Las vueltas de la vida

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Las vueltas de la vida
Summary
James Potter dejó todo y se alejó del mundo mágico para poder estar con la persona que amaba, una mujer muggle llamada Lily. Sin embargo, nunca le dijo su verdadera naturaleza, ni de él ni la de su hijo menor, Harry.Un grave error, que afectará sobretodo la vida del joven Harry.
Note
Esta es una historia de cómo Harry se adapta al mundo mágico teniendo que ocultarle todo el tiempo a su madre y hermano que él y su padre tienen magia.También tengan en cuenta que es un Harry Potter/Tom RiddleLo entenderan al final.

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James Potter, por alguna extraña razón, nunca le dijo a su esposa que él era un mago.

Cuando les expresó a sus padres que estaba enamorado de una muggle y quería casarse con ella, le advirtieron de que al hacerlo le quitarían su señorío y fortuna, sin embargo su amor por Lily era más grande y renunció a todo con tal de estar con ella, desligándose de su familia y decidiendo no revelar su origen mágico viviendo como un simple no mágico.

Consiguió un trabajo, y aunque ya no tenía dinero tenía su ingenio e inteligencia, en poco tiempo creo su propia empresa que progresó rápidamente y solo creció a lo largo de los años. Su familia se hizo más grande, ya no solo eran James y Lily, tuvieron dos hermosos hijos y la vida le parecía sonreír a James a pesar de todo.

Pero los secretos no pueden ocultarse por mucho tiempo, y cuando Harry su segundo hijo, comenzó a dar muestras de magia accidental James sabía que debía dar una explicación.

Pero el momento para sacar la verdad a la luz nunca fue oportuno y sin decirle a Lily o Jhonas (su hijo mayor) nada al respecto, se dedicó a enseñarle magia en secreto a su pequeño Harry. Harry tenía mucho talento controlando su magia, aprendía fácilmente y pronto comprendió que no debía revelar nada de lo que le enseñaba su papi James acerca del mundo mágico o las criaturas que creía solo existían en los cuentos de fantasía.

Para cuando la carta a Hogwarts le llego a Harry, James ya la esperaba y recibiéndola antes de que nadie la viera le hizo ligeras modificaciones para simular que un colegio en el extranjero había aceptado a Harry para que fuera a estudiar. Seguía sin querer que Lily se enterara, se dio cuenta de que ella no aceptaría muy bien la verdad, ya muchas veces le había insinuado mundos fantásticos o la magia para ponerla a prueba, pero ella solo respondía que eso no existía y que llenarle la mente a los niños de esa basura solo haría que crecieran con una mentalidad infantil e ingenua. James no quiso discutir ni decir nada contradictorio, amaba a su esposa, pero si quería seguir con ella, él y Harry debían guardar silencio.

Lily no se tomó muy bien el hecho de que Harry asistiera a un internado en el extranjero y Jhonas no, James tuvo que decirle que había enviado cartas para sus dos hijos pero que solo Harry había sido aceptado, inventó una y mil excusas para que Harry pudiera ir a Hogwarts sin revelar absolutamente nada, y al final logro convencer a su esposa. No por nada en su juventud había sido un Merodeador.

Harry no cabía en su felicidad, muchas veces su papi le había hablado sobre la magnífica escuela a la que él asistió de joven, de las aventuras que tuvo, de todo lo que aprendió y de los recuerdos que guardaba, ahora él iría a la misma escuela. Jhonas, por el contrario, se revolcaba en su rabia y celos de la suerte que su hermano menor tenía. ¿No se suponía que el mayor siempre tenía más ventaja? ¡JA! Ahora su hermanito querido asistiría a un internado y él se quedaría en un tonto colegio corriente, su hermano siempre se llevaba la atención y los cuidados de su padre, con él casi nunca jugaban o le ayudaba a estudiar, para su padre solo parecía existir Harry, y eso siempre le molestó.

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Harry creció yendo a Hogwarts, aprendiendo magia y siendo uno de los mejores alumnos de su generación. Pero Harry también se aseguraba de estudiar las materias correspondientes a una escuela muggle, cuando regresaba a casa algo debía mostrar de su aprendizaje en esa magnífica escuela a la que su madre y hermano creían que asistía, así que de esa manera no solo era bueno en estudios mágicos sino también era un excelente alumno en materias muggles.

Cada verano, James tomaba dos semanas y partía con Harry a algún lugar alejado para enseñarle a Harry sobre cultura y costumbres mágicas, así como reforzar su conocimiento en aquellas áreas en las que Harry tenía dificultades, era en esos momentos en los que Harry lograba hacer sus deberes para el siguiente año escolar, de lo contrario sería difícil en casa. Lily nunca aprobó esta costumbre que James había creado, pero así como Lily era la debilidad de James, ella tampoco podía negarle muchas cosas a su amado esposo y siempre terminaba cediendo, siempre con la condición de que pasara igual o más tiempo con Jhonas. James no tenía problemas con la idea, y de alguna manera habían llegado a un acuerdo todas las partes.

Algo más que aprendió Harry cuando llegó a Hogwarts fue que su apellido era famoso y que correspondía a una de las familias sangre pura más respetadas de toda Gran Bretaña Mágica, llego a conocer a sus abuelos, pero solo de lejos, no se atrevía a presentarse correctamente, después de todo su padre le dijo que no estaba en buenos términos con ellos al haber elegido a su madre por sobre todas las cosas; eso entristeció mucho al pequeño Harry, él en serio quería sentir lo que era tener abuelos, los padres de su mamá habían muerto hacía mucho tiempo, pero estaba de acuerdo en que la felicidad de su padre era mejor y él velaría por ello así como su padre hacía todo lo posible porque él fuera feliz.

James hacía todo con tal de que Harry no tuviera problemas y disfrutara su estancia en la escuela de Magia y Hechicería más famosa en el mundo mágico, y por cuatro años todo pareció ir sin problemas. Hasta que Harry se enamoró.

De un chico.

En el mundo mágico eso no parecía importar y para Harry fue como quitarse un peso menos de encima, ya que de esa manera podría confesar sus sentimientos sin sentir que era repugnado por sus recién descubiertas inclinaciones sexuales. Sin embargo, cuando intento decirle a su madre sobre sus sentimientos ella no reaccionó como esperaba, ni ella ni su hermano, que al fin tenía una oportunidad para quedar en una mejor posición que su hermano menor. James no le vio nada de malo y lo apoyo tanto como pudo, para él, Harry era un chico normal. Harry se refugió en sus brazos, tal y como había hecho desde siempre con el secreto de la magia, solo a su padre le contaba sus pensamientos, deseos y sentimientos, solo con él se sentía libre de ser él mismo.

Otros dos años más pasaron y así como Harry llevaba una buena relación con su padre, a cada paso se hacía más distante de su madre. James trataba de que no le diera importancia, recalcando que lo realmente importante era que él fuera feliz, y decidió seguir su consejo. Disfrutó tanto como pudo de su tiempo en Hogwarts. Se convirtió en el jugador estrella de quidditch como lo fue su padre en el pasado; era uno de los prefectos de su casa por tan ejemplar comportamiento y dedicación, y también se hizo novio de un chico de la casa Hufflepuff, de aquel que se había enamorado, Cedric Diggory.

Sin embargo, a James se lo olvido explicar algo muy importante del mundo mágico y la razón misma del porqué las relaciones entre el mismo sexo estaban bien vistas, pero antes de que pudiera hablar con su querido Harry, cayó enfermo de una extraña enfermedad que los muggles no supieron sanar, muriendo poco tiempo después al no ser atendido debidamente mientras Harry seguía en Hogwarts.

-3-

Harry fue el que más sintió la pérdida de su padre, sin embargo Lily no le permitió lamentarse por la perdida correctamente antes de que comenzara a hacer cambios radicales en la vida de Harry. Todo cambió de la noche a la mañana.

Su madre le prohibió volver al internado, entiéndase Hogwarts, alegando de que no tendrían dinero suficiente para pagarlo, Harry le recordó que tenía una beca y que el dinero no era era un problema ya que la empresa de su padre era lo suficientemente prospera; aun así y con todas las protestas de Harry, ella no acepto, obligándole a quedarse en casa para que le ayudara en los quehaceres del hogar, pues ni siquiera le permitiría asistir a una escuela normal. Prácticamente era un recluso en su propio hogar.

Mientras tanto, Jhonas tomaría el puesto a la cabeza en la empresa y manejaría todos los bienes pues tenía la mayoría de edad y era el hermano mayor.

A Harry poco le podía importar cosas tan burdas como el dinero, y menos la posición de poder que su hermano parecía creer haber obtenido.

En medio de su pena, y sin que su madre se diera cuenta, envió una carta a la directora de Hogwarts exponiendo su caso y explicando de que no sería capaz de seguir asistiendo al resto de su 6to año en Hogwarts por problemas familiares después de la muerte de su padre. No tuvo que entrar en detalles pues la profesora McGonagall conocía su situación y entendía el hecho de que su madre y hermano nunca se enteraron de la existencia el mundo mágico, ella sin embargo le propuso terminar sus estudios en casa, si asistir era el problema. Le enviaría por correo los trabajos y él los mandaría de regreso con sus tareas resueltas.

Harry entre la tristeza de haber perdido a su padre y no volver a su amada escuela, tuvo un momento de esperanza y alegría al saber que sí podría continuar con sus estudios. Tenía planeado esperar hasta cumplir la mayoría de edad en el mundo mágico para poder independizarse y lograr salir de una casa que ya no se sentía un hogar en absoluto.

El destino, por otro lado, parecía burlarse y regocijarse con su sufrimiento.

Un mes después de la muerte de James Potter, Harry comenzó a sentirse mal, extraños mareos matutinos lo atacaban y sentía nauseas de solo percibir pequeños olores. Su madre no quiso llevarlo al doctor diciendo que solo sería algo que comió que le habría caído mal al estómago, pero ese era el problema, Harry no podía probar bocado porque lo devolvía todo.

Recordando que las enfermedades del mundo mágico y del mundo muggle eran muy distintas, y ese había sido el motivo del porqué su padre había muerto, decidió enviar una carta a su directora pidiendo un consejo, en este punto, era la persona a quien más le tenía confianza. No mucho tiempo después recibió una respuesta de ella diciéndole que enviaría a madame Pomfrey para que le hiciera un chequeo rápido para saber si era algo malo o un simple malestar, como lo había catalogado su madre. Concertaron una cita a una hora en la que ni su madre ni hermano estarían en casa y no podrían cuestionarlo si decidía de pronto salir a alguna parte. Harry y madame Pomfrey se encontraron en una pequeña y acogedora cafetería cerca de donde vivía.

Al encontrarse con Poppy, le preguntó sus síntomas y mientras anotaba todos los detalles, ella lanzó sobre Harry un hechizo de diagnóstico, los datos poco a poco aparecían sobre un pergamino y ella leía con atención. De pronto, madame Pomfrey se detuvo y le mostró una extraña sonrisa a Harry quien no entendía el motivo ¿Estaba enfermo o no? Ella se apresuró a descartar cualquier enfermedad y explicarle que estaba en perfectas condiciones, al igual que el bebé que estaba gestando.

Por segundos Harry se vio impactado con la noticia sin poder creérselo, tanto así que le volvió a pedir que repitiera lo que había dicho. Incluso llegando a pensar que estaba jugando con su mente.

Ella se veía contrariada por el hecho de que Harry no supiera nada acerca de los embarazos masculinos siendo normales en el mundo mágico. Él le dijo que su padre nunca le hablo sobre ellos, o no tuvo la oportunidad de hacerlo.

Después de una breve charla de cómo funcionaba el embarazo en hombres mágicos, le recetó unas pociones para aliviar los malestares mañaneros y las náuseas por los olores, también respondió a las pocas preguntas que Harry pudo formulas en ese momento de confusión. También le dijo que dentro de un mes se volverían a ver para otro chequeo y que ella se haría cargo de los controles para que Harry no tuviera problemas con su familia, y cualquier cosa siempre podía contactarla. Como paciente, también mantendría el secreto a excepción de la directora a quién debería informarle la situación, Harry no tuvo problemas con eso, y simplemente se despidieron.

Cuando la enfermera al fin se había ido y él caminaba de regreso a casa, el hecho de que tendría un bebé le cayó como balde de agua fría. ¿Cómo le explicaría a su madre que tendría un hijo? ¿Y no precisamente había dejado embarazada a una chica, sino que sería él quien diera a luz al bebé? Esta sería otra cosa que debería mantener en secreto de su hermano y madre, así mismo debía encontrar la forma ocultar el embarazo el tiempo suficiente para idear una manera de irse de la casa lo antes posible.

También debía pensar en cómo decirle a Cedric de su situación, ahora que lo pensaba, hace meses que no hablaba él debido a los desafortunados sucesos de los últimos meses, sin embargo, Cedric era un hijo de magos, él habría sabido el hecho de que podía quedar embarazado ¿Por qué nunca le dijo nada? Tendría que hablar con él pronto.

Seguía perdido en sus pensamientos cuando llegó a su casa, pero al entrar a su cuarto se sorprendió de ver a su madre y hermano destrozando sus cosas. Intentó detenerlos pero la gran mayoría de sus pertenencias estaban hachadas a perder, aparentemente. Se volteó hacia ellos preguntándoles por qué lo habían hecho, a lo que su madre, con una mirada fría y disgustada respondió:

—Hoy se supone que se leería el testamento de James. –Harry no se había enterado de eso ¿No que toda la familia debería estar presente para leer la voluntad de su padre? El abogado nos leyó los documentos y explicó que la casa y la empresa quedaban a nombre Jhonas, y para ti, solo había una simple carta que no me dejaron leer, pues estaba escrito que solo se te daría en persona. A pesar de todo, yo estaba muy feliz con los resultados aunque me pregunté por qué tú, siendo su hijo amado, no recibiste nada. Pero luego, un hombre con extrañas vestiduras se presentó ante mí representando a Lord Potter, el padre de James, y me dijo que tu herencia y señorío solo se te daría a ti, con la condición de que te presentaras con tus abuelos paternos. No dijo nada más y luego simplemente se fue, sin ninguna otra indicación.

Harry no sabía que decir, su padre nunca mencionó a su familia, y para su madre los padres de su esposo estaban muertos.

—¡Imagínate! Enterarme hoy que mi esposo provenía de alguna familia de la realeza, –Harry quiso corregirla, pero prefirió callar que dicha familia no estaba muerta como yo pensaba, y además de que ellos solo te buscan a ti ¡¿Qué tienes de especial tú que no tenga Jhonas?! –El grito que dio Lily hizo temblar a Harry, jamás la había visto de esa manera, le asustaba lo volátil que parecía. No estaba seguro de si su madre ya sabía lo de la magia, pero tendría cuidado de mencionar nada. Si su padre no había rebelado nada en vida, mucho menos en su muerte.

—No lo sé. —Fue la simple respuesta que dio, Harry se felicitó al dejar las palabras salir tan serenamente y sin tartamudear debido al temor que sentía por dentro.

—¿No lo sabes o no quieres decirme? ¿Me crees estúpida? ¡No quieras hacer lo mismo que hizo James! Él creyó que nunca me di cuenta lo que hacían ustedes dos cuando estaban solos. —Harry palideció ante las palabras de su madre. Ella ya sabía la verdad. —¿Quieres saber la diferencia entre tú y Jhonas? Pues bien ¡Tú eres un maldito engendro! No eres normal, ni tampoco James lo era, pero aun así lo amaba, aunque no fuera capaz de decirme la verdad. Ahora, él ya no está, y a ti no te quiero aquí. No eres mi hijo, no eres más que un raro fenómeno.

Lily dejó salir esas últimas palabras con el suficiente veneno hacia Harry. Al parecer, al fin había logrado desahogar lo que tanto tiempo llevaba guardando en su corazón.

Las palabras calaron fuerte en el corazón de Harry. No podía creer todo lo que estaba escuchando salir de la boca de su propia madre. Y su hermano, él solo se deleitaba del menosprecio que estaba recibiendo. En medio de la confusión y el dolor, Harry recordó que era un mago y congelo a los que alguna vez pensó eran su familia. No se preocupó por hacer magia fuera de Hogwarts, era mayor de edad según las circunstancias de su embarazo y el ministerio no haría escándalo, o eso le había explicado Poppy, ya que una bruja/mago solía desplegar momentos de magia accidental provenientes del bebé lo que lo eximía de la ley mágica en esta ocasión.

Con un hechizo reparo las cosas que habían sido destruidas y las guardó en su baúl, no dejo nada que le perteneciera o que dejara un rastro de su existencia, cuando todo estuvo asegurado y reducido a un tamaño que pudiera cargar fácilmente, se encargó de Lily y Jhonas. Modifico sus memorias, haciéndolos olvidar que él existió o cualquier cosa referente a la magia. También aplicó un hechizo sobre ellos de modo que afectaría a las demás personas con las que se relacionaran, haciéndolos olvidar a ellos también que alguna vez existió un tal Harry Potter. Jamás había realizado una muestra de magia tan grande como en ese momento, pero la situación exigía medidas drásticas aunque le doliera en lo profundo de su corazón. 

Dejando inconscientes a Lily y a Jhonas, salió de la casa para nunca más regresar.

Solo ya estando lo suficientemente alejado de todo aquello, se permitió derrumbarse y llorar. Llorar amargamente su pena, su perdida y desdicha. No solo había perdido a su padre sino también a su madre y hermano. En algún momento de su vida había guardado la esperanza de que su madre lo quisiera y de que su hermano no le guardara el suficiente rencor como para odiarlo. Ya había sido rechazado una vez, pero ahora era diferente, su madre lo había llamado fenómeno y se había afrentado de él y su hermano solo estaba contento de que todas las desgracias cayeran sobre él. El cielo parecía entender su dolencia, y mientras las gotas de agua caían, lo hacían también sus lágrimas.

Siguió caminando, sabía a donde ir. Puede que Lily se haya enterado, pero fue tal vez por un descuido cuando él y su padre habrían vuelto muy confiados; donde realmente Harry practicaba magia con su padre era un lugar muy lejos de allí que nadie conocía. Y estaba contento de ese hecho. Haciendo una aparición, se encontró frente a una cabaña en lo profundo de un bosque en Irlanda, su aspecto era desgastado y tenía un hechizo para pasar desapercibido, aunque la cabaña parecía a punto de caer de sus bases Harry sabía que solo era fachada, era lo suficientemente fuerte como para soportar la ventisca y la lluvia, tenía suministros que eran renovados cada mes por un elfo domestico que todavía mantenía lealtad hacia James Potter, y a su hijo en este caso. No era muy grande pero era perfecta para que Harry viviera por un tiempo.

-4-

Harry no quiso hablar aun con sus abuelos, pues no se sentía preparado. Con quien sí quedo en hablar fue con Cedric. Lo cito a Hogsmeade un fin de semana y el chico encantado de volver a ver a Harry acepto ir con gusto. Pero después de explicarle que estaba embarazado y tendría un hijo de él, Diggory comenzó a decir cosas hirientes sobre el bebé y de él.

—No puedes creer que después de desaparecer sin decir nada puedes volver e inventar algo tan estúpido como que soy el padre de la criatura que ahora cargas. No sé quien será el padre de ese bastardo, pero no podrás atarme.

Harry solo pudo escuchar estupefacto las palabras desagradables del que alguna vez pensó que compartían un vinculo real y hermoso. Al parecer, solo era una mentira, y lo dejó aún más claro cuando con una risa sarcástica, Cedric declaró que ni siquiera estaba enamorado de Harry, que solo lo había utilizado para entretenerse.

—¿Cómo puedes decir algo tan repugnante? Sabes que solo he estado contigo, y te dije que mi padre había muerto, es la razón por la que no había podido hablar contigo. ¡Pensé que me querías!

—¿Sigues sin entenderlo, Harry? Alguien como yo nunca podría estar con alguien como tú, que no tiene nombre ni voto en el mundo mágico. Además, yo ya estoy comprometido con una linda señorita con un mayor estatus que el tuyo. Solo era tiempo antes de dejarte, mientras esté en Hogwarts mis padres me permiten divertirme todo lo que quiera, pero una vez que termine la escuela, deberé atender mis deberes como heredero que soy.

Fue un duro golpe para Harry saber que otra de las personas que creía lo amaba, lo dejaba de lado y lo lastimaba. Aceptando silenciosamente las palabras de Diggory, y con la sangre más fría que podía reunir le dijo que quería dar un último paseo con él, que le concediera al menos eso antes de separarse definitivamente. Cedric aceptó a regañadientes y para cuando estuvieron lo suficientemente alejados del pueblo, Harry golpeo con una dolorosa maldición de esterilización al tipo del que ingenuamente se había enamorado, y luego de verlo sufrir lo suficiente, le dirigió  un obliviate para que olvidara todo lo que había pasado esa tarde y por supuesto el hecho de que esperaba un hijo de él. Se estaba volviendo experto en ese hechizo.

Harry dejo a un Diggory desorientado y se apareció lejos de Hogsmeade, en su cabaña. No lloró, se dijo a sí mismo que ya suficiente sufrimiento había tenido en tan poco tiempo, no haría falta sufrir por un bastardo que solo pensaba en su propio futuro. Él por su propia cuenta saldría hacia adelante con su hijo, no necesitaba de nadie más. O eso se hizo creer a sí mismo para no caer en una profunda depresión.

-5-

Harry continuo recibiendo sus clases por correo, no quería que nadie se enterara de su embarazo, a excepción de Poppy quien le hacía las revisiones mensuales, la profesora McGonagall, o sus abuelos, con los que al fin se había atrevido a hablar en persona. Ellos se mostraron sorprendidos por el hecho de que estuviera esperando un bebé, y también el que no quisiera revelar el nombre del desgraciado que lo había dejado así. Harry les explico que eso no sería necesario, no necesitaba de alguien más para cuidar y criar a su bebé, y también que el nombre del otro padre no era importante. Dorea y Charlus Potter decidieron aceptar lo que su nieto creía era lo mejor para él y su bebé y apoyarlo en todo lo que fuera necesario. Ya una vez habían perdido a un hijo por sus idea retrogradas, no harían lo mismo con Harry. Éste sin embargo, decidió seguir viviendo en la cabaña en lugar de aceptar trasladarse a vivir a la mansión Potter, la cabaña le traía buenos recuerdos y se sentía seguro allí, rodeado de los buenos momentos que pasó con su amado padre.

Los meses pasaron lentamente y la barriga de Harry cada vez se hacía más y más grande. Con un poco de dificultad logró terminar su sexto año, pero se sintió orgulloso de su progreso a pesar de sus limitaciones. Pronto los días fríos de la primavera dieron paso al calor del verano, así mismo los humores de Harry eran cambiantes y erráticos, ya ni digamos de los antojos, el único que sufría de los ataques de Harry era el pobre elfo doméstico —Fiffy— que lo acompañaba. Fiffy recibía todos los llantos, las rabietas, los disgustos, y las llamadas a media noche por un sándwich de jalea de fresas con sardinas y salsa picante por parte de Harry.  A veces, Harry se soltaba en llanto mientras abrazaba y se disculpaba largamente con el pequeño elfo, agradeciéndole que no lo había abandonado aún con todos los problemas que causaba. Fiffy solo podía mostrarle cierto consuelo diciéndole que le era fiel y nunca lo abandonaría, a menos que así lo deseara Harry.

Cuando Harry se sentía con el suficiente animo para salir de su cabaña, caminaba por el bosque reflexionando sobre su vida. Rememoraba los acontecimientos que en menos de un año habían ocurrido en su vida y se preguntaba si sería siempre su destino atraer desdichas y dolor a cada momento.

No incluía a su bebé, pues aunque no se lo esperaba su hijo llenaría el vacío de la familia que había perdido. Amaba a su hijo, y este ni siquiera había nacido. A momentos se ponía a hablar con él, le describía el bosque o se ponía a contarle anécdotas de su abuelo James y todo lo que aprendió de él. A veces era inevitable contener el llanto y regresaba a la cabaña solo para refugiarse entre las mantas de su cama y quedare dormido lleno de lágrimas.

McGonagall lo visitaba tan seguido como podía, pero sus deberes como directora la mantenían ocupada aún en temporada de vacaciones, Harry lo entendía y estaba contento con el poco tiempo que lograba darle quien había comenzado a ver como una abuela muy protectora.

Pronto, se acercaba la fecha del parto destinado a mediados de agosto, y Harry se entretenía preparando todo para la llegada de su bebé.

-6-

Tom Riddle, apareció en la vida de Harry en el momento preciso. En medio de una torrencial lluvia que azotaba el bosque. Tom que iba de paso y buscaba un refugio donde pasar la noche, por casualidad escuchó los inmensos alaridos provenientes de una vieja cabaña, lo que era impresionante debido a los truenos y relámpagos de fondo. Al parecer alguien estaba en problemas, y aunque él no era de salir al auxilio de nadie, esta vez su curiosidad le valió más.

Al entrar a la cabaña se sorprendió por el aspecto que tenía ésta por dentro, el exterior solo era fachada y el interior era espléndido, se preguntó quién viviría allí en ese lugar tan alejado del mundo. Fue devuelto al presente cuando de nuevo a escucho el llanto y los gritos, se guió por el ruido y llego a una habitación donde sorpresivamente encontró a un joven en labor de parto.

El chico gemía y se agarraba el estómago intentando mitigar el dolor, estaba acostado en la inmensa cama con las piernas abierta de par en par, un poco de sangre se podía apreciar en las sábanas blancas. Tom se apresuró a llegar a su lado y acomodarlo mejor para un parto improvisado, era obvio que no había nadie más en la cabaña que lo ayudara a tener al bebé. Él no era un experto en la materia, pero ya había presenciado y ayudado en un parto masculino mientras visitaba las tribus de hombres lobos, ellos no tenían médicos sino curanderos y matronas que se especializaban en situaciones como ésta. Esperaba que sus conocimientos fueran suficientes para hacer que el bebé naciera sano y salvo y el padre sobreviviera a la noche.

Tom se tomó un momento para observar al joven, tendría unos 18 o 19 años, tenía cabello oscuro como el de un cuervo y una piel acanelada suave al tacto. El chico abrió los ojos mirando fijamente a Tom, el cual se sorprendió por lo verde y profundo de su mirada. El chico jadeó algo incomprensible a Tom, para poder escucharlo mejor acercó su oido a los labios del muchacho.

—A…Ayúda…me –Fueron las leves palabras de Harry, antes de volver a gritar de dolor.

Tom se apresuró a transfigurar unos cuantos objetos en cuencos y los lleno con agua. Busco toallas y saco del bolso que cargaba unas cuantas pociones que alivianarían el dolor en el muchacho, le hizo beber una y luego se dirigió a sacarle los pantalones de dormir que llevaba puesto.

—La poción solo quitara un poco el dolor, necesito que estés despierto para traer a bebé a salvo. Cuando las contracciones sean más fuertes, debes pujar y hacer fuerza para que el bebé salga.–Harry escuchaba atentamente las palabras del extraño, y asintió a las indicaciones que le había dado. Se supone que había mandado a su elfo domestico a avisarle a Poppy o a alguien de que se encontraba en labor de parto y necesitaba ayuda con urgencia. Pero los minutos pasaban y nunca regresaba con la ayuda.

Tom calentó el agua y limpio el área por donde saldría el bebé, Harry estaba teniendo las contracciones cada tres minutos por lo que sería rápido. O eso esperaba. Cuando tuvo todo listo, de nuevo se puso entre las piernas de Harry y a la primera contracción le dijo que pujara. Estuvieron al menos cuarenta minutos en esa posición, Tom dándole instrucciones a Harry y éste intentando seguirlas.

Cuando ya medio cuerpo del bebé estaba fuera un ¡plop! se escuchó en el cuarto, y Tom vio aparecer a un elfo domestico acompañado de dos mujeres que reconocía muy bien. Poppy fue la que se acercó a asistirlo en lo que restaba del parto y McGonagall con mucha paciencia y cariño se posicionó al lado de Harry para tomar su mano y susurrar palabras que Tom no pudo escuchar muy bien pero supuso que era para tranquilizar al chico.

Harry tuvo una última contracción y por fin nació el bebé que al instante lleno sus pulmones de aire y comenzó a llorar. Una vez que Tom hubiera cortado el cordón umbilical, Poppy tomo con cuidado a la criatura apartándose para limpiarla y luego llevarla con su madre/padre. Tom se encargó de limpiar los restos de la placenta fuera de Harry y sanar las posibles heridas, también de quitar las sabanas y cambiarlas por unas limpias. Había sido un parto ajetreado, pero todo termino bien, sin complicaciones como esperaba. Para ser el primer parto en el que ayudaba no estaba mal.

El bebé había resultado ser una niña y Harry estaba tan contento a la hora de sostenerla, lloraba silenciosamente mientras acariciaba los pequeños rasgos de su hija. A Tom le pareció encantadora la escena. Después de un rato Harry se quedó dormido y Poppy volvió a hacerse cargo de la niña. McGonagall por otro lado se acercó a Tom saludándolo, agradeciendo el haber ayudado al niño que vio crecer y consideraba como un nieto.

—No hay problema, pasaba por aquí cuando escuche los gritos. Decidí ayudarle cuando no vi a nadie acompañándolo.

—Creo que eso es nuestra culpa, Fiffy el elfo domestico de Harry fue a buscarnos a mí y a Poppy a Hogwarts pero nosotras no nos encontrábamos allí, tuvo que recorrer varios lugares antes de encontrarnos. Lamento eso pero aprecio lo oportuno de tu aparición.

Habían salido de la habitación para hablar más tranquilamente en la pequeña sala, Fiffy les había traído algo de té y galletas.

—Entonces, al fin regresaste. –sonrió quedamente la mujer —¿Seguirás sin aceptar mi invitación para enseñar DCAO en Hogwarts? –Tom apenas estiró la comisura de sus labios.

—Minerva, tú y yo sabemos que encontrarnos fue pura casualidad, aún tengo muchos viajes e investigaciones que hacer. En mis planes no está por el momento quedarme a enseñar. –Tom bebió un poco de su té, relajándose al sentir como entraba en su organismo, estaba cansado.

—Bueno, en este momento nos vendría de mucha ayuda, solo por este año que pronto comenzará, ya tengo a la persona indicada para el puesto después de ese tiempo –McGonagall señaló hacia el cuarto y Tom supo a quien se refería.

—¿Y crees que podrá hacerlo con un bebé a cuestas? –Preguntó incrédulo.

—Ya habrá pasado un año. Además, Harry es muy bueno e inteligente, podrá hacerlo bien. El bebé podrá quedarse con Poppy en la enfermería mientras él da clases, no veo problema en eso.

—¿Por qué te preocupas tanto por el chico?

—Le he tomado cariño –ella sonrió –y últimamente ha sufrido mucho, merece algo de paz y felicidad. No puedo dejarlo solo en este momento.

—¿No tiene familia? –Hizo la pregunta Tom, estaba un poco interesado, McGonagall no era una mujer que sensibilizara fácilmente.

—Aquí en el mundo mágico tiene a sus abuelos aunque no lleva una estrecha relación con ellos, y en el mundo muggle hace medio año que perdió a su familia.

—¿Murieron?

—Solo su padre, que es con quien estaba más unido. Su madre y hermano no lo querían, eran muggles y nunca supieron sobre la magia, James nunca quiso que se enteraran. Sin embargo cuando éste murió, el mundo se vino abajo para Harry y el resto de su familia descubrió lo que era, no lo tomaron muy bien que digamos y Harry les hizo perder la memoria cuando lo tomaron contra él.

Tom ya no dijo nada más, solo se quedó inmerso en sus pensamientos. Él sabía lo que era que los muggles te odiaran, pero que fuera tu propia familia hacía más duro el asunto. Y todavía estaba la cosa de quedar embarazado, dudaba que hubiera sido algo intencional y no miraba por ningún lado al otro padre. Pero dejaba sus conjeturas para después, su mente estaba muy agotada. McGonagall le dio unas cuantas sabanas para que durmiera en el sofá, ya mañana podía retomar su viaje.

-7-

Al día siguiente cuando Harry era más consiente del mundo a su alrededor sin tanto dolor encima, lo primero que hizo fue buscar a su bebé, la encontró bien protegida y envuelta en una suave manta al lado de su cama, protegida por un hechizo. Moviéndose con cuidado, se acercó a ella para admirarla mejor de lo que lo había hecho la noche anterior, al momento la pequeña comenzó a agitarse y soltar pequeños lamentos, Harry se apresuró a revisarla, estaba limpia, por lo que solo debía tener hambre. Alimentarla era una sensación algo incomoda y vergonzosa para él ya que tuvo que amamantarla con su propio pecho.

Poppy apareció no mucho tiempo después y le mostró como sacarle los gases correctamente, la manera adecuada de sostenerla, bañarla y vestirla. Harry tenía que aprender todo eso porque no tendría a Poppy todo el tiempo acompañándolo, y Fiffy lo ayudaría tanto como fuera posible, pero después de eso Harry planeaba ser quien estuviera siempre cerca de su pequeña bebé.

 

La niña todavía tenía la apariencia arrugada y un poco inflamada que tenían todos los bebés al nacer, pero Harry podía adivinar algunas de las facciones que resaltaban desde ya, por ejemplo, la pelusa que tenía como cabello era densa y de un color castaño rojizo, tenía una bonita naricita en forma de botón que le recordaba a una foto de su padre cuando era un niño. Los ojos todavía tenían un color lechoso por lo que no estaba seguro de su color y su piel seguía algo rosada debido al parto. Solo el tiempo definiría un poco más su apariencia, pero con los pocos detalles, Harry estaba muy agradecido de que la pequeña se pareciera más a su familia que a la del bastardo de su padre.

Tom, aunque quisiera no podía irse, Minerva le había pedido el favor de cuidarlo mientras ella y Poppy regresaban al colegio por algunas horas, necesitaban resolver algunos asuntos pero no querían dejar a Harry solo tan pronto. Un poco a regañadientes aceptó, pero solo porque quería asegurarse de que el muchacho estuviera bien mientras regresaban las dos mujeres, sin embargo no se acercó mucho, no quería interrumpir al chico mientras descubría su reciente paternidad, aun así no dejaba de observarlo de lejos.

Ya entrada la tarde, Harry se acercó a Tom y se sentó a la par en el sofá. El hombre mayor lo observo de reojo dándole gracia el cabello apuntando hacia todos lados y el gran blusón que no se había cambiado en todo el día, el chico era un desastre.

—¿Al fin se ha quedado dormida?

—Sí, ahora soy yo quien quiere descansar un poco.

—¿Y por qué no lo haces?

—Antes que nada quería hablar con usted, –giro su rostro y lo miro fijamente a los ojos –quería agradecerle por ayudarnos anoche. No sé qué hubiera pasado de lo contrario.

—Primero, no me trates de “usted” me hace sentir viejo, llámame Tom, y segundo, hubieras salido adelante aún sin mi ayuda, eres un muchacho fuerte. Habrías encontrado una forma de traer a tu bebé a salvo. –Harry le ofreció una sonrisa cansada y asintió, se levantó y camino hacia su cuarto, no tenía mucha fuerza para argumentar en contra.

—¿Qué nombre le pondrás? –Desconcertado, Harry se detuvo y giró medio cuerpo para mirar a Tom.

—No lo había pensado. En realidad fue la única cosa en la que no pensé durante todo este tiempo –arrugó en entrecejo y se puso una mano en la barbilla. Al ver que en verdad no tenía ni idea, Tom se adelantó y opino en su lugar.

—Siempre me ha parecido muy hermoso y de gran significado el nombre de Isis, sé que nunca tendré una familia, pero si hubiera tenido una hija la nombraría así.

—Es un bonito nombre.

—Solo es una sugerencia.

—Me gusta. –Harry sonrió y retomo su camino hacia la habitación. Antes de entrar completamente, Harry volvió a hablar desde el marco de la puerta. –Nunca es tarde para formar una familia, tal vez la consigas algún día –y después de eso, cerró la puerta.

Tom no lo contradijo, el chico no entendía, después de todo jugar tanto tiempo con magia negra hacía defectuosos algunos órganos en el cuerpo. Dudaba que alguna chica quisiera un marido estéril. Un suspiro salió de sus labios, el no necesitaba esposa e hijos, tenía cosas más importantes que lograr. Siguió leyendo mientras esperaba el regreso de Minerva.

Era más de media noche cuando el llanto del bebé despertó a Tom. Minerva aún no había aparecido y él prometió quedarse hasta su regreso por lo que seguía acompañando a Harry en la cabaña. Se levantó y se dirigió al cuarto para saber qué iba mal con la pequeña. Al entrar encontró a un muy asustado Harry cargando a la pequeña Isis intentando detener el llanto, pero solo lograba empeorarlo.

—¿Qué sucede?

—No sé qué tiene, ya le di de comer y revise el pañal pero no tiene nada extraño y no para de llorar. –Estaba desesperado, eso lo podía ver bien aun en medio de la oscuridad de la habitación.

—Déjame ver –Tom se adentró un poco más hasta llegar con Harry, tomo a la bebé y después de unos pocos arrullos comenzó a detener su llanto.

—¿Cómo lo hiciste?

—Tienes miedo –fue la simple respuesta de Tom.

—Eso es obvio –Bufó el Harry.

—Ella lo siente, y por eso llora. Ella necesita confiar en quien la protegerá, si tienes miedo de cargarla ella se sentirá insegura. Debes vencer ese miedo –Tom volvió a acomodar a la niña entre los brazos de Harry y le dijo cómo sostenerla correctamente. —Sostén su cabeza con firmeza pero al mismo tiempo con delicadeza y con la otra mano abraza su cuerpo. Sé que se ve frágil, y lo es, pero no se romperá por apretar el agarre sobre ella un poco. –Harry hizo lo indicado y sonrió cuando vio que su hija no continuó llorando, es más, poco a poco iba quedándose dormida.

—Uf, sabes más que yo en esto de cuidar niños.

—Es porque he tenido contacto mucho tiempo con niños.

—¿En serio? ¿Dónde?

—En las tribus de hombres lobo. Estuve un tiempo viviendo con ellos y aprendiendo de su forma de vivir.

—Pero ¿No son peligrosos?

—Es lo que el ministerio les hace creer a la comunidad mágica, ellos son pacíficos si no los agreden o intentan algo contra sus cachorros, son muy territoriales y protegen sobre todo a la manada. Su familia.

—Wow ¿Y cómo es que te dejaron entrar si son muy territoriales? –Harry estaba muy asombrado con el hombre.

—Porque se los pedí. Y por ese entonces yo estaba huyendo de unos vampiros, el jefe de la tribu me encontró mal herido y me atendió. Cuando estuve lo suficientemente recuperado me ordenaron que me fuera pero yo pedí quedarme un poco más de tiempo y aprender sobre sus costumbres y su estilo de vida. Al principio se encontraron renuentes a dejarme, aceptaron cuando les demostré que no tenía ninguna intensión oscura al quedarme allí, solo la idea del conocimiento.

Ninguno se había percatado de que la niña ya estaba profundamente dormida en los brazos de Harry mientras continuaban hablando, la noche casi terminaba cuando el sueño le entro a Harry y Tom le dijo que descansara un poco, pronto la niña volvería a levantarse y necesitaría energías para atenderla y alimentarla.

-8-

Había pasado toda una semana y Minerva nada que aparecía. No sabía si era una treta de la mujer para impedir que se fuera o qué. No es que le importara pasar largas horas con Harry enseñándole a cómo cuidar de su hija, pero él tenía un itinerario y debía cumplirlo, aunque después de la semana en compañía de ese chico dudaba en volver a su rutina de viaje frescamente. Le gustaba pasar tiempo con Harry, era inteligente, tierno, honesto, decidido y muy explosivo. También se estaba encariñando de la pequeña Isis.

Pero seguía pensando que su lugar no era allí, sentía como si estuviera jugando a la casita feliz con una familia que no le pertenecía. Y le frustraba. Ya conocía la historia completa de Harry, ahora dicha por su propia boca, y si no fuera porque el chico ya había tomado venganza, él mismo buscaría el idiota que lo había abandonado. Si supiera de lo que se estaba perdiendo. Sin lugar a dudas en solo una semana había descubierto que no quería dejar solo a Harry, ni a él ni a Isis, quería protegerlos, aunque no sabía cómo hacerlo sin parecer sospechoso. Entonces recordó la proposición de Minerva, sobre ser profesor de DCAO ¿Qué más daba soportar un año sin viajar con tal de estar cerca de Harry y su niña?

Cuando pasaron 15 días, Harry y Tom habían creado una rutina para cuidar de Isis, mientras se conocían un poco más. Harry amaba escuchar hablar a Tom sobre sus viajes y sus aventuras entorno a las diferentes culturas mágicas, era como aprender algo sobre la magia que no aprendían en el colegio. Tom siempre se tomaba el tiempo de llenar las lagunas en el conocimiento de Harry, pues el chico estaba decidido que quería ser profesor en Hogwarts, su determinación era admirable y Tom solo se alegraba de ayudarlo.

Al final Minerva y Poppy se dignaron a mostrar la cara, disculpándose abiertamente porque no habían podido regresar antes, Minerva estaba tensa porque aun no tenía un profesor para Defensa y a penas logro encontrar un nuevo profesor para el puesto de Pociones. Tom que ya tenía un plan solo sonrió y le dijo a la directora que ya no debía preocuparse, que aceptaría el puesto de profesor con la condición de Harry siendo su asistente, como razón de eso solo dijo que Harry necesitaría una experiencia previa antes de ser profesor en Hogwarts. Además agregó de que compartirían habitaciones, Harry aun necesitaba ayuda con la bebé y él se ofrecía como voluntario. McGonagall no le vio ningún problema, es más, irradiaba felicidad por los poros con la proposición de su antiguo estudiante estrella.

Cuando le expusieron la idea a Harry, este estaba muy asombrado, pero acepto la ayuda y el hecho de dejar de vivir en la cabaña para ir a Hogwarts. Eso lo alegró mucho, hacía mucho que no pisaba el castillo, pero aún seguía siendo parte de su hogar.

Inmediatamente hicieron un equipaje con todo lo necesario y las posesiones de Harry, debían instalarse en el castillo antes de comenzara el nuevo año escolar. Tom y Harry se quedaron en una de las torres oeste, cerca de Ravenclaw, tenía dos cuartos, un estudio y una amplia sala de estar. Era perfecto.

Después de desempacar y crear un ambiente ideal, Harry le ayudó a Tom a crear el plan de clases desde Primero a Séptimo año, Tom se veía muy satisfecho con las ideas que proponía el chico, eran dinámicas e innovadoras. Definitivamente sería un buen profesor con la guía y el conocimiento adecuado.

Cuando el nuevo año escolar dio inicio en septiembre, Minerva los presento en la gran cena de bienvenida; muchos se sorprendieron de ver a Harry, quien no había aparecido en todo el año anterior y miles de conjeturas y rumores se habían regado acerca del motivo por el cual el chico no siguió estudiando. Los murmullos se hicieron casi insoportables cuando se dieron cuenta de que en sus brazos Harry cargaba a un bebé. Tom por el momento no dijo nada, pero vio la incomodidad en el chico y fulmino con la mirada a todos los estudiantes, en especial aquellos quienes no dejaban de ver a Harry y a su hija.

Harry no había pensado en el hecho de que sus compañeros comenzarían a hablar, y a penas el gran banquete había terminado casi salió huyendo para que nadie se le acercara, pero tanta era su mala suerte que de entre todos los que lo pudieron abordar tuvo que ser aquel idiota el que lo hiciera de primero.

—Así que ¿dónde te habías perdido Potter? Fuera donde fuera, al parecer no perdiste el tiempo ¿Quién te dejo botado con un bastardo a cuestas?

Harry tenía ganas de escupirle a la cara y decirle que él era el bastardo, pero se contuvo por el simple hecho de que así lo único que lograría sería revelar lo que con esmero había ocultado a excepción de la directora, Poppy y recientemente Tom. Gracias a alguna deidad que le tuvo piedad, Tom apareció antes de que dijera algo estúpido.

—Esa bastarda es mi hija, y le aconsejaría no decir ni una palabra más si no quiere tener problemas y ser expulsado a tan solo un día de haber iniciado el año escolar, señor Diggory. –Si las miradas mataran, Harry suponía que Cedric ya estaría tres metros bajo tierra.

Tom se acercó a Harry y con un brazo rodeo al chico en forma protectora, a Harry se le pintaron las mejillas de rosado pero no hizo ningún amago de alejarse, se sentía bien allí. Diggory por el contrario miraba muy sorprendido a los dos, no se esperaba esa respuesta.

—Sera mejor que regrese a su sala común, y recuerde sobre el respeto hacia sus superiores ¿O es que en su hogar no le enseñan modales?

Diggory se puso rojo de ira, y con una última mirada a Harry se alejó con rumbo a Hufflepuff. Una vez que había desaparecido, Harry se permitió suspirar liberando la tensión de sus hombros.

—No tenías que decir eso, pude arreglármelas solo.

—No dejaría de acosarte y molestarte, además… me dio rabia el cómo se refirió a Isis. No tenía ningún derecho a llamarla así. –Tom tenía fruncido el ceño y por un momento Harry pareció ver un destello rojo en sus ojos grises.

—Te lo agradezco, pero ahora él pensará que en serio es tu hija.

—¿Y eso te molesta?

—No, pero…

—Entonces no hay ningún problema. Nadie tiene por qué enterarse de que Isis no es mi hija, y si te dicen algo, puedes decírmelo o hablar con Minerva. Sabes que ella no dejará que hablen mal de ti o de tu hija.

Harry le regalo una sonrisa a Tom y dio un beso en la mejilla antes de desearle buenas noches y dirigirse a la torre que compartían. Mientras Tom se preparaba mentalmente para un largo año.

-9-

Harry no tuvo más incidencias que un par de mal disimuladas miradas hacia él, su hija o Tom, cuando estaban en el gran comedor o cuando paseaba por los jardines de Hogwarts, aun así nadie se atrevía a decir nada después de lo de Cedric, además de que en el primer día de clases de DCAO a todos los alumnos desde Primero a Séptimo, Tom se encargó de dejar en claro que no quería faltas de respeto hacia él o su familia (entiéndase Harry e Isis) y a cualquiera que se le ocurriera hablar mal de ellos, tendría una visita a la oficina de la directora.

Harry se sentía seguro al lado de Tom, él siempre se fijaba en los pequeños detalles y estaba al pendiente de todo lo que necesitaban, aunque no tenía necesidad de hacerlo. Isis cada día crecía más fuerte y sana. Los días de semana Harry pasaba las mañanas con su hija y en las tardes ayudaba a Tom a revisar ensayos y a calificar trabajos, o asistía a las detenciones que dejaba Tom a los alumnos latosos, siempre con su pequeña acompañándolo, ella no era impedimento para hacer cualquiera de esas tareas, y cuando no podían llevarla con ellos, la dejaban al cuidado de Poppy.

Los fines de semana sin embargo, eran de ellos tres. Solían almorzar en la torre fuera de ojos curiosos y luego pasear a orillas del lago mientras aún hacía buen tiempo, otras veces solo se quedaban intentando enseñarle a gatear a Isis o jugando con ella. Harry realmente comenzaba a pensar que sí parecían una familia, y le asustaba. Tom no era nada de ellos dos, y un día se iría, no quería que se fuera él también. Ya varias veces lo habían abandonado, no quería que volviera a pasar.

Tom dándose cuenta de los mortificantes pensamientos de Harry, una tarde se propuso revelar sus intenciones hacia Harry, sacando a flote sus temores de Harry, le dijo que no había por qué preocuparse, él no tenía intenciones de alejarse. Lo había decidido desde el momento en el que acepto ser profesor de Hogwarts, y lo había hecho solo por él. Y por Isis.

Harry, con lágrimas en los ojos y una sonrisa, abrazo a Tom. Después de mucho sufrimiento, un poco de esperanza había aparecido en su vida, de que todo estaría bien, y por primera vez desde aquella noche tormentosa de invierno cuando le notificaron que su padre había muerto, realmente se volvió a sentir seguro. Tom por el contrario, sin darse cuenta, había encontrado una familia sin proponérselo, y la protegería hasta el fin de los tiempos.

-10-

14 años después.

—¡James! Se hace tarde, apúrate –Una chica de largos cabellos rojizos gritaba desde la sala mientras intentaba ponerse los zapatos.

—Me dices que vaya más de prisa cuando tú sigues luchado con esos zapatos –bufo el niño de doce años que bajaba por las escaleras corriendo para pasar a la cocina donde sus padres ya lo esperaban.

—Es que no sé por qué tengo que usar zapatos ¡Odio los zapatos! No hay una ley en Hogwarts que obligue a llevar zapatos –Dijo frustrada la chica al terminar de ponerse los incomodos zapatos nuevos.

—Amor, sí la hay, es esa donde describen el uniforme y la forma correcta de usarlo —respondió un Harry más adulto, sonriendo a su hija. Se estaban preparando para llevar a sus hijos a la estación de trenes, él como maestro podía tomar la red Flú, pero prefería disfrutar del viaje.

Él sí podía, a diferencia de Tom, como director debía estar en el castillo antes que todos los alumnos. Hace algunos años Minerva había decidido que ya era tiempo de jubilarse y ¿quién mejor para ocupar el puesto que el brillante Tom Riddle?

James trato de ocultar su risa con la taza de chocolate que estaba tomando, él sabía que su hermana disfrutaba de sus pies al aire libre y todos los años era el mismo dilema.

—¿Ya tienes todo listo, James?

—Sí, papá. Esta listo desde anoche.

—Entonces ¿Por qué te tardabas tanto allá arriba? –Rebatió Isis.

—Me estaba despidiendo de Andora. –Isis bufó al escucharlo, entendía por qué su hermano menor sí podía hablar con las serpientes y ella no, pero eso no quitaba el hecho de que ella también quisiera poder hacerlo. Le parecía cool poder entender y hablar pársel, y le fascinaba ver a James y su papá Tom hacerlo. Todavía recuerda la vez que intento traducir los silbidos que escuchaba salir de sus bocas, pero no lo logro. Tom le explicó que no era una lengua que se aprendiera, se nacía con esa habilidad. Ella no volvió a intentarlo.

—No deberías ni preocuparte por eso, sabes muy bien que la volverás a ver en la oficina de papá.

—Sí, pero la extrañare hasta entonces. No es justo que por el simple hecho de que los demás se asusten por una serpiente, no pueda llevarla a todos lados. Ella no le haría daño a nadie.

Harry miraba desde su asiento a sus hijos discutir, con una sonrisa se giró a ver a Tom quien tomaba su café con parsimonia, él también observaba la discusión de sus hijos, de vez en cuando mostrando una sonrisa por los comentarios que hacían. Cuando Tom le contó que era estéril le dio mucho pesar porque en serio quería tener un hijo con él, pero Tom le dijo que con Isis le bastaba y por un tiempo fue así. Sin embargo, cuatro años después, un día no se sintió bien y decidió visitar a Poppy, que al igual que la primera vez, muy alegre le dijo el resultado de los exámenes. Volvía estar embarazado. No cabía en su felicidad y no sabía cómo decírselo a Tom.

El embarazo de James fue mucho más tranquilo que el de Isis, pero eso no evitaba que Tom se pusiera paranoico y quisiera protegerlo hasta de una simple pluma, tanto que lo desesperaba algunas veces. Tom también ayudo en el parto de James y casi se puso a llorar cuando lo tuvo en brazos. Muchas cosas habían pasado desde aquel entonces y Harry era feliz, es cierto que a veces tenía sus días de drama o de ira, no siempre había sonrisas, pero con tal de que su familia siguiera unida era suficiente para seguir adelante, siempre adelante.

Era extraño el rumbo que había tomado su vida, desde que nació siempre recibió sorpresas, unas más gratas que otras, pero no deseaba cambiar nada, amaba su vida tal y cual era. No cambiaría nada ni volviendo al pasado.