The World Turned Upside Down

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
The World Turned Upside Down
Summary
Regulus Black había estado sumido en una vida de miserias desde que obtuvo la marca tenebrosa a los 16.Para sus ahora 18, sentía que todo estaba perdido. Estaba en medio de una guerra en un bando que no apoyaba, había perdido a su familia, estaba totalmente solo.Hasta que un día pasó...¿Y sí no era imposible escapar si el lado oscuro? ¿Y sí gracias al chico con las estúpidas gafas pueda escapar?A lo mejor gracias a James Potter, Regulus volvería a sonreír y volver a recordar lo que es amar.A lo mejor ambos logren poner el mundo de patas arriba.
Note
Okey okey! el título están basados en el musical de Hamilton, por si alguien estaba dudando, no os sorprenda encontrar muchas referencias a canciones y musicales en esta historia!Este fic está basado en toda la primera guerra mágica a partir de 1979. Aunque sobretodo va a estar enfocado en Regulus, más de una vez se harán cambios en el punto de vista (POV). NO TODO estará basado en lo canónico, aunque intentaré aferrarme a ello lo máximo posible, no todo será tal cual como lo conocemos en la saga.
All Chapters

El Otro Lado

James

 

Fue un día duro para en el Ministerio, cada vez exigen más y más para intentar acabar con la guerra lo antes posible y gracias a que James logró ascender - notablemente - en su puesto como auror, las tareas que le encomendaban, tanto el Ministerio como la Órden, acababan siendo agotadoras, incluso las de sólo papeleo. Por ello, quiso distraerse un rato en aquél bar, no es que fuera el más cercano, pero sí al que estaba acostumbrado a ir, puesto que cerca había una de las salidas vía cabina telefónica del Ministerio. Pero nunca esperó encontrarse con un viejo conocido, que por circunstancias, ahora era su enemigo. Regulus Black.

 

Ambos mantenían la mirada fija y clavada en el otro con las varitas en alto - apuntando firmemente - esperando a que uno diera el primer paso. Era como si no quisieran luchar. James ya había capturado y peleado con muchos mortífagos a estas alturas, pero a ninguno de esos les conocía. Aunque Regulus y él nunca llegaron a ser lo que se conoce como “amigos”, a James siempre le gustó pensar que si le hubiera insistido un poco más por los pasillos de Hogwarts para hablar con él, hubieran podido llegar - o por lo menos Regulus - a la tolerancia mútua. 

 

James sabía que nunca le cayó demasiado bien al menor de los Black - o eso creía - pero al parecer tenía una extraña obsesión con las personas que le ignoraban, era como un reto caerles bien, como le pasó con Lily. Al principio sí es verdad que llegaba a hablarle alguna vez casual o al final de los partidos de Quidditch, pero para cuando llegaron al sexto año, por respeto a Sirius y la delicada situación con su familia en ese momento, decidió que lo mejor era no interferir así que como mucho felicitaba a Regulus por los partidos de vez en cuando, pero ya no iba con intención de conseguir algo parecido a un compañerismo. Aún así, por un tiempo, comenzó a plantearse qué hubiera pasado si hubiera podido llegar a ser su amigo. Ahora Regulus era mortífago y él auror, dos bandos totalmente opuestos, ya que al final sus entornos así lo habían determinado.



En un momento Regulus alzó su varita, James estaba seguro que le iba a atacar así que preparó su hechizo de protección, pero entonces este apuntó al suelo

 

¡Bombarda! - una gran explosión apareció entre ambos llenando el lugar con mucho humo, James tosió un poco y lo disipó con su mano. Poco antes de que todo el humo desapareciera escuchó los pasos apresurados de Regulus, a lo mejor iba a salir de cualquier lugar entre el humo y atacarle. Pero no. Porque los pasos cada vez se escuchaban más lejos.

 

No creas que vas a huir tan fácilmente.

 

James echó a correr en línea recta, por donde se supone que estaba Regulus y de lejos le vió corriendo, y siguió corriendo. Sabía que era un poco más rápido que él así que a lo mejor le podía alcanzar.

 

De vez en cuando Regulus se giraba y le lanzaba algunos hechizos para realentizarle, pero gracias a la distancia, lograba esquivarlos con otros encantamientos. Este también lanzaba algunos ataques pero el agudo oído de Regulus hacía que se girase a tiempo para darse cuenta, hasta que un momento, mientras seguían en esa constante persecución, Regulus se tropezó con un levantamiento del camino, cayendo al suelo. James vio la oportunidad y actuó casi sin pensar.

 

¡Petrificus Totalus! - para cuando Regulus se giró el hechizo ya había impactado en su cuerpo, dejándole petrificado en el sitio.

 

James finalmente se acercó con paso lento, recuperándose de la pequeña carrera que habían tenido con unos aires triunfantes. No le gustaba tener que hacer lo que hacía con el hermano de su mejor amigo, pero si Regulus se había convertido como los demás mortifagos, entonces no le quedaba más remedio que verle como uno más. Aunque era el primero que no le había herido desde el principio, o en el mismo bar, si le había reconocido allí ¿Porqué no hizo nada? Normalmente los mortífagos son agresivos con sus enemigos, no suelen huir de esa forma.

 

Cuando ya estaba arrodillado frente a él le cogió la varita de entre sus manos y con un hechizo, juntó sus dos muñecas con una fuerte cuerda. Aún así le tenía sujeto por la parte de atrás de la sudadera, para evitar un nuevo posible intento de escape. Luego con otro movimiento de varita, le liberó del hechizo paralizante.

 

— Ya sabes lo que toca ¿verdad? - James se levantó del suelo, junto a él, a quién seguía sujetando. — Vamos a llevarte al Ministerio y de allí te llevarán a la prisión de Azkaban. - aunque no lo pareciera, James estaba levemente decepcionado. Sabía cómo era la familia de los Black, sabía que Regulus obtuvo la marca tenebrosa en cierto momento de su juventud, pero una parte de él esperaba que siguiera los pasos de su hermano y tratara de huir. Regulus no era tan mal chico, o al menos eso creía, o al menos eso le decía su intuición, y James era un gran fiel de sus presentimientos.

 

Mientras caminaban, un poco lento, notaba que Regulus se palidecía y tenía la mirada pérdida en el suelo.

 

— Siento que haya acabado así para ti, pero eres uno más de ellos.

 

No hubo respuesta del pelinegro. Bueno, tampoco podía esperar mucho. Estaba siendo conducido a su perdición, la prisión de Azkaban era el peor destino para cualquiera, aún así, parecía que Regulus no tenía intención de intentar escapar, en ese momento parecía que tenía más probabilidades de desmayarse que de huir de nuevo.

 

Estaban a punto de llegar a la cabina telefónica que les conduciría al Ministerio cuando su camino se detuvo. Regulus había dejado de caminar, lo que forzó a James, quién le estaba agarrando, a parar también. Inconscientemente, por miedo a algún movimiento brusco, intensificó su agarre, pero de repente el otro chico habló, con su vista clavada en el suelo.

 

— Mátame.

 

James se quedó un poco perplejo. ¿Matarle?¿Regulus estaba pidiendo que le asesinaran?

 

— ¿Qué?

 

— ¿Estás sordo? He dicho que me mates. - aunque su tono era algo burlesco parecía que de verdad lo estaba pidiendo. 

 

— Regulus, no puedo matarte sólo porque sí, va en contra de las leyes, si no me has atacado yo no puedo… - fue interrumpido

 

— ¡¿Y desde cuándo a ti, JAMES POTTER, te importan las normas?! - El pelinegro dijo enfrentándolo, levantando la vista con el ceño fruncido y al borde de la desesperación.

 

— Para empezar, he madurado, y segundo, estamos hablando de tu vida, no de cambiar el color de las túnicas de los Slytherin. - hablaba con cierta tranquilidad, intentando calmar el ambiente pero en el fondo estaba ansioso, no se esperaba esta situación, y menos viniendo del joven Black.

 

Regulus se quedó en silencio por unos segundos, pero tras un minuto de tenso silencio - que pareció haber durado horas - sus piernas empezaron a tambalear ligeramente, su vista volvió al suelo.

 

— Por favor… - ahora todo su ser cambió, ya no estaba a la defensiva, ahora parecía que rogaba, que en cualquier momento iba a romper a llorar.

 

— Regulus yo no… - una vez más fue interrumpido.

 

— ¡Nadie está aquí! ¡Nadie sabe que me has capturado! ¡Nadie sabría que me has asesinado!

 

— ¿Por qué insistes tanto con esto? - James seguía un poco perplejo por toda la situación, pero no podía quitarse de la cabeza esa pregunta. ¿Qué está impulsandolo a morir tan repentinamente?

 

— Porque prefiero morir a acabar encerrado en Azkaban por una causa que ni siquiera apoyo. - su respuesta fue tan rápida que parecía que las palabras habían salido de su boca sin siquiera pararse a pensar.

 

“...Una causa que ni siquiera apoyo…”

 

— ¿Qué?

 

— No me importa si voy a morir como un débil, un traidor,  pero me niego a… - paró por un segundo, como si estuviera tratando de encontrar las palabras. Cuando volvió a hablar, parecía más calmado, pero se notaba que tenía muchas emociones contradictorias en ese instante — a estar en una cárcel donde todos se sienten orgullosos de haber acabado ahí por la causa que apoyan, prefiero morir a soportar esto por más tiempo.

 

James estaba totalmente perplejo, no sabía qué hacer, no sabía si era una trampa, si Regulus de verdad quería morir, y en caso de que fuera así, matarle iba en contra de sus principios… Aún así, no parecía que fuera un engaño, sus facciones y la forma en la que su cuerpo temblaba se veía demasiado natural… Pero sólo había una forma de comprobarlo.

 

Aún sujetando a Regulus, sacó su varita de su bolsillo y le apuntó directamente en su frente, tocándola con la punta de la varita. Si hacía como si le fuera a matar por el tiempo suficiente para que fuera creíble, si fuera una trampa, entonces ya estaría preparado para algún tipo de ataque inesperado.

 

Él mismo estaba temblando y se notaba en la forma en la que sujetaba su varita. Sus manos empezaron a llenarse de sudor frío al igual que su cara. ¿Y si justo salía alguien del Ministerio y le veía intentando asesinar a un mortífago que ya había sido capturado y sin armas encima?

 

Sus temores se esfumaron cuando Regulus volvió a hablar.

 

— ¿Puedo preguntarte algo antes de que…? - parecía que no podía acabar la frase, se había creído que James de verdad le iba a matar. Parecía aceptar su muerte, pero aún así no se podía fiar del todo todavía.

 

Hizo un gesto con la cabeza en forma de afirmación. El otro chico tomó una profunda cantidad de aire y luego habló.

 

— Aunque no va a cambiar nada después de que me mates… Quiero saber si mi hermano me odia.

 

Por unos segundos no supo qué contestar, eso le pilló con la baja guardia, no supo qué contestar, no sabía la respuesta, tampoco lo había pensado nunca…

 

— Yo creo que no… - sonó un poco más inseguro de lo que quería.

 

— Está bien. - suspiró. — Ya puedes… - fue interrumpido. 

 

— No.

 

— ¿No? - Regulus estaba dudoso y sorprendido.

 

James bajó su varita del rostro del pelinegro pero su agarre seguía firme, al igual que las cuerdas que sujetaban sus muñecas. 

 

Por un momento parecía que el joven Black iba a estallar en desesperación, pero la repentina voz de James le sacó de sus pensamientos.

 

— He conocido a muchos mortifagos, he luchado y he encerrado a muchos de ellos. Creo que tú mejor que nadie sabes qué les motiva… - Hubo una breve pausa mientras pensaba sus siguientes palabras — eso es, su lealtad… No les importa acabar en la cárcel si eso implica que han cumplido con su parte de la causa, parte del movimiento que va a “mejorar” el mundo, y cuando ganen la guerra… serán rescatados y vistos como héroes.

 

Aligeró un poco su agarre y miró a Regulus directamente a los ojos, intentando comprobar si este iba entendiendo por dónde iba, por una parte sentía que lo entendía pero se negaba a verlo. 

 

— A donde quiero llegar es que ninguno me ha pedido que le asesine para poder escapar de la causa que supuestamente apoya.

 

— ¿Entonces qué? ¿Te vas a compadecer de mi triste vida para luego mandarme a la cárcel de todas formas? - habló después de unos segundos pensando en las palabras de James. Aunque pretendía sonar cortante o serio, más bien parecía que su voz temblaba, que en el fondo de su ser, tenía miedo. 

 

— Te propongo algo.

 

Regulus rodó los ojos y le miró con las cejas subidas a modo de burla ante su petición.

 

— ¿Proponer? Sorpréndeme, Potter. 

 

— Te propongo un cambio de bando.

 

— ¡¿Qué?! - su respuesta fue tan inmediata que parecía que veía venir todo tipo de propuestas menos esa.

 

— ¿Sorprendido? - preguntó con una pequeña sonrisa triunfante en su rostro, pícaro.

 

— Callate. ¿Cambiar de… bando? - volvió a preguntar, como si todavía no le hubiera entrado en la cabeza. Seguía un poco sorprendido.

 

— Creo que eres lo suficientemente inteligente como para saber lo que significa ‘doble espía’.

 

Regulus se mantuvo en silencio mientras mantenía la mirada fija en el suelo.

 

— No. 

 

— ¿No? - James dijo a modo de sorpresa, internamente, no esperaba una respuesta negativa por parte de Regulus. 

 

— Creo que eres lo suficientemente listo para saber lo que significa ‘no’. - respondió a modo de burla con el mismo tono que James había usado anteriormente. — A lo mejor te he sobreestimado.

 

James dió un resoplido e intensificó el agarre de manera inconsciente.

 

— ¿Entonces prefieres ir a la cárcel y pudrirte lentamente mientras los dementores te consumen todos los recuerdos felices?

 

— Porfavor James, no seas estúpido. - estaba siendo serio en ese momento mientras desviaba la mirada — yo no tengo recuerdos felices desde hace muchos años.

 

— Pero algo habrá… en el fondo…

 

— No lo hay.

 

— ¿No? - mostró una pequeña sonrisa al decir eso, con ese ‘no’ intentaba que Regulus negara sus palabras y no iba a parar hasta conseguir lo que quería — ¿Entonces porqué me preguntaste si Sirius te odiaba? Algún recuerdo feliz debe estar perdido por ahí…

 

El pelinegro le dió una mirada amenazante con sus grandes ojos esmeralda, pero esta vez estaban un poco entrecerrados - así dando el efecto de amenaza - pero este no consiguió el efecto que quería dar, ya que lo único que pasó fue que James mostró una gran sonrisa 

 

Regulus, molesto,  le pegó un leve empujón con su cuerpo, pues ya que James le estaba sujetando por la parte de atrás de su sudadera, se tambaleó un poco, pero tampoco llegó a caerse - tampoco esa era la intención con la que le dió el empujón -.

 

— ¡Vamos! Te estoy dando una gran oportunidad . - con la mano que no le sujetaba se recolocó las gafas, las cuales se habían torcido un poco por el empujón.  

 

— Una gran oportunidad que me va a costar mucho más que mi propia vida. - recalcó con sarcasmo pero serio, dándole de nuevo una de esas tensas miradas que conseguían causar un efecto en James, tanto de emoción como de nerviosismo. 

 

— Vida es lo que te va a dar esta oportunidad. - su voz era profunda, intentando ser lo más convincente posible. Regulus nunca fue alguien fácil y mucho menos alguien persuasible. Era un reto.  Regulus Black siempre fue su gran reto. — Podrías ser… Libre.

 

Libertad.

 

Aunque Regulus trató de ocultarlo, sus ojos se llenaron con una pequeña chispa de luz. Eso fue lo único que James necesitaba.

 

Soltó el agarre de su sudadera  para poder agarrar con ambas manos sus hombros, quedando cara a cara.

 

— Simplemente acepta y ya veremos los problemas durante el camino. Podrías terminar esta guerra. Podríamos cambiar la balanza, podríamos poner el mundo patas arriba. - con cada palabra James se ensoñaba más y más, intentando convencer a Regulus simplemente con su mera emoción.

 

— ¡ Yo no puedo ver los problemas por el camino ! - finalmente rompió su coraza de seriedad. Por una vez enseñó una emoción más. Temor. — ¿Sabes acaso lo que puede llegar a hacer el Señor Oscuro si sabe que estoy apoyando al bando enemigo? Algo peor que la muerte. Eso seguro. 

 

James se quedó en silencio por unos segundos, procesando las palabras, la situación era complicada. Muy complicada. Pero necesaria. Retiró sus manos levemente, por alguna razón tenía la seguridad de que no iba a huir.

 

— Sé que lo que voy a decir es estúpido.

 

— Probablemente lo sea. - miró a un lado tratando de volver a construir su coraza tras su momento anterior.

 

— Necesito que confíes en mí.

 

Los ojos de Regulus volvieron a encontrarse con los de James, ya no eran amenazadores, más bien eran desesperados. Aunque no sabía cómo se estaría sintiendo, estaba seguro que ahora mismo estaría teniendo una explosión de sentimientos encontrados. Las ganas de libertad y el miedo a esta misma.

 

— No confío lo más mínimo en ti. - suspiró — pero… ¿Dices que esto podría acabar con la guerra? 

 

Un estallido de emociones de alivio y emoción se formaron en el pecho de James, aún así tampoco podía ser demasiado efusivo, pero no pudo evitar la formación de una sonrisa en su rostro. 

 

— Exactamente.

 

— Acepto. - casi instantáneamente de escuchar las palabras que acababan de salir de la boda de Regulus, James tomó aire de manera rápida a modo de emoción mientras sus ojos se abrían levemente. Hasta que fue cortado por Regulus, quien intentaba mantener su compostura. — A cambio de algo.

 

— ¿Y qué es ese algo? 

 

— Dinero y… - fue interrumpido.

 

—Ah, eso es fácil de conseguir, honestamente me esperaba algo peor… - dijo de forma en la que le restaba algo de importancia al asunto, aún así Regulus volvió a retomar su frase, como si James no hubiera intervenido.

 

— Y una garantización de que en caso de ser descubierto,  pensaré huir y dejarlo todo atrás, ya sea de nuevo con el bando oscuro si soy forzado a ello, y no me hago responsable de las consecuencias que eso pueda traer, o a alguna otra parte del país, y en ese caso, que a nadie se le ocurra intentar encontrarme. 

 

James analizó su petición palabra por palabra pero finalmente asintió.

 

— Trato hecho. Pero si huyes te encontraré en cuanto se acabe la guerra.

 

Regulus dio una profundo inhalación a modo de controlarse, mirando a un lado mientras tenía los ojos cerrados.

 

— ¿Por qué, Potter?  

 

— Bueno, ahora somos compañeros de trabajo. - James sonrió mientras sacaba de nuevo su varita y deshacía el hechizo de las cuerdas, liberando sus muñecas.

 

— No somos compañeros de trabajo. - tras sentir sus muñecas liberadas se las masajeo levemente con ambas manos, habían quedado algo rojas por las cuerdas.

 

— Sí lo somos, vete haciendo la idea.

 

Regulus rodó los ojos pero no pudo evitar hacer una cara de mueca, hasta el momento era lo más cercano a una sonrisa que le podía dar a James.

 

Unos segundos más tarde, empezaron a caminar dando media vuelta, sin intenciones de ir al Ministerio de Magia, que hasta hace unos momentos fue su destino principal. Al parecer, ahora el destino que estaban por crear era algo muy desconocido y lejano para ambos, no sabían a dónde iba a conducir todo esto, pero sólo podían esperar una cosa. Cambiar de una vez la situación en la que su mundo se encontraba.

 

Tras una última sonrisa por parte de James y una última mirada burlona de Regulus, ambos tomaron caminos opuestos despidiéndose, pero poco faltaba para volverse a encontrar. El joven Black tenía entre sus dedos una pequeña hoja de papel con un mensaje.

 

“ Mañana. Antes de la salida del sol. Frente al bar.”

Sign in to leave a review.