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Harry Potter - J. K. Rowling
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Summary
Y no supo en qué momento pasó, pero justo ahora tenía un montón de personas poniendo su mirada fija en él, esperando a que terminara de decir el brindis. El brindis de la boda. Miro hacia todos lados con los ojos confusos y pestañeaba sin sentido, sintiendo que estaba fuera de órbita. Y Remus y Regulus lo miraban confundidos, preguntando con la mirada si estaba bien.Fue entonces que Sirius recordó en donde estaba.En la boda de su hermanito y el amor de su vida.
Note
He usado el termino doncel debido a que era nesesario para que la historia tuviera santido.Esto esta inspirado y adaptado en la cancion Satified del musical de Hamilton, tambien he tenido que cambiar las personaliddes de los personajes para que queden más con la historia.Ninguno de los personajes mío, todos son propiedad de Jk Rowling (no la apoya), al igual que la trama, que pertenece al musical de Hamilto.

“Muy bien, muy bien. ¡De eso estaba hablando!” Gritó un hombre, que, a juzgar por su rostro, ya estaba lo suficientemente borracho, mientras golpeaba con una pequeña cuchara una copa de vino, tal vez con demasiada fuerza. “Ahora todos demostramos un aplauso para el padrino de la boda: ¡Sirius Black!” 

Y ahora todas las miradas estaban puestas en él.

Con alegría, levanta su copa de vino, gesto que los demás invitados repitieron alegres, empezando así un brindis.

“Un brindis por el novio” dijo y todos los demás le siguieron. Por un momento, su sonrisa titubeo cuando vio la mirada de total cariño que le daba aquel hombre. Prosiguió. “Por la novia”. Esta vez, su sonrisa no tembló, el rostro de felicidad de su hermano valía totalmente la pena. “Por tu hermano” dijo con una expresión presumida, viendo a su hermano rodar los ojos divertidos, mientras los otros invitados reían divertidos. “Quien siempre estará a tu lado” el coro se seguía oyendo. “Por su unión” el coro fue aún más grande. “Y la esperanza de que siempre provean”

Todos sonreían contentos y felices mientras abrazaban a ambos novios, ahora esposos.

“Que por siempre…” y esa sonrisa de felicidad la hizo dudar de nuevo.

Movió su mirada hacia su hermano.

Y termino de decir: “...estén satisfechos”

Termino de decir, viendo como los demás seguían con sus alegres sonrisas mientras felicitaban a ambos novios. 

Sus ojos grises recorrieron toda la habitación. Su sonrisa tranquila parecía forzada hasta este punto. Miro unos momentos más toda la habitación, mirando a todas las personas que lo rodeaban celebrando contentos, hasta que, inevitablemente, sus iris grises chocaron con unos color miel, que lo veían tranquilo.

Y lo que estuvo impidiendo que toda la noche finalmente pasara. 

De pronto, sus ojos se perdieron en nada en particular, comenzando a distorsionar todo a su alrededor, mientras la última frase dicha por él mismo resonaba en su cabeza.

Que por siempre estén satisfechos.

Estén satisfechos.

Satisfechos.

Satisfechos…

Unas voces en su cabeza empezaron a sonar todas juntas, voces que ya había escuchado hace un tiempo, repitiendo las mismas frases de antaño, mezcladas junto a antiguos recuerdos. Y todo empezó a volver cuesta atrás.

Indefensa

Negro…. Negro.

Y todo estaba perdido

'Recuerdo esa noche…' pensó, sin pensar realmente en nada, solo dejando que los recuerdos lo inundaran.

'Recuerdo esa noche... puede que'

'Recuerdo esa... recuerdo esa'.

' Recuerdo esa noche' . Puede que Sirius se vaya a arrepentir de las decisiones que tomó por el resto de sus días…

Recordaba también a aquellos soldados que coqueteaban tan torpemente con ambos hermanos, mientras Regulus reía avergonzado y Sirius los ignoraba cruelmente. Ninguno de ellos cumplió su objetivo de llamar la atención de unos de los hermanos Black.

Recordaba haber admirado las hermosas velas que iluminaban todo el salón entero. Eran tan preciosas que Sirius pensaba investigar seriamente de donde provenían, para adquirirlas él mismo y decorar su habitación. Unas velas de ensueño, pero de un sueño que no puedes recordar del todo. Al menos así lo sentí él.

Y de pronto ya no recordaba nada de eso.

Oh, pero Remus, Sirius jamás iba a olvidar el momento en que por primera vez vio su rostro. No había vuelto a ser el mismo desde ese entonces.

Esos ojos inteligentes color miel lo miraron con curiosidad cuando sus miradas se conectaron, y su cuerpo terriblemente deseoso se acercó a él. Y luego solo hizo falta que dijera “Hola” y Sirius ya había olvidado por completo su nombre. Ignoro deliberadamente a uno de los amigos de Remus que se le insinuaba descaradamente Oh, ese simple saludo había hecho estallar en llamas su corazón ya todo su ser. Pero el fuego no era un juego.

No lo era.

“Si me permite decir” dijo mientras compartían una pieza de baile. “Me parece usted un hombre que nunca ha estado satisfecho” dijo sonriendo con tranquilidad y tal vez con un toque malicioso.

“No se que está usted insinuando. Le pido que no olvide sus modales” dijo mirándolo retadoramente, apretando con más fuerza su hombre. Sirius amaba la pequeña diferencia de altura, siendo que Remus solo le llevaba dos o tres centímetros. Mostró una leve sonrisa.

“Creo que eres como yo” esta vez, la sonrisa levemente burlona que tenía había desaparecido y había dado paso a un poco más sentimental. “Nunca estoy satisfecho” susurro cerca de su oído, para después alejarse un poco, mirándolo con una dulzura extraña, pero Sirius aún pudo detectar el leve doble sentido que llevaban sus palabras.

“¿Es eso cierto?” preguntó con atrevimiento, juntando un poco más sus rostros. Solo esperaba que su padre no estuviera presente en aquel baile o si no estaría muerto ante tal acto desvergonzado.

“Nunca he estado satisfecho.” dijo mirando fijamente sus ojos con un brillo juguetón y un pequeño toque carmín en sus mejillas. Sirius podría jurar que sus propias mejillas estaban más rojas que las de su acompañante.

“Mi nombre es Sirius Black” dijo totalmente coqueto.

“Remus John Lupin” le contestó besando delicadamente su mano.

Y cuando de nuevo estuvieron juntos, decidió aventurarse en conocerlo más “¿De dónde está tu familia?” preguntó sin vacilar, notando como el rostro del contrario se ponía un tanto pálido y nervioso a su pregunta, aunque rápidamente lo supo disimular.

“Nada importante. Hay millas de cosas que no he hecho aún.” dijo seguro de sí mismo, y Sirius no pudo evitar admirar su determinación, mirándolo curioso y notablemente hipnotizado. “Pero solo espera” le dijo, regalándole la más tierna sonrisa que jamás había visto antes. “Solo espera y verás” extendiendo los brazos como si fuera un empresario mostrando un gran proyecto. Se veía tan tierno.

Ahora si estaba seguro de que su rostro estaba totalmente rojo.

En este punto, el mundo de Sirius se había vuelto completamente rosa.

Bueno, así es...

Así es…

¿Así es como se sintió encontrar a alguien igual? Su prima Narcissa le había dicho cómo es que ella se sentía al encontrar un hombre que la trataba como su igual, y la respetaba por quien era en realidad. Sirius no podía decir si es así. Narcissa se sentía igual que él, porque juraba que su sentimiento era único hacia Remus.

Entonces, ¿cuál era la trampa?

Era el por fin sentirse libre y sin cadenas, era ver la luz más allá de las velas o del propio sol incluso, es como Ben Franklin con la llave y la cometa; ¿Lo es, verdad?

La conversación sólo había durado dos minutos, o quizás tres, y en todo lo que hablaron estuvieron de acuerdo, era como si sus mentes hubieran estado hechas para estar juntas, era como estar conectados.

Se sintió como en un sueño, o quizás en un baile muy movido, de esos a los que su padre no le permitía ir. Hubo un poco de ataque así como un poco de defensa, y se sintió tan bien, que se entendieron como si se conocieran de años. Tal vez incluso tenían más gustos en común de los que Sirius creía, como un libro favorito, o una pieza de baile favorita, o tal vez les desagradaron las mismas personas estúpidas de la alta sociedad. Sería divertido besarse con Remus mientras criticaban a la querida prima mayro de Sirius.

Sí, coqueteaba bastantes, pero Sirius le podía dar una oportunidad, en especial si tenía una sonrisa relajada acompañada de unos ojos miel apasionados. Tenía cara de príncipe ya Sirius le encantaba. 

Le había preguntado acerca de su familia, ¿vieron la respuesta que le dio?

Sus manos se habían movido nerviosamente mientras rascaba su cabeza, miraba de reojo hacia otras partes excepto hacia sus ojos, su postura parecía haberse achicado un poco, y también tenía un ligero rubor en sus mejillas, lo que demostraba que estaba ligeramente avergonzado.

Es pobre, no tiene dinero y vive improvisando.

Es un muchacho opuesto y Remus lo sabía. Apenas le podía crecer la barba, lo que denotaba que aún era joven. Y tal vez a Sirius le empezaron a gustar más los hombres sin barba.

Oh, se sintió como un verdadero sueño al haber compartido una pieza de baile junto a él, mirando sus bellos ojos mieles, notando su postura relajada mientras este le observaba coqueto. Sirius en lo único que podía pensar, era en lo lindo que se verían sus futuros hijos si es que llegaban a heredar esos hermosos ojos color miel.

A Sirius ya no le importaba si es que se veía como un verdadero baboso observando al apuesto hombre a unos metros de él. Lo único que quería hacer, era llevarlo lejos de ese lugar y estar solo los dos juntos en la privacidad de una habitación, haciendo todo y nada a la vez. 

Se sintió tal feliz que por un momento había olvidado que estaba tratando de mantener una conversación con su hermano, sin ninguno darse cuenta de que ni uno de los dos estaba hablando.

Entonces volteó a mirar a su hermano, y la sonrisa de su rostro se borró.

Viendo tan solo el rostro de su hermano, Sirius había detectado que él rostro estaba indefenso .

Y ahora él estaba...

Indefenso…

Y sus hermosos ojos estaban completamente…

Indefensos…

Mirando hacia al hombre con el que Sirius acaba de bailar hace unos minutos. 

Oh por Dios.

Suspensó profundamente, quitando el rostro horrorizado que había expuesto hace unos segundos.

Sirius forzó una sonrisa, mientras se dirigía hacia Remus, quien estaba conversando con unos amigos suyos. Mientras, a su vez, recordaba las tres verdades fundamentales.

“¿Puedo preguntar a dónde me llevas?” preguntó confuso, pero aún con esa sonrisa coqueta en su rostro.

“Estoy a punto de cambiar tu vida” dijo sonriendo maliciosamente, mirándolo con unos ojos bromistas soñadores. Notó como la sonrisa de Remus, levemente flaqueó, para dar paso a un rostro sonrojado y totalmente emocionado, aunque lo trataba de disimular, no es que fuera bueno en eso, y eso a Sirius le encantaba. Escondio su mirada, desenado que Remus no vea su rostro culpable.

“Entonces, no esperes más para mostrarme el camino” dijo, agarrando su mano con firmeza, y volviendo a poner ese rostro coqueto, mientras lo seguía con determinación.

Número 1:

Sirius era un doncel. Y su único trabajo en este mundo era casarse con un hombre rico. Su padre no tuvo ni un hijo varón, por lo tanto, era el único que tenía que escalar socialmente para no dejar mal el apellido.

Era el mayor de dos hermanos, era el más inteligente, más dotado, más presentado, más precavido y más preparado. Sin contar que los chismes de Nueva York eran insidiosos y transportados de boca en boca, no sería una sorpresa que distorsionaran los hechos verdaderos., y luego estaba Remus, que no tenía ni un centavo.

Oh, eso no significaba que lo quería menos.

“Regulus Black, es un placer conocerlo señor” se presentó su hermanito ante el rostro confundido de Remus. Regulus parecía nervioso y trataba de poner sus mejores modales en práctica mientras hablaba.

"¿Negro?" -preguntó con su mirada en él, volviendo a poner su sonrisa descarada.

“Mi hermano” dijo Sirius con simpleza, pero con orgullo en su voz. Remus lo miró curioso, tal vez intentando adivinar qué es lo que planeaba. Eso es lo que hacía Remus.

Número 2:

Él estaba detrás de Sirius más porque era un Black que por otra cosa. El apellido 'Black' sin duda elevaría su estatus, en especial, al casarse con el primer hijo de los dos hermanos. Sirius tendría que ser ingenuo para caer en eso, su padre lo había entrenado especialmente para no caer en eso. A pesar de eso, quería ayudar a Remus.

Quizás era por eso que le había presentado a Regulus. 

Ahora él era su esposo.

Bien hecho Sirius. Él tenía razón. Tu nunca estarás satisfecho.

“Le agradezco por todos sus servicios” dijo Regulus, notándose visiblemente más nervioso. El sonrojo en sus mejillas lo hacía ver más lindo

Remus, pronto se apresuró a besar su mano. “Si fue necesario combatir una guerra para conocernos, entonces, habrá valido totalmente la pena”, dijo presuntuoso. 

Sirius pudo sentir su mirada en él, en el momento en el que habló. Lo ignoro.

El rostro de Regulu se puso aún más rojo de lo que ya estaba, y empezó a murmurar cosas sin sentido por su nerviosismo.

“Los dejo solo” dijo con un tono ganador, moviendo su mano, quitándole importancia al asunto.

Número 3:

Sirius conocía perfectamente a su hermano como si fuera su propia mente, e incluso podía apostar a que conocía más a Regulus. Y si algo conoció a Sirius de Regulus, era que Regulus podía ser tan gentil y bondadoso como quisiera, y su hermosa inocencia lo hacía resaltar aún más.

Dios.

Sirius sabía cómo era Regulus. Se conoció desde que eran bebés, y Sirius pudo ver a diario el estado más puro de lo gentil y bondadoso que podía ser Reggie. 

Cuando eran niños, literalmente, Regulus lloró por tres días cuando el veterinario les dijo que el pollito que acababan de encontrar no podría volar jamás, debido a su ala rota. Sirius pudo ver como Regulus cuidaba del pollito todos los días de la semana, y lloró aún más cuando el pobre pollito murió –lo que era inevitable, cabe decir. 

Sirius tan bien sabía lo confiable y leal que podía llegar a ser su hermano menor. Ël había jurado por su vida que jamás revelaría la noche en que Sirius se fue a dar su primera escapada de su casa, aunque después, Sirius se lo llevaría con él, pero ese acto de confidencialidad había sido muy exagerado, como si Regulus estuviera jurando. . guardar el secreto más grande de todos los Estados Unidos.

Nunca encontrarían una persona como Reggie.

Jamás.

Sirius también sabía lo mucho que podía amar una persona Reggie. Regulus preferiría la felicidad de otra persona antes que la de sí mismo, más si era Sirius por quien lo hiciera. Era un rasgo que Sirius intentó quitarle durante toda su niñez, y trató de volverlo un poco más ambicioso. No resultó.

Es por eso que Sirius sabía que con unas simples palabras, podía cambiar el curso de su vida.

Si Sirius tan solo le dijera a Regulus que él también lo amaba, él lo abriría deseandole lo mejor y solo se resignaría en silencio.

Remus podría ser suyo.

Y Regulus dijo '¡Estoy bien!'

Estaría mintiendo.

Regulus jamás podría tener un final feliz junto a un buen hombre, por el simple hecho de que si algún día llegaba una doncella o doncel diciendo que amaba a su amado, él solo dejaría el camino libre para que ellos tuvieran su final feliz, olvidándose del suyo.

Sirius no quería eso para su hermano. Y si tuviera el poder de que Regulus pudiera tener un final feliz, lo haría. Mejor él que otra persona que no le importaría la felicidad de Reggie.

Pero a veces, Sirius podía fantasear en las noches con los hermosos ojos color miel de Remus, mientras miraba las hermosas estrellas del cielo, idealizando lo que pudo haber sido y no fue, si tan solo no lo hubiera juzgado con tanta rapidez.

Otras veces le sonreiría a su hermano quien le recitaba las cartas que Remus le había enviado. Oh, y Remus era todo un caballero, y sin duda tenia un don especial con lo que respeta al arte de las palabras. Siempre lograba poner nervioso a Regulus, y claro que con cada carta, Regulus se enamoraba aún más, mientras le pedía ayuda a Sirius para saber que escribir. 

Cuando Sirius escuchaba las cartas enviadas desde la voz de su hermana, a veces se permitía fantasear con que esas cartas en realidad venían para él, y que Regulus solo estaba bastante emocionado de encontrar un hombre igual que Remus.

Soñar no estaba prohibido.

Tal vez debería dejar de pensar en eso, pero no ayudaba mucho el hecho de que ahora Remus era como un hermano para Sirius, políticamente.

Al menos su querido Regulus era su esposo…

Al menos podía conservar los hermosos ojos de Remus en su vida…

Y no supo en qué momento pasó, pero justo ahora tenía un montón de personas poniendo su mirada fija en él, esperando a que terminara de decir el brindis. El brindis de la boda. Miro hacia todos lados con los ojos confusos y pestañeaba sin sentido, sintiendo que estaba fuera de órbita. Y Remus y Regulus lo miraban confundidos, preguntando con la mirada si estaba bien.

Fue entonces que Sirius recordó en donde estaba.

En la boda de su hermanito y el amor de su vida.

“¡Por el novio!” gritó. Sin notar como ambos, ahora, los esposos se miraban entre ellos preguntándose silenciosamente por su raro actuar.

Y todos los demás lo siguieron en su brindis,

“¡Por la novia!” se acercó a su hermano abrazándola inmediatamente. Las lágrimas ya estaban escurriendo de los ojos de Regulus. Y las de Sirius aún estaban sus ojos.

“¡Por tu hermano!” y todas las demás personas gritaron su nombre. Y mientras Sirius veía el feliz rostro de su hermano al lado de Remus, se permitió derramar sus lágrimas. Todos pensarían que estaba llorando porque, finalmente, su hermano por fin había logrado encontrar a alguien que en verdad la amara. Sí, era por eso, pero nadie nunca sabría la otra razón por la que estaba llorando. Tal vez solo Lily.

“Que siempre ha estado a tu lado.” hizo bailar a su hermano en movimientos tontos mientras la hacía dar vueltas, como cuando eran niños. “Y siempre lo estará”.

Finalmente dejó a su hermano riendo divertido, para aumentar más su voz y gritar: “¡Por su unión!”

Por un momento, se obligó a olvidar toda su tristeza y concentrarse en lo que verdaderamente importaba. 

En como su hermano había etsado nervioso toda la mañana, ya la vez tan feliz.

Su hermano se había casado.

Y Sirius no podía estar más feliz.

“¡Y la esperanza de que siempre provean!” a este punto, casi la mitad de las personas en la sala estaban llorando.

Y Sirius lloró aún más.

“Porque siempre… ¡Estén satisfechos!” término de decir, viendo a todas emborracharse inmediatamente mientras soltaban gritos de felicidad.

Tal vez Sirius no se había dado cuenta que había comenzado a susurrar o tal vez sí, mientras pensaba. Pero nadie lo escuchó, estaban demasiado concentrados en festejar.

Y Sirius sabía lo feliz que estaría Regulus como su esposo.

Miró el rostro feliz y lleno de amor de Regulus mientras bailaba con Remus, esos ojos iguales a los suyos miraban a los mieles con toda la devoción que sentía hacia aquel hombre. Lo demostrado todo en su mirada. En su mirada indefensa.

Sirius se permitió ver a Remus, e inmediatamente borró su sonrisa.

Esos bellos ojos que veían con amor a Regulus, y sus mejillas sonrojadas demostraba lo enamorado que estaba. Lo enamorado que debía estar. Sirius ignoró la mirada resentida que le había lanzado Remus.

Y Sirius sabía que aquel hombre nunca estaría satisfecho.

Volteo su cuerpo hacia otra dirección mientras se retiraba del Gran Salón tomando una copa de vino. Volviendo a poner una sonrisa en su rostro, esta vez, una triste y cansada.

Y Sirius sabía que él mismo nunca estaría satisfecho…