Limerencia

Harry Potter - J. K. Rowling
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Limerencia
Summary
Sirius estuvo gran parte de su vida lejos de su familia. Aunque debe admitir que disfrutó de sus años de libertad lejos de sus padres, donde pudo hacer todas sus rebeldías sin reproches la distancia de su hermano menor dolía.Era hora de volver a su casa, volver a ver a sus padres y a su hermano, se negaba a resignarse a una vida aburrida por ser el varón primogénito de una familia elitista, sus locuras siguieron pese a los enfados de sus padres y peticiones de su hermanito. Sirius pensó que sería desheredado en cualquier momentico, o al menos eso creía hasta que Severus Snape se cruzó en su camino.

El cielo de Londres estaba nublado, un día que a simple vista podría parecer un poco triste, pero para Sirius Black era el clima perfecto.
Miraba las nubes a través de la ventana del tren mientras escuchaba música en sus audífonos. Su andén estaba completamente vacío, lo cual agradecía para acompañar su nostálgico día.

Había terminado su último año en la Academia de formación media en Hogwarts, lo que dictaba que debía volver a casa con su familia. Sirius pensaba en lo mucho que extrañaria a sus amigos del Instituto, pero dejó esos pensamientos de lado al saber que vería nuevamente a su pequeño hermano, que si bien ya había cumplido sus 18 años de edad, para Sirius siempre sería su Reggie.

A su vez, pensaba en sus padres, pensó si estarían contentos de verlo como seguramente estaría Regulus o si solo buscarían la forma de enviarlo lejos para mantener su rebeldía a raya, como lo habían hecho en los últimos años.

Pudo visualizar la estación a unos metros de distancia, lo que significaba que pronto acabaría el recorrido y tendría que volver a amoldarse a su vida como hijo primogénito de una familia elitista.
Soltó un gran suspiro de pesadez con solo pensar en ello. Se colocó de pie y tomó su maleta del porta equipaje, para luego dirigirse a la puerta de salida.

El tren se detuvo en su parada, Sirius esperó a que abrieran la puerta y bajó junto con todos los otros pasajeros, caminó por la galería que daba hacia el exterior de la terminal y mitad de camino pudo ver a un joven de tez blanca, ojos grises iguales a los suyos y un cabello rizado y muy oscuro. Su hermano menor sonrió en cuanto lo vió y se acercó hacia él, Sirius sonrió muy felíz de volver a verlo y fué a su encuentro.

— Hermano, es bueno volver a verte.

Regulus le extendió la mano, manteniendo un saludo formal, Sirius aceptó su mano, pero el ingenuo Reggie no se dió cuenta de la trampa que le había tendido su hermano mayor. Sirius tiró de la mano de Regulus y lo atrapó en un fuerte abrazo que lo hizó chillar por el bruzco movimiento.

— "Es bueno volver a verte" — imitó Sirius de forma burlezca. — No te veo desde hace casí un año y eso es lo único que tienes para decirme?! — Sirius se separó de su hermano menor, el cuál estaba un tanto conmocionado por el ajetreo del mayor de los Black, así que Sirius aprovechó para tomarlo de los hombros y comenzar revólver su cabello con rapidez. — Eres cruel hermanito.

El falso lloriqueo de Sirius hizo reír a Regulus.

— ¡Ya sueltame maldito pulgoso!

Sirius hizó caso y soltó a su hermanito entre algunas risas, las cuales incrementaron cuando Regulus lo empujó por el pecho.

— No me abrazas, me tratas como a esos vejetes estirados amigos de nuestros padres y encima osas llamarme pulgoso. ¿Cual ah sido mi pecado señor?

Dramatizó el mayor, mientras Regulus se limitaba a rodar los ojos.

— Nunca dejaras de ser un dramático de primera — Regulus tomó la maleta de Sirius — has tu drama en el camino, tenemos que volver a casa.

"Volver a casa" sonaba extraño. Sirius quería decirle que venía de su casa, de su hogar, quería decirle que dejó otro hermano en Hogwarts, pero sabia que a Regulus no le caería bien el comentario. Por lo que optó en asentir y seguir a su hermano hasta el vehículo que los llevaría a su hogar de la infancia.

Un hermoso coche negro los esperaba afuera, un chofer guardo la maleta y les abrió la puerta, Sirius vió el vehículo, era muy elegante y tenía decoraciones que parecían, o más bien eran, ridículamente costosas.

— ¿Has sacado tu licencia de conducir?

Regulus negó.

— Pensaba hacerla luego de cumplir la mayoría de edad, pero mamá dijo que era una pérdida de tiempo ya que disponía de chofer las 24 horas del día.

— Oh la buena Walburga, como siempre tan divertida.

La ironía de Sirius hizo que el humor de Regulus decayera y lo viera con molestia.

— No hables así de mamá Orión.

— Y tú no me llames por mi segundo nombre Arcturus.

Ambos hermanos se miraron a los ojos por unos instantes, hasta que Sirius suspiro y hecho su cabeza hacia atrás, apoyandose mejor en el respaldo.

— Lo siento, el viaje me trae cansado, solo quiero dormir.

Se excusó, no quería pelear con su hermanito ni bien había llegado. Su madre no es la persona más grata del mundo para él, pero sabia que Regulus la adoraba.

— Entiendo, no tienes que disculparte. Pronto llegaremos a casa y podrás descansar.

"Lo dudo mucho Reggie"

Se abstuvo de decir, en su lugar comenzo a preguntale a su hermano como le había ido durante todo el tiempo que no se vieron, agradecía que la mansión de su familia quedará tan lejos, ya que pudo permitirse una extensa charla con su hermano menor.

 

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Luego de tres eternas horas de carretera para Regulus, y muy cortas para Sirius, al fin llegaron al número 12 de Grimmauld Place. Una casa (por no decir mansión) absurdamente grande, en uno de los barrios privados más prestigiosos de Londres. Suspiro al ver la puerta de la casa en la que vivió durante su niñez y ahora debía volver.

El chofer le pasó su maleta y a la par de su hermano entraron en la casa. Ni bien se abrieron las puertas se pudo visualizar un enorme cuadro de sus padres junto a Regulus y él cuando era más pequeños. Sirius recordaba con pesadez las horas que tuvo que mantenerse quieto para que un vejestotio amargado lo retratara en el lienzo.

"Debí haberle cobra por darle el privilegio de imortalizar mi belleza."

Pensó el mayor mientras su hermano lo guiaba a las escaleras, aunque él conocía muy bien la casa de su infancia, permitió que Regulus tomara el papel de guía.

Las escaleras eran más largas de lo que recordaba, peor se volvían al recordar que su habitación quedaba al fondo del pasillo, casí como si fuera ajena al resto de la casa.

Sirius pudo ver varios cuadros de Regulus en distintas facetas de su vida, desde sus primero pasos, hasta su cumpleaños 18. Había fotos de él solo, con sus padres, primos, tíos y algunas personas que no conocía, por lo que intuía eran amigos de su hermano. Miró las paredes prácticamente tapizadas con el rostro de su hermanito y sonrió mientras negaba.

"Jamás te molestaste en disimular tu favoritismo madre."

Finalmente llegaron a su habitación. Al entrar estaba tal cual Sirius la había dejado, solo que ordenada y con una fragancia ambiental dulce que el no reconocía, pero era agradable así que le restó importancia.

— Me encargué de que mamá no tocará tus cosas, ni hiciera muchos cambios. No fué fácil, pero pude lograrlo.

Comentó con una sonrisa el más joven de los Black.

Sirius dejó la maleta y se lanzó a la cama.

— Muchas gracias Reggie, te debo una grande. Me habría lanzado por la terraza si hubiera encontrado mi habitación pintada de un color aburrido y sin mis posters de bandas y equipos favoritos.

— Si, aunque no pensaba hacer nada por tus posters de mujeres en bikini, eran muy vulgares. — Sirius miró hacia la pared y pudo notar que había cuadros en blanco donde faltaban dichos posters, hizo un gesto de sorpresa y su hermano rodó los ojos. — No culpes a mamá, fuí yo quien los lanzó a basura.

— Le quitas los divertido a la vida Reggie. — Bufó Sirius mientras pensaba en como recuperar sus posters. — ¿Me dirás que aún no te has divertido con una chica acaso?

Regulus no se molestó en contestar.

— A veces creo que mamá debió tener una hija. — El menor de los Black ignoró el gesto ofendido que hizó su hermano y se dirigió a la puerta — Te dejaré para que desempaques y descanses, seguro vendré por ti en un rato para que cenemos.

Sirius se abstuvo de preguntar si sus padres cenarian con ellos. En su lugar asintió y se levantó de la cama una vez que Regulus salió de la habitación.

Abrió su maleta y comenzó a sacar su ropa y demás pertenecias. Acomodó todo a su manera para volver a darle su toque a la habitación. Una vez que llegó al final de la maleta, vió una foto en el fondo de esta. La tomó y se sentó en la cama para observarla.

En la imagen se podía ver a si mismo junto a su hermano de otra madre, James Potter. Levantando la primera Copa que ganaron con el equipo de Tourney del Colegio. Ambos estaban sobre los hombros de sus otros dos amigos, Remus Lupin y Peter Pettigrew. Los cuatro felices, riendo a carcajadas, mientras el público los aclamaba.

Sirius apretó la foto conteniendo las oleada de emociones que lo habían azotado. No volvería a correr por los pasillos de Hogwarts con su grupo que habían apodado "los Merodeadores". No más bromas, no volvería a escuchar a James levantarse a las 4 de la mañana para entrenar un sábado, no volvería a robar chocolates con Remus de la cocina, tampoco lanzaría bombas de pintura por las escaleras o terrazas con Peter o volvería a escuchar los regaños de Minerva McGonagall, su profesora favorita. Aunque ella lo vivía reprendiendo, la mujer de aspecto serio se ganó el corazón del joven Black, su aura maternal era un imán para Sirius, la dulzura con la que la mujer lo trataba cuando no estaba molesta hizó que Sirius se volviera su compañero fiel y guardián. Cuando otros chicos querían molestar o desobedecer a la profesora James y Sirius salían a su rescate, seguido de sus dos amigos.

Hizó a un lado la foto, dejándola en un cajón con la promesa de hacerle un cuadro y colgarla en el lugar más visible de la habitación. Su maleta ya estaba vacía, la guardo en el ropero, junto con el resto de su ropa y decidió salir de la habitación.

Volvió por el pasillo y se dirigió a la habitación de su hermano. Abrió sin tocar sobresaltando a Regulus, no alcanzó a abrir la puerta del todo que la volvió a cerrar y tocó para que se le cediera el paso.

— ¡Ya entra de una vez!

Exclamó el menor de los Black desde el otro lado. Sirius soltó una risa y entró.

— Lo siento Reggie, en Hogwarts no debía tocar la puerta para entrar a los salones.

— Tienes la costumbre de entrar sin tocas desde antes, así que no te excuses.

Recriminó su hermano con una ceja alzada. Sirius cerró la puerta detrás de él y se permitió curiosear en la habitación de su hermano. Había cambiado bastante desde lo último que recuerda.
No había estado en esa casa desde que tenía quince años, siempre que tenía vacaciones en Hogwarts se iba a la casa de James o su familia se reunía en una de las muchas fincas y departamentos que tenían por el mundo.

Regulus tenía su habitación pintada de verde y plateado con diseños de serpientes en algunas partes, un enorme piano en el centro y su cama en una esquina frente a un gran ventanal que daba a los jardines de la mansión. Sirius debía admitir que su hermano tenía un gusto muy bueno para la decoración.

Vió algunos cuadros esparcidos por las paredes y varios muebles que captaron su atención, en las paredes había cuadros de Reggie con algunos familiares, entre ellos sus padres, primos y tíos. Después había sobre la mesita de luz unas fotos de Regulus con unos chicos que a Sirius se les hacían conocidos, pero no lograba identificarlos.

— ¿Quiénes son ellos?

Regulus se colocó junto a su hermano y vió las fotos.

— El de cabello castaño es Bartemius Crouch Junior, el hijo del Ministro Bartemius Crouch señor, lejos del amargado de su padre, Barty es un gran amigo y se volvió muy cercano para mi. — Sirius miro al chico en la foto, estaba sonriendo mientras abrazaba a su hermano por los hombros. Cabello castaño tan claro, que en el sol parecía Rubio, un rostro atractivo y una sonrisa encantadora que destilaba picardía. Sirius debía admitir que el chico era guapo y tenía su encanto. — El Rubio es Lucius Malfoy, seguro te acuerda de él. Lo hemos visto en muchas cenas de negocios cuando éramos niños.

Un recuerdo azotó a Sirius, las imágenes de Malfoy de niño vinieron a su mente.

— Lo recuerdo, ahora lo recuerdo — Su semblante cambio a uno de molestia — Ese mocoso era un malcriado y un dolor en el culo.

Regulus solto una risa.

— Pues ahora es otro amigo cercano a la familia y uno de mis mejores amigos. — Sirius debía admitir que Lucius no se veía nada mál, aparentemente la pubertad lo benefició bastante, pero Sirius no se olvida del maldito mocoso que daba órdenes, trataba mál a sus empleados y quería que todos estuvieran a sus servicios. Regulus señaló otra foto, una chica rubia con ojos azules y un aura angelical estaba junto a su hermano en la imagen, Regulus la abrazaba por la cintura mientras ella le daba un beso en la mejilla. — Pandora Rosier, mi mejor amiga, prácticamente la hermana que siempre le pedí a mamá. — Sirius debía admitir que era una chica preciosa, una de las más lindas que había visto, se preguntó si Regulus habría tenido algo con ella. Pero como si le leyera la mente Regulus señaló otra foto en la cual había una chica hermosa, cabello rojo como el fuego que le caía en hermosas cataratas en su rostro hasta la altura de su pecho, unos ojos verdes esmeralda que hipnotizarian a cualquiera, incluso a Sirius. — Ella es Lily Evans, novia de Pandora. No nos llevábamos muy bien al principio, pero es novia de mi mejor amiga y mejor amiga de mi mejor amigo, así que aprendimos a convivir y terminamos siendo muy buenos amigos.

— Tenía esperanzas de que me dijeras que al menos te tiraste a una.

Sirius recibió un golpe de parte de Regulus por ese comentario.

Vió otra foto donde estaba él junto a su hermano de niños, le dió ternura que su hermano lo siguiera teniendo presente, pese a que estuvieron mucho tiempo lejos él uno del otro. Desvío la vista hacia otro cuadro que estaba apartado de los demás, este era mucho más llamativo que los demás.

En la imagen Regulus estaba parado frente una fuente con un hermoso jardín de fondo y junto a él un chico de cabello negro, más oscuro que él pelo de su hermano y los ojos del mismo color, la piel del muchacho era tan blanca que parecían de porcelana y su cabello semilargo cortado en capaz le caía como cortinas sobre el rostro, pero eso no impidió tapar la belleza del chico que parecía un Ángel caído, tenía un atractivo extraño, piel pálida que contrastaba perfectamente con su cabello negro y sus facciones tan marcadas solo aumentaban ese algo que lo volvía hermoso.

— Él es Severus, mi mejor amigo — Explicó Regulus — Hijo de Eileen Prince, mejor amiga de mamá, prácticamente mi otro hermano.

Este último comentario le sentó como valde de agua fría a Sirius.

"Su otro hermano"

¿Amaba a alguién más que no fuese Sirius como si fuera su sangre?
¿Será él su reemplazo?

Intentó despejar todas estás ideas de su cabeza. Después de todo el también había buscado a su hermano en otra persona, James era como su alma gemela y por quien Sirius sería capaz de dar la vida. No podía juzgar a Regulus.

Se formó un silencio algo incomodo mientras Sirius se perdía en sus pensamientos, para suerte o desgracia, alguien golpeo la puerta detras de ellos.

— Adelante.

Dijo su hermano mientras ambos volteaban a ver quién irrumpia en el lugar, la puerta de abrió y Sirius pudo ver a su madre cruzar el umbral. Walburga Black.