
Epílogo
Habían pasado tal vez tres meses desde la crisis de identidad y sexualidad de Draco cuando una carta había llegado en la mañana a las manos del susodicho, y aunque su tamaño era más comparable al de una nota, su contenido era todo menos insignificante. La elegancia de su mensaje se veía contrastada por el breve espacio que ocupaba en el papel. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era el sobre que la contenía. A simple vista, se podía percibir que había sido confeccionado a mano, pero su calidad y atención al detalle revelaban un gran trabajo detrás de su creación.
No quiso examinar el sobre mucho más, pues lo transcendental era el contenido.
« Ve solo a la lechuceria a las 7 en punto. »
Que curioso y aterrador a la vez. La letra era horrible pero extrañamente familiar, a su vez la carta, o nota, ya sabria después como llamarla, no decía ningún nombre.
Y si fuera alguien racional, seguramente no iría, pues ni siquiera sabía de quien era, pero la curiosidad lo mataba, incluso si sus propios amigos le decían que no era buena idea, en especial Pansy, que se mostró bastante preocupada por el asunto, incluso se ofreció a ir con él, pero este le recalcó que decía que debía ir solo.
Aguantó muchas quejas de Pansy él resto del día, a la vez que sus preocupaciones. A veces sentía que era demasiado exagerada, incluso más que él.
Con el reloj marco las 6:30 se despidió de sus amigos para ir a la lechuceria con un pasó tranquilo, esperaba que realmente no fuera nada malo como decía Pansy que podía llegar a ser. Algo en su interior se removió, pero estaba completamente negado a sucumbir en cualquier preocupación pegada por Pansy.
Tardó un poco en llegar, pero cuando lo hizo, vió al remitente de la carta.
“Hola, Dragón. ” Escuchó decir a Harry. Se alivio al verlo.
“Hola, Harry. ” Saludo de vuelta con suavidad.