
Sabía que existía una atracción ahí.
Hermione pensó que aquella atracción hacia su ex profesor era solamente un sentimiento de admiración, un recuerdo de aquel sentimiento de amor platónico de su adolescencia.
Pero conforme fue pasando el tiempo, esa atracción hacia aquel hombre estaba haciéndose cada vez más fuerte.
Los momentos que pasaron juntos por reuniones de la Orden, la guerra y después el convivir casi a diario por cuestiones de trabajo, solo ayudaba a que ese sentimiento fuera creciendo.
Ambos trabajaban en el departamento de regulación y control de las criaturas mágicas, y gracias a eso, una amistad nació entre los dos.
A Hermione le encantaba como era Remus, era un hombre noble, inteligente, y tranquilo, pero sabía que cuando la luna llena se acercaba aquel hombre tenía algunos arranques impulsivos. Su mirada era más profunda y constante en ella.
Tenía que hacer algo para provocar una reacción en Remus, para que él diera por fin ese paso, de cruzar esa línea tan fina de amistad para que se convirtiera en algo más.
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Se encontraban en el jardín de la madriguera, era el cumpleaños de Ginny, así que aquella casa estaba llena de amigos y familia.
Hermione estaba platicando con varios de sus amigos y ex compañeros del colegio, y se había percatado que los ojos de Remus la seguían a donde quiera que iba.
Así que ahí vio su oportunidad de provocar alguna reacción en él.
Hermione se acercó a saludar a Charlie, aquel hermano Weasley que muy pocas veces se dejaba ver, pero las veces que se hacía presente en las reuniones sabía como hacerse notar. Era un hombre que tenía la picardía de los gemelos, juguetón y coqueto.
Los dos se encontraban platicando amenamente. Charlie no perdía la oportunidad de coquetear y bromear con Hermione, mientras que la chica reía ante sus comentarios ocurrentes.
A unos metros de ahí se encontraba Remus mirándolos precavidamente. Tratando de calmar a Moony, ese lobo interior que estaba intranquilo y celoso, que estando a tres días de la luna llena sus reacciones muchas de las veces eran muy impulsivas.
Y no tardó mucho en reaccionar.
Vio como Charlie movió un mechón del cabello de Hermione hacia atrás de su oreja mientras le sonreía.
Remus sin darse cuenta ya estaba yendo directo hacia ellos.
Y sin importarle nada más, ni los presentes de aquella reunión, atrajó a Hermione hacia él, tomándola de uno de sus brazos y sin esperar palabra de la chica, sujetó su cara entre sus manos y la besó.
Hermione se había quedado sin aliento ante aquella acción de Remus, pero gustosamente correspondió aquel beso enseguida.
La gente de alrededor quedó totalmente en silencio ante aquel espectáculo.
—¡Vaya ya era hora!— se escuchó un grito de uno de los gemelos, que fue el que rompió el silencio seguido de algunas risas.
Remus rompió el beso al darse cuenta de sus acciones impulsivas. Miró algo asustado a Hermione, quien le miraba cariñosamente y con una sonrisa en su cara.
—¿Todo bien?—preguntó la castaña.
—Perfecto—respondió el hombre sonriendo.
Ambos con sus miradas se entendían perfectamente, y sabían que los dos estaban bien ante esa confesión frente a todos.