
Lagunas
“¡Draco lo logré! ¡Lo logré!” el grito eufórico de Ron lo despertó de su sueño. ¿En qué momento empezó a caminar hacia el castillo? Lo último que recordaba era tomar el diario de Karkarov en el bosque y guardarlo en su bolso, ¿qué hacía ahora en los pasillos del colegio? “¡Fui elegido para ser el guardián de Gryffindor!” la emoción brotaba por cada poro de su amigo pelirrojo así que se ordenó a sonreír para no aguar aquella felicidad con su pesimismo.
Sus dudas iban después.
Iban muy atrás de la felicidad de sus seres amados.
Abrazó a Ron “Felicidades, Ron, me alegro mucho” dijo y en verdad está muy orgulloso de su amigo quien había deseado ese puesto desde hace mucho tiempo “Debemos celebrarlo.”
Harry y Hermione lo miraban con sospecha, pero para evitar una de sus constantes explosiones emocionales decidieron callar por esta vez, nadie quería arruinar la felicidad de Ron. Momentos felices eran muy difíciles durante estos tiempos y querían atesorar una gran cantidad de ellos.
Esa misma tarde hubo una pequeña fiesta en la sala común de Gryffindor, Draco tenía una bebida azucarada en sus manos mientras reía -falsamente- como los gemelos cargaban en sus hombros a Ron quien decía que lo bajen a gritos, pero con una sonrisa divertida en su rostro.
“¡Ronnie es guardián, el mejor guardián!” gritaban Fred y George, eran los más excitados por esta situación que cualquier otro ser en aquella habitación “¡Ey, Gred!”
“¿¡Si, Feorge!?”
“¡Ya no debe llamarse el equipo de Quidditch de Gryffindor, sino el equipo de Quidditch de Weasley!” empezaron a reír a carcajadas “¡Hay más Weasley que otros estudiantes!”
“¡Cállense, idiotas!” gritó Angelina Johnson, la nueva capitana, lanzándoles un hechizo punzante a los gemelos quienes ante el dolor se encogieron provocando que Ron cayera de cara al suelo porque el muy tonto ni brazos puso para apaciguar la caída, afortunadamente ahí estaban los gorros tejidos de Hermione junto a muchas lanas que suavizaron el golpe.
Hermione dejó de tejer para empezar a gritarle a los gemelos por casi provocarle a Ron una lesión de gravedad, tanto Fred como George se tensaron y pusieron sus manos como escudo ante una embravecida Mione mientras Ron que ya se había levantado estaba intentado que no mataran a sus hermanos, aunque lo merecieron por sus siempre actos imprudentes y sin pensar. Los otros leones solo reían y animaban a Hermione de seguir con su gran llamada de atención a ese par de problemáticos.
Cerró los ojos intentando alcanzar aquella felicidad, pero era difícil, muy difícil cuando tu pecho se encontraba totalmente frío y su mente inestable.
“¿Un galeón por tu pensamiento?” la voz de Harry lo sacó de sus recuerdos sobre el pasado oscuro y al parecer un futuro muy similar, su novio se encontraba a su lado con un rostro preocupado, aquellos bellos ojos mostraban cada gramo de preocupación que iba aumentando ante su silencio “¿Qué pasa, cariño?” preguntó con una suavidad que caló su corazón, generando grietas ante el hielo que lo había empezado a rodear.
“Solo estoy un poco cansado… últimamente estoy muy cansado” respondió dándole un sorbo a su bebida azucarada, ni siquiera podía decir de qué sabor era debido a que sus sentidos poco a poco también iban apagándose.
Deseaba dormir… para siempre.
“¿Quieres descansar en mi habitación? Podría despertarte para la cena” Harry pasó su pulgar por debajo de sus ojos, acariciando las ojeras que se habían formado ahí rápidamente, el sueño, el estrés y el enojo había hecho estragos en él rápidamente. Un sueño tranquilo era difícil de alcanzar, pero sería extraño rechazar esta oferta y no quería preocupar más a Harry de lo necesario.
“Claro” intentó forzar una sonrisa, pero el ceño fruncido de su novio fue más notorio. Harry soltó un suspiro y se inclinó dándole la espalda, eso solo provocó que Draco alzara una ceja curioso “¿Qué?”
“Sube, te llevo de espaldas a mi cama.”
No pudo evitar volver a preguntar “¿Qué?” luego rio por lo ridículo que seguro se verían él encima de Harry subiendo las escaleras “No seas tonto y levántate.”
“Vamos, a menos que…”
“¿Qué, Potter?”
“¿Asustado, Draco?”
Sabía que era una provocación, pero nadie lo tacharía como una asustadizo así que se subió en las espalda de Harry quien al tener el peso de Draco en la espalda puso sus grandes manos sobre la parte baja de sus muslos, apretándolos más de lo necesario. El rubio con un sonrojo por el toque íntimo susurró “Ni un poco.”
Harry rio divertido y empezó a subir por las escaleras intentando no ser observados por los demás presentes, obviamente no lo logró porque empezaron a reír entre ellos, otros lanzaron besos voladores y al último los gemelos empezaron a imitar sus voces muy mal para empezar a decirse ‘Te amo’.
Unos ridículos.
Estando en la habitación solo pudo preguntar mientras Harry lo dejaba en la cama “¿Saben que estamos juntos? ¿Cómo?” supuestamente lo iban a mantener en secreto, ¿no? Salvo sus amigos cercanos y familia.
“Ellos…” el moreno detuvo sus palabras con un leve sonrojo en sus mejillas bronceadas “Ellos saben que me gustas así que… así que solo les gusta molestarme con eso” se recostó a su lado “Aunque no creo que sepan que estamos saliendo” puso los ojos en blanco “Creen que nunca lograría confesarme.”
“Bueno, yo te besé primero así que…”
Harry le dio un suave golpecito en la nariz con su dedo de forma juguetona “¡Oye! Yo pensaba confesarme en las vacaciones aunque no me hubieras besado.”
Draco sonrió “Te creo” dijo acercándose y dándole un beso en los labios.
Como siempre fue algo mágico aquel beso, su corazón poco a poco empezó a calentarse especialmente cuando Harry lo rodeó por la cintura y obligó al beso ser más profundo, más salvaje. Cada roce de sus cuerpos dejaban un rastro satisfactorio, especialmente cuando el peso del cuerpo del moreno encima suyo provocó un escalofrío de placer que nunca sintió con anterioridad.
Draco no pudo evitar soltar un gemido cuando sus labios se separaron para poder tomar aire, el ambiente se sentía tan íntimo, caliente, excitante.
Los ojos verdes de Harry se encontraban dilatados, más negros que su hermoso verde de costumbre y eso solo provocó que la sangre de Draco corriera más rápido por su cuerpo, que su corazón latiera como el correr de un caballo y la imagen que veía en ellos también lo dejaban sin palabras. Draco podía observar su propia figura reflejada en ellos, tan salvaje, despeinado, sonrojado y con los mismos ojos dilatados.
Volvieron a besarse.
Podía sentir como las manos de Harry iban vagando por su cintura, caderas, muslos, paseando por cada parte de su cuerpo que simplemente lo dejó hacer porque le gustaba mucho, demasiado, nunca se había sentido así antes. El calor era demasiado y solo quería desnudarse para que la brisa fresca acariciaba también su cuerpo o sino explosionaría… sin embargo, Harry se separó de él, su respiración era agitada y mantenía los ojos cerrados, aún así se veía completamente ardiente.
Ese ceño fruncido, esos labios que se habían puesto levemente rojizos y húmedos, sus hombros moviéndose tensamente ante cada respiración que daba… mierda, ¿cuándo Harry dejó sus rasgos infantiles y empezó a volverse en este hombre tan caliente?
“Joder” susurró Harry dando una bocanada de aire, dejando de estar encima suyo aún con los ojos cerrados y sentándose en la orilla de la cama, a unos centímetros lejos de él “Joder, eso fue peligroso.”
“¿Peligroso?” no pudo evitar preguntar, ¿por qué decía eso?
Al fin Harry volvió a verlo y podía sentir que lo comía con la mirada, que era completamente devorado ante aquellas preciosas esmeraldas “Si, peligroso porque un poco más y no iba a poder detenerme” soltó un suspiro mientras su mano acariciaba la mejilla de Draco “Me vuelves loco, cariño” dijo cubriéndose el regazo con una almohada disimuladamente sin mucho éxito.
Draco no pudo evitar bajar la mirada curioso, para luego sentir las mejillas calientes al entender de qué estaba hablando su novio.
Harry tenía una notoria erección.
“Oh… yo… yo…” ¿Qué se debía decir en estos momentos? No lo sabía, nunca había tenido una conversación igual antes y se sentía tan avergonzado por haber provocado eso en su novio y empezaba a tener curiosidad porque aún cuando lo intentara cubrir este seguía siendo notorio. ¿Qué tan grande era? Podía suponer que era más grande que el suyo, pero cuánto sería la diferencia. Se reprendió mentalmente luego de pensar eso y físicamente enterró su rostro en la almohada extra de la cama.
Estaba tan apenado por sus pensamientos que no quería ver al rostro a su Harry.
El sonrojado Gryffindor rió avergonzadamente “Ve a dormir, Draco, necesitas descansar” dijo levantándose de la cama, aún queriendo cubrirse.
“¿No te vas a quedar conmigo?” no pudo evitar preguntar para luego sentirse tímido por lo sucedido hace unos minutos atrás.
“Si, me uniré a ti en poco tiempo…” el sonrojo se fue intensificando “... solo necesito ir al baño por unos minutos, luego estaré contigo para dormir” con su mano libre tomó la frazada que estaba debajo de Draco “Levántate para que puedas taparte, será más cálido.”
El rubio solo hizo un mohín, no quería levantarse estaba cómodo y todavía un poco avergonzado así que quería seguir con su rostro enterrado en la almohada “No quiero.”
Escuchó un ruido que era entre una risa y un suspiro “Desde cuando mi novio se volvió tan mimado, ¿eh?”
“¿Te molesta?” no pudo evitar preguntar con inseguridad… ¿Tal vez estaba cansando a Harry con todo esto? ¿Con sus cambios de humor? ¿Con su enojo constante?
Lo escuchó caminar por la habitación y abrir la puerta de un armario para después acercarse de nuevo a él y cubrirlo con una frazada nueva “Para nada” dijo dándole un beso en la frente cuando Draco dejó de esconder su rostro en la almohada y al haber sido arropado debajo de las mantas nuevas “Ahora descansa, lo necesitas, tonto” cuando escuchó la puerta del baño ser cerrado no pudo evitar soltar una risa… estar con Harry simplemente provocaba una paz en él que nadie podía lograr.
Lo amo tanto.
No sabe en qué momento se quedó completamente dormido, pero al despertarse se percató de que Harry estaba recostado a su lado, aquel rostro estaba justo al lado suyo y le encantó de como disfrutaba estar así con él, envuelto en sus brazos e inundándose de su aroma único que siempre tenía un solo significado: ‘Hogar’.
Sacó un brazo de aquel abrazo poderoso y acarició los mechones rebeldes de su novio, intentando peinarlos, pero sin éxito alguno provocando una risa en Draco porque estos pequeños momentos eran llenos de paz y tranquilidad. Le hacían olvidar de todos los problemas que envolvían su mundo.
Cerró los ojos para disfrutar un poco más de esta felicidad porque sabía que cuando saliera de esta habitación las voces en su cabeza regresarían… así que solo quería un poco más de Harry antes de volver a perderse.
Solo un poco más, solo un poco más.
Sería egoísta esta vez, aunque sea por unos breves momentos. Solo egoísta una vez más… no pudo evitar recordar lo egoísta que siempre fue cuando era ‘Verde’ y eso lo volvió a llenar de ira hacia sí mismo.
El golpe de un libro contra la mesa quitó la niebla de su vista “¿Entiendes lo que te estoy diciendo?” la voz de Moody volvió a traerlo a la realidad, parpadeó rápidamente porque esto se estaba volviendo cada vez más preocupante. Había reconocido que estaba empezando a tener lagunas mentales ya que no recordaba que había estado haciendo antes de reunirse con Moody, ni siquiera podría adivinar que hizo cuando se levantó de la cama de Harry “¿Kamikase?”
Asintió con lentitud, sin embargo, su respuesta solo provocó que Moody frunciera más el ceño, aunque no podía confirmar si era preocupación o molestia ante alguien que parecía no prestarle atención.
“Draco” su nombre sonó como de advertencia “¿Qué es lo que te pasa? Pareces perdido” dijo dejando aquel mapa en el escritorio, rápidamente le dio una revisada para poder tener al menos algo en la cabeza y no enojar a Moody.
“Solo estoy un poco estresado al no tener idea de lo que pueda estar haciendo el doctor” respondió intentando abarcar otro de sus problemas “Eso consume toda mi cabeza.”
El otro suspiro para desplomarse en la silla detrás suya “Lo que he ido aprendiendo en todos mis años como auror es de que no podemos abarcar todo desde el comienzo, sé que habrá casos que serán difíciles no querer resolver de forma inmediata así que debemos ser pacientes. Lo único que te puedo decir es que hemos desplegados a varios de la Orden para que mantengan vigilancia a mortífagos que fueron liberados o nunca ingresaron a Azkaban, no han encontrado nada, por eso es importante los Avery porque es la única mansión que no se ha podido ingresar por las protecciones, así que si esta contiene algo oculto debemos saberlo.”
“Entiendo” respondió porque tenía razón, los Avery podían ser su solución.
“Ahora repetiré las instrucciones y pon atención Kamikaze” en el mapa pasó su varita señalando cada zona “La mansión Avery tiene un gran bosque de 7 hectáreas que lo rodea, es amplio porque lo utilizan para la caza de criaturas como te había mencionado antes” habló dibujando en un pergamino una escala del bosque mencionado colocando en el medio la mansión “He estado averiguando entre algunos aurores de que ahí hay: …”
“Cómo va toda la planificación, ¿eh?” la voz de Dumbledore quien subía las escaleras hacia el despacho los detuvo y Moody frunció el ceño ante la interrupción nada apreciada.
“Dijiste que nos ibas a dejar en paz, Albus” gruñó Alastor Moody mientras el otro hombre mayor se inclinaba a observar el plano hecho por este sobre la mansión y las diferentes criaturas que habitaban en aquel bosque, rápidamente Draco grabó los nombres y cuando la discusión entre los dos empezó, decidió retirarse ante la señal de su mentor de que se vaya de una buena vez porque no quería que escuchara esta pelea que al parecer empezó ser más recurrente.
Era muy noche así que estaba agradecido de que hubiera sido elegido como prefecto o sino sería castigado por simplemente estar fuera de la cama en toque de queda. Mientras caminaba por los semi-desiertos pasillos solo podía pensar que su misión por estas semanas era buscar las distintas formas de neutralizar a criaturas mágicas y poder llegar a la mansión.
Iba a pasar mucho tiempo en la biblioteca y solo hubiera deseado tener a Hagrid cerca… Lo bueno es que Charlie al ser alguien que estudió sobre criaturas mágicas podría también ayudarlo así que tenía planeado escribirle con más frecuencia y con lo rápido que era Aquil… su respiración se entrecortó.
Verdad, Aquiles está muerto.
Se detuvo en medio del pasillo intentando controlar sus ganas de llorar. Lo extrañaba tanto, extrañaba a todos. Partes de él se iban rompiendo con cada ser que amaba y se iba de su lado.
La vida era injusta.
Nada valía la pena, no ahora… tal vez nunca.
“¡No puedo creer que le hayas dado la capitanía a Lesath Malfoy!” fue empujado a una pared por Blaise y Nott quienes estaban muy furiosos “¡Además de renunciar al puesto de cazador! ¡Aunque no me agrades eras nuestra única salvación para ganar!”
“¿¡Es que la confianza que Marcus puso sobre ti no te importa!?” gritaron molestos, demasiado “¡Tan poca lealtad le tenías a tu capitán!” el ‘tú’ fue recalcado con mucho énfasis.
Frunció el ceño “¿De qué están hablando?” dijo confundido porque no entendía nada de lo que estaban diciendo. ¿Renunciar? “Yo no le di nada a Lesath, prefiero quitarle todo que regalarle algo.”
“¡Es lo que acabas de hacer hace menos de cinco minutos!” siguió gritando Nott agarrándose de sus cabellos de forma desesperada y jalandola “¡Blaise dile algo!” gruñó alejándose unos pasos de los dos como queriendo darles privacidad.
Está confundido, en serio no comprendía nada de lo que estaban diciendo. Miró alrededor del pasillo sorprendiéndose de que estaba en las mazmorras a unos pasos de su habitación compartida, ¿en qué momento llegó a su sala común? Blaise pareció notar su confusión así que preguntó: “¿Qué te sucede? ¿No recuerdas qué le dijiste a Lesath ‘Que si quieres tanto ese jodido puesto, ahí lo tienes y deja de joderme’? ¿Nada?” aquellos ojos negros brillaron de preocupación.
¿Cuándo dijo eso? “No me acuerdo, Blaise” estaba siendo sincero, su cabeza estaba en blanco y no le importó de que en estos momentos había estado teniendo fricciones con su antiguo amigo serpiente, solo quería saber que le estaba pasando a su cabeza. No era la primera vez que sentía que algo le faltaba en sus recuerdos.
Las lagunas iban en aumento.
La mano morena se posó en su frente “No tienes fiebre, ni veo alguna herida o algo peor ¿qué es lo último que recuerdas?”
“Estaba haciendo guardia en la noche como deberes de prefecto” respondió sin querer recalcar que su último recuerdo era salir de su reunión con Moody.
“¿El fin de semana?” asintió ante la pregunta, pero que lo señalara fue extraño “Draco…” su voz estaba llena de preocupación igual que sus facciones “... eso fue hace cuatro días” aquellas palabras retumbaron en su cabeza.
“¿Cuatro días?” Draco dijo en shock “Estás bromeando, ¿verdad?” su voz tembló porque debía ser una broma, una jodida broma de Blaise quien había demostrado su antagonismo a su persona en este nuevo año escolar “No me jodas” gruñó intentando ir a la habitación.
No le creía, él quería jugar con su mente, quería burlarse.
Sí, debía ser eso.
“Draco, espera, necesitamos decirle a alguien. Estás mal, podría ser que te obliviaran o no sé, pero debemos…” el moreno intentó detenerlo, pero Draco estaba agotado de sus estúpidas bromas, así que ahora era su turno de inmovilizarlo en la pared, golpeándolo con fuerza y sorprendiéndolo porque Blaise no esperó el golpe.
“Déjame en paz” le siseó provocando nerviosismo o miedo en el moreno, no lo sabía, tampoco le importaba “Ni te atrevas a distribuir tu ridícula broma a los demás” ante los pasos rápidos de Nott que se acercaba lo soltó “Te lo advierto Zabini, mantente callado a menos que quieras conocerme de verdad.”
Se fue dejando a Blaise siendo consolado por Nott.
Al llegar a su habitación solo agarró su cabeza entre sus manos… era una broma, todavía debía ser fin de semana, no pudo haber perdido cuatro días completos de recuerdo, ¿verdad? ¿¡Verdad!? Miró su reflejo en el espejo y físicamente no parecía diferente, estaba arreglado como siempre, pero el cansancio interno era mucho. Un peso estaba sumándose a sus hombros que lo está agotando.
¿Qué le estaba pasando?
Frunció el ceño al ver en su hombro colgando su bolso… él no lo tenía puesto cuando fue a ver a Moody. Sacó los pergaminos que estaban dentro para leer el contenido.
“No. No. No” dijo arrodillándose en el suelo, todos estaban escritos con clases que no recordaba haber llevado, hasta con fechas de días que todavía no habían pasado “¿Qué pasa? ¿Qué me está pasando?” dijo tomando su cabeza entre sus manos y presionando con fuerza, con las uñas clavándose en su cuero cabelludo.
Sangrando.
¿Por qué le estaba pasando esto? ¿Por qué no podía recordar?
Escuchó la puerta abrirse y de cómo Blaise lo obligó a soltarse, a dejar de lastimarse “¿Qué pasa? ¿Qué sucede, Draco?” susurró mientras lo abrazaba. No entendía porque ahora se comportaba de forma tan amigable cuando antes lo trató tan mal.
“Nada, solo vete, quiero estar solo” dijo entre lágrimas, pero su cuerpo no reaccionó a sus propias palabras porque se abrazó a Blaise “Quiero estar solo.”
El moreno lo arrulló en sus brazos, acariciando sus cabellos y cantándole una canción de cuna que nunca antes había escuchado, pero su voz entonando aquellas notas francesas fue tranquilizante, poco a poco se sintió más calmado, más relajado. Más seguro y estable en el remolino que se había transformado su cabeza.
“Todo estará bien” susurró sobre su cabeza rubia Blaise, sin dejar de abrazarlo “Vamos a solucionarlo, ¿ok?”
“No quiero que nadie más lo sepa” susurró sobre su cuello “No quiero preocuparlos más, no quiero ser una carga.”
Nott que había estado en silencio todo ese momento y recostado en la puerta, decidió interrumpir “¿Una carga? ¿Es en serio?” le dijo mientras pasaba una pañuelo sobre las heridas que Draco mismo se provocó en la cabeza “No serás una carga para ellos. Nunca.”
“Por favor, por favor.”
Al fin pudo quedarse dormido cuando los dos asintieron a su petición, su ruego… Tal vez está cometiendo un error en confiar en aquellos dos, pero Blaise por dos años fue alguien que quiso mucho, así que esperaba que por esa amistad él pudiera mantener su palabra, mantener la lengua quieta.
Un suave toque en su cabello junto a un murmullo lo despertó, esto se estaba volviendo muy repetitivo y más preocupante, el no poder percibir ningún aroma solo le dio indicación de una persona “Thuban” dijo en un susurro sintiéndose tan amado con cada caricia.
“Hola, hermanito” respondió sin dejar de acariciarlo “¿Cómo estás?”
El silencio los envolvió, no sabía si debía decirle o no a su hermano mayor sobre estas lagunas en su memoria. Su cerebro empezó a relacionar que él y Thuban tienen una condición similar… tal vez debería saber algo sobre lo que le estaba pasando, ¿verdad? Podría recibir ayuda “Yo …” se quedó callado al ver la mueca de dolor en el mayor quien hasta soltó un jadeo. Draco rápidamente se levantó y lo ayudó con un masaje en el hombro de su hermano para calmarlo.
Había visto muchas veces hacer eso a Gilderoy, supuestamente ayudaba ante los calambres de Thuban, esperaba estar lográndolo porque le dolía en el alma ver aquellos ojos llenándose de lágrimas por un dolor que nunca iba a detenerse completamente, en cambio iba a seguir aumentando.
“Gracias, hermanito” dijo con un rostro más calmado, pero con la respiración todavía agitada por el dolor “Ahora… qué me estabas diciendo.”
Draco pasó su mano por la mejilla derecha de Thuban, secando una lágrima que se desplazaba por esta. Le dolía en el alma el sufrimiento de Thuban, como le gustaría poder obtener todo ese dolor para que al fin su hermano sea libre… pero eso era imposible, y solo vería como se iba intensificando aquella agonía.
“Yo… te amo tanto, Thuban” dijo ahora con lágrimas porque la impotencia de no poder hacer nada “Tanto, hermano” terminó diciendo con mucho pesar. Abrazó a Thuban lo suficientemente fuerte como para evitarle más daño, pero intentando transmitir su amor.
“Yo también te amo, Draco. Eres la persona que más amo en el mundo” respondió Thuban devolviéndole el abrazo. El calor corporal de Thuban siempre fue calmante y deseaba que esto fuera eterno. Amaba tanto a su familia, a su hermano.
Se quedaron abrazando por largos minutos hasta que de nuevo Thuban tuvo un espasmo muscular que lo hizo soltar y sacar un jadeo de sus labios. Draco volvió a masajear , esta vez su pierna.
Como odia al doctor por hacerle esto a una alma tan pura como Thuban, que solo merecía amor y cariño, que el dolor al fin acabara.
Luego de un masaje más duradero, el mayor dijo con voz más calmada y divertida “No creas que esto evitará que me digas lo que te sucede, ¿eh?” se recostó en la cama, en la cama de los estudiantes de sexto año.
Draco se arrodilló frente a él, y cerró los ojos. Sabía que no podía salir de esta sin contar algo para calmar la preocupación de su hermano mayor. No pudo evitar soltar un suspiro cansado “Tengo una misión con Moody” soltó toda la verdad sobre la misión y la indignación en Thuban fue mucha, estaba reprendiendo el horrible actuar de los mayores y su poco cuidado con ellos, los jóvenes que ni siquiera llegaban a la edad adulta.
“¡Pero seguro fue el tonto de Dumbledore en ordenar esto! ¿¡Por qué haces lo que te dicen!?” se quejaba Thuban arduamente para al final fulminarlo con la mirada.
“Debemos detener al doctor” fue la única respuesta que Draco pudo decir porque era verdad, aquello era la misión principal para él, la más importante “No podemos dejarlo caminando libre, nadie fuera de esa Orden cree de su existencia. Y para nuestra desgracia el líder de aquella orden es Albus Dumbledore.”
Thuban se quedó en silencio procesando sus palabras para después soltar un bufido nada agradable, ni bonito, pero aceptando sus palabras, él también quería que el doctor fuera eliminado de la faz de la tierra.
Se quedaron en silencio, pero no sin que Thuban tuviera a Draco en sus brazos, acunando y sin soltarlo. Al rubio pareció no importarle porque le encantaba estar siendo apachurrado por su hermano, así que se dejó hacer.
Cuando ya marcaba la hora para la cena poco a poco el fuerte abrazo de Thuban se iba deshaciendo “Iré contigo”
“¿Qué? ¿A dónde?” Draco estaba en realidad muy perdido.
“A tu misión” el rostro decidido de Thuban le hizo entender que no iba a poder rechazar aquella orden de su hermano “Quieras o no.”
Una jaqueca empezó a formarse con fuerza en la cabeza de Draco, pero tuvo que asentir generando una sonrisa satisfecha en Thuban que empezaba a pedir detalles específicos de lo que iban hacer en la primera misión que harían en conjunto, al menos uno de los dos estaba emocionado.
“¡Es un geranio colmilludo!” el gritó de la profesora Sprout lo sacó de su ensimismamiento, frente suyo podía notar como Umbridge daba alaridos de dolor mientras alejaba su mano de los dientes de aquella flor roja sin éxito.
Todo estaba hecho un caos porque los Hufflepuff estaban aterrados ante la sangre que se iba drenando de la mano de Umbridge, mientras los Slytherin solo tenían un rostro en blanco “¿Qué hace la cara de sapo aquí?” ¿No estaba grave por lo que le hizo en su fecha de castigo hace… no sabe cuánto tiempo? ¿No debería estar internada en San Mungo o en la enfermería? Sin embargo, estaba en el medio del invernadero 5 haciendo un desastre de la explicación de los geranios que le estaba mordiendo con fuerza sus dedos, casi arrancándose los.
“¡Oh, eres tú!” fue la respuesta de Blaise quien ahora lo miraba directamente, codeó a Nott quien se encontraba bostezando ante el show que se formaba frente de los estudiantes “Theo, Draco está de nuevo con nosotros.”
Los ojos aburridos de Nott lo miraron “¿Cómo lo sabes? A mí me parece igual” siseó empezando a guardar su libro en su mochila porque era obvio que no iba haber clases de Herbología ese día “Además, de que no me importa.”
Blaise rodeó los ojos ante la actitud de la otra serpiente, pero luego se dedicó a Draco “Umbridge ha sido nombrada como Suma Inquisidora”
Frunció el ceño confundido “¿Qué es eso?”
“Un puesto inventado por el Ministerio para controlar a Dumbledore. Nada nuevo” contestó Nott poniéndose de pie ante la orden de la profesora Sprout de que la clase se suspendía mientras Umbridge le gritaba improperios por las lesiones sufridas por la flor “Una de sus funciones es inspeccionar a los profesores y saber si son aptos para la enseñanza… no creo que le vaya a dar una nota aprobatoria a Sprout.”
Blaise lo ayudó a guardar los objetos de Draco de forma rápida “Lo bueno es que ya no tendremos que tocar la tierra nunca más, no me gusta ensuciar mis uñas.”
Salieron del invernadero rápidamente “No seas tonto Blaise, se podría ir Sprout, pero igual tendríamos que llevar la materia con otro profesor. Como va a pasar con Trelawney lo más seguro.”
“Pero todavía no ha realizado su inspección en su clase, ¿verdad?” Siguió la conversación Blaise.
“¿Crees que esa loca aprobará su asignatura? Tienes mucha fe en ella, ¿eh?” el moreno terminó alzando los hombros, tajando el tema de una buena vez.
Draco los siguió a pasos temblorosos, sus piernas se sentían cansadas, como si no hubiera caminado en varios días y se sintieran débiles… en realidad todo el cuerpo lo sentía extraño, que no era completamente suyo “Dijiste que te parezco igual, ¿a qué te refieres?” le dijo directamente a Nott quien se detuvo para voltearlo a ver con curiosidad, con un ademán de mano mandó a los demás alumnos de su año, salvo Blaise, que siguieran su camino “¿Cuando estoy fuera de sí como actúo?”
Nott se recostó en una columna “Actúas como normalmente lo haces o al menos lo hacías.”
“¿Hacía?”
“Con una sonrisa pequeña, amistoso y alegre con tus amigos. Antes de lo sucedido al final de nuestro cuarto año” eso lo tensó por recordar ese horrible día y sus consecuencias “Como si nunca hubiera sucedido aquel desastroso final en el Torneo.”
“Aunque nadie se ha percatado porque creen que estás intentando superar lo sucedido” siguió Blaise intentando calmarlo porque Draco empezó a tener inicios de un ataque de pánico.
“Solo que eres muy cariñoso, creo que no hay nadie en el colegio que no sepa que tú y Potter están juntos” dijo Nott separándose de la columna y acercándose a él, acariciando su espalda para ayudarlo a respirar.
Fue un gesto amable que lo pasó de largo porque no comprendió sus palabras.
“¿Cariñoso? ¿Qué… qué hice?” preguntó con la respiración entrecortada, pero tener un tema de conversación diferente provocaba que se fuera calmando.
Blaise se sonrojó y eso le preocupó más porque lo que sea que haya hecho debía ser muy malo para provocar esa reacción nada normal en el moreno “Para resumirlo… pareces un perro que no ha visto a su dueño en años.”
“¿Qué?”
“Te le friegas mucho, hasta aposté con Blaise de que un día lo ibas a lamer.”
“¡¿Lo lamí?!”
Blaise negó rápidamente “¡No! Solo lo apostamos, pero no ha sucedido… aunque creo que si sucediera ya no tendríamos a Potter en el colegio ni en esta vida porque el profesor Snape y Lockhart parecen listos para matarlo, sin importar de que eres tú quien se le restriega.”
Cubrió su rostro avergonzado, sentía sus mejillas tan rojas que quemaban sus manos. ¿Qué le estaba pasando? ¿Quién tomaba la posesión de su cuerpo cuando estaba fuera de sí? ¿Quién era el maldito bastardo que estaba siendo cariñoso con su novio? ¿Podía sentirse celoso si era su propio cuerpo? Esto lo confundía tanto.
¿Acaso es su lobo?
Lo sintió aullar dentro suyo, muy inquieto, molesto arañando cada parte de su ser para salir.
Mierda.
“Draco deberíamos decirle de esto a tus tutores, no es normal que … en realidad no sé lo que te pasa” comentó Blaise luego de un largo minuto en silencio.
También quería decirles, pero actualmente todos estaban ocupado, sus padres con la Orden mientras sus amigos intentando superar las traumas de aquel día, del ataque en el Lago Negro y en el cementerio; su hermano también tenía sus propios problemas con los dolores musculares que iban aumentando. No podía cargarlos más con sus propios problemas, él mismo debía intentar buscar una solución “¿Por qué te importa? Después de todo ya no somos amigos” siseó a Blaise quien por un segundo la culpa se grabó en sus facciones “Así que mejor quédense en silencio, esto no es de su incumbencia.”
Empezó a caminar lejos de ellos, dando pasos fuertes.
No quería escuchar más a Blaise, ni a Nott, ni a nadie más.
Él solo solucionaría su problema.
¡No necesitaba a nadie!
Levantó la mirada ante unos pasos acercándose a donde estaba caminando, el eco de los pasos fueron tan fuertes que lo despertó por el vacío lugar, por los pasillos de Hogwarts que eran iluminados levemente por la luna.
Mierda, era de noche y estaba fuera de la cama.
Por un momento pensó en esconderse, pero al siguiente segundo recordó que era prefecto y los beneficios que tenía con el puesto.
El rostro amistoso de Cho Chang fue que lo saludó a la vuelta de la esquina “Draco, que agradable verte” la sonrisa amable de la joven asiática fue un soplo de aire fresco ante su mente brumosa. Le sorprendía que ahora le agradara la bella joven siendo que antes, el año escolar pasado, había estado celoso de ella ante su cercanía con Harry… se sentía culpable de no haber hablado con ella desde que comenzó este nuevo año escolar, pero con lo que le sucedía podía tener una excusa muy plausible. Su mirada se dirigió al dije rosado colgado en un bello collar. Chang lo tomó suavemente “Cuando me pongo nerviosa la tomo en mis manos, me hace sentir de que Cédric está cerca” aquellos ojos negros ónix lo inspeccionaron, buscando algo en él “¿El tuyo?”
Draco metió su mano en el bolsillo de su túnica y saco el dije amarillo para mostrárselo a la Ravenclaw, sin querer sacó también el anillo de promesa dado por Harry, pero los dos decidieron obviarlo “Para mi es mejor tenerlo en el bolsillo, es fácil tenerlo siempre a mano cuando camino” estaba agradecido de aún tenerlo en su túnica, le sorprendía que su lobo decidiera cargarlo.
La sonrisa de Cho fue un poco forzada ya que las lágrimas iban acumulándose en sus ojos “Lo extraño mucho, ¿sabes?” susurró “Hay días que pienso que recibiré una carta de él o que nos encontraremos en la ventana frente al lago negro como lo hacíamos antes” la joven se recostó en la pared de piedra “A veces creo que estoy viviendo en una pesadilla y que cuando me levante seguiré creando planes a futuro con Cédric” lloró “No he podido dormir correctamente en meses… Recuerdo una y otra vez como el cuerpo de mi Cédric cayó al suelo. Cómo lo perdimos por unos malditos que están libres haciendo sufrir a los demás, por un bastardo que nadie cree que ha regresado.”
Draco sintió también las lágrimas “También lo extraño, no creo que nunca pueda dejar de extrañarlo o pensar en él.”
Cho asintió cansada “Pareces llevarlo bien” soltó un suspiro mirando por la ventana “Supongo que eso es debido a que tienes a personas a tu lado, yo no puedo hablar con mis amigas sin que me pidan que no diga más, creyendo que miento sobre el regreso de Voldemort” a Draco le sorprendió de que dijera su nombre, pero debía suponer que era por el odio que le sentía. Cho ya no le temía a Voldemort, sino que lo odiaba con todo su ser.
“Eres mi amiga, puedo escuchar todo lo que tengas que decir.”
Los dos se sentaron por horas en el frío suelo de piedra, Draco la escuchó hablar sobre cómo su relación con Cédric fue cambiando de una amical a romántica, además de que le brindó un hombro amigo para que llorara ante el dolor de los recuerdos. Era agridulce la situación porque reían ante algunas anécdotas sobre su dulce, valiente y burlón amigo, pero luego de reír se ponían a llorar al extrañarlo.
Entre risas y con lágrimas de nostalgia en los ojos Cho “Y siempre estaba alerta cuando Harry estaba cerca, siempre se estremecía cada vez que hablaba sobre lo posesivo que es contigo” dijo con una pequeña sonrisa recordando esa conversación la joven “Aunque él estaba seguro de que se harían pareja al terminar ese año escolar” soltó una carcajada “Hasta hicimos una apuesta.”
“¿Una apuesta?” dijo entre risas, lo creía capaz.
“Así que dime, ¿quién ganó? Él quien apostó a finales de tu cuarto año o yo quien dijo que comenzarían a salir a partir de su quinto año” la expectación se grababa en su rostro con todavía las lágrimas húmedas en sus mejillas.
Miró el techo pensativo “Oficialmente en estas vacaciones, pero nos besamos a…” recordó lo feliz y completo que se sentía ante el primer beso que se dieron, aún se sentía bien cada vez que besaba a Harry, pero lo que los rodeaba, las situaciones eran distintas, pesadas, tristes y llenas de ira “... a finales del cuarto año” como podía cambiar la vida en tan solo unas horas.
“Entonces técnicamente gané yo, ¿eh?” susurró la joven con una pequeña sonrisa, los dos guardaron silencio sin saber qué más decir, solo se percataron que deberían retirarse a sus respectivas casas cuando la leve luz del sol empezaba a alumbrar el castillo “Nos vemos luego, Draco, fue agradable hablar contigo.”
“Igual” terminó diciendo mientras la joven se iba desapareciendo en una esquina. Cerró los ojos intentando mantener solo buenos recuerdos de Cédric, sin embargo, su garganta se encontraba cerrada con algo que quería salir. Tomó aire y también decidió ir a su habitación para dormir al menos una hora.
Al solo abrir la puerta de su habitación Blaise se sentó en su cama “Te has tardado mucho, ¿no?” eso le hizo confundir, ¿lo estaba esperando? “Solo te queda una hora para dormir” se levantó de la cama y lo empujó al baño en donde Draco encontró su pijama “Cámbiate rápido para que puedas dormir un poco más” cerró la puerta dejándolo sorprendido.
Con una pequeña sonrisa tomó su pijama.
Tal vez estaba volviendo a retomar su amistad con el moreno.
En el desayuno le quitaron de sus manos su querido té de manzana para reemplazarlo por un café muy negro “¿Eh?” dijo mientras Blaise lo obligaba a tomar el brebaje.
“Estás a un segundo de desmayarte por el cansancio, toma el café para que te despiertes” sentenció sin querer una réplica Blaise por lo que tomó sin cuestionar nada. Estaba horrible, el gran trago que dio fue agrio, pero su utilidad fue hecha, el sabor amargo despertó todos sus sentidos.
“Ja, seguro extraña su cariño mañanero” Nott mencionó mientras miraba detrás de la cabeza de Draco, quien inmediatamente volteó y se sorprendió de ver a Harry acercándose con una pequeña sonrisa “Tan necesitado., a veces no sé quién es el perro.”
“Harry” dijo como saludo, pareciera que hace tiempo no lo veía y se sintió tan bien cuando la mano del Gryffindor se posó en su mejilla, el calor corporal de su novio se sintió tranquilizante. Harry siempre se sentía tranquilizante.
La pequeña sonrisa de Harry provocó que su corazón latiera rápidamente, lo amaba tanto “Me alegra verte mejor” dijo antes de que la loca de Umbridge ordenara desde la mesa de profesores de que cada alumno debía estar en su mesa, para al siguiente segundo sonrojarse ante lo que sea que Gilderoy haya dicho “Luego seguimos hablando cariño” Draco se sonrojó provocando que la sonrisa de Harry se hiciera más grande “Te extrañé, Draco” eso lo sorprendió. ¿Acaso Harry también se había dado cuenta que no era él sino su lobo? Era su lobo, ¿verdad? Esperaba que no lo estuvieran poseyendo como a Ginny hace tantos años.
En la tarde, durante la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras estuvo aburrido mientras escuchaba la perorata de Umbridge, para ser sincero ahora se preguntaba cómo pudo salirse del inevitable arresto cuando la atacó. ¿Era posible eso?
La profesora cara de sapo les dio la espalda para escribir en la pizarra pura teoría que ya tenían en su libro cuando una bola de papel golpeó la cabeza de Nott quien se quejó como si le hubieran golpeado con una Bludger.
Exagerado.
“¡Ay!” dijo Nott tomando la bola de papel para quemarlo, por su parte Draco, quien buscó con la mirada al responsable del papel, se sorprendió de saber que era de Harry así que se lo arrebató de la mano de la otra serpiente para que no la botara, entregará, quemara o lo que quisiera hacer.
“¿Pasa algo joven Nott?” preguntó Umbridge acercándose con el entrecejo fruncido ante la interrupción.
Theodore Nott solo le lanzó una mirada fulminante a Draco quien le mostró un rostro suplicante para que no dijera nada, no sabía si iba a funcionar, pero no perdía nada intentarlo. La otra serpiente soltó un suspiro cansado “Es solo mi muñeca, profesora Umbridge, en el entrenamiento de Quidditch me lastimé un poco y al escribir me provocó un dolor punzante” respondió entre dientes Nott.
“Debe ir con la enfermera” Umbridge no le creyó a Nott, pero sabía que no sacaría nada más de una serpiente.
“Ya fui, ahora estoy en descanso” a Draco le sorprendió saber que Nott estaba en el equipo de Quidditch, pero tal vez era lo mejor.
La clase continuó y cuando quiso agradecerle a la serpiente sobre no revelar nada, este de manera tajante le susurró que no quería hablar más.
No pudo evitar sonreír ante el dibujo de él y Harry montados en un dragón que escupía fuego y movía sus alas por aquella hoja. Una pequeña nota estaba escrita abajo: ‘Necesitamos hablar luego de la cena’.
Después de su clase de Defensa tenía que ir a Historia de la Magia y estuvo intranquilo en toda la clase porque no sabía que iba a decirle, especialmente cuando Nott por casualidad leyó la nota y lanzó un silbido “Eso es lo que se dice cuando alguien quiere terminar la relación.”
“¿Qué?” preguntó asustado en susurro para que Bins no los pescara hablando “Él no va a terminar con…” aunque, tal vez ya había cansado a Harry con todos sus problemas. No debía ser agradable estar con alguien tan roto.
¿Pero si fuera así no hubiera sido distante con él en la mañana? ¿O porque le hubiera hecho un dibujo tan lindo en su carta de ruptura? Dolía mucho… tenía miedo de no poder tener a Harry quien seguro está siendo amable para no romper completamente su corazón ante la futura ruptura, queriendo ser amable, considerado.
La mano de Blaise en su hombro solo le hizo romper fuentes. Las lágrimas volvieron a salir sin control “Draco”
Siempre arruinaba todo. Nunca podía hacer que alguien permaneciera a su lado tanto tiempo. Nunca era lo suficiente.
“Draco”
“¡Joven Malfoy!” el grito de Binns no detuvo la huida de Draco del salón, sentía que se ahogaba ahí encerrado, que las paredes se iban acercando y presionando sus pulmones.
¿Qué tan mal novio fue? Ni siquiera duraron medio año y ya lo había arruinado.
Siempre arruinaba todo lo bueno que le pasaba. ¿Qué seguía después? Que sus padres, hermanos, Ron y Hermione empiecen a alejarse de su lado. No quería, no quería perder a su manada otra vez. Aunque ese era el camino más seguro porque empezaba a ser una carga, y en el mundo siempre se dejaba atrás a las cargas…
Escuchó unos pasos rápidos acercarse y se sorprendió de que sea Blaise quien llegaba arrastrado a Nott que cargaba el bolso del rubio que olvidó en la clase “Maldición Draco, no debiste correr así” Blaise dijo para luego darle un golpe en la cabeza a Nott quien gruñó molesto “Y tú no debiste decir algo tan cruel y ridículo.”
“Solo fue una broma Malfoy. Que Potter piense en dejarte es una idea ridícula, hasta sería más creíble que tu lo dejes” Nott le entregó su bolso a Draco estaba seguro que nunca haría eso “¿Por qué estás con él? No me malentiendas, pero… es Potter, y entre él y Hélio hay una gran diferencia.”
Draco no pudo evitar parpadear sorprendido. ¿Cómo sabía sobre el enamoramiento de Hélio Parkinson tuvo con él?
“No lo molestes Theo” siseó Blaise al castaño quien rodó los ojos “Draco, ¿cómo estás?”
El rubio soltó un suspiro porque en realidad quería calmar su respiración “Estoy bien, no se preocupen.”
“Si debemos preocuparnos porque el profesor Binns nos castigó este fin de semana” dijo entre dientes Nott cruzándose de brazos “Es la primera vez que ese profesor castiga a alguien y es porque nos escapamos de clase”
Blaise rió suavemente “Fue un poco gracioso escucharlo gritar ‘castigo’, tal vez es lo mejor que pasó en su clase desde hace décadas” la sonrisa en realidad no llegaba a sus ojos del moreno, pero lo intentaba.
“Entonces supongo que no debemos regresar, ¿verdad? Después de todo ya estamos castigados” Draco empezó a caminar lejos de aquel pasillo, y para su sorpresa los otros dos Slytherin empezaron a seguirlo, uno con más desgano que otro, pero caminando detrás suyo “¿Por qué me siguen?”
“¡No te estamos siguiendo!” gritó un avergonzado Nott, no pudo evitar reír por su reacción, no recordaba que molestar al castaño fuera tan divertido.
“Cállate Theo” Nott gruñó molesto ante la reprimenda de Blaise “Y tú déjate de reír Draco, solo agravias más la situación” Draco rió más fuerte provocando que sea empujado por Nott quien de seguro si estuvieran solos lo estaría estrangulando “Estoy con puros niños” dijo con pesar Blaise sobándose la frente con verdadero cansancio, las dos serpientes estaban cansadas, demasiados.
Se preguntaba Draco si aquello era su culpa.
Un silencio tenso los rodeó. Ninguno sabía qué más decir después de eso, Draco era lo suficientemente orgulloso para no decir nada más, aunque lo quisiera para solucionar este problema, pero no iba a ser el primero en dar ese paso… ya no.
Theodore Nott miraba el techo del pasillo con los labios pegados, tampoco queriendo hablar nada más. Por su parte Blaise Zabini era el que estaba más nervioso y no podía ocultarlo.
“Bien… no puedo seguir así” dijo Blaise en un susurro, mirando a sus lados como si lo estuvieran espiando “¿Hay un lugar donde podamos hablar en privado?”
Draco levantó la ceja sorprendido de que aquel orgulloso Blaise Zabini diera el primer paso “¿La sala común?”
Blaise y Nott negaron con la cabeza “Hay oídos en todas partes de Hogwarts” susurraron.
Por un momento pensó en llevarlos a la ‘habitación necesito’, pero creyó que ese era un lugar sagrado para él y sus amigos Gryffindor, así que solo había otro lugar donde visitar “Vamos” guió el camino fuera del castillo, agudizó sus oídos para percatarse si alguien los seguía, pero no pasó nada.
Nadie los seguía, ni siquiera profesores, menos estudiantes. Después de todo, estaban en clases.
Caminó fuera del castillo hasta llegar al sauce boxeador.
“¡No vamos a caminar más! ¿¡Quieres matarnos!?” el grito de Nott solo lo hizo rodar los ojos. Era tan quejón, no le sorprendía.
“No seas llorón, Nott” rápidamente corrió hacia aquellas ramas que se movían de forma loca queriendo atacarlo.
“¡Está loco, sabía que estaba loco!” gritó Nott asustado y cerrando los ojos para evitar ver como apalean al rubio a golpes. Por su parte Blaise soltó un grito pero listo para sacar el cuerpo golpeado de Draco de su inminente final.
El rubio empezó a esquivar los golpes de sauce boxeador ignorando los gritos de los otros dos. Rápidamente pudo llegar a las raíces del árbol para tocar el nudo y detenerlo “Listo, pueden venir, pequeñas serpientes gritonas” dijo con leve burla Draco mientras Nott y Blaise caminaban con miedo hacia él, observando cada cierto tiempo las ramas inmóviles del árbol. Al estar a su lado, el rubio no pudo evitar soltar “Parece que me volví más ágil” se preguntaba el cómo, si no había estado entrenando.
“Más idiota será” siseó el moreno, pero con un alivio iluminado en sus ojos negros “¿Qué hacemos aquí?” como respuesta Draco se deslizó para ingresar a la casa de los gritos.
Fue el viaje más horrible que tuvo, los dos Slytherin que acompañaban al rubio eran muy quejosos: ‘Me estoy ensuciando la túnica’ ‘¡Una araña camina por mi cabello!’ ‘¿Cuánto falta para llegar? Me estoy cansando’ ‘¡Creo que he pisado… ugh!’
Al ingresar a la casa de los gritos se sentó en unos de los sillones que se encontraban todavía en pie, les dio una señal a los otros para que se sienten a su lado, pero ninguno lo hizo ya que estaban viendo con asco y terror el lugar “Aquí nadie nos va a escuchar” dijo Draco para calmar el mayor miedo de Blaise quien se sentó con lentitud a su lado “¿De qué querías hablarme?”
“¿Estás seguro que no nos van a escuchar?” Blaise ignoró la pregunta de Draco para lanzar la suya propia.
Draco solo asintió cansado, no le gustaba repetirse “Estamos seguros, ni siquiera estamos en Hogwarts” se levantó del sillón para esconder una jodida polera olvidada que era de Remus Lupin, ¿en serio esos dos se habían olvidado llevarse sus cosas? No quería que ni Blaise y Theo sepan que este lugar fue habitado recientemente “¿Qué pasó?” volvió a girarse para ver a las dos serpientes quienes se encontraban tensos y con una mano temblorosa. Esto solo provocó más preocupación “¿De qué quieren hablarme?”
El ambiente era cada vez más tenso, ahogado “De Voldemort” la voz de Blaise retumbó en la casa.
Estaba sorprendido porque era lo último que pensaría que le dirían aquellos dos Slytherin.
Iba a abrir la boca para… no sabía ni siquiera que decir sobre el tema de conversación que se iba a dar, pero en eso el pin que estaba colgado en su pecho empezó a calentarse, quemándolo.
Una señal de socorro… pero ¿por qué sentía que era él mismo quien estaba pidiendo la ayuda?
POV GILDEROY LOCKHART
Acababa de volver a mandar un mensaje a aquel ‘amigo’ quien le estaba ayudando a traducir el libro sobre ‘hombres lobos’. Desde hace meses que había mandado el libro, pero hasta ahora no tenía resultados y eso lo estaba molestando mucho porque Draco estaba sufriendo por esto.
El niño que estaba observando en el Gran Comedor no era su hijo, no era su Draco. Su niño nunca estaría haciendo en público lo que estaba presenciando, sentándose en las piernas de Harry James Potter mientras enterraba su cara en el cuello del joven Gryffindor quien estaba rojo remolacha. Los dos ignorando a los demás presentes quienes estaban avergonzados de lo que veían.
¡Ese mocoso! ¡Aprovechándose de su angelical niño cuando no tenía el control de su cuerpo!
Le agradaba Harry, era un buen chico, con buenos modales y respetuoso con su pequeño Draco y era obvio de que sería capaz de matar o hacer daño a quien le hiciera daño al rubio, pero… pero no podía evitar sentir celos de papá porque nadie iba a ser suficiente para su bebé.
Soltó un suspiro desganado y de sufrimiento… ya se estaba pareciendo a Severus, una mamá gallina. Una mamá gallina que volvía a doblar otro cubierto, Severus ya iba doblando esa mañana 4 cucharas y tres tenedores. Gilderoy tuvo que poner una mano sobre el muslo de su pareja para evitar que se levantara y arrastrara de sus cabellos o hechizara a Harry.
Y se preguntarán porque nadie los detenía, bueno, lo intentaron y recibieron un gruñido animal por parte de Draco que asustó a todos, hasta a él se le puso la piel de gallina… gallina, ja. Para la suerte de Draco los demás miembros del personal de Hogwarts y estudiantes que no sabían de su secreto pensaban que era un novio muy celoso y posesivo, así que de esa parte todo estaba bien. Salvo que era tachado como tóxico.
El siseo de Dolores Umbridge lo distrajo de las acciones de su hijo que ahora restregaba su mejilla con la de Potter “Cómo puede ser posible de que nadie les haya pedido que se detengan, esos dos vulgares” la mujer mataba con la mirada al director quien tenía una sonrisa bonachona totalmente falsa.
“Vamos Dolores, son adolescentes, el amor flota en el aire” calmó Dumbledore, pero sin éxito.
“Eso no exime su mal comportamiento, son un mal ejemplo” Gilderoy soltó un suspiro cansado porque las discusiones entre esos dos eran pan de cada día. A veces creía que esa horrible mujer no entendía que no debía meterse con ellos, debería ser un recordatorio las marcas de rasguños de sus brazos que intentaba ocultar con ropa porque nunca se iba a borrar de su cuerpo, pero nada.
No sabía en sí que había sucedido entre el director y la ‘Suma Inquisidora’, pero ella parecía no recordar lo que en verdad provocó aquellas heridas permanentes… lo que había podido obtener en una conversación nada agradable con Dolores solo pudo sacarle un entre dientes ‘pluma’.
Con una sonrisa encantadora miró a la horrible mujer “Vamos, Dolores, deja a los jóvenes, después de todo son eso, jóvenes. Y deben vivir su amor adolescente en su máximo esplendor” se mordió la lengua al decir eso porque no quería ver a su niño, a sus niños, en esa época. Con Thuban estaba a salvo, podía apostar que era asexual; pero Draco… Draco era otra historia.
El fuerte apretón en su pierna casi le hace soltar un quejido de dolor, pero lo camuflo con un guiño a Dolores quien poco a poco se iba sonrojando “Tienes razón, Gilderoy” dijo como una adolescente enamorado, le dio asco, sí; pero era útil tenerla enamorada así que usaría sus cartas, aunque eso ahora le estaba haciendo perder una pierna porque Severus no dejaba de apretar ahora con las uñas.
Al terminar de desayunar, rápidamente empezó a seguir a su adorable novio, casi-esposo, que lo estaba ignorando mientras observaba a la lejanía el comportamiento de Draco quien ahora estaba trepado en la espalda de Potter quien reía. Afortunadamente era domingo así que todos tenían día libre.
“Ni te atrevas a tocarme” siseó su casi-esposo cuando intentó también abrazarlo “No cuando has estado coqueteando con aquella … víbora.”
“Irónico, porque es una Slytherin” su intento de broma no funcionó porque si las miradas mataran, ya estaría reencarnando “Sevy…” dijo alargando la ‘y’.
“Ya te he dicho que no me digas así.”
“Sabes que no estoy coqueteando con ella porque me gusta, me da asco solo imaginarlo” se puso serio, no le gustaba ver a su adorable gatito erizado … bueno, más erizado de lo normal “Pero es bueno tenerla como aliada, aunque sea de esta forma. La podremos controlar por si algo loco se le ocurre más adelante, sabes que ella está aliada al Ministerio.”
A regañadientes Severus aceptó lo dicho, pero eso no significaba que le gustaba verlo ‘coquetear’ con aquella horrible mujer cara de sapo. No lo culpaba porque si veía a Severus coqueteando con alguien más (aunque ni siquiera hubiera coqueteado con él) estaría gruñendo e intentando destruir al bastardo.
La discusión sobre Dolores fue zanjada… temporalmente. Sin embargo, mientras los dos veían por la ventana a ‘Draco’ y sus amigos caminando hacia la lechucería, seguro a pasar tiempo con Hedwig y Pigwidgeon, solo pudieron soltar un quejido ante la incomprensión. Fue sencillo descubrir que el joven que veían no era su niño, sino su lobo.
“Él no es lo suficientemente fuerte”
Recordó como le susurró aquella vez aquel lobo cuando preguntó porque estaba tomando el control de Draco, aquella sonrisa que le lanzó fue … fue diferente. No lo comprendía, no sabía que intentaba hacer el lobo de Draco, ni siquiera sabía que hacer, ninguno sabía cómo ayudar a su niño.
“Está sufriendo”
Solo decidieron estar ahí, con Draco… intentando extender su mano cuando él quiera recibir la ayuda de su familia.
“No quiere a nadie para resolver sus problemas. Después de todo es el jefe de la manada, un mal jefe de manada.”
Se desordenó los cabellos frustrado, provocando más tensión en Severus “No hay nada que podamos hacer, ¿verdad?” no podían hacer nada si su tiempo con Draco era tan escaso y el lobo no quería decir más de lo necesario… querían creer que estaba protegiéndolo de su mente, en serio querían creer eso, pero también estaban queriendo formar un plan de contingencia, solo si ese lobo estaba mintiéndoles o … era otro ser que estaba tomando posesión de Draco. Por ese motivo estaba tan obsesionado de obtener más información sobre hombres lobos, como dicen: conocimiento es poder.
Severus negó con la cabeza para empezar a caminar hacia su despacho “No hay mucho que podamos hacer, salvo observar y cuidarlo, esperar que nos diga lo que le pasa, estando ahí”
Gilderoy soltó un suspiro porque eso era verdad, si presionaban mucho Draco terminaría corriendo lejos porque compartir sus problemas le era muy difícil. Eso fue arraigado ante su falta de crianza y que siempre puso los problemas de su primera manada sobre los suyos propios. Acción, costumbre difícil de dejar de lado.
“Solo queda esperar” terminó diciendo entre dientes, no le gustaba no tener toda la información para crear un plan de acción, pero lastimosamente era lo único que tenían por ahora “Si dentro de unos días ese idiota no me manda la traducción, te juro que le daré una visita sorpresa” siseó molesto, sorprendiéndolo de que las costumbres de Severus se le hayan pegado, pero no le molestaba.
“Iré contigo”
Era un promesa