THE PROFECY OF THE BLACK DRAGON'S BLOOD

House of the Dragon (TV) Game of Thrones (TV) Harry Potter - J. K. Rowling
F/M
M/M
G
THE PROFECY OF THE BLACK DRAGON'S BLOOD
All Chapters

PARTE III

Helaena no podría decir que era la persona más comunicativa.

No había crecido sola, tenía a sus hermanos y a su madre, eso hasta que su hermano Daeron fue enviado a Antigua para ser copero.

Ella se había dado cuenta como su hermano y su sobrino molestaban a Aemond por no tener dragón, quiso hablar con Aegon, pero no logró nada. No culparía a Aegon, era solo un niño inmaduro que quería no pensar en sus deberes diarios, tampoco diría un santo. Sus sobrinos estaban en una edad en donde eran manipulables.

Sus rutinas eran las mismas, hasta que empezó a soñar cosas extrañas. Ciertamente no le hubiera puesto atención en unos de sus sueños no hubiera soñado con un cuervo hablándole. Una semana después, tres cuervos se posaron en su balcón y le comenzaron a hablarle.

"El dragón negro está acá" Había comenzado a decirle un cuervo.

Helaena solo escuchaba, tratando de captar sus palabras.

"Pronto su sangre se derramará, alguien perecerá"

"Aquella libertad que tanto anhelas tener, pronto la tendrás" Parecía que los cuervos se turnaban para hablarle.

"Tuviste un papel importante en su vida anteriormente, volverás a tomar tu lugar"

"Advierte sobre las ratas, antes que sea tarde"

Ciertamente Helaena en ese momento se sentía completamente perdida, no comprendía lo dicho por los cuervos, pero aún así memorizó cada una de las palabras.

Parecía que iban a volver a hablar, pero en ese preciso momento la puerta de sus aposentos se abrieron, momento donde escaparon los cuervos y dando entrada a su hermano mayor.

-¿Crees que Rhaenyra quiere que te cases con su hijo mayor?- había escuchado decir a su hermano.

-¿Cómo sabes eso?

-Madre me dijo- dijo Aegon, con la nariz arrugada- Al parecer ella quiere que tu y yo nos casemos y el rey ha aceptado.-

-¿Ha puesto fecha?- cuestionó ella, observando a donde antes se encontraban los cuervos.

-Lo antes posible, al parecer.

Ahí había quedado la conversación con su hermano ese día.

Luego apareció lo que parecía ser una doncella dando una profecía, dando así llamado al príncipe Daemon y su familia.

Su madre le había advertido sobre hablar con ellos, al igual que con sus sobrinos. Había visto a Aemond llegar a ella a decirle como quería ser amigo del hijo de Daemon, a lo que ella lo apoyó.

Pronto se dio la llegada a la familia, veía a Aemond entrenar duro para poder impresionar al hijo de Daemon o tal vez a Daemon, ya que según el, el niño tendría que ser muy buen espadachín al ser entrenado por el mejor.

Pronto su ilusión se fue deteriorando ya que no había logrado hacerse amigo del menor antes de irse.

Ella podría decir que aunque no le había hablado tanto le agradaba, los tres niños en general, pero cada que veía al menor de los tres sentía un dolor de cabeza, no del mal forma, es como si quisiera recordar algo que se le fue arrebatado.

Cuando se enteró que le madre de los tres niños había muerto sintió pena, Laena había sido completamente amable con ella en su estancia en King's Landing.

Al llegar al lugar se dio cuenta que el menor no se encontraba por ni un lado, luego se enteró por su hermano mayor que el menor fue el que encontró las cenizas de Laena.

Estuvo toda la tarde junto a sus hermanos, escuchando como Aemond varias veces preguntaba por el y Aegon solamente rodaba los ojos. Podía ver a Jacaerys y Lucerys junto a las hermanas de Regulus, pero seguía sin encontrarlo.

Ya era tarde cuando el menor se apareció, no se veía nada bien, se le notaban los ojos hinchados y la cara todavía roja, tenía las manos completamente vendadas, sintió dolor al verlo en ese estado, pero no fue la única que lo notó, tanto sus hermanos como sus sobrinos lo vieron, incluso escuchó a Aegon hacer un sonido de dolor.

Vio como el chico solamente pasaba de largo a toda su familia, sin hablarle a nadie, también observó como tanto sus sobrinos como Rhaenyra se dirigían a él, dejando al par de hermanas con Daemon. Observó como Rhaenyra parecía estar hablando con el menor, suponía que dándole el pésame, Jacaerys y Lucerys que parecían estar pensando en que decir. En un momento, Rhaenyra dejó a los dos tres menores solos y ella regresó al lado de su tío Daemon, pudo notar como Lucerys parecía querer sacarle conversación al menor y Jacaerys parecía no querer despegarse de él.

Pudo escuchar el soplido de su hermano, por lo que lo volteó a ver.

-Lo están agobiando.- había dicho Aegon. Tanto Helaena como Aemond lo observaban fijamente- Puede no caerme bien, pero peor me caen los otros dos inútiles así que vamos a darle el pésame y librarlo de ellos-

Fue así como los tres hermanos se dirigieron a los tres menores, Jacaerys y Lucerys al notar que ellos se acercaban se separaron ligeramente del menor, pero no se fueron por completo. Así fue como el menor recibió las palabras de los tres hermanos. Se habían quedado junto al menor, mas que todo Helaena y Aemond tratando de hacerlo hablar, pero el menor solo contestaba con palabras monótonas. Fue en un momento que su hermano mayor le hizo una señal que viera a sus sobrinos, encontrando a ellos viendo hacia otro lado, tanto Regulus como Aemond se dieron cuenta de esto así que siguieron su mirada, encontrándose con los dos hermanos viendo hacia un punto en específico con las cejas fruncidas y como si fueran marionetas controladas, los otros tres niños buscaron la escena que los hermanos estaban viendo, encontrándose con Daemon y Rhaenyra hablando, mientras sonreía y se reían, incluso parecían estarse mandando miradas.

Helaena volteó rápidamente hacia el menor, observando el momento exacto en el que se desmoronó nuevamente, empezando a caminar hacia otro lado.

-Iré con él.- le había dicho Helaena a sus hermanos- Ustedes quédense con nuestra madre.-recibiendo asentimientos de ambos hermanos.

No fue difícil encontrarlo, simplemente parecía buscar un lugar donde estar sin que las personas lo notaran. Rápidamente llegó con él niño y se sentó a su lado empezando a hablar cosas aleatorias. Al principio no recibía respuesta alguna por el niño, pero poco a poco empezó a expresarse y soltarse con la mayor, hasta el punto que empezaron a hablar fluidamente.

Helaena no se había separado de su lado, se sentía cómoda hablando con el niño, incluso sentía que le recordaba a alguien, pero ella no sabía quien. Esa noche le había enseñado a bordar al niño, parecía tener talento, paso un rato agradable con el menor.

Eso hasta que se encontraron con el dragón.

Actualmente se encontraba corriendo hacia la fortaleza, intentando encontrar ayuda en el camino, pero parecía estar todo solitario. En un momento de valentía volteó a ver hacia atrás, dándose cuenta que el dragó iba detrás del menor y al último no le faltaban muchos tramos para llegar a donde se encontraban los árboles.

Aceleró el paso luego de poder entrar a la fortaleza, buscando por todos lados pero no encontrando a nadie. Al correr unos pasillos más se encontró a una doncella.

-¿Dónde se encuentra el rey?- cuestionó, jadeando debido al esfuerzo de estar corriendo.

-Está en una reunión, princesa, ¿Necesita algo en especial?

-Necesito hablar con el en este momento, es urgente, ¿Dónde se encuentra?

La doncella empezó a explicarle como llegar al lugar, empezó a correr nuevamente hasta llegar a dicho lugar, encontrándose a unos guardias quienes al verla se hicieron a un lado. Rápidamente entró, encontrando un caos dentro de ese salón.

Observó con los ojos completamente abiertos como su madre amenazaba con quitarle el ojo a Lucerys. Volteó a ver luego hacia donde se encontraba su hermano encontrándose con la mirada de Aegon, rápidamente se unió a el. Podía ver desde donde se encontraba la herida extenderse por toda la mitad de la cara de Aemond.

-Perdió el ojo- dijo susurrando Aegon- ¿Dónde estabas?-

Ahí recordó como la vida del menor peligraba.

-Necesito hablar con el rey de inmediato- Aegon volteó a ver de inmediato a su hermana, con las cejas fruncidas- Es Regulus, lo está persiguiendo un dragón-

-¡QUÉ!- Fue lo único que se escuchó decir a Aegon ya que luego se escuchó la fuerte voz del rey.

-¡BASTA! Somos familia, compórtense como una-

Escuchó a su madre volver a replicar, pero su mirada se dirigió a la abuela del menor, la princesa Rhaenys, quien se encontraba observando toda la sala, buscando algo.

-¿Dónde se encuentra Regulus?- Se escuchó la voz de la princesa Rhaenys.

Pronto las miradas se dirigieron a Daemon, quien igual empezó a buscar en la sala, antes de dirigir su mirada a sus hijas.

La voz del rey se escuchó nuevamente- Daemon, ¿Dónde se encuentra Regulus?

Podía sentir la mirada de Aegon encima de ella.

Rápidamente ella pasó entre las personas que estaban enfrente de ella, acercándose al rey.

El rey observó con una ceja alzada el estado de su segunda hija, quien parecía haber estado corriendo. - ¿Qué ocurre Helaena?- cuestionó el mismo.

-Es Regulus, mi rey- dijo, antes de dirigir la vista a la princesa Rhaenys, quien se acercó a ella.- Estábamos bordando en las afueras de la fortaleza, pero un dragón nos empezó a perseguir.-

Toda la sala se quedó en silencio. El rey rápidamente se paró de donde estaba sentado a pesar del dolor de su cuerpo. Rhaenys se acercó rápidamente a Helaena y se colocó frente a ella, su rostro retrataba miedo puro.

-¿Qué más pasó?- cuestionó la princesa, temblando.

-¿Qué dragón es, Helaena?- fue lo que cuestionó el rey, ya estando detrás de su prima.

-Cannibal, padre- comenzó Helaena- Regulus alcanzó a refugiarse en el bosque, pero no se por cuanto tiempo logre hacerlo, por eso vine a buscar ayuda.-

Vio como en los ojos de Rhaenys se formaban lagrimas y empezaban a caer, observó como todo dentro de esa sala se descontroló, el rey dando órdenes a diestra y siniestra, Daemon decir que matará al dragón de una vez por todas. Ella colocó su mano sobre la mano de la princesa Rhaenys, mostrándole apoyo, sintió como la princesa le regresaba el apretón. Sintió como una mano se colocaba en su hombro, reconociéndola como la de su hermano Aegon, quien ya olía a alcohol, pero sin perder todavía la razón, observó como Aemond también se acercó a ella, quedándose junto a su hermano.

 

...

Regulus no podía creerlo.

¿Qué tanta mala suerte debería tener para que le pase eso?

Había llegado a salvo al bosque, incluso se había adentrado más ya que el dragón derribó algunos árboles que se encontraban al principio.

En ese momento se encontraba corriendo, si levantaba la cabeza podía ver al dragón volando por encima de él, parecía saber incluso que camino agarraba.

Helaena lo había nombrado Cannibal y el no quería ni averiguar el porqué de ese nombre.

Sentía sus piernas temblar, en ese momento podría parecer un bebé, pero realmente quería a su mamá, no importaba a cual de las dos, sabía que incluso la madre que tuvo en su vida pasada se apiadaría si lo encontraba en esta situación, lamentablemente ya no tenía a ni una de las dos.

Cuando Hécate le dijo que pasaría cosas difíciles cuando tenía tres años, realmente no esperaba que a los seis empezara todo eso. No sabía, tal vez en su mente cualquiera que estuviera haciendo esto esperaría tan siquiera cuando tuviera once.

Rápidamente llegó a lo que parecía ser un acantilado, a pesar de no ser el momento su mente jugó con los recuerdos, rápidamente regresó al pasado, en la cueva donde murió, empezó a sentir nuevamente las manos encima de él, las garras clavándose en su piel, sintió dolor en el pecho, no se dio cuenta ni cuando el dragón se colocó frente a el y se le quedaba viendo fijamente. Sentía que le faltaba el aire, nuevamente estaba sintiendo el dolor, sentía como una mano de adentraba por su pecho e intentaba sacarle el corazón.

No le desearía ese dolor ni a su peor enemigo.

Pronto cayó de rodillas, intentando que el dolor cesara, era como si las garras estuvieran dentro de el, pero como si no pudieran sacar nada. Por su mente se reflejó todo lo que le había ocurrido desde su instancia en Hogwarts, desde que Barty le habló, todos los momentos que el consideraba como más importantes, como cuando todos se quedaban a dormir en la misma habitación, cuando les confesó a todos que le gustaba Potter, cuando decidió unirse a los mortífagos por Bellatrix, y Barty y Evan se unieron junto a él ya que eran todos o nadie. Pronto llegaron los momentos donde ellos habían empezado a separarse, el había estado tan ocupado intentando enorgullecer a su madre que realmente no se dio cuenta, hasta el momento en el que estaba en la cueva, frente a él podía ver a un elfo, pero por mas que lo intentara no podía recordar su nombre.

Sintió como algo rasgaba su abdomen, tal como lo había hecho el inferius había hecho para poder arrancar su corazón. Sintió el hocico del dragón cerca de el, dándole pequeños empujones. Levantó la mirada, encontrándose con los ojos del dragón, eran de un verde que le recordaba a la casa que perteneció, irónico. No había hecho intento de comérselo desde que lo encontró, tal vez le daba pena.

Poco a poco elevó la mano hacia el dragón, que aunque resopló no se separó, logrando así tocarle el hocico, no quería comerlo. Pronto vio como el gran dragón se echaba a la par de él, fácilmente pensaría que el dragón era adorable si no tuviera un nombre como Cannibal ni lo hubiera visto perseguir un dragón pequeño.

El dragón parecía sentirse cómodo junto a él.

¿Eso significaba que lo había reclamado?

¿O simplemente quería que su presa confiara en el para después comérselo?

El dolor parecía calmarse poco a poco, pero parecía no quitarse completamente, tampoco es que le importara vivir con un poco de dolor.

Si su madre lo escuchara era probable que ya lo estuviera regañando.

Su madre...

Había muerto y seguía sin saber el motivo. Había pagado ella por haber salvado a Sir Harwin, quien estaba casi seguro que en ese momento se encontraba con su padre o incluso durmiendo.

Pensó en muchas cosas en un pequeño lapso de tiempo que incluso le empezó a doler la cabeza, hasta que recordó a Helaena. Ella fue a pedir ayuda.

Era probable que lo estuvieran buscando.

Entrando en pánico, se levantó de donde se encontraba y se dirigió hacia el dragón. No sabía si debía hablarle en alto valyrio o idioma normal. Según los maestres, todos los dragones entienden alto valyrio y no entienden el idioma en el que se comunican las personas, pero recuerda que Helaena en algún punto le comentó que Aegon se comunicaba con su dragón en idioma normal.

Entonces ¿Qué debería hablar?

Rápidamente se pegó en la frente al darse cuenta que no estaba avanzando y solo estaba pensando en tonterías.

-Mira dragón, se que no somos amigos, pero necesito que me lleves de regreso a la fortaleza.- el dragón seguía viendo a Regulus sin hacer el menor movimiento- Claro, no me entiendes. Nyke jorrāelagon ao naejot gūrogon issa lenton-

El dragón no hizo movimiento alguno, otra vez.

-¿Sabes qué? Me voy yo solo- dijo indignado el menor-No necesito de nadie, mucho menos de un dragón.-

En ese momento el dragón se levantó, se le había olvidado lo intimidante que se observaba así.

Bueno, tal vez si moriría ese día.

El dragón bajo un poco sus patas delanteras, con desconfianza Regulus se dirigió hacia su lomo. El dragón no tenía montura así que sería algo difícil subirse. Así que si no moría comido por un dragón moriría por caer de uno. Esperaba que pusieran aunque sea las cosas buenas en su lápida.

Con dificultad logró subir al lomo, aunque se le estaba dificultando acomodarse, en ese momento el Cannibal extendió sus alas, empezando a despegarse del suelo. Regulus hubiera disfrutado por completo eso, si no fuera porque apenas se podría sostener del dragón. Por eso prefería las escobas.

Lástima que en ese mundo no existían las escobas.

Poco a poco el dragón emprendió vuelo. Tal vez no era del todo malo. No hasta que el dragón quiso pasarse de listo y empezó a maniobrar en el aire.

Vergüenza le da aceptar que el grito agudo que probable escuchó hasta Hécate provenía de él.

Pronto observó la fortaleza de su abuelo, sintiendo como el dragón empezaba a bajar hasta tocar tierra, deteniéndose varios metros antes.

-Bueno, llegó la hora de despedirnos.-dijo bajando del dragón- ¡Kirimvose! Nyke'll ūndegon ao tolī lo everything goes sȳrī-

Empezó a caminar, volteando a ver al dragón muchas veces, quien parecía no querer moverse.

-Jikagon gō alguien ve ao- dijo por último, antes de comenzar a caminar nuevamente hacia la fortaleza.

No sabía cuanto tiempo había pasado desde que se separó de Helaena, esperaba que no fuera mucho. Ingresó a la fortaleza sin voltear a ver más, esperando que Cannibal realmente se haya ido. No quería escuchar a su abuelo o a alguien más decir que encontraron huesos de dragón, o en el peor caso, de una persona en las afueras de la fortaleza. Ya muchos problemas tendría por estar afuera con Helaena cuando se les mandó a dormir.

Pronto se encontró con algunos guardias que venían acompañados del rey, quienes al verlo fueron hacia el rápidamente, comprobando que se encontraba en perfecto estado.

Pronto el rey estuvo frente a él de igual manera, estudiándolo de pies a cabeza, el menor se removió incómodo ante la mirada.

-Su majestad- dijo el menor, inclinando levemente su cabeza.

-Veo que te encuentras bien- dijo el rey- ¿Cómo lo lograste?-

-¿Lograr qué?- cuestionó Regulus.

-Domar un dragón salvaje.

-¿SALVAJE?- se escucha el grito algo agudo del menor, quien se encontraba con los ojos completamente abiertos.

Se escuchó la leve risa del rey- Si niño, ese dragón que al parecer lograste montar es un dragón salvaje.-dijo el rey, viendo como el niño observaba las vendas de sus manos- ¿Daemon no te explicó sobre ellos?-

-No hemos llegado a esa lección.- dice en un susurro el menor.

-¿Sabes?, estaba pensando en ofrecerle a tu padre algo- empieza el rey, observando como el menor lo ve con atención- Pero para eso el necesita estar acá, así que entremos.-

-¿Donde se encuentra el?- cuestiona Regulus, caminando al lado del rey.

-Organizando todo para matar al dragón que según el está por devorarte.

Pronto se encontraban en los pasillos, el menor seguía al rey en cada vuelta que daba, hasta que llegó enfrente de una puerta, los guardias rápidamente se inclinaron ante el rey y le abrieron las puertas.

Pero antes de entrar se dirigió hacia los guardias- Busquen a Daemon, díganle que el príncipe Regulus ya se encuentra conmigo.-dicho eso, empezó a adentrarse a la sala, detrás de el lo seguía el menor.

Adentrándose se dio cuenta que todos estaban reunidos, pero al mismo tiempo divididos. Su mirada por simple inercia se dirigió hacia los hijos del rey, conectando miradas con el segundo hijo. En la cara de Aemond había una gran herida, al parecer ya cosida.

¿Qué había pasado en lo que el no estaba?

Vio como todos los que estaban en la sala dirigieron la mirada al rey, siendo la primera en dirigirse hacia él su abuela Rhaenys.

Al llegar a él, la mayor la aprisionó en sus brazos mientras lo levantaba un poco- ¡Niño tonto! Nos preocupaste tanto- dijo la mayor, con la cara metida entre el cabello ya algo largo del menor- Creí que morirías ¿Cómo es que no lo estás?-

-Abuela, no me dejas respirar- dijo el menor de manera entrecortada debido al abrazo.

-Rhaenys, suelta a Regulus- se escuchó la voz de Corlys- Aunque yo también quisiera saber como es que estás vivo y sin un rasguño-

-Al igual que yo- se escuchó la voz de una tercera persona, Regulus la identificó como la de su padre, quien se encontraba entrando al salón junto con la princesa Rhaenyra, el menor solo frunció el ceño- Si pareces tener algunos rasguños, pero ni uno de un dragón ¿Cómo lo lograste?

Sintió como todos dirigían la mirada hacia él, sintiendo como su cara de ponía colorada. Nunca le había gustado la atención, siempre trataba de vivir fuera de los focos que lo llevaban hacia su familia.

-Yo... lo reclamé- dijo en un tono de voz casi inaudible.

Nadie pudo escuchar lo dicho por el menor, excepto su abuela.- ¡QUÉ!- había expresado en un grito Rhaenys, mientras volteaba a ver al menor.

-El príncipe reclamó a Cannibal- tomó la palabra el rey.- Sin embargo eso, no importa ahora.-

-¿Cómo no va a importar que mi hijo haya reclamado a un dragón salvaje, Viserys?

-Cálmate, Daemon- dijo el rey, nuevamente sentándose ya que el dolor de su cuerpo ahora se sentía mucho más- Quiero ofrecer algo.-

-¿Qué podrías ofrecer que nos interese a nosotros?

Todos sin excepción alguna estaban atentos a la pequeña pelea que estaba ocurriendo entre el rey y su hermano menor, aunque más pelea por parte de Daemon que por parte del rey.

-Quiero que el príncipe Regulus sea mi copero y en el futuro incluso podría ser escudero, como lo está siendo Daeron.

Todos vieron como Daemon de inmediato negaba con la cabeza, Regulus se encontraba con los ojos completamente abiertos y los labios apretados.

-No lo hará- negó de inmediato el padre del menor- El se quedará con nosotros.-

-No te lo estoy ofreciendo eso a ti, Daemon, se lo estoy ofreciendo al príncipe Regulus.

El menor sintió como las miradas regresaban hacia el, mientras el se encontraba viendo al rey, hubo un momento donde dirigió las miradas alrededor, encontrándose con las de sus hermanas, las personas que habían estado en sus seis años junto a él.

Si aceptaba, eso significaba irse a vivir a King's Landing y dejar a su familia. Claro que sabía que significaba el ser copero de un rey, sabía que era una gran oportunidad para incluso enterarse de muchas cosas, pero había un problema entre todo eso, no quería abandonar a su familia.

Sintió como una mano se colocaba en su hombro y lo apretaba, para luego escuchar la voz de su abuela- Elige lo que quieras Reggie, sabes que te apoyaré en lo que decidas.-

Apretó fuertemente los labios, tratando de tomar una decisión.

-Yo...- comenzó a decir el menor, dirigiendo su mirada al rey, quien ya lo estaba observando- ¿Podría tener más tiempo para tomas mi decisión?-

Observó como el rey le daba una sonrisa tranquila mientras asentía- Nosotros nos iremos mañana, tienes una semana para enviar su respuesta, príncipe.-

Sintió de inmediato la mirada de su padre encima suya.

Vaya, tal vez si terminaría muerto al final del día.

Sign in to leave a review.