Luz Verde (Green Light)

Harry Potter - J. K. Rowling
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Luz Verde (Green Light)
Summary
Hermione Jean Grange fue abandonada por alguna razón desconocida en el mundo muggle a corta edad y posteriormente fue adoptada por el matrimonio Granger, quienes le dieron su apellido y una verdadera familia.Una década más tarde, a la edad de once años, ella es visitada por un par de extraños, dos magos que le cuenta la verdad de su origen mágico y le ofrecen la posibilidad de asistir al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería para convertirla en una gran bruja.En el trancurso de los días previos al inicio escolar se relaciona con Albus Dumbledore, la familia Malfoy y el profesor Severus Snape, que se convierte en su tutor legal para todo fin relacionado con el mundo mágico. Hermione forjará poco a poco una amistad con Draco Malfoy luego de un encuentro que, tal vez, cambie sus vidas para siempre.
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Plumas

CAPÍTULO 15: PLUMAS

POV DRACO

Hermione tiene una letra muy linda y prolija, de por sí. ¿Por qué le cuesta tanto escribir con pluma? Tal vez solo necesita práctica, como yo en su momento. No puedo exigirle demasiado considerando que es la primera vez que lo hace. Una pluma es siempre mucho más fina y escurridiza que un bolígrafo estándar. Camino alrededor de ella mientras la observo transcribir otro soneto casi de memoria y sin mirar demasiado el libro de Shakespeare del que lo extrajo:

A la fresca violeta le dije acusador:

<<¿Dónde robas, ladrona, el buen olor que exhalas,

sino de su aliento? El púrpura esplendor

que el cutis te reviste de forma delicada

teñiste sin recato en las venas de mi amor.>>

 

E increpé al lirio por imitar tu mano,

Y por robarte el pelo reñí a la mejorana;

las rosas entre espinas erguíanse temblando:

de blanca angustia una, otra de oprobio grana;

 

y vi que otra hurtó ambos colores,

y ese latrocinio sumó el de tu aliento;

mas fue por ese hurto que en su esplendor entonces

la devoró un gusano y así le dio escarmiento.

 

He visto otras flores, pero ninguna pura

que no te haya robado el color o la dulzura.

 

Me vuelvo a sentar a su lado, sonriendo.

−Creí que elegirías otros sonetos –comento tomando la hoja para terminar de leer su pequeña selección.

−¿Ah, sí? ¿Qué se supone que debía elegir según tú? –pregunta divertida.

−¿Algo más románticamente explicito, tal vez? Sé que este libro no es el mejor ejemplo para eso, pero hay algunos que son pasables.

−No sabía que debía escribir sobre algo en específico, Draco. Debiste decirlo antes.

−No, no debías. Pero eres una chica y se supone que les gustan esos temas. Solo quería conocerte un poco más.

−Me gusta el soneto 116, si tienes tanta curiosidad. Ya lo había leído antes, de todas formas.

−No serías Hermione Granger si no hubieras leído un clásico como ese.

−Lo hemos analizado al autor en literatura inglesa, obviamente –reconoce.

−¿Análisis? Eso es bastante avanzado. Entonces, las primarias muggles no son tan inútiles.

−Voy a hacer de cuenta que no escuché lo último, Malfoy.

Por un lado, Hermione simula estar ofendida, se cruza de brazos y posiciona su cuerpo en dirección contraria, evitando mi mirada. Y yo por el otro, yo no dejo de sonreír mientras busco el soneto al final del libro y empiezo a recitarlo:

 

Que nunca en el enlace sincero de dos almas

admita impedimentos. No siente amor bastante

quien muda de inmediato si ve que hay mudanzas

o tiende a distanciarse de quien está distante.

 

Me detengo ante esa última palabra y miro hacia el cabello de Hermione.

−¿Estás escuchando, Granger?

Ella también está distante ahora, pero al escuchar el verso, su cuerpo se remueve. Aquel verso que dice que si alguien siente amor no se distanciará de la persona que está tomando distancia. Por el contrario…

Me pongo de pie y me quedó frente a ella parado con parte de mi cuerpo apoyado en la pared. Tal vez pronto se le pase ese pequeño berrinche de intentar ignorarme. Casi dos minutos después, la curiosidad por mi silencio mata a Hermione, quien levanta la mirada hasta encontrarse con la mía. Luce más vulnerable que recién.

 

¡Oh, no! Amor es faro por siempre inalterable,

que ve tempestades y nunca se intimida;

estrella siempre fija que guía al barco errante,

cuyo valor se ignora, por alto que se mida.

 

Con él no juega el tiempo por más que a la mejilla

y al labio joven siegue su falce más severa;

tras horas y semanas el amor nunca varía,

pues hasta el fin del tiempo resiste y persevera.

 

Sí a mí pueden probarme que en esto he errado,

entonces nada he escrito, ni nadie nunca ha amado.

 

Llegando al final, ella se ha relajado considerablemente y me mira de forma más pacífica.

−Me veo obligado a admitir que tienes buen gusto –digo finalmente.

−Eso ya lo sé, Malfoy.

Me arrebata el libro de la mano con una gran sonrisa de autoconfianza en su rostro y con mirada altiva.

−Ya empiezas a actuar como una Slytherin…

−¿Y cómo sería eso?

−Actuar como si nada nos afectara, y al mismo tiempo, reconociendo lo que valemos con orgullo. No importa que hayas sido criada de forma diferente. Nunca debes mostrarte débil frente a nadie, sobre todo si no tienes confianza con ese alguien. Si quieres sobrevivir como bruja en Hogwarts, debes hacer eso. Recuerda que todos los ojos estarán puestos sobre ti, por eso, la imagen que proyectes de ti misma, será lo que definirá el trato que recibirás en los próximos años. Mi madre empezó el trabajo en tu imagen hoy, pero aún hay demasiado que hacer contigo en los próximos días. Cuanto más rápido te adaptes, mejor será para ti. De todas maneras, estaré en todo momento a tu lado –hago una pausa y continúo–. Ahora ¿te parece si te enseño a escribir de una forma un poco más adaptada a tu estilo? Ya tuve suficiente tiempo para descubrir porque te resultaba complicado al comienzo. Practicaremos con este último soneto y algunos más que me gustan.

−Estoy lista, Draco. Para todo, de hecho.

−Perfecto.

Beso suavemente su mejilla para aliviar un poco la tensión del momento e incluso la rudeza de mis consejos futuros. Le empiezo a dar indicaciones, ayudándola desde atrás a sentarse derecha con la cabeza a la altura adecuada, ubicando su brazo y mano; o a tomar la pluma de fénix de la forma más conveniente para ella, tratando de descubrir cuál de todas ellas le resulta más cómoda y natural. Y así pasan las horas siguientes, con mucha practica de escritura o postura, y pocas palabras intercambiadas entre nosotros.

Cada minuto me doy cuenta que me gusta pasar tiempo con ella y ni siquiera me importa que no haya sido educada como bruja por azares del destino. Tal vez, Dumbledore tenga razón y no existan las casualidades. Es probable que Hermione Jean Granger haya llegado a la vida de los Malfoy por alguna razón que desconocemos aún y nosotros debemos ayudarla a encontrar su verdadero lugar en el mundo, tras haber sentido toda su vida y muy en el fondo, que no encajaba ni con su familia adoptiva. Y para mis padres, esto implicará una forma de redimirse por los errores del pasado, las cosas que pensaban o se vieron obligados a hacer para proteger a la familia antes de convertirse en desertores poco después de mi nacimiento.

En la madrugada, mi madre viene a buscarla para decirle que los elfos se han encargado de acondicionar la habitación para que duerma y que todas sus cosas, incluso la ropa que compraron en la tarde, las llevo ella misma allí para que pudiera cambiarse. Verla aparecer nos saca de nuestro pequeño mundo, ya que ni siquiera nos habíamos dado cuenta lo tarde que era. Pasamos horas demasiado enfrascados en nuestro objetivo, que ella mejorara su escritura, entre charlas y algunos descansos para que ninguno de los dos se sintiera demasiado presionado.

Hermione me abraza mientras me agradece la ayuda y mi paciencia. Y posteriormente besa mi mejilla haciéndome sonrojar. ¡Por Merlín! Aún no puedo controlar esas reacciones, porque me toman por sorpresa. En mis once años nunca he estado tan cerca de una niña como con ella, cualquier saludo o muestra de cariño que haya intercambiado con cualquier otro niño me resulta frío, demasiado rígido y formal en comparación, porque las personas con las me rodeo son así. Pero, esa es una de las cosas que me gusta de ella, los muggles tienden a ser más cariñosos, y ella ha sido criada por una familia donde el amor se demostraba y nunca faltaba. Debo ser comprensivo y tolerante hacia sus costumbres. Creo que podría hacer una excepción con ella y permitirle que ambos nos tratemos tanto como queramos de esta forma. Un trato afectuoso que no tendré con mis otros compañeros, uno que sea solo nuestro.

A la mañana siguiente, me encuentro con Hermione en el comedor desayunando con mis padres. Todos en pijamas y con batas de satén.

No me sorprende. De hecho, este es el único momento donde ninguno de la familia se molesta por usar ropa de día.

Rutinariamente, mi padre desayuna rápido si está apurado, entra a su habitación para cambiarse y vuelve con sus trajes y tapados listo para ir al Ministerio o a su oficina de un edificio cercano, se despide de mi madre con un beso, y de mí con alguna caricia en el cabello o un apretón de hombros, antes de salir de la casa y avisarnos si va a volver temprano o si tiene otros compromisos. Mi madre no suele dejarme solo, pero si lo hace llama a alguna empleada para que cuide de mí, mientras ella asiste a las reuniones en representación de mi padre cuando no las puede organizar en la casa. En los últimos meses, mi madre se ha mostrado aún más apegada a mí y casi no sale si no es conmigo. Ella asegura que es porque quiere aprovechar el poco tiempo que nos queda antes de ingrese a Hogwarts y ya no pueda verme por meses. Y no es el único que piensa así, mi padre por su parte ha cancelado muchos compromisos para que pudieron salir los tres juntos en familia, el mes que vacaciones por Italia fue parte de ese plan.

−Buenos días. Perdón la tardanza. Dobby me avisó que pronto desayunarían.

Los tres me miran, mis padres sacan los ojos de los diarios que están leyendo, mi madre uno muggle que llega sin falta cinco veces a la semana y mi padre el diario del mundo mágico, El Profeta. Ese es el único contacto con el resto de los humanos normales, a falta de televisores o radios, mis padres organizan los planes del día en base a lo que leen. Por otra parte, Hermione, quien está al lado de mi madre leyendo la revista adicional del diario muggle que viene dos veces a la semana junto con ese diario.

−Buenos días, hijo –saludan mis padres al unísono.

−Como no venías, le pedí a Dobby que te despertara. ¿Has podido dormir bien? –agrega Narcissa.

−No tanto como me hubiera gustado.

−La próxima vez no se queden despiertos hasta tan tarde.

−No nos dimos cuenta, Cissy. El tiempo pasó volando –interviene ella.

Hermione tiene puesto un pijama violeta de dos piezas que seguramente le compró mi madre para que usara en el colegio.

−¿Al menos pudieron aprovechar ese tiempo? –pregunta mi padre.

−Sí, Lucius. Tu hijo me ayudó mucho.

−Ahora puedo decir que aprendió a escribir una forma lo suficientemente decente. Solo necesita seguir practicando a solas e ir mejorando la caligrafía.

Me siento frente al otro costado de mi padre, Hermione me mira con curiosidad.

−Próxima lección –aclaro sonriendo.

Ella asiente y me devuelve la sonrisa.

−Hay unos libros en la biblioteca que podrías mostrarle –recomienda mi padre, mientras yo lo miro confundido–. Los libros con los que te enseñé –me recuerda mirándome por encima del diario.

−Ah, esos. Casi me había olvidado de su existencia.

Viene a mi mente la imagen de tres libros familiares de piel, escritos completamente a mano sobre diferentes formas de escritura. Me ayudaron a encontrar y crear mi propio estilo.

−Yo los buscaré en un rato para ellos. ¿Tienes que ir a algún lado antes, querido? ¿O irás directamente al Ministerio de Magia? –agrega mi madre.

−Eso depende ¿necesitas algo?

−Ahora no. Compramos todo lo necesario ayer.

−En ese caso, solo pasaré a comprar algo en Londres para comer cuando salga del trabajo. Y mañana llevaremos a Hermione de vuelta a su casa.

Hermione y yo nos miramos alegres, tenemos un día más para estar juntos, no se irá tan pronto.

−¿Puedo enviarle una carta a mi padre? Para decirle que estoy bien. Y también porque quiero saber cómo están cuidando a Psique o si está muy alterada sin mí. Es la primera vez que la dejo sola.

Siento cierta calidez al darme cuenta cómo se preocupa por su lechuza cuando apenas ha pasado un par de días con ella. A mí me tomó semanas llegar a ese punto con la mía, ya que no era tan dócil, ni apegada a las personas en un comienzo. Requirió esfuerzo, paciencia y muchos premios que Eros confiara en mí y me aceptara como su compañero y su dueño. Y de ese evento ya va casi un año que lo tengo conmigo. No quería que ella tuviera el mismo problema que yo considerando lo poco que faltaba para el comienzo de clases.

Para cuando mi padre se prepara para ir al trabajo, Hermione y yo estamos en el living con ropa diaria, sentados uno al lado del otro en el sofá leyendo cada uno un libro diferente de Hogwarts. Se despide de nosotros y mi madre aparece con los libros de caligrafía justo en el momento exacto que papá está tomando un puñado de polvos flu de un pocillo grande ubicado en el centro de una mesita a un costado de la chimenea.

−Cissy –empieza mi padre.

Mi madre deja los libros a un costado de mí en el sofá y se acerca para abrazar a mi padre una última vez.

−Cuídate mucho y no demores demasiado.

−Lo prometo. Volveré antes de las seis.

−Estás a punto de ver algo increíble, al menos para ti –murmuro dirigiéndole una mirada significativa a Hermione.

Le quito el libro, grabando en mi mente la página 195 que está leyendo para luego no tener problemas con ella, y dejo ambos libros en el sillón para tomarla de la mano y acercarla a la chimenea.

Mi padre se acerca a la chimenea de un alto superior a un adulto. Vuelve a agarrar un puñado de polvos flu y los lanza al fuego, diciendo en voz alta su destino, hasta que se forman grandes llamaradas de color verde esmeralda. Mi padre se da vuelta a vernos y nos sonríe.

−Nos vemos luego, niños.

−Adiós, papá.

−Hasta luego, Lucius –despide Hermione extrañada por el color del fuego.

Él ingresa a la chimenea y fuego verde lo rodea por completo y luego desaparece junto con las llamas que vuelven a su color natural rojizo anaranjado.

−¿Qué es eso?

La niña está impactada por lo que acaba de presenciar. Mi madre nos guía de vuelta al sofá y ella se sienta en un sillón individual cerca de nosotros llevando consigo el pocillo donde están los polvos.

−Se llama red flu, conecta la mayoría de las casas de hechiceros con distintos puntos del mundo mágico. Pero se requiere de los polvos flu y de una gran concentración y ubicación para poder llegar al destino correcto. O podrías terminar en un lugar peligroso o desconocido en otra parte del mundo.

Mi madre le acerca el pocillo y Hermione toma un puñado de polvos en su mano.

−Se siente como arena y piedras de minerales pequeños a orillas del río o mar. Aunque tiene el color característico del incienso.

−Sí, pequeña. Todo puede ser, nadie sabe de qué está hecho este polvo realmente, solo se puede tratar de deducir. Es un secreto de la familia Wildsmith desde que fue creado en el siglo XXI y todos los que han intentado replicarlo han terminado sin obtener ningún resultado o heridos.

Hermione observa el brillo del polvo y lo vuelve a dejar donde corresponde. Mi madre deja en su lugar habitual.

−Lucius puede optar por aparecerse o elegir este medio de trasporte cuando va al ministerio, ya que en el nivel seis del Ministerio hay una entrada para los empleados.

−¿Las llamas no lo queman?

−Nunca, se sienten frías. No es un fuego normal.

−¿Nosotros podemos usarlo?

−Pueden, es apto para magos y brujas con poca experiencia. Aunque personalmente, no he dejado a Draco utilizarlo hasta hace dos atrás y lo ha hecho muy pocas veces con su padre esperándolo del otro lado y yo desde aquí para asegurarme que lo hiciera bien y seguirlo en caso de que se equivocara. Nos pasó una vez y acabó de unos peores barrios. Prefiero no arriesgarlo a terminar en cualquier lugar hasta que tenga más experiencia con todas las localizaciones del mundo mágico.

Esa vez mis padres casi se murieron del susto, mi madre fue a buscar a mi padre y luego juntos fueron al sitio mal pronunciado que nombré, lo bueno es que yo no era tan tonto como para no darme cuenta de mi error y los esperé a pocos metros de la chimenea. Ni siquiera exploré el lugar porque mis padres me recomendaron quedarme donde estuviera para que pudieran alcanzarme con facilidad.  Y tampoco me dieron ganas de recorrerlo, la habitación era demasiado tétrica, oscura, llena de telarañas, estantes con objetos extraños y con una energía muy oscura en el ambiente. Me maldecí por haberme confundido y haber terminado allí. Cinco minutos después mis padres estaban conmigo y juntos caminamos fuera de esa casa hasta un lugar seguro a pocas calles. Ambos tomándome de la mano y mirando amenazadoramente a todo aquel que intentara acercarse a mí o me dijera algo.

−¿Esto solo aplica para casas mágicas?

−No necesariamente, el Ministerio podría permitir que tengas esa posibilidad en la tuya, se pueden vincular algunos sitios, de forma más limitada, claro, porque convives con muggles y no es conveniente arriesgar a nadie.

−¿Papá podría intervenir en eso? Para vincular su mansión con la de los Malfoy y al menos para poder comunicarnos más adelante.

−Sería una buena idea. Nos ahorraría bastante tiempo y nos quedaríamos más tranquilos cuando tú vayas a su casa. Luego lo hablaré con tu padre.

−Pero no tenemos chimeneas con aberturas tan altas.

−Eso no es nada que una remodelación no solucione.

−Hay una en nuestro salón del tercer piso que podría modificarse –piensa Hermione.

−Mejor, más privacidad.

Después de un rato, mi madre nos deja solos para que sigamos leyendo y veamos los libros de caligrafía. Nos dice que más tarde estemos listos para dar un paseo por los jardines.

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