender su mano ocupado en abrir la puerta, pensó que lo iban a dejar colgado cuando el niño entró y caminó por el pasillo, no llegó tan lejos antes de que la señora Cole abriera su oficina
—Tom, Tom Riddle— le respondió luego de que ambos fueron azotados por la vara, una vez para Tom, por causar problemas, tres para Harry por defender a Tom
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Fue su sentido de justicia lo que lo animó a ser más cercano a Tom
El hecho de que todos en el orfanato lo odiaban y pregonaban por todos lados lo malo que era, hizo que Harry pensara en los Dursley y todas las mentiras que decían sobre él en el vecindario
Fue su sentido de sospecha lo que lo disuadió de ser más cercano a Tom
El niño le había dicho, sin miramientos que era ‘especial’, diferente, mejor que todos, incluido Harry. El hecho de que sonara exactamente como Draco Malfoy lo hizo alejarse.
Hasta que fueron a la playa y se metieron en una cueva debajo de un risco
—Puedes-puedes hablarles— Harry se puso nervioso ante las palabras sorprendidas de Tom y las miradas horrorizadas Dennis y Amy
—¿Esos son los niños que tengo que asustar? Pero Tom, este también puede hablar— siseó la serpiente marina mientras se deslizaba cerca de Harry —Y huele como tú
Toda la charla se olvidó en el furor que surgió cuando muchas serpientes trataron de morder a Dennis, Amy y Harry en ese momento, y en el caos posterior cuando la Sra Cole se dio cuenta de que los cuatro habían desobedecido y que algo pasó a causa de Tom. O eso pensó Harry antes de ser acorralado dos días después, por un niño recién liberado del sótano con un moretón en la mejilla izquierda y ojos desquiciadamente emocionados
—¿Cómo es qué también hablas con las serpientes? ¿También puedes hacer que las cosas se muevan sin tocarlas? ¿O que los animales te obedezcan? ¿Que le pasen cosas malas a la gente que te ataca? ¿Y qué quiso decir la serpiente con que olías igual que yo?
Al menos Harry había aprovechado bien los dos días para pensar, y curarse de sus propios moretones, para saber exactamente que iba a decir si los acontecimientos no hubieran sido olvidados
Sujeto al niño de los hombros con cuidado, miró directamente los ojos azules y canalizando lo mejor posible a Hagrid, sonrió
—Eres un mago Tom
Y fue su sentido de empatía lo que lo hizo amigo de Tom
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Era principios de agosto cuando llegó su carta de Hogwarts, de la mano de Albus Dumbledore en lugar de una lechuza
—El director Dippet se encontró ocupado con asuntos del colegio y me tomé la libertad de venir en su lugar, Sr Evans
Harry deseó poder golpearse la cara. Por supuesto que Dumbledore iba a aprovecharse de la ocasión, lo que lo irritó un poco menos que el horrible traje muggle color cian, de todas las cosas, que vestía el hombre. Incluso la Sra Cole tenía un gesto despectivo en la cara cuando se marchó de vuelta a su oficina luego de dejar a Dumbledore en su habitación
—Hola, profesor— fue lo único que pudo decir antes de mirar significativamente a la otra persona en su cuarto. Le devolvieron una mirada plana que le decía exactamente cuanta de su preocupación podía meterse en un lugar donde no brillaba el sol. Harry suspiro —le presentó a Tom Riddle, él también es un mago— hubo una mirada grave en su dirección que él ya esperaba, uno de los argumentos que usó para intentar sacar a Tom de su habitación, pero el niño había sido terco en quedarse para ver la llegada de la carta
—Hola, profesor Dumbledore, Harry me habló mucho de usted y de Hogwarts— la mirada empeoro, y no fue necesario que Harry tuviera que tapar la boca de Tom porque él mismo guardó silencio
—Sr Evans, me temo que esto viola directamente la promesa que le dio al director Dippet. Y no hay una prueba contundente de que el Sr Riddle sea un mago— Tom se irguió ante esto y tuvo que pellizcarlo para que se callara y no mencionará cualquiera de las cosas que le dijo a Harry que hizo y que lo dejarían peor a la vista de Dumbledore
—Solo le conté lo que pasó cuando ustedes me curaron, profesor, y sé que Tom es un mago porque una serpiente me lo dijo— cualquiera de las dos cosas tomó por sorpresa a Dumbledore, sus cejas pelirrojas desaparecieron bajo su sombrero del mismo color del traje y sus ojos parecían querer usar legeremancia, afortunadamente el director Dippet le había dado un amuleto para evitarlo antes de dejarlo en el orfanato
—Una serpiente te dijo— repitió dejando en evidencia qué fue lo que lo sorprendió, lo mismo le pasó a Harry quien pregunto
—¿No es normal hablar con las serpientes?— la respuesta que recibió solo pareció ser un presagio de que lo que le aguardaba el resto de su estadía en esta época
—Solo los magos oscuros poseen magia pársel, lo que les permite hablar y entender a las serpientes
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—Es obvio que lo hizo para molestarte. A lo mejor si le preguntamos a cualquier otro te dirá una cosa completamente distinta
Si fuera alguien más, lo golpearía, pero como se trataba de Tom, solo resopló. El niño había demostrado con creces que a pesar de controlar su magia, su defensa física era mejor, probablemente por los muchos años en los que tuvo que defenderse de los otros niños
—Dumbledore puede ser muchas cosas…— poderoso, amigo de Nicolás Flamel, un gran mago, entrometido —... pero no estúpido, si fuera tan fácil desmentirlo no tendría caso decirlo en primer lugar
Harry se detuvo y miró a Tom de pies a cabeza, su cabello negro estaba perfectamente peinado, su uniforme gris estaba limpio, sus zapatos lustrados, el unico defecto fue el ligero moreton debajo de su ojo izquierdo, el remanente del último castigo. Recibió una mirada similar de Tom que terminó en el cuello de su camisa que fue corregido por las pequeñas manos
—Entonces vamos— murmuró enfrentándose al edificio blanco que alguna vez había visitado (¿visitará?) con Hagrid
Tuvieron que esperar unos minutos antes de ser reconocidos por un duende, minutos en que Harry pensó que Tom explotaría con sus malas palabras impaciente, pero el niño se mantuvo quieto, probablemente debido a los nervios de lo que estaban a punto de hacer —Buenos días, señor, ¿esperaba que pudieras responder algunas preguntas? No tomará mucho tiempo— los pequeños ojos negros lo miraron con desdén pero hubo un carraspeo que probablemente era afirmativo, o Harry esperaba —¿Hay alguna manera de saber si tenemos una bóveda en el banco?
El duende parpadeó y lo miró antes de concentrarse en Tom, el niño se enderezó en toda la altura que no era suficiente para superar a Harry pero al menos tenía la intención
—La hay, una prueba de sangre, con un costo de 20 galeones— una mano pellizco su brazo, pero Harry ya estaba abriendo la boca para decir
—Quiero una prueba para mi amigo, por favor— el duende entrecerró los ojos y esta vez vio su ropa antes de bajar del podio para acercarse a un duende con el que habló unos segundos, segundos en los que Tom le dio una mirada incrédula a Harry
—Siganme— gruño el nuevo duende en su dirección antes de abrir una puerta y conducirlos por un pasillo blanco y limpio de decoraciones
Habiendo advertido a Tom que no hablara si no se lo pedía explícitamente, ambos permanecieron en silencio hasta que fueron abandonados en una habitación con otro duende distinto que los barrio de arriba abajo con la mirada
—¿Una prueba de sangre de veinte galeones para saber si tienen una bóveda en el banco?— había un tinte de burla que hizo a la mano, que no se había apartado de su brazo, apretarse. Aún así Harry, siendo el mayor y el responsable del plan, no se dejó intimidar antes de sacar una bolsa roja de su pantalón, los ojos del duende se entrecerraron, probablemente reconociendo que se trataba de una bolsa de cliente, y arrojarla a la mesa
—¿En qué consiste la prueba?
Unos minutos después Harry, veinte galeones más pobre, sostenía un pergamino lleno de letras que no acababa de entender y un furioso Tom Riddle
—Es una mierda, Harry ¿cómo una familia tan, supuestamente, importante puede ser tan pobre? ¿Una choza? ¿UNA CHOZA? ¿A esto se vio reducido todo el legado de Sly-
Como ya se hacía costumbre, Harry pellizco a Tom y recibió a cambio una patada, pero al menos la diatriba se detuvo
—Te advertí que probablemente no saldría nada, era un riesgo que teníamos que correr, al menos sabes que no eres un nacido de muggles— se encogió de hombros, un poco cansado luego de la explosion de emociones de saber que Tom, de todas las cosas, era descendiente de Slytherin
¿Tal vez los otros linajes de los fundadores también seguían vivos?
—Mucho me sirve si sigo siendo igual de pobre— Harry, a su pesar, se rió
Probablemente su propia experiencia de obtener las sobras de los Dursley y luego descubrir que tenía una bóveda llena de oro le hizo pensar que lo mismo pasaría con Tom, desgraciadamente no fue así
—Entonces, supongo que tendremos que seguir con las compras normales— la mención de su plan original hizo menguar la ira en los ojos azules, lo suficiente para que brillará el entusiasmo y fuera sometido a una diatriba llena de preguntas que se abstuvo de responder excusándose en lo poco que descubrió del mundo mágico recuperándose en la enfermería
Convenientemente olvidó la parte de la prueba que decía que Tom Riddle Sr se encontraba muy vivo
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La despedida fue la parte que más temió Harry, y lo peor fue que tuvo que suceder en el orfanato bajo la atenta mirada de la señora Cole
—Necesito que me prometas que te portaras bien— sus palabras recibieron ojos blancos llenos de hastío pero el pellizco se respondió con un mascullado
—Estaré bien
—Volveré para Navidad— las palabras le sabían extraño, nunca en su vida pensó decirlas. Cuando todavía estaba en 1992, eso significaba los Dursley, aquí, significaban Tom
El mal humor en los ojos azules mermó lo suficiente para que recibiera una sonrisa y un abrazo
—Te esperaré
La señora Cole tuvo la decencia de fingir que no vio llorar durante el viaje en taxi