¿A Harry le gusta Draco Malfoy?

Harry Potter - J. K. Rowling
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¿A Harry le gusta Draco Malfoy?
Summary
Harry Potter nunca se interesó por el romance, hasta que, al cumplir quince años, comenzó a sentir algo extraño por su amigo Draco Malfoy. A medida que sus sentimientos se intensifican, Harry se ve obligado a confrontar sus emociones y descubrir si lo que siente es solo una confusión o algo más profundo.
Note
Los personajes y fanart de la portada no me pertenecen, derechos a su respectivo autor.📌Está historia es dentro del universo que yo misma cree, así que puede que los personajes tengan distintas personalidades y que algunas cosas estén fuera del canon(No es necesario pero si quisieras entender deberías leer primero la historia que se encuentra en mi perfil: "El diario"). .Holaa!Esta es la nueva historia que estaré escribiendo para el siguiente año, aquí les dejo el prólogo:)Cositas antes de iniciar;📌Esta historia es una "secuela" de una historia que escribí hace poquito, solo que ahora se estará enfocando meramente en el Drarry. Si creen que es necesario pueden leerla, esta en mi perfil.📌El estilo de narración no será así toda la historia, esto fue algo que quise poner en práctica para el prólogo Jaja espero y se pueda entender bien.Así que los veo el siguiente año con esta historia (no le tiren hate a ninguno de los personajes femeninos que aparezcan aquí, plis).Sin más, bienvenidos a esta nueva historia!
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Chapter 2

 

Significado.

Harry ha tenido que lidiar con las opiniones de los demás desde que era pequeño. Por alguna razón, las personas siempre sentían la necesidad de opinar sobre su vida: ¿que si deseaba tener una mamá?, que obviamente sería Gryffindor, que debería tener más amigos, o que tendría que estar con Ginny Weasley. Harry odiaba eso desde niño, pero nunca se atrevía a quejarse al respecto ni a hacer algo para evitarlo.

Incluso después de crecer, nada había cambiado, y, honestamente, Harry comenzaba a cansarse.

 

──────────────────

 

Después de la escena del beso, Harry no podía contener las lágrimas mientras se arrinconaba bajo la sombra de un árbol cercano a la Madriguera. El bullicio de la fiesta seguía resonando en la distancia, no podía quedarse ahí y su única solución fue huir. 

Ni siquiera sabía porque estaba tan... tan triste. A Harry no le importaban esas cosas del romance, no comprendía que le veían de interesante, y aún así, ese era su primer beso. No es que se imaginaba algo especial, pero tampoco se lo imaginaba de esa manera, siendo robado. Se sentía como si algo que debería haber sido suyo le hubiera sido arrebatado sin permiso.

El crujir de las hojas lo sacó de sus pensamientos. Alzó la vista solo para encontrarse con Sirius y Severus, ambos mostrando un rostro consolador. Harry sintió la presión de su pecho dejar de ensancharse poco a poco, ambos adultos irradiaban una calma que Harry necesitaba desesperadamente.

Sirius se agachó ligeramente para mirarlo a los ojos. "¿Podemos sentarnos contigo, cachorro?", preguntó con suavidad.

Harry, sin decir palabra, asintió mientras se acurrucaba, abrazando sus piernas con fuerza. Severus y Sirius se acomodaron a su lado, dejando un respetuoso silencio entre los tres, hasta que Severus, rompió la quietud.

"¿Quieres hablar de lo que ocurrió?"

Harry lo pensó por un momento, no quería hacer todo un drama de esto, era solo un beso, ningún otro chico de su edad se hubiera abrumado de la misma manera, así que Harry se avergonzaba por sentirse así. Sin embargo, el sanador le recordaba que cuando se sentía así, lo mejor sería desahogarse. Finalmente asintió con la cabeza.

"Estoy molesto," confesó con voz temblorosa. "Y triste... no sé, ni siquiera sé cómo sentirme. Era mi primer beso, ¿y qué hace ella? Ni siquiera me preguntó si quería."

Severus frunció el ceño, una expresión que Harry conocía bien, pero que ahora parecía dirigida a otro.

"Molly y Arthur tendrán que hablar con su hija," dijo con severidad. "Es necesario que entienda lo que significa el consentimiento."

Sirius y Harry asintieron estando de acuerdo, no culpaban a Ginny, al final era una niña aprendiendo cosas nuevas, pero esperaban que ya no volviera a suceder y menos hacia Harry.

"Oye cachorro," Sirius le dio un empujón a Harry, apenas moviéndolo, siendo juguetón. "Estás molesto porque... ¿tenías pensado dar ese primer beso con alguien más?"

Harry abrió su boca para responder, pero al final se quedó en silencio. Ese no era el problema, hasta hace poco pensaba que los besos eran algo innecesario, constantemente se burlaba de Severus y Sirius cuando se ponían cariñosos a su alrededor. No tenía a nadie en mente para eso.

"No," sacudió su cabeza con rapidez. "Yo... no entiendo mucho de estas cosas. No veo qué tiene de especial todo esto de lo romántico."

Sirius y Severus intercambiaron una mirada cargada de ternura, como si compartieran un secreto que Harry aún no podía entender. Tal vez pensaban que se comportaba de manera infantil, aquel pensamiento lo hizo sentir avergonzado. Debía comenzar a madurar.

"Es normal comenzar a pensar en eso, Harry," dijo Severus con calma. "Estás entrando en una etapa en la que, fisiológicamente, será inevitable que pienses en este tipo de cosas."

Harry murmuró algo entre dientes que se parecía a un "qué horror", provocando una carcajada en Sirius.

"Créeme, en algún momento serás un adolescente hormonal, Harry. Lo quieras o no," bromeó Sirius, ganándose una mirada fulminante del joven.

La conversación estaba tomando un giro peligrosamente vergonzoso. Harry no estaba listo para hablar de este tipo de cosas, le acaban de robar su primer beso, no necesitaba pensar en más cosas nuevas en este momento. Así que busco cambiar el tema.

"¿Y ustedes?" pregunto con su típica curiosidad, algo que ambos adultos agradecieron, no estaba tan mal Harry, si se ponía a chismosear. "¿Como fueron sus primeros besos?"

Ambos adultos se quedaron en silencio por un instante, como si la pregunta los hubiese tomado por sorpresa. Harry podía ser bastante drástico cuando curioseaba, pero ambos sabían que aprendía de estas situaciones. Así que fue Sirius quien contestó primero.

"El mío fue con una chica de Ravenclaw en cuarto año. Fue mi primera novia," subió sus hombros restándole importancia. "Estuvo bien, en lo que cabe de un beso entre dos adolescentes."

Severus se tomó un poco más de tiempo antes de responder. Harry no se lo diría, pero tenía curiosidad por saber si fue Sirius su primer beso.

"El mío fue con un chico de Hufflepuff. Fue... un poco brusco, pero era algo que ambos quisimos."

Harry parpadeó, sorprendido por la honestidad de ambos. Buscando alguna expresión de molestia, ya que ninguno fue su primer beso. Sirius notó esa reacción, así aprovechó el momento para lanzarle una mirada tranquila.

"¿Sabes lo que significa eso, cachorro?," el joven negó con la cabeza, inseguro. "Aunque fueron nuestros primeros besos, ninguno fue tan importante," explicó con una sonrisa. "Yo tuve bastantes antes de Severus, y créeme, la mayoría no significaron nada."

Severus rodó los ojos ante la confesión, pero asintió.

"Es cierto," añadió con suavidad, y Harry le presto su atención. "La gente suele romantizar el primer beso como si fuera la cúspide del amor, pero no tiene por qué ser así."

Sirius asintió estando de acuerdo, Harry solo frunció su rostro, aún sin entender del todo sus palabras. 

"Mira, piénsalo así," Sirius abrazo a Harry, mostrando su afecto y queriendo que no se sintiera más incómodo. "Cuando Severus y yo nos besamos, fue la primera vez que un beso tuvo significado para mí. Ya no era solo algo que hacía por impulso o porque lo esperaba la otra persona. Fue diferente. Real."

Ambos adultos se miraron en ese instante. Harry observó cómo se miraban, cómo sus ojos hablaban en un idioma que él aún no comprendía. Era una conexión tan palpable que no podía ignorarla. 

La idea de que un beso pudiera ser "real" era un concepto que resonaba de forma extraña en Harry. Hasta ahora, había pensado en los besos como algo que simplemente ocurría, algo que los demás veían como emocionante o significativo porque las historias así lo pintaban. Pero lo que Sirius había dicho rompía esa noción simple. ¿Qué hacía que un beso fuera diferente? ¿Qué hacía que tuviera significado?

Severus rompió el silencio que se había formado.

"Ese beso que la señorita Ginny te dio puede significar lo que tú decidas, Harry. Puede ser simplemente un primer encuentro físico o, si así lo prefieres, el peor beso que has tenido. La elección es tuya."

Harry asintió lentamente, sus dedos jugando nerviosamente con el borde de su abrigo. Pensó en Ginny y en cómo lo había besado sin preguntarle, sin darle tiempo para prepararse o decidir si quería ese momento. Ese beso no había sido nada parecido a lo que Sirius describía. No había sido real, ni diferente. Más bien, había sido impuesto, robándole cualquier posibilidad de sentir algo bueno o especial.

Cuando Severus habló, sus palabras le ofrecieron una perspectiva que Harry nunca había considerado. ¿El significado de ese beso dependía de él? ¿Podía decidir si era solo un accidente más en su vida o algo que, aunque incómodo, podía verlo como una experiencia sin mayor trascendencia? La idea de tener el control sobre lo que un momento significaba era liberadora, aunque también intimidante.

"Con el tiempo," continuo Severus. "Encontrarás a alguien que haga que un beso tenga un significado que trascienda lo meramente físico."

En ese instante, Harry se permitió imaginar. ¿Enserio, algún día, él también encontrara a alguien con quien un beso significara más que un simple roce de labios? Alguien que lo mirara como Sirius y Severus se miraban, con un entendimiento tan profundo que parecía atravesar las barreras de las palabras.

Harry sacudió ligeramente la cabeza, tratando de disipar la calidez que comenzaba a formarse en su pecho. No sabía si alguna vez experimentaría algo así, pero lo que sí sabía era que no quería volver a vivir un momento como el que Ginny le había impuesto. Quería que su próximo beso —el que él eligiera dar— fuera algo que, al menos, pudiera considerar suyo.

Se alegraba que Sirius y Severus se tomaran el tiempo para hablar con el, ahora se sentía mucho mejor. El beso de Ginny podía ser su "primero", pero no tenía que cargar con más significado del que él quisiera darle. Tal vez, como ellos decían, algún día llegaría el beso correcto. Uno que no fuera impuesto ni vacío.

Y quizá, solo quizá, ese beso sería algo mucho más especial.

Severus se levantó con gesto teatral, sacudiendo sus pantalones con una mezcla de fastidio fingido y resignación. "Ahora, si ya terminamos con esto de los sentimientos," dijo con su tono habitual, seco pero no carente de calidez.

Harry y Sirius intercambiaron una mirada y estallaron en risas. Era imposible no encontrarle gracia a la manera en que Severus intentaba disimular su lado más humano. Sirius, con una sonrisa burlona, agregó: "Sigue fingiendo ser un amargado, todos sabemos la verdad, cariño."

Severus resopló, pero no dijo nada, y mientras se ajustaba el abrigo, murmuró: "Deberíamos regresar, o los Weasley se sentirán tan culpables que querrán organizar otra fiesta para compensarlo."

Los tres comenzaron a caminar hacia la madriguera, la noche fresca y tranquila a su alrededor. El ambiente entre ellos era ligero, familiar. Sirius no tardó en retomar el tema, como siempre incapaz de resistirse a una broma: "¿Sabes, Harry? Nunca en mi vida había visto a Severus tan indignado como hoy. Te juro, si no lo detengo, habría irrumpido en la madriguera acusando a Molly y Arthur de ser los peores padres del siglo."

"¡Sirius!" protestó Severus, visiblemente avergonzado.

Harry no pudo evitar reír. Siempre era reconfortante esta dinámica entre ellos, algo que hacía que todo lo ocurrido esa noche pareciera menos terrible. La incomodidad y tristeza que lo habían agobiado antes comenzaban a desvanecerse, reemplazadas por una sensación cálida y ligera.

Cuando llegaron a la madriguera, el calor del hogar los envolvió de inmediato, junto con el bullicio característico de los Weasley. Apenas cruzaron la puerta, varias voces comenzaron a hablar a la vez.

"¡Harry! ¿Dónde estabas?"

"¿Todo bien?"

"¿Quieres algo de comer?"

Sirius levantó las manos en un gesto exagerado de calma. "¡Denle un respiro! Acabamos de llegar."

Harry, aún sonriendo, miró alrededor y notó a Ginny en un rincón, con los ojos llorosos y el rostro escondido entre sus manos. Ahora podía sentirse más comprensivo hacia la chica. Con paso tranquilo, se acercó a ella mientras los demás seguían charlando. Ginny ni siquiera levantó la cabeza hasta que sintió la mano de Harry sobre su cabello, acariciándolo suavemente.

"Ginny..." dijo en un tono bajo, buscando calmarla.

Ella levantó el rostro, sus ojos enrojecidos y brillantes de lágrimas. "Lo siento, Harry," sollozó, con la voz quebrada. "No quise arruinarlo todo. Pensé que... que te gustaría. Soy una tonta."

Harry negó con la cabeza, aún dando pequeñas caricias en su cabello rojizo. "No eres tonta, Ginny. Solo fue un malentendido."

Ella bajó la mirada, frotándose los ojos con el dorso de las manos como una niña pequeña. Harry suspiró, sentándose a su lado.

"Mira, no estoy molesto porque fuiste tú," continuó. "Es solo que... no me preguntaste. Era algo importante para mí, y me habría gustado que fuera mi decisión."

Ginny asintió lentamente, comprendiendo. "Lo siento mucho. No pensé en eso."

"Está bien," dijo Harry con una pequeña sonrisa. "Estamos aprendiendo. Yo tampoco entiendo mucho de estas cosas. Supongo que solo debemos ser más cuidadosos la próxima vez."

Ginny lo miró, y aunque sus ojos aún estaban húmedos, una pequeña sonrisa asomó en sus labios. Se inclinó para abrazarlo, al principio Harry se tensó, pronto se relajó. Era un gesto sincero, y no le molestó en absoluto.

Cuando regresaron con los demás, la atmósfera ya era distinta. La fiesta había retomado su curso, llena de risas, bromas y juegos. Harry se dejó llevar por el ambiente, disfrutando del calor de los Weasley y de la extraña pero reconfortante sensación de pertenencia.

Mientras veía a Sirius y Severus discutir sobre algo trivial, no pudo evitar pensar que, después de todo, era afortunado de tener una familia así de divertida y un lugar al que llamar hogar.

 

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