Harmony Yellow

Harry Potter - J. K. Rowling
M/M
G
Harmony Yellow
Summary
Dos chicos de la misma edad, que sobrevivieron a una misma guerra pero sus vidas después de de aquel suceso son muy diferentes por una sola cosa: El bandó que eligieron.Theodore Nott piensa que todos fingen estar bien, que la guerra marcó a la gran mayoría y que ahora nadie se siente cómodo dentro de Hogwarts. Eso pensaba, hasta que un día ve la expresión de un chico, que simplemente cuidaba sus plantas. Una expresión cómoda y libre. Algo que no cuadraba con los demás.. .Los personajes y universo no me pertenece derecho a su respectivo autor (JK. Rowling)Esta es una historia M/M, si no te agrada o gusta este tipo de trama te sugiero que la abandones y evites malos comentarios a la misma.
Note
Algunas cosas antes de comenzar:📌Esta es una historia post guerra, Voldemort a sido derrotado y los niños regresaron a Hogwarts para terminar sus TIMO'S. No habrá mucha mención de otros personajes aparte de convivir normalmente con los protagonistas. No habrá otros ships así mismo no se mencionarán. Todo sucede en locaciones específicas, así qué hay pocos escenarios.Soy nueva en escribir historias de un solo capítulo pero intentaré poner alguna advertencia cada que avancemos para que la lectura no sea muy agobiante. Estoy emocionada por crear otra historia del universo de HP ^^ además que está pareja se me hace muy tierna, lo siento si hay cosas fuera de lugar pero ese es el chiste de todo esto.¡Porfavor díganme si encuentran algún error!Sin más disfruten de este one-shot.

Octubre, 1998

 

No recuerda qué sucedió después, solo podía escuchar el sonido de la puerta abriéndose con fuerza, los Aurores entrando a su hogar, haciendo llorar a su hermana, mientras su madrastra los abrazaba diciéndoles que todo estaría bien... pero nada lo estaría.

"¿Theo?", escuchó una voz lejana llamándolo. Abrió los ojos rápidamente y se encontró cara a cara con Blaise. "Amigo, estabas sudando. ¿Estás bien?"

No recordaba haberse quedado dormido. Se incorporó un poco en su propia cama, tallándose los ojos, que le ardían y se sentían húmedos. De nuevo, la misma pesadilla. Se sentía patético; no era para tanto, había otros chicos que habían tenido peores destinos que el suyo.

Theo giró su rostro para divisar la cama a su lado, pero no pudo ver nada detallado. Desde que regresaron para cursar su octavo año, Draco había mantenido hechizos alrededor de su cama. Aún así, lo había escuchado durante las noches, cuando ni él mismo podía dormir. Miró nuevamente a Blaise, quien parecía alarmado. Theo simplemente asintió y se levantó.

"Usaré el baño primero."

"Está bien," fue la única respuesta de Blaise, quien regresó a su propio sitio, donde ya tenía lista su ropa para comenzar el día.

Los dormitorios de octavo estaban separados de las demás casas, seguía existiendo la división entre colores, pero todos compartían la misma torre. Aunque los Gryffindor's solían pasar más tiempo en su antigua sala común. Así que los dormitorios ahora se encontraban en la torre al oeste del castillo, que antes solo se usaba como almacén, fue modificada para la comodidad de los estudiantes. Aunque, por supuesto, "cómodo" no sería la palabra que usaría para referirse a sus vidas. Hace un mes que llegaron para cursar su último año en Hogwarts, y las cosas no parecían mejorar para algunos de ellos. Y no se refería solo a los Slytherin; quería suponer que ningún estudiante que hubiera presenciado la guerra en su máximo esplendor se encontraba cómodamente en este castillo.

Podía ver a Potter y sus amigos fingir sonrisas, demostrar confianza, pero también los había visto llorar en la sala común de octavo (cuando estaban ahí). Potter solía tener ataques durante las clases y muchas veces los tres juntos se perdían las comidas.

Sin duda, nadie se siente cómodo.

"Hazte a un lado," Draco lo empujó en cuanto abrió la puerta para salir del baño. Se veía peor con cada día que pasaba. Sus ojos se hundían en las ojeras grises, y su cabello, que antes parecía más suave que el algodón, ahora se veía quebradizo. Todo lo que admiraba de Draco Malfoy se había esfumado.

Theo lo dejó pasar y Draco cerró la puerta del baño con una violencia innecesaria.

"Salazar, sé que debemos entenderlo," Blaise parecía haber perdido nuevamente la oportunidad de entrar al baño, ya que dejó caer su conjunto en la cama con frustración. "Pero podría intentar ser más considerado. No es el único con problemas."

Ante esa lógica, muchos podrían estar de acuerdo con Blaise, pero Theo simplemente no lo veía de la misma manera. Él comprendía que Draco estaba lejos de estar en el mismo lugar que él.

"Iré al dormitorio de Ravenclaw, Draco durará bastante ahí dentro," Blaise sacudió la mano y salió de la habitación.

Theo observó a su alrededor: solo tres camas alineadas en el dormitorio de forma circular. No fue una sorpresa que los Slytherin fueran los que menos regresaron para terminar sus estudios; la mayoría se marchó a otros colegios o simplemente terminaron con maestros privados. No sabía el motivo por el cual sus compañeros decidieron regresar, realmente no habían estado hablando mucho en este mes.

Podía comprender a Blaise, quien nunca estuvo demasiado involucrado, aunque sospechaba que la verdadera razón era que no quería estar demasiado tiempo en casa con su madre. Luego estaba Draco, cuya situación era bastante complicada. Sin algún tutor legal que se responsabilizara por él hasta que sus padres cumplieran sus condenas en Azkaban, aunque cortas, seguían estando encerrados. Además, su fortuna permanecía congelada hasta que alguno de sus padres saliera en libertad. No tenía muchas opciones.

Y Theo, bueno, él quería suponer que realmente quiso venir por su propia voluntad, aunque la realidad estaba un poco alejada de eso.

"¿Ya terminaste?", de nuevo la voz de Draco lo sacó de sus pensamientos. "Si ya estás listo, retírate," ordenó de manera grosera. "Ahora, Nott."

Tampoco es que tuviera mucho que hacer en el dormitorio. Recogió su mochila y salió, dejando de lado la manera grosera en que Draco lo había sacado, se dirigió escaleras abajo hasta llegar a la sala común, donde algunos estudiantes permanecían, ya sea leyendo, estudiando o solo pasando el rato.

Dio la vuelta cruzando el umbral para salir directo a un pasillo del castillo. No tenía hambre y el siguiente periodo no sería hasta dentro de unos cuarenta minutos, así que optó por hacer lo que llevaba desde que comenzó el curso haciendo: vagar sin rumbo aparente. Hogwarts apenas se estaba levantando de la tormenta que habían vivido hace unos meses. Los jardines tenían menos pasto que de costumbre, la cabaña de Hagrid ya no estaba, todo parecía estar marcado por las huellas de la guerra.

Este año hubo pocos niños en primero, era obvio, pues los padres aún tenían miedo. La mayoría eran nacidos de Muggles, quienes no sabían nada sobre la guerra o los conflictos mágicos.

Dos veces a la semana, algunos medimagos venían a Hogwarts para impartir una clase sobre salud mental. Cuando se les informó esto, los alumnos de octavo lo tomaron de buena manera, todos menos uno... Draco. El rubio había mantenido su postura de que era una pérdida de tiempo. Blaise y Theo decidieron ir, solo para ver de qué se trataba. Hablaron sobre cómo poder sobrellevar la vida después de vivir un suceso traumático. Sonaba bien, parecía ser algo prometedor y tal vez le ayudaría a poder dormir sin tener esas malditas pesadillas.

Pero no fue así, era solo palabrería, gente hablando sin saber lo que era realmente vivir una guerra. ¿Cómo me va a ayudar si ni siquiera sabe por lo que he pasado? Ese era su pensamiento, y todos parecían pensar igual, excepto ese chico que vivía pegado a la niña Weasley.

Era un Gryffindor. Sabía que había compartido clases con él durante seis años, pero simplemente no recordaba su nombre. Ese chico parecía estar viviéndolo con calma. No tenía ojeras alrededor de los ojos, su rostro parecía intacto de algún rasgo de insomnio. Pero seguía siendo un don nadie, como muchos Gryffindors. Su forma de ser y sus valores le resultaban insufribles. Lo único que lo diferenciaba era esa manera de confrontar la situación. Eso era todo. Y, sin embargo, todos parecían ser tan agradables con él.

Theo no lo comprendía, le parecía ridículo.

 

.

 

.

 

.

 

 

"Señor Nott," llamó la atención el profesor Paracelso. "¿Podría darme unos minutos antes de que se retire?."

Theo detuvo sus pasos, dejando pasar a los pocos compañeros que salían del aula. Miro al profesor quien se había sentado en su escritorio, camino de regreso y dejó caer su mochila en el asiento frente al profesor.

"Es sobre tu nota en el ensayo que entregaron la semana pasada," miro las listas en su escrito. Theo recordó haber tomado el ensayo y simplemente guardarlo, no se dio el tiempo de revisarlo. "Ciertamente no fue el peor ensayo de la clase pero nunca me había entregado un trabajo con tan poco... esfuerzo," señaló en donde se encontraba su calificación, donde el D+ resaltaba con tinta azul. "Sus notas en sexto año alcanzaban A con éxito, usted era un alumno prometedor, parecía que la alquimia le interesaba de verdad. ¿Que sucedió?."

Theo se mantuvo callado, el silencio entre ambos se volvió denso. No tenía respuesta a esa pregunta, le parecía hasta una comedia oscura, donde el profesor pareciera que no recordaba la guerra que habían vivido hace no mucho.

"Deberías prestar más atención en clase," continuó el profesor al darse cuenta que no iba a responder algo en absoluto. "Se que puedes entregarme trabajos mejores que esto. Pero debes mantenerte en clase, no quedarte mirando por la ventana hasta que la campana suene," suspiro y quito sus anteojos. "Recuperarse de la guerra puede ser difícil, pero sigues aquí y necesito que recuerdes eso. Algunos de tus compañeros que también lo vivieron pudieron mantenerse. Por ejemplo, Longbottom, sus calificaciones han sido iguales desde el sexto año, es una muestra que con esfuerzo tú también puedes lograrlo."

Asintió sin mucho ánimo, y espero a que el profesor le permitiera irse para volver a tomar sus cosas. Se despidió de manera escasa y salió del aula, le parecía absurda toda esa platica, pareciera que al profesor solo le preocupara la escuela. Theo no necesitaba tener excelentes calificaciones, solo esperaba poder salir graduado y huir lejos.

Además, ¿quién era Longbottom? Y porque el profesor lo había citado como si fuera un alumno excelencia.

Mientras caminaba fuera del castillo ignorando el hecho de que tenía DCAO con los Ravenclaw, pudo distinguir la figura de un Gryffindor. Aquel chico caminaba por los terrenos de Hogwarts, era ese tipo que parecía tan tranquilo con toda esta situación. ¿A donde iba solo?.

Theo no sabía que hacía, no tenía una respuesta de porque su cuerpo se movió por su cuenta siguiendo  a el tipo que aún caminaba por los terrenos. Mientras más se acercaba podía identificar el camino, iban directo hacia el invernadero. ¿Por qué? ¿Que había de interesante ahí? Sabía que los estudiantes de su año no tenían clases ya de Herbiologia, así que era extraño que un estudiante de octavo caminara hacia ese lugar.

El chico abrió la puerta, entrando con rapidez. Los ventanales hacían fácil divisar lo que sucedía ahí dentro. Theo estuvo apunto de irse, sintiéndose tonto por estar espiando a un Gryffindor haciendo cosas aburridas, así era, hasta que algo lo detuvo.

La mirada que tenía el chico en esos momentos, estaba haciendo algo con unas plantas, Theo no estaba seguro, pero podía jurar que lo estaba disfrutando. Sus ojos olivo brillaban con dedicación,  parecía casi en su elemento cuando cortaba tallos o rebanaba hojas muertas. Emitía una energía tranquila, intensa... vivida.

"¡Ah!," su rostro placentero fue cambiado a uno de temor. Sin darse cuenta Theo se había acercado lo suficiente como para estar casi pegado al ventanal. La posición lo había dejado frente a frente con el chico, quien al notar su presencia gritó con nerviosismo.

"Lo siento," se disculpo aún cuando sabía que gracias a la estructura no lo escucharía. Era vergonzoso, nunca había actuado tan imprudentemente.

El chico quitó sus guantes de jardinería y salió corriendo. Theo pensó que era una reacción exagerada, si, había sido bastante raro lo que acababa de suceder pero tampoco le parecía justo que actuara como si Theo fuera algún acosador. Cuando el chico estaba ya fuera del invernadero, se miraba asustado, se acercó -no lo suficiente- hasta donde Theo se encontraba.

Su rostro ahora estaba demasiado tosco, con líneas de expresión y una mirada oscurecida. Theo solo podía pensar en que; quería mirar un poco más la expresión pacífica de hace rato.

"Um... no deberías estar aquí. De hecho yo no debería estar aquí," miro a su alrededor, como si buscara algo o a alguien. "¿Puedes mantener en secreto que me viste aquí?."

"¿Qué?"

Theo no entendía la gravedad de la situación, y nunca imagino ver tan nervioso a este tipo, el mismo tipo que parecía ir junto con el cambio.

"¿Por que debería?," le murmuro manteniendo la guardia en alto.

"Por favor."

Su rostro suplicante se miraba realmente triste, como si esto fuera algo importante para él.

"Esta bien," miro como se relajo un poco. "Pero me parece ridiculo que intentes esconder algo como esto. Solo estabas en el invernadero, supongo qué hay otros alumnos que también vienen aquí."

"Es porque es raro," su voz casi en un susurro hizo que Theo contemplara como sus ojos se oscurecían aún más y sus hombros se agachaban.

No. Esa expresión no le quedaba bien.

"No creo que sea raro," dijo sin pensar y haciendo que ambos se miraran a los ojos. "Se ve que lo disfrutas, me gusta."

"¿Qué?," fue ahora su momento de cuestionar.

Theo ni siquiera sabía que estaba haciendo, en primer lugar no recordaba hace cuanto había tenido una conversación tan larga cómo está. En segundo había algo en su pecho que le hacía querer continuar hablando. Quería volver a ver a alguien disfrutar de hacer algo.

"No le dire a nadie, pero a cambio déjame venir aquí también y acompañarte," alisó su uniforme que parecía haberse doblado durante el trayecto, el chico permaneció quieto, en silencio.

"Pero..." la campana del siguiente periodo sonó.

Theo no espero una respuesta, solo le saco la vuelta y camino de regreso al castillo, tal vez debería entrar a Defensa.

 

.

 

.

 

.

 

"Según la Ley de conexión universal, ¿Alguna vez se han preguntado porque un objeto se puede convertir en otro?. La respuesta se encuentra en esta profunda conexión que une a todo lo que existe. Piensen en ello como un gran tejido cósmico. Cada hilo representa un objeto, una idea y todo está entrelazado..."

Theo se encontraba mirando por la ventana del aula de Transfiguración, el día parecía más cálido que lo habitual, hablando que estaban en otoño y aún no se distinguía entre el verano. Sus pensamientos fueron interceptados al sentir la pluma de la profesora Elara. Theo subió la mirada hasta encontrar a la anciana subir una ceja con curiosidad.

"¿Profesora?."

"Preste atención en clase, señor Nott. No sé qué tan interesante sea el exterior pero ya tendrá tiempo para eso. Lea en voz alta el siguiente párrafo," declaró y la clase comenzó a susurrar.

Theo miró su escritorio pero sólo estaba una libreta vacía.

"Olvide mi libro de transfiguración, profesora," se quedó sin mucho entusiasmo escuchar a los estudiantes reírse.

"Espero que la próxima vez esa no sea una respuesta," siguió de largo buscando a algún estudiante. "Entonces, Longbottom continúe la lectura."

"¡Si!," se levanto con nerviosismo, casi tumbando al suelo la silla en donde estaba sentado. "¿Como funciona la conexión? Bueno todos los objetos comparten propiedades fundamentales..."

Mientras seguía leyendo torpemente, Theo se tomó el tiempo para darse cuenta que compartían bastantes clases. Era algo extraño, teniendo en cuenta que con Blaise solo compartía Defensa mientras que con Draco no compartía ninguna. La elección de materias la habían hecho en su sexto año, antes de pasar a ese terrible último curso, así que sus materias las había enfocado más hacia la creación de objetos. Algo que en ese entonces parecía una meta clara, hoy, simplemente era una idea.

El timbre sonó y los estudiantes comenzaron a guardar sus cosas, y la profesora dictaba una última tarea para la siguiente semana. 

Theo noto que el chico iba caminando con algunos Gryffindors para después mostrarse nervioso. Se acercó de a poco cuando solo se quedó con ese molesto de Finnigan.

"¿Se te perdió algo?," le pregunto de manera firme, cuando Theo ya se encontraba cerca de ellos. 

"Hm," presto toda su atención al tipo nervioso de su derecha, ignorando a Finnigan. "¿Tienes clase?."

"¿Eh? Yo... si."

Theo asintió separándose de ellos, bostezando y imaginándose que le gustaría que ambos no tuvieran clases.

"¿Qué fue eso?," Seamus arqueo una ceja en dirección hacia el Slytherin. "¿De que estaba hablando?," lo miro aún curioso por esa interaccione "¿te hizo algo?," los cuestionamientos se hacían cada vez más opresores. 

"Oh no, no me ha hecho nada," observo por fin como se perdía entre la multitud.

"Aún no confío en ellos," se cruzó de brazos. "No entiendo como McGonagall les permitió regresar. Todos sabemos que están aquí perdiendo su tiempo, el único rescatable es Zabini, fuera de eso ese tipo y Malfoy son cada vez más decadentes académicamente hablando."

Neville estuvo de acuerdo, no entendía que hacían aquí, a ninguno parecía interesarle sus calificaciones. Había observado a Nott, quien se la vivía en su mundo, nunca lo había visto hablar con alguien, ni siquiera con sus amigos. Por eso fue alarmante y extraño lo que ocurrió en el invernadero. Neville no le gustaría tener nada que ver con las serpientes, ya tenía suficientes problemas como para lidiar con alguien más.

 

.

 

.

 

.

 

Era la primera vez en un buen tiempo que Draco los acompañaba en el comedor, Theo nunca entenderá si acaso está comiendo algo fuera de, pero tampoco le preguntaría.

"¿Puedes quitar esa expresión de mierda?," Pansy le murmuró, sin duda era ella quien solamente podía hablarle así a Draco.

"Metete en tus asuntos Parkinson," gruño mientras se servia algo de jugo de calabaza. Theo no encontraba el punto de venir al comedor y no probar ni un bocado.

"Amigo, tranquilo. Pads solo está preocupada por ti," Blaise quien se había mostrado hasta el momento neutral al fin comenzaba a irritarse. "No deberías ser tan grosero con ella, con ninguno de nosotros de hecho."

Theo comía tranquilamente el estofado que habían servido, esperando que esto no se volviera algo escandaloso. 

"Sigan concentrados en su estupida comida, y actuando como si todo estuviera bien," fue lo ultimo que dijo cuando se levantó y camino hacia la salida del comedor. Su plato nunca estuvo lleno.

"¡Es tan-!" Se detuvo Pansy respirando para tranquilizarse. "Es un maldito narcisista, todos estamos sintiéndonos de la mierda, pero no por eso vamos por ahí tratando como si los demás fueran la mierda."

Era interesante como la palabra mierda se volvía parte de su vocabulario.

"Es un caso perdido."

Theo entendía el sentimiento de Draco, era estupido el pensar que la gente se sentía bien, que realmente habían personas que estaban luchando para sentirse mejor. Cuando para ellos, los que tenían padres en Askaban, parecía que Hogwarts era un simple pase para cuando salieran al mundo laboral. Al menos los dejarán trabajar en almacenes o lugares donde no sean vistos.

"Draco pudo lograr tantas cosas," suspiró por último la chica, dejando el tema por terminado.

 

.

 

.

 

.

 

El sonido chillante de la puerta era el único eco en una distancia prudente del castillo. Las voces del alumnado no se escuchaban dentro del invernadero. Como siempre este era un lugar relajante.

Antes de comenzar, Neville se aseguró de tener al margen todas sus herramientas y equipo de jardinería.

"Veamos," busco en el aparador del fondo. "Guantes, orejeras, gafas, pala... creo que si está todo," sonrió para sí mismo y comenzó a sacar del pequeño almacén los objetos.

Teniendo todo en buen estado estaba listo para empezar. Saco de su mochila la libreta que había  decorar. Al principio era simplemente de un verde esmeralda, le había parecido que era demasiado miserable usar una libreta tan simple para un proyecto importante. Así que tomaró la tarde del domingo para hacerlo más "fresco para la vista". 

No le tomo tanto tiempo, con el nombre al centro en grande donde se mencionaba 'Neville's Herbolog'. Era un juego de palabras que había inventado donde combinaba "Herbología" con "Log" -registro-. El resto del libro estaba tapizado por calcas de plantas, y firmado en la parte de atrás por Neville.

Abrió la página y al pie colocó la fecha, casi olvidaba que día era pero pudo recordarlo gracias a que Ron por alguna razón mencionó casi todo el día la fecha. Apunto dieciséis de octubre y continúo escribiendo.

El proyecto era algo simple, se centraba en el estudio y cuidado de plantas mágicas. Neville había considerado la idea de registrar alrededor de unas quince plantas, pero Sprout lo había apaciguado mencionándole que eran demasiadas plantas para un chico que también se dedicaba a estudiar para sus TIMOS. Sin más remedios se tuvo que conformar con solo seis. Que mal.

En cada hoja de la libreta había agregado un apartado para las seis, donde se planteaba las tareas específicas basándose en las necesidades de las plantas. La lista aunque corta contaba con plantas singulares: Snargaluff, Venomous Tentacula, Fireseed Bush, Leaping Toadstools, Mimbulus Mimbletonia y por último Bubotuber.

En una zona aparte de la que se usaba normalmente en clases se encontraban sus cultivos. Apenas eran unas semillas, pero con el tiempo irían creciendo hasta poder completar su registro. 

"Muy bien, así que primero a regar."

El regado era una actividad tranquila, regaba las plantas utilizando técnicas como la nebulización para plantas tropicales y el riego profundo para plantas con raíces extensas. No le tomaba más de veinte minutos y cuando terminaba, con un solo movimiento de su varita ajustaba los sistemas de calefacción.

Como las plantas aún no eran visibles solo apuntaba la calidad de la tierra, junto con el aroma porque si alguna maceta contaba con un olor singular eso significaría que algo anda mal, así que tendría que trasplantar la raíz para verificar si aún podría salvarla.

Antes de poder continuar con su pacífico día, el sonido chillante de la puerta abriéndose lo hizo voltear hacia esa dirección. Hoy no había clase de Herbología y Sprout aún estaba en la hora del té. Neville dudaba que otro estudiante quisiera pasar su tiempo libre en la humedad del invernadero.

Al levantar la vista, vio a un chico alto y delgado, con el uniforme de Slytherin. Su cabello oscuro caía en desorden sobre su frente, y sus ojos, de un verde profundo. No recordaba que él también vendría.

"Lo siento, fui a la habitación a dejar algo," el acercamiento hizo a Neville fruncir su rostro. "Deberíamos acordar horarios."

"¿No le dijiste a nadie?," dijo Neville, un poco a la defensiva, no estaba dispuesto a dejar entrar en confianza a un Slytherin.

"¿Por que le diría a alguien?," recorrió el invernadero y se sentó en una de las sillas más cercanas a él. "Lo prometí. Yo no dire nada mientras me dejes estar aquí."

Neville había asumido que se refería que lo dejara entrar al invernadero. Pensó que era algo sencillo, después de todo, cualquiera podía hacerlo, pero no estaba dispuesto a que alguien como él arruinara su única manera de despejar su mente. Así que era desconcertante que él estuviera ahí sin hacer nada, solo observándolo detalladamente.

¿Qué era lo que realmente quería?.

Ignorándolo, continuó con su trabajo. Podía sentir la tensión en el lugar, antes había sido un sitio tan pacifico. Neville se centraba en el registro, cada tanto, lanzaba miradas rápidas hacia el chico, por un momento, sus miradas se cruzaron, y Neville vio un destello de algo más profundo en los ojos del chico: estaba esperando algo.

"Ignora que estoy aquí, tú solo," se quedo callado y miro a la mesa donde Neville tenía sus avances. "Disfrútalo."

"¿Disfrutarlo?."

"Si, ya sabes entrar en el papel, hacer esa expresión."

"No te entiendo," Naville miraba a Nott quien se notaba sin mucho interés.

"Solo... haz lo que siempre haces."

Después de unos minutos, Naville continuó sus deberes porque pronto tendría que ir a clase. Durante ese lapso no se puso a pensar en que tenía un acompañante, ni en el asunto de cual extraño era tener a un Slytherin cerca, fue así hasta que lo miro de reojo, y no tuvo palabras para lo que observo.

Toda su cara se iluminaba por alguna razón, sus ojos verdes parecían más brillantes, como si estuviera mirando algo extraordinario.

"Es asombroso," murmuro Nott.

"¿Qué es asombroso?," Neville se sintió nervioso y con la necesidad de evitar ver su rostro.

El chico en lugar de responder a su pregunta, soltó otra. Haciendo molestar un poco a Neville, nunca debes responder una pregunta con otra pregunta.

"¿Siempre te ha gustado la herbiologia?".

Neville asintió. "Sí, desde pequeño. Mis abuelos me enseñaron mucho sobre plantas. De cierto modo es una manera de sentirme útil. ¿Y a ti?."

"No es algo que me apasione."

El Gryffindor seguía dudando, encontrando menos motivos para que Nott estuviera ahí. Pero antes de que siquiera pudiera trasmitir sus inquietudes, el chico continuó.

"¿Piensas dedicarte a esto?," observo todos los artefactos y las plantas en la mesa.

"No, yo..." se detuvo, evaluando qué tan necesario era hablar sobre este tema con este tipo, que sinceramente jamás imagino preguntándole algo tan privado.

"¿No?," aburrido tomo un poco de tierra húmeda. "Que desperdicio de talento."

Neville se quedó atónito por sus palabras. Theodore Nott es un chico que conocía desde su primer año, aunque siempre parecía demasiado ocupado dentro de sus pensamientos, como para prestarle atención a otra cosa que no fueran sus calificaciones. Así que era incómodo la manera en que se estaba comportando.

"La gente pensara que es raro, si me dedico a esto," murmuro, acariciando una de sus plantas ya geminadas.

"Bueno, raro o no," sus ojos verdes encontraron los azules contrarios, fijos sin una expresión aparente. "Creo que es hermoso, como pareces disfrutarlo. Es algo tan sencillo y tú eres feliz con eso," sus ojos volvieron a caer, dejando a Neville con una expresión vergonzosa.

A él no le parecía raro.

"Nunca lo pensé de ese modo," se movió nervioso, esto parecía ser una conversación demasiado íntima entre dos personas que hace días, ni siquiera sabían de su existencia mutua.

"También puedes preguntar," se re acomodo en su silla, cruzando sus pierna. "Cualquier cosa."

Pudo haberle preguntado de él verdadero motivo por el cual estaba ahí, pero lo que en realidad salió fue; "¿Por que entraste a la clase de alquimia?", dada la tardanza para su respuesta, Neville llegó a la conclusión qué tal vez era una pregunta demasiado personal. "Lo lamento, ¿pregunté algo raro?."

"No, no es eso," lo pensó un poco más, como si estuviera midiendo que tanto podía decir. "Me gusta la teoría del cambio, pensé que podría dedicarme a algo relacionado. Eso es todo."

Y aunque seguía con aquel semblante tranquilo, Neville podía notar un ligero sonrojo en sus mejillas. Eso era algo gracioso, no imaginaba a Nott como alguien que se avergonzaba por cosas tan insignificantes.

"Es gracioso," Neville le sonrió, soltando una pequeña risa. 

"¿Qué es gracioso?."

"Reunirnos aquí, para hablar como si realmente nos conociéramos," sacudió sus manos, retirando un poco de tierra suelta.

"Oh si," Nott se levanto, recogiendo su mochila. "¿Cual es tu nombre?".

Los Slytherin y su falta de empatía hasta para recordar los nombres de compañeros, los cuales han estado en clases juntos durante seis años.

"Neville."

"Eres agradable, Neville," camino directo a la salida, dejando atrás huellas con lodo.

 

.

 

.

 

.

El invierno en Hogwarts se ha instalado, con ello llegaron los paisajes llenos de nieve. Y Theo odiaba esta época del año, simplemente porque su piel era demasiado sensible, así que usualmente cuando el frío era pesado, su piel se volvía quebradiza y todo su cuerpo sufría pequeñas heridas gracias a la temperatura.

"Este castillo está malditamente frío," abrazaba su cuerpo, ni con todos los hechizos de calefacción podría lograr quitarse los escalofríos. "¿Porque te miras tan tranquilo?" sorbió su nariz y se acercó a Neville.

"Oh... hola Nott," estaba sentado cerca de la ventana del aula. Con sus manos cruzadas, pero sin temblores o escalofríos.

"¿No tienes frío?."

"¿Yo? Estoy bien."

"Estas de broma," se hizo bolita en el banco de a lado. "Si me dan un golpe te aseguro que me hago pedacitos."

Neville recogía sus cosas, solo se había quedado atrás porque necesitaba terminar un ensayo. 

"Me encantaría quedarme acostado todo el día," Theo también se levanto, aún sin soltar su propio cuerpo. 

"¿Enserio te hace tanto el frío?."

"Mira mis manos, están completamente destrozadas."

Y tenía razón, además de estar de un tono rojizo, también tenía pequeñas cortadas alrededor. Se miraba doloroso. Neville se sorprendió cuando Theo sin decir algo solo camino hacia la salida.

"¿A donde vas?" Fue una pregunta involuntaria y Neville se sintió nervioso por verse como un entrometido. Pero Theo se quedó estático.

"Oh," pensó un poco. "¿Quieres venir?".

(...)

Neville no sabía en qué momento se sintió en tal confianza, como para seguir a un Slytherin hacia un lugar que no conocía. Habían caminado hacia el oeste del castillo, pasando por el comedor, hasta llegar a una aula abandonada cercana a las cocinas.

"¿El sótano?"

"Si, esta habitación se calienta gracias al fuego de la cocina," el chico entró con confianza. "Nadie puede venir aquí."

Él aula estaba abandonada, si, pero no se miraba deteriorada en absoluto. Habían unas cuantas sillas, y al fondo se veía una pizarra. Neville no se podía imaginar en qué momento habían dado clases en el sótano.

"Toma asiento," le indicó Theo, quien se había sentado en el suelo, pero debajo de él habían unos cojines, y pego su espalda a la pared.

"Um..." Neville observó la subrealista situación y suspiro. "Okey" tomó asiento a su lado. "Con permiso."

De inmediato Neville sintió el calor que emanaba la pared, dándole un gusto y quitándole lo poco que tuviera de frío.

"Es cálido, ¿verdad?" Theo parecía disfrutar estar ahí, se acurrucaba sin pena. "Cuando el invierno llega, este es mi lugar favorito. Bonito, ¿no?"

El chico rubio dio un vistazo, y si parecía un lugar cómodo y agradable. Sonrió con tranquilidad, antes de girarse y mirar a Nott, el cual había cerrado los ojos, demostrando lo tranquilo que se encontraba.

"Es un buen lugar, de seguro los Hufflepuff se emocionan por venir aquí."

"¿Eh? No tienes que preocuparte por que alguien venga. Nadie nunca viene, es como si supieran que aquí estaré."

Neville no pudo evitar imaginarse a los nobles Hufflepuff temblar al darse cuenta que un Slytherin con rostro tan imponente como Nott, estaba dentro de esta aula y soltó una pequeña risa contagiosa.

"¿Qué pasa?" Nott había abierto los ojos para observarlo con una ceja alzada.

Neville se puso nervioso y negó con su cabeza. 

"No es nada," aunque nervioso, su sonrisa aún no se iba del todo. Pero su sonrisa desapareció cuando Nott comenzó a verlo muy fijamente. "¿Sucede algo?"

Nott solo susurró un apasaible "no". Neville nunca había visto al chico tan detalladamente, podía entender porque algunas chicas de Gryffindor lo catalogaban como uno de los más atractivos de Hogwarts. Sin duda Nott era agraciado, tenía ese rostro tosco, que lo hacía atractivo, parecía que cada parte de su rostro estaba estructurado con solo las mejores piezas que hubieran encontrado.

"Estaba pensando," la voz de Nott, hizo regresar a la situación a Neville, retrocediendo un poco y poniéndose aún más nervioso. "Como es que no tenías frío"

"Estoy totalmente bien."

"Si, lo sé," apunto hacia la camisa de mangas larga que tenía puesta Neville. "Al menos deberías ponerte algo más abrigado, ni siquiera las mangas logran taparte por completo," Neville incómodo quiso alejarse, pero en algún momento Nott estiró su brazo y logró tocar sutilmente su muñeca.

Fue instantáneo como ambos se quedaron quietos, Neville tembló ante el cambio de temperatura. Por su parte Nott murmuró algo para después mostrarse sorprendido y tomar parte de su cuello que estaba descubierto.

"Oh," Nott acarició la piel descubierta, y Neville levantó sus manos sintiéndose realmente extraño. "Oh eres realmente cálido," como si se sintiera en confianza, Nott se inclinó hasta recostar su cabeza en los hombros de Neville, el cual se quedó inmóvil.

"Creo... creo que es porque sufro de Calor Vitalis."

Neville sentía su rostro arder, la situación podría ser malinterpretada si alguien entraba al aula. Nott se separó solo un poco para mirarlo desde abajo.

"¿Qué?."

Era un tema que habían visto recientemente en clase, al parecer y como todos decían, este chico estaba ignorando cualquier tema, siempre solo inmenso en sus pensamientos.

"Calor Vitalis es... una rara condición mágica innata en la que el cuerpo de una persona genera calor de manera autónoma y constante."

Nott se sentó de nuevo a su lado, pero aún recostaba su cuerpo en la hendidura su cuello.

"Si bien no es una habilidad mágica activa como la metamorfomagia, representa una conexión intrínseca con la magia del fuego," continuo, queriendo evitar seguir sintiéndose nervioso.

"Sabía que había algo en ti que te hacía ser genial," le susurro Nott, complacido por esa calidez. "Eso y tú manera de seguir disfrutando las cosas. Eres increíble, Neville."

"¿Enserio?" el cuerpo de Neville eliminó la tensión, relajándose y sonriendo por aquellas palabras gentiles.

Se quedaron así, ambos sentados, uno a lado del otro, respirando con tranquilidad.

"Eso significa que el invierno no es tan malo, ¿verdad?"

"Pero el verano es duro, ¿sabes?," Neville comenzó a jugar con sus manos, no nervioso sino solo observándolas. "Es un infierno, sentir mi cuerpo ardiendo a la par del ambiente."

Nott con tranquilidad tomó una de las manos de Neville, frotándolas, solamente eso, acariciando la palma, que se sentía cálida.

"Parece que lo tienes difícil."

"Están demasiado frías," le susurro Neville, sin saber porque no lo apartaba.

"Mis manos siempre están frías," sin quitar el suave agarre, Nott se acurruco de nuevo a su lado. "Hace bastante frío, solo un poco más."

Neville se cautivó, observando sus manos unidas, escuchando las respiraciones tranquilas y controladas. Nott estaba horriblemente cerca, aferrándose a él de ese modo. 

¿Nott no piensa que es raro? 

La campana anunciaba el último periodo. Nott fue el primero en levantarse, tomando sus cosas y caminando hacia la salida.

"Ah, se me ha quitado el frío," se despidió moviendo su mano y dándole la espalda. "Voy a irme primero."

Por alguna razón, Neville necesitaba preguntarle que había sucedido y si acaso era sólo él quien pensaba que era raro. Así que lo detuvo antes de que pudiera irse.

"Nott."

"¿Si?," el chico lo veía sin ninguna preocupación, eso hizo que Neville pensara que Nott realmente no se había dado cuenta de lo que sucedió.

"Um, no es nada."

Nott asintió y salió de ahí despreocupado. Poco después Neville siguió sus pasos, cerrando con cuidado aquella aula. Junto a él, unos Hufflepuff también salían de su sala común para dirigirse a sus clases. 

"Hola, Neville," saludo Ernie.

"Hola."

Neville camino junto con ellos, contaron sobre lo abrumado que era el último periodo, una conversación casual, hasta que Smith se acercó a hablarle directamente a Neville.

"Oye, ven aquí," le susurro al oído para no verse sospechoso. "Estabas en él aula z, hace un momento ¿verdad?"

"¿Si?"

"No creo que deberías ir ahí," Smith habitualmente era un idiota pero se veía preocupado, sus cejas lo demostraban. "Ese tipo Nott, el de Slytherin. Se enfadará mucho."

Neville se detuvo un momento, realmente la gente le temía a Nott. A un chico que temblaba como gatito por el frío, que se acurrucaba cerca suyo y que sostenía sus manos con delicadeza. Parecía casi ilógico.

"Esta bien," siguió su camino, dejando a Smith confundido.

El calor que emanaba su cuerpo, era insoportable incluso en el invierno.

 

.

 

.

 

.

 

La campana resonó, ya era hora del descanso antes del segundo periodo. 

"Eso es todo por la clase de hoy."

Los Gryffindor's salieron y decidían que era lo que harían para pasar el tiempo. Habían sugerencias de todo tipo, cómo pasarlo en la sala común, hasta salir para jugar en la fría nieve. Pero Neville tenía otro plan, uno que se había vuelto casi costumbre últimamente.

"Yo... iré a otro lado," se disculpó, sus compañeros se vieron entre sí.

"¿Una chica?" fue Ron quien levantó sus cejas de manera coqueta.

"Merlín, no pensé que fueras así de coqueto, escapándote para verse juntos, que románticos," Seamus pestaño delicadamente.

"Oh si, ¿acaso irán a besuquearse," ambos chicos comenzaron a tirar besos de manera divertida.

Harry y Dean se reían de como Neville se sonrojó ferozmente. No quiso permanecer más ahí, así que decidió alejarse, bajando hacia el sótano. Cuando estuvo cerca de la puerta, la abrió lentamente, asomándose para fijarse si estaba ahí.

"¿Nott?"

De la esquina donde siempre se sentaban, Nott levantó su cabeza buscando con brusquedad algún intruso, fue gracioso cuando su rostro se relajó al ver quien había entrado.

"Solo eres tú Neville," volvió a acomodarse. "Anda ven aquí."

Ha pasado un mes desde que Nott fue al invernadero. Y aunque las visitas conjuntas al invernadero continuaban, al parecer venir a pasar el tiempo a esta aula olvidada, se había convertido parte de sus rutinas diarias.

"Nott, ¿te estas obligado a que me quede aquí?"

"¿Que quieres decir?," saco una revista sobre alquimia y le dio una hojeada.

"Me refiero que si solo me dejas quedarme por obligación. Tal vez soy una molestia para tu tiempo."

"No, no lo eres," le daba la vuelta a su revista. "La compañía de las personas me importa muy poco, pero si eres tú no me importa."

"Bueno," el también siguió su ejemplo y tomó de su mochila su libro de Herbiologia.

"¿Tenemos nuestra siguiente clase juntos?"

"Si, Defensa."

"Okey."

"¿Porque preguntas? Nunca entras a esa clase," no lo dijo con afán de ofender, sino con la genuina duda.

"Una clase más del montón," se encogió de hombros. "Pero por si te lo preguntabas, si entraré esta vez."

Como algo nuevo, Nott se recostó en las piernas de Neville, reposando su cabeza, aún sosteniendo su libro. Ya no le sorprendía tanto, comenzaba a acostumbrarse a los repentinos gestos que realizaba el chico.

Aún no comprendía muy bien todo esto, pero al menos ya no se sentía tan raro.

"¿Piensas regresar a casa para las fiestas?" Comentó en un intento por ahuyentar pensamientos torpes. No esperaba que la pregunta fuera acompañada por silencio. Un silencio que parecía sofocante.

"No lo sé," su voz parecía más afectada de lo que alguna vez escucho Neville, aunque no podía ver su rostro gracias a que ambos sostenían algo los que tapaba. "Es... complicado."

Neville podría ser alguien torpe pero entendía cuando debía dejar un tema por el bien de ambos.

"Mejor háblame sobre esas cosas que plantaste el otro día," Nott por fin dejo de lado la revista y presto atención a Neville.

"Oh, son Frostelia Glacialis. Son plantas mágicas extremadamente raras, solo suelen florecer en temperaturas bajo cero. Hagrid pudo conseguirme las semillas y el año pasado las puse en marcha para este invierno. De hecho, la planta es famosa por su capacidad para absorber el frío y liberar una suave calidez mágica que puede proteger contra las heladas más severas."

En algún punto se dio cuenta que había comenzado, una vez más, a hablar sin remedio. Por alguna razón, Nott siempre hacía que pudiera hablarle sobre este tema sin miedo o vergüenza. Lo peor, era siempre ver su rostro. Nott se mantenía con una expresión brillante, genuinamente se interesaba por lo que decía y al parecer le gustaba que lo hiciera.

"Eso suena..."

La puerta del aula rechinó, fue inmediato como Neville empujó a Nott hacia enfrente para que se irguiera de nuevo.

"¡Theo!" Habló Zabini mientras se asomaba aún sin entrar del todo al salón.

Nott rodó los ojos y se levantó, teniendo una mirada desafiante.

"¿Que quieres, Blaise?"

"Oye, habías prometido que jugaríamos ajedrez," camino adentrándose esta vez. Neville podía sentir los latidos de su corazón retumbar en sus oídos. Casi los encuentra de esa manera tan cómoda y cariñosa. "Por eso... ¿qué?" Sus ojos se mostraron con sorpresa al notar la presencia de Neville.

"Vamos habla ya."

Zabini sonrió de una manera que hacía temblar a Neville, quien no entendía del todo a los Slytherin.

"Es solo que, Pansy y Daphne mencionaron que si nos mirábamos suficiente presentables, podíamos acompañarlas a Hongsmade," Zabini se sentó en una de las sillas que habían ahí. "Así que quería preguntarte si..."

"Yo no voy a ir," la respuesta fue rápida y su amigo se entristeció.

"¡No puedes elegir tan rapido! Sabes que Daphne se muere por ti desde cuarto año."

"Solo me necesitas para que Pansy acepte una cita contigo. Sabes que no me gusta ir a ese pueblo."

"Pero será divertido."

"Yo no voy a ir."

"Las chicas..."

"No voy a ir."

Zabini frunció su rostro, de una manera que aunque sonara estereotipada, era idéntica a la que todos los Slytherin hacía. En un momento, su atención se desvió hacia Neville.

"Bien, pero no pienses que te haré más favores," sonriendo para después decir; "Longbottom, ¿tienes algo que hacer?"

"Yo no-," intento buscar una excusa, obviamente no quería pasar más de lo necesario rodeado de Slytherins.

"Neville y yo tenemos algo que hacer ese día," con rapidez Nott contestó, tomando sus cosas y poniéndose de pie. "Así que deja de molestar."

Antes de poder decir algo más, la campana les indico que era hora de irse. Zabini dio por terminado esto, resignado decidió salir del aula. Dejando de nuevo a Neville y a Nott solos.

"Te veo este fin de semana," le menciono. Neville pudo haber pensado que lo último fue una excusa para salvar a ambos, pero al parecer, Nott realmente tenía algo en mente.

Neville lo vio salir, aún cuando ambos iban al mismo lugar, decidió quedarse ahí. Realmente, nunca se ponía a pensar en este tipo de relación.

 

.

 

.

 

.

 

Theo se despertó ese sábado con un ánimo inusualmente bueno, lo cual era raro en él, y más aún en el ambiente habitual de las mazmorras de Slytherin. Sin embargo, parecía que no era el único que había amanecido de buen humor. Draco Malfoy, quien normalmente llenaba la sala común con quejas, órdenes o refunfuños, permanecía en silencio, pero no de ese tipo incómodo o frío. Había algo inusitadamente apacible en su actitud.

"Los veo más tarde", anunció Draco, mientras salía del lugar con una calma que Theo no podía recordar haberle visto antes. No hubo sarcasmo, ni miradas de superioridad. Simplemente, se fue.

Intrigado pero sin querer analizar demasiado, Theo decidió aprovechar su propia tranquilidad para visitar el invernadero, donde había quedado de encontrarse con Neville Longbottom. Se levantó, se vistió rápidamente y salió hacia los pasillos de las mazmorras. Sin embargo, no había avanzado mucho cuando sintió que alguien le seguía. Al voltear, no se sorprendió al ver a Blaise Zabini caminando a su lado con esa sonrisa pícara que siempre llevaba.

"¿A dónde vas tan temprano? Seguro no a hacer algo interesante", comentó Blaise, con tono despreocupado.

"Al invernadero", respondió Theo, con la esperanza de que esa información fuera suficiente para que Blaise perdiera el interés y lo dejara en paz. Pero, por supuesto, no lo hizo.

"Perfecto. Vamos juntos, ¿no? Hace días que te digo que salgamos a hacer algo este fin de semana. El plan de Hogsmeade, sigue en pie. Un poco de diversión no te haría daño, Nott."

Theo suspiró, continuando su camino sin darle más que un breve encogimiento de hombros como respuesta. Blaise, sin embargo, no se desanimó y siguió parloteando sobre planes y actividades que, según él, eran infinitamente más emocionantes que visitar un invernadero.

El trayecto hasta los invernaderos estuvo lleno de los comentarios insistentes de Blaise, que Theo apenas escuchaba. No es que no valorara su compañía, pero ese día simplemente no estaba de humor para nada que implicara multitudes o bullicio. Al llegar, Theo se detuvo frente a la puerta del invernadero y miró alrededor. Neville no estaba allí todavía.

Se apoyó contra la pared exterior, con los brazos cruzados, dispuesto a esperar en silencio. Blaise, por supuesto, aprovechó la oportunidad para seguir hablando, enumerando las razones por las que Theo "debía" aceptar su invitación.

"Vamos, Nott. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo divertido? Esto de pasar el día entre plantas no cuenta", dijo Blaise, mientras gesticulaba dramáticamente.

Theo, con la paciencia de alguien acostumbrado a este tipo de monólogos, lo ignoró por completo. Su atención estaba en el invernadero y en los jardines más allá, donde pequeños rayos de sol invernal se filtraban entre las nubes. El silencio interno que había sentido al despertar seguía ahí, intacto, ajeno al constante murmullo de su amigo.

"¿Que pasa?" Pregunto Blaise cuando Theo se giró buscando algo.

"No es nada," respondió regresando a su antigua posición, esperando a Neville. 

"Theo, quería preguntarte algo. ¿Tú y Longbottom son cercanos?"

Detrás de los árboles, se encontraba Neville. No fue su intención esconderse, había llegado ahí hace unos instantes, pero al notar otra compañía temió en acercarse. Y ahora, sentía su corazón latir por aquella pregunta. ¿Qué responderá Theo? 

"¿Por que lo preguntas tan de repente?"

"Solo me preguntaba, es sorprenderte verte cómodo con alguien por tanto tiempo. Estaban muy juntos cuando entré ese día."

Neville apretó sus puños, no debería estar escuchando esto. ¿Qué era lo que quería escuchar realmente? Era tonto quedarse escondido.

"Entonces, ¿qué son ustedes? ¿Amigos?"

Los latidos de su corazón eran lentos, toscos, su pecho dolía. Un Slytherin jamás tendría como amigo a un Gryffindor y eso, Neville lo sabía muy bien. Estaba tan nervioso y asustado todo el tiempo con Nott cerca, porque su relación con los Slytherin nunca fue muy buena. Aún podía recordar las veces que fue molestado, las conversaciones que escuchó de ellos burlándose de su fascinación por las plantas. Mintiendo, con preguntas interesantes, para después reírse en su cara por responder con entusiasmo. Ellos nunca serán amigos de alguien como yo.

"¿Qué fue eso?" Theo volteó hacia donde se encontraban los árboles, juro haber visto a alguien escabullirse.

(...)

Neville huyó del lugar, sin siquiera escuchar la respuesta de Nott, porque ya tenía una idea de que es lo que diría; No, no somos amigos. La voz de Nott se escuchó fuerte y clara dentro de su mente.

Su mente estaba nublada, y sus pies lo llevaban lejos sin un rumbo claro. El aire frío le quemaba los pulmones mientras corría, pero no le importaba. Su corazón dolía demasiado. Justo cuando empezaba a sentirse cómodo al lado de un Slytherin, justo cuando había bajado la guardia, esos viejos recuerdos regresaron como un hechizo maldito. Había sido un tonto al confiar de nuevo.

Las palabras resonaban en su mente como un eco molesto. Había pensado que Theo era diferente, que ese interés genuino en las plantas y esas conversaciones largas significaban algo más que una fachada. Pero estaba equivocado, y ahora lo sabía. Estaba a punto de cometer el mismo error otra vez, y no podía permitírselo.

Caminaba ahora con paso firme hacia la sala común de Gryffindor, su mente hecha un caos de pensamientos. Se había jurado a sí mismo no volver a ser débil. Había enfrentado cosas mucho peores: había matado a Nagini. Había sido valiente en la batalla final, había liderado la resistencia en Hogwarts. Esto no debería ser un problema, pero lo era. Confiar en un Slytherin era peligroso.

Los recuerdos de los años pasados en la escuela le golpearon con fuerza. Las burlas, los hechizos a traición, las risas crueles. Confiar en extraños solo lo exponía, solo lo llevaba a ser apuñalado por la espalda una y otra vez. Se detuvo un momento, apretando los puños con frustración. Había sido ingenuo al pensar que esta vez sería diferente. Theo había parecido genuino, realmente interesado en cómo se explayaba hablando de plantas. Pero todo era una mentira, o al menos eso quería creer ahora.

"No otra vez," murmuró para sí mismo, como un mantra. No podía permitirse confiar en ellos. Ni siquiera en Theo.

Justo cuando se encontraba a unos pasos de la entrada de la sala común de Gryffindor, una voz familiar lo detuvo.

"¿Neville? ¿Qué haces por aquí a esta hora?"

Era Dean, acompañado por Seamus, ambos con expresiones curiosas. Neville se detuvo en seco, mirando a sus amigos con una mezcla de alivio y cansancio. No sabía cómo responder. No podía simplemente decirles que había estado a punto de confiar en alguien como Theodore Nott, y que ahora todo estaba patas arriba en su cabeza.

"Solo... necesitaba aire," respondió finalmente, evitando el contacto visual.

Seamus levantó una ceja. "¿Aire? ¿En un día como hoy? Hace un frío que ni un dragón soportaría."

Dean lo observó más detenidamente, como si intentara descifrar lo que realmente estaba pasando. "¿Estás bien, Neville?"

Neville quiso decir que sí, que todo estaba bien. Pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta. No estaba bien. 

"¡Es verdad!" Seamus habló sin esperar respuesta de Neville, con ese tono despreocupado y directo que lo caracterizaba. "Quería preguntarte algo, Neville. Has pasado mucho tiempo con Nott, ¿verdad?"

"Eso..." Neville intentó responder, pero Dean lo interrumpió con un ligero gesto de sorpresa.

"Ahora que lo mencionas, la otra vez los vi entrando juntos al invernadero."

"¿En serio?" Seamus arqueó una ceja, mirando a Neville con una mezcla de curiosidad y escepticismo.

"Fue extraño," continuó Dean, encogiéndose de hombros. "Ustedes dos son un par sorprendente. Nunca te imaginé tan tranquilo al lado de un Slytherin."

Antes de que Neville pudiera explicar o defenderse, una voz fría y serena interrumpió la conversación.

"¿Y qué tendría eso de malo?" Nott apareció junto al grupo con una mirada indescifrable.

Seamus dio un salto, sorprendido por la repentina cercanía de Theo. "¡¿Qué haces tú cerca de la sala común de Gryffindor?!" exclamó, su rostro torciéndose en una expresión de desconfianza mientras se alejaba instintivamente del Slytherin. "No tienes nada que hacer husmeando por aquí."

Theo, sin inmutarse, dirigió su mirada primero hacia Seamus y luego hacia Dean, ignorando por completo sus comentarios. Finalmente, se enfocó en Neville, quien parecía más afectado.

"Nada me prohíbe venir aquí," respondió Theo con calma, sus ojos clavados en Neville como si quisiera decir algo más, algo que solo él pudiera entender.

Neville, sin embargo, no sabía cómo reaccionar. Había una mezcla de sorpresa, confusión y algo de tristeza en su rostro. ¿Por qué Nott estaba allí? ¿Qué pretendía?

Seamus, recuperando algo de compostura, volvió al ataque. "¿Qué están haciendo juntos?" espetó, señalando a Theo como si lo acusara de un crimen. "Seguro que tramas algo, ¿verdad? Eres un Slytherin después de todo."

Pero Neville no escuchaba. Su mirada se había cruzado con la de Theo, y en ese instante todo a su alrededor pareció desvanecerse. Había algo en los ojos del Slytherin, una intensidad que lo dejaba sin palabras. Theo también lo notó, y por un momento pareció dudar. Pero entonces, como si tomara una decisión repentina, levantó su brazo y, sin decir una palabra, tomó la mano de Neville.

"¿Qué estás haciendo?" balbuceó Neville, tratando de resistirse mientras Theo lo arrastraba con rapidez hacia el final del pasillo. "¡Theo!" protestó Neville, aunque no con demasiada fuerza. Su confusión era mayor que su resistencia.

"¡Oye, vuelve aquí!" Seamus gritó alarmado, comenzando a correr detrás de ellos junto con Dean. "¡Déjalo en paz, Nott!"

Pero Theo no se detuvo. Giró por un pasillo vacío y, sin previo aviso, abrió la puerta de un aula desocupada. Entró rápidamente con Neville y cerró la puerta tras ellos, bloqueándola con un encantamiento simple.

Antes de que Neville pudiera recuperar el aliento o preguntar qué estaba pasando, Theo lo empujó ligeramente hacia un armario al fondo del aula y se metió con él dentro. El espacio era reducido, y la oscuridad apenas permitía distinguir sus rostros.

"¿Qué estás haciendo?" susurró Neville, sintiendo el aliento cálido de Theo en su nuca. Estaba tan cerca que podía escuchar su respiración agitada después de la carrera.

"Calla," respondió Theo en voz baja, con un tono más suave de lo que Neville esperaba. "Solo... espera."

Afuera, Seamus y Dean golpeaban la puerta, gritando el nombre de Neville y exigiendo que Theo saliera.

Neville, atrapado en el estrecho espacio con Theo, no pudo evitar sentir cómo su corazón latía con fuerza, aunque no estaba seguro de si era por la persecución o por la inesperada cercanía del Slytherin. Quería protestar, quería exigir una explicación, pero algo en la forma en que Theo lo miraba, incluso en la penumbra, lo detuvo.

"¿Se han ido ahora?" murmuró Theo en voz baja, inclinando ligeramente la cabeza como si tratara de captar algún otro ruido fuera del armario.

"Probablemente," respondió Neville. Quiso moverse, crear algo de distancia, pero el espacio era demasiado estrecho. "¿Por qué nos escondimos aquí?"

"Me pareció bien."

Neville frunció el ceño, claramente insatisfecho con la respuesta. "Eso no... ¿por qué me tomaste de la mano y saliste corriendo?" Preguntó, sus ojos intentando encontrarse con los de Theo en la oscuridad. Theo, por su parte, parecía pensar que todo lo sucedido tenía lógica, como si no entendiera el desconcierto de Neville.

"¿Porqué?" repitió Theo, como si quisiera asegurarse de la pregunta.

Neville asintió, esperando una respuesta más clara.

"Te mirabas incomodo ahí," dijo Theo con sencillez.

Neville sintió cómo el calor subía a sus mejillas. Bajó la mirada, avergonzado, y susurró apenas audible: "¿Lo notaste?"

Theo no respondió de inmediato, pero en el silencio que siguió, Neville se sintió tonto y expuesto. Agachó aún más la cabeza, tratando de ocultar el rubor que había teñido su rostro. Sus facciones, suaves y vulnerables, lo hacían parecer aún más joven, y Theo no pudo evitar notar lo tierno que se veía en ese momento.

"Lo siento," murmuró Neville finalmente, buscando las palabras adecuadas para explicar lo que ni siquiera él entendía. Sin esperar respuesta, intentó maniobrar en el estrecho espacio para abrir la puerta del armario. El lugar comenzaba a sentirse sofocante, no solo por la falta de aire, sino por la cercanía de Theo. "Vámonos," añadió con nerviosismo.

Antes de que pudiera abrir la puerta, Theo se movió rápidamente, bloqueando la salida con su cuerpo. "Espera," dijo, y antes de que Neville pudiera protestar, Theo se inclinó hacia él, apoyando su cabeza en su hombro de manera inesperada.

"¿Qué estás haciendo?" Neville apenas logró preguntar, sintiendo la respiración de Theo en su cuello.

"Se siente tan bien," murmuró Theo, su voz sonando extrañamente relajada. Su aliento cálido hacía cosquillas en la piel de Neville, provocándole un escalofrío que no sabía si era de incomodidad o algo más.

"No teníamos que entrar a un armario estrecho para esto," intentó razonar Neville, intentando sonar tranquilo aunque su voz temblaba un poco. "¿No es incómodo?"

"No realmente," respondió Theo con un tono despreocupado. "Los lugares estrechos me calman."

Antes de que Neville pudiera procesar lo que eso significaba, sintió cómo Theo envolvía sus brazos alrededor de él, atrayéndolo a un abrazo que, al principio, Neville no correspondió del todo.

"No te preocupes por eso," añadió Theo en un susurro.

Neville sintió que su mente se llenaba de preguntas. Estaba confundido, pero al mismo tiempo, había algo en la forma en que Theo lo abrazaba, en su postura relajada y en la calidez de su cercanía, que lo hizo bajar la guardia. Theo no parecía tener ninguna intención oculta, solo... quería estar allí.

"Estabas a punto de volver a la sala común," dijo Theo después de un momento. Su tono era casual, pero no se apartó. "Déjame quedarme así un poco más, y luego te dejaré continuar."

Neville dudó por un momento, pero al final se dejó llevar. Apoyó lentamente su rostro en el hombro contrario, cerrando los ojos por un breve instante. El aroma que desprendía Theo era dulce, como frutos rojos, y esa simple sensación lo hizo sentirse extrañamente cómodo.

Era desconcertante cómo Theo parecía hacer siempre lo que quería, sin preocuparse por las opiniones de los demás. Pero no había falsedad en sus acciones. Todo lo que hacía parecía genuino, incluso si resultaba inesperado o confuso.

Por un momento, Neville se permitió esa cercanía. La vulnerabilidad que había sentido antes comenzaba a disiparse, reemplazada por una extraña calidez que lo hacía sentirse seguro. Theo era impredecible, y por eso... ¿podía confiar en él?

Esa pregunta se quedó flotando en su mente mientras el abrazo de Theo seguía sosteniéndolo, tan real como el suave aroma que lo envolvía.

Theo quien disfrutaba del momento, permitiendo que el silencio del pequeño espacio los envolviera. El latido de su corazón, normalmente constante e indiferente, se sintió inusual, como si hubiera perdido el ritmo por un segundo. Era un tamborileo extraño, algo que no reconocía del todo, pero que lo hizo apretar ligeramente el abrazo. No era solo la calidez lo que lo hacía permanecer allí, sino una sensación más profunda, más íntima, que no podía ignorar. Tener a Neville entre sus brazos, con su fragancia sutil de hierbas y tierra fresca, le daba una satisfacción inesperada. No sabía por qué, pero en ese momento no quería estar en ningún otro lugar.

 

.

 

.

 

.

 

Se encontraban en el invernadero. Era martes, y el primer descanso de la mañana les había permitido escapar del bullicio del castillo por un rato. El aire estaba impregnado del aroma de tierra húmeda y hojas frescas, y los rayos del sol atravesaban los cristales, iluminando el espacio con una calidez acogedora.

"¿No te cansas de esto?" preguntó Neville mientras acomodaba con cuidado una planta en una maceta temporal.

"¿De qué?" Theo, que había tomado unos guantes de trabajo, levantó una ceja con curiosidad mientras comenzaba a ayudarlo con el cambio de tierra.

"Venir aquí," respondió Neville, observándolo mientras Theo sostenía una planta y la alejaba de la tierra vieja con movimientos precisos.

"Por supuesto que no." Theo sonrió con un leve destello en sus ojos. "Creo que nunca me cansaré de esto."

Aplanando la tierra nueva en una de las macetas, Theo se giró hacia el almacén cercano y regresó con un poco de estiércol botánico, que comenzó a esparcir sobre la superficie con la misma calma despreocupada de siempre.

"Pero solo hacemos lo mismo siempre," comentó Neville, colocando otra planta en su nueva maceta y asegurándose de que quedara bien fija. "¿No?"

"Pero las cosas buenas siempre son buenas," dijo Theo con sencillez mientras se encogía de hombros, sacudiéndose un poco de tierra de los guantes. "Así que no hay problema."

Después de eso, Theo caminó hacia el lavabo del invernadero. Abrió el grifo y esperó pacientemente a que el agua caliente fluyera antes de quitarse los guantes y lavarse las manos. Neville lo imitó, dejando que el agua arrastrara la suciedad de su piel, y tras secarse las manos, tomó asiento en un banco cercano.

Sacó su tarea de Transfiguraciones de su mochila; aún no había terminado el ensayo que debía entregar al día siguiente, así que decidió aprovechar el tiempo. Mientras escribía, Theo arrastró otro banco y lo colocó junto a él.

"¿No te aburre hacer el ensayo?" preguntó Theo, acomodándose a su lado con una expresión que mezclaba aburrimiento y curiosidad.

"Bueno, debemos hacerlo, es parte de estar en un colegio." Neville no apartó la vista del pergamino, escribiendo con una letra meticulosamente curva.

"Pero es aburrido." Theo se inclinó un poco, apoyando su mentón en el hombro de Neville, observando cada movimiento de la pluma con una concentración inesperada.

"Aburrido o no, es una obligación." Neville se permitió mirarlo de reojo, notando la tranquilidad en su rostro. "¿Quieres que te ayude con la tuya?"

"Estoy bien."

Neville soltó una risa ligera, divertida por la naturalidad de Theo. Este se movió un poco, incómodo por el temblor del hombro de Neville debido a la risa, pero no se apartó. Permaneció en esa posición, mirando cómo el Gryffindor escribía con determinación.

(...)

"A propósito," Neville cerraba el invernadero. "Antes solía cuidar una planta peligrosa."

"¿Ah? Eso suena genial," ambos caminaban colina arriba, el frío congelaba las articulaciones de Theo, quien guardaba sus manos en los bolsillos de su suéter. "¿Que tan peligrosa solía ser?"

"Una vez casi se come a un estudiante."

"Salazar, ¿porque tenías algo así?," bromeó Theo pero aún así estaba algo mortificado.

"Solamente era divertido," estando en la sima de la colina podían ver a los otros estudiantes. "Quería contártelo, y quiero seguir haciéndolo. La próxima vez te enseñaré mi libreta, así que... ¿me escucharás?"

Theo sintió su corazón latir, latidos lentos y dolorosos. Otra vez. Estos días, después de aquel incidente en el armario, Theo no podía mirar fijamente a Neville por tanto tiempo. Se sentía como cuando lo miro en el invernadero por primera vez, pero el sentimiento más intensificado.

"Theo, se te cayo esto," le entrego su varita. "¿Qué sucede? Debes estar mas al pendiente de ello."

"Si... mi error," lo miro sonreírle, una sonrisa tan tierna y linda. Fue inevitable no sentir su rostro enrojecer, cálido y sofocante. "Gracias."

Neville giró su rostro con curiosidad. Theo se veía sonrojado, tal vez estaba apunto de enfermarse.

"Um..." nunca se había sentido tan nervioso, debería de verse tan tonto. "¿Puedo abrazarte?" Fue involuntario como se abalanzó, nunca había preguntado, solo lo había hecho, se sentía una tensión incómoda. Gracias por eso Theodore. Se molesto a si mismo.

"Si claro, pero," parpadeo confundido. "Por lo general lo haces sin preguntar," y de repente tenía a Theo cubriendo su cuerpo. "¡Whoa!" con sorpresa correspondió su abrazo. "¿Theo? Estas actuando raro."

Si, definitivamente eso fue demasiado raro. Theo no quería apartarse, o sino Neville miraría su rostro sonrojado, debía cambiarse. Pero como decirlo... últimamente no podía dejar de pensar en él.

(…)

Estos últimos días Theo se había sentido extraño, con emociones que conocía pero que por alguna razón se habían intensificado, dejándolo así con momentos incómodos. Se comportaba diferente cuando estaba con Neville, no era su intensión, habían veces que hacía lo de siempre y terminaba ocultando su rostro en el pecho de Neville, evitando que lo viera avergonzado.

Y luego estaba ese otro sentimiento, la tristeza. Comenzó hace una semana, cuando en clase de Defensa, Theo observó a Neville junto con sus amigos, charlando y riéndose. Neville mostraba esa sonrisa sincera, y Theo no pudo evitar sentirse tristez

"Oye ponte a comer," interrumpió Pansy, todos se encontraban en su mesa. "Debemos celebrar, que este insoportable al fin se comporta como antes," abrazo a Draco, quien comía tranquilamente.

"Déjame comer, Pans."

"¡Lo ven! Es mi niño de nuevo," lo abrazo con más fuerza antes de soltarlo. "Así que, Theo no seas tu el siguiente en sufrir un colapso, ponte a comer," regaño haciendo que Blaise y Dafne se rieran de él.

Al otro lado del salón, podía apostar que Neville estaba feliz, conversando y comiendo, con sus amigos.

Theo se tocó el pecho, sintiendo una presión dolorosa. Estaba triste. ¿Por qué? 

 

.

 

.

 

.

 

"¡Neville!"

La voz lo tomó por sorpresa, y un par de manos cálidas lo sujetaron de los hombros. La interrupción fue tan repentina que Neville no pudo evitar dar un pequeño salto.

"¡Merlín! Ginny, me asustaste." Se giró rápidamente para encontrarse con la sonrisa brillante de la pelirroja.

"Perdón por eso," dijo Ginny con una mirada traviesa mientras jugueteaba con su dedo meñique, un gesto tan característico de ella que siempre lograba calmar a Neville. "¿Estás libre en este momento?"

Neville dudó, su mente aún distraída. El rostro de Ginny lucía tan inocente como siempre, aunque había algo en su tono que lo hacía sentir un leve peso en el pecho.

"Últimamente no hemos tenido tiempo para pasar el rato," continuó ella. "Nunca te encuentro por ningún lado. Te he buscado en el invernadero, pero por alguna razón tampoco estás ahí."

Neville sintió un nudo en la garganta. Sabía perfectamente por qué Ginny nunca lo encontraba: porque casi todos sus momentos libres los pasaba con Theo.

"Así que hoy no te escaparás." Ginny sonrió con una energía que no admitía discusiones, y antes de que Neville pudiera reaccionar, enganchó su brazo con el suyo. "De todos modos, ¿qué podrías estar haciendo que sea más divertido que estar conmigo?"

Neville intentó decir algo, pero Ginny no le dio tiempo.

"Bien, vamos a la sala común." Tiró de él con suavidad, comenzando a caminar hacia las escaleras. Sin embargo, al notar cierta tensión en el brazo de Neville, se detuvo y lo miró.

"Oh, ¿ya tenías planes?"

Neville vaciló, mirando rápidamente hacia el pasillo que conducía al sótano. Su instinto lo llevó a pensar en Theo, pero negó con la cabeza.

"No realmente, pero..."

"¡Entonces vamos!" Ginny no le permitió terminar la frase y lo guio hacia la dirección contraria, alejándolo aún más de las cocinas y del lugar donde sabía que Theo probablemente lo estaba esperando.

(...)

Mientras tanto, Theo estaba en su lugar habitual, recostado contra la pared del invernadero con un libro en las manos. Aunque sus ojos recorrían las páginas, su mente no estaba del todo concentrada en la lectura. De vez en cuando, levantaba la mirada hacia la puerta, esperando ver entrar a Neville en cualquier momento.

El descanso estaba por terminar, y Neville aún no había llegado.

Theo suspiró, cerrando el libro con un leve chasquido antes de guardarlo en su bolso. Era extraño. Neville siempre aparecía. Siempre.

Con un movimiento lento, Theo se levantó y salió del invernadero, cruzando los jardines envueltos en el aire gélido de la mañana. No tenía un destino claro en mente, pero algo en su pecho lo empujaba a buscarlo.

Cuando llegó a la puerta del invernadero, se detuvo por un momento.

"Neville," llamó en voz baja al asomarse. El lugar estaba vacío.

El frío comenzaba a calar en sus manos mientras caminaba de regreso al castillo, un tanto frustrado y, aunque no lo admitiera, preocupado. No era propio de Neville faltar sin avisar. Pero justo cuando estaba a punto de rendirse, lo vio.

Neville caminaba por uno de los pasillos principales, acompañado de Ginny Weasley.

Theo se quedó inmóvil, observándolos desde la distancia. No podía evitar escuchar fragmentos de su conversación mientras pasaban cerca.

"Por eso le dije a Harry que termináramos," decía Ginny, con una voz despreocupada. "¿Tú qué piensas?"

Neville sonrió antes de responder: "Es Harry, ¿qué esperabas?"

Ambos estallaron en risas, un sonido claro y sincero que resonó por el pasillo.

Theo se quedó donde estaba, viendo cómo Neville reía con Ginny, una risa distinta a la que tenía cuando estaban juntos. Aquella risa con Ginny era más alta, más libre, como si realmente estuviera disfrutando de lo que hablaban.

Las palabras entre ellos continuaron, pero Theo ya no prestaba atención al contenido. Su mirada estaba fija en la expresión relajada de Neville, en cómo se inclinaba hacia Ginny con total naturalidad.

No había promesas entre ellos, nada que le diera a Theo un derecho real de sentirse molesto o decepcionado. Neville tenía todo el derecho a pasar tiempo con sus otros amigos. Después de todo, no era obligatorio que estuviera con Theo todo el tiempo.

Sin embargo, mientras los observaba caminar juntos, riendo con esa cercanía que Theo rara vez veía en Neville, no pudo evitar sentirse triste.

(...)

Theo no asistió a su siguiente clase. En lugar de eso, regresó al aula en el sótano. Se dejó caer en una silla cercana, con los codos sobre el escritorio y las manos cubriendo su rostro. No podía ignorar el sentimiento de tristeza que oprimía su pecho como un peso imposible de quitar. Era horrible, sofocante.

"¿Theo?" La voz de Blaise resonó en el aula vacía. Entró con cautela, mirando a su alrededor antes de centrarse en el rostro del otro. El ambiente del lugar era pesado, cargado de algo que Blaise no podía ignorar. "Amigo..." Hizo una pausa al ver la mirada molesta de Theo, tan afilada que casi lo detuvo en seco. "Volviste a faltar a clase. Si sigues así, te van a expulsar."

No hubo respuesta. Theo solo apretó la mandíbula, y su expresión dejó claro que no le importaba lo más mínimo.

"¿Esto tiene algo que ver con Longbottom?" El nombre golpeó como un dardo en el aire, haciendo que Theo se tensara visiblemente. Blaise soltó un suspiro y se encogió de hombros con un aire despreocupado. "Siempre le das demasiada importancia a cosas insignificantes. Entiendo que por alguna razón pasan mucho tiempo juntos, pero no es el fin del mundo si una vez decide estar con alguien más. Además..." Hizo una pausa, evaluando cuidadosamente la reacción de Theo. "Ese chico tiene derecho a conseguirse una novia, ¿no crees? No digo que la chica Weasley sea la mejor elección, pero acaban de romper ella y Potter, así que tal vez él vea una oportunidad ahí."

Theo clavó sus ojos en Blaise, sintiendo cómo cada palabra lo hundía más en su desesperación.

"De hecho, los vi entrando juntos al invernadero." Blaise soltó una pequeña risa, como si estuviera hablando de algo trivial. "Quizá es su manera de coquetear, no sé cómo piensan los Gryffindor. ¿Theo? ¿Me estás escuchando?"

Sin decir nada más, Theo salió del lugar de manera brusca. Ahora, además de la tristeza que pesaba en su pecho, estaba molesto. Todo ese parloteo de Blaise lo había obligado a reflexionar sobre demasiadas cosas, especialmente en lo poco que realmente conocía a Neville. Nunca habían hablado sobre si le gustaba la chica Weasley. No sabía cuál era su comida favorita, sus miedos ni sus sueños.

El enojo creció con cada paso. Aceleró el ritmo, sus pies guiándolo al único lugar donde creía que encontraría respuestas: el invernadero.

Cuando llegó, pudo visualizar a Neville despidiendo a la chica Weasley y quedándose dentro del invernadero. Sin pensarlo, Theo caminó decidido hacia donde él estaba. Sus pasos eran rápidos, reflejo de la tormenta de emociones que lo invadía.

"Theo," murmuró, sorprendido. Su voz tembló levemente, pero aún así mantuvo la compostura.

"¿Viniste al invernadero?" Theo apretó su mandíbula; estaba tan molesto. "¿No te bastó con saltarte nuestro tiempo libre, así que ahora te estás saltando nuestra visita al invernadero?"

Neville se mostró afligido, pero no avergonzado. "No es eso... no era mi intención no ir al sótano. Ginny me invitó a pasar el rato con ella, hace tiempo que no hablábamos y..."

"Bien." Dio la vuelta para salir de ese lugar, la molestia en su pecho presionaba cada vez más. "Está bien. No es como si hubiéramos hecho una promesa ni nada."

"¡Theo!" Lo llamó, tomando su mano y evitando que saliera. "No es así, de verdad quería ir contigo."

¿Él quería? Entonces, ¿por qué simplemente no fue? Podía haber rechazado a esa chica, a nadie le importaría. Pero después de escucharlo, parecía que se estaba divirtiendo más con ella.

"Charlando con ella no parecías querer estar conmigo." Se giró, quedando ambos frente a frente. Theo podía sentir la calidez emanando del cuerpo de Neville, pero eso ya no importaba. "Si es aburrido estar conmigo, solo dímelo."

"Eso no es..."

"No estabas realmente arrepentido, ¿verdad?"

"Te equivocas." Neville apretó más el agarre de sus manos. "Quería disculparme, iba a verte después de aquí."

Con un movimiento brusco, Theo quitó la mano de Neville. Hacía tanto tiempo que no estaba así de molesto, no desde que su padre estuvo en casa. Nada bueno salía cada que se molestaba.

"¡Entonces deberías haber ido antes!" Podía sentir sus ojos picar; no le gustaba este sentimiento. "¡No quedarte más tiempo coqueteando con esa chica!"

"¿Coqueteando?" Neville lo observaba como si no entendiera nada; ambos estaban agitados. Theo solo sentía cómo su cuerpo se congelaba. "Eso no es..." suspiró, agotado. "Perdón."

A la mierda todo y todos. Theo estaba tan enojado. Las comidas favoritas de Neville, sus pensamientos de la guerra, sus sueños para después de graduarse... Le importaba poco si Neville estaba coqueteando con una chica, pero pensar que esas cosas, la vida de Neville, tal vez ella conocía cada una de esas cosas. Eso molestaba mucho más a Theo.

"Tú le hablaste sobre el invernadero." Sus ojos verdes se encontraron con los castaños. "Incluso después de que me pediste que lo mantuviera en secreto. La trajiste y se lo dijiste como si nada." Comenzó a acercarse a Neville. "Eso era nuestra promesa, era nuestro secreto, ¿no?" Lo arrinconó entre medio de las mesas largas. "Quiero contártelo a ti y solo a ti. ¿Qué fue todo eso?"

"Hey Theo... ¿de qué hablas?"

"No era solo para mí escucharlo... pero así quería que fuera."

Solo yo debería saber sobre esto, solo yo debería tener el derecho.

"¿Theo?"

En un momento, Theo se abalanzó sobre Neville, juntando sus bocas en un beso que, lejos de ser dulce y adorable, se convirtió en algo rudo.

"Detent-" dijo Neville entre el beso, buscando alejar a Theo. Pero el chico no hizo nada más que apasionar el beso e inmovilizar a Neville.

Esto era malo. Theo no podía detenerse; solo quería seguir besándolo, seguir sintiendo el calor de su cuerpo. Tenerlo ahí solo para él. Neville debía ser suyo.

"¡Para!" Neville lo empujó, haciendo que los dientes de Theo mordieran accidentalmente su labio, dejando una pequeña cortada. En el lugar solo se escuchaba el ruido de sus respiraciones agitadas. Theo, por un instante, se dio cuenta de lo que había hecho. "¿Por qué... por qué me besaste?" Los ojos llorosos de Neville hicieron que el corazón de Theo se apretujara.

"¡Estoy haciendo esto porque eres tú!"

Neville parpadeó y apretó el brazo de Theo.

"¿Esto es una broma, verdad?" murmuró, sonriendo aún con sus ojos llorosos.

"¿Qué?" Pero sin alguna respuesta, Neville lo alejó con brusquedad y salió corriendo de ahí. Ahora en el invernadero solo se escuchaba el ruido de las hojas meciéndose y las personas en el exterior charlando.

Theo se quedó inmóvil, mirando la puerta, sin saber qué mierda acababa de pasar. ¿Por qué había hecho eso?

La tristeza y el enojo explotaron dentro de él. Y al final Neville estaba llorando. No, esa no era la expresión que le gustaba verlo hacer. No le gustaba su rostro afligido, lleno de lágrimas.

Tenía que disculparse. Salió corriendo del invernadero, colina arriba; sus pies dolían por lo congelados que estaban, pero no importaba, tenía que encontrar a Neville. Llegando cerca de la sala común de Gryffindor, lo encontró.

Allí estaba Neville, riendo y hablando con sus amigos, como si nada hubiera pasado.

¿No vas a estar ni un poco triste por esto? pensó Theo, sintiendo un nudo en el estómago. Observó desde la distancia mientras Neville seguía sonriendo.

¿Disculparse? No tenía sentido. Todo estaba perfectamente bien para Neville, ¿no?

Qué estúpida pérdida de tiempo.

 

.

 

.

 

.

 

No iba a disculparse, eso era lo que Theo había dicho, pero ahora se arrepentía de verdad. Permanecía desolado en su habitación, un domingo monótono donde no había mucho que hacer en el castillo.

Desde su cama, miraba el dosel verde que lo cubría. Era un color gratificante, cálido incluso, pero justo ahora solo podía pensar en el castaño de los ojos de Neville. Aquellos ojos que la última vez había visto llenos de lágrimas, lágrimas que eran por su culpa.

Theo gruñó y se cubrió con las sábanas hasta la cabeza. Esto era tan molesto. Cada vez que recordaba el beso, una mezcla de vergüenza y enojo lo invadía, pero también estaban esas palabras que Neville había dicho: "¿Esto es una broma?"

Esperaba que Neville no pensara realmente eso. Theo nunca había hecho bromas, nunca había encontrado entretenimiento en esas cosas. Era aburrido, sí, pero siempre directo. Para Theo no hacía falta que algo fuera una broma para besar a Neville. Aunque... ¿por qué lo había besado?

Theo no tenía una respuesta clara. Simplemente quiso hacerlo y lo hizo. Nunca había necesitado razones para actuar según sus impulsos. ¿Neville lo habría odiado por eso? Tal vez. Fue un beso sin consentimiento, pero tampoco justificaba que huyera como lo hizo.

"¡Ah!" Theo gritó con frustración, aún cubierto por las sábanas. Esto era insoportable. Se sentía atrapado entre la confusión, el arrepentimiento y la rabia. "¿Qué estará haciendo ahora mismo?"

Desde afuera de su dosel, podía escuchar a sus compañeros de cuarto discutiendo algo, las voces resonaban en el dormitorio. Entonces, un destello de luz lo cegó momentáneamente cuando alguien destapó sus sábanas sin previo aviso.

"Maldición, apaguen la luz."

"Basta de agonizar," fue Draco quien habló primero, su tono ácido. "Es asqueroso verte sufriendo por algo. ¿Dónde está el Theo que le importaba una mierda lo que sucediera?"

"Murió, al igual que el Draco que era una perra," respondió Theo, volviendo a cubrirse con las sábanas. Pero Draco, como era de esperarse, no dudó en volver a destaparlo.

"Basta, no hagas como si te importara."

Draco frunció el ceño, claramente molesto, pero antes de responder fue interrumpido por Blaise, quien se sentó con toda naturalidad en el colchón de Theo.

"Hey, cálmense," advirtió, mirando a ambos con calma. "¿Por qué estás deprimido? ¡Es nuestro último fin de semana antes de las vacaciones! Te has pasado todo el semestre huyendo de nosotros, ni siquiera hemos tenido tiempo para planear qué haremos estas vacaciones."

"No iré a ninguna parte. Me quedaré en el castillo y punto."

"¿Qué? No me digas que te quedarás aquí porque ese tipo Longbottom también lo hará."

La mención del nombre hizo que Theo se hundiera aún más en su colchón, como si quisiera desaparecer.

"¿Longbottom? No sabía que ustedes eran amigos." Draco lo pensó un momento, pero sorprendentemente no hizo ningún comentario burlesco sobre que Neville fuera un Gryffindor.

"Sí, ellos dos llevan desde octubre siendo muy unidos... ¿se pelearon? ¿Es eso?"

Theo dudó antes de preguntar: "¿Lo han visto? ¿Ha venido a buscarme? ¿Se nota... triste?"

Blaise se encogió de hombros, despreocupado. "Pues yo lo veo normal, siendo un bobo con todos sus amigos Gryffindor."

El comentario hizo que Theo se sintiera más miserable. Su expresión se endureció mientras apretaba los labios.

"¿Entonces sí pelearon? No me puedo imaginar al Theo que nada le da importancia y a Longbottom, que parece demasiado pasivo, teniendo una pelea."

"Discutimos, pero..."

"Pero..." repitieron Draco y Blaise al unísono, expectantes.

"Yo lo besé."

No se sintió avergonzado por decirles que había besado a Neville, sino por el hecho de que ese beso hubiera provocado su alejamiento.

"¡¿Lo besaste?!" exclamaron ambos, perfectamente sincronizados.

"Tampoco lo entiendo del todo," murmuró, tapando su rostro con ambas manos. "No quería asustarlo, solo estaba muy enojado. Cuando lo vi con esa chica Weasley, yendo al lugar donde solíamos encontrarnos, me sentí triste o... no lo sé. Siempre termino pensando en Neville."

Draco y Blaise intercambiaron una mirada cargada de significado. El rubio suspiró, mientras Blaise sonreía ampliamente y soltaba un satisfecho: "Ohhh."

"¿Qué?" Theo los miró confundido, sintiéndose aún más perdido.

"Ya entendí. Te gusta, ¿no?"

Theo se quedó en silencio, incapaz de procesar la pregunta. Sus amigos volvieron a mirarse.

"No tiene ni idea," comentó Draco, cruzando los brazos. "Salazar, no sabía sobre tu amistad con Longbottom y, aún así, con todo lo que acabas de decirnos, puedo estar seguro de que te gusta. ¿Cómo es que tú no..."

"Es porque ese tipo de cosas no le interesan a Theo." Blaise sonrió. "Dime una sola vez en que haya hablado de alguien que le gustara."

Draco y Blaise pensaron un momento, pero ambos sacudieron la cabeza en negación.

"Nunca. Es un tonto. Solo míralo." Blaise apuntó con dramatismo. "Lo que sientes es amor. Estoy seguro. Y los celos también."

"Theo también es capaz de enamorarse," se burló Draco, rodando los ojos.

Mientras sus amigos seguían hablando y riéndose de su torpe situación, Theo comenzó a reflexionar en sus palabras. ¿Enamorado? ¿Él? ¿Le gustaba Neville?

Una imagen mental apareció repentinamente: la primera vez que vio a Neville en el invernadero, su rostro tranquilo y esa sonrisa genuina que hacía tiempo no veía en nadie. Recordó cómo siempre se ponía nervioso cuando lo abrazaba, cómo se tensaba cuando tomaba su mano, o la manera en la que Neville hablaba de plantas como si fueran lo más fascinante del mundo.

De repente, Theo sintió cómo su rostro se calentaba violentamente.

"¡Por Salazar!" gritó, llevándose las manos a la cara con vergüenza.

"¿Qué sucedió?" preguntaron Draco y Blaise al unísono, observándolo con preocupación.

"Nada, es solo que... wow."

Le gustaba Neville. No, estaba enamorado de él.

 

.

 

.

 

.

 

La nieve comenzó a caer desde temprano, cubriendo los terrenos de Hogwarts con un manto blanco. Neville ajustó la bufanda alrededor de su cuello mientras observaba por la ventana del dormitorio. Una preocupación lo invadió: las plantas del invernadero que no había logrado ambientar para soportar el frío. Había dejado de visitarlas en los últimos días, distraído por todo lo que había sucedido.

Con permiso especial para entrar al invernadero, se dirigió hacia allí antes del anochecer, consciente de que debía regresar a tiempo si no quería perder el tren de las nueve. No podía imaginar dejar sola a su abuela para Navidad.

Mientras descendía la colina, el aire helado le golpeó el rostro. Algo extraño sucedía. Su cuerpo, que siempre permanecía cálido gracias a su condición de Calor Vitalis, ahora sentía el frío penetrar. El contraste lo hizo detenerse un momento y frotarse las manos. No era solo el clima. Era algo más. Se sentía vacío, como si una parte de sí mismo faltara.

Desde aquel incidente con Theo, las cosas habían cambiado drásticamente. Ya no hablaban ni se buscaban. Las pocas veces que se cruzaban en clases o en los pasillos, apenas se miraban. Esa ausencia pesaba más de lo que Neville estaba dispuesto a admitir.

Mientras avanzaba por la nieve, tuvo tiempo para pensar en todo lo que había pasado. El beso seguía siendo un enigma para él, una maraña de emociones y significados. ¿Qué había querido transmitir Theo con eso? Un beso no siempre era algo romántico, podía ser un acto de deseo o un arrebato impulsivo. Pero, al recordar la expresión en los ojos de Theo, algo no encajaba con esas teorías.

Neville llevó una mano a sus labios. Apenas podía sentir la cicatriz de la pequeña cortada que Theo había provocado accidentalmente aquel día. Aunque casi había sanado, el recuerdo permanecía tan fresco como si hubiera sucedido ayer.

’¡Estoy haciendo esto porque eres tú!’

La frase resonaba en su mente una y otra vez. Había intentado encontrarle un sentido, pero solo le traía más confusión. Al principio, con el calor del momento, Neville había vuelto a caer en sus pensamientos irracionales, esos que lo atormentaban desde siempre. Había asumido que Theo, como todos los demás, lo veía como alguien débil. Alguien fácil de lastimar.

¿Acaso Theo había jugado con él como otros lo hicieron antes? Los recuerdos lo golpearon con fuerza: las veces que fue objeto de burlas, las ocasiones en que lo llamaron "raro" por interesarse en plantas mágicas, o peor, cuando lo engañaron para llevarlo a lugares donde terminó siendo herido o humillado.

Neville apretó los puños. Las voces de esos agresores del pasado llenaron su mente, cada insulto y burla resonando con una claridad dolorosa.

‘No creo que sea raro.’

De repente, todas esas voces se silenciaron. En su lugar, apareció la imagen de Theo. Estaba sentado frente a él, con esa calma característica, mirándolo con atención mientras Neville hablaba sobre las plantas mágicas. No había juicio en su mirada, solo un interés genuino.

‘Eres increíble, Neville.’

(...)

Neville abrió los ojos, notando que la oscuridad de la noche ya lo envolvía. Solo la luz pálida de la luna iluminaba su entorno. Se había quedado dormido, y un suspiro cansado escapó de sus labios. "Esto debe ser una maldita broma", murmuró mientras se incorporaba lentamente. Sentía cómo sus músculos se tensaban, especialmente en el brazo sobre el que había dormido, que ahora le dolía.

El invernadero estaba completamente a oscuras, lo que lo hizo suspirar con frustración. Sacó su varita y conjuró un Lumus, llenando el espacio con una tenue luz. Miró a su alrededor, pero no parecía haber nadie cerca. No sabía qué hora era, pero el temor de haberse quedado demasiado tiempo lo hizo temblar. ¿Y si el tren ya había partido?

Neville abrazó su túnica más cerca de su cuerpo, tratando de combatir el frío que lo calaba hasta los huesos. Por primera vez, su cuerpo se sentía completamente helado. La nieve acumulada dificultaba sus pasos, y antes de darse cuenta, perdió el equilibrio y cayó al suelo.

El impacto lo dejó tirado allí, sintiendo el frío penetrar aún más. Cerró los ojos, dejando que las lágrimas brotaran de ellos, no por el dolor físico, sino por la mezcla de emociones que se arremolinaban en su pecho. Estaba cansado. Cansado de desconfiar de los demás, de sentirse constantemente diferente, de luchar contra prejuicios que parecían interminables.

Los pensamientos de Theo cruzaron su mente. Quería confiar en él, quería creer que las personas podían ser diferentes. Quería seguir hablando con Theo, estar cerca de él.

"¡Neville!" Una voz rompió sus pensamientos. Parpadeó y alzó la vista, viendo una figura acercarse rápidamente. "¡Neville, te vas a congelar!"

"Theo..." susurró, reconociendo a su compañero.

Theo se arrodilló junto a él, su rostro mostraba preocupación mientras colocaba una mano fría en la mejilla de Neville. "¿Qué demonios estás haciendo aquí tirado? Te vas a enfermar. Vamos, levántate."

Neville dejó que Theo lo ayudara a ponerse de pie. Ambos corrieron hacia el castillo, tropezando ligeramente debido al frío y la nieve. Al cruzar las puertas, el cálido interior del castillo fue un alivio, aunque Neville todavía sentía el frío aferrarse a su cuerpo.

"¿Por qué estás tan helado?" Theo lo regañó mientras caminaban por los pasillos. Su tono era preocupado, pero Neville no respondió. Algo en él se sentía apagado, como si simplemente estuviera dejando que Theo lo guiara.

Pronto llegaron al aula del sótano donde solían encontrarse. Theo cerró la puerta detrás de ellos, dejándose caer al suelo y recargando la espalda contra la pared.

"Creo que mi cuerpo dejó de producir calor," murmuró Neville mientras se sentaba a su lado, sintiendo un leve calor al estar cerca de Theo.

Un silencio cómodo se instaló entre ellos, aunque Neville quería preguntar tantas cosas. ¿Qué hacía Theo en la escuela? Son las vacaciones de invierno sin embargo él estaba ahí. Y sobre ese día... ¿Por que hiciste algo así?. Si le pregunto, será repentino, desde entonces nos hemos estado evitando y hace tiempo que no hablamos. ¿Como es que podíamos hablar antes?.

"Lo siento," rompió Theo el silencio, su voz baja y vacilante. Neville lo miró, sorprendido.

"Por ese día... cuando te besé," admitió Theo, rascándose la nuca con torpeza. Sus mejillas se teñían de rojo, pero mantuvo la mirada fija en el suelo. "Entré en pánico. Estaba triste y... exploté. Te inmovilicé y luego te besé sin tu consentimiento. Fue algo terrible."

Neville no supo qué decir de inmediato. Sus dedos rozaron instintivamente sus labios, recordando el beso y la cortada que hace poco había sanado.

"¿Fue incómodo?"

"Sí.”

Theo pareció aceptar la respuesta y, después de unos segundos, dijo algo que lo dejó perplejo. "Puedes besarme si quieres."

"Seguro."

Parpadeo un par de veces y volteó a verlo avergonzado. Theo parecía como si nada diciendo eso.

"Espera... ¿qué? ¿Dijiste besarte?"

"Lo hice sin tu consentimiento, si quieres desquitarte puedes hacer lo mismo," cuando Theo comprendió lo que había dicho, y además observo el rostro sonrojado de Neville, el también se sonrojó. "¡Espera! ¡No quise decirlo de esa forma!" Theo agitó las manos con desesperación al notar la reacción de Neville. "¡Solo digo que puedes castigarme! ¡O golpearme si prefieres!"

Neville apretó sus labios, intentando contener una risa que terminó escapándose, convirtiéndose en una carcajada escandalosa, la más fuerte que había soltado en días. Su risa resonó en el aula vacía, llenando el silencio incómodo que los había envuelto.

"Estás diciendo lo mismo que aquella vez," comentó entre risas, tratando de recuperar la compostura. "Aquella vez que estuvimos en el invernadero. Ese día me dijiste: 'Tú también puedes hacerme preguntas.'"

Theo frunció ligeramente el ceño, como si estuviera buscando entre sus recuerdos. "¿Huh... lo hice?"

"Sí, lo hiciste," respondió Neville, con una sonrisa que aún se mantenía en sus labios mientras su risa comenzaba a calmarse.

Theo también dejó escapar una risa, pero la suya era más nerviosa, como si estuviera evaluando sus palabras. "Eso debió haber sido raro," admitió, volviendo su mirada al frente. Después de un momento, rompió el silencio de nuevo: "Por cierto, lo que le dijiste a ella."

Neville parpadeó, confundido. "¿Eh? ¿A quién te refieres?"

"La chica Weasley," aclaró Theo, con un tono que parecía querer ser casual, pero no lo lograba del todo. "Quiero decir, es tu pasatiempo, así que puedes decirle a quien quieras. Pero dijiste que lo mantuviera en secreto de los demás, me hiciste prometerlo, y luego fuiste y hablaste sobre eso con alguien más." Theo giró el rostro hacia Neville, sus ojos cargados de un dejo de tristeza. "Pensé... ¿no es un hipócrita?"

Neville apartó la mirada, sintiéndose expuesto. "Sí, tienes razón," murmuró con voz baja. "Fui yo quien selló tus labios, pero luego rompí nuestra promesa. Lo siento."

Theo no respondió de inmediato, como si estuviera procesando lo que había dicho. Después de un momento, volvió a hablar, esta vez con una curiosidad casi infantil. "¿Ella también se interesó?"

"¿En qué?" preguntó Neville, confundido por la pregunta.

Theo lo miró directamente, su voz más suave. "Ya sabes, en todo lo que me contaste. Sobre tus plantas, el porqué te gusta cuidarlas, sobre tu abuela... todo eso. ¿Ella se interesó?"

Neville se giró para mirar a Theo, quien, sorprendentemente, también se giró al mismo tiempo. Sus rostros quedaron frente a frente, sus ojos buscando respuestas en el otro.

"¿Qué?" Pronunciaron los dos al unísono, la sincronía los desconcertó por un instante.

Finalmente, Neville rompió el silencio, su tono más firme esta vez. "Lo único que le dije a Ginny es que había olvidado regar mis plantas, por eso fuimos hasta allí. Ella preguntó, pero realmente no quise decirle mucho. Espera... ¿todavía estoy equivocado?"

Theo lo observó en silencio por unos segundos que se sintieron eternos, hasta que, para sorpresa de Neville, se inclinó hacia adelante y lo abrazó. Sus brazos lo rodearon con fuerza, como si temiera que pudiera desaparecer.

"¿No puedes simplemente hacerme el favor y golpearme o besarme a la fuerza?" murmuró Theo contra su pecho, su voz amortiguada, vulnerable.

Neville abrió los ojos, alarmado. "¡No te voy a golpear!" exclamó, pero Theo ya se había separado. Esta vez, sin embargo, se dejó caer contra sus piernas, recostándose como siempre.

"Salazar, ¿qué demonios fue todo eso?" Theo llevó ambas manos a su rostro, ocultando su expresión y dejando escapar un suspiro. "Pero es un alivio," añadió después de un momento, con la voz más tranquila.

Neville lo observó en silencio antes de que su mano se moviera casi por instinto, acariciando el cabello oscuro de Theo. Era suave, tan oscuro que parecía perderse entre sus dedos.

"Bueno, al final, ¿por qué ocultas que te fascina la Herbología?" preguntó Theo, sin moverse de su posición.

Neville dudó un momento antes de responder. "¿Quieres hablar de eso?" Su mano seguía acariciando el cabello de Theo, encontrando en ese gesto un consuelo inesperado.

"Si no quieres, está bien," respondió Theo con un tono despreocupado. Después de una pausa, añadió: "Yo también te puedo contar algo." Su voz suave ahora.

Neville bajó la mirada, sus dedos jugueteando con una hebra suelta de su suéter. La habitación parecía más pequeña mientras hablaba, como si cada palabra abriera un espacio oculto lleno de recuerdos que preferiría dejar atrás.

"La primera vez... fue cuando alguien se acercó a mí con buenas intenciones, o eso creí. Pensé que, tal vez, podría tener amigos entre los Slytherin, pero... ocultaron mis libros. Los escondieron como si fuera un juego, pero para mí no lo fue. Después de eso, las cosas empeoraron. Me intimidaron sin descanso. Fue como si se organizaran, una especie de alianza para recordarme que no importaba cuánto intentara agradarles, nunca sería suficiente. Nunca sería su amigo.

>Con el tiempo, comencé a pensar que era mi culpa. Que si tan solo fuera menos torpe, menos... yo, quizás las cosas serían diferentes. No ayudaba que siempre me dijeran que era débil. Empecé a creerlo."

Neville hizo una pausa, su voz se quebró ligeramente antes de continuar. "Y luego conocí a alguien. Era un chico un año mayor, también de Slytherin. Él fue diferente. Era amable conmigo, divertido incluso, y me hizo sentir que no todo estaba perdido. Con él, soporté el acoso, porque siempre aparecía para ayudarme. Por un tiempo, pensé que tal vez todo podía mejorar.

>Pero un día... un grupo me arrinconó en un pasillo vacío. Y cuando pensé que no podía ser peor, apareció él. Mi amigo. Pensé que me salvaría, que los detendría. Pero no lo hizo. Se unió a ellos. Golpes, maldiciones... todo. Cuando le pregunté por qué, me dijo que era porque yo era raro."

Las palabras finales salieron con un hilo de voz. "Supongo que nunca importó cuánto intentara ser amable o cuánto quisiera ser su amigo. Siempre fui diferente. Y para ellos, eso significaba que no era más que una presa."

Neville cerró los ojos con fuerza, como si al hacerlo pudiera bloquear los recuerdos que volvían con demasiada intensidad. Su respiración se volvió errática, rápida, y se llevó una mano al pecho, luchando por calmarse.

Theo, que había estado escuchando en silencio, se levantó de inmediato. Se inclinó hacia él, su rostro lleno de preocupación.

"Neville, ¿estás bien?" preguntó, su voz firme pero cargada de cuidado. Puso una mano sobre el hombro de Neville, tratando de estabilizarlo.

Neville negó con la cabeza, tratando de encontrar su aliento. No tenía palabras, pero en ese momento, el toque de Theo fue suficiente para traerlo de vuelta, aunque fuera un poco, al presente.

"Yo... estoy bien." Su voz tembló mientras se limpiaba las lágrimas que caían de sus ojos enrojecidos. Hizo una pausa, tratando de juntar las palabras necesarias para continuar. "Realmente no recuerdo bien lo que sucedió. Estaba desesperado por escapar, ni siquiera me di cuenta de lo frío que se había vuelto mi cuerpo. Lo siguiente que supe es que estaba en la enfermería. Según lo que escuché después, Snape me encontró en un pasillo. Aparentemente había estado inconsciente hasta ese momento. Fue entonces que sentí el frío."

Hizo una pausa, mirando sus manos como si aún pudiera percibir el frío que había mencionado. Era un recuerdo tan vivo que parecía transportarlo de nuevo a ese día. "Es algo que leí en un libro hace mucho tiempo," continuó, su tono más pausado, casi reflexivo. "Las personas con mi condición... pueden perder la calidez de su cuerpo temporalmente. Está muy relacionado con los estados de ánimo. Mi cuerpo se volvió frío porque me sentí traicionado, triste y agotado. Es extraño, lo sé, pero así es como funciona todo esto."

Se acomodó en su asiento, inquieto, y tomó aire antes de seguir. "Y... el acoso no se solucionó al final. Nadie hizo nada, y yo tampoco supe cómo enfrentar todo lo que pasaba. Pero después llegó la guerra. Me convertí en un héroe, o al menos eso dicen, y la mayoría de los Slytherins no regresaron para cursar Octavo. Fue como si el pasado simplemente desapareciera. Después de meses, mi cuerpo volvió a ser cálido, como si todo aquello hubiera quedado atrás."

Hizo una pausa, su mirada se perdió en algún punto lejano, como si estuviera buscando algo que aún no podía nombrar. "Esas personas ya no están en mi vida," dijo, con un deje de alivio mezclado con tristeza. "Pero, honestamente... no me gusta confiar en gente que no conozco. Siempre es inevitable volver a esos horribles recuerdos. Es como si una parte de mí aún estuviera atrapada en ese frío, incluso después de todo este tiempo."

Su voz se quebró en las últimas palabras, pero logró sostenerse. Miró al frente con determinación, como si estuviera buscando consuelo en el hecho de que, al menos ahora, estaba compartiendo su verdad.

Su voz se quebró en las últimas palabras, pero logró sostenerse. Miró al frente con determinación, como si estuviera buscando consuelo en el hecho de que, al menos ahora, estaba compartiendo su verdad.

"¿Es por eso que lo ocultas?" Theo lo observó, intentando no sonar demasiado demandante, pero su voz tenía un matiz de curiosidad genuina.

"Yo... solo quisiera ser como los demás," Neville comenzó, su tono cargado de una tristeza que apenas lograba disimular. "Quisiera poder ser fanático del Quidditch, tener las agallas de un Gryffindor real, incluso si eso significara ser igual a todos los demás. Si tan solo fuera normal..." Se abrazó a sí mismo, escondiendo el rostro entre sus brazos. "¿Por qué soy diferente a los demás?"

Un silencio denso se apoderó del ambiente, pero antes de que Neville pudiera decir más, Theo se lanzó hacia él y lo envolvió en un abrazo cálido, casi desesperado.

"¿Qué... qué haces?" Neville preguntó, sorprendió por la repentina cercanía.

"Estabas temblando," Theo murmuró, apretándose un poco más. "No es agradable tener frío, y yo estoy cálido."

Neville, aún confundido, tardó unos segundos, pero finalmente devolvió el abrazo. Sintió cómo un cosquilleo le recorría la nariz debido al cabello frondoso de Theo, que rozaba su rostro.

"Oye..." Theo susurró peligrosamente cerca de su oído, su voz baja y cargada de sinceridad. "Me gustas tal y como eres." Las palabras calaron profundo en el pecho de Neville, quien sintió su corazón latir con fuerza. "Desde que te vi en el invernadero por primera vez... tu sonrisa, esa expresión tan auténtica que tenías, tan llena de alegría. Como tu nariz se arrugaba y tus ojos se achicaban. En ese momento pensé: qué hermoso es."

Neville se separó ligeramente, lo suficiente para ver su rostro.

"Theo, tú..." Tragó saliva, temblando ligeramente. "¿Estás interesado en mí porque soy raro? Si yo fuera normal, si no me gustara la herbología, si no fuera como soy... ¿aún estarías a mi lado?"

El aire se volvió tenso entre los dos, y por un instante, el silencio se convirtió en algo pesado, pero no incómodo, solo expectante.

"Probablemente, no estoy seguro." Theo acarició suavemente la mejilla de Neville, como si estuviera buscando las palabras correctas. "Creo que lo que me atrajo fue cómo te vi disfrutar de algo tan simple. Mientras todos fingían estar bien, tú eras el único que mostraba una sonrisa genuina. Tal vez sí, me atrajo esa rareza, pero también me di cuenta de que, al final, yo era el que estaba siendo como todos los demás."

Theo cerró los ojos por un momento, recordando aquellos días cuando no hablaban de plantas ni de herbología, solo se sentaban juntos y disfrutaban del momento. Luego, con una sonrisa suave, tomó el rostro de Neville entre sus manos.

"Pero ya no es así," dijo con seguridad. "Estoy contigo porque eres tú, Neville," Theo sonrió con dulzura, su mirada fija en los ojos de Neville. "No porque seas raro, no porque tu cuerpo sea cálido o frío. Nada de eso importa."

Neville sintió lágrimas recorrer sus mejillas, sin poder evitarlo.

"¿Eh?... espera, yo... ¿por qué estoy...?" Su voz se quebró, y la vista se nubló por las lágrimas que empezaron a caer con más fuerza. Finalmente, comenzó a sollozar, llorando sin vergüenza mientras se aferraba a Theo, como si no pudiera soltarlo.

"Espera un minuto, Neville," dijo Theo, sorprendido por la repentina reacción, pero luego suspiró y acarició suavemente la espalda de Neville. "Oye, ahora no llores."

Neville no podía parar. Desde ese momento, la sensación de sentirse diferente, raro, lo había perseguido. En su mente, la comparación con los demás siempre estaba presente. Los Slytherins se acercaban, pero solo lo hacían por curiosidad, nunca para realmente conocerlo.

Pero Theo, Theo lo había visto por quien realmente era. Lo había aceptado como el auténtico Neville, sin importar su rareza, sin importar las diferencias.

Ahí, abrazados, con Theo intentando calmarlo y Neville acurrucándose más y más, Theo rompió el silencio.

"Oye, Neville."

"Sí," respondió él, aún sollozando, pero con la voz más tranquila.

"Personalmente, pienso que está bien," dijo Theo, dándole pequeños golpecitos en la espalda para tranquilizarlo. "Ser normal o raro. Que te guste leer, hacer pociones o jugar Quidditch."

Neville se apartó un poco, secándose los mocos y mirándolo con confusión. "No entiendo muy bien a dónde vas con esto."

Theo sonrió y levantó los hombros. "Te estoy diciendo que no hay gran diferencia. No podemos hacer nada con tu temperatura. Yo también sufro de frío. Mis manos casi podrían quebrarse por eso."

"Lo sé, pero mi temperatura puede bajar mucho y tal vez sea peligroso."

"Ah, tienes razón. Pero cuando eso pase, tal y como estoy haciendo ahora mismo... voy a calentarte." Theo lo abrazó de nuevo con fuerza. "Así que cuidemos de nosotros el próximo invierno."

Neville, que había estado ocultando su rostro en el pecho de Theo, comenzó a reírse suavemente.

"¿Qué quieres decir con 'cuidar de nosotros'?" preguntó, todavía un poco confundido, pero con una leve sonrisa.

"Solo que espero poder hacer esto," respondió Theo, abrazándolo aún más fuerte. "Hay que quedarnos así un poco más."

Neville se acurrucó aún más, sintiendo el calor de Theo envolverlo y un alivio profundo llenar su pecho. Por fin, se sentía aceptado, cálido, y por primera vez en mucho tiempo, comprendido.

Aún abrazados, Neville miró a Theo con una sonrisa tenue y le dijo: "Ahora es mi turno de preguntar.”

Theo cerró los ojos, un poco confundido, pero sonrió al darse cuenta de que Neville lo estaba invitando a hablar. Sabía que algo debía de preguntar, pero también temía lo que podría surgir. Después de unos segundos, suspiró y miró a Neville. "¿Por qué crees que nadie disfruta de su vida ahora?" La pregunta salió casi sin pensarlo, pero con una curiosidad genuina.

Theo se quedó en silencio un momento, como si las palabras de Nevillelo hubieran dejado pensativo. Theo comenzó a hablar, buscando las palabras que mejor explicaran lo que sentía. "Al inicio del curso, todo el mundo parecía estar mal. Era doloroso ver cómo todos trataban de seguir adelante, pero nadie parecía estar bien. Se sentía como si todos intentaran forzarse a estar bien, a seguir con sus vidas, pero sin éxito. Y no hablo solo de los Slytherins, sino de todos. Todos los que pasaron por la guerra."

Neville escuchó en silencio, asintiendo lentamente mientras Theo continuaba. "En mi casa, mi madrastra me despidió con una sonrisa falsa, como si estuviera tratando de hacerme creer que todo estaba bien. Que no tenía nada de qué preocuparme. Fue eso lo que más me dolió, ¿sabes? Por eso no quería regresar. No podía seguir viendo esa fachada. Esa mentira."

Neville se separó del abrazo, mirándolo fijamente a los ojos. "Sé a lo que te refieres," dijo con una voz suave, pero firme. "Pero tarde o temprano, las personas empiezan a superarlo. Tal vez no lo olviden, pero deben continuar. No podemos quedarnos estancados por lo que pasó. Todos tenemos que seguir adelante." Hizo una pausa antes de agregar con una ligera sonrisa: "Y tú también tienes que hacerlo, Theo."

Theo frunció el ceño, sin entender bien lo que Neville quería decir. "¿Qué quieres decir con eso?"

Neville lo miró serio, como si fuera un regaño, y señaló con el dedo. 

"Lo que quiero decir es que dejas que tus problemas te sigan todo el tiempo. No te esfuerzas en las clases como deberías. ¿Sabes qué va a pasar cuando salgas de aquí? Nadie te va a querer contratar si no pones más de ti mismo. Si sigues así, simplemente te vas a quedar atrás."

Theo se quedó en silencio, sorprendido por las palabras de Neville. "¿Te preocupa que me quede atrás?" preguntó, complacido.

Neville solo asintió, su mirada de reproche suavizándose un poco. "Me importa lo que pase contigo, Theo. Tienes mucho potencial, pero tienes que empezar a demostrarlo."

La conversación siguió por un rato más, con palabras más suaves y risas entre los dos. A veces, Theo le contaba anécdotas de su infancia, otras veces Neville compartía sus frustraciones, pero siempre, a pesar de todo, se mantenían cerca. Sin separarse mucho. Ya fuera abrazados o tomados de la mano, se aseguraban de estar siempre cerca. Como si, si se separaran demasiado, el frío de su mundo podría alcanzarlos de nuevo.

(...)

Después de un rato, mientras ambos caminaban en silencio, el sonido de unos pasos apresurados se escuchó detrás de ellos. Un profesor se acercó con el ceño fruncido, claramente molesto. "¿Qué están haciendo aquí todavía?", les preguntó, con voz seria. "¿No se suponía que deberían estar en sus casas ya?"

Neville y Theo se miraron, sorprendidos por la repentina aparición del profesor. Ambos se levantaron rápidamente, aún tomados de la mano. "¿Ya se ha ido el tren?", preguntó Neville, casi en un susurro, mientras echaba una mirada preocupada hacia el reloj.

El profesor suspiró. "No, el tren no ha salido aún. Pero si no se apresuran, les dejaré atrás."

Neville miró a Theo, algo preocupado. "¿Vas a ir a tu casa?", preguntó con suavidad, queriendo asegurarse de que no se quedaría solo.

Theo dudó por un momento, mirando al suelo antes de responder. "Lo pensaré. Quizás vaya a ver a mi madrastra y a mi hermanita... Aunque no he preparado el baúl, pero eso no importa mucho." Su tono era tranquilo, pero había algo en su mirada que delataba una pequeña inseguridad.

Neville asintió, comprendiendo perfectamente. Aunque sabía que no siempre era fácil regresar a casa, entendía el deseo de Theo de ver a su familia, incluso si las circunstancias no eran las mejores.

Mientras caminaban juntos, siguiendo al profesor hacia la estación, Theo miró a Neville con una ligera sonrisa en su rostro. "Oye," dijo con algo de timidez, "¿podemos seguir tomados de la mano?"

Neville sonrió de vuelta, sintiendo una calidez en su pecho. "De hecho, yo también iba a preguntarte eso," respondió, apretando un poco la mano de Theo.

Ambos se rieron suavemente, disfrutando de la pequeña alegría en medio de todo.

Después de todo lo que habían compartido, de las inseguridades y las dudas que al fin habían dejado salir al aire, algo en el aire entre ellos cambió. Mientras caminaban juntos, las sombras de la noche parecían desvanecerse un poco más a cada paso, como si la conexión que habían forjado fuera suficiente para disipar cualquier rastro de tristeza. Theo, con su mirada tranquila pero renovada, ya no se sentía tan solo. Y Neville, con su sonrisa sincera, había logrado aportar una luz cálida en su vida, una luz que ni el invierno más cruel podría apagar. De alguna forma, su unión era un equilibrio perfecto: dos mundos que se encontraban, uno lleno de sombras, el otro de luz, pero juntos, creaban algo completamente nuevo, algo lleno de esperanza.

Tomados de la mano, sin prisa, sin necesidad de palabras, ambos sabían que, al menos por ahora, todo estaba bien. La calma y la paz que sentían era la clase de armonía que solo los corazones que se entienden pueden encontrar.

 

F I N