Dos Parkinson y Medio

Harry Potter - J. K. Rowling
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Dos Parkinson y Medio
Summary
¿Qué pasaría si Hogwarts implementará un proyecto de paternidad para los estudiantes de sexto y séptimo? ¿Y si los bebés fueran reales? ¿Qué pasaría si Pansy Parkinson y Hermione Granger se vieran obligadas a ser pareja en este proyecto?Hogwarts implementa un proyecto de paternidad para responsabilizar a sus alumnos y promover la hermandad de las casas. Obviamente, nada sale cómo debería.
Note
Esta historia se desarrolla en un universo alternativo donde Voldemort es derrotado en el Ministerio de Magia, durante los eventos narrados en Harry Potter y la Orden del Fénix. A diferencia de la historia original, Dumbledore no muere y Harry, Ron y Hermione terminan su educación en Hogwarts sin mayores problemas, más allá de los típicos avatares de la adolescencia.Se trata de una comedia romántica, por lo que encontrarán mucho humor y drama a lo largo de la trama.Espero que disfruten de la lectura.
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¡Ha nacido un Parkinson!

Sus dedos dibujaron un par de líneas paralelas. Siguiendo la figura de su espalda y cruzando la frontera de sus caderas. Daphne gimió, sintiendo el cuerpo de Blaise debajo de ella. Moviéndose a ritmos acompasados, mientras las manos expertas de su novio le ayudaban a mantener el ritmo.

—Joder, Daph, ¡eres tan hermosa!—susurró Blaise en su oído, besando su cuello en el proceso. Sintiendo el movimiento de Daphne, cediendo ante la presión de sus manos sobre ella, respirando agitada—ti muovi così bene.

Daphne lo besó, atrapando su labio entre sus dientes, sintiendo su excitación crecer a pasos agigantados, con la emoción burbujeando en cada movimiento.

Las sábanas habían desaparecido hace mucho, desplazadas al pie de la cama, dejando que el par de cuerpos encima de la cama se consumieran poco a poco. En la oscuridad de la noche, Daphne reclamaba el cuerpo de Blaise, imitando el movimiento del agua del otro lado de la ventana. Dejando que la boca de su novio probará cada pedazo de piel a su alcance, sediento de ella. Sin intenciones de detenerse.

El azul y el marrón se fundieron en una mirada anhelante, hambrienta. El movimiento aumentó, cediendo ante los suaves gemidos que inundaban la habitación. Los músculos de Blaise tensandose, adorando a la mujer que amaba más de lo que jamás había amado a alguien.

—Sigue—Daphne le ordenó, gimiendo en los labios de su novio—Sigue.

Blaise apoyó sus manos en la cama, dispuesto a complacer a su novia, complementando los movimientos de Daphne, entrando una y otra vez, aumentando la intensidad en cada embestida. Las curvas del cuerpo de Daphne temblaban de placer, aferrándose al pecho de su novio, extrañando el calor de sus labios en su cuerpo. Imaginando su lengua entre sus piernas, saciandose de su sabor, desesperado por más.

¡Joder, bebé…!—Blaise dejó caer su cabeza hacia atrás, perdiéndose en la tormenta de sensaciones—Sono vicino.

Daphne miró al techo, sintiéndose la mujer más deseada del universo, sabiendo que los ojos de Blaise la miraban con adoración y hambre a partes iguales. Recordando todas las veces que la devoraba en cada rincón, la forma en la que manipulaba su cuerpo para hacerlo derretirse con un par de movimientos. Los besos llenos de adrenalina. Llenos de amor.

Sabía cómo volverlo loco.

—Hazlo, amor—movió sus caderas con más intensidad, dejando que sus gemidos aumentaran, sintiendo la presión entre sus piernas y las manos de Blaise en sus caderas antes de ceder ante el placer que se había acumulado entre los dos. Estallando dentro de ella.

 

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Pansy se movió debajo de las sabanas, sintiendo como el sueño se alejaba lentamente, desperezando su mente. Abrazo su almohada, dispuesta a retrasar el momento unos minutos más, disfrutando del silencio y la calma de la mañana.

Los segundos pasaron y su mente no parecía dispuesta a ceder, poco a poco su mente empezo a reproducir escenas del sueño que había tenido en el transcurso de la noche. Y fue ahí cuando la realidad le cayó como balde de agua fría. Como un resorte, se enderezó en la cama, dejando caer las sábanas que la cubrían. Sintiendo como el latido de su corazón se aceleraba. Miró a Hermione, quien dormía tranquilamente en su cama, ajena a todo lo que estaba provocando.

Apenas cubierta por la manta, Hermione, soñaba plácidamente recostada boca abajo. Su camiseta de dormir, levantada ligeramente, dejaba al descubierto parte de su espalda. Con las sábanas adhiriéndose perfectamente al contorno de su cuerpo.

Su mente la traicionó, recordando la clase de yoga de la semana pasada. Sus manos hormiguearon al recordar la textura de la piel de Hermione debajo de sus dedos, el sonido que hacía cuando, al presionar en los lugares correctos, liberaba la presión de su espalda. La forma en que ambas se perdieron en la mirada de la otra, disfrutando el momento extrañamente íntimo.

Hermione se giró entre sueños, revelando su abdomen. Su cabello, ligeramente alborotado por el paso de la noche, le cubría la mitad del rostro. Su pecho, cubierto por la delgada tela de su pijama, subía y bajaba lentamente. Haciendo que Pansy aumentará su respiración.

Siguiendo la línea de su abdomen, Pansy recordó que en su sueño, había tocado mucho más que la piel que podía ver en ese momento. ¡Y por Merlín! Se había sentido increíble.

Un sonido de sorpresa se le escapó de sus labios cuando se dio cuenta del camino que estaban siguiendo sus pensamientos. Pansy desvió la mirada de inmediato.

Cerró los ojos, intentando pensar en cualquier otra cosa. Pero su mente no estaba dispuesta a ceder tan fácilmente. Una a una, las imágenes se fueron reproduciendo en su cabeza en cámara lenta, haciendo que su respiración aumentará aún más. Si prestaba un poco más de atención a los recuerdos estaba segura de que podía escuchar la respiración de Hermione, la suya propia, los sonidos que se habían provocado mutuamente, los besos, la humedad…

Se quitó las cobijas y camino directo al baño. Necesitaba una ducha fría, con urgencia.

 

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—¡Atención, por favor!—Blair se detuvo en medio de la sala. Sosteniendo un muñeco de plástico del tamaño de un pequeño bebé—Faltan solo diez minutos para terminar, por favor, las parejas que hagan falta, necesito que levanten la mano para pasar a sus lugares y evaluar sus resultados.

—¡Pansy, eso no va ahí!—Hermione la miraba con diversión—y el talco no se abre de esa forma, te vas a…

El disparo de polvo blanco dió directo en el rostro de Pansy Parkinson, que llevaba más de diez minutos peleando con su nuevo peor enemigo. Un pañal.

—¡Granger, te juro que esto es imposible!—se sacudió el cabello, levantando una nube de humo que hizo toser a Hermione—Tú lo hiciste ver tan fácil—un puchero se dibujó en su rostro.

—Pero ya casi lo tienes, solo debes cerrar las cintas por la parte de enfrente—le explico, colocando correctamente el pañal—justo aquí, ¿lo ves?

—¡Agh! ¡Faltan dos días para que el bebé nazca y yo no puedo cambiar correctamente un pañal!—miró al muñeco de plástico, que estaba recostado en la mesa, como si la hubiera insultado de la peor forma.

—No necesitas hacer todo bien a la primera, podemos aprender poco a poco—le sonrió—además, vas mejorando. Solo no te acerques al talco, por favor—le sacudió una parte del cabello que aún estaba cubierta de polvo blanco, mientras se reía del puchero que le dedicó Pansy.

Una vez que Blair terminó de examinar el caos que Pansy había dejado en la mesa y de ofrecerle algunos consejos, que Pansy analizó con bastante seriedad, ambas salieron de la sala de maternidad. Era hora de la cena, algo que Hermione agradeció enormemente. Había dejado atrás la etapa de náuseas matutinas y ahora solo la embargaba un cansancio abrumador, como si pudiera dormir todo el día.

—¿Has hablado con Daphne?—Hermione acomodó su mochila mientras caminaban por el pasillo.

—Le escribí algunos mensajes en el transcurso del día, pero no ha respondido—Pansy revisó su pergamino mágico, esperando ver el brillo habitual que significaba qué tenía un mensaje por leer. Pero no había nada.

—Espero que se encuentre mejor, tal vez deberíamos llevarle algo de cenar—propuso.

—Creo que Blaise se encargará de eso. Lo más probable es que le lleve la cena a su habitación, estarán bien.

Daphne había sufrido un leve desmayo por la mañana. Algo que había preocupado a varias personas y le había otorgado un pase directo a su habitación durante el resto del día. Blaise, por supuesto, estuvo a su lado todo el día.

Aunque conociendo a Daphne, solo necesitaba dormir. No era la primera vez que fingía un dolor de cabeza o un desmayo para escapar de las clases cuando no había dormido adecuadamente.

—Eso espero—Hermione parecía preocupada.

—No te preocupes, Daphne estará bien, solo necesita descansar—cruzaron las puertas de el Gran Comedor y se encaminaron directamente a la mesa de las serpientes.

Desde el partido de Quidditch, Hermione no había hablado con sus amigos. Ron la evitaba, volviendo a sus viejos hábitos de ser un completo idiota. Harry, por su parte, parecía querer acercarse, pero la presencia constante de Ron hacía que fuera una tarea casi imposible.

Hermione había decidido que era hora de poner un límite. Extrañaba a sus amigos, pero su orgullo y su dignidad le impedían ser la primera en ceder. Habían cruzado una línea al tratarla de esa manera, y ahora eran ellos quienes debían dar el primer paso si querían reparar su amistad.

Incluso Ginny había tomado distancia de Ron, por lo que Hermione concluyó que habían tenido una discusión. Lo cual dejaba a Harry en una posición bastante complicada entre su mejor amigo y su novia. Por lo que era muy común verlo correr de un lado a otro para pasar tiempo con ambos.

Cuando llegaron a la mesa, Hermione sonrió al ver la variedad de platillos de ese día. Se había acostumbrado a las comidas en la mesa de Slytherin, que siempre parecían sacadas de una revista de cocina.

Theo ya se encontraba ahí, llenando su plato de puré de papas y un poco de pollo. Luna jugaba con su comida, recreando una extraña versión del castillo a base de verduras y una salsa que se veía bastante inusual.

—¿Qué vas a querer hoy?—Pansy tomó su plato.

—Creo que elegiré la pasta y el pollo, con un poco de verduras—Pansy se burló. Hermione se negaba a dejar de comer verduras, aunque durante el embarazo apenas y las soportará.

—Creo, que si yo no fuera a comer pollo hoy—Pansy observó la mesa—elegiría la ternera, con puré y un poco de salsa.

Hermione intentó no reírse de la cara de Pansy. Quien intentaba parecer indiferente al dar su sugerencia.

Así es como funcionaban, a Hermione siempre se le iba a antojar más el plato que se servía Pansy. Sin importar que tuvieran la misma comida. Por lo que ahora, Pansy seleccionaba las cosas que más sé le antojaban a Hermione y las servía en su plato. Después, le daba a Hermione una “recomendación” de lo que podría haber elegido si no se hubiera servido, casualmente, lo mismo que ella.

Y una vez que Hermione terminaba de servir la comida, miraba al plato de Pansy y todo parecía mil veces más delicioso. Así que Pansy solo intercambiaba los platos.

Millicent giró los ojos cuando las vio hacer la misma tontería de siempre.

—¿Alguna vez van a dejar de hacer eso?—las señaló con su tenedor.

—Yo creo que son adorables—respondió Luna.

—Lovegood, tu piensas que una acromántula es adorable—Millicent respondió.

—Creo que son criaturas incomprendidas. Pero sus nidos son ideales para la reproducción y crianza de los torposoplos.

Pansy, Millicent y Hermione compartieron una mirada.

—¿Quiénes son criaturas incomprendidas?—Astoria se sentó en la mesa, seguida de su novio.

—No preguntes—respondió Millicent, antes de tener que escuchar otra cátedra de veinte minutos, marca Lovegood, sobre los torposoplos.

—¿Ya vieron esto?—Astoria sacó su covenparch, dando por terminado el tema de cualquier criatura extraña—Se actualizó hace un rato.

Hermione se había acostumbrado a revisar el blog de Lavender todos los días, Gossip Witch, era un asunto serio en la mesa de las serpientes. Algo que había empezado a disfrutar, más de lo que quería aceptar.

—¿Se modifico algún puesto?—Pansy corto un trocito de ternera, antes de cubrirla con un poco de salsa.

—¡Oh, si! ¡Esto les va a encantar!—giró su pergamino para que las chicas lo pudieran ver.

Después del partido de Quidditch, Harry Potter y Ginny Weasley, habían descendido en la lista de parejas favoritas del colegio, cayendo hasta el puesto número ocho. Lavender lo había llamado “La caída de los reyes de Gryffindor” y los comentarios al respecto eran bastante hilarantes. Desde los que los tachaban de malos perdedores, hasta los que decían que el linaje Potter estaba condenado al fracaso en todo.

Daphne y Blaise seguían encabezando la lista, seguidos muy de cerca por Katie Brennan y Diane Westmeath, una de las parejas más queridas por todos. No solo por ser “demasiado tiernas juntas” si no porque Katie era la jugadora estrella del equipo de Quidditch de Hufflepuff y Diane era una de las mejores duelistas del colegio.

Si algo había aprendido Hermione, es que Gossip Witch operaba bajo reglas muy específicas y estándares muy exigentes. Para estar en su lista, no bastaba con ser rico o popular. La familia, el apellido y todo eso era secundario. Había que destacar en algo.

Pero eso no era lo más importante. Algo que también había aprendido, es que no te servía de nada aparecer en la lista, si no lograbas mantenerte en la lista. Y para eso, el público era la clave. La opinión pública era el factor decisivo. Si la comunidad estudiantil te rechazaba, Gossip Witch te borraría de sus páginas. Era un claro mensaje, en este juego, la imagen lo era todo.

Y en eso, los Slytherin eran expertos.

Hermione estuvo a punto de atragantarse con su jugo de calabaza cuando vio su nombre y el de Pansy.

—¿Estamos en la posición número tres?—casi le arrebata el pergamino a Astoria.

Pansy se acercó a ella para ver la lista completa, dejando caer el tenedor sobre su plato.

Las 10 parejas más aclamadas de Hogwarts.

  1. Blaise Zabini y Daphne Greengrass

  2. Katie Brennan y Diane Westmeath

  3. Pansy Parkinson y Hermione Granger

  4. Draco Malfoy y Astoria Greengrass

  5. Tracey Davies y Wayne Hopkins

  6. Dean Thomas y Seamus Finnigan

  7. Oliver Walsh y Lavender Brown

  8. Harry Potter y Ginny Weasley

  9. Anthony Goldstein y Romilda Vane

  10. Michael Corner y Padma Patil

 

Durante las dos primeras semanas, Pansy y Hermione se habían mantenido, fluctuando entre el cuarto y el quinto puesto en la lista. Aunque eran populares por separado, su relación generaba bastante controversia. Muchos estudiantes consideraban injusto que ascendieran en la lista, argumentando que, al estar juntas por medio de un castigo, no merecían un lugar entre las parejas más queridas del colegio.

Pero después de ver a Hermione apoyando con tanto fervor a Slytherin, las teorías conspirativas y los comentarios sobre su “relación” habían comenzado a surgir. Desatando un gran debate entre los seguidores.

—Miren aquí—Astoria señaló un comentario—”¿Soy la única que piensa que se ven tan lindas juntas?”.

Pansy y Hermione se sonrojaron, fingiendo prestarle atención a Astoria para no mirarse a los ojos.

—¿O qué tal este?—fue el turno de Draco—”Yo creo que ellas dos ya juegan otro tipo de cosas cuando están en su habitación”—movió las cejas sugerentemente—¿Es eso cierto, chicas?.

—¡Claro que no!—Hermione sintió que sus mejillas se ponían aún más rojas.

La risa estalló en la mesa, viendo al par de tomates que tenían enfrente. Theo, con los ojos llorosos, había salpicado su camisa con jugo de calabaza. Astoria los miraba con una ceja alzada, mientras que Millicent parecía visiblemente incómoda. Incluso Luna, con su mirada distante, parecía encontrar la situación sumamente graciosa.

Y Pansy, bueno, ella solo intento sacar de su mente las imágenes del sueño que había tenido hace un par de noches.

—¡Malfoy! Aquí no dice eso—Pansy le aventó una servilleta a su amigo, leyendo más de cerca el pergamino—¡Eres un idiota!—lo fulminó con la mirada.

Draco se rió aún más fuerte. Haciendo que Theo casi se quedara sin aire por el ataque de risa.

—Pero eso no significa que la gente no lo piense—le guiñó un ojo.

—Por favor, Draco, nadie piensa eso—giró los ojos, como si fuera ridículo lo que estaba escuchando.

—En realidad—Astoria se aclaró la garganta antes de continuar—muchos siguen pensando que ustedes son un fraude. Pero también han aumentado el número de personas que creen que ustedes dos podrían hacer una linda pareja. Solo hay que mirar los comentarios.

Pansy escaneo todos los comentarios que estaban apareciendo. Algunos eran simples bromas, otros, teorías conspirativas sobre su repentina cercanía con Hermione. La mayoría se preguntaba cómo era posible que dos enemigas declaradas estuvieran compartiendo el mismo espacio sin lanzarse insultos. La verdad, era que ni siquiera ella misma lo entendía del todo.

—También hay muchas personas escribiendo que aún prefieren a Katie y Diane—Hermione señaló una pequeña encuesta en donde un grupo de estudiantes comparaban a ambas parejas. Pansy sabía que Hermione había leído los mismos comentarios que ella, pero había decidido ignorarlos—Va a ser complicado superar a una pareja de tantos años.

—No lo creo—Luna dejó de jugar con su comida—la única diferencia entre ustedes y ellas, es lo público de su relación. Se preocupan mucho por la otra, cuidan de su bienestar y cuando se miran, es como si nada más existiera en el mundo. Creo que son la pareja perfecta.

—Si, Luna, no necesitamos que nos recuerdes lo patéticamente adorables que se ven—Pansy suspiró.

—No estaba hablando de ellas—Luna le sonrió, como si le estuviera explicando álgebra a un niño pequeño.

Theo se volvió a reír.

Pansy la miró con la boca abierta.

—Nosotras no somos una pareja, Luna—Hermione intervinó, pues se dió cuenta de que Pansy se había quedado inusualmente callada—solo somos…

—¿Amigas?—preguntó Draco.

—¿La madre de su hijo?—Astoria siguió el juego de su novio.

—¿La mujer con la que duermes todas las noches?

—¿La pareja oficial de la otra para el aniversario de los padres de Pansy?

Para este punto, las risas de Theo ya se escuchaban por todo el Gran Comedor.

—Está bien, ¡Ya basta!—Pansy se enderezó en su lugar, dispuesta a terminar con este estupido juego.

—Tranquila Pansy, solo estamos jugando—Astoria le guiño un ojo.

—O no—susurró Draco. Ganándose una mirada de reproche.

 

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Más tarde, sumergida en la tranquilidad de la noche, Hermione se dejó llevar por el mar de pensamientos que la habían estado molestando desde la cena.

La suave respiración de Pansy era el único sonido en la habitación. Hermione miró hacia arriba, sus ojos fijos en el techo. ¿Qué estaba pasando entre ellas? Dos semanas atrás, la idea de compartir habitación con Pansy le habría parecido absurda. Ahora, se sentía normal, como si no existiera un lugar mejor en donde debería estar.

Habían pasado solo dos semanas desde que, sentadas en la oficina de la profesora McGonagall, se habían enterado que tendrían que jugar a la familia feliz durante los siguientes meses. No recordaba cuándo había sido la última vez que discutió con Pansy, pero se sentía como algo bastante lejano.

Muchas dudas asaltaron a Hermione. ¿Sería esto permanente? ¿Se seguirián llevando bien después de que terminara este proyecto? ¿Pansy solo actuaba así con ella para no tener más problemas? ¿O en verdad algo estaba cambiando? Y lo más importante. ¿Qué se supone que eran ahora?

Hermione tocó su vientre, sintiendo el espacio donde se supone que debería existir un bebé, si estuviera realmente embarazada. Recordó el momento en el que había combinado su esencia mágica con la de Pansy, el efecto tan maravilloso que causó y lo cerca que estuvo de llorar en esa ocasión.

Ese fue el momento en el que Pansy y ella crearon a su bebé. Se rió para sí misma. Sabía que en otras circunstancias, la creación de ese bebé, requeriría de otras actividades un poco más físicas, pero eso era algo que nunca experimentaría con Pansy. ¿O si?

Hermione se congeló en su cama. ¿Qué estaba pensando? Por supuesto que eso nunca pasaría. Pansy y ella se odiaban. Bueno, ya no ¿O si? Todo era muy confuso.

Se pasó la manos por la cara. Intentando calmar su mente.

Y luego pensó en Sophie. En la sensación de sus labios, el aroma de su perfume y la forma en la que le sonreía. Sabía que tenía que hablar con ella, tratar de resolver las cosas, pero no encontraba tiempo para no pensar en otra cosa que no fuera Pansy y el bebé.

Hermione volvió a mirar su vientre, cubierto por la tela de su pijama. Se giró para mirar a Pansy, que seguía profundamente dormida, y de nuevo a su estómago. Respiró profundo y se aclaró la garganta.

—Hey—susurró.

¡Por Merlín! Estaba enloqueciendo. Pero necesitaba hacer esto, quería hacerlo.

—¿Hola?—¿Cómo se supone que debía hacer esto?—Soy Hermione, tu mamá…

Definitivamente estaba enloqueciendo. Miró su estómago, era obvio que no había nada ahí. Pero por alguna extraña razón sentía esa enorme necesidad de hablarle.

—Bueno, no estoy segura de que decir. Solo quiero que sepas que—se levantó el pijama, para dejar al descubierto su piel—que estoy muy emocionada por conocerte. Aún no se como te vas a ver, pero si te soy honesta, espero que no saques mi cabello. Me odiaría por heredarte algo como eso—se rió—Y espero que saques los ojos de tu mamá. Ah sí, porque vas a tener dos ¿te lo había dicho? Seguramente ya la has escuchado, se llama Pansy. Y siempre está cerca de nosotros, cuidándonos. Es un poco terca y obstinada—se giró a ver a la chica que dormía a lado de ella—pero cuando la conoces, es realmente increíble. Y estoy segura de que también está emocionada de conocerte.

Volvió a mirar al techo, sintiendo su piel debajo de sus dedos.

Pero tengo miedo—un par de lágrimas se deslizaron por su rostro—no sé cómo voy a hacer esto, cómo voy a cuidar de ti. No me siento preparada para afrontar todo lo que se viene. ¿Puedes creer eso?—sé rió entre lágrimas—Estoy tan feliz y emocionada por conocerte y al mismo tiempo estoy muriendo de miedo.

Durante unos minutos, Hermione dejó que las lágrimas salieran, derramando toda la incertidumbre y el miedo que sentía. En el techo, se reflejaba el movimiento del agua que estaba por fuera de las ventanas, era agradable de ver, tranquilo, como si el agua intentara calmar a Hermione a través de su reflejo.

—Pero vamos a estar bien,—se secó las lágrimas—lo prometo. No importa lo que pase, siempre te voy a cuidar. Y siempre vamos a estar contigo. Mamá y yo.

En esa vulnerabilidad, Hermione encontró una extraña fuerza. Algo que pocas veces había sentido en su vida, aunque nunca de esta forma. Era como si pudiera enfrentarse a todo el mundo, sin miedo, con tal de proteger a ese bebé que venía en camino.

—Y conocerás a otros bebés—se imaginó a un grupo de bebés con sus pequeñas capas de Hogwarts—al hijo o hija de Blaise y Daphne, ellos son increíbles, estoy segura de que te van a caer muy bien, son grandes amigos de tu mamá. Yo apenas los estoy conociendo, pero creo que puedo admitir, solo a ti—bajó un poco la voz—que me caen mucho mejor que algunas personas de mi propia casa. Pero por favor, nunca le digas esto a tu madre. Se volvería insoportable.

Un leve bostezo se le escapó de los labios. Se frotó los ojos, con evidente cansancio.

—Creo que es hora de dormir—pasó su pulgar por su estómago—Gracias por escucharme, Robín. Eres una gran compañía.

Hermione se acurrucó en la cama, la calidez de las sábanas reconfortándole. El miedo y la incertidumbre se habían disuelto poco a poco. Con una sonrisa en los labios, cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño casi al instante.

Del otro lado de la habitación, acostada sobre su cama, Pansy abrió los ojos. El peso de las palabras de Hermione se hundió en su pecho y un nudo se formó en su garganta. Se sentía embriagada por una felicidad repentina, como si hubiera recibido la mejor noticia del mundo.

Su corazón latía a mil por hora. En su estómago, sentía como si una manada de centauros cabalgaran en círculos. Y en su mente solo podía imaginar a un bebé, con unos pequeños ojos verdes y el cabello marrón, igual al de Hermione.

Sonrió, abrazando la almohada, deseando que el viernes llegará lo más rápido posible.

 

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Blaise Zabini caminaba de un lado a otro, con las manos en su nuca, intentando calmar su respiración.

—Es mañana Pans, es mañana—llevaba repitiendo este mantra durante los últimos diez minutos.

—Te escuchamos desde la primera vez, Blaise—Theo estaba leyendo un libro, sin prestarles mucha atención. Pansy lo miró mal, pero el chico ni se inmuto.

—Blaise, tranquilo…

—¿Qué voy a hacer Pansy?—la miró con ojos suplicantes—el bebé nace mañana y no tenemos nada. No hemos comprado ropa y estoy seguro de que ya se me olvido como cambiar un pañal.

Pansy bufo, recordando el duelo con su nuevo peor enemigo.

—Lo sé, lo sé. Pero encontraremos la forma, estoy segura de que en algún lado podremos encontrar algo de ropa de bebé.

—¿Y si Daphne me deja de amar?

La pregunta sorprendió a Pansy con la guardia baja.

—¿Qué?

—Si, ¿qué pasa si conoce al bebé y se enamora tanto de él que me hace a un lado? No podría soportarlo Pansy. Me va a cambiar por un muñeco.

Pansy lo miró con la boca abierta. ¿Eso era posible? ¿Eso significa que Hermione también la podría cambiar? No, no. Eso no iba a pasar. ¿O si?

Pansy se sentó en el sillón, sin saber qué más decir. Su cabeza imaginando los peores escenarios posibles, donde Hermione la dejaba en medio del pasillo, para irse con Sophie y llevarse a su bebé con ella. O donde le decía que no podía seguir con esto, que lo había intentado pero que ella no era la pareja que ella necesitaba. Que no era suficiente.

Theo los miró desde el sillón, viendo sus expresiones de miedo. Giro los ojos.

—¡Se quieren relajar los dos!—cerró su libro—Blaise, Daphne no te va a cambiar por el bebé, ella te ama demasiado. Y lo que va a necesitar de ti—se levantó y se acercó a su amigo, sosteniéndolo por los hombros—es que estés a su lado todo el tiempo, incondicionalmente. Necesita que seas fuerte, para ella y el bebé.

Blaise asintió, respirando profundamente. Intentando calmar sus nervios.

—Y Pansy—se giró para ver al cúmulo de nervios que estaba sentado en el sillón—Sé que en este momento no me vas a creer, pero te lo voy a decir de todas formas. Hermione confía en ti y está feliz de tenerte como su pareja. --levantó la mano para callar a su amiga—Sé que solo están en esto por el castigo de McGonagall, pero creo que han demostrado que pueden manejar bien esto, juntas. Y no, tampoco te va a cambiar por el bebé.

Pansy proceso las palabras, mordiéndose el labio.

—Daphne y Hermione son dos chicas increíbles. Podrían estar con cualquier persona en el mundo, pero por alguna razón se conformaron con ustedes—Theo soltó una carcajada. Sus dos amigos lo fulminaron con la mirada—Estoy bromeando. Pero quiero que entiendan que ambos tienen a dos mujeres únicas a su lado, a mujeres que muchas personas desearían tener. Y ustedes dos, tienen la oportunidad de hacer las cosas bien con ellas. Tienen la oportunidad de demostrarles que son más que una cara bonita y miles de galeones en el banco, que pueden ser las personas que ellas necesitan, que las van a respaldar siempre. No lo arruinen con inseguridades tontas.. Estoy seguro que cuando conozcan a sus hijos—miró a sus dos amigos—se van a dar cuenta de lo estúpidos que se ven en este momento.

Pansy le lanzó un cojín a la cara. Amortiguando la risa de su amigo.

Pero tenía razón. No había ningún motivo para tener miedo. Hermione estaba con ella y ambas iban a cuidar de ese bebé, dándole todo el cariño que se pudiera. Pansy iba a ser su soporte, haciendo lo que un Parkinson sabe hacer mejor, proteger a su familia.

—Está bien—miró a sus amigos—pero aún hay una cosa que no está resuelta.

—¿Qué cosa?—preguntó Blaise.

—Necesitamos ropa para los bebés. Pañales, biberones y todas esas cosas. Y creo que sé cómo conseguirlos.

Theo se emocionó, viendo la determinación en la mirada de sus amigos.

—Muy bien Pans, hagámoslo—Blaise le sonrió, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para sorprender a Daphne.

 

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Hermione se detuvo frente a una estantería. Había estado buscando un par de libros durante los últimos diez minutos. Miró el tomo, que se alzaba un par de metros por encima de ella.

—¿Necesitas ayuda?—Sophie sonrió, con esa sonrisa dulce que podía desarmar a Hermione.

—Sophie—Hermione se sorprendió de encontrarla en la biblioteca a esa hora.

—Hola. Lo siento si te asuste. Pero te vi atravesar la biblioteca hace unos minutos y no pude resistirme—se quedó en silencio durante unos segundos, analizando sus siguientes palabras en silencio—Solo quería hablar contigo, disculparme, explicarte como me sentí ese día.

Sophie miró al suelo, jugando con la tela de su túnica.

Hermione soltó un suspiro.

—Está bien, lo entiendo. Quiero decir—con un hechizo no verbal, hizo levitar el libro que estaba buscando—esto no significa que no me haya dolido tu actitud, pero entiendo que en ese momento te sentías mal. Y tal vez, fue demasiado.

—Lo fue—asintió—Jamás me había sentido tan humillada en mi vida. Solo quería desaparecer. Creí que después de eso ya no querrías hablar conmigo, que solo estabas ahí por lastima—para ese punto, ya estaba a solo un par de pasos de Hermione—Ahora se que fue un error pensar eso, pero en el momento mi miedo fue más fuerte.

Hermione esbozó una pequeña sonrisa, casi imperceptible.

Se había enfadado tanto con Sophie, preguntando varías veces si había hecho algo mal esa noche. Pero ahora, con la mente más clara, se daba cuenta de que había sido un poco injusta con ella, al no permitirle explicar como se había sentido. Supuso que si la hubieran inflado como globo, en un bar lleno de personas, hubiera actuado de forma muy similar.

Hermione sacudió la cabeza, divertida.

—Me la estaba pasando muy bien ese día. Me hubiera gustado que terminara de otra forma.

Sophie se rió con ella.

—Yo también me la pase muy bien—se acomodó el cabello detrás de la oreja—salir contigo, fue la mejor decisión que pude tomar—miró a Hermione, analizando su expresión—tal vez podamos repetir la cita y hacer que termine diferente.

—Creo que no es un buen momento—Hermione se mordió el labio—al menos por ahora. No me malinterpretes, me sigues gustando mucho, pero con todo lo que está pasando, los exámenes, el bebé. Simplemente, están pasando muchas cosas en este momento.

Sophie asintió lentamente, sus ojos brillando con un poco de tristeza.

—No te preocupes—tomó su mano—Gracias por ser tan honesta conmigo, Hermione. Creo que lo mejor será, que nos tomemos un tiempo en lo que todo el asunto de los bebés se estabiliza ¿te gustaría que habláramos sobre esto cuando las cosas se hayan calmado un poco?

Hermione sonrió. Esa era una de las cosas que más le gustaba de Sophie, la forma en que la entendía, en como con una simple sonrisa podía transmitirle tanta calma. Con ella, todo parecía más simple, como si compartieran una misma frecuencia.

—Creo que me gustaría mucho eso—apretó el agarre en su mano mientras correspondía la sonrisa.

La sonrisa de Sophie se hizo más grande, mirando con ternura a Hermione.

—¿Te gustaría que nos escribieramos mientras tanto? Simplemente hablar, como antes.

—Si, eso me encantaría—Sophie siempre había tenido temas de conversación bastante interesantes. Y mentiría si dijera que no extrañaba eso.

—¡Genial! Entonces, creo que me iré—Soltó su mano, sonriendo con nerviosismo. Sin saber cómo despedirse.

Hermione tampoco estaba muy segura de que hacer. Decirle simplemente adiós se sentía extraño, pero tampoco…

Sophie se acercó, dándole un casto beso en los labios, extendiendolo un poco más antes de separarse.

—Hasta entonces, Hermione.

Hermione se quedó parada, a mitad del pasillo, viendo a la figura de Sophie alejarse. Sintiendo una extraña sensación en el estómago, una mezcla de emoción y ¿culpa?.

 

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Minerva McGonagall observó al grupo de estudiantes sentados frente a ella. Estas dos semanas habían sido caóticas, por decir lo menos, y eso que aún no empezaba lo más difícil. Muchas de las parejas ya habían estado al borde de la ruptura, alegando problemas de comunicación o la falta de acuerdos claros para convivir en armonía. Pero claro, eso era de esperarse al juntar a un grupo de adolescentes y colocarles una responsabilidad tan grande como la que conlleva traer un hijo al mundo.

Ronald Weasley era uno de sus principales problemas. Había tocado a su puerta un mínimo de treinta veces durante la última semana, solo para pedirle, suplicarle diría ella, que le permitiera cambiar de pareja. Algo que definitivamente no estaba en su poder.

Pero lo que más le sorprendió, positivamente, fue la pareja conformada por Pansy Parkinson y Hermione Granger, que estaban funcionando mucho mejor de lo previsto. Sentadas, en la mesa de Slytherin, parecían muy concentradas en la conversación con sus amigos. Sin insultos, sin discusiones y sin duelos a mitad de la clase.

Albus Dumbledore se levantó, colocándose en el centro del podio para dirigirle unas palabras a los estudiantes.

—¡Felicidades a todos! Hoy damos por concluida la primera parte del proyecto. Espero que todos se hayan divertido tanto como se esperaba. A partir de este momento, cada uno de ustedes se va a adentrar en una de las aventuras más emocionantes y satisfactorias de la vida—observó la sala, por encima de sus anteojos de media luna— Tener un hijo es como embarcarse en un gran viaje por un océano desconocido. Al principio, el mar parece inmenso y lleno de misterios. Pero con cada ola que superamos, con cada nuevo puerto que visitamos, nuestra confianza y sabiduría crecen. Es un viaje lleno de aventuras, de tormentas que nos sacuden, si, pero también de amaneceres que nos llenan de esperanza.

El Gran Comedor estaba en completo silencio. Ningún estudiante parecía estar de acuerdo con las palabras del profesor, que parecía en una realidad muy diferente a la suya.

—¡Llegó el momento de que conozcan a su hijo!—Dumbledore extendió los brazos—Les pido a todas las parejas, que se dirijan a las oficinas de los Medimagos, que se encuentran distribuidas en el quinto piso. Ellos serán los encargados de presentarles y entregarles a sus bebés. Recuerden que una vez que reciban al pequeño o a la pequeña, ustedes y solamente ustedes, serán responsables de cuidado. ¡Muchas felicidades a los nuevos padres y madres del colegio!

Y sin más que decir, regresó a su asiento, para seguir disfrutando de su cena.

El grupo de serpientes y Hermione, llegaron al quinto piso unos minutos después. Todos en completo silencio. Incluso Draco parecía más pálido que de costumbre. Blaise se había deshecho del nudo de la corbata de tanto jugar con ella. ¿Y las chicas? Bueno, ellas parecían a punto de desmayarse.

El pasillo se comenzó a llenar de estudiantes. En cada oficina, se encontraba una lista con los nombres de los estudiantes que debían acudir ahí, empezando por el apellido de la nueva familia.

—Creo que seremos los últimos—Blaise regresó, después de revisar la lista del consultorio que les correspondía—Espero que Barney se apresure con esto, siento que si permanezco mucho tiempo en este pasillo voy a vomitar.

Barnaby Schenk era el medimago de Blaise, Daphne, Astoria y Draco. Un mago joven con un bigote curioso, que a Pansy le causaba mucha risa. Siempre con una sonrisa en el rostro, era uno de los más emocionados por este proyecto.

—Nosotras estamos en el último consultorio—Pansy señaló con la cabeza al final del pasillo.

En ese instante, los Covenparch de todos los estudiantes se iluminaron con la llegada de una notificación. Uno a uno fueron revisando de qué se trataba, haciendo que el silencio, que inundaba el pasillo unos minutos antes, fuera reemplazado por las expresiones y comentarios que iban en aumento.

Daphne, que había estado recargada en la pared se enderezó de inmediato—¿Qué está pasando?

Astoria ya había sacado su pergamino, haciendo que sus amigos la rodearan.

Una nueva encuesta se había agregado a Gossip Witch. En la que todos los estudiantes votaban sobre la probabilidad del género del bebé y escribiendo sus teorías sobre el posible nombre que le pondrían.

  1. Blaise Zabini y Daphne Greengrass | 40% niño VS 60% niña

  2. Katie Brennan y Diane Westmeath | 30% niño VS 70% niña

  3. Pansy Parkinson y Hermione Granger | 50% niño VS 50% niña

  4. Draco Malfoy y Astoria Greengrass | 90% niño VS 10% niña

  5. Tracey Davies y Wayne Hopkins | 70% niño VS 30% niña

  6. Dean Thomas y Seamus Finnigan | 50% niño VS 50% niña

  7. Oliver Walsh y Lavender Brown | 70% niño VS 30% niña

  8. Harry Potter y Ginny Weasley | 90% niño VS 10% niña

  9. Anthony Goldstein y Romilda Vane | 60% niño VS 40% niña

  10. Michael Corner y Padma Patil | 20% niño VS 80% niña

 

—¿Noventa por ciento votaron por un niño?—Draco se sorprendió de los números—Soy perfectamente capaz de hacer una niña.

—Bueno, los genes Malfoy parecen muy inclinados a generar varones, cielo—Astoria tomó la mano de su novio.

—Otra cosa más que tienes en común con Potter—Pansy le guiño un ojo. Ganándose una mirada molesta por parte de su amigo.

—Solo espero que sí es un niño, no sea igual de odioso que su padre—Daphne le dedicó una sonrisa inocente a Draco, siendo la cuñada linda que siempre solía ser.

—Tal vez nazca con un galeón en las manos, dispuesto a comprar todo el cunero para él solito—Blaise imitó la pose de Draco cuando estaba dispuesto a negociar.

—Ja, ja, ja, que graciosos—Draco parecía indignado. Pero la sonrisa en sus labios lo delató.

El momento pareció calmar los nervios de todos. Haciendo que se olvidaran de la seriedad del asunto. Incluso Draco empezó a corregir la postura de Blaise, argumentando que le faltaba clase al intentar imitarlo, lo cual generó más risas.

—¿Pero qué carajos?—La expresión de Pansy se congeló cuando vio llegar a Theo y Luna.

Los chicos llegaron con un lindo porta bebés doble, que flotaba en el aire por delante de ellos. Luna llevaba puestos sus lentes rosas, para poder mirar torposoplos. Mientras que Theo cargaba un par de maletas, de colores pastel, repletas de artículos para bebés. Con una sonrisa enorme en el rostro.

—¡Hola chicos!—Luna los saludo—¿Y sus cosas?

El grupo de Slytherin compartió una mirada confusa, sin entender muy bien de qué cosas estaba hablando.

—Seguramente las dejaron en la habitación, Luna—Theo respondió por ellos—No todos se prepararon lo suficiente—finalizó encogiéndose de hombros.

—¿De qué estás hablando, Nott?—la pregunta de Draco fue interceptada, cuando las puertas de todos los consultorios se abrieron de par en par.

Uno a uno, los medimagos se colocaron en la entrada de sus oficinas. Sus túnicas azules, adornadas con símbolos arcanos, parecían brillar bajo la luz tenue de las antorchas. En sus manos, sostenían un pergamino con la lista de los futuros padres.

Y la primera ronda de estudiantes fue llamada.

Hermione vio a Sophie entrar a una de las oficinas del centro, acompañada de Mandy. Millicent también fue llamada, así que se despidió de sus amigos antes de entrar a la oficina que le correspondía.

Pansy trago grueso.

Diez minutos más tarde, las puertas volvieron a abrirse. Las parejas que habían entrado, ahora salían cargando un pequeño bulto envuelto en una mantita y cargando una pequeña maleta con insumos para el bebé.

Millicent sonreía como si hubiera ganado la copa de Quidditch, su pareja, Bastian Gage, el Guardián del Slytherin se asomaba constantemente por encima de su hombro para mirar al bebé que Milli cargaba. Como un cachorro emocionado.

Se giró para ver a sus amigos, que estaban del lado contrario del pasillo por donde ellos debían salir y levantó los pulgares con inusual alegría, gesticulando con la boca—¡Es una niña!

Una a una, las parejas fueron llamadas. No habían podido ver a ningún bebé, pues las parejas eran despejadas antes de que las siguientes entraran a la oficina. Pero si se escucharon algunos llantos, ya que muchos de los bebés se habían despertado antes de salir de las oficinas y clamaban por la atención de sus padres.

Luna y Theo fueron los siguientes en pasar. Y para sorpresa de todos, salieron de la oficina con un par de gemelos, cada uno acomodado en el portabebés que habían llevado. Theo era el padre más orgulloso, empujando el carrito y cargando las maletas en ambos brazos. Luna se aferraba a su brazo, radiante de felicidad por la llegada de los pequeños.

Pansy y Hermione se miraron.

Draco y Astoria fueron los siguientes. Y cuando salieron, el pequeño Scorpius estaba profundamente dormido en los brazos de su madre. Astoria derramaba un par de lágrimas, mientras que Draco apenas y podía contener el orgullo que sentía.

—¡Por Merlin!—Daphne se llevó las manos a la boca cuando vio a su hermana salir con el bebé en brazos. Sin poder contener sus lágrimas de felicidad. Blaise la abrazo, asintiendo en dirección a Draco, felicitandolo en silencio.

Ambas hermanas se despidieron con la mano, antes de que la familia Malfoy se tuviera que alejar.

—¡Pansy y Hermione Parkinson!—Elsie Tanner llamó a las chicas desde la puerta de su oficina.

—¿Lista?—Pansy le extendió su mano, para que la tomara.

Hermione respiró un par de veces, mirando a Pansy antes de asentir.

—Hagamos esto—dijo, entrelazando sus dedos con los de Pansy.

 

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La oficina estaba exactamente igual a como la recordaban, con la pequeña diferencia de que ahora había una cuna en la esquina de la habitación.

—¿Cómo se sienten?—Elsie les sonrió—¿Les gustaría comentarme algo antes de presentarles al bebé?—señaló la cuna.

—¿Ya está ahí?—el susurró que salió de la boca de Pansy fue involuntario.

—Si, está durmiendo. Pero es muy probable que se despierte cuando lo conozcan.

Pansy miró entre Hermione, Elsie y la cuna. Sintiendo como su corazón se aceleraba, con anticipación.

—Pero antes—Elsie le extendió el frasco con la poción de color ambar a Hermione. Su boleto de salida para los síntomas del embarazo—¡hasta el fondo!

Hermione alzó el frasco y vació su contenido de un solo trago. Esperaba sentir la frescura de la primera poción, sin embargo, el líquido la envolvió en un calor reconfortante, era como beber chocolate caliente y espeso.

Poco a poco se sintió más ligera. Fue como si hubiera salido del agua, después de estar sumergida por horas. Miró a Pansy, que la observaba con detenimiento, analizando sus expresiones. Preocupada.

—¿Cómo te sientes?—le robó la pregunta de los labios a Elsie.

—Diferente, es una sensación extraña.

—Es normal, poco a poco tu cuerpo se irá adaptando. Ya no hay más embarazo, así que tu cuerpo debe adaptarse a estar sin la influencia de todo ese cóctel de hormonas—le sonrió.

—¿Ella va a necesitar algo más? ¿Alguna poción para sentirse mejor?—Pansy no estaba segura de que preguntar, pero eso parecía lo más adecuado.

—No, la adaptación de su cuerpo va a ser natural, Pansy. Probablemente se sienta agotada durante un par de días más, pero eso es solo por el cambio tan drástico.

Un pequeño quejido salió de la cuna, llamando la atención de las tres mujeres. Desde donde Hermione se encontraba, pudo distinguir el movimiento de la cobijita detrás del velo blanco que adornaba la cuna.

—Creo que alguien desperto y esta listo para conocerlas

—¿Listo?—Pansy la miró con la boca abierta.

Elsie se acercó a la cuna, abriendo el velo para que Pansy y Hermione pudieran ver al bebé.

—Adelante, pueden acercarse.

Pansy jamás había sentido tanto miedo en su vida. Era como estar a punto de saltar desde la torre de astronomía, directo hacía el abismo. El balbuceo que habían escuchado unos segundos antes se hizo más fuerte y una pequeña manita se dejó ver por encima de las cobijas, abriendo y cerrando sus pequeños deditos.

Hermione la tomó de la mano, de la misma forma que lo había hecho antes de entrar, dándole la fuerza que necesitaba para acercarse.

Con cierta torpeza, Pansy y Hermione se inclinaron sobre la cuna, sus corazones latiendo al unísono. Y lo que vieron, las dejó sin palabras.

Allí, acurrucado como un pequeño gatito, yacía su bebé. Sus ojos, de color verde, apenas se abrían para mirarlas con curiosidad. Sus mejillas, rosadas y suaves, se hinchaban ligeramente con cada respiración. Un mechón de cabello castaño, tan fino como un hilo, se pegaba a frentecita. Un pequeño bostezo se escapó de sus labios, seguido de un estirón perezoso que hizo que sus manitas se movieran en el aire, como si intentara tocar las estrellas.

Hermione se quedó mirando al bebé, incapaz de creer que ese ser tan pequeño y perfecto fuera el resultado de mezclar su esencia con Pansy. Sus ojos se llenaron de lágrimas, incapaz de contener la emoción que sentía.

Un suspiro escapó de los labios de Pansy—Es perfecto—susurró, acariciando suavemente la manita del bebé.

Elsie envolvió al bebé con ternura y se lo entregó a Hermione, quien lo recibió con un cuidado reverencial, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

—Hola—Hermione miró al par de ojitos verdes que la miraban. Y después miro a Pansy, que la miraba con esos mismos ojos profundos. 

—¿Ya saben como se va a llamar?—Elsie intercambio su mirada entre ambas chicas.

—Aún no…—Hermione intentó responder, pero fue interrumpida por Pansy.

—Si—Pansy sonrió, acariciando suavemente la mejilla del bebé, sintiendo la calidez de su respiración—Elsie, te presento a Robin Parkinson. 

 

 

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