
Chapter 6
James no pudo evitar sonreír torpemente al leer la notificación de su celular.
Número desconocido: Buenos días Prongs, ¿cómo dormiste?
Espero unos minutos para responder. No quería ser intenso. Agregó el número como si no hubiera esperado su mensaje desde que despertó. Contestó su mensaje antes de apagar el celular y suspirar.
No había podido dormir bien por la emoción que recorría su cuerpo. Recordaba cada detalle de su cita. Su felicidad era tan obvia que sus padres lo notaron enseguida, no pararon de hacerle preguntas respecto a la salida y James, para evitar decir la verdad, se dirigió a la playa para correr un rato. La brisa golpeando su rostro era agradable, el sol era agradable y la vista al mar lo era aún más. El día era simplemente perfecto.
Su teléfono volvió a vibrar. Se detuvo cerca de una sombrilla que le pertenecía a un lujoso hotel que estaba bastante lejos de donde se hospedaba. Sacó su teléfono y sonrió.
itspadfoot te ha enviado un mensaje: ¿Cómo debería agregarte?, ¿Caracol o precoz?
Abrió la app de citas.
prongs.com
Suena mejor, tuyo, ¿no crees?
itspadfoot
Demasiado tarde, te agregué como “Prongs”.
Para considerarte mío, tienes que pasar algunas pruebas, ¿sabes?
prongs.com
¿Qué pruebas son?, apuesto que son demasiado sencillas. Las pasaré sin problema.
itspadfoot
No cantes victoria, Prongs. Soy especial.
Como sea, ¿tienes planes para hoy?
prongs.com
Visitaré la catedral y después el jardín japonés.
O almenos ese era el plan que tenía.
itspadfoot
¿Irás solo?
prongs.com
No, con mis padres.
James mordió sus labios. ¿Cómo podría verlo si iba con sus papás?
itspadfoot
Está bien, te veré allá. Cuando llegues al jardín japonés, nos vemos en la entrada.
James abrió sus ojos.
itspadfoot
No te preocupes, seremos discretos. Solo avísame cuando vayas para allá.
Nos vemos rey.
James pensó en los posibles escenarios que podrían pasar. En todos los escenarios, sus padres estaban decepcionados de él. Por un momento consideró rechazar su propuesta, pero decidió arriesgarse. Podía hacer un movimiento para separarse de sus padres…Abrió aún más sus ojos, tenía que arreglar de la mejor manera posible a sus padres, no es que tuvieran un mal gusto, pero su cita había ido por él en un Mercedes AMG G63. Inmediatamente corrió hacia donde se hospedaba.
♣︎
Sirius rodó sus ojos nuevamente al escuchar las tonterías de los turistas. Por un momento había considerado que lo que estaba haciendo era estúpido, pero al mismo tiempo divertido. Se recargó en una de las puertas, sacó su teléfono con desinterés y abrió la cámara.
—Por Merlín, espero que nadie me reconozca. -Se dijo asimismo al verse en la cámara. —Merece una foto.
Se tomó una selfie qué nunca subiría, la usaría para recordar que tanto podía hacer para gustarle a un chico. Jamás había hecho algo así por alguien, había visto algo en Prongs, tal vez porque era despistado y arrogante o por su físico. Aún tenía tiempo para conocerlo hasta la tercera cita, donde se decidiría si valdría la pena aquel chico.
—Disculpe, ¿dónde están los sanitarios?-Escuchó la voz de una mujer con un acentuado acento francés.
—No sabría decirle, pregúntele a mis compañeros. -Sirius ni siquiera miró a la mujer.
—Sé que usted trabaja aquí, debería de indicarme dónde se encuentran. -La mujer se cruzó de brazos.
Black bajo su teléfono para mirar de arriba y abajo a la mujer. Era patética. Una mujer de clase baja queriendo parecer una con clase. Odiaba a ese tipo de personas. ¿Por qué fingian lo que claramente no eran? Alzó de nuevo su teléfono para verse en la cámara.
Había tomado prestado el uniforme de los empleados del establecimiento, solo para acercarse al chico que le llamaba la atención. Además, tenía una reputación que cuidar. No permitiría que alguno de los amigos de sus padres, aunque le importara en lo más mínimo la existencia de los amigos de su familia, lo viera fuera de casa cuando estaba castigado.
—Voy a reportarlo. -La mujer se alejó de él con mucha molestia. —Usted no sabe con quién se mete, muchacho malagradecido. Por mi tienes un trabajo.
¿Acaso no sabía quién era?
Sirius rodó los ojos, al terminar su cita le dejaría un par de billetes en el uniforme. Siguió admirando su belleza hasta que bajó el teléfono para buscar su cita. De pronto, lo vió. Era imposible no reconocer aquella cabellera sin peinar entre el grupo de turistas, que admiraban el lago del jardín. Black caminó hacia ellos sin despegar la vista del muchacho, sonrió de lado al percatarse que parecía buscarlo con la mirada. Era demasiado obvio para quién lo estuviera observando. Por un momento se sintió como un espía. Se cruzó de brazos para esperar a que se diera cuenta de su presencia.
Su teléfono vibró.
—Vamos Prongs. -Se dijo para sí mismo.
Su teléfono vibró nuevamente cuando su cita agarró su teléfono.
No respondería. Lo esperaría.
Se movió de lugar para estar más cerca de él y así encontrarse. En cuanto el grupo comenzó a moverse a otra dirección, Sirius sonrió al verlo. Había esperado demasiado. Lo sorprendería con su astuto disfraz. Caminó hacia él a paso veloz entre los turistas. Sin embargo, no contó con que el chico fuera demasiado despistado, provocando que Prongs lo empujara hacia atrás por accidente. Black jaló la mochila del otro para no caerse, pero este lo empujó nuevamente, esta vez con intención, al lago japonés. El impacto no le dolió, estaba ofendido. Su disfraz estaba arruinado y además, estaba mojado de pies a cabeza. El agua llegaba hasta su pecho.
—¡Por Merlín!
Las miradas de los turistas sobre ellos, lo incomodaron. Pero al encontrarse con el rostro sorprendido del otro, no pudo evitar sonreír. Olvidándose de su público. Prongs se ruborizó e inmediatamente le ofreció su mano para ayudarle a subir. Sirius la aceptó y subió. Aquel chico era peculiar.
—¡Por Merlín, lo siento! -Prongs subió sus gafas con vergüenza. —Creí que me ibas a robar, no te reconocí.
Sirius alzó una ceja, quitándose la gorra. —-¿Por qué iba a robarte?
Algunos turistas preguntaron por su estado e incluso algunos empleados, a lo que Sirius respondió con un simple: Me encuentro bien , gracias.
—Siento mucho haberte empujado así. De donde vengo, las personas que suelen acercarse así como tú, roban. -Aclaró el chico quitándose la chaqueta roja para colocarsela. El gesto, hizo sonreír a Black.
—Supongo que mi disfraz fue muy bueno. Aunque me ofende que me hayas confundido con un ratero. ¿En dónde vives?, ¡Merlín! -Abrió sus ojos con ironía. —-No me digas que vives en esos lugares de bajo nivel, no lo pareces.
Ambos caminaron hacia la banca más cercana cuando una agradable empleada le ofreció una toalla.
—Por supuesto que no. -Dijo el otro de repente. —¿Tengo cara de vivir en ese tipo de lugares bajos?
Sirius posó su mirada en él mientras secaba sus cabellos. Prongs no parecía pertenecer a un grupo social bajo, su ropa lo delataba completamente.
—No, no lo pareces. Aunque me hayas empujado hacia el lago.
Prongs aclaró su garganta. —Tuve cuidado, ¿si?, una vez caminé por ese tipo de lugares y terminaron robando mi…teléfono y mis tenis.
Sirius nunca había escuchado una historia tan horrible. —-¿Qué hacías en ese tipo de lugar, rey?, por Merlín.
No podía imaginarlo, debió de haber sido una horrible experiencia. Pero, al mismo tiempo se sorprendió al pensar en lo fuerte que había sido Prongs al empujarlo. A su mente, la imagen de su cita empujando hacia el suelo a hombres enmascarados, lo hizo fantasear. Los muchachos fuertes captaban su atención.
Prongs no respondió a su pregunta. —¿Te lastimé?
—Sólo mis sentimientos al confundirme con un ratero. -Sonrió de lado acercándose un poco a él. Quería coquetear. —No pensé que eras tan fuerte…
La timidez del muchacho se esfumó, respondiendo con una sonrisa arrogante. —Pensé que lo sabías, ¿acaso no viste bien mi complexión?
Prongs se acomodó de tal manera que se pudiera apreciar mejor su físico. Black lo escaneó rápidamente. La arrogancia de su cita, le gustaba.
—He visto mejores. -Miró hacia otro lado al secarse los húmedos mechones.
Prongs se rió. —No como estos.
Black observó el tonificado músculo, por un momento se perdió en aquella piel morena. Y antes de que fantaseara, apartó la mirada.
—¿Dónde están mis suegros?
Prongs se rió ante su pregunta.
—En un momento vienen, quisieron comprar algo de ropa nueva. No estan muy lejos, solo a dos cuadras. -El chico aclaró su garganta. —Prometí encontrármelos por aquí más tarde. Temen que me pierda.
Sirius esbozó una sonrisa de lado. —¿Niño de casa?
—No soy niño de casa. -Le respondió frunciendo la nariz. —Soy todo menos niño de casa, solo me porto bien y no preocupo a mis padres.
Black rodó los ojos. —No conoces lo que es ser rebelde entonces…
—¡Claro que lo sé!, ayer mentí para salir contigo. Expuse mi vida por conocerte. -Confesó Prongs.
Sirius alzó ambas cejas. Tenía razón.
—Espero que valga la pena.
—Rey, soy Sirius Black. Obviamente valgo la pena. Eres afortunado porque yo te he escogido…-Sirius abrió sus ojos. Reveló su nombre.
Tenía una regla al salir con un desconocido. Y la había roto. Cuando sus citas sabían de su identidad, hacían lo posible para colgarse de su fama. Pues su familia era una de las más ricas en su país. No era solo un simple hijo de millonarios, era el heredero de una gran fortuna, próximo dueño de la mismísima empresa de prestaciones a nivel internacional. El banco Black era famoso.
Esperó atentamente la reacción de su cita, si mostraba alguna señal de interés, lo dejaría.
—¿Y?, tú me mandaste mensaje en primer lugar y yo te respondí. Así que el único afortunado eres tú.
Black no esperaba esa reacción.
—¿Por qué me ves así? -Preguntó el chico con incomodidad.
—Soy Sirius Black. -Repitió.
Prongs lo miró fijamente. —Un gusto, supongo.
¿Acaso él chico no sabía que se encontraba frente a un billonario?
—¿No sabes quien soy? -Se ofendió.
—¿Debería?
Se sorprendió. Era el primer chico que no sabía quién era, sintió su corazón latir con fuerza. Prongs se volvió más atractivo.
—Dime que no eres hijo de un delincuente. -Prongs se alejó de él con miedo.
Sirius soltó una carcajada. Su cita era muy torpe. Y eso le gustó.
—¡Por Merlín no! -Exclamó sin borrar su sonrisa. —Me sorprenda que no sepas quien soy, es todo. ¿Acaso vives debajo de una piedra, rey?
Prongs se disculpó. —No suelo leer revistas, ni tampoco el periódico.
Por Merlín, que dulce es, pensó.
—¿Debería de buscarte? -Prongs sacó su teléfono con lentitud.
—No por favor. Mejor olvídalo ¿quieres?, juro no ser un delincuente o algo así.
Prongs lo miró unos largos segundos.
—Por favor.
Sirius Black había rogado por primera vez en su vida.
Prongs frunció sus labios. —Sólo si me contestas una pregunta.
—Por supuesto.
El chico se acercó a él con misterio. Sus ojos marrones eran hipnotizantes atraves de esas horribles gafas pasadas de moda. Una sonrisa encantadora se asomó en su rostro.
—¿Tú nombre tiene que ver con preciosas joyas grises qué llamas ojos?
Sirius sonrió.
Este chico es mío, pensó al morder su labio inferior.
—Por supuesto, tengo sangre y nombre de rey. -Siguió su juego.
—Bien. -Prongs se levantó ofreciendo su mano. —¿A este rey le gustaría mostrame el jardín japonés?
♣
James había aprendido muchas cosas del jardín. Esperaba que sus padres llegarán para que pudiera explicarles lo que sabía, pero al mismo tiempo no quería dejar a Padfoot. Aun no podía creer que aquel muchacho se hizo pasar por un empleado. ¡Por Merlín!, se sentía como en una película. Aunque había arruinado el momento al empujarlo hacia el lago. Pensaba que alguien le iba a robar, además mentir sobre donde vivía…no se sentía bien mintiéndole. James Potter venía de una familia honesta. Pero aquello implicaba perder aquél chico encantador, aunque sus ideales clasistas fueran algo cuestionables. Además su curiosidad por saber con quién estaba teniendo su cita, aumentó.
¿Quién era aquel muchacho que le hacía suspirar?
Podia mantener la mentira hasta el final de sus vacaciones, su romance de verano sería pasajero. Sus vidas volverían a la normalidad. El chico seguiría con sus lujos y él, seguiría viviendo una vida humilde. No se avergonzaba de lo que era, pero su situación era única. No volvería a ocurrir y eso le dolió.
—¿Te gustó el recorrido, rey?
Su acento altanero era su debilidad.
—Nada mal, Padfoot.
—¿Ahora tengo apodo? -El chico alzó una ceja con una sonrisa.
Era fácil coquetear con él, cuando no miraba fijamente sus ojos.
—Prefiero decirte mío, pero esperaré el momento adecuado. -Sonrió.
De pronto, su teléfono vibró. Lo sacó de su bolsillo y palideció al ver el nombre de su mamá en la pantalla, acompañada con su foto. Había olvidado por un momento a sus padres, además de la mentira que le dijo a su cita sobre sus padres.
—Vaya que eres hijo de mami.
—Será mejor que contesté. -Se excusó apenado.
—No te preocupes Prongs. De todos modos ya tengo que irme, tengo unos asuntos que atender. -El tono del chico cambió a uno coqueto. —Me divertí mucho contigo, ¿sabes?, eres más interesante de lo que pensé. Nadie me había empujado a un lago antes.
James aún estaba avergonzado, su instinto lo había traicionado vilmente. —Lo siento por eso.
El muchacho lo miró con picardía. —No suelo mojarme en la segunda cita, ¿sabes?
El tono seductor provocó que sonrojara, olvidando su papel de niño rico y arrogante. Su rostro ardía de vergüenza mientras que el otro se alejaba de él entre risas.
—Nos estaremos comunicando, rey. Aún te quedan muchos lugares por conocer de mi querido Mónaco. -Padfoot se giró a verlo. Aquellos ojos grises brillaron. —Espero que en nuestra próxima cita me mojes, como se debe.
Dicho aquello, James presionó accidentalmente algún lugar en la pantalla de su teléfono, provocando que contestara.
—¡¿Dónde estás?!
Potter se sobresaltó al escuchar la voz de su madre.
—Nos vemos, niño de mami. -Padfoot se perdió entre la multitud.
—Wow…-James esbozó una sonrisa lentamente antes de contestar el teléfono. Carraspeó antes de hablar. —¿Si, madre?
—James Potter, ¿dónde estás?
—En el jardín japonés…-James le había mentido a sus padres. Les había dicho que iría con sus “amigos nuevos” a un restaurante que se encontraba frente al hotel, todo porque la ropa que escogió para sus padres, por si su cita los llegará a conocer, no lo convenció. Además sus padres se quejaron de los excesivos precios de las prendas. Aquello explicaba lo tarde que había llegado al jardín.
Mediante el traductor de Google le pidió a un taxi que lo llevará ahí.
—Decidimos visitar el jardín japonés…
—¿Dónde está eso?
—Pues…
—Mijo, regresa al hotel. Tu madre y yo tenemos dos sorpresas. -Escuchó la voz de su padre de repente. —Deja a tus amigos y regresa con tus viejos.
—¡Fleamont, no le podemos dar eso!, nos dijo que solamente iba al restaurante con sus amigos y se fue a una atracción turística sin nosotros. -Su madre estaba molesta.
—Mamá…
—Es joven querida, nosotros también fuimos jóvenes. Además no quería visitar el jardín japonés, para eso mejor hubiéramos viajado a Japón. -No pudo evitar sonreír al escuchar a su padre.
—Ay, Merlín…-Suspiró su madre en la línea.
—James, hijo, regresa. Esto te va encantar.
Al cortar la llamada, se preguntó cuál era la sorpresa de sus padres. Sin antes revisar la barra de notificaciones.
itspadfoot te ha enviado un mensaje:
Niño de mami, ¿es muy atrevido de mi parte de sí quisiera verte por el resto del verano?