
Chapter 1
Cámara de los Secretos
Harry se enfrenta al basilisco en la Cámara de los Secretos. Justo cuando intenta alzar la espada para atacar, el dolor lo paraliza. En un último intento de defensa, levanta el brazo, esperando lo peor.
Fawkes, el fénix de Dumbledore, vuela hacia él para protegerlo, pero no logra llegar a tiempo para evitar el mordisco mortal del basilisco.
"¡Fawkes, no!" grita Harry, sintiendo la desesperación inundar su ser.
Sin embargo, algo inesperado ocurre. La sangre de Harry, impregnada de magia, libera una onda poderosa que no solo afecta al basilisco, sino también a Fawkes. La magia liberadora en su sangre rompe el control que los Torvak tenían sobre ambas criaturas.
El basilisco retrocede, confundido al principio, mientras Fawkes se recupera rápidamente y ve al basilisco atacando la sombra de Riddle. Desesperado, el fénix comienza a llorar sobre la herida de Harry, sus lágrimas curativas cayendo sobre la herida venenosa.
Harry siente un calor reconfortante en su herida y abre los ojos lentamente, viendo a Fawkes en una forma que nunca había visto antes. El fénix, ahora en su forma humanoide, lo observa con preocupación.
"¿Qué... qué está pasando?" Murmura Harry, su voz temblorosa.
Harry, aún confundido y asustado, siente una presión creciente dentro de él. Sin saber realmente cómo, deja escapar un grito profundo y poderoso: un Soul Scream. La fuerza de este grito resuena a través de la Cámara, enviando ondas de energía que se extienden más allá de Hogwarts.
En diferentes partes del universo, aquellos que están conectados a Harry sienten el llamado. Es un grito que toca algo profundo en sus almas, convocándolos a su lado.
“¡Vamos, Harry, puedes hacerlo!” grita Fawkes, intentando darle ánimos.
Harry siente que la energía dentro de él se libera, inundando la cámara con un poder indescriptible. Sin saber cómo o por qué, sabe que esto es solo el comienzo de algo mucho más grande.
Hogwarts, sala común de Slytherin
Blaise, Theo y Draco están ordenando las maletas de todos sus compañeros de curso debido al cierre de la escuela. Junto a Flint, que se asegura de que el resto de jugadores del equipo de quidditch tengan todo listo.
De todos ellos, el único sin heredar como dragel es Draco. Cuando Marcus se da cuenta de que los tres sufren el tirón del Soul Scream, lleva a todos a su habitación vacía.
“Draco, respira hondo” le indicó Flint mientras invocaba su armadura y su flexisuit favoritos. “Os están invocando en un Soul Scream; por lo visto tú también eres un ser.”
Blaise invocó su armadura, su flexisuit y su arma favorita, un látigo. Theo invocó todas las cosas de los llamados por el Soul Scream y se aferró a Draco, quien no se veía pasando una herencia como lo hacía su sumiso, que resultó ser Harry Potter. Blaise vio a la niña Weasley y la acercaron a Theo, notando entonces quién era el sumiso.
"Draco, ¿estás bien?" preguntó Theo, preocupado, mientras lo sostenía firmemente.”
Draco se acercó a Potter sin responder, y al tipo pelirrojo que lo abrazaba y lloraba en… ¿era eso un agujero en el brazo de Harry?
Theo estaba analizando todo: el basilisco estaba de espaldas a ellos, atacando a un joven de Slytherin. Pero eso no era posible porque no lo reconocen en absoluto. Al ver la espada al lado de Harry mientras el joven pelirrojo seguía llorando en la herida del sumiso, la cual se cerraba lentamente con cada lágrima, entendió la gravedad de la situación.
Hogwarts, aula abandonada del tercer piso
Luna, Fred y George están allí con todas las cosas de Harry y las suyas propias, buscando saber cómo llegar hasta el niño de ojos verdes y sus hermanos menores desaparecidos.
“No podemos simplemente esperar aquí. Harry, Ginny y Ron podrían estar en peligro”, insiste Fred, mirando a su alrededor con determinación.
George asiente, con la mandíbula tensa. “Tenemos que hacer algo. No podemos dejar que nada malo les pase”, añade, mirando hacia la puerta con nerviosismo.
Ninguno de los gemelos Weasley se da cuenta del tirón hasta que se ven rodeados de la luz dorada del Scream. Luna es la única que no siente dolor, pero aplica una barrera sobre los tres para protegerlos hasta que llegue un sanador. Al aterrizar, busca a su Alfa y lo llama.
"Alfa, ayúdanos por favor. Los dos están pasando por una herencia forzada", explica la joven Fae, preocupada al ver que el gheyo que vigilaban el basilisco se acercaro a ellos y también a Theo. Cada uno cargó con cuidado a uno de los Weasley y los acercaron a Luna, quien ya había aprovechado la discusión para reducir todas las cosas de todos. Luego, se ayudó en Draco y observó cómo sanaba Harry.
Hogwarts, sala común de Hufflepuff
Cedric Diggory ha guardado todo y ha encogido su baúl. Agarró con cariño a su cachorro crup cuando entró la hermosa lechuza de Harry Potter, que se aposentó en el hombro del prefecto y le picoteó la oreja, justo donde ocultaba sus armas y flexisuit.
“¡Oye, preciosa, para! ¡Deja de morder mi pendiente!”
Al agitarse, sacó sus útiles de batalla y el ave regresó a su hombro.
Cedric tarda en entenderlo todo; solo siente que debe luchar y ahora no recuerda ni cómo consiguió tener a su crup con él ni cómo llegó a estar entre un basilisco, el cual lo ignora, y varios compañeros de la escuela.
“¿Qué está pasando aquí?” preguntó, mirando a su alrededor con cautela. Hasta que ve a Harry dando un Soul Scream. Entonces se pone a la defensiva.
Dejó a los dos animales cerca de la zona de protección.
“¿Están todos bien?” preguntó a los que estaban cerca.
El Alfa era un niño de Slytherin y había tres Weasley rodeando a Harry, pero parecía que la niña era la única que no sufrió ningún daño externo. Sin embargo, lo que fuera que le pasase no era por el Soul Scream.
“Diggory, necesitamos tu ayuda aquí” llamó Theo, mirándolo con seriedad.
Una vez tranquilo al saber todo, se acercó al gheyo de Slytherin si recordaba correctamente.
En ese momento, sus instintos gritaban que debía luchar y eso iba a hacer, después de dejar una barrera hecha de enredaderas y rayos cubriendo a todos los no luchadores.
Dejó espacio para ver, pero sin su permiso o sin ser un llamado por el Soul Scream, no se podría entrar sin ser despedazado y electrocutado.
Hogwarts, Bosque Prohibido, claro de la Colonia de Centauros
Florencia estaba preparada. Sabía que era el momento de unirse a su alma, diferente de la última vez cuando solo se había acercado para proteger a aquellos que no debían estar en el Bosque Prohibido, cazando a quienes dañaban y asesinaban unicornios por su sangre.
Por fin, la unión era inminente. Era un desafío para ambas especies, pero cuando el destino y las almas dictan sus voluntades, poco importaba. Al aterrizar, divisó a una joven Fae. Aunque su apariencia transmitía seguridad, era difícil ignorar sus manos temblorosas. Luna estaba cerca del Alfa y su hermoso Corazón, lista para enfrentar a los enemigos que se escondían en las sombras, asegurando la parte que los otros dragels aún no habían percibido.
Firenze se preparó con su arco y flechas, apuntando a una de las sombras más cercanas. Notó cómo Luna se acercaba a su cintura, donde guardaba su saco con hierbas medicinales. Estaba claro que los pelirrojos las necesitarían hasta que llegara el sanador.
“Firenze, ¿crees que esto funciona?” preguntó Luna, ajustando su posición mientras vigilaban la zona.
El centauro se movió firmemente. Sabía que debían estar listos para actuar si los enemigos se acercaban, aunque aún no lo habían hecho.