
El ambiente festivo combinado con el aire otoñal hacía de esa tarde algo especial.
Los cuatro merodeadores se encontraban tumbados a la sombra de un árbol mientras discutían cuáles serían sus disfraces para la fiesta de Halloween ese año.
— ¡Es nuestro último año! Tiene que ser algo memorable. — Exclamó Sirius, quien tenía recostada su cabeza en el regazo de Remus, mientras éste distraídamente acariciaba su cabello.
— Los ayudaría a pensar en algo, si no fuera porque por su culpa ya tengo mi propio disfraz. — Respondió entornando sus ojos contra los demás muchachos, siendo recibida su agresividad con risitas.
— No es nuestra culpa, tú apostaste a favor de Sirius en esa pelea y todos sabíamos que Regulus lo aplastaría. — Intervino Peter, sonriendo burlón sabiendo que Remus tendría que usar el mejor disfraz de la noche.
— ¡Oye! Yo tenía iguales posibilidades de ganar, no es mi culpa que el pequeño monstruo me hiciera una llave de yudo. — Dijo Sirius totalmente indignado con las palabras de su amigo, ignorando que James había hecho una mueca y murmurado que no le llamara de esa forma al Slytherin.
— Nos estamos desviando del tema. Necesitamos un buen disfraz de grupo, excluyendo a Remus. — El comentario de James se ganó una señal grosera por parte de su amigo. — ¿podría ser piedra, papel o tijera?
— No, ese es el disfraz de Marlene, Mary y Lily. — Respondió Peter.
— Oi, sí las tres son tijera no entiendo porque tenían que escoger ese. ¡Auch! Sólo decía... — Remus le dio un tirón de cabello ante el chiste. Volvió a hablar después. — ¿Dos caza fantasmas y Pegajoso? Todos sabemos que Peter sería un gran fantasma.
— ¿Y que ustedes sean los chicos buenos? Ni hablar, yo siempre sería el héroe. —
De nuevo se sumieron en un silencio hastiado, llevaban días cuestionándose de que ir y aunque la idea de ir cada uno con un disfraz individual era posible, no sería tan icónico como ellos buscaban.
Entonces, de la nada Peter comenzó a reír. Los otros tres se le quedaron viendo como si fuera un bicho raro, no entendiendo la razón de tal brote de risa.
— ¿Saben que sería hilarante? ¡Que Sirius se vistiera de McGonagall! Es completamente su némesis, incluso su mascota es un gato. Sirius tiene a Pads*. — Remus y James también soltaron algunas risitas y de pronto Sirius estaba de pie, tomando a Peter por los hombros.
— ¡Eso es! Eres un genio, Pete. — Exclamó sacudiéndolo. — Esos serán nuestros disfraces, James será Dumbledore y tú Flitwick y yo, evidentemente seré McGonagall. ¿Recuerdan esa vez que todos los profesores se vistieron de magos para esa presentación de historia medieval? ¡Podemos hacer eso!
[...]
Sin objeción de nadie, quedó establecido que los muchachos se vestirían de los profesores más importantes del internado para la tan esperada fiesta de Halloween que se celebraría un mes después. Con tantísimo tiempo de anticipación, se aseguraron de buscar la misma tienda de disfraces donde los profesores habían adquirido sus prendas, Sirius había practicado en él el sutil maquillaje de McGonagall en su propio rostro e incluso había perfeccionado luego de un par de intentos aquel peinado estricto de la profesora. James había optado por simplemente dibujar algunas líneas de expresión marcadas y arrugas en su rostro para igualar la añeja edad del director. Peter se encargó de teñir su cabello a un tono oscuro para poder peinarlo igual que Flitwick, comprando un bigote que tuvo que moldear hasta que fuera una réplica del del maestro.
La única labor de Remus, aparte de ir a una tienda departamental para buscar el atuendo que usaría, era aprenderse la coreografía que iba con su disfraz. Se había quejado una y mil veces con los muchachos de no poder ser parte de esa idea, sabiendo que los demás alumnos apreciarían el trabajo en equipo que los caracterizaba.
— Estoy seguro de que sería más divertido si yo pudiera disfrazarme de Ferox, sólo tendría que comprarme una peluca con el cabello más largo. — Se lamentó luego de ser arrastrado a la sala común con James para que éste le enseñara algunos pasos de baile clásicos, siendo éste el que mejor bailaba ritmos latinos de entre los merodeadores.
— Sirius se suicidaría si te ve vestido como tu antiguo amor Ferox~ — Se burló su amigo mientras colocaba su bocina en una parte apartada. — Además seguro te convencería de ir como Pomfrey en un atuendo de enfermera, para hacer el match de pareja.
— Ugh, incluso eso hubiese sido mejor que esto. Y hablando de disfraces cursis, ¿Ya le dijiste a Regulus como debe vestir ese día? —
Ante la pregunta el chico de lentes hizo una mueca nerviosa, jugando con sus dedos.
— Sí... mandará a hacer un traje a la medida al estilo de los atuendos de Gellert y creo que compró una peluca. Se ve maravilloso, como siempre, es sólo... — La idea de ese Halloween era que, en la emoción del momento, le hicieran saber a Sirius de la relación ultra mega secreta (que todos sabían menos él) que habían mantenido él y Regulus durante meses a la fecha. Su novio decía que era algo estúpido que se lo hicieran saber a través de un disfraz, pero ante el evidente nerviosismo de James no tuvo de otra más que aceptar.
— Relájate, Jamie, todos sabemos que podrías asesinar a alguien y Sirius aun así pensaría que no hiciste nada malo. — Pese a que las palabras de su amigo buscaban tranquilizarlo, todavía había un deje de angustia plasmadas en ellas.
— Espero que tengas razón, de cualquier modo, sólo faltan un par de días y lo sabremos. En fin, desde arriba, Lupin. — Remus dejó salir un gruñido de hastío, pero juntos siguieron haciendo la coreografía.
Otro gruñido de cansancio salió de los labios de su amigo después de terminar de nuevo la canción.
— Yo de verdad creo que no es justo que, además de tener un estúpido traje como el que tengo que usar, deba hacer esta coreografía tan complicada. — Se quejó y James le dio su mejor mirada de desaprobación y negó con la cabeza, casi luciendo ofendido.
— Horas invertidas en hacerte un baile que te haga lucir espectacular y no lo aprecias. — Chasqueó con su lenga de forma con cansancio. — Además, da gracias a que no quise sacar los verdaderos pasos prohibidos.
Ante el uso de su español Remus entornó los ojos en confusión, pero antes de que el de lentes lo dejara quejarse, puso en reproducir la canción y comenzó a bailar.
[...]
Los días pasaron con rapidez para los merodeadores entre los pasos torpes de Remus al bailar y la interminable lista de travesuras que planeaban llevar a cabo para el resto de la escuela. Habían mandado a conseguir metros y metros de una tela especial que era bastante pegajosa y sería ideal para llenar los pasillos de una telaraña inventada. Incluso, como parte de sus proyectos que requerían más manualidades, habían conseguido hacer un calamar gigante con ayuda de las chicas. Tendrían que armarlo en la noche para asustar a los chicos que entrenaban natación en el lago, pero eso sólo era parte de su despedida pues el año siguiente ya no estarían presentes para dar ese espectáculo. Y si los profesores sabían que la banda de pequeños criminales estaba detrás de tales actos, los dejaron ser, porque de eso trataba el Halloween, ¿no? De reírse de los miedos propios y de otros, era la única temporada donde celebrar el terror era bien recibido.
Y después de días de planear y ejecutar arduamente su intensa lista de bromas, aun les faltaba cerrar con broche de oro con sus increíbles disfraces. Estaban todos alistándose; Sirius estaba en el baño de la habitación tratando de hacerse el peinado que tantas veces había practicado ya. Peter intentaba abrocharse el moño ceñido que iba en su cuello con mucho esfuerzo. James pegaba con cuidado la barba que había conseguido para la ocasión e incluso había cambiado sus lentes usualmente redondos por unos de medialuna que realmente no ayudaban a su visión. Por su parte Remus peleaba gallardamente contra la peluca rubia que le habían conseguido de ultimo minuto.
Una vez estuvieron todos listos, se dirigieron al gran comedor bajo las miradas sorprendidas y burlonas de los demás estudiantes, ciertamente impactados por la insolencia en sus trajes. A excepción del chico mas alto, quien caminaba como si quisiera ocultarse de las miradas por ese traje negro y ceñido al cuerpo que llevaba, los otros merodeadores caminaban con una seguridad impresionante, incluso mofándose de sus compañeros cuando Sirius imitó la voz autoritaria de la profesora McGonagall y amenazó con ponerlos un mes en detención. Conforme más se acercaban la música proveniente del comedor era más audible, toda siendo temática de Halloween, parecia como salido de una película la forma en la que irrumpieron en el lugar al mismo tiempo que comenzaba a sonar el coro de Somebody ́s Watching Me, siendo nuevamente el centro de miradas. Sirius estaba seguro de que nadie podría superar la originalidad de sus atuendos. El plan era caminar directo a la mesa de los profesores con toda intención de sorprenderles en el acto.
—¿Qué piensan que dirá Minnie cuando vea los disfraces? — Preguntó Sirius cuando ya estaban cada vez mas cerca, siendo interrumpida cualquier respuesta de sus amigos por la voz de su profesora, quien al verla los dejó a los pobres muchachos con la boca abierta.
— Yo diré, jaque mate. — Con una sonrisa triunfadora, la mujer frente a ellos (usualmente imperturbable con sus vestidos perfectamente planchados, una mirada seria y su cabello intacto) ahora estaba despreocupadamente sentada en la mesa de profesores, siendo su excelente postura cambiada por una pose casi rayando en la de un ser sinvergüenza. Lo primero que los ojos de Sirius vieron fue como su cabello estaba recogido en un moño mal hecho -como los que él solía hacerse al jugar rugby- , lo segundo fue toda su ropa, pues los vestidos ya mencionados fueron cambiados por unos jeans rotos y holgados de mezclilla más una camiseta de Queen y, cerrando con broche de oro, unas botas de cargo. Todo eso seguro podía estar en su propio closet.
A su lado apareció el director de la escuela vistiendo un jersey del equipo de gryffindor, su cabello que mostraba entradas había sido cambiado a una peluca de melena alborotada y su rostro portaba unos lentes redondos y horribles como los que solía usar su mejor amigo. Incluso Flitwick usaba una peluca rubia y ropa que seguramente era demasiado juvenil para su edad, pero este llevaba unas orejas de ratón en la cabeza, haciendo que fuera imperdible que el disfraz era sobre Peter, pues todos sabían que a este le decían Wormtail por la ocasión donde casi tiró sus libros al suelo gritando que había una rata y sólo se había tratado de una pequeña lombriz. Su vista se fijó después en Ferox, quien seguramente tenía todas intenciones en vestirse de Remus, sorprendiéndose al verlo de esa forma y si el antiguo heredero de los Black no estuviera demasiado ocupado sintiéndose ofendido por ciertamente haber sido vencido como los mejores disfraces, le habría molestado la forma en que el castaño se había sonrojado al ser observado por el profesor.
—Pero... no entiendo, ¿cómo sabían...? — La voz igualmente atónita de James se dejó salir y entonces Remus se rio, ignorando su vergüenza esta vez.
—¡Tú! Remus Lupin, eres el peor traidor de todos. — Completamente ofendido, Sirius se giró para encarar a su novio, quien simplemente se encogió de hombros y contra los pequeños pucheros del más bajito, lo abrazó. Peter simplemente negó con la cabeza.
—No podía ser el único dejado en ridículo, además Minnie los escuchó susurrando de los disfraces y yo sólo corroboré la información. — Dijo el merodeador.
—Y la vez pasada dijeron que yo sería el primero en traicionarlos... — Se lamentó este en voz alta antes de ser rodeado por los hombros con uno de los brazos de James.
—Prometo que en todas mis demás vidas desconfiaré de Remus antes que hacerlo de ti, Pete. — Dijo solemnemente, coreado por Sirius en modo de afirmación.
—Bueno, caballeros, podemos llegar al acuerdo de que este será un Halloween que recordaremos por la posteridad, sin mencionar... que ganamos. — Dijo McGonagall interrumpiendo su conversación, girándose a chocar puños con Albus Dumbledore como tantas veces habían hecho James y Sirius. Quizás ese fue el momento donde todo terminó de hacer clic en su cabeza y Sirius se sintió realmente conmovido, pues tal vez y sólo tal vez, aquellos trajes representaban lo mismo que para los jóvenes, una despedida, una forma de igualarse por una noche y hacerles saber que, de alguna forma, se respetaban. Fue la sonrisa de su profesora lo que terminó por confirmarle eso y corrió con su teléfono hasta la mujer.
—Sr. Black, le exijo tomarse una foto conmigo o me encargaré de restarle puntos a su casa. — Dijo con una gran sonrisa en el rostro que fue correspondida por una más recatada y así empezó una muy divertida sesión de fotografías que atesoraría hasta el final de sus días. Sus demás amigos habían comenzado a dispersarse, Remus con Peter habían acudido al centro del dj para pedir la canción de Remus y James había ido por bebidas.
Todo estaba maravilloso hasta que a distinguió a su hermano acercándose.
—¡Hey, Reggie! — Saludó entusiasta, intentando descifrar de que estaría vestido este, tenía una peluca platinada y perfectamente peinada y un traje algo excéntrico que le recordaba a... — ¡No puede ser! ¡Vienes de Gellert Griderwald! Que coincidencia, James, Peter y yo estamos vestidos de los profesores también, de hecho, James... oh, ahí viene, ¡oye, Prongs! Reg viene vestido de Gellert, puedes creerlo.
Rápido su expresión emocionada cambió en cuanto James procedió a entregarle uno de los vasos que había servido al menor de los Black y este lo aceptaba con una sonrisa tranquila, estirándose para darle un beso en la mejilla.
—Gracias, mon soleil. — Alcanzó a escuchar Sirius a su hermano y lo peor fue ver la cara de estúpido enamorado de su mejor amigo.
—No es nada, amor mío. — Respondió este en español y juro que su cabeza estaba por explotar. Estaban parados muy cerca el uno del otro, evidentemente ahí había algo y lo estaban gritando en su cara, pero esto definitivamente no era nuevo. ¿era posible que por esa noticia de impacto pudiera desmayarse? Casi podía jurar que sí.
—Yo... ustedes... ¿¡cuándo diablo paso esto? JAMES POTTER ALEJA TUS MANOS UN METRO DE DISTANCIA DE MI HERMANITO Y DEJA DE DECIRLE COSAS EN ESPAÑOL QUE PODRÍAN SER OBSCENIDADES. — Dijo pues el ya mencionado había rodeado la cintura del menor con su brazo, mirándolo casi con temor; en el fondo Sirius estaba realmente agradecido de que estuvieran juntos porque no creía que nadie más fuera más digno que el otro para salir, pero necesitaba hacerse a la idea.
James puso su mano en alto como acto de rendición y si hubiese tenido la oportunidad, le habría dicho que no estaba diciendo nada malo, pero entonces algo lo distrajo.
— ¡Buenas noches, Colegio Hogwarts! — Se escuchó la voz del dj pausando la música. — Aparentemente, tendremos un espectáculo protagonizado por... Remus Lupin. — Dijo leyendo lo que parecía ser una servilleta. — También dice que necesita nuevos amigos porque los suyos lo obligaron a hacer esto, en fin... con ustedes, Shakira.
(https://youtu.be/rAPERSHffYs?si=tyVulKomy0OJZWEc)
En el medio de la pista de baile, Remus fue señalado por una luz -salida de quien sabe dónde- y seguido de esto se empezó a escuchar en los altavoces la canción “Loba” de Shakira. El castaño se contorneaba de forma robótica y aunque se veía a leguas que no era ni la mitad de energético que la canción requería, igualmente se encontró babeando por los movimientos ciertamente provocativos que estaba haciendo.
Si James era el causante de que él pudiera deleitar sus ojos en aquella obra maestra, entonces podría dejarlo vivir un poco más.
— No es justo, ese desgraciado con el mínimo esfuerzo se ve mejor que yo en mi mejor momento... — Escuchó a su amigo decirle a su novio seguido de la risa de este.
— Quizás después puedas mostrarme en privado como lo bailarías tú... — Estuvo a punto de protestar y ponerse violento contra aquella pareja cuando Remus hizo un movimiento nuevo que lo dejó de rodillas en el suelo, echando la cabeza hacia atrás casi con demasiada bestialidad y dejaba salir un sonoro “auuuu” para posteriormente lanzar un guiño hacia donde él estaba.
Oh, dios... De nuevo, ser un hermano mayor odioso podía esperar.
Y así siguió la noche, el ultimo Halloween que celebrarían en la escuela. Donde los alumnos se habían vestido de sus profesores y los profesores se habían vestido de su peor pesadilla, sus alumnos.
Fin.