
—"El arte de las uñas: los mejores diseños para recrear" ¿Qué se supone que es esto? — No debería estar husmeando entre las cosas del pelinegro, no era algo que solía hacer, pero el se había ofrecido a ayudarle con pociones y necesitaba un cuaderno en específico que estaba guardado en su baúl.
— Es solo una simple revista muggle —con un leve sonrojo agarro la revista para volverla a meter en el lugar que estaba. No contaba con la rapidez con la que lograría quitársela de las manos.
— Pero porque justamente una de estas revistas estaría entre tus cosas—Sabia los gustos de su compañero, prefería una lectura más pesada que una simple revista, a no ser claro que está sea de pociones y sus tendencias. Vio que el otro se encogía en si mismo que volvió a hablar — No me malinterpretes, no hablo de su origen en si, sabes que eso ya no me molesta, lo que quería decir era que porque tendrías tú una revista sobre esto.
— Ah, bueno, la revista era de Lily. Ella pensaba que estaría bien practicar entre nosotros, pero luego paso lo que pasó y nunca la usamos. Ya había olvidado que la tenía — fue lo único que dijo. Luego de un año y los varios intentos de disculpa que realizó y fracaso ya no le afectaba hablar del tema como antes.
— Ya veo porque nunca lo intentaste, estos diseños son demasiado horribles ¿Acaso es necesario tantos colores? — sentía cierto disgusto hacia la revista, no representaba nada de elegancia ninguno de esos diseños y no podía imaginar el como se verían en las uñas de su novio.
— No es como que pudiera controlar que sale y que no ahí, además no tengo todos esos colores. — Le divertía las expresiones que realizaba el otro cada que pasaba la pagina, no podía creer que el mismo chico que hace un año criticaba a los hijos de muggles tuviera en manos una revista de tal origen.
— Espera, ¿tienes esas cosas que usan para pintarlas?— Se expresó con un deje de sorpresa para luego mostrar una pequeña sonrisa. Había tenido una idea — ¿Puedes mostrarme?.
— Oh, bueno en realidad solo tengo unos tres. — No sabía por qué se los había pedido pero no tenía razón para negarse, así que fue a su baúl y busco la pequeña bolsa marrón en dónde los había guardado.
Se los había regalado Lily, bueno dos de ellos los fueron, el otro se lo compro por si mismo, luego de haber ahorrado un poco de su nuevo trabajo en las vacaciones.
Luego de la muerte de su madre viendo que su estúpido y borracho padre no planeaba volver no le quedó de otra que buscar algún trabajo mejor al que tenía en ése momento, después de todo organizar productos en la pequeña tienda de la señora Edith no le otorgaba muchos ingresos. Fue después de una búsqueda de tres días que encontró un pequeño puesto de lava trastes en un restaurante ubicado en el centro de la ciudad donde principalmente iban a comer los obreros de las construcciones cercanas y una que otra familia, gracias a eso pudo haber obtenido lo suficiente para comer algo más que un sándwich.
Con su nuevo trabajo no tuvo tanto problema en ahorrar como antes, fue de tal forma que logro comprarse pequeñas cosas como plumas nuevas y algunas revistas de pociones en las que estaba interesado, se compró el esmalte pensando que cuando tuviera éxito en la reconciliación con su amiga podía pedirle que pinte sus uñas para así poder alegrarle, lastimosamente eso no sucedió y guardo el pequeño frasco en el fondo de su baúl llegándose a olvidar de su existencia.
— Toma — entrego la bolsa con intriga y no pudo resistirse a preguntar— ¿Para que los quieres?.
—Para ser uno de los mejores promedios a veces no captas las cosas obvias. — se burló mientras sacaba los tres frasquitos. Con la bolsa ya vacía pudo ver los colores que se guardaban en ella, uno verde muy similar al de su uniforme, otro transparente y uno negro que se veía sin uso. — Bien, entrégame tu mano.
— Yo... pero.. — No pudo evitar sonrojarse, miró la mano estirada de su novio, nunca había imaginado un escenario así, a menudo solía sorprenderle los cambios y acciones que diferenciaban al Bruce de hace un año.
— Vamos, cariño, dame tu mano. No muerdo. — Era una clara mentira, pero en esta ocasión no era su propósito. Además, amaba ver a su pareja nerviosa.
—Esta bien, pero no me digas cariño, suenas a un abuelo. Y tú también tendrás que pintarte las tuyas— con un suspiro acepto, no tenía nada que perder y aunque no lo admita, amaba el tiempo en el que pasaban juntos.
— Mmm... No creo, no. Decirte cariño es uno de mis pasatiempos favoritos. Pero si quieres, puedo probar con otros apodos. Talvez bebé, tesoro, muñeco, cielo o mi vida. — Agarro su mano con suma delicadeza mientras que veía la imagen de la revista en dónde se ilustraba cómo pintar las uñas "para principiantes".
—Hablas como un tonto enamorado.—Trato de ocultar sus mejillas rojas, reacción al exceso de cursilerías que escucho.
— Talvez porque estoy loco por ti, ya sabes que nadie se puede resistir a tus encantos.— No pudo evitar distraerse y dejarle un beso en la mejilla. — Podrías pintar mis uñas iguales a las tuyas, así cualquier idiota se daría cuenta que estamos juntos.
— Podemos pintarlas iguales, pero dudo que alguien se de cuenta. Y no es que seamos muy discretos así que no tienes que ponerte de ese modo.—respondio con una sonrisa pequeña pero tonta, ese chico hacia latir de sobremanera su corazón.
Luego de juntarse y antes de eso sus amigos siempre les dijeron que su atracción se notaba a millas, eran un poco exagerados, pero Bruce no solía quejarse de esto y a él tampoco le molestaba, así que se veían acostumbrados a sus burlas.
Bruce sonrió por no haber obtenido una reprimida a su declaración, le hacía feliz el saber que su novio ya tenía en claro todo lo que sentía hacia el.
Ya iba por la tercer uña de la mano derecha mientras que la izquierda secaba a un costado, su plan era pintar el pulgar y el índice con el verde y el resto de negro. Mientras que con la mano izquierda realizó el diseño de manera invertida, con el dedo corazón, anular y meñique de verde y los otros dos de negro. Aprendía rápido.
—¿Eso quiere decir que puedo ir y besarte frente a toda la escuela en el comedor? — Había tenido sueños recurrentes en tal escenario, la simple idea de reclamar a Severus frente a toda la escuela como su novio le hacía estremecer de felicidad y se hacía esperanzas de que algún día sucediera.
—No— Dijo con simpleza esperando ya la reacción que iba a recibir.
—¡Que! , ¿porque no?— Lo tomo de sorpresa la respuesta hasta el punto de casi arruinar su trabajo.
—Primero que nada, porque eso es asunto nuestro y de nadie más, no debería de interesarles lo que hacemos o no. Y segundo porque se como te pones y estoy seguro que no terminará en un simple beso si es que lo haces.— Sabía que tenía razón, y también que se la daría, por qué conocía a su Bruce.
—Bueno, tu tampoco te resestirias , se muy bien que dudas de tu propio control. No lo olvides Venus, yo también te conozco tanto como tú a mí. — Su conexión era envidiable, con solo una mirada leían todo lo que el otro pensaba. Sabían sus puntos débiles, gustos, acciones recurrentes y más .
Su relación era inigualable, fue un camino duro el llegar hasta donde estaban, abrir sus corazones con el temor a ser lastimados. Lograr que Severus deje su resignación hacia todo lo que hacía y enseñarle a ver un futuro donde su felicidad perdure y sentirse satisfecho por sus logros.
— Te apuesto a que si te besara en este mismo momento no te molestarías en detenerme.— No pudo evitarlo, ya hace un tiempo que había terminado de pintar y se había quedado hipnotizado mirando los ojos de su chico mientras acariciaba su mano.
— Y que estás esperando — Puede que este en desacuerdo a la muestras de afecto en público, pero no podía negarse a tal ofrecimiento, después de todo estaban solo ellos, dónde no habría interrupciones.
Severus era alguien reservado, muy pocos conocías ese lado atrevido suyo y Bruce estaba feliz de ser uno de los pocos que podían verlo.
Como si fuera una rutina se acercó a los labios de su amante quien también inclino su cabeza como un sexto sentido, una de sus manos fue a parar en la nuca del pelinegro enterrando sus dedos en la cabellera sedosa y la otra trazaba su recorrido hacia la cintura del mismo.
Sus bocas ocupadas en un vaivén ya conocido y extrañado, se escuchaban pequeños gemidos provenientes de Severus,Bruce realizaba un pequeño mordisqueo en sus suaves labios con el fin de darle paso a su boca para introducir su lengua.
El beso se fue tornando cada vez más candente, manos traviesas intentando encontrar la entrada bajo su camisa, no pudo evitar moverse y rezando a qué el esmalte ya allá secado dirigió sus manos al cabello de su novio.
— ¡ESPERO QUE NO ESTEN JODIENDO EN MI CAMA! — Se escucharon unos fuertes golpes en la puerta.
No se suponía que pasará eso, separándose por el susto y aturdidos por lo que pasó, fue Severus el primero en recobrar la conciencia a su alrededor después de otro golpe y agarrando su varita acomodó sus ropas y desbloqueo la puerta.
— No quiero saber que hacían, de verdad, solo vayan al gran salón y coman algo. — tan rápido como vino, recogió sus cosas y se fue.
— Bueno, creo que ya pasó la hora de la cena, vamos y consigamos algo de comer— se arregló un poco el cabello y se levantó, estiro la mano hacia Severus quien la tomo sin objetar.
Vio sus dedos entrelazados y como sus uñas brillaban con sus nuevos colores y dijo— Gracias por todo, Bruce.
Sus comisuras se alzaron, detuvo su paso y alzando de la barbilla del otro dejo un suave beso en sus labios. — No tienes porque, mi Venus.
Ambos pares de ojos brillaron.
— Y recuerda pintar mis uñas— agrego con una sonrisa. Solo se necesitaban uno al otro y el resto no les importaba, solo ellos.
//
Un día nuevo empezaba en el colegio de magia, con un buen desayuno y sueños reparadores no se podían negar que los estudiantes la pasaban de maravilla, un día bueno, sin ninguna broma presente en el comedor por parte del grupo de Potter. Aún que la tranquilidad no era algo que perduraba en ese lugar. Ya desde muy temprano se podía escuchar como el chisme del día era sobre ciertos Slytherins que habían aparecido con sus uñas pintadas en conjunto.
Fin