Nueva York
Cuando el sol comenzó a filtrarse por la ventana, Daniel se levantó para alistarse. Después de bañarse y vestirse, se dirigió a la cocina donde se encontró a Li Fong quien ya estaba desayunando.
“Buenos días Li Fong”.
“Buenos días sensei”.
“¿Estás listo para comenzar? Escuche que ayer entrenaste boxeo así que si sientes algún malestar avísame para cambiar el entrenamiento”.
“No se preocupe sensei, me encuentro bien y podemos empezar cuando diga”, Daniel sonrió ante la contestación. Podía ver un poco de él mismo en Li Fong.
“Muy bien. Iniciamos en una hora”.
…
Daniel estaba sorprendido por la habilidad del chico. Su capacidad para poner en práctica lo que observaba era increíble. A Li Fong le bastó con ver una sola vez la kata para realizarla sin cometer un solo error.
“Tienes un talento natural”, elogió Daniel. “Pero no dejes que se te suba a la cabeza. Créeme, si confías demasiado puedes llevarte un muy mal rato”.
“¿Alguna vez le ocurrió?”, preguntó Li.
Daniel suspiró. “Sí, y más de una vez. Pero lo importante es que cada error me enseñó a hacerlo mejor. Equivocarnos no nos hace malas personas, pero ignorar nuestros errores y no esforzarnos por cambiar sí puede definir el rumbo de nuestra vida.”
“Entiendo sensei”.
“Suficiente de charla, volvamos al entrenamiento”.
…
Daniel sonrió cuando pudo ver a su hijo a través de la pantalla.
“Papá”, saludo feliz. “¿Qué dice Nueva York?”
“Es increíble. Esta mañana el señor Han y yo fuimos a dar un paseo por Central Park y aprovechamos para hacer algunas katas”.
“Genial. ¿Pudieron recorrerlo todo?”
"Imposible, nos llevaría muchos tiempo. Algún día los traeré a tu hermana y a ti”.
Anthony sonrió un poco nervioso. “Eso suena bien, pero creo que no será este año”.
“Anthony…”, Daniel entendió a lo que su hijo se refería. Habían estado esperando esa respuesta por varios días.
“Me aceptaron en el programa de intercambio. Iré a Okinawa”.
“Sabía que lo lograras. Estoy muy orgulloso de ti”.
“Gracias papá”.
“¡Anthony!”, se escuchó la voz enojada de Amanda al fondo.
“Oh no, papá tengo que irme”, Anthony terminó la llamada y Daniel rio.
…
La razón más importante por la que Daniel aceptó ir a Nueva York fue para sacar a Johnny de su mente. Ahora estaba en medio de una pelea callejera utilizando Cobra Kai para defenderse. Uno planea cosas y luego…
- Todo empezó como siempre. Un trato de dejar en paz al pobre chico. Li aceptó participar, todo iba bien hasta que su contrincante descubrió que el chico debilucho en realidad era un experto en Kung-fu y estudiante de Karate y Boxeo. Los amigos del tipo no iban a dejarlo pasar tan fácil así que se metieron para ayudarlo a ganar. Pero Li recibió ayuda de otros chicos que aparentemente ya estaban cansados de esos sujetos que siempre pelean sucio. Pero Daniel ya había estado en situaciones así que sabía que era cuestión de tiempo para que estallara un enfrentamiento.
“Daniel, ten cuidado”, advirtió el señor Han cuando un grupo de hombres los rodearon. Daniel reaccionó por instinto. Recordó el entrenamiento con Johnny y en pocos segundos esos tipos ya estaban inconscientes en el piso.
…
“Fue muy impresionante sensei, les pateó el trasero a esos idiotas y sin recibir ningún rasguño”.
“Li”, reprendió el señor Han por el lenguaje.
“Lo siento sensei. Es que fue algo diferente a lo que el sensei LaRusso me está enseñando”.
“Porque no fue Miyagi-Do”, respondió Daniel y Li inmediatamente supo en dónde había visto esos movimientos antes.
“Es Cobra Kai ¿Verdad?”, Daniel asintió. “Lo sabía. ¿El señor Lawrence le enseñó?”
“Sí. Hubo una combinación de estilos. Descubrimos que juntos funcionan mejor”.
“¿Siguen dando clases juntos?”
“No. En realidad funcionamos mejor cuando enseñamos por separado”.
“Pero si sus estilos dan buenos resultados dos al combinarlos ¿Por qué enseñar por separado?”, Daniel se quedó en silencio, no sabía cómo contestar. Afortunadamente el señor Han se dio cuenta e intervino.
“El sensei LaRusso debe estar agotado después de esa pelea. No lo canses más . Mañana tienes entrenamiento temprano con Víctor, ve a descansar”.
…
Li sostiene el trofeo en lo alto mientras una pequeña multitud lo rodea celebrando su triunfo.
Daniel sabe que es hora de volver al hotel, hacer sus maletas y conseguir un boleto de avión a su próximo destino.