
¡Bienvenida a la Academia!
El problema consistía en que Simone no sabía cómo hacer las maletas. ¿Para un viaje a acampar? Claro ¿para quedarse con Erica o durante una noche fin de semana, o para ir a unas vacaciones al sol con su madre y Rebecca? Ningún problema.
Simone podría lanzar un bronceador y pantalones cortos, o convenientes camisetas de bandas y ropa interior limpia. Simone estaba preparada para la vida normal.
Lo cual era el por qué estaba tan completamente desprevenida al hacer las maletas para ir a una selecta academia de entrenamiento donde los luchadores de demonios medio ángeles, conocidos como cazadores de sombras, intentarían formarle como un miembro de su propia raza de guerreros.
En los libros y películas, las personas o se alejaban a una tierra mágica con la ropa con la cual se levantaban, o disimulaban por completo la parte en la que hacían las maletas. Simone ahora se sentía como si la hubiesen privado de la información crítica de los medios. ¿Debería poner los cuchillos de la cocina en su bolso? ¿Debería llevar la tostadora y amarrarla como un arma?.
Simone no hizo ninguna de aquellas cosas. En cambio, fue con la opción segura: ropa interior limpia y camisetas divertidísimas. A los cazadores de sombras les tenían que encantar las camisetas divertidas, ¿verdad? A todos les gustaban las camisetas divertidas.
-No sé cómo se sienten sobre camisetas con bromas sucias de ellos en la academia militar, cariño-dijo su madre.
Simone giró, con demasiada rapidez, el corazón dando tumbos en la garganta. Su madre estaba de pie en la entrada, con los brazos cruzados. Su cara siempre preocupada estaba ligeramente arrugada con la preocupación suplementaria, pero la miraba con amor. Como siempre hacía.
Salvo en otro conjunto entero de recuerdos al que Simone apenas tenía acceso, se había convertido en una vampira y ella la había echado de su casa. Este era uno de los motivos por los que Simone iba a la academia de cazadores de sombras, el por qué había mentido a su madre entre dientes de que quería ir desesperadamente.
Había hecho que Mara Bane, una bruja con ojos de gato, falsificase papeles para convencerla de que tenía una beca en esta ficticia academia militar.
Había hecho todo esto para que no tuviese que mirar a su madre cada día y recordar cómo la había mirado cuando tenía miedo de ella, cuando la odió. Cuando la traicionó.
-Creo que he juzgado mis camisetas bastante bien-le dijo Simone-Soy bastante juiciosa, nada demasiado descarado para los militares, material del payaso de la clase, confía en mí-
-Confío en ti, o no te dejaría ir-dijo su madre. Se acercó a ella y le plantó un beso en su mejilla, pareció sorprendida y dañada cuando ella se estremeció, pero no lo comentó, ni en su último día. En cambio, puso los brazos alrededor de ella-te quiero, recuerda eso-
Simone sabía que era injusta, su madre la había echado pensando que ya no era realmente Simone, sino un monstruo profano que llevaba la cara de su hija. Todavía sentía que la debería haber reconocido y haberla querido con todo. No podía olvidar lo que ella le había hecho. Incluso a pesar de que ella lo hubiese olvidado, incluso por lo que a ella o casi cualquier otro en el mundo le concerniese, nunca había pasado.
Por lo tanto tenía que irse.
Simone trató de relajarse en su abrazo.
-Tengo mucho en mente-dijo, curvando la mano alrededor del brazo de su madre-pero intentaré recordar eso-
-Tanto como puedas ¿Segura que estás bien yendo con tus amigos?-
Quiso decir, los amigos cazadores de sombras de Simone (quienes ella fingía que eran compañeros de la academia militar que le habían inspirado a unirse también). Los amigos cazadores de sombras de Simone eran la otra razón por la que estaba yendo.
-Estoy segura-dijo Simone-Adiós, mamá, te quiero-Lo dijo en serio. Nunca había dejado de quererla, en esta vida o en cualquier otra. Te quiero incondicionalmente, su madre le había dicho, un par de veces, cuando era más joven. Así es cómo los padres quieren. Te quiero pase lo que pase.
La gente decía cosas así, sin pensar en potenciales escenarios de pesadillas o condiciones horrorosas, el cambio mundial entero y el amor escabulléndose. Ninguno de ellos alguna vez soñó que el amor sería probado y que fallaría, aunque no todo amor probado fallaba, ¿Verdad? Él seguía aquí.
Rebecca le había enviado una tarjeta que decía: ¡BUENA SUERTE, SOLDADO! Simone recordó, incluso cuando había sido encerrada con llave fuera de su casa, la puerta que le excluía de cada forma que podría ser, el brazo de su hermana alrededor de ella y su voz suave en su oído. Ella lo había querido, incluso entonces. No había sido la única, pero los demás eran sentimientos demasiados complejos para un pensamiento pasajero.
No se podía quedar aquí, atrapada entre los dos mundos y dos conjuntos de recuerdos. Tenía que escapar. Tenía que irse y hacerse una heroína, de la forma que lo había sido una vez. Entonces todo esto tendría sentido, todo esto significa algo.
Simone se encontraba con sus amigos, a pesar de que ninguno de ellos fuera a la academia. Había estado de acuerdo en que iría al Instituto y se despediría antes de irse.
Hubo un tiempo cuando podría haber visto sola a través de los glamures, pero Mara le había ayudado a hacerlo ahora. Simone alzó la vista al bulto extraño, imponente del Instituto, recordando con inquietud lo que había pasado en este lugar antes y visto como una construcción abandonada. Esa era otra vida, sin embargo, recordó una especie de pasaje de la biblia sobre cómo los niños veían a través del cristal manchado, pero crecer significaba que podría ver cosas claramente.
Podía ver el Instituto claramente: una estructura impresionante que se elevaba por encima de ella. Simone abrió la puerta, caminó por el camino estrecho alrededor del Instituto y cruzó por las tierras.
Las murallas que rodeaban el Instituto encerraban un jardín que se esforzaba por prosperar dada su proximidad a una avenida de Nueva York. Había caminos de piedra impresionantes y bancos y hasta una estatua de un ángel que puso a Simone más nerviosa si cabe, ya que era una fan de Doctor Who. El ángel no estaba llorando, exactamente, pero parecía demasiado deprimido para el gusto de Simone.
Sentados en el banco de piedra en medio del jardín estaban Mara Bane y Alex Lightwood, una cazadora de sombras alta y oscura y bastante fuerte y silenciosa, al menos alrededor de Simone.
Mara era habladora, cómo demasiado habladora, sin embargo, tenía los ojos de gato ya mencionados y poderes mágicos, y ahora estaba vistiendo una camiseta en un estampado de rayas de cebra con acentos rosados con un pantalón ajustado dorado. Mara y Alex habían estado saliendo durante algún tiempo; Simone aprendió que Mara podría hablar por ambas.
Detrás de Mara y Alex, apoyándose contra una pared de piedra, estaban Isaac y Clarence. Isaac se estaba apoyando contra la pared del jardín, revisándolo y distante. Se veía como si estuviera en medio de una pose para una increíblemente encantadora sesión de fotos. Entonces otra vez, siempre lo hacía. Era su talento.
Clarence, sin embargo, estaba mirando fijamente de manera terca la cara de Isaac y hablando con él. Simone pensaba que Clarence se metería en su camino y conseguiría que Isaac le prestara finalmente atención. Ese era su talento.
Mirar a cualquiera de ellos causó una punzada en su pecho. Mirar a ambos comenzó un dolor que te quita el aire.
Así que en su lugar Simone buscó a su amiga Jacey, quien estaba arrodillada en la hierba ya crecida y afilando una cuchilla corta contra una piedra. Simone supuso que Jacey tendría sus razones para eso; o posiblemente sólo sabía que tenía buen aspecto haciéndolo.
Posiblemente ella e Isaac podrían hacer una sesión de fotos juntos para Antipáticos Mensuales.
Todos estaban reunidos. Sólo por ella. Simone se habría sentido tan honrada como amada, excepto que generalmente se sentía extraña, porque tenía sólo unos fragmentos rotos de recuerdos que le decían que conocía a esta gente y una vida entera de recuerdos que decían que eran forasteros armados y demasiado intensos.
Los adultos del Instituto y la Clave, la madre y el padre de Isaac y Alex y otra gente, fueron los que habían sugerido que, si Simone quería convertirse en una cazadora de sombras, debería ir a la academia.
Misma academia que estaba abriendo sus puertas por primera vez en décadas para dar la bienvenida a aprendices que podrían restaurar las filas de cazadores de sombras que la reciente guerra había diezmado.
A Clarence no le había gustado la idea. Isaac no había dicho nada en absoluto del asunto, pero Simone sabía que tampoco le había gustado esto. Jacey había sostenido que era absolutamente capaz de la formación de Simone en Nueva York, incluso se había ofrecido a hacer todo esto ella misma y llevar al día el entrenamiento de Simone con el de Clarence. Simone había pensado que eso era dulce, y que ella y Jacey debían ser más cercanas de lo que realmente recordaba, pero la horrible verdad era que no quería quedarse en Nueva York.
No quería quedarse alrededor de ellos. No creía que pudiese aguantar la expresión constante en sus caras, en las de Isaac y Clarence sobre todo, de la expectativa decepcionada. Cada vez que la veían, la reconocían y la conocían y esperaban cosas de ella. Y cada vez ella estaba en blanco. Era como ver a alguien cavar donde sabía que habían sepultado algo precioso, cavando y cavando y dándose cuenta de que todo lo que hubo, se fue. Pero seguían cavando exactamente igual, porque la idea de perderlo era terrible.
Tal vez, ella era ese tesoro perdido. Y lo odiaba. Este era el secreto que trataba de guardarles.
Sólo tenía que pasar este duro adiós, y luego estaría lejos de ellos hasta que estuviese mejor, hasta que estuviese más cerca de la persona que todos ellos realmente querían ver. Entonces no se decepcionarían de ella, y no sería una extraña para ellos.
Simone no intentó alertar a todo el grupo de su presencia de inmediato. En cambio se acercó furtivamente a Jacey.
-Oye-dijo.
-Oh-dijo Jacey descuidadamente, como si no hubiese estado esperando ahí fuera con el objetivo expreso de despedirse de Simone.
Alzó la vista, dorada mirada ocasional, luego miró lejos.
-Oye, imaginé que no iba a tener la oportunidad de preguntar esto otra vez, tú y yo-dijo Simone-¿somos bastante cercanas, verdad?-
Jacey lo miró durante un momento, la cara tranquila, y luego saltó sobre sus pies.
-Absolutamente, somos algo así-cruzó dos de sus dedos juntos-Realmente, somos más bien esto-intentó cruzarlos otra vez-Tuvimos un poco de tensión inicial, como puedes recordar más tarde, pero todo esto se aclaró cuando viniste a mí y admitiste que estabas luchando contra los sentimientos de celos intensos sobre mi, estas fueron tus palabras, por mi buena apariencia y mi encanto irresistible-
-Lo hice-dijo Simone con incredulidad. Jacey le sonrió.
-Sip, lo recuerdo claramente, un momento trascendental en nuestra amistad-
-Bien, la cosa es, Alex, en realidad siempre está callada alrededor de mí-dijo Simone-¿Es tímida, o le fastidié y no lo recuerdo? No me gustaría marcharme sin intentar arreglar las cosas-
La expresión de Jacey tomó una peculiar quietud de nuevo.
-Me alegra que me preguntes esto-dijo finalmente-Hay algo más ocurriendo, los chicos no querían que te lo dijera, pero la verdad es-
-Jacey, deja de monopolizar a Simone-dijo Clarence.
Habló firmemente, como siempre hacía, y Jacey se giró y contestó a ello, como siempre hacía, respondiendo a su llamada como no lo hacía con la de nadie. Clarence fue andando hacia ambas, y Simone sintió la punzada en su pecho otra vez mientras su cabeza pelirroja se acercaba.
Los recuerdos venían, una pieza de ellos era un destello de andar a la escuela con Clarence, su mano tan pequeña cómo la de ella. En ese momento se había sentido igual a él, en el mismo nivel, cosa que no sentía con Isaac, Isaac siempre parecía demasiado distante, demasiado grande, ágil y fuerte.
-Oye, Simone-dijo él, sus ojos eran brillantes y Simone sabía que era todo por su culpa.
-Oye, Clarence, cuídate-dijo-Sé que puedes-Hizo una pausa-Y cuida de Jacey, esa pobre rubia indefensa-
Jacey hizo un gesto obsceno, el cual realmente se sentía familiar para Simone. Jacey de prisa bajó la mano cuando Catarina Loss anduvo alrededor del lado del Instituto.
Era una bruja como Mara y una amiga suya, pero en vez de tener ojos de gato era azul por todas partes. Simone tenía la sensación de que ella no le agradaba mucho. Tal vez a los brujos sólo les gustaban otros brujos. Aunque realmente parecía que a Mara le gustaba Alex.
-Hola-dijo Catarina-¿Lista para irte?-
Simone había estado muriéndose por marcharse durante semanas, pero ahora que el momento había llegado sentía que el pánico le agarraba.
-Casi-dijo-Sólo un segundo-
Asintió hacia Alex y Mara, quienes asintieron hacia ella. Simone sentía que tenía que aclarar lo que era extraño entre sí y Alex antes de que se arriesgara mucho más.
-Adiós, chicas, gracias por todo-
-Créeme, liberarte, parcialmente de un hechizo de mi padre demonio es un placer-dijo Mara, levantando una mano. Llevaba muchos anillos, que brillaban en la luz del sol de la primavera. Alex sólo asintió.
Simone abrazó a Clarence, aunque eso hizo a su pecho doler más. La forma en la que él se sentía y olía era tanto extraña como familiar, mensajes contrariados pasaban por su cerebro y su cuerpo.
Cuando dejó ir a Clarence, Simone reunió coraje, se giró, y se acercó a Isaac.
Isaac era la última persona a la cual tenía que decir adiós, sería la más difícil. No se veía como Clarence, abiertamente lloroso, o como ninguno de los demás, con pena al verle ir, sino básicamente bien.
Parecía más indiferente que nadie, pero Simone sabía que la indiferencia no era real, no podía ser real.
-Voy a volver-dijo Simone.
-Sin duda-dijo Isaac mirando en la distancia más allá de su hombro-Parece que siempre apareces-
-Cuando lo haga, voy a ser increíble-Simone hizo la promesa. Sentía como si tuviese que decir algo. Sabía que por algún motivo extraño e incomprensible él la quería y por algún motivo aún más extraño e incomprensible ella quería volver a él de la forma que había sido, mejor de lo que era ahora.
Isaac se encogió de hombros.
-No creas que te estaré esperando, Simone Lewis-Lo dijo con indiferencia, aun así sonaba como una promesa completamente opuesta. Simone lo miró durante un momento largo. Era tan atractivo e impresionante, que lo encontraba demasiado para manejar. Podía creer cualquiera de sus nuevos recuerdos, pero la idea de que Isaac Lightwood hubiese sido su novio parecía más increíble que el hecho de que los vampiros eran verdaderos y Simone había sido uno.
No tenía la más mínima idea de cómo lo había hecho sentir así una vez, y por tanto no tenía la más mínima idea de cómo hacerlo sentirse así por ella otra vez. Le había pedido bailar una vez, tomar el café con ella dos veces en los meses desde que él y Mara le habían devuelto tanta memoria como pudieron, pero no bastante.
Cada vez que Isaac le había mirado con cuidado, con expectación, esperando algún milagro sabía que no podía funcionar. Significaba que era muda alrededor de él todo el tiempo, tan segura de que iba a decir lo incorrecto y romper todo que apenas podía decir algo.
-Bien-dijo-Bueno, te echaré de menos-La mano de Isaac salió disparada, agarrando su brazo, cómo cada vez que su toque la rozaba sentía que quería inclinarse a él y no alejarse, pero eso sería incómodo. En especial porque todavía no le miraba.
-Si me necesitas, iré-dijo-solo dime-y le liberó tan repentinamente como le había agarrado.
-Bien-dijo Simone dijo otra vez y se retiró al lado de Catarina Loss cuando hizo el Portal para pasar a Idris, el país de los cazadores de sombras.
Simone había recordado sobre Idris, torres y una prisión y caras severas y sangre en las calles, pero todo era de la ciudad de Alicante. Esta vez, se encontraba fuera de la ciudad. Estaba de pie en el exuberante paisaje, a un lado de un valle y los otros campos
Catarina miró a su alrededor, luego dio un paso, por lo que ella estaba de pie justo en el borde del valle. Simone la siguió.
De repente había lo que Simone reconoció como campos de entrenamiento, tramos de tierra despejada cortadas en la tierra con vallas alrededor de ellos, las marcas que indican donde los cazadores de sombras corren. En el centro de los jardines y en el corazón de la selva, la joya de la que el resto era escenario de fondo, era un alto edificio gris, con torres y agujas.
-Bienvenida a la Academia de cazadores de sombras-dijo Catarina Loss, con voz suave.
Comenzaron su descenso juntas. En un momento dado las zapatillas de deporte de Simone resbalaron en la tierra suave, cayó por la cuesta empinada, y Catarina tuvo que agarrarla de su chaqueta para sostenerla.
-Espero que hayas traído algunas botas de montaña, niña de ciudad-
Ella sabía que estaba haciendo mal las maletas. Catarina, probablemente decepcionada por la demostrable falta de inteligencia de Simone, se quedó en silencio mientras caminaban bajo la sombra de las ramas, en la penumbra verde creada por los árboles, hasta que los árboles se volvieron escasos y la luz del sol inundó de nuevo el espacio que les rodeaba y la academia de cazadores de sombras se alzaba en la distancia delante suya. Cuando se acercaron, Simone comenzó a notar algunos pequeños defectos con la Academia que no había observado cuando estaba asombrada y muy lejos. Una de las torres altas y delgadas, estaba inclinada en un ángulo alarmante. Había grandes nidos de aves en los arcos, y las telarañas se colgaban tan largas y gruesas como las cortinas que se ondeaban en unas pocas ventanas.
Simone no se sintió bien acerca de cualquiera de estas observaciones.
Había gente caminando en frente de la academia, había una mujer alta de pelo rubio rojizo, y detrás de ella dos chicos que Simone se figuró que eran estudiantes de la academia. Ambos parecían de su edad.
La rubia rojiza saltó a la acción, corriendo a toda velocidad hacia ellos y cayendo sobre Catarina como si fuera una hermana triste perdida hace mucho tiempo. Agarró a Catarina por los hombros y Catarina parecía muy descompuesta.
-Sra. Catarina, gracias al ángel que está aquí-exclamó-¡Todo es un caos, un caos absoluto!-
-No creo que haya tenido el placer-observó Catarina, con una pausa significativa.
La mujer se recompuso y liberó a Catarina, asintiendo por lo que su pelo brillante voló alrededor de sus hombros.
-Soy Vivianne Penhallow, la, ah, decana de la academia-hizo una pausa-Encantada de conocerte-
Ella podía hablar formalmente, pero era muy joven para ser la iniciadora de los esfuerzos para reabrir la academia y preparar a todos los nuevos alumnos, desesperadamente necesitando aprendices para las fuerzas de cazadores de sombras. Por otra parte, Simone supuso que eso era lo que pasaba cuando eras primo segundo de ley con el Cónsul.
-¿Cuál parece ser el problema, Decana Penhallow?-
-Bueno, para no poner un punto demasiado fino, las semanas previstas para renovar la Academia parecen haber sido “tremendamente insuficientes”-dijo la Decana Penhallow, sus palabras saliendo corriendo-Y algunos de los maestros ya nos han dejado abruptamente, no creo que se propongan volver, de hecho, algunos de ellos me informaron de esto en un lenguaje muy fuerte, además, la academia es un poco fría y, para ser honestos con estructuras poco sólidas, por otra parte, con el interés de la exhaustividad debo decirle que hay un problema con los suministros de alimentos-Catarina levantó una ceja marfileña.
-¿Cuál es el problema con los suministros de alimentos?-
-No hay suministro de alimentos-
-Eso es un problema-Los hombros de la decana se hundieron y su pecho se desinfló un poco, como si lo hubiera tenido todo confinado en un corsé invisible de angustia-Estos chicos conmigo son dos de los estudiantes de mayor edad y de buenas familias de cazadores de sombras, Julian Beauvale y Beal Velez Mendoza, llegaron ayer y realmente han demostrado ser invaluables, y esta debe ser la joven Simone-dijo ella.
Simone estaba brevemente sobresaltada y no segura de por qué, hasta que vagamente recordó que muy pocos cazadores de sombras adultos habían mostrado nunca ningún signo de placer al tener a una vampira en medio de ellos. Por supuesto, ella no tenía motivos para odiarla a la vista ahora. También parecía ansiosa por conocer a Catarina, pensó Simone.
-Correcto-dijo Catarina-Bueno, lo que es una sorpresa es que el edificio que quedó vacante después de las décadas esté funcionando enteramente bien después de unas pocas semanas, será mejor que me muestres algunos de los peores puntos de problemas, puedo llevarlos arriba así no tenemos todo el alboroto de bebés cazadores de sombras rompiendo su bonito cuello-
Todo el mundo se quedó mirando a Catarina.
-La tragedia incalculable, quise decir-enmendó Catarina, y sonrió-¿Puede uno de los chicos ser prestado para mostrarle a Simone su habitación?-
Ella parecía ansiosa de deshacerse de Simone. La decana miró a Catarina un momento más, y luego dio un chasquido.
-Oh, sí, sí, por supuesto, Julian ¿podrías encargarte de eso? Ponla en la habitación de la torre-Las cejas de Julian se dispararon.
-¿En serio?-
-Sí, en serio, la primera habitación al entrar en el ala este-dijo la decana, su voz tensa, y se volvió hacia Catarina- Sra. Loss, una vez más me siento muy agradecida de que haya llegado ¿Puede usted realmente arreglar algunas de estas irregularidades?-
-Hay un dicho, toma un Subterráneo para aclarar un lío de un cazador de sombras-observó Catarina.
-Yo no lo había oído decir-dijo la Decana Penhallow.
-Qué extraño-dijo Catarina, su voz desvaneciéndose mientras se alejaban-Los subterráneos lo dicen a menudo-
Simone mira al chico restante, Julian Beauvale. Le había gustado más el aspecto del otro chico. Julian era muy lindo, pero su cara, nariz y boca eran todas extrañamente estrechas, dando la impresión de que toda la cara se fruncía con desaprobación.
-Simone, ¿verdad?-Preguntó, y su boca pre fruncida pareció fruncirse más-Sígueme-Se giró, sus movimientos afilados como los de un sargento, y Simone lo siguió lentamente a través del umbral de la Academia a un vestíbulo con eco con un techo abovedado.
Simone miró embobada cada detalle, preguntándose qué pensarían sus amigos si vieran la academia.
-Por favor, mantén el ritmo-dijo la voz de Julian, flotando en la oscuridad.
La oscuridad resultó ser sólo una escalera de piedra oscura, que conducía a un pasillo de piedra oscura. Todavía no había casi ninguna luz, porque las ventanas eran pequeñas ranuras en la piedra.
-Así que eres un cazador de demonios-dijo Simone, cambiando su mochila en sus hombros y corriendo tras Julian-¿Qué es eso?-
-Es por lo que estás aquí, para averiguarlo-le dijo el chico, y luego se detuvo en una de las muchas puertas, el roble teñido de madera con herrajes negros, el mango tallado mirándose como el ala de un ángel. Él estrechó la manija, y Simone vio que eso debía haber sido girado con tanta frecuencia durante siglos que los detalles de las alas del ángel se habían desgastado casi alisándolo.
Dentro había una pequeña habitación de piedra, con dos camas estrechas con postes en la cama de madera tallada, una ventana de hoja de diamante borrosa con el polvo, y un gran armario inclinado a un lado como si hubiera perdido una pata.
También había una chica allí, sentada en un taburete. Ella se giró lentamente en el taburete para enfrentarlos. No se veía diferente de una estatua, si alguien hubiese vestido a una estatua con pantalones vaqueros y una colorida camisa amarilla y roja. Las líneas de su rostro eran limpias y reminiscentes de una estatua, alta y de aspecto atlético, como la mayoría de los cazadoras de sombras eran. Simone sospechaba que el ángel no elegía a un asmático o cualquiera que alguna vez se hubiese golpeado en la cara por una pelota de voleibol en el gimnasio.
Simone escuchó un pequeño sonido detrás de ella y miró por encima del hombro. El pequeño sonido había sido de Julian, quien también, como Simone observó, flexiona los músculos de sus brazos. Al parecer, todos los Cazadores de Sombras eran modelos de ropa interior, incluyendo a su nueva compañera de cuarto. Su vida era una broma.
Julian parecía ocupado observando a la chica en el taburete. Simone tenía varias preguntas, como “¿quién es ella?” Y “¿por qué está en un taburete?” pero no quería ser una molestia.
-Estoy muy felíz de que estén aquí, ahora no entremos en pánico-susurró la chica en el taburete. Julian dio un paso atrás.
-¿Qué te pasa?-Exigió Simone-¡Decir “no entremos en pánico” es garantía para hacer que todos se asusten! Se específica sobre el problema-
-Está bien, entiendo lo que dices y haces un punto justo-continuó la chica nueva. Tenía un acento, su voz todavía ligeramente retumbando sobre ciertas sílabas. Simone estaba bastante segura de que era escocés-Es sólo que creo que hay una zarigüeya demonio en el armario-
-¡Por el Ángel!-dijo Julian. Simone estaba por decir en cuántos niveles era ridículo, si existieran las zarigüeyas demonio alguien en Nueva York se lo habría dicho, esperaba que se lo hubieran dicho.
Hubo un ruido desde dentro del armario. Un sonido de arrastramiento, gruñidos y silbidos que levantó los pelos de la nuca de Simone, tal vez no se lo dijeron.
Rápido como un rayo y con la gracia de un Cazador de Sombras, Julian saltó sobre la cama. Simone supuso que era su cama. El hecho de que ella había estado aquí sólo dos minutos y ya tenía a un chico lanzándose sobre su cama habría sido emocionante, excepto que por supuesto, él chico no era Isaac Lightwood.
-¡Haz algo, Simone!-
-Sí, Simone ¿Eres Simone? Hola, Simone, por favor haz algo con la zarigüeya demoníaca-dijo la chica en el taburete.
-Estoy segura de que no es una zarigüeya demoníaca-El sonido de forcejeo dentro del armario era muy fuerte, y Simone no se sentía del todo segura.
-Nací en la Ciudad de Cristal-dijo Julian-Soy un Cazador de Sombras y puedo manejar lo demoníaco, ¡Pero también me crié en una bonita casa que no estaba infectada de sucios animales salvajes!-
-Bueno, yo soy de Brooklyn-dijo Simone-y no es por hablar mal de mi querida ciudad o llamarla un montón de basura piojosa con buena música ni nada, pero sé de roedores, además, creo que fui un roedor, pero eso fue solo por un momento, no lo recuerdo claramente y no quiero hablar de ello, creo que puedo manejar una zarigüeya, que de nuevo, estoy segura que no es demoníaca-
-¡Yo la vi, ustedes no!-Exclamó la chica en el taburete-¡Te estoy diciendo, que era sospechosamente grande!-
Hubo otro murmullo, y algunos resoplidos amenazantes. Simone se acercó a la maleta abierta sobre la otra cama.
-¿Es eso un arma?-preguntó Julian.
-Uh, no-dijo Simone-Es una raqueta de tenis-
Los Cazadores de Sombras necesitaban más actividades extracurriculares, ¿Isaac tenía alguna actividad fuera de ser guapo y matar demonios? Sabía que Clarence dibujaba y que Jacey tocaba el piano. Se acercó de nuevo hacia el armario, y abrió la puerta. Allí, en los astillados y roídos recovecos del armario, había una zarigüeya. Sus ojos rojos brillaban y su pequeña boca se abrió, silbando a Simone.
-Qué asco-dijo Julián-¡Mátalo, Simone!-
-¡Simone, eres nuestra única esperanza!-Dijo la chica del taburete.
La zarigüeya hizo un movimiento, como para lanzarse hacia adelante. Simone llevó la raqueta hacia abajo con un porrazo contra la piedra. La zarigüeya silbó de nuevo y se movió en una dirección diferente. Simone tuvo la loca idea de que estaba amagando, justo antes de que realmente pasara entre sus piernas. Simone dejó escapar un sonido que estaba demasiado cerca de un graznido, se tambaleó hacia atrás y golpeó salvajemente en varias direcciones, golpeando losas cada vez. Los otros dos gritaron. Simone se dio la vuelta para tratar de localizar a la zarigüeya, viendo un destello de piel por el rabillo del ojo y girando de nuevo.
La zarigüeya se marchó por la puerta. Simone pensó que le lanzó una mirada de ojos rojos de triunfo mientras se iba. Julian saltó de la cama.
-¡Bueno, las dejo chicas antes de que la criatura regrese a su nido!-anunció Julian-Em, quiero decir, las dejo chicas para que se conozcan-Hizo una pausa en la puerta, mirando en la dirección por donde la zarigüeya se había ido-Adiós por ahora-añadió, y salió corriendo en la dirección opuesta.
-Eso fue-dijo y se encontró sacudiendo la cabeza y riendo-Sólo tres futuros geniales e impresionantes cazadores de demonios-
La chica que no estaba más en el taburete pareció sorprendida, sin duda porque pensaba que su nueva compañera de cuarto estaba trastornada y se reía con las zarigüeyas. Cualquiera de los Cazadores de Sombras que conocía en Nueva York se habría ocupado de la situación sin pestañear. Estaba segura que Isaac le habría cortado la cabeza a la zarigüeya con una espada. Pero ahora estaba rodeada de gente que entraba en pánico, gritaba y se ponía sobre taburetes, rodeada de los desastres de seres humanos que no podían hacer frente a un único roedor, y Simone era uno de ellos. Todos ellos eran solo chicos normales. Fue un gran alivio.
-¡Qué vergüenza que nuestros maestros no vieran tal impresionante desempeño!-dijo seriamente la nueva compañera de Simone. Luego se echó a reír también, la mano contra su boca-Nos van a matar-
-Siento todo eso, no estoy muy bien con escabullirme de pequeñas cosas, estoy esperando luchar contra los demonios un poco más altos, soy Georgina Lovelace, por cierto-dijo la chica. Simone miró su propia bolsa, llena de sus muchas camisetas hilarantes, y luego sospechosamente el armario. No sabía si confiaba en el armario de la zarigüeya con sus camisetas.
-¿Así que, eres una Cazadora de Sombras entonces?-Había trabajado en cómo eran constituidos los nombres de Cazadores de Sombras para ahora, y ya se había imaginado a Georgina como una Cazadora de Sombras a primera vista. Solo que había sido antes de que Simone pensara que Georgina podría ser genial. Ahora estaba decepcionada. Ella sabía cómo pensaban los Cazadores de Sombras sobre los mundanos.
Sería bueno tener una compañera de cuarto genial de nuevo, pensó Simone. Al igual que Jordan. Podía no recordar a Jordan, su compañera de cuarto cuando era una vampira pero lo que recordaba era bueno.
-Bueno, yo soy una Lovelace-dijo Georgina-Mi familia dejó de batallar como Cazadores de Sombras debido a la pereza en 1700, luego vinieron a residir fuera de Glasgow para convertirse en los mejores ladrones de ovejas en la tierra, la única otra rama de los Lovelace renunció a ser Cazadores de Sombras en el 1800, creo que tenían una hija que regresó, pero murió, así que fue todo lo que quedó, los Cazadores de Sombras solían venir a llamar a las generaciones pasadas, y mis valientes antepasados decían: “No, creo que me quedo con las ovejas,” hasta que finalmente la Clave dejó de venir porque estaban cansados de nuestras maneras perezosas ¿Qué puedo decirte? Los Lovelace se rinden fácil-
-Ese es un legado noble-dijo Simone insegura.
-¿Puedes creer que no sabía nada de el hasta hace unas semanas? Los Cazadores de Sombras vinieron a encontrarnos de nuevo, diciéndonos que necesitaban nuevos, uh, cazadores de demonios en la lucha contra el mal, porque un montón de ellos habían muerto en una guerra, puedo decirlo, los Cazadores de Sombras realmente saben lo que es ganar los corazones y las mentes-
-Deberían hacer volantes-sugirió Simone, y Georgina sonrió.
-Tengo malas noticias que compartir contigo acerca de la mayoría de los Cazadores de Sombras y sus habilidades con una fotocopiadora-le dijo Georgina-De todos modos, resultó que mis padres lo habían sabido todo el tiempo y no me informaron, debido a que, ¿por qué iba yo a estar interesads en una cosita así? ¡Dijeron que mi abuela estaba loca cuando habló sobre bailar con las hadas! Dejé muy claro el tema de guardar secretos antes de irme, papá dijo que, para ser justos, Abu está completamente loca. Es solo que las hadas son reales, probablemente no su amante de las hadas de cuatro pulgadas de altura llamada Bluebell-
-Apostaría contra ello-dijo Simone, pensando en todo lo que recordaba de las hadas-Pero no apostaría mucho-
-Por lo tanto, ¿eres de Nueva York?-Dijo Georgina-Lindo glamour-
Simone se encogió de hombros.
-¿Cómo te enteraste de todo esto? ¿Tienes la Visión?-
-No-dijo Simone lentamente-No, solo soy normal, pero mi mejor amigo se enteró de que era un Cazador de Sombras, y el hijo de este realmente tipo malo, y el hermano de otra chica realmente malvada, ahora que lo pienso, Clarence tiene la peor suerte con los familiares, me mezclé en esto, y si te digo la verdad, no lo recuerdo del todo, porque-Simone se detuvo y trató de pensar en alguna manera de explicar la amnesia relacionada a demonios que no convencería a Georgina de que Simone tenía los mismos problemas que su abuela. Entonces vio a Georgina mirándola, con los ojos marrones amplios.
-Tú eres Simone-dijo ella-Simone Lewis-
-Correcto-dijo Simone-Hey, está mi nombre en la puerta o hay algún tipo de registro que estoy destinada a firmar-
-La vampira-dijo Georgina-¡La mejor amiga de Clark Morgenstern!-
-Uh, Clarence-dijo Simone-Uh, me gusta pensar en mí misma como la ex-no muerta-
La manera en que Georgina la miraba, como si estuviera en serio impresionada más que decepcionada o expectante, era un poco vergonzoso. Simone tuvo que admitir, que también era un poco agradable.
-No entiendes, llegué a este infierno congelado lleno de moho y roedores, y toda la Academia estaba a tope de gente hablando de estos héroes que son de mi edad y en realidad fueron a una dimensión infernal, eso le dio una perspectiva real al hecho de que los baños no funcionan aquí-
-¿Los baños no funcionan? Pero, qué hacemos, cómo-Georgina la miro con vergüenza tiñendo su rostro.
-Nos comunicamos con la naturaleza-Georgina y Simone miraron fuera de su ventana hacia el bosque de abajo, las hojas meciéndose suavemente con el viento más allá de los cristales en forma de diamantes de cristal. Georgina y Simone se miraron, oscuramente.
-En serio, de ti y tu grupo de héroes es todo sobre lo que cualquiera habla-dijo Georgina, volviendo a un tema más alegre-Bueno, eso y el hecho de que tenemos palomas viviendo en los hornos, has salvado el mundo, ¿no? Y no lo recuerdas, eso tiene que ser raro-
-Es raro, Georgina, gracias por mencionar eso-Georgina se rió, arrojó su raqueta rota al suelo, y se quedó mirando a Simone como si fuera alguien increíble.
-Guau, Simone Lewis, supongo que tengo a alguien para agradecer en la Academia Escalofrío en la Columna por conseguir una compañera de cuarto genial-
Georgina guió a Simone abajo para cenar. El comedor se parecía mucho a todas las demás habitaciones cuadradas de piedra en la Academia, excepto que en un extremo tenía una enorme repisa tallada, mostrando espadas cruzadas y un lema tan gastado que Simone no podía leerlo.
Había varias mesas redondas, con sillas de madera de diferentes tamaños reunidas a su alrededor. Simone estaba empezando a creer realmente que habían amueblado la Academia con una venta de garaje de una persona mayor. Las mesas estaban llenas de niños. La mayoría de ellos eran por lo menos dos años más jóvenes que Simone. Bastantes eran menores que eso. Simone no se había dado cuenta que estaba en el lado mayor para un cazador de demonios aprendiz, y aquello la puso nerviosa. Estuvo profundamente aliviado cuando vio algunos rostros medianamente familiares de su propia edad.
Julian de la cara fruncida, Beal y otra chica las vieron y les saludaron con la mano. Simone asumió que el saludo era para Georgina, pero cuando se sentó, Julian realmente se inclinó hacia ella.
-No puedo creer que no dijiste que eras Simone Lewis-dijo él-Pensé que eras solo una mundana-Simone se inclinó un poco lejos, no le gustaba que un chico desconocido entrará en su espacio personal, menos si no estaba presente su no-novio.
-Soy solo una mundana-
-Ya sabes lo que quiero decir-
-Él quiere decir que todos tenemos una deuda contigo, Simone-dijo Beal Mendoza, sonriéndole. Él tenía una gran sonrisa-No nos olvidamos de eso, es un placer conocerte, y es un placer tenerte aquí-
La chica, que tenía una figura envidiable con músculos no gigantes pero sí grandes, se inclinó sobre la mesa y le ofreció una mano, Simone la sacudió.
-Soy Joan Cartwright, un placer-
-Joan-repitió Simone-conozco a algunas personas llamadas Joan, no es que ninguna de ellas se llame a sí mismo Joan, es más como si fueran llamadas Joan-No recordaba mucho sobre la hermana de Clarence, pero sabía su nombre, Simone no quería saber nada más de ella.
-Ah, cierto, Joan Herondale-dijo Joan-Por supuesto que la conoces, somos grandes amigas, le enseñé un truco o dos que los ayudó en los reinos demoníacos, ¿me equivoco?-
-¿Te refieres a Jacey?-preguntó Simone, no recordaba que alguien nombrará a Jacey cómo Joan, pero podía ser la amnesia.
-Sí, obviamente-dijo Joan-Probablemente me mencionó-
-No que yo recuerde-dijo Simone-Pero tengo amnesia demoníaca-Joan asintió y se encogió de hombros.
-Cierto, probablemente me mencionó y se te olvidó, a causa de la amnesia demoníaca, no es por presumir, pero somos muy cercanas Jacey y yo-
-Me gustaría ser cercana a Jacey Herondale-suspiró Julian-Ella es sexy-
-Ella es más astuta que una piel de zorro en un agujero de zorro en el día de la caza al zorro-estuvo de acuerdo Beal con voz soñadora.
-¿Quién es esta?-preguntó Joan, entrecerrando los ojos hacia Georgina, que estaba recostada en su silla luciendo más bien divertida.
-Hablando de gente que es astuta, ¿a qué te refieres? Soy Georgina Lovelace-dijo Georgina
-Oh, una Lovelace-dijo Joan, su ceja despegándose-Sí, puedes sentarte con nosotros-
-Tengo que decir que mi apellido en realidad nunca ha sido un punto de venta antes, sin embargo-comentó Georgina-Cazadores de Sombras, vaya uno a saber-
-Bueno, ya sabes-dijo Julián-Vas a querer pasar el rato con la gente en tu propio nivel-
-¿Qué?-preguntó Simone.
-Hay dos niveles diferentes en la Academia-explicó Beal-El de los mundanos, donde informan a los estudiantes con más detalle sobre el mundo y les dan una formación básica muy necesaria, y el de los hijos Cazadores de Sombras reales, donde se nos enseña un plan de estudios más avanzados-
Los labios de Julian se curvaron.
-Lo que Beal quiere decir es que existe la élite y la escoria-
Simone los miró fijamente, con una sensación de hundimiento.
-Así que yo voy a estar en el curso escoria-
-¡No, Simone, no!-Exclamó Joan, luciendo sorprendida-Por supuesto que no lo estarás-
-Pero soy mundana-dijo Simone, de nuevo.
-No eres una mundana regular, Simone-le dijo Julian-Eres una mundana excepcional-
-Si alguien tratara de ponerte con los mundanos, tendré palabras con ellos-continuó Joan con altanería-Cualquier amiga de Jacey Herondale, naturalmente, es amiga mía-
Julian palmeó la mano de Simone. Simone miró a su mano como si no le perteneciera, supuso que era Isaac lo que la hacía sentir tan incómoda con el toque de otros chicos. Ella no quería ser puesta con los perdedores, pero no se sentía cómoda con esto tampoco.
Pero creyó recordar a Isaac, Jacey y Alex diciendo algunas cosas superficiales sobre los mundanos, de vez en cuando, era consciente de que era solo la forma en que fueron criados. Isaac no la despreciaba por ser mundana, lo sabía, si lo hiciera no hubiera hecho tanto por traerla de vuelta, aún así sintió esa presión en el pecho.
Beal, a quien Simone le había gustado a la vista, se inclinó al otro lado de Julian antes de hablar.
-Te has ganado con creces tu lugar-Él sonrió tímidamente. Simone no pudo evitar sonreír de nuevo.
-Así que, ¿yo voy a ser del curso escoria?-Preguntó Georgina lentamente-No sé nada de los Cazadores de Sombras, los Subterráneos y los demonios-
-Oh, no-dijo Joan-Eres una Lovelace, encontrarás que todo llegará muy fácilmente a ti, está en tu sangre-
-La mayoría de los estudiantes de la Academia estarán en el curso de élite-dijo Beal apresuradamente-Nuestros nuevos reclutas son en su mayoría como tú, Georgina, están buscando en todo el mundo por las personas pérdidas y dispersas con sangre de Cazador de Sombras-
-Así que es la sangre de Cazador de Sombras lo que te pone en la élite-aclaró Georgina-Y no es por conocimiento en absoluto-
-Es perfectamente justo-argumentó Julián-Mira a Simone, por supuesto que está en la élite-
-Simone tuvo que salvar al mundo, ¿y el resto de nosotros entramos porque tenemos el apellido correcto?-Preguntó Georgina a la ligera. Le dio un guiño a Simone-Mala suerte para ti-Hubo un incómodo silencio alrededor de la mesa, pero Simone sospechaba que nadie se sentía tan incómoda como ella.
-A veces aquellos con sangre de Cazadores de Sombras son puestos en el flujo de escoria, si se deshonran a sí mismos-dijo Julian-Principalmente está reservado para los mundanos, esa es la forma en que la Academia siempre ha funcionado en el pasado, es la forma en que va a funcionar en el futuro, traemos algunos mundanos, aquellos que tienen la Visión o con notable promesa deportiva, a la Academia, es una oportunidad maravillosa para ellos, una oportunidad de llegar a ser más de lo que jamás hubieran soñado, pero no pueden seguir el ritmo de los Cazadores de Sombras reales, no sería justo esperar que lo hagan, no todos pueden ser Simone-
-Algunos de ellos simplemente no van a lograrlo-comentó Joan en un tono elevado-Algunos de ellos no vivirán el proceso de Ascensión-
Simone abrió la boca, pero antes de que pudiera hacer más preguntas fue interrumpida por el sonido de un aplauso solitario.
-Mis queridos estudiantes, mis Cazadores de Sombras presentes y futuros-dijo la decana Penhallow, levantándose de la silla-¡Bienvenidos! A la Academia de Cazadores de Sombras, es una alegría verlos a todos aquí en la inauguración oficial auspiciosa de la Academia, donde estaremos entrenando a toda una nueva generación para obedecer la Ley establecida por el Ángel, es un honor haber sido elegido para venir aquí, y una alegría para nosotros tenerlos-Simone miró a su alrededor. Había unos doscientos estudiantes aquí, pensó, incómodamente hacinados alrededor de mesas desvencijadas.
-Ha habido un par de pérdidas no esperadas del personal, pero estoy segura de que lo vamos a hacer espléndidamente con el excelente personal restante-continuó la decana Penhallow-Permítanme presentarles a Delaney Scarsbury, su maestro de formación-El hombre que estaba sentado junto a ella se levantó y de hecho tenía un parche en el ojo.
Simone se volvió lentamente y miró a Georgina, quien había esperado lo sintiera en este caso. Ella murmuró: De ninguna manera. Georgina, que obviamente lo sintió en este caso, asintió con la cabeza y murmuró: ¡Cazador de Sombras Pirata!
-Espero que todos ustedes sean aplastados en una pulpa y moldeen esa pulpa en guerreros feroces-anunció Scarsbury. Georgina y Simone intercambiaron otra mirada elocuente.
-Y esta es Catarina Loss, una bruja muy amable que les estará enseñando mucho sobre ¡historia y así sucesivamente!-
-Yay-dijo Catarina Loss, con un gesto desganado de sus dedos azules, como si se hubiera decidido a intentar aplaudir sin molestarse en levantar las dos manos. La decana siguió adelante.
-En los últimos años en la Academia, porque los Cazadores de Sombras vienen de todas partes del mundo, todos los días de la semana servíamos un delicioso plato de una nación diferente, ¡Sin duda tengo intención de mantener esa tradición! Pero las cocinas están en un ligero estado de deterioro y por ahora tenemos-
-Sopa-dijo Catarina rotundamente-Tanques y tanques de sopa marrón turbia, disfruten niños-La Decana Penhallow continuó al aplauso de su única mujer.
-Eso es correcto, disfruten y de nuevo, bienvenidos-Realmente no había nada en oferta, sino enormes cubas metálicas llenas de sopa muy cuestionable.
Simone se alineó para la comida, y se asomó por las profundidades de grasa en el líquido oscuro.
-¿Hay cocodrilos allí dentro?-preguntó, extrañando Nueva York, en particular su comida.
-No prometo nada-dijo Catarina, inspeccionando su propio plato.
Simone estaba agotada y todavía muriendo de hambre cuando se metió en la cama esa noche. Trató de animarse al pensar de nuevo en cómo últimamente un chico había estado en la cama, a pesar de no ser Isaac, aunque Isaac probablemente prefería una lobotomía antes que tocar estas sábanas. Un chico en su cama por primera vez en la historia, pensó Simone, pero luego el recuerdo vino como un jirón de nube sobre la luna, oscureciendo todo con certeza.
Recordó a Clarence durmiendo en su cama, cuando eran tan pequeños que sus pijamas tenían camiones y ponis en ellas. Recordó besar a Clarence, y cómo había sabido cómo la limonada fresca. Y recordó a Isaac, su cabello oscuro sobre la almohada, con la garganta al descubierto para ella, sus uñas arañando su espalda baja, recordaba susurros roncos pero no podía distinguir lo que decía, como una película sexy. La otra Simone había sido no solo una heroína, sino una seductora.
Isaac. La boca de Simone se trasladó para formar la silueta de su nombre, presionando en su almohada. Se había dicho que no iba a pensar en él, no hasta que realmente consiguiera encajar en alguna parte de la Academia. No hasta que ella estuviera en su camino a ser mejor, de ser la persona que Isaac quería.
En las prácticas para convertirse en una cazadora de sombras se hizo más evidente que Simone no pertenecía. Primero, porque Scarsbury los estaba midiendo para sus equipos, lo cual era de por sí una experiencia aterradora. En segundo lugar, porque se trataba de comentarios personales e hirientes sobre el físico de Simone, que la hacían sentir más insegura entre las perfectas cazadoras de sombras.
-No tienes forma-le dijo Scarsbury pensativo-Como una niña-
Ella miró amargamente hacia Georgina, el equipo de Georgina era perfecto, abrazando cada músculo y curva de su figura; Julian había venido a felicitarla por lo bien que le quedaba.
-Te diré algo-dijo Scarsbury-Tengo un equipo por aquí, te quedará suelto pero-
-Bien-dijo Simone-¡Quiero decir, terrible, pero bien! Dámelo-Scarsbury empujó el material doblado a los brazos de Simone.
-Podrías abrochar la parte de enfrente o algo-dijo en una voz que probablemente fuese reconfortante, pero sin duda demasiado fuerte, Simone se contuvo de gritar que no todas las cazadoras de sombras podían tener curvas increíbles, no era científicamente posible.
Después de obtener sus equipos, le dieron algunas armas. Los estudiantes mundanos no podían utilizar runas o estelas o la mayoría de las armas de los Cazadores de Sombras, por lo que todas las armas que se les iba dando eran mundanas; las cuales estaban destinadas a ampliar el conocimiento de armas a los chicos Cazadores de Sombras.
Simone temía que su conocimiento sobre las armas fuese tan amplio como el de los espaguetis.
Dean Penhallow trajo algunas cajas gigantes de cuchillos terroríficos, que parecían muy extraños en un entorno académico, y él les pidió que seleccionaran que daga les convenía. Simone eligió una daga completamente al azar, y luego se sentó en su escritorio para analizarlo. Joan asintió hacia ella.
-Bonito-
-Sí-dijo Simone, asintiendo con la cabeza hacia adelante y atrás y haciendo un gesto-Eso es lo que pensé, bonito y muy peligroso-
Apuñaló el escritorio con la daga, donde se quedó atascado y Simone tuvo que hacer una palanca para sacarlo de la madera. Simone pensaba que ser entrenada no podría ser tan malo como ser preparada para ser entrenada, pero resultaba que era mucho peor.
-Viene desde la corriente de escorias, pero entiendo que no tengas experiencia especialmente con la espada-Scarsbury le dijo-Sí él no es suficiente desafío, házmelo saber-
Simone miró a Scarsbury en lugar de hacer lo que tenía que hacer, quien no creía que un adulto fuese a llamar a alguien “escoria” en su cara.
Ella miró al chico, inclinó su oscura cabeza, su espada brillaba en su temblorosa mano.
-Hola, soy Simone-
-Sé quién eres-murmuró ella.
Bien, al parecer Simone era una celebridad. Si tuviera todos sus recuerdos, tal vez esto podría parecer lo normal. Tal vez sabía que se lo merecía, en lugar de sentir que no.
-¿Cuál es tu nombre?-le preguntó.
-Marcos-dijo a regañadientes. Él ya no temblaba más ahora que Scarsbury se había retirado.
-No te preocupes-dijo con amabilidad-Voy a hacértelo fácil-
-Hmm-dijo Marcos. Ya no parecía que fuese a llorar ahora, sus ojos se estrecharon.
Simone no estaba acostumbrada a los chicos más jóvenes, pero ambos eran mundanos.
-¿Te estás adaptando bien? ¿Extrañas a tus padres?-
-No tengo padres-dijo Marcos con una pequeña y dura voz.
Simone estaba afectada, era una idiota. Había pensado en ello, el por qué los niños mundanos podían llegar a la Academia. Los mundanos tenían que renunciar a sus padres, familias, y a sus anteriores vidas. A menos que, por supuesto, no tuviesen padres ni familias. Ella había pensado en eso, pero se le había olvidado, obsesionada acerca de sus propios recuerdos y en cómo encajarían, pensando sólo en ella misma. Ella tenía un hogar al que volver, aunque no fuese perfecto. Ella tenía una elección.
-¿Qué te dijeron los Cazadores de Sombras cuando fueron a reclutarte?-
Marcos la miraba, su mirada era fría y clara.
-Me dijeron-dijo-que iba a pelear-
Él había estado tomando clases de esgrima desde que podía caminar, como se vio después, literalmente la dejó en el polvo, dando tumbos cuando una pequeña y torbellina estocada le llegó desde el terreno de práctica, y cayó.
También se apuñaló a sí misma en la pierna con su propia espada mientras caía, pero sólo era una lesión menor.
-Fue demasiado fácil para él-dijo Joan, pasando para ayudar a Simone a levantarse-Las escorias no aprenderán si no se les enseña, ya sabes-
Su voz era amable, pero la mirada de Marcos no.
-Déjalo-murmuró Simone, pero no dijo que Marcos le había golpeado bastante. Todos pensaban que ella era una heroína, Joan le sonrió y siguió caminando. Marcos ni siquiera le miró. Simone estudió su pierna que le picaba.
Pero no todo era punzante. Algo de eso era lo normal, como correr, pero cuando Simone intentó correr y mantenerse al día con la gente mucho más atlética de lo que ella había sido siempre, estaba constantemente acosada por los recuerdos de cómo sus pulmones nunca se habían quemado por la falta de aire, de cómo su corazón nunca había golpeado por un sobre esfuerzo. Había sido rápida, una vez, mucho más rápida que cualquiera de estos aprendices Cazadores de Sombras, fría y depredadora y poderosa.
Y muerta, se recordó a sí misma mientras caía detrás de los demás una vez más. No quería estar muerta.
Correr era mucho mejor que montar a caballo. La Academia les instruyó a cómo montar a caballo en su primer viernes allí. Simone pensó que eso debía de ser un regalo. Todos los demás actuaban como si fuese un regalo.
Sólo a los de la corriente de élite se les permitía ir a montar, y en las comidas se burlaban de lo que las escorias se perdían. Eso parecía alegrar a Julian y a Joan, frente a la terrible sopa sin fin.
Simone, precariamente se balanceaba en la cima de una descomunal bestia que a la vez rodaba sus ojos y aparentaba zapatear, eso no se sentía que fuese algún tipo de regalo. Las escorias habían sido enviadas para aprender hechos elementales sobre los Cazadores de Sombras. Ellos tenían la mayor parte de sus clases aparte de la élite, y Joan le aseguró a Simone que eran aburridos.
-Si-dijo Georgina en voz baja-Un consejo rápido, montar a caballo funcionará mejor si mantienes los ojos abiertos-
-Mi experiencia sobre montar a caballo es en el carrusel del Central Park-rompió Simone-¡Perdóname por no ser Elizabeth Benneth!-
Georgina era una excelente jinete. Apenas tuvo que mover el caballo para que le respondiese, ambos moviéndose sin problemas juntos, la luz solar ondulando en sus estúpidos rizos. Ella miró hacia la derecha, haciendo que todo luciese más fácil y elegante. Simone recordó haber leído libros sobre caballos mágicos que leían cada pensamiento de su jinete, libros sobre caballos que nacían del viento del norte. Todo era parte de ser un mágico guerrero, que tenía un noble corcel.
El caballo de Simone estaba defectuoso, o, simplemente, algún genio había calculado que Simone no podría controlarlo. Salió a dar un paseo en el bosque, con Simone sobre su espalda alternativamente suplicando, amenazando y ofreciéndole sobornos. Si el caballo de Simone podía leer sus pensamientos, entonces el caballo de Simone era un sádico.
Cuando la noche se dibujó y se tornó fría, el caballo vagó de nuevo a su puesto.
Simone no tenía ninguna opción en el asunto, pero se las arregló para bajarse del caballo y caminar dentro de la Academia, sus dedos y rodillas completamente entumecidos.
-Ah, ahí estás-dijo Scarsbury-Georgina Lovelace estaba fuera de sí, quería armar un equipo de búsqueda por ti-
Simone lamentó sus pensamientos rencorosos sobre la equitación de Georgina.
-Déjame adivinar-dijo Simone-Todo el mundo dijo “Nah, ser dado por muerto fortalece el carácter”-
-No estaba preocupado de que fueses comida por los osos en el oscuro y profundo bosque-dijo Scarsbury, quien parecía como si nunca estuviera preocupado por algo en su vida, alguna vez.
-Por supuesto que no, eso sería abs-
-Tú tenías tu daga-añadió Scarsbury ocasionalmente y se alejó, dejando a Simone con la boca abierta.
-¿Mi daga puede matar osos? ¿Crees que matar osos con una daga es un escenario plausible? ¿Qué información tienes acerca de osos en este bosque? Creo que es tú responsabilidad como cuidador el decirme si hay osos en el bosque-
-Nos vemos en la práctica de jabalina mañana temprano, Lewis-le dijo Scarsbury, y se marchó sin mirar atrás.
-¿Hay osos en el bosque?-Simone se repitió a sí misma-Es una pregunta simple. ¿Por qué los Cazadores de Sombras son tan malos con las preguntas sencillas?-
Los días pasaron en un horrible torbellino de violenta actividad. Si no era práctica de jabalina, Simone estaba siendo arrojada por la sala. Si no era trabajo con la daga, era más esgrima y una humillante derrota ante las cuchillas de pequeños, y malvados aprendices Cazadores de Sombras.
Al final Simone se tambaleó con cansancio al siguiente ejercicio de futilidad y objetos cortantes, y Scarsbury le colocó un arco en sus manos.
-Quiero que todos tratéis de golpear los objetivos-dijo Scarsbury-Y Lewis, quiero que trates de no golpear a cualquiera de los otros participantes-
Simone sintió el peso del arco en sus manos. Tenía un buen balance, pensó, fácil de levantar y manipular. Afanó la flecha, y sintió la tensión de la cuerda, lista para soltar, preparada para dejarlo volar a lo largo del camino del que Simone quisiera.
Movió el brazo hacia atrás, y fue así de fácil: la vista en alto.
Disparó una vez más y luego otra vez, las flechas volaron para encontrar sus objetivos y sus brazos quemaban y su corazón se golpeaba con alegría. Estaba contenta de ser capaz de sentir a sus músculos trabajar y su corazón latir. Estaba tan contenta de estar viva y ser capaz de sentir cada momento de esto.
Simone bajó el arco para encontrarse con que todo el mundo la miraba.
-¿Puedes hacer eso de nuevo?-Preguntó Scarsbury.
Ella había aprendido a disparar flechas en el campamento de verano, pero aquí de pie con un arco, se acordó de algo más. Recordó la respiración, los latidos de su corazón, los Cazadores de Sombras observándola. Todavía había sido humana entonces, una mundana a quien todos despreciaban, pero que había matado a un demonio.
Recordó: había visto algo que debía de hacer, y que había hecho.
Simone sintió una sonrisa en su rostro, lastimando sus mejillas.
-Sí, creo que puedo-
Julian y Joan fueron mucho más amables en la cena de lo que jamás habían sido en los últimos días.
Simone les contó sobre matar al demonio, lo que recordaba, y Joan se ofreció a enseñarle algunos trucos de esgrima.
-Me encantaría saber más sobre tus aventuras-dijo Julian-Todo lo que puedas recordar, especialmente si involucra a Jacey Herondale ¿Sabes cómo obtuvo esa cicatriz sexy en la garganta?-
-Ah-dijo Simone-En realidad, sí, en realidad, esa fui yo, puede que la haya mordido-
-¿Y estaba deliciosa?-preguntó Julian, después de una pausa reflexiva-Ella parece deliciosa, me gustaria morderla-
-Um-dijo Simone-Ella no es una caja de zumo-
Beal asintió con seriedad. Ambos chicos parecían muy interesados en esta discusión. Demasiado interesados. Sus ojos brillaban.
-¿Quizás te subiste encima de ella lentamente y luego bajaste la cabeza hacia su tierna, y pulsante garganta?-Dijo Beal.
-¿Lamiste su garganta antes de morderla?-preguntó Julián-Oh, ¿y dónde estaban tus manos?-Él se encogió de hombros-Tengo curiosidad acerca de, ya sabes, técnicas de vampiro-
-Imagino que Simone fue suave y dominó durante su momento especial con Jacey-dijo Beal pensativo-Quiero decir, era especial, ¿no?-
-¡No!-Dijo Simone-He mordido a varios Cazadores de Sombras, mordí a Isaac Lightwood y a Alex Lightwood, ¡morder a Jacey no fue un tierno y único momento!-
-¿Mordiste a Isaac y a Alex Lightwood?-preguntó Julian, parecía realmente divertido-¿Qué te han hecho a ti los Lightwoods?-
-Pensé que tú e Isaac tenían algo-dijo Beal mirando su cena-¿Algo mal en el paraíso?-
-Wow-dijo Georgina-Yo me imaginaba que el reino de los demonios era temible y aterrador, pero parece que fue más o menos un nom, nom, nom sin parar-
-¡Así no era cómo fue!-dijo Simone.
-¿Podemos dejar de hablar de esto?-exigió Joan, su voz aguda-Estoy segura de que todos hicieron lo que tenían que hacer, pero la idea de ser presa de un Subterráneo es desagradable-
A Simone no le gustaba la manera que Joan dijo “Subterráneo” como si las palabras “Subterráneo” y “desagradable” fuesen más o menos lo mismo. Pero tal vez fuese natural para Joan que la molestaran.
Simone podía recordar estar molesta por lo mismo. Ella no quería convertir a sus amigos en su presa, tampoco.
Hoy ha ido bastante bien. Y Simone no quería arruinarlo. Decidió que estaba con suficiente buen ánimo como para dejarlo ir.
Simone se sintió mejor sobre la Academia hasta aquella noche, cuando se despertó de un sueño a un diluvio de su memoria.
Los recuerdos lo golpeaban así a veces, no en pequeños y afilados golpes sino en una cascada insistente y terrible. Había pensado en su ex compañera antes. Ella sabía que había tenido una amiga, una compañera de piso antes, llamada Jordan, y que había sido asesinada.
Pero no recordó los sentimientos de eso, la forma en que Jordan la había aceptado cuando su madre le había prohibido su puerta, oír a Clarence reír de que Jordan fuese linda, hablar con Jordan, paciente y amable y siempre viéndola a ella como algo más que un trabajo, más que un vampira. Ella recordaba haber visto a Jordan y a Jacey gritarle la una a la otra y luego jugar videojuegos como unas idiotas, y a Jordan encontrarla durmiendo en un garaje.
Y recordó sostener en sus manos el colgante de Prector Lupus de Jordan, en Idris, después de que ella estuviera muerta. Simone había sostenido aquel colgante de nuevo desde entonces, una vez que había recuperado parte de sus recuerdos, sintiendo el peso del mismo y se preguntó qué significaba aquel lema en latín.
Había sabido que Jordan había sido su compañera de habitación, y había sabido que fue una de las muchas víctimas de la guerra.
Nunca había sentido realmente el peso del mismo, hasta ahora.
El enorme peso del recuerdo le hizo sentir como si piedras estuviesen apiladas en su pecho, aplastándola. Simone no podía respirar. Salió de sus sábanas, balanceando sus piernas por el lado de su cama, con los pies golpeando el suelo de piedra con una mata de frío.
-¿Volvió la zarigüeya?-Murmuró Georgina.
-Jordan murió-dijo Simone sombríamente y colocó sus manos en su rostro.
Georgina no le preguntó quién había sido Jordán, tampoco por qué de repente le importaba eso a ella. Simone no habría sido capaz de explicar aquella maraña de dolor y la culpa en su pecho: el cómo se odiaba a sí misma por olvidar a Jordan, a pesar de no haber podido ayudarle como era descubrir que Jordan estaba muerta, por primera vez y al igual como sentir a una herida reabrirse, ambos a la vez. Había un sabor amargo en la boca de Simone, como sangre vieja, vieja.
Georgina se acercó a ella y colocó una mano en el hombro de Simone.
-Lo siento-susurró, luego la abrazo. Y Simone también lo sentía.
En la cena del día siguiente, otra vez sopa. Había sopa para cada comida durante varios días. Simone no recordaba una vida antes de la sopa, y se desesperó por lograr alguna vez una vida después de ella.
Su grupo habitual estaba agrupado en torno a su mesa de siempre, charlando.
-Me gustaría que nos enseñaran acerca de los demonios por alguien con menos de un programa, si saben de lo que estoy hablando-dijo Joan.
-Uh-dijo Simone, quien en su mayoría se sentaba a través de sus clases sobre los demonios a través de los siglos en profundo alivio de que no le pidieran que se moviera-¿Acaso no todos tenemos el mismo programa de caza demonios?-
-Sabes lo que quiero decir-dijo Joan-Tenemos que aprender sobre los últimos crímenes de los brujos, también, tenemos que luchar contra los Subterráneos, es ingenuo fingir que todos son mansos-
-Los Subterráneos-repitió Simone. La sopa se convirtió en cenizas en su boca, lo que en realidad era una mejora-¿Cómo los vampiros?-
-¡No!-dijo Julian apresuradamente-Los vampiros son geniales, tienen, ya sabes, clase, en comparación con otros Subterráneos, pero si hablas de criaturas como los hombres lobo, Simone, debes entender que no son exactamente nuestro tipo de gente, si se les puede llamar gente del todo-
Él dijo “hombres lobo” y Simone no podía dejar de pensar en Jordan, acobardada, como si la hubieran golpeado. Simone empujó su tazón de sopa lejos y echó su silla hacia atrás.
-No me digas lo que debo hacer, Julian-dijo fríamente-Debo informarte que hay aproximadamente cien hombres lobo por cada uno de sus culos de Cazadores de Sombras, el tuyo y el de Joan, debo decir que me enferma hasta los dientes que insulten a los mundanos y que me digan que soy su mascota especial, como si quisiera ser la mascota de personas que intimidan a niños más jóvenes y más débiles que ellos y debo decirte, que más vale que esta Academia funcione y mundanos como yo ascendamos, porque por todo lo que puedo ver en ustedes, la próxima generación de Cazadores de Sombras no van a ser nada sin nosotros-
Miró hacia Georgina, de la forma en que miraba a Georgina cuando compartían bromas en clase y durante las comidas, para ver si Georgina estaba de acuerdo con ella.
Georgina estaba mirando a su plato.
-Vamos-murmuró-No hagas esto, te harán cambiar de habitación, simplemente siéntate, y todo el mundo puede disculparse, y podemos seguir como estábamos-
Simone respiró profundamente.
-No quiero que las cosas sigan como están, quiero que las cosas cambien-
Se apartó de la mesa, de todos ellos, se dirigió hacia donde la directora y Scarsbury estaban sentados, y anunció en voz alta.
-Decana Penhallow, quiero ser puesta en la clase para mundanos-
-¿Qué?-exclamó Scarsbury-¿Con la escoria?-
-El curso mundano, Sr. Scarsbury, ¡si usted quiere! No suspendamos a nuestros estudiantes de esa manera, me alegro de que hayas venido a mí con esto, Simone-dijo después de un momento de indecisión-Entiendo que puedas estar teniendo dificultades con el curso, dada tu naturaleza mundana, pero-
-No es que esté teniendo dificultades-dijo Simone-es que no me gustaría relacionarme con las familias de élite de Cazadores de Sombras, es solo que no creo que sea mi tipo de gente-
Su voz resonó contra el techo de piedra. Había un montón de niños pequeños que lo miraban fijamente.
-Bien, he dicho todo lo que tenía que decir, me siento avergonzada, y me voy a ir ahora-dijo Simone, y huyó de la habitación. Casi se tropezó con Catarina Loss, que había estado observando desde la puerta.
-Lo siento-farfulló.
-No-dijo Catarina-De hecho, voy a ir contigo, te ayudaré a empacar.
-¿Qué?-preguntó Simone, dándose prisa detrás de ella-¿Realmente me tengo que trasladar?-
-Sí, ponen a la escoria en el nivel subterráneo-dijo Catarina.
-Ponen a algunos niños en calabozos, y ¿hasta ahora nunca nadie ha señalado que este es un sistema repugnante?-
-¿Lo es?-preguntó Catarina-No me digas más acerca de los Cazadores de Sombras, y su tendencia ocasional a ser injustos, lo encontré fascinante y sorprendente, su excusa es que los niveles más bajos son más fáciles de defender, para los niños que no pueden pelear tan bien como sus otros compañeros-
Ella se dirigió a la habitación de Simone y miró alrededor por sus cosas.
-De hecho no he desempacado mucho-dijo Simone-Tenía miedo de la zarigüeya en el armario-
-¿La qué?-
-A Georgina y a mí también nos pareció muy misterioso-dijo Simone con gran seriedad, tomando su bolso y colocando las pocas cosas que había dejado tiradas afuera.
-Bueno-dijo Catarina-Dejando de lado lo de las zarigüeyas, el punto es que podría haberte entendido mal, Simone-Simone parpadeó.
-¿Oh?-
Catarina le sonrió. Fue sorprendente, como un amanecer azul.
-No tenía ganas de venir a enseñar aquí, los Cazadores de Sombras y los Subterráneos no se llevan bien, y trato de mantenerme separada de los Nefilim incluso más que otros de mi clase, pero tenía un querido amigo llamado Ragnor Fell, que solía vivir en Idris y enseñó en la Academia durante décadas antes de que se cerrase, nunca tuvo la mejor opinión sobre los Cazadores de Sombras, pero le tenía mucho cariño a este lugar-ella hizo una pausa, cómo si decirlo le causara dolor físico.
-Lo perdí recientemente, y sabía que este lugar no podría funcionar sin maestros, quería hacer algo en su memoria, a pesar de que odiaba la idea de enseñar a una pandilla de mocosos Nefilim arrogantes-la miró fijamente a los ojos-Pero quería a mi amigo más de lo que odio a los Cazadores de Sombras-
Simone asintió. Pensó en el recuerdo de Jordan, el pensamiento de cómo le dolía incluso mirar a Isaac y Clarence. Sin recuerdos la habían perdido. Y nadie quería perder a alguien que amaba.
-Así que podría estar un poco irritada por venir-admitió Catarina-Podría estar un poco irritada contigo, porque, por todo lo que sé, no pensaste mucho en ser vampira y ahora estás curada, lo que es un milagro, y los Cazadores de Sombras son tan rápidos que te atrajeron a su rebaño. Verdaderamente te dan, para ser uno de ellos, lo que siempre quisiste. Tenías la mancha de ser una de nosotros pero la borraste-
-No-dijo Simone, y tragó saliva-No puedo recordarlo todo, así que a veces es como defender las acciones de otra persona-
-Debe ser frustrante-Simone rió.
-No tienes ni idea, no quiero ser una vampira, no pienso serlo. No quisiera volver a ser una otra vez. Estar atascado en dieciséis años, cuando todos mis amigos y mi familia crecían sin mí; teniendo el impulso de ¿herir a la gente? Pero recuerdo lo suficiente, recuerdo que en ese entonces era una persona, tanto como lo soy ahora-Simone suspiro-Convertirme en una Cazadora de Sombras no va a cambiar eso, sí es que me convierto en una Cazadora de Sombras-
Levantó su bolso y lo puso sobre su hombro, y le hizo un gesto a Catarina para que la guiara por el camino a su nueva habitación. Lo hizo, descendiendo los escalones de piedra Simone se percató de que iban al sótano. No se había dado cuenta de que mantenían a los chicos en el sótano.
Estaba oscuro en la escalera. Simone colocó una mano en la pared para mantenerse firme, y luego la sacó rápidamente.
-Oh, ¡asqueroso!-
-Sí, la mayoría de las superficies subterráneas están cubiertas de moho negro —dijo Catarina, en un tono de “por cierto”-Ten cuidado-
-Gracias, gracias por esa advertencia-
-De nada-dijo Catarina, con un indicio de risa en su voz. Por primera vez, se le ocurrió a Simone que Catarina en realidad podría ser agradable-Dijiste que sí es que te conviertes en una Cazadora de Sombras ¿Está pensando en dejarlo?-
-Ahora que he tocado el moho, sí-murmuró Simone-No sé lo que quiero, excepto que aún no quiero darme por vencida-
Casi lo consideró cuando Catarina la llevó a su habitación. Estaba mucho más oscuro que en la última habitación, aunque distribuida de la misma manera. Los postes de madera de la cama, de ambas camas estrechas parecían podridos, y en las esquinas de la habitación el moho negro había crecido casi viscoso, convirtiéndose en pequeñas cascadas de moho negro.
-No recuerdo bien el infierno-dijo Simone-Pero creo recordar que era más bonito que esto-
Catarina se echó a reír, y luego sobresaltó a Simone inclinándose y dándole un besito en la mejilla.
-Buena suerte, vampira diurna-le dijo ella, riéndose de su expresión-Y hagas lo que sea que hagas, no uses los baños en este piso. El de ningún piso, obviamente, ¡pero especialmente el de éste!-Simone no le pidió que le explicara, porque estaba aterrorizada. Se sentó en su nueva cama, y luego se levantó deprisa debido al gran crujido y la nube de polvo.
Oye, al menos esta vez no tenía un compañera de habitación, ella era la reina de este dominio viscoso y claustrofóbico. Ocupó su mente en desempacar. El armario en esta habitación estaba realmente limpio y vacío, lo que era definitivamente una mejora. Simone podría vivir en el armario con sus divertidas camisetas.
Por fin terminó de desempacar cuando Georgina entró tranquilamente, arrastrando su maleta detrás de ella y llevando su raqueta rota en su hombro como una espada.
-Hola, Simone-
-Hola-dijo Simone con cautela-Er, ¿qué, qué estás haciendo aquí?-
Georgina dejó su maleta y su raqueta en el suelo lodoso, y se tiró en la cama. Se estiró lujosamente, ignorando el crujido siniestro de la cama debajo de ella.
-La cosa es que, el curso avanzado es de hecho bastante agotador —dijo Georgina , mientras Simone comenzaba a sonreír-Y puede que lo hayas oído: los Lovelaces son de aquellos que se rinden-
Simone estaba más aliviada de tener a Georgina al día siguiente, así podían sentarse juntos en el lugar de una de las mesas de los mundanos de trece años, que los miraban de reojo cuando no estaban susurrando entrecortadamente acerca de sus teléfonos.
El día mejoró aún más cuando Beal se sentó también en su nueva mesa.
-No voy a dejar el entrenamiento avanzado para seguirte por aquí como ella-comunicó Beal-pero todavía podemos ser amigos, ¿o no?-
Tiró del pelo de Georgina cariñosamente.
-Ten cuidado-dijo Georgina con una voz cansada y humilde- No pude dormir en nuestra habitación pequeña y lodosa. Creo que hay una criatura viviendo en nuestras paredes. La escucho escabullirse. Tengo que admitir que no he tomado la decisión más inteligente al seguir a Simone. Es posible que no sea tan brillante. Es posible que la apariencia sea todo lo que tenga-
-De hecho, aunque no estoy dispuesta a seguirte en las clases aburridas y la interminable falta de respeto de mis compañeros, creo que fue algo genial lo que hiciste, Simone —dijo Beal.
Sonrió, sus dientes destellando blanco contra su piel morena, y su sonrisa era cálida y admirativa, pero sobre todo era lo más lindo que Simone había visto en todo el día.
-Tienes razón, nuestra moral es sólida aunque nuestras paredes están infestadas. Y todavía tendremos algunas clases interesantes, Sí-dijo Georgina-Además, no te preocupes, aún seremos enviados en misiones para luchar contra los demonios-
Simone se atragantó con su sopa.
-No estaba preocupada por eso. Ninguno de nuestros maestros se preocupa en absoluto en enviar personas sin habilidades sobrehumanas para luchar contra los demonios, podría señalar solo un poquitín nefasto-
-Tienen que afrontar pruebas de coraje antes de que deban enfrentar la Ascensión-dijo Beal-Es mejor para ellos que abandonen la escuela porque tienen miedo, o incluso porque un demonio les comió la pierna, que tenerlos intentando Ascender sin ser aptos, y mueran en el intento-
-Esa es una cosa normal, alegre y genial para decir-dijo Simone-Los Cazadores de Sombras son estupendos a la hora de decir cosas normales-
-Bueno, yo tengo ganas de ir a las misiones-dijo Georgina -Y mañana un Cazador de Sombras viene a dar una clase sobre cómo utilizar armas menores. Espero que haya una demostración práctica-
-No en un aula-dijo Beal-Piensa lo que una ballesta potente podría hacerle a las paredes-
Esa fue toda la advertencia que Simone tuvo antes de repiquetear felizmente en la clase del día siguiente, Georgina estaba pisándole los talones, y encontraron a la decana Penhallow ya allí, hablando nerviosamente con buen ánimo. El aula estaba llena, tanto la multitud habitual como la multitud de mundanos estaban presentes.
—A pesar de su juventud, es un Cazador de Sombras de renombre y habilidad notable con armas menos usadas, como el látigo. Me complace dar la bienvenida a la Academia de Cazadores de Sombras a nuestro primer invitado: ¡Isaac Lightwood!-
Isaac se dio vuelta, su cabello negro brillando, su camiseta negra pegada a su pecho marcando aún más cada musculo, sus brazos estaban al descubierto con sus venas más marcadas de lo normal, su mirada parecía negra y furiosa cuando se poso en sus alumnos. Él era tan impresionante cómo siempre.
Pero otro pequeño fragmento de recuerdo atravesó a Simone, por supuesto, en el peor momento posible: recordó los colores de sus ojos de cerca, de un marrón muy oscuro, como terciopelo marrón, tan cerca del negro que no parecía haber diferencia, pero con círculos más claros de color, se tropezó con su pupitre, y se sentó en la silla con un ruido sordo.
Cuando la directora se fue, Isaac se volvió y miró a su clase con absoluto desprecio.
-De hecho no estoy aquí para enseñarle a ningún idiota-les dijo, caminando de arriba abajo por las filas de los pupitres-Si queren utilizar un látigo, entrenen con uno, y si pierden una oreja, no vengan como bebés grandes a llorar-
Las chicas asintieron, algunas jugaban con su cabello o se lamían los labios mirando cada músculo de Isaac, Simone se encogió en su pupitre con un puchero que negaría a muerte estaba haciendo.
-Estoy aquí-declaró Isaac, terminando de merodear el perímetro y volviéndose para mirarlos a todos nuevamente abriendo bruscamente los ojos-para determinar mi relación-
Simone abrió los ojos como platos. No podía estar hablando de ella ¿Podría?.
-¿Ven a esa chica?-preguntó Isaac, señalando a Simone. Por lo visto, estaba hablando de ella.
-Es Simone Lewis, y es mi novia, así que si alguno piensa en intentar tocarle un solo cabello, porque es una mundie o se le insinúa románticamente, puede que el Ángel se apiade de su alma, porque iré por ustedes, los perseguiré y los aplastaré hasta hacerlos polvo-
-Solo somos amigos-dijo Georgina apresuradamente.
Beal alejó poco a poco su pupitre del de Simone.
Isaac bajó la mano. El rubor por la emoción se alejaba de su rostro, como si hubiera venido a decir lo que había dicho, y ahora que la adrenalina se había ido estaba incluso procesando lo que había salido de su boca.
-Ahora me voy a ir-comunicó Isaac-Gracias por su atención, la clase terminó-
Se dio la vuelta y salió de la habitación.
-Tengo que-comenzó Simone, levantándose de su escritorio con las piernas un poco inestables-Tengo que irme-
-Sí, hazlo-dijo Georgina.
Simone salió por la puerta y corrió por los pasillos de piedra de la Academia. Sabía que Isaac era rápido, por lo que corrió, más rápido de lo que nunca había corrido en los campos de entrenamiento, y lo alcanzó en el vestíbulo. Se detuvo en la luz tenue de la ventana de cristal de colores mientras la llamaba por su nombre.
-¡Isaac!-
Él se quedó parado esperándolo, con los labios abiertos, listos para ser probados. Simone podía verse corriendo hacia él, besando su boca, sabiendo que sería usada por él, su valiente y brillante Isaac, y dejándose llevar en un torbellino de amor y alegría, pero lo veía como a través de un cristal, como si buscara en otra dimensión, una en la que podía ver, pero no tocar lo suficiente.
Simone sintió una punzada caliente de dolor por todo su cuerpo, no solo por su pecho, como si hubiera sido alcanzada por un rayo. Pero tenía que decirlo.
-No soy tu novia, Isaac-gritó.
Se puso pálido. Simone estaba horrorizada por lo mal que se habían escuchado sus palabras.
-Quiero decir, no puedo ser tu novia, Isaac-dijo-No soy ella, la chica que era tu novia-
Casi dijo: Deseo poder serlo. Había deseado poder serlo. Ese era el por qué había venido a la Academia, a aprender a ser esa chica que todos querían de vuelta. Había querido ser de esa manera, ser una heroína increíble como en un juego o una película. Al principio, estaba tan segura que eso era lo que quería.
Excepto no sabía si podía ser la chica que él quería, lo deseara o no.
-Recuerdas todo, y yo, yo no recuerdo lo suficiente-continuó Simone-Te lastimo cuando no quiero, y pensé que podría venir a la Academia y volverme mejor, pero no está saliendo bien. El juego ha cambiado por completo. Mi nivel de habilidad se ha reducido y el nivel de dificultad ha aumentado hasta lo imposible-
-Simone-interrumpió Isaac-estás hablando como una nerd-
Lo dijo casi tiernamente, lo que hizo que Simone perdiera el control aún más.
-¡Y tampoco sé cómo ser Simone, la vampira genial y sexy para ti!-
La perfecta boca de Isaac se curvó, como una media luna oscura en su rostro pálido.
-Nunca fuiste genial, Simone-
-Oh-dijo Simone-Oh, gracias a Dios. Sé que has tenido muchas novias. Recuerdo que había un hada, y-otro destello de memoria, esta vez más desagradable-una tal ¿Lady Montgomery? ¿Has salido con un miembro de la nobleza? ¿Cómo voy a competir con eso?-
Isaac todavía se veía tierno, pero se diluyó con una buena dosis de impaciencia.
-¡Tú eres Lady Montgomery, Simone!-
-No lo entiendo-dijo Simone-Cuando te conviertes en un vampiro, ¿también te dan un título?-
Tal vez tenía sentido. Los vampiros eran aristocráticos.
Isaac levantó sus dedos para tocar su frente. Era un gesto que parecía desanimado y desdeñoso, como si Isaac estuviera cansado de todo esto, pero Simone vio el camino, los ojos de él cerrados, como si no la viera cuando habló.
-Solo era una broma entre tú y yo, Simone-
-No-dijo-Era una broma entre tú y ella-
-Tú eres ella, Simone-
-No lo soy-Simone dijo-Yo no, no sé cómo serlo, esto es lo que me he dado cuenta todo este tiempo. Pensé que podría aprender a ser ella, pero desde que voy a la Academia aprendí que no puedo. No puedo experimentar todo lo que hicimos otra vez. Nunca voy a ser ella-
-¡Una vez que asciendas, recuperarás tus recuerdos!-Isaac le gritó.
-Si asciendo, será en dos años. No seré la misma en dos años, aún si tengo mis recuerdos de vuelta, porque habrá muchos otros recuerdos. Tú no vas a ser el mismo chico, sé que crees en mí, Isaac. Sé que lo crees porque tú, tú te preocupas por ella. Significa más de lo quedo decirte. Pero Isaac, Isaac, no es justo para mí tomar ventaja de tu confianza. No es justo tenerte esperando por ella, cuando no va a volver-
Isaac tenía los brazos cruzados.
-Nada de esto es justo. No es justo que esa parte de tu vida fuera arrancada de ti. No es justo que fueras arrancada de mí. Estoy tan furioso, Simone-
Simone dio un paso hacia él y tomó una de sus manos, desenroscando sus dedos de su chaqueta. No lo abrazó, pero permaneció a cierta distancia de él, sus manos unidas a través de la distancia. Sus labios temblorosos brillaban y así también lo hacían sus pestañas. Ella no sabía si esto era el indómito llanto de Isaac, todo lo que sabía era que él brillaba, como una constelación en la forma de un hombre.
-Isaac-dijo-Isaac-
-¿Sabes por qué estás aquí?-demandó él.
Sólo lo miró. Había muchas cosas que esa pregunta podía significar, y muchas maneras de responder.
-Me refiero a la Academia-dijo-¿Sabes por qué quieres ser una Cazadora de Sombras?-
-Quiero ser esa chica de nuevo-dijo- La que es una heroína y esto parece como una escuela de entrenamiento para héroes-
-No lo es-dijo Isaac rotundamente-Es una escuela de entrenamiento para Cazadores de Sombras. Y sí, pienso que es una cosa muy genial, y sí, pienso que proteger el mundo es muy heroico. Pero hay Cazadores de Sombras cobardes y Cazadores de Sombras malvados y Cazadores de Sombras inútiles. Si vas a pasar por la Academia, tienes que averiguar por qué quieres ser un cazador de sombras y qué significa para ti, Simone. No sólo porque quieras ser especial-
Hizo un gesto de dolor pero era verdad.
-Tienes razón. No lo sé. Sé que quiero estar aquí. Sé que necesito estar aquí. Créeme, si has visto los baños, debes saber que no puedo tomar esta decisión a la ligera-
Le dio una mirada fulminante.
-Pero-dijo ella-no sé por qué. No me conozco lo suficiente todavía. Sé que te lo dije, al principio, y sé lo que esperabas. Que pudiese volver a ser quien era antes. Estaba muy equivocada y lo siento mucho-
-¿Lo sientes?-demandó Isaac- ¿Sabes lo importante que era para mí venir aquí, hacer de tonto frente a todas estas personas? ¿Lo sabes? Por supuesto que no. ¿No quieres que crea en ti? ¿No quieres que te elija?-las palabras se clavaron en ella.
Isaac quitó sus manos lejos de ella.
-Hazlo a tu manera, Simone Lewis, yo no lo haré-
Simone estaba tan deprimida después que Isaac se hubiese ido que no pensaba salir nunca de su cama de nuevo. Se quedó ahí, escuchando a Georgina parlotear y restregar las paredes. Había removido una cantidad impresionante de moho.
Simone se retiró donde creía que nadie la podría encontrar. Fue y se sentó en el baño. Las losas estaban agrietadas en los baños; había algo oscuro en uno de los retretes. Simone esperó que sólo fuera el resultado de las personas tirando la sopa.
Tuvo media hora de paz en el baño, solo sin los horribles retretes, antes de que Georgina asomara su cabeza por la puerta.
-Hey-dijo Georgina-no uses esos baños, no puedo insistir lo suficiente-
-No voy a usar los baños-Simone dijo tristemente-Soy un desastre, pero no una idiota, sólo quería estar sola y pensar cosas deprimentes, ¿Quieres saber un secreto?-Georgina estuvo en silencio por un momento.
-Solo si quieres decirmelo-
-Alejé al más increíble chico que jamás he conocido, porque soy demasiado perdedora para manejar ser yo misma, ese es mi secreto, quiero ser un heroína, pero no soy una, todo el mundo piensa que soy alguna asombrosa guerrera que convocó ángeles y rescató cazadores de sombras y salvó al mundo, pero es una broma, no puedo recordar que lo hice, no puedo imaginar cómo lo hice, no soy nadie especial, y nadie va a ser engañado por tanto tiempo, y ni siquiera sé qué estoy haciendo aquí, así que, ¿tienes algún secreto que pueda superar este?-
Hubo un bajo gorgoteo de uno de los retretes. Simone ni siquiera lo miró. No estaba interesado en investigar ese sonido.
-No soy una cazadora de sombras-dijo Georgina de prisa. Sentarse en el suelo del baño no era una manera ideal de recibir revelaciones monumentales. Simone frunció el ceño.
-¿Tú no eres una Lovelace?-
-No, soy una Lovelace-La voz normalmente alegre de Georgina estaba rígida-Pero no soy una cazadora de sombras, soy adoptada, los cazadores de sombras que vinieron a reclutarme no pensaron que fuera posible, entonces vine y conocí a los otros, y empecé el curso, y me di cuenta que podía seguirles el ritmo, vi lo que pensaban de los mundanos, me imaginé que no podía hacer ningún daño mantener el secreto y quedarme en la clase élite y ser como el resto, sólo por un momento- Georgina empujó sus manos en sus bolsillos, y miró fijamente el suelo.
-Pero te he conocido, también, y tú no tienes ningún poder especial, y ya has hecho más que todo el resto de ellos juntos, incluso ahora, cómo transferirte a la clase mundana cuando no tenías que hacerlo, y eso me hace ser más valiente y decirle a la decana que yo era un mundie y ser transferida, también, tú hiciste eso, y lo hiciste como eres ahora así que deja de hablar sobre cuán perdedora eres, porque no puedo seguir a una perdedora a un cuarto cubierto de moho o a un baño cubierto de moho, y te he seguido en ambos-Georgina se detuvo y dijo agresivamente-Y realmente me gustaría cambiar la expresión de la última oración, porque sonó tan mal, pero no estoy segura de cómo-
-Lo tomaré en la esencia que significa-dijo Simone-Y yo realmente estoy feliz de que me lo dijeras, estaba esperando a una genial compañera de cuarto mundie desde el principio-
-¿Quieres saber otro secreto? -preguntó Georgina. Simone estaba un poco aterrada de otra revelación, y preocupada de que Georgina fuera un agente secreto, pero asintió de todos modos-
-Todo el mundo en esta academia, cazadores de sombras y mundanos, personas con la Visión y sin ella, cada uno de ellos está buscando ser un héroe, todos están esperando eso, e intentando eso, y pronto estaremos sangrando por eso, eres como el resto de nosotros, excepto que una cosa sobre ti que es diferente: todos queremos ser héroes, pero tú sabes que puedes ser uno, sabes que en otra vida, en un universo alternativo, sin importar lo que quieras pensar sobre eso, fuiste una heroína, puedes ser uno de nuevo, tal vez no el mismo héroe, pero está en ti tomar las decisiones correctas, hacer grandes sacrificios, es mucha más esperanza de la que cualquiera del resto de nosotros tiene, piensa en ello de esta manera, Simone Lewis, y creo que eres muy afortunada-
Simone no había pensado en esto de esa forma. Sólo se había mantenido pensando que un interruptor iba ser encendido, y ella iba a ser especial de nuevo. Pero Isaac estaba en lo correcto: Esto no era sobre ser especial.
Estaba empezando a creer que todo podía ser sobre estar cortándose con una espada y llevando su caballo lejos con ella, comiendo una terrible sopa y quitar moho de las paredes, y entendiendo lenta y torpemente quién quería ser realmente, en esta ocasión.
Georgina se inclinó contra la pared del baño, el cual fue un obvio movimiento imprudente y peligroso, y le sonrió.
Viendo esa sonrisa, viendo a Georgina negándose a ser seria por más de un segundo, le recordó a Simone algo más sobre su primer día en la Academia. Le recordó su esperanza.
-Hablando de suerte, Isaac Lightwood es ardiente, en realidad, es mejor que eso, es una héroe, hizo todo el camino hasta aquí para decirle al mundo que eras de él, ¿Me estás diciendo que no reconoce a otro héroe cuando lo ve? Vas a averiguar qué estás haciendo aquí, Isaac Lightwood cree en ti, y si sirve de algo, yo también-Simone miró a Georgina.
-Sirve de mucho-dijo finalmente-Gracias por decir todo eso-
-De nada, ahora por favor levántate del suelo-imploró Georgina-Es tan asqueroso-Simone se levantó del suelo.