
Chapter 5
Regulus deja escapar un suspiro bajo mientras Sirius y él debaten cómo abordar la situación. Sirius le da un recorrido por la casa, pero es muy incómodo. Tiene sentido ya que han sido extraños durante años.
Sirius explica con cautela que ni él ni James viven allí. Regulus no puede evitar notar la inseguridad en la voz de su hermano mientras comparte algo de su vida con él. Le cuenta, en pocas palabras, que comparten un departamento en Londres y que las visitas a los padres de James Potter solo ocurren cuando la situación lo permite.
Regulus escucha lo que no esta diciendo:
La guerra.
El otro bando.
Las palabras caen con peso, pero Regulus las ignora lo mejor que puede.
El desconcierto se hace más profundo cuando Sirius menciona que han pasado dos años desde que terminó Hogwarts. Regulus no recuerda eso. Recuerda graduarse. Recuerda servir al Señor Tenebroso, como se esperaba de él. Pero entre esas memorias y la fecha actual hay un vacío que no puede llenar. Algo que prefiere no compartir con Sirius.
Decide alejarse, dar un respiro a la conversación dejando a Sirius atrás mientras se va a cambiar. Ha estado en pijamas todo este tiempo, y la incomodidad empieza a pesarle, quiere su varita de vuelta pero no es tan iluso como para creer que Sirius dejaría que ande por ahí tan tranquilamente si estuviera armado.
La habitación en la que ha despertado sigue tal como la había dejado.
Entra al cuarto, cierra suavemente la puerta detrás de él.
Se acerca al armario y lo abre. Dentro, hay algunas camisas y pantalones sorprendentemente de su talla. Escoge algo sencillo, prendas ligeras que se alejan de las túnicas que ha usado toda su vida. Frente al espejo, se detiene.
La casa, los objetos a su alrededor, incluso la ropa en el armario, le resultan ajenos pero no le desagradan.
Aparta la mirada y respira hondo.
Hay demasiadas cosas que prefiere no afrontar ahora mismo. Por ahora, lo único que puede hacer es avanzar. Ya no puede empeorar más.
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En la sala, Sirius se deja caer en el sofá, estirando las piernas y tamborileando con los dedos sobre el reposabrazos.
Sus ojos recorren la sala, deteniéndose en los detalles que siempre han hecho de esta casa un hogar. Todo allí parece más brillante, como si estuviera envuelto en una luz que nunca existió en Grimmauld Place. No es solo un lugar estéticamente agradable; rebosa calidez y amor, algo auténtico que Monty y Effie cultivaron con cuidado. Sirius nunca creyó que algo así fuera posible hasta que conoció a la familia de James.
James y él son incondicionales, como dos mitades de una misma alma. Por eso, no importa lo extraño que sea esto. Sirius sabe que lo que ellos son, lo que siempre han sido no puede cambiar.
Nunca han tenido secretos y Sirius no va a empezar ahora
Suspira, dejando que esa certeza lo envuelva, se acomoda en el sillón, sin intención de dormirse, pero el ritmo tranquilo de la casa lo arrastra sin que se dé cuenta. No sabe cuánto tiempo pasa hasta que el sonido de la red flu rompe el silencio. Se sobresalta levemente, parpadea y levanta la vista justo cuando James aparece entre las llamas verdes.
James se sacude el polvo de la túnica, sin notar a Sirius aún. “Prongs, necesitamos hablar.”
James se detiene al instante buscando lo que está mal en la mirada de Sirius. “¿Qué pasa?” pregunta.
Sirius no vacila. “Hablemos afuera.”
James lo sigue, preocupado pero sin protestar. Cuando salen al jardín, Sirius se detiene de pie frente a James, mirándolo fijamente.
“Necesito que me escuches sin interrumpir", dice Sirius con mucha intensidad.
James frunce el ceño, pero asiente, dispuesto a escuchar.
Sirius guarda silencio un instante, su expresión tensa.
"Cuando Regulus entró a Slytherin, las cosas cambiaron. Supongo que, en el fondo, sabía en qué iba a terminar todo esto."
Hace una pausa, exhalando lentamente.
"Durante años me convencí de que ya no había nada que hacer. Que él había tomado su decisión. Y esta mañana… lo vi con la varita en alto, apuntándote. No entendía nada. Vi su cara, vi la tuya, y por un segundo pensé que iba a atacarte. A ti, a tus padres."
Su mirada se ensombrece.
"Sé que nada de esto tiene sentido, pero era un Mortífago. O al menos lo fue… la marca ya no está. Y él parece tan confundido como yo.”
James se ve angustiado mientras asiente lentamente.
"Eso... eso no tiene sentido, Sirius," dice finalmente, con una calma tensa. "Pero confío en ti. Lo sabes."
Se pasa una mano por el cabello, visiblemente incómodo, como si no estuviera seguro de cómo seguir. "Primero... necesitamos entender qué está pasando. Lo que sea que esté sucediendo, ni tu ni Regulus están solos." .
Sirius deja escapar un suspiro de alivio. James no ha dudado de él, y eso le da algo de consuelo.
“Gracias por no pensar que estoy loco.”
James le da un leve golpecito en el hombro, intentando ofrecerle una sonrisa que no llega por completo. “No, no estás loco. Pero esto es algo que debemos manejar con cuidado. Tal vez... no le digamos a mis padres, aún, hasta saber qué está pasando.”
Sirius asiente, sintiendo un peso menos sobre sus hombros.
Con una mirada de entendimiento, ambos se ponen en marcha. James habla con su madre, que está en la biblioteca, y les avisa que se irán, usando alguna excusa para su repentina partida.
Cuando Regulus baja nuevamente, James se detiene en el umbral de la puerta, carraspea, como si tratara de ordenar sus pensamientos, y luego de que Sirius pone al tanto a Regulus, les da una dirección. Sirius frunce el ceño al no reconocerla, pero no dice nada.
Es el primero en atravesar la red flu. Al salir, se encuentra en un lugar desconocido. Mira a su alrededor, luz cálida entra por las ventanas, el ambiente es brillante, algo que Sirius asocia al instante con James.
Este lugar, aunque desconocido, parece...bastante acogedor.
Sirius da un paso adelante, observando a su alrededor. Regulus y James no tardan en llegar.
"Bien... ¿Saben dónde estamos?" pregunta James con cautela.
Sirius ve cómo Regulus niega al mismo tiempo que él lo hace.
"Yo vivo aquí", dice James, y Sirius frunce el ceño.
"¿Y el departamento en Londres?"
James lo mira con extrañeza. "¿Tu departamento?"
"¿Mío?"
"Sí, tuyo y de Remus."
Sirius se queda en silencio, procesando las palabras. James, notando su desconcierto, parece aún más preocupado.