
capitulo I
la ultima misión
En un pequeño y olvidado pueblo había un orfanato donde los niños eran puestos al cuidado de sacerdotes y monjas. No era un lugar cálido y ni acogedor, sino más bien un lugar oscuro donde los inocentes sufrían en silencio.
En medio de esa triste realidad, estaba Anthony, un hombre de mirada sinuosa llena de tristeza y soledad que escondía tras unos gruesos lentes. Anthony tenía una misión, su última misión antes de beber el agua que llevaba en un termo.
Caminó lentamente hacia ese edificio en ruinas, reprendiéndose a sí mismo por aceptar, era tan fácil terminar con todo con un solo trago, pero en cambio decidió irse como los grandes señores del inframundo, y qué mejor que aceptar una misión de la Reina del inframundo. Sin hacer preguntas tuvo que aceptar, por eso se encontró en ese lugar, abandonado por Dios, sonrió irónicamente.
Ella siempre ha abandonado a los débiles, concediendo perdón a los que piden piedad, descartando a los suyos, él fue el ejemplo, descartado como basura por cuestionar una orden, pero ella perdona al hombre cubierto en la sangre de su víctima porque entró en razón y "cambió".
- "Mi reina." – hizo una reverencia exagerada.
- Crowley, deja de hacer eso, vas a ensuciar mi piso. – una mujer de singular belleza cubierta de pies a cabeza con esas túnicas feas que las monjas suelen usar.
- ¿Juego de rol?, me encanta. – Se sentó al lado de la mujer. – Seré el chico malo.
-Siempre con el ego tan alto. – se inclino hacia delante fingiendo rezar burlonamente antes de levantarse y empezar a caminar meneando sus caderas. – si te llame aquí es por que te tengo un encargo. – saco de su túnica una fotografía de una pareja joven con un recién nacido en brazos.
- ¿qué tengo que hacer? ¿Tentarlos? Son una pareja para que haga algo grande, tal vez como un genocidio como Bonnie Parker & Clyde Barrow, prometo que esta vez no los dejare morir tan rápido.
- me gusta tu entusiasmo, pero no, se trata del niño. -apunta al infante en la foto.
- una disculpa mi Reyna, pero pensé que la misión seria mas arriesgada, no sobre recolectar a uno de los hijos regados de tu decendencia.
-ojalá fuera así, tener a alguien tan poderoso entre nuestras filas, es decir solo míralo. – se concentro en los ojos verdes del infante. – cumplió once meses hoy y es tan poderoso el pequeño bastardo.
-entiendo, debo eliminarlo antes de que alcance la mayoría de edad o tentarlo?
-ninguna de las dos, es encargo de la diosa Hécate, está bajo su cuidado.
-así que ahora ayudamos a los dioses, que no aprendemos de nuestros errores. - gruño en molestia.
-mas respeto demonio, aun tengo poder, que no lo ejerza, no significa que no pueda matarte, aunque eso seria un premio para ti, o me equivoco?
El hombre frente a ella negó con la cabeza, mientras la bajaba.
Ella era la primera mujer del mundo, la primera mujer de Lucifer, la Reina vampiresa y parte del inframundo, no dejaría que un simple ángel caído le dijera qué hacer.
-Entonces ¿qué debo hacer, mi reina?
-El niño fue profetizado por un falso profeta, su vida será arruinada, nuestro deber es protegerlo, lo necesitamos fuerte, no otro mártir, aunque sé que no solo Hécate lo protege, sino también la muerte y ahora a nosotros.
Lilith sonrió oscuramente, mostrando su lado oscuro detrás de sus dientes ligeramente puntiagudos y sin embargo, esa sonrisa solo resaltaba su belleza demoníaca. Crowley permaneció en silencio esperando órdenes precisas.
-Entiendo mi reina. – Hablé finalmente al ver que la mujer en esos segundos no había dicho nada. – Protegeré al niño, manteniéndolo a salvo de quienes intentarían hacerle daño. Pero ¿qué pasa con el falso profeta? ¿No deberíamos eliminarlo para evitar que arruine la vida del niño?
- No, Crowley, la profecía ya ha sido dicha. El falso profeta es solo una pieza del juego. Nuestro objetivo es asegurarnos de que el niño crezca fuerte y preparado para lo que viene, la muerte y Hécate ya están involucradas, por lo que debemos trabajar juntos para protegerlo.
Crowley asintió, su mente trabajaba en las implicaciones de la misión. - Mi señora, ¿qué pasa con los padres del niño? ¿Dónde están?
La mirada de la señora se oscureció. - muerto, los padres del niño murieron protegiéndolo hace unos días, el niño está solo y vulnerable, Crowley.
- ¿Quién es responsable de él ahora?
- El orfanato, logré convencer a Belial para que lo recibiera, por eso estamos aquí, este lugar no es seguro para el pequeño, el dueño del falso profeta pronto se dará cuenta de que el niño no está donde debería estar y enviaremos a alguien a buscarlo, debemos actuar rápido.
Lilith chasqueo sus dedos, y en cuestión de minutos llego un hombre alto y moreno de larga cabellera vestido como sacerdote, lo único que lo delataba eran sus manos, sus dedos largos y puntiagudos, y esa belleza angelical que aun no a perdido, en sus brazos cargaba un pequeño bulto.
- Belial entrega al niño a Crowley. – el hombre puso en brazos del demonio pelirrojo al bebé con mucho cuidado. - Antony J. Crowley conoce a Harry Potter, desde hoy tu protegido.