
Chapter 1
Prólogo
Alice siempre había sido una chica diferente. Desde muy pequeña, el mundo tecnológico la fascinaba de una manera que sus padres jamás pudieron comprender. Mientras otros niños jugaban con muñecas y carritos, Alice desarmaba relojes y calculadoras para entender cómo funcionaban. La tecnología no solo era su pasión, era su lenguaje, su forma de comprender el mundo.
A los 18 años, el universo de la programación, los circuitos y los algoritmos no tenía secretos para ella. Podía recitar de memoria los planos internos de un teléfono móvil, entender la complejidad de una computadora, y descifrar el funcionamiento de cámaras y televisores como si se tratara de juegos de construcción. Sin siquiera haber terminado la preparatoria, ya se había inscrito en varios cursos de informática avanzada. Soñaba con convertirse en una ingeniera capaz de cambiar el mundo con sus conocimientos, y entre sus pasatiempos favoritos estaban desvelarse hasta tarde leyendo su saga predilecta: *Harry Potter*, dejando volar su imaginación en un mundo donde la magia y la tecnología pudieran coexistir.
Aquella tarde parecía un día más en su rutinaria pero apasionada vida. Salía de una de sus clases cuando decidió detenerse en su tienda de golosinas favorita. Aún vestida con su camiseta de "Ravenclaw" y una mochila llena de cables y manuales, eligió algunas de sus chucherías preferidas. Sin embargo, el sonido del tintineo de la puerta al abrirse y un grito estremecedor cambiaron todo en un instante. Un hombre irrumpió en la tienda, con un arma en la mano, exigiendo el dinero de la caja.
El miedo congeló el ambiente, cada segundo parecía eterno. Pero Alice, con el corazón acelerado y un nudo en la garganta, notó a una mujer embarazada frente a ella, temblando de terror. Sin pensarlo dos veces, se colocó delante de ella, usando su propio cuerpo como escudo, esperando que todo acabara pronto.
El ladrón, nervioso y sin escrúpulos, apretó el gatillo. Una serie de disparos rompió el silencio y Alice sintió un dolor ardiente que le recorrió el pecho. La tienda se llenó de gritos, pero en los últimos momentos de su vida, solo pudo pensar en una cosa: al menos había salvado una vida. Y así, con una última bocanada de aire, Alice cerró los ojos para siempre, dejando atrás un mundo que nunca llegó a entender todo su potencial.
Pero este no fue el final de su historia. Porque, a veces, incluso en un mundo sin magia, existen segundas oportunidades.