A Voldemort no le gustaba el amor, lo consideraba inútil, debilitaba, era así de simple.
Pero justo ahora, se veía obligado a reconocer que el amor era una fuerza a la que tomar en cuenta, podía doblar lealtades y cambiar prioridades, deshacerse de las preocupaciones y crear mil mas acambio.
Mas importante, Tom tenía que reconocer su fuerza.
Después de todo estaba apunto de perder a un hijo por culpa de esa cursilería.
Harry Gaunt estaba enfermo.
Tom no entiende porque.
Crío al niño, desde que este estaba en la cuna.
Todavía podía recordar lo sorprendido que había estado ante la sugerencia de Sirius. Había estado incluso mas deslumbrado cuando el bebé Potter no había llorado.
Su padre estaba inconsciente en el piso de abajo y su madre había sido asesinada en frente del niño.
Aún así el bebé no lloro. En su lugar, río cuando Voldemort se acerco. Cuando le ofreció su mano el bebé envolvió, sin mas que risitas, uno de sus dedos. Lo hizo con esa pequeña manito que tenía. El Lord no pudo evitar maravillarse y tomar en cuenta la sugerencia y petición de Sirius.
El crio había aprendido a lanzar las imperdonables al tiempo que aprendía a leer.
Había leído todos los libros en la biblioteca Black y la mayor parte de los libros en la biblioteca Malfoy para cuando tenía 10 años.
Realizo su primera tortura el día en que cumplió 11.
Sí, Voldemort estaba seguro de que había hecho un buen trabajo en criar al mocoso como su hijo.
El niño, ahora con 17 años, controla una fuerza salvaje comparable solo con la propia naturaleza. Dirige brigadas enteras de mortífagos que le temen. Acaba con revoluciones él solo, con esa magia oscura y sin varita que sigue su eterna voluntad.
Es lo mas cercano que hay a un principe en un mundo en donde la oscuridad gobierna.
Así que perdonenlo, si esta sorprendido justo ahora. Disculpen su confusión y su nerviosismo. Entiendan que, bajo ninguna circunstancia, hubiese pensado que un escenario como este podía presentarse.
Ha descubierto, solo porque su hijo colapso enfrente suyo, que Harry lleva dos años enfermo.
Esta tirado en una camilla, siendo cuidado por medimagos que temen perder sus vidas si no consiguen que el joven vuelva a respirar.
-No pudimos desobedecer sus peticiones, Se lo debo todo a él, me pidió no decírselo a nadie, nisiquiera a usted. Castígueme si gusta, pero eso no hará que me arrepienta de seguir mis lealtades.
El joven Weasley hablo a su lado, mientras el Lord no podía quitar sus ojos del muchacho en la camilla.
-Tus lealtades están bien posicionadas... Solo deme detalles, no quiero nada mas de ti.
Desde que ascendio al poder y se hizo el regente de Gran Bretaña, jamás espero pedirle claridad a un muchacho de 17, pero ahí estaba.
-...Tiene Hanahaki.
Y luego se fue, junto a los medimagos que habían conseguido, por el afán de preservar sus vidas, estabilizar al joven principe.
Para cuando Harry despertó, Tom ya sabía todo lo que se podía saber sobre Hanahaki.
-Te operaran, lo preparare todo para el próximo lunes.
No hubo dudas, nisiquiera miro al chico a la cara, siguio viendo su libro (Una enciclopedia sobre el lenguaje de las flores), fingiendo que lo leía.
-No, eso no pasará.
-Sí, sí pasará.
-No padre, no dejare que pasé.
-Morirás de no hacerlo.
-Entonces moriré, fin del cuento.
-¿Estás demente? Y yo que pensé que había logrado que entendieses que en un campo de batalla lo mas importante es tu vida.
Por fin cerro el libro, lo dejo en la mesa al lado de la cama y miro fijamente a su hijo.
No estaba seguro de si había visto esa mirada alguna vez en el chico.
Sus ojos, verdes esmeralda, brillaban con el esfuerzo de magia contenida. Reflejaban en sus orbes una enorme determinación y Tom supo, al ver la forma en la que le fruncía el ceño, que de programar una cirugía para el lunes Harry encontraría una forma de acabar con su propia vida antes de ello. Incluso si la programase para mañana mismo Harry seguiría encontrando una forma de evitarlo.
Esa reflexión lo llevo a cruzarse de brazos y suspirar.
-¿Quién es?
-No quiero que lo sepas.
-Harry, ¿Quien putas es?
Hubo silencio, un momento de duda en el que Harry parecío preguntarse que tanto debería decir.
-Es un chico...
Fue un susurro, arrancado de su garganta casi dolorosamente.
-¿Cómo se llama?
-No te voy a decir eso.
-Mocoso, ¿Qué crees que te da el derecho de hacer esto?
-Tú no lo entiendas..
Fue un murmullo casi con ira, y Tom explotó.
-¡Bien!¡Iluminame! Porque tienes razón, ¡No entiendo una mierda! De todas las enfermedades que pudieron darte ¡Tenía que ser Hanahaki! ¿Cómo putas te dio eso? ¿Qué tipo de persona rechazaría que lo amaras? Y encima lo suficiente como para que te mates a ti mismo....
-...Quiero decirte... Quiero que sepas que me gusta de él, como me enteré de lo que sentía, lo... -La voz del chico se rompío mientras lo veía quebrarse en lagrimas, Voldemort nunca había visto al chico llorar - Lo mucho que daría porque me amase... Lo que quiero hacer cada que lo veo... Pero no puedo...-Y la voz volvió a ser firme, aun con las lágrimas que todavía corrían - Si sabes como se ve pronto sabrás como se llama y si sabes como se llama, entonces lo obligarás a quererme. Y no puedes hacer eso, padre, puedes hacerlo todo en este mundo, pero jamás conseguirás que él me quiera si haces eso.
-Él lo hará. Te prometo que te amará, o almenos creerá hacerlo y eso tendrá que ser suficiente, suficiente para que vivas...
Harry negó con la cabeza y sonrío, aun bañado en lágrimas que no se detenían.
-Nunca, ni una sola vez, ha tenido miedo de lo que hago, jamás añoro estar postrado a mis pies, o tener la dicha de verme destruirlo todo. Mas que eso, jamás me ha respetado, y si alguna vez a bajado la cabeza, bueno, lo hizo mientras rodaba sus ojos y hervía de ira por tener que hacerlo.
-Entonces no es mas que un insolente.
-No, padre -Y Harry por fin paro de llorar - Él es, simplemente, tan indomable como yo. Y si lo obligas a amarme, perderé cualquier oportunidad que tengo de que él algun día lo haga.