
No deseaba volver
Lo dicho ya se habia hecho
Y ahora, solo quedaba seguir hacia adelante
Como si eso fuera fácil.
Se reprochaba una y otra y otra vez el hecho de que pudo haber hecho más, pero no lo hizo.
Nunca lo hizo
Pensó que él sería suficiente pero no fue asi.
Nunca fue asi
Solo se engaño él y su fantaseosa realidad que no tenia nada de real.
Todo fue una mentira más
Una farsa más por parte de su cruel verdugo de hermosos ojos grises y escultural rostro de ángel
Todo él era un endemoniado pecado en el que caía una y otra, y otra vez al oir su dulce voz y sus palabras cargadas de una dulce miel que destila pecado y deseo.
Ya no podía más
Ya no más
Nunca más
Eso era lo que de repetía una y otra vez, para poder amortiguar las dulces saladas lágrimas que querian escapar de sus ojos para poder reparar o bien dicho, aliviar el dulce ardor de un corazón roto.
Eran las doce del medio día, y el sol estaba en su punto máximo, como si quisiera burlarse frente al mundo entero que habia alguien sifriendo, llorando por un corazón herido.
La luz brillante del sol, no era ni comparación con la tormenta que se llevaba acabo dentro de su ser.
No, nunca serian comparados, porque mientras el sol estaba en su mayor fulgor, el siempre estaria en una tormenta constante, en donde el sol nunca jamás brillaria.
Al menos, no para él quién siempre estaria sufriendo y mendigando amor, a donde quiera que él se dignase a ir.
Estando en casa, era un tormento constante, el temor de ver llegar a "papá" ebrio una vez más para iniciar con la golpiza de su vida por ser totalmente diferente.
Diferente a lo normal
Diferente a lo establecido
Diferente a lo dictaminado por la naturaleza
Diferente por haber nacido en las peores condiciones y en el peor momento
Pero más diferente, por ser creación del mismisimo Lucifer y sus mil demonios, que lo rodeaban hasta tal punto, de ser el puto que podía concebir hijos sin ser ni siquiera una vil mujer.
Pero eso no era lo peor.
Lo peor vino cuando ingreso a esa escuela de mágia a lado de su mejor amiga.
Lily Evans
Oh Lily,
La hermosa y siempre dulce Lily
La única mujer quién le robo el corazón y la vida entera.
Aquella mujer por quién daria la vida y lo mejor de ella.
La mujer por quién se dejo humillar, para que no pensara que era igual que aquellos matones, y todo para que, para que al final se viniera quedando con su peor enemigo
James Potter
El maldito de Potter
Pero no la culpaba del todo
Después de todo, ¿quién era él a comparación del niño consentido de papá, que con solo un chasquido de dedos podía tener lo que él quisiera con el estatus que tenía?
No era nada.
Pero aún asi se esmero por ser el mejor.
El mejor en posiones.
El mejor de la clase
El mejor en cuanto a encantamientos, tanto en la fabricación de ellos tanto en el uso práctico
Pero no fue suficiente.
No para ella que era luz y él sombra, oscuridad y ruina.
No para quién consideraba que las artes oscuras era un mal camino que te llevaria a la vileza y a la muerte con sus métodos poco ortodoxos para alcanzar el poder, pero también era la misma persona que ni veia el fulgor, la luz en medio de esa ocuridad que haria una gran diferencia entre salvarse y ser asesinado.
Entre salvar y dejar morir a una persona inocente o realmente importante
Entre saber que aún dentro de la luz había oscuridad, y viceversa, que dentro de la oscuridad también habia luz.
Asi como era representado el Yin y el Yan.
Que no todas las artes oscuras iban ligados a lo mismo; la destrucción, la crueldad, la superioridad y a la mismisima locura.
No, claro que no.
También las artes oscuras estaban para salvaguardar vidas cuando estaban al borde de la muere, y la mágia convencional no servia para nada.
También servia para la preparación, para saber lo que te podría sobrevenir si no estabas lo suficientemente relacionado con los sin fin de hechizos que gente ruin podria utilizar contra uno.
Y era por ello, que muchos magos morian por no saber prepararse ante lo que el mundo mágico les preparaba, o bien dicho, lo que las personas perversas estaban dispuestas hacer con tal de ganar alguna batalla de su propio ego...
Y ahi se encontraba vagabundeando, entre la maleza que ofrecia el bello bosque prohibido , con sus diez mil trampas al asecho y sus miles de posibles muertes alternas para devorar su vida/alma.
Veia el alto claro, donde se encontraba una cierva descansando junto a sus crias, y a su costado, estaba de manera formidable el macho de su pequeña manada, dirigiendole una mirada de advertencia mientras con sus pesuñas marcaba su territorio.
Mostrando con orgullo sus grandes astas en muestra de poder y superioridad.
Nunca entenderia a los animales y el hecho de siempre demostrar su fuerza y capacidad de lucha cuando por su propia estupidez e imprudencia, daban paso a la muerte.
Siguio caminando ignorando por completo al ciervo macho, para ir a su lugar especial.
Al corazón del bosque donde estaría rodeado de vegetación y el dulce aroma de miles de flores recibiendole con una estrecha calidez que hacia aflorar cualquier tipo de dolor y volverlo polvo en un santiamen.
Con pasos perezosos recordo como había iniciado todo.
Como aquellas muestras de afecto se hizieron más constantes, en el instante en que las bromas cesaron y se dio una tregua silenciosa cuando por fin, el cuatro-ojos de Potter consiguió lo que queria.
La total atención de Lily.
El como las miradas cargadas de odio se fueron convirtiendo en miradas de recelo, después de curiosidad y finalmente de afecto orillado al amor.
O eso era lo que él creía que era
—¿Que haces en este lugar, Tom?- pregunto en un leve susurro, que si no fuera por el desertico lugar, no hubiera podido ni siquiera ser escuchado
—Eh venido por ti, mi pequeño demonio— le demando con los brazos abiertos de par en par, con una mirada cargada de un afecto profundo y una sinceridad nunca antes vista en aquellas dos esmeraldas vivas, muy diferentes a las de su querida amiga Lily.
Ni siquiera lo penso dos veces, cuando se hecho a correr directamente a los brazos su profundo primer amor.
Lloro y desgarro su alma en ese instante, sin perder ningún segundo entre la calidez y la estrechez de ser abrazado por aquellos fuertes brazos quién en algún momento, se convirtió en su consuelo en los momentos más inoportunos y dolorosos de su vida.
—Calma Severus, no debes llorar por un imbécil que no supo apreciar a la joya que tenía entre sus manos— mientras lo arrullaba entre sus brazos y cantaba una leve melodia, cada poco besaba la coronilla de donde nacía aquellos negros cabellos para confortarlo con su amor, aún si sabía que esto era prohibido por ahora.
Los sollozos fueron disminuyendo conforme el tiempo fue pasando, y su rostro escondido en aquel fuerte pecho, fue levantandose poco a poco para dar paso a unos ojos llenos de tristeza y dolor.
Aquellos ojos ónix de mirada profunda, que siempre fueron signo de fortaleza y tenacidad, ahora tenian signo de un corazón roto y despilfarrado por una fuerte decepción.
Una decepción sumada a otras más
Entre muchas otras más
"En el amor y la guerra todo se vale" menos arrastrarse- susurro con un hilo de voz. La mirada llena de confución era demostrada por aquel fruncido ceño de las cejas que marcaban claramente una explicación aún sin haber pronunciado palabra alguna —En la guerra se muere de pie y en el amor... se dice adiós con dignidad. Mr. Bukowski— termino de susurrar para volver a ocultar su rostro lleno de vergüenza en aquel fuerte pecho donde podía inhalar el sutil aroma de la fragancia que siempre utilizaba su amigo — Aún cuando no era amor lo que decia ser- soltando nuevamente lágrimas amargas mientras reforzaba el agarre de su brazos alrededor de la cintura de Tom para alargar el tiempo del abrazo. - Yo termine con Sirius. Fui yo quién lo mando al carajo, fui yo quién decidió terminar con toda esta locura por el simple hecho que desde el inicio estuvo mal. Yo nunca seria suficiente para él, ni aún cuando él decia que era demasiado para una persona como era el. Todo fue una cruel mentira
Sus besos, sus palabras de aliento y comprensión, todo, absolutamente todo fue una farsa, una broma para llegar a darle celos a Remus, para demostrarle que no iba a estar esperandolo toda la vida si él maldito lobo no se decidia pronto a saber a quién escoger- lloró con más fuerza, como ninguna otra vez lo habia hecho. Estaba descargando todo ese dolor que estaba guardado y transcrito en su corazón desde que tenía memoria.
Sus amargos recuerdos afloraban entre los brazos que lo sostenian con una devoción fuerte, con un amor y anhelo que nunca antes había sentido.
Con una protección nunca antes sentida.
-Lo escuche todo, cuando iba en busca del maldito perro pulgoso de Sirius. Cuando por fin... habiadecididoentregarlemiprimeravez- esto último lo dijo lo más rápido posible para por lo menos pasar un poco menos de vergüenza, para no demostrar del todo su ingenuidad - Sirius lo tenía arrinconado en una de las paredes que daban lugar al séptimo piso, en frente de ese horrible tapiz de Bárnabas El Chiflado. Ahí le dijo todo acerca de mi, del porque me escogío a mi para hacerlo entrar en razón y hacerlo decidir de una vez por todas. Le dijo que no signifique nada para él, que lo más lejos que llegaría conmigo sería para un acoston y ya- los dedos de sus manos crispaban con más fuerza al traer a la memoria ese recuerdo indeleble porque no solo estaba en su mente, sino que estaba clavado en su orgullo pero sobre todo en su corazón.
Tom lo aparto con mucho cuidado, temiendo en hacer un movimiento brusco y en cualquier momento Severus decidiera quebrarse de una vez por todas.
-Escuchame muy atentamente lo que te voy a decir en estos momentos- con una voz totalmente meliflua. Con las llemas de sus dedos, roso levemente la quijada de su pequeño demonio para alternativmente levantarla hasta que sus ojos estuvieran conectados.
Negros y verdes
Miradas totalmente opuestas y a la vez tan iguales como ninguna.
-Anda, llora todo lo que tengas que tengas que llorar, puede que con tantas lágrimas logres ahogar un par de recuerdos suyos, quizás un puñado de malos momentos y puede que a lo mejor, entre tanto sollozo logres arrancar esa maldita dependencia y pienses un poquito más en ti y en lo que realmente te hace feliz, en tu felicidad, quizas de entre tanto llorar entres en razón y te des cuenta que no lo necesitas para ser feliz.... Que llegue quién tenga que llegar, que se vaya quién se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler... que pase lo que tenga que pasar- acarició lentamente una mejilla y la termino acunado entre su palma - Nankurunaisa- le sonrió levemente a su pequeño amigo al ver como aquellos ojos aguados por tanta lágrima resplandecian de una dicha nunca antes vista y sus temblorines finos labios se curvaba en una descompuesta sonrisa mientras la luz de sol se filtraba atravéz de los árboles logrando hacer resplandecer el rostro de Severus.
-Gracias Tom. Por todo lo que haz hecho por mi hasta este momento -le abrazo fuertemente acurrucandose entre sus brazos para darle un pequeño beso en la barbilla de su acompañante.
Toda la mañana y parte de la tarde, ambos estuvieron acurrucados el uno junto al otro, mientras leian juntamente un pequeño libro de poemas de pasta gruesa totalmente negra y se dedicaban a pasar las llemas de sus dedos entre las hojas amarillentas de ese libro.
Severus no se presento a ninguna de sus demás clases que le faltaban por concluir pero tampoco se molesto por enviar un aviso dando cualquier excusa por su inasistencia a clases y no era como si le importaba, y eso era la pura verdad, no le importaba cuando estaba entre los brazos de Tom, rodeada de la inmaculable belleza del bosque y entre bocadillos deliciosos que los elfos provenientes de la mansión Riddle que iban y venian a dejarles toda clase de aperitivos.
Que se jodiera Sirius Black y sus líos de pantalones con Remus.
Él esteba en casa, y su hogar una vez más, estaba a lado de Tom Marvolo Riddle.
El Lord de la casa Riddle, casa ancestral de los magos más poderosos que existía en las últimos siglos.
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