¿Otra Weasley? [HP y PJO]

Harry Potter - J. K. Rowling Percy Jackson and the Olympians - Rick Riordan
F/M
G
¿Otra Weasley? [HP y PJO]
Summary
Que pasaría si viene una Weasley, que nadie de la familia Weasley conoce. ¿Qué pasaría cuando entrara a Hogwarts? ¿En qué casa quedaría? ¿Qué pasaría cuando se encontrase con los Gemelos Weasley, Ron, Percy y Ginny? ¿Qué pasaría cuando conociera al gran Harry Potter? ¿Qué pasara cuando descubra que es una semidiosa? ¿Qué pasará cuando tenga que enfrentarse tanto a monstruos, dioses, titanes y gigantes?Pues esta es la historia de Evelyn Weasley. Una Weasley muy diferente al resto.Femele oc x ¿?
All Chapters

《1.Una de mis cuidadoras se harta de mi e intenta matarme(la comprendo)》

Camine por los grises, lúgubres y tristes pasillos del orfanato hacía el aula de la Señora Missis con cansancio

Camine por los grises, lúgubres y tristes pasillos del orfanato hacía el aula de la Señora Missis con cansancio. De mientras que caminaba no pude evitar pensar el porque no había ni una sola luz normal, todas eran las típicas luces que encontrarías en un castillo viejo, el típico de las películas de terror. Solo que aquí no había ningún monstruo. Abrí la puerta del aula y entre.

- Señora Missis ya estoy aquí - Hablé, mirando a todos lados pues la mujer no estaba.

- Ya lo veo, Señorita Evelyn - Dijo apareciendo mi lado. Pegue un brinco asustada.

Me giré, esperando encontrarme cara a cara con mi cuidadora. Pero no había ni rastro de ella. No había Señora Missis. Solo estaba un monstruo. Era horrible. Tenía alas de murciélago, zarpas y la boca llena de colmillos amarillentos.

''Esta nunca había conocido un cepillo de dientes en su vida. Debería recomendarle un dentista.''

Fue mi pensamiento, muy acertado la verdad. Quizás no fuera el mejor momento para pensar en eso, pero así funcionaba mi cerebro tu le decías 'no puedes' y él entendía 'haz lo que quieras'. ¿O era yo? 

- ¿Dónde está? - Me gritó la... ¿se le puede seguir llamando mujer? ¿tienen un nombre estas cosas? Supongo que no lo sabré nunca, entonces la llamaré Alas de murciélago.  No, ahora enserio, esta pobre mujer necesita hablar con un estilista porque es fea, pero fea en plan muy fea. - ¡Dónde lo guardas! - Me volvió a gritar, esta vez más fuerte que antes. Un escalofrío recorría mi espalda. ''Habría servido bien para espantar a los niños en Halloween''  Cruzó por mi mente ese pensamiento, pero me obligue a centrarme. 

Eso era raro. Esa cosa me gritaba que donde está, pero ¿dónde está qué? Yo no tenía nada, excepto unos caramelos escondidos debajo de mi almohada, junto con un poco de dinero para comprarle un regalo a Amelia. Pero no creo que se refiriera a eso. 

Entonces cuando parecía que todo era lo más raro posible, las cosas se volvieron aún más raras todavía, pues me pareció ver a Amelia lanzándome una pulsera que al tenerla entre mis manos era una espada, el peso de esta me desequilibro y casi me caigo al suelo por el esfuerzo que tuve que hacer para equilibrarme. 

La Señora Missis se abalanzó sobre mi, aprovechando mi desconcierto.  

- ¡Muere, mestiza! - Me gritó mientras se acercaba. La espada empezó a pesarme el doble, tanto que casi me caigo al suelo por el peso, por segunda vez. Sin saber cómo moví la espada instintivamente y le rebane el cuello con la misma espada que me acababa de lanzar mi amiga. La Señora Missis desapareció convirtiéndose en polvo, de mientras que me daba una horrible mirada con sus ojos amarillentos. Los cuales parecían que seguían allí, aun cuando acababa de desaparecer. Otro escalofrío me recorrió de arriba a abajo. 

Pestañee a ver si no me lo había imaginado todo, Amelia no estaba al igual que la Señora Missis. Solo estaba yo, con la pulsera de mi mejor amiga en la mano que ya no era una espada.

Quizás era todo parte de una broma o mi cerebro estaba jugándome una mala pasada. Pero algo me decía que no tenía nada que ver con eso. Trate de olvidarlo, pensar en otra cosa pero no pude. Mi cerebro no parecía querer olvidarlo, era como cuando escuchaba una canción pegadiza y aunque no quisiera ahora estuviera en un bucle continuo, eso era lo que me ocurría pero en vez de con una canción con lo que había pasado. 

Me puse la pulsera en la muñeca. En ese momento recordé lo que había pensado de mientras que iba de camino hacia ese aula. ''Acabo de encontrar al monstruo'' Pensé ''Y matarlo'' susurró una voz al fondo de mi mente. 

Al salir del despacho y dirigirme al comedor me encontré con Amelia. Que caminaba muy felizmente dando brincos camino hacia el comedor. Me regalo una sonrisa en cuanto me vio y se paró a mi lado.

- ¿La Señora Wilson te ha echado la bronca? - Me paré en seco. ¿Señora Wilson? ¿Esa quien era? Amelia me miró extrañada.

- ¿Quién es esa? - Le pregunté. Amelia se río, como si fuera un mal chiste.

- Buena broma, Eve - Me respondió sin siquiera mirarme, fruncí el ceño. Amelia normalmente no me habría dicho eso. Si esta era su forma de gastar una broma no hacía ni pizca de gracia. 

- Te hablo enserio - Proteste - No se quien es la Señora Wilson, porque no conozco a ninguna. Solo conozco a la Señora Missis y ha sido esa la que me ha castigado - Le conté.

- ¿Quién? - Le tocó a ella preguntar para después hacer una mueca.

- No es gracioso, la Señora Missis. Nos caía fatal, Lia - Le respondí. Ella se encogió de hombros.

- No se quien es, pero tengo hambre ¿comemos? - Decidí que comer era más importante, después solucionaría eso. Asentí, siguiéndola. Pude ver de reojo como Amelia hacía una mueca extraña.

Después de comer fuimos a la sala de estar.

- Ahora en serio, ¿qué te ha dicho la Señora Wilson? - Me preguntó con curiosidad. Solté un bufido.

- Ya te he dicho que no se quien es - Respondí. Me dio una mirada divertida. - Mira Amelia, no se porque estas así. No se porque te empeñas en hacerme creer que de verdad ha habido alguna Señora Wilson, ya que tu sabes que no hay ninguna cuidadora que se llame así, al menos no aquí. Así que por favor, podrías dejar la broma ya - Le pedí desesperada. Algunos niños que había allí me miraron raro para un segundo después ponerse a hacer sus cosas otra vez. ''Raro'' Pensé.

- Señorita Weasley - Dijo una voz firme detrás mía, pero yo nunca había escuchado una voz igual. Me di la vuelta, encontrándome cara a cara con una mujer de cabello castaño y ojos grises que me miraban con el ceño fruncido. Juraría nunca haber visto a esa mujer en mi vida. - Por más divertido que le parezca, siempre, burlarse de sus superiores debo decir que para nosotros no es nada gracioso. - Miré a la mujer con el ceño fruncido. ¿Quién se creía que era esa mujer para decirme que hacer o qué no hacer? - Así que la próxima vez que quieras gastar la broma de que no existe un docente, asegúrese de hacerlo cuando no esté dicho docente escuchando - Me regaño. La mire extrañada. ¿Esa era la Señora Wilson? A ver, un poco de yuyu si que daba, no voy a mentir pero tampoco era para tanto. Asentí e intente poner mi mejor sonrisa de niña buena... creo que no coló ya que me miró mal antes de irse muy indignada. Genial, otra cuidadora que me odia. No es como si fuera la única, la verdad. La mayoría de la gente que estaba allí me odiaba o me clasificaba como una niña alborotadora por culpa de mi TDAH. No es culpa mía no poderme estar quieta, culpen a trastorno.  

- Anda, encontrarte mi pulsera - Me dijo Amelia, cambiando de tema, mientras señalaba la pulsera que llevaba en mi muñeca. Fruncí el ceño.

- Me la lanzaste tu - Le intenté recordar - Cuando la Señora Missis intentó matarme. -

- Evelyn, estás empezando a asustarme. No a habido nunca ninguna Señora Missis, solo la Señora Wilson. ¿Estás segura de que estas bien? - Me preguntó Amelia, la preocupación era palpable en su rostro pero justo cuando me lo iba a creer volvió a hacer una mueca. No podía engañarme, me estaba mintiendo.

- Sí, estoy bien. Solo era una broma - Le mentí, ella asintió despacio no se veía muy convencida con mis palabras. Le dirigí una sonrisa. - ¿Salimos fuera? - Le pregunté, ella negó con la cabeza. No pude evitar fruncir el ceño, lo único bueno que tenía ese sitio era el patio pues el sol siempre daba en él, y allí había un pequeño lago, que en verano usábamos de piscina. - ¿Por qué? - Le pregunté a Amelia, confundida.

- Está a punto de llover - Me contestó de forma simple, mire por la ventana. Era cierto, un montón de nubes de un color gris oscuro se arremolinaban encima nuestra como si nos estuvieran engullendo, como si estuviéramos a punto de ser comidas por ellas. Me crucé de brazos molesta.

- Bien, no podemos salir fuera por culpa de la estúpida lluvia - Dije yo, sintiendo como una punzada en el corazón. - ¿Qué hacemos entonces? - Le pregunté a mi amiga.

- Quiero pintar - Me respondió muy decidida. Casi estuve a punto de decirle que no, pero mire sus ojos. Sus preciosos ojos azules que brillaban de ilusión ante la idea de hacer eso que tanto le gusta y no pude decirle nada. Solo atine a sonreír y asentir, sintiéndome súper contenta cuando Amelia me sonrió de vuelta y me llevó a su habitación para pintar.

No sabía de dónde las había sacado, pero Amelia tenía acuarelas en su cuarto. Y juro que no estaban antes, pues varias veces había entrado para pintar, para entretenerme un rato y no había nada fuera de lo común que tuviéramos allí. Sin embargo, siempre que ella quería pintar parecía haber acuarelas, acrílicos, óleos o cualquier otro utensilio para que ella pudiera satisfacer sus deseos.  

- ¿Qué vas a pintar? - Me preguntó ella, con su delantal de pintura puesto y con el que me dejaba a mi en la mano. Me encogí de hombros, la verdad no tenía ganas de pintar en ese momento por lo que me decante por algo fácil. Un gato. Me encantan los gatos, no diría que son mi animal favorito pues también me gustan mucho los pájaros pero sin duda me llaman mucho la atención.  

Amelia, obviamente, se decantó por algo mucho más difícil y con un significado mucho más profundo. Había dibujado un campo de flores, específicamente las agua marina, pero las flores estaban secas y en donde se supone que iría el sendero había un río de colores rojizos, sangre. ¿Por qué mi amiga, la que literalmente parece ser un ángel caído del cielo, acababa de pintar un cuadro tan tétrico? No tenía ni idea, de echo no sabía como Amelia podía dibujar tan bien si en mitad del dibujo se entretenía o se quedaba en babia y al final terminaba el cuadro sin enterarse. Le di en el hombro para que dejara de mirar fijamente a través de la diminuta ventana de encima de su escritorio. Ella dejó de observar el patio y dirigió sus ojos azules hacía mí.  

- Te ha quedado muy bien - Le dije, señalando su cuadro. Ella lo miró de forma analizadora. Al final acabo haciendo una mueca en la cara y su rostro, normalmente plasmado con una sonrisa que podía iluminarte el día (te lo digo por experiencia propia), pasó a ser una mueca triste. - Es poco tétrico, pero esta chulo. - Dije tratando de animarla. 

- No es por eso, últimamente lo único que puedo pintar o que me sale son cosas tétricas y la sangre predomina. - Me explicó, frustrada consigo misma. 

- La próxima vez cambia de idea - Le dije, tratando de que no se enfadara. Ella simplemente negó con la cabeza aun más frustrada. 

- No lo entiendes - Me dijo ella, recogiendo todo lo que habíamos usado. 

- Explícamelo - Le pedí. 

- Seguirías sin hacerlo. - Replicó ella. Aun habiendo dicho eso ella sabía que no me iba a rendir hasta que no me lo explicara, por lo que soltó un suspiro y comenzó a explicarme - No pintó únicamente porque me guste, pinto para desestresarme, pinto cuando no dejo de pensar en algo, pintó para liberarme de ciertas vi... ciertos pensamientos - El pequeño cambio no me pasó desapercibido. - No controlo lo que pinto, pinto lo que veo en mis vi... quiero decir lo que me sale del corazón y aunque a veces no sepa lo que significa se que pronto le encontrare el significado. -  El segundo cambio tampoco me pasó desapercibido, pero decidí no comentarle nada de eso, supuse que había sido la dislexia que a veces le mezclaba las palabras y frases. Aunque está solamente era escrito, creo. ¿Existiría algún tipo de dislexia que mezclara ambas cosas? Si lo hiciera ¿cómo se llamaría? 

Unos minutos después nos llamaron para cenar. Cuando terminamos la comida cada una se fue a su dormitorio y se durmió. 

Ahí tuve una pesadilla, no una grande sino una pequeña. 

Trataba de una voz oscura, que me llamaba. Gritaba mi nombre. Repetía una y otra vez. ''Evelyn, Evelyn. Falta poco para que nos conozcamos'' . No pude aguantar mucho así, por lo que me desperté al instante. Después me tranquilicé y me volví a dormir. 

Hasta que unas horas después alguien empezó a moverme...

 

Sign in to leave a review.