
Se encontraba sentado bajo un árbol del parque, mientras sentía como las lágrimas caían de sus hermosos ojos onix, logró escabullirse lejos de su hogar, aunque él no lo consideraba como uno. No desde que su padre se convirtió en alguien abusivo y violento, tampoco hay que olvidar lo alcohólico que se volvió.
Es así desde que hizo magia accidental, por lo que su madre que tuvo que contarle sobre su pasado y el mundo mágico. Haciendo que aquel hombre se volviera un completo monstruo con su familia.
Añoraba que su madre y él pudieran escapar de las garras de Tobías Snape, sin embargo, ella no tenía el valor suficiente para irse y en el fondo pensaba que podría cambiar con el tiempo. Severus no estaba seguro que eso ocurriera en realidad.
No era feliz viviendo ahí.
Tiene la esperanza de que cuando empezara Hogwarts todo será diferente, que cuando le asignaran en la casa que alguna vez fue su madre todo estará bien. Tendrá amigos, tendrá el cariño que tanto desea, se volverá poderoso, podrá proteger a su madre y llevársela lejos de su padre. Y tal vez, pueda encontrar alguien que lo ame.
Sera feliz, o al menos espera que sea así.
Abrazo con algo de fuerza el peluche de conejo, fue un regalo de su madre por su cumpleaños número cuatro, se esforzó por hacerlo ella misma, por lo que el niño lo consideraba su tesoro más preciado.
Agradecía que no hubieran demasiadas personas en el lugar, y las pocas que habían no notaban el estado del pequeño niño de seis años. Seguía perdido en su propio dolor hasta que escucho un ruido muy cerca, que se originó detrás de gran arbusto a la par del árbol en que se encontraba.
Se limpio las lágrimas rápidamente con su mano derecha, para luego volver a abrazar su peluche con algo de temor, podía ser solo un gato o un perro quien hizo el ruido. Pero también podría ser alguien con intenciones malas, miro como un hombre de veinte años salía del arbusto a la vez que se sacudía algunas hojas de su ropa y cabello.
Noto que era alto, también que tenía cabello castaño alborotado, a simple vista sus ojos eran del mismo color de su cabello, pero si los veías bien eran de color avellana. Miro que llevaba lentes redondos y su ropa era algo rara.
¿Esa era una tunica?
Cuando el hombre se dio cuenta de la presencia del menor, se quedó paralizado por un momento.
— Severus...— murmuro pero el niño logro escucharlo a la perfección, por lo que seguía abrazando su peluche e intentan esconderse a pesar que era imposible.
— ¿Cómo... cómo sabes mi nombre?— levanto la mirada y se llenó de valor para enfrentar al adulto, pero tartamudeo un poco por el temor que aún sentía. El mayor al notar lo aterrado que estaba el niño, se quedó en donde estaba y no hizo intento de acercarse aún.
— Tranquilo, no te hare daño— se acercó lentamente al niño, procurando no asustarlo más de lo que ya estaba. Al ver que no funcionaba, suspiro pesadamente pero luego sonrió al momento en que una idea paso por su mente, saco su varita y murmuro un hechizo que sabía que le encantaría al menor— Expecto Patronum.
Severus no entendió lo que dijo, pero noto como el mayor tenía una varita, como la de su madre solo que diferente a la vez. No comprendía que hacia ese hechizo, hasta que de un momento a otro se materializo un hermoso ciervo de color azul, haciendo que quedara boquiabierto.
¡Era hermoso!
El ciervo se acercó al niño y le dio una pequeña lamida en la mejilla a este, haciendo este se quejara pero una pequeña sonrisa se formara en su rostro.
— Lindo ¿no?— pregunto refiriéndose al ciervo a lo que el niño asintió emocionado.
—¡Tienes magia!— en su tono de voz sonaba emocionada y feliz, no muchas veces había visto magia, más que todo porque era pocas veces que su madre le mostraba. Cuando Tobías no se encontraba en casa.
— Exacto— le sonrió con cariño para luego deshacer el hechizo ganando un puchero del infante, ante aquello no pudo evitar reír levemente. Era completamente adorable— Respondiendo tu pregunta anterior, te conozco porque vengo del futuro y somos cercanos— se acercó para luego sentarse a la par de Severus.
— No existen los viajes en el tiempo— negó con la cabeza, había entrado en confianza un poco rápido.
— Si existe la magia, pueden existir los viajes en el tiempo— se limitó a contestar a lo que el niño asintió, tiene algo de sentido si lo pensabas.
— ¿Soy bonito en el futuro? ¿Soy feliz?— volteo a verlo mientras aflojaba su agarre del peluche.
— Eres muy feliz—le acaricio el cabello con dulzura— Y eres completamente hermoso— aquello provoco un leve sonrojo en las mejillas del menor pero también un gran sonrisa.
¡Era feliz! ¡Y hermoso también!
— Prueba que eres del futuro— a pesar que se encontraba contento por lo escuchado, quería pruebas sobre ello.
— Bueno, te llamas Severus Snape Prince— el castaño comenzó a hablar — Naciste el 9 de Enero de 1960, tu madre es Eileen Prince...— antes de siguiera fue interrumpido por el azabache.
— Bien, sabes cosas pero eso no prueba que vienes del futuro— frunció el ceño levemente sin quitar su mirada del hombre de lentes.
— De acuerdo— suspiro pesadamente— A la edad de nueve años conocerás a Lily Evans, quien se convertirá en tu mejor amiga.
— Si es así, no sabre hasta entonces si estás diciendo la verdad— su ceño fruncido se suavizo un poco, pero aún se notaba inconforme.
— Entonces tendrás que esperar— le revolvió los cabellos azabaches haciendo que el contrario se queje por ello.
— No es justo— hizo un puchero ganándose una mirada cariñosa por parte del adulto— Espera, no pregunte como te llamas.
— Eso lo sabrás más adelante— quería decirle su nombre pero sabía perfectamente que en ese tiempo era un idiota, no fue hasta que cumplió quince que comenzó a madurar y llevarse bien con el Slytherin.
— Al menos tu nombre, por favor— lo miro con sus ojos negros como la noche, por lo que el castaño no puedo resistirse. Era demasiado lindo y tierno.
— James, mi nombre es James— contesto provocando una leve sonrisa en Severus.
Solo esperaba que el azabache no se decepcionara o lo odiara por cómo era en ese tiempo, sin embargo, sabía que era imposible. Más que todo porque lo molestaría y le haría demasiadas bromas crueles.
Aún se preguntaba como su esposo lo perdono y comenzó a enamorarse de él.
Sintió su cuerpo algo raro, y vio como su mano izquierda comenzaba a brillar. Casi era hora que se fuera de esa época.
Al ver la bella cara de asombro del menor no pudo evitar que una sonrisa se formó en su rostro, acaricio con dulzura la cabellera azabache a la vez que lo miraba como si fuera su mundo entero, haciendo que el pequeño lo mire con vergüenza y ligera confusión. No entendía porque el adulto lo miraba así, pero le gustaba aquella mirada amorosa, hacia que su pequeño corazón se acelerará.
Se sentía amado.
—Llegare pronto a ti, Sev— le susurro dejando de acariciarle el cabello— Voy en camino a encontrarte, no me tardare mucho—en sus ojos castaños se podía observar el gran amor que le tenía—Puede que sea un gran imbécil por algún tiempo y me termines odiando, pero cambiare. Con esfuerzo, pero lo hare —le dio un pequeño beso en la frente—Espérame, por favor— en se momento desapareció completamente dejando solo al Prince, quien tenía una gran sonrisa. Ansioso de volver a ver a James, no importa si se trata de su versión pasada, solo quería verlo de nuevo.
Porque James Potter le prometió al Severus de su tiempo que siempre volvería a él pase lo que pase.
Porque su amor iba más allá del tiempo.