
Black y Lupin, ni tan niños, ni tan buenos.
La espalda siempre recta,
la barbilla siempre alta,
las manos quietas, siempre juntas.
Esa es la postura de los niños buenos.
Pero Sirius no está siendo un niño bueno.
Arquea la espalda hasta que parece que se va a romper,
baja la barbilla para intentar ver esos rizos castaños,
araña con las manos toda la piel que puede alcanzar.
Esa es la postura de los niños que ya no son tan niños.
Remus no tenía postura de niño bueno.
Pero tenía la mirada cálida,
la sonrisa dulce,
las palabras amables.
Ese era el comportamiento de los niños buenos.
Pero Remus no está siendo un niño bueno.
La mirada es oscura y destila deseo,
la sonrisa es voraz y hace temblar el cuerpo,
las palabras son sucias y roban el aliento.
Ese es el comportamiento de los niños que ya no son tan niños.
Y cuando entran al salón la espalda está recta,
la barbilla bien alta,
y las manos juntas, balanceándose entre ellos.
No es la postura de los niños buenos,
pero ellos ya no son niños,
y nunca han sido tan buenos.