Ghosts & Roses - Traducción

Harry Potter - J. K. Rowling Marvel Cinematic Universe The Avengers (Marvel Movies)
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Ghosts & Roses - Traducción
Summary
Los fantasmas no pueden encontrarte cuando te escondes de la luz verde, la traición, el lavado de cerebro, la sangre, la muerte – la muerte- la muerte en el cómodo regazo de las drogas, el alcohol y el trabajo.No importa qué tan rápido corras, qué tan duro te escondas, el PTSD te encontrará y te derribará de tu pedestal. Tu mejor esperanza es que haya alguien que te atrape cuando caigas, tal vez una familia que no sabías que tenías.Esta historia no es mía, es una traducción. La autora es "JessalynMichele", ve a su perfil y lee sus historias ¡son muy buenas!
Note
(N/A):"Jess, por favor para con los nuevos fics".No puedo. La musa llama y tengo que atender la llamada. Y luego necesito la validación inmediata de la publicación.¡PERO! He hecho un 'programa de actualización' para todos (verifique las notas) nueve, sí, nueve WIP que tengo.Ningún fic queda inacabado jamás. 🫡Dicho esto: si quieres leer una historia de angustia aplastante con la esperanza de una dulce, dulce recompensa de consuelo para los personajes que más lo merecen:disfrútala. 😉❤️
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Harry

Harry estaba cansado, dolorido y completamente humillado.

Sorprendentemente, el dios Nórdico del Engaño era un completo imbécil y había convertido el pequeño deseo de Harry de conocer a su padre biológico en un evento de "vamos a humillar a Harry". Sin embargo, no mintió descaradamente y Harry pudo conocer a su padre biológico.

Justo a tiempo para que el tipo lo mirara con disgusto y lo llamara drogadicto.

Fue un momento muy bajo, pero lamentablemente no el más bajo para Harry. Y había formas de volver a subir, formas que se hicieron más fáciles gracias al dinero que tenía en el bolsillo.

 

Una hora más tarde, treinta dólares más pobre, Harry se estaba instalando en un lugar detrás de una iglesia abandonada para olvidar los dolores que sacudían sus nervios, la vergüenza de ser exhibido frente a los Vengadores en una mala racha y la apatía interminable que lo había plagado desde que terminó la guerra.

Harry no tenía mucho, de hecho Harry ya no tenía nada, pero tenía una jeringa cargada con pociones muggles (Harry sabía que se llamaban drogas, pero llamarlas pociones lo hacía sentir menos patético), para hacerle olvidar todo lo que había perdido.

Acurrucado en los escalones de la iglesia en ruinas, Harry tomó la tira elástica de los bolsillos de sus jeans gastados y la envolvió con cuidado alrededor de su brazo superior, tratando desesperadamente de que le saliera una vena.

“Las venas son más fáciles de encontrar cuando no estás deshidratado”.

Harry se puso de pie de un salto rápidamente, soltando el elástico, y su corazón se aceleró cuando un tipo salió de las sombras.

El cerebro de Harry, presa del pánico, tardó un momento en reconocer al tipo. Había estado en el lugar al que Loki llevó a Harry, la casa de los Vengadores. Harry no reconoció cuál de ellos era, no era uno de los que Harry veía a menudo en las noticias o en los periódicos, pero el pelo negro hasta los hombros, los penetrantes ojos azules y el brazo de metal eran difíciles de olvidar.

“¿Me seguiste?” preguntó Harry temblorosamente, retrocediendo un poco.

“Sí” dijo el tipo con naturalidad. “Pensé que tal vez debería detenerte antes de que hicieras algo realmente estúpido.”

“Llegas diecinueve años tarde para eso” dijo Harry, con voz ronca. Había hablado más en las últimas dos horas que en los últimos dos meses. “¿Puedo... puedo ayudarte?” preguntó Harry con inquietud cuando el tipo se quedó mirándolo en silencio.

“¿Puedo ayudarte?” preguntó el tipo, volviendo la pregunta de Harry hacia él. Había algo en sus ojos que casi hizo que Harry abriera la boca, pero el sentido común le dijo que la mantuviera cerrada.

“Estoy bien, gracias” dijo Harry evasivamente. Sus dedos se movieron por voluntad propia hacia el premio que tenía en el bolsillo, impaciente por quemar los recuerdos de la noche, de su vida, con él.

“¿Dónde te quedarás esta noche?” preguntó el hombre, inclinando la cabeza hacia un lado y dejando que la farola resaltara su mandíbula afilada.

Harry sonrió sin alegría, su voz tan vacía como su pecho. “Aquí y allá”.

"¿Quieres una cama caliente?"

Harry se rió y sacudió la cabeza, bajando la mirada al suelo.

Siempre volvía a eso.

“No, gracias” dijo Harry tan educadamente como pudo. El tipo era tres veces más grande que Harry, podía tomar lo que quisiera, pero Harry desesperadamente no quería que lo hiciera.

Harry tenía lo que necesitaba en su bolsillo, no necesitaba llevarlo a la cama del tipo.

“Bien” dijo el otro hombre con calma. Harry levantó la vista a través de su flequillo desordenado y vio que había metido las manos en su chaqueta de cuero y se había encogido de hombros. “¿Dónde dormirás, entonces?” preguntó de nuevo.

“No voy a dormir” dijo Harry sin rodeos, sorprendido de que el hombre se echara atrás con tanta facilidad. Harry no tendría que dormir, comer ni pasar frío en cuanto pudiera tener un momento para sí mismo.

Harry tenía un obliviate en forma muggle en su bolsillo y todo lo que quería hacer era perseguirlo.

“Entonces, ven conmigo” dijo el tipo de nuevo, sonriendo tímidamente. “Ya no muerdo.”

“P-por favor, no” dijo Harry, recurriendo a la súplica. “No me interesa, ¿vale? Solo... solo vete. Hay algunos trabajadores por ahí, llévate a uno de ellos a casa.”

A Harry no le daba pena señalarle la calle al tipo, así era como la mayoría de los que conocía ganaban dinero. Algunos de ellos, como Jasmine y Mikey, parecían disfrutar de su trabajo. Era poco convencional y a Harry no le gustaba cuando necesitaba un último recurso para conseguir dinero rápido, pero si el tipo pagaba, mucho mejor para los demás.

Al tipo le tomó un segundo analizar la súplica de Harry y luego retrocedió una vez que lo hizo.

“No estoy tratando de follarte” dijo, encontrando de alguna manera la audacia de sonar sorprendido por la conclusión lógica que Harry sacó. “Estoy diciendo que no deberías dormir aquí afuera. Te ves delgado, punk, enfermo también.”

La autoestima de Harry realmente nunca se recuperaría.

“Y tengo un lugar con una cama extra y mucha comida” continuó el tipo. “No quiero absolutamente nada de ti, excepto que no te inyectes la droga que tengas en el bolsillo.”

La mano de Harry se movió automáticamente a su bolsillo, protegiendo su única salvación.

“¿Por qué?” preguntó Harry con tristeza, poco acostumbrado a que la gente quisiera ayudarlo de alguna manera desde que se fue a Estados Unidos hace dos años. “¿Y tú qué ganas?”

El tipo sonrió y era una sonrisa decente, aunque pareciera sarcástica. “La gente me sigue dando oportunidades que no merezco, pensé ya era hora de que hiciera algo para ganármelas”.

“Entonces, ¿soy tu… qué?” preguntó Harry, haciendo una mueca de dolor cuando su cabeza se sacudió por un doloroso latido. “¿Tu penitencia?”

“No” el tipo negó con la cabeza y metió las manos en los bolsillos de la chaqueta de cuero. “Eres una persona, sólo pensé que tal vez querrías que te trataran como tal.”

Harry parpadeó y se dijo a sí mismo que la sensación de escozor en sus ojos se debía a la abstinencia y no a una amabilidad inesperada.

“No quiero volver allí” dijo en voz baja, con la voz un poco temblorosa. “No... no puedo.”

“Allí tengo mi propio espacio, nadie me molesta” dijo el otro hombre, acercándose a Harry. Le tendió la mano y le ofreció una pequeña sonrisa. “Bucky.”

“Es un nombre estúpido” dijo Harry en lugar de tomar su mano.

Bucky se rió, echó la cabeza hacia atrás y se rió a carcajadas. “Me han llamado cosas peores” dijo una vez que terminó, sin dejar de sonreírle a Harry. “Vamos, cuéntame cómo carajo apareció el hijo de Stark en Nueva York con acento londinense, mientras caminamos.”

Como Harry no quería discutir eso, ni siquiera quería pensar en ello, decidió permanecer completamente en silencio mientras caminaban.

Pensar en cómo llegó a Nueva York lo llevó a pensar en por qué dejó Londres y eso condujo a todo lo que sucedió antes de dejar Londres.

Y esa línea de pensamiento generalmente llevaba a Harry a encontrar algo para quemar los recuerdos.

“¿Estás seguro de que eres de Stark?” preguntó Bucky después de que Harry permaneciera mudo durante su paseo. Lo miró y arqueó una ceja. “Stark es un hablador.”

“Debo haberlo sacado de mi mamá” dijo Harry con tristeza.

"Supongo que está muerta?"

Harry miró a Bucky y frunció el ceño por la forma tan directa en que lo preguntó. "¿Tengo “huérfano” escrito en mi cara?"

“Un poco, sí” dijo Bucky encogiéndose de hombros. “La gente que tiene a su madre esperándolos no suele inyectarse en los callejones.”

“Encantador” dijo Harry con desdén. Se detuvo en medio de la acera y se dio la vuelta, con la intención de regresar al lugar de donde había venido.

Harry fue detenido por una mano que se estiró rápidamente y lo agarró por la muñeca, impidiéndole escapar como quería. Harry se retorció bruscamente ante el agarre inesperado, tratando instintivamente de soltarse con un gemido silencioso entre los dientes.

“No te estaba juzgando” dijo Bucky mientras soltaba lentamente la muñeca de Harry de su agarre con el brazo de metal. Harry no se consideraba un buen juez de carácter, ya no, pero había algo dolorosamente sincero en los ojos azules de Bucky. “No soy del tipo llora en mi hombro.”

“No soy de los que lloran en el hombro de alguien” respondió Harry. Bucky volvió a sonreír y Harry se puso a su lado una vez más, reconociendo la disculpa por lo que era.

“¿Qué tipo de persona eres?” preguntó Bucky después de unos minutos más de silencio.

Harry respiró lentamente y sus dedos encontraron la jeringa que le cantaba desde su bolsillo.

“Soy del tipo de persona que huye de sus problemas” admitió Harry en voz baja.

Bucky asintió con la cabeza en señal de comprensión. “Sí, yo también”.

 

Harry palideció cuando Bucky lo condujo de regreso al mismo edificio del que había huido hacía apenas unas horas.

“Tengo un lugar aquí” le dijo Bucky mientras se acercaba a una puerta blanca de aspecto sencillo que tenía una especie de teclado liso. Bucky colocó su pulgar no metálico sobre el teclado y la puerta se abrió.

“Jura que no hay nadie ahí” pidió Harry antes de seguir a Bucky.

Bucky miró por encima del hombro y sus ojos se encontraron con los de Harry. “Cualquiera podría entrar aquí, pero no lo hacen. Saben que me gusta pasar el rato aquí y les gusta evitarme, así que funciona bastante bien.”

Harry dudó un momento antes de asentir y seguir lentamente a Bucky por la zona oscura. Una luz se encendió inmediatamente cuando entraron y cerraron la puerta detrás de ellos, una luz lo suficientemente brillante como para que Harry se encogiera contra la puerta.

“Es un… garaje” dijo Harry con incertidumbre después de entrecerrar los ojos para mirar rápidamente alrededor de la habitación, asegurándose de que no había nadie más alrededor. Había un auto de algún tipo encima de un gato, una cantidad impresionante de herramientas que Harry nunca podrá nombrar y una sensación general de "mecánico" en el aire que hizo que el corazón de Harry se doliera por Sirius.

“Hay una sala de estar aquí atrás” murmuró Bucky, pateando algunas herramientas para que Harry pudiera seguir su camino alrededor del caos y hacia la parte trasera del garaje.

La "sala de estar" no estaba mucho más limpia que el resto del garaje, pero sí había bastante menos herramientas y caos general. Había un sofá rojo desgastado, un sillón reclinable a juego, ambos centrados alrededor de una pequeña tele. Harry vio una pequeña cocina en la parte de atrás, un par de ventanas pequeñas con persianas negras y dos puertas además de la que habían atravesado.

“El baño tiene ducha” dijo Bucky, señalando una de las dos puertas. “En el dormitorio hay ropa limpia, no sé si te quedará bien, pero es mejor que nada” dijo, señalando la otra puerta.

Harry permaneció flotando dentro de la sala de estar mientras Bucky fue a hurgar en el refrigerador.

“Yo... eh... ¿tú no quieres nada de mí?” preguntó Harry con ansiedad. No quería volver a estar en una posición en la que malinterpretara por completo las intenciones de alguien. A la gente no le gustaba hacer algo a cambio de nada.

Bucky resopló, con la cabeza todavía dentro del refrigerador. “No puedo convencerte de que tires la basura de tu bolsillo, ¿verdad?”

“Probablemente no, no.”

“Entonces no quiero nada.” Bucky sacó dos frascos del refrigerador y los levantó. “¿Te gusta el de fresa o el de uva?”

El estómago de Harry se revolvió ante la idea de comer. “Ninguno” dijo rotundamente. Se dirigió lentamente hacia el baño, sin apartar la vista de Bucky. “Es que... ¿no te importa si me ducho?” preguntó, reprimiendo la esperanza que se había apoderado de él.

“Anda, tal vez quieras agarrar algo de ropa limpia primero” dijo Bucky distraídamente. Estiró la mano y agarró una hogaza de pan de la parte superior del refrigerador. “Las toallas están debajo del fregadero.”

Harry asintió y luego se lanzó rápidamente al dormitorio, tomando la primera camiseta y el primer par de pantalones deportivos que pudo encontrar, y luego se dirigió al baño.

Era pequeño y había manchas de grasa en el lavabo y las paredes, pero era la primera vez que a Harry le ofrecían un baño para limpiarse en semanas y no iba a rechazar la oferta.

Aunque, primero…

Harry abrió la ducha, dejando que el sonido ocultara sus acciones, y rompió una tira de la camisa que llevaba puesta para atarla alrededor de su brazo.

Bucky no estaba equivocado, las venas eran más fáciles de encontrar cuando no estabas deshidratado, pero todo lo que Harry realmente necesitaba hacer era rastrear las cicatrices para encontrar un lugar donde clavar la aguja.

 

Y entonces todo se volvió distante, un zumbido lejano de fondo, y Harry respiró fácilmente por primera vez en días.

 

“Maldita sea” dijo Bucky sacudiendo la cabeza cuando Harry salió del baño con el pelo limpio, la ropa limpia y los ojos brillantes. “Eres un idiota.”

Harry no sabía de qué estaba hablando y no le importaba. Harry simplemente flotó hacia el sofá donde estaba sentado Bucky con una ridícula pila de sándwiches apilados en un plato.

“Claro, ahora tienes hambre” suspiró Bucky cuando Harry miró los sándwiches y luego su rostro. Bucky se los tendió a Harry para que tomara uno. “Los de arriba son de uva, los de abajo de fresa.”

Harry no era precisamente alguien en posición de ser exigente. Simplemente tomó un sándwich de la parte superior y se acurrucó en una esquina del sofá.

“Gracias” dijo Harry mientras mordisqueaba la corteza del sándwich. Harry parpadeó hacia Bucky, nadando a través de la neblina para hacer la pregunta que quería hacer. “¿’or qué ‘res tan ‘mable?” preguntó Harry, arrastrando un poco las palabras mientras sentía la lengua gruesa y extraña en su boca.

“Eres una persona” dijo Bucky de nuevo, y las palabras provocaron un leve dolor en el pecho de Harry. Hacía años que no era una persona, tal vez nunca. Bucky suspiró de nuevo y puso el plato de comida sobre la mesita salpicada de pintura y grasa. “No sé, tal vez tengo debilidad por los punks flacuchos de ojos tristes que no tienen un lugar donde encajar en ninguna parte.”

“Soy yo” murmuró Harry. Finalmente estaba empezando a sentir que se relajaba, que la caída hacia un sueño sin sueños era más efectiva que cualquier poción que hubiera tomado jamás.

 

Bucky murmuró algunas cosas poco halagadoras cuando la barbilla de Harry cayó sobre su pecho y su respiración salió demasiado lenta, demasiado desigual.

"¿Qué mierda he hecho ahora?", se preguntó Bucky en voz baja mientras tomaba la comida casi sin comer de las manos flácidas de Harry y lo cubría con la colcha que guardaba debajo de la mesa de café.

Tan pronto como Harry estuvo cubierto, luciendo tan patético como un gatito mojado, todo acurrucado en un lado del sofá, Bucky se dejó caer pesadamente en el sillón reclinable y se resignó a vigilarlo para asegurarse de que el punk no dejara de respirar mientras dormía.

Lo único peor que acoger al hijo de Stark sería que lo encontraran con Harry muerto en el sofá, con el pelo mojado, mierda en las venas y vistiendo la ropa de Bucky.

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