Constelaciones & Estaciones

Harry Potter - J. K. Rowling Harry Potter and the Cursed Child - Thorne & Rowling
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Constelaciones & Estaciones
Summary
Miré a Draco, sus ojos brillaban con una intensidad que siempre me había parecido fascinante.- Draco- comencé - Siempre he encontrado algo increíblemente interesante en ti. Me gusta cómo tus ojos brillan cuando hablas de algo que te apasiona. Esa luz en tus ojos, es como si estuvieras mirando a las estrellas- .Draco sonrió, su dulzura y gentileza siempre me habían cautivado.- Eres como una estrella, Draco. Brillante, hermoso, y siempre iluminando mi camino. Me recuerdas a las noches estrelladas, llenas de belleza y misterio...- Miré a Draco, y luego al cielo.- Somos como el sol y la luna, Draco. Diferentes, pero de alguna manera, perfectamente alineados. Tú eres la luna, tranquilo y sereno, y yo soy el sol, ardiente y apasionado. Y aunque estamos separados por el cielo, siempre encontramos la manera de encontrarnos. Y al igual que las constelaciones y las estaciones, nuestro amor cambia y evoluciona, pero siempre permanece. Siempre estaremos juntos, Draco, a través de todas las constelaciones y todas las estaciones.
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Sombras de desconfianza


Han pasado 2 semanas desde mi llegada a Hogwarts, y he estado intentando integrarme, tratando de interactuar con otros estudiantes. Sin embargo, parece que algunos de los Gryffindor no están dispuestos a darme una oportunidad. En especial, Harry Potter me trata con desdén, como si fuera la escoria más grande del universo.

Afortunadamente, no todos han sido así. Hermione Granger y Ron Weasley han sido amables conmigo desde el principio, y en las últimas semanas, también he tenido la suerte de encontrar apoyo en Luna Lovegood y Ginny Weasley. Sus gestos de amabilidad han sido un rayo de luz en medio de tanta hostilidad.

Pero aún así, me siento confundido por el prejuicio que algunas personas tienen hacia los Slytherin. No entiendo por qué se nos juzga sin siquiera conocernos.

Además, últimamente he notado algo extraño entre Harry Potter y Draco Malfoy. En ocasiones los veo pasando tiempo juntos, y sus interacciones parecen cargadas de una energía misteriosa. A veces se miran de una forma que me resulta inquietante. Sin embargo, en otras ocasiones, percibo que Draco parece triste, como si estuviera ocultando algo.

No sé qué está sucediendo entre ellos, pero me intriga y me preocupa a partes iguales. ¿Qué secretos se esconden detrás de esas miradas y conversaciones clandestinas?

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Me encontraba sumido en las páginas de Hierbas Mágicas para el Jardín Encantado, intentando concentrarme en las descripciones de las mandrágoras cuando el murmullo cercano me sacó de mi ensimismamiento. Levanté la mirada para descubrir a Blaze y Pansy conversando en voz baja en una mesa cercana, no muy lejos de la chimenea.

 

— ¿Has notado algo extraño en Draco últimamente? —preguntó Pansy en un susurro tenso.

 

— Sí, está actuando de manera diferente. Más irritable, menos paciente —respondió Blaze con un ceño fruncido.

 

Mis oídos captaron cada palabra, aunque mi intención no era entrometerme en asuntos de Slytherin. Sin embargo, la preocupación por Draco me impulsó a acercarme.

 

— Disculpen —interrumpí con timidez—, ¿han notado algo fuera de lo común con Draco?

 

Ambos se volvieron hacia mí con expresiones de sorpresa y recelo.

 

— ¿Qué estás haciendo aquí, Apolo? —Blaise me espetó con brusquedad.

 

— Lo siento, no quería interrumpir. Solo me preocupaba por Draco —respondí, intentando mantener la calma ante su hostilidad.

 

Pansy me escrutó con desconfianza antes de suspirar y responder: — No es asunto tuyo, Apolo. Y no deberías andar escuchando conversaciones ajenas.

 

— Lo siento, de verdad. Solo... me preocupaba —insistí, sintiendo el peso de su desdén.

 

Blaise frunció el ceño con más intensidad, pero se mantuvo en su lugar. — Deberías ocuparte de tus propios asuntos, Apolo. Nosotros nos encargaremos de Draco.

 

Asentí con pesar, comprendiendo que mi intento de ayuda no era bienvenido entre los Slytherin.

 

Me retiré a mi lugar, preguntándome qué podría hacer por Draco sin invadir su privacidad ni provocar la ira de sus compañeros de casa.

 

Después de algunas horas, mientras me sumergía en la lectura, noté la entrada de Draco en la sala común de Slytherin. Su semblante era inusualmente sombrío, su porte, normalmente altivo, ahora parecía caído. Sus ojos, generalmente brillantes y seguros, estaban enrojecidos y ligeramente hinchados. Su piel, por lo general impecable, ahora lucía un tanto descuidada.

 

Me sorprendió la transformación en él. Draco siempre se había mantenido impecablemente arreglado, con su elegante atuendo negro y su cabello perfectamente peinado. Estos cambios tan evidentes me resultaron inquietantes.

 

Mientras observaba a Draco, noté que conversaba con Blaise y Pansy en una mesa cercana. Me acerqué discretamente para escuchar su conversación, pero antes de que pudiera captar mucho, Blaze y Pansy se percataron de mi presencia.

 

—¿Qué haces aquí de nuevo, Apolo? —me espetó Blaise con irritación.

 

Intenté ocultar mi nerviosismo detrás de mi libro, pero no pude evitar sentir la mirada de Draco sobre mí. Su expresión era fría, como si mi presencia le molestara.

 

En ese momento, Blaise y Pansy parecieron informar a Draco sobre mi interés anterior en su bienestar. La mirada que Draco me dedicó fue suficiente para enviar un escalofrío por mi espina dorsal. Instintivamente, me cubrí sutilmente con mi libro, sintiendo una mezcla de fascinación y temor hacia el misterioso chico de Slytherin.

 

La mirada gélida de Draco se clavó en mí con una intensidad que me hizo retroceder un paso involuntario. Su tono de voz, antes suave y persuasivo, se volvió cortante y despectivo.

 

Draco arqueó una ceja con arrogancia y soltó un despectivo: — ¿Acaso no tienes nada mejor que hacer que husmear en los asuntos de los demás, Apolo?

 

Me quedé sin palabras, impactado por la brusquedad de su respuesta. Los demás Slytherin, que hasta ese momento habían estado absortos en sus propias conversaciones, ahora dirigieron sus miradas hacia nosotros, expectantes ante el inminente enfrentamiento.

 

— Pensé que los estadounidenses eran más inteligentes que eso, pero veo que estaba equivocado, — continuó Draco con una sonrisa burlona en los labios. — ¿Acaso necesitas que te explique cómo comportarte en tu propia casa?

 

Cada palabra que salía de su boca era como una cuchillada directa a mi confianza. A pesar de ello, opté por no responder. No quería entrar en una discusión con él.

 

— Lo siento si mi preocupación te molesta, Draco, — murmuré con calma, sin demostrar heridas ante sus comentarios.

 

— No necesito tu simpatía, Apolo, — replicó Draco con desdén. — Deberías preocuparte por tus propios asuntos y dejarme en paz.

 

El murmullo de aprobación entre los otros Slytherin resonó en mis oídos, confirmando que mi presencia allí era un error.

 

— Está bien, — respondí con voz serena, sin sentirme afectado por sus palabras.

 

Tomé mis cosas con determinación y me retiré de la sala común, sintiendo la mirada de Draco sobre mí hasta que crucé la puerta. No me sentía ofendido por cómo me había tratado. En cierto modo, comprendía que Draco simplemente estaba molesto y no quería ser molestado. Decidí no tomarlo personalmente y ser empático con él.

 

Mientras caminaba hacia la salida, sentí una fuerte presión en mi hombro que me hizo detenerme en seco. Al girarme, me encontré con Draco, cuya expresión de furia era palpable.

 

— ¿Qué te pasa, Apolo? —espetó Draco con voz cargada de hostilidad—. ¿Acaso no te importa lo que acabo de decirte?

 

Traté de mantener la calma ante su arremetida, pero su ira era contagiosa y me sentí tentado a responder de la misma manera.

 

— No estoy interesado en pelear contigo, Draco —respondí con serenidad—. Simplemente quiero evitar cualquier confrontación innecesaria.

 

Draco dejó escapar un gruñido de frustración y alzó su varita amenazadoramente.

 

— Tal vez necesites un recordatorio de quién manda aquí, Apolo —dijo con desdén, apuntando su varita hacia mí.

 

Sin pensarlo dos veces, saqué mi propia varita y me preparé para defenderme. Las chispas de magia comenzaron a brotar entre nosotros cuando, de repente, la figura imponente del profesor Snape apareció entre nosotros.

 

—¡Basta ya! —gritó Snape, su voz resonando con autoridad—. ¿Qué creen que están haciendo aquí?

 

Draco y yo nos quedamos mirándonos el uno al otro, respirando con dificultad y con las varitas aún en alto. Snape nos observó con desdén, antes de intervenir y separarnos.

 

—Estoy harto de sus peleas infantiles —murmuró Snape con desprecio, mientras nos llevaba a cada uno por separado—. ¿Acaso no pueden comportarse como los adultos que supuestamente son?

 

Mientras me alejaba con Snape, sentí la mirada furiosa de Draco clavada en mi espalda. Sabía que esta no sería la última vez que tendríamos un enfrentamiento. Y también me quedó claro que Snape no era precisamente un aliado en esta situación.

 

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Después de unos días, la atmósfera en la sala común de Slytherin parecía haber recuperado cierta normalidad, aunque algunos murmullos y miradas de reproche aún persistían cuando entraba. Traté de no dejar que me afectara, recordando que mi intención inicial había sido ayudar a Draco, aunque hubiera sido de una manera indebida.

 

Esa noche, mientras todos cenábamos en el gran comedor, noté unas miradas extrañas dirigidas de Harry hacia Draco. Por un momento, sentí una punzada de preocupación y sospecha. ¿Qué estaría tramando Harry? ¿Acaso estaba planeando algo en contra de Draco?

 

Sin embargo, decidí apartar esos pensamientos de mi mente. No quería verse envuelto en más conflictos, especialmente si implicaban a Draco. Me concentré en mi comida y en las conversaciones a mi alrededor, tratando de ignorar las tensiones que podía percibir entre Harry y Draco.

 

Después de un día agotador, decidí que un baño caliente sería el mejor antídoto para el estrés. Me dirigí hacia los baños, disfrutando del reconfortante aroma a vapor que se desprendía de las instalaciones.

 

Una vez dentro, me sumergí en la relajante agua caliente y dejé que mis preocupaciones se desvanecieran con cada gota que caía sobre mi piel. Después de un rato, me sequé y me vestí, listo para regresar a mi sala común y entregarme a un reparador sueño.

 

Sin embargo, mis planes se vieron interrumpidos cuando, debido a mi pobre sentido de la orientación, terminé perdido en un pasillo solitario. Encendí mi varita con el hechizo Lumos para iluminar mi camino, pero lo que descubrí a continuación me dejó paralizado.

 

En la penumbra del pasillo, pude ver a Harry acorralando a Draco contra la pared, mientras se entregaban a un beso apasionado. Mi corazón se detuvo ante la escena inesperada, y tanto Harry como Draco se giraron hacia mí con expresiones de sorpresa, miedo y enojo.

 

— ¡¿Qué demonios?! —exclamé, sin poder creer lo que veían mis ojos—. ¡¿Esto es un episodio de Gossip Witch o qué?!

 

Antes de que pudiera reaccionar, tanto Harry como Draco comenzaron a gritarme, acusándome de haberlos visto y de posiblemente delatarlos. Mis pensamientos se volvieron un torbellino de confusión y miedo. Siempre pensé que había una rivalidad entre ellos, pero ahora me doy cuenta de que hay sentimientos de por medio.

 

Abandoné el pasillo tan rápido como pude, pero en mi apuro por escapar, perdí el equilibrio y caí rodando por unas escaleras. Por suerte, no sufrí más que algunos rasguños y un golpe en mi orgullo.

 

Una vez que me recuperé del susto y el dolor, me levanté y salí corriendo nuevamente, sin detenerme hasta que estuve seguro de que estaba lejos de Harry y Draco.

 

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