La vida que no pedí

Harry Potter - J. K. Rowling
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La vida que no pedí
Summary
En un universo diferente donde Morfin paga solo por su crimen, Merope se ve comprometida con nada menos que un Malfoy, esos ojos negros con los que sueña y esa poción prohibida, quedarán en solo en sus más profundos secretos.

Merope se vio en el espejo y se maravilló, lucía tan diferente, nadie podría decir que era bella, pero se veía elegante y limpia. Se sentía distinta, aunque no podría decir que feliz, era el día de su boda aunque no el que ella había deseado. Su padre, que por una vez había dejado que Morfin pagará su sentencia sin entrometerse más allá de insultar a los oficiales que se lo llevaban, había quedado a solas con ella y por una vez había decidido poner atención a su futuro. Decidido a conseguirle un marido de sangre pura y perpetuar el linaje de Slytherin, empezó a hacer algo que odiaba: escribir cartas con propuestas. Fue extraño saber que nada menos que seis familias estaban interesadas ¡seis!

Ella sabía porqué, era claro, simplemente nunca pensó que alguien pasaría por alto todos sus defectos el tiempo suficiente para atreverse a considerarla. Sin embargo, en una sociedad tan purista, ella era un festín: sangre pura, descendiente de Salazar Slytherin y de los Peverell nada menos, cualquier familia sangre pura le perdonaba que fuera pobre, fea y sin educación. Podía parir hijos sangre pura y eso era lo más importante.

Se vio en el espejo una vez más, maravillandose de nuevo, con un vestido tan fino como el que nunca había usado. Ni siquiera sus sueños más salvajes le habrían proporcionado algo así de bonito y caro. Pero no era para menos, se casaba con un Malfoy: Septimus Malfoy había pedido su mano para su hijo Scorpius Malfoy. Su padre estaba todo alegría y sonrisas porqué, para más inri, se había considerado que ella valía una pequeña fortuna que se entregaría a su padre: una parte cuando se celebrará la boda y otra, cuando naciera el primer heredero. Había sido el trato más beneficioso para su padre el que había ganado, claro. De las otras cinco familias solo una había podido igualar e incluso mejorar el trato, pero su padre los detestaba por principio: los Black. Eran tan arrogantes como su padre pero ellos tenían dinero, belleza e influencia ademas de su sangre limpia para compensar esa arrogancia. Y ellos, únicamente con su pureza no podían exigir tanto. Y aunque los Black hicieron ofertas para su heredero, su padre no estaba interesado en ser sobajado por gente a la que detestaba. Era mejor ser sobajado por gente a la que no se detestaba, pensó Merope, le podías hacer la pelota de mejor gana, supuso.

Merope tocó el guardapelo que llevaba colgado al pecho, esa reliquia estaba incluida en el contrato matrimonial, pero afortunadamente no tenía que entregarla, sería obsequiada a su heredero cuando fuera mayor. Era extraño el apego que le tenía al objeto, teniendo en cuenta que todo ese legado era la causa de su desdicha, pero no se veía a sí misma sin ese preciado tesoro.

Tocaron la puerta
–Entre –dijo Merope, era nada menos que su padre que por una vez lucía decente —aunque nadie hubiera dicho que guapo— con una túnica buena y limpia.
–¿ya estas lista? —la interrogó con frialdad, –el novio y su familia esperan abajo, no los hagas esperar.
–ya, padre –dijo mientras se dirigía a la puerta seguida por su padre
–por una vez en tu vida me vas a hacer sentir orgulloso, después de esto solo te quedará dar un heredero a la sangre Slytherin y habrás cumplido tu motivo de vida.
Merope solo bajo la cabeza y lo siguió por los pasillos. Sabía muy bien lo que su padre pensaba de ella, ya no le dolía como cuando era niña y aún esperaba amor. No sabía que esperar de este matrimonio o si se le permitía esperar algo, solo se alegraba por no tener que seguir bajo la "proteccion" de su padre y se alegraba verdaderamente de que no estuviera Morfin ahí en su boda. Solo Merlín sabía lo que haría para humillarla y burlarse de ella si pudiera.

Se dirigió abajo, lista para despedirse de sus torturadores/familia y empezar otra vida con tal vez, nuevos torturadores. Por un fugaz momento antes de entrar al salón, imaginó los oscuros ojos de un joven y apuesto muggle y su sonrisa dirigida a ella, como tanto soñó. Sacudió la cabeza sabiendo que eso jamás pasaría, seguiría adelante en su mundo y él en el suyo. La poción que había soñado con preparar ahora solo era un secreto en su imaginación, un secreto horrible que representaba todo lo malo y podrido que había en ella.