
Chapter 3
🙟✦Especial de Ostara✦🙝
Nieve, luna y flores,
al final, son el vínculo
de las tres vidas.
Alice no estaba muy segura de esto; No que no confiara en su esposo ni en su compañero de trabajo, pero… Invitar a los Malfoy a la Fiesta de Jardín de Ostara no le parecía una buena idea.
Sirius podía insistir todo lo que quisiera en que su prima estaba viendo la luz finalmente, pero Alice no estaba muy segura sobre Lucius Malfoy. No que tuviera muchas oportunidades de quejarse; la Fiesta de Jardín de Ostara era un evento muy importante en la sociedad mágica, y técnicamente ellos habían estado invitando a todos los miembros del Wizengamot desde siempre. Sólo que los simpatizantes del Que-No-Debe-Ser-Nombrado, o las familias más oscuras solían declinar la invitación.
Alice alisó su túnica verde bosque, sonriendo ante los bordados de delphiniums, crisantemos rosados, manzanilla, margaritas, gladiolos, espino, musgo y gloxinias. La madre de Frank se había lucido particularmente esa vez.
—¿Nerviosa, mi rosa? —preguntó Frank, entrando a la habitación, con el pequeño Neville cargado. Ambos llevaban túnicas a juego con la de ella, con las mismas flores bordadas, lo cual sólo le hizo sonreír. Que lindos eran sus dos chicos.
—No nerviosa, sino ansiosa, mi amor—respondió, acercándose a su esposo y dándole un beso a él en los labios y a Neville en la mejilla, haciendo reír al bebé: —Ya ves que Arthur odia a los Malfoy, y que ninguno de ellos puede quedarse quieto.
—Oh, tranquila, mi cielo—Frank le acarició la mejilla: — Lucius puede ser una persona desagradable en general, pero guarda mucho respeto por nuestras tradiciones y no se atrevería a perturbar un ritual de Ostara por seguir con su rencilla con Arthur.
—Es que no entiendo porqué aceptaron la invitación— Alice suspiró, jugándole con un dedo a Neville, quien lo agarró con su manita y balbuceó algo que sonaba a “mama”. La mujer sonrió al ver a su hijo: —incluso enviaron confirmación de que traerían a su hijo.
—Mayor razón para que ellos se comporten—insistió Frank, con suavidad: —La idea del ritual de Ostara es que los niños se llenen de magia y encuentren una buena estrella; no se atreverían a poner en peligro a su hijo.
—eso dijo Sirius…—aceptó la auror, con un suspiro suave antes de pasar la mano por el cabello de su esposo para acomodarlo mejor: —Vale, voy a creerles esta vez.
Frank rió divertido antes de sacar su varita y mover una cámara para que estuviera frente a ellos: —ven, mi capullo de alelí, quiero una foto de los tres antes de que todo el desastre empiece.
Alice rió por lo bajo; su esposo había estado muy insistente en tomar todas las fotos posibles de Neville desde que nació. Le parecía bastante adorable, aunque su suegra pensaba que era simplemente las niñerías de padres primerizos.
Alice abrazó a su esposo y a su hijo y posó para la foto, pidiendo bajito a Lady Magia que al finalizar la fiesta pudieran tomar otra con sonrisas auténticas.
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—Lucius Malfoy —saludó Potter, con expresión tensa en cuanto llegaron. No que Narcisa pudiera culparle; habían estado en una discusión empedernida durante la última sesión del Wizengamot (sobre la re-institución de algunos festivales mágicos y la necesidad de hacer que los hijos de muggles fueran instruidos apropiadamente en las tradiciones mágicas), por no mencionar la última redada del ministerio en la que afortunadamente Lucius había llevado su máscara.
—Lord Malfoy para usted, Lord Potter—siseó Lucius ganándose un pequeño apretón por parte de su esposa, que tomó la mano del Gryffindor en su lugar. Narcisa apretó a Draco contra su pecho; no parecía que Lucius recordara por qué estaban ahí en primer lugar.
—¡Ede! —dijo Draco con deleite, cortando la tensión entre Potter y Lucius, una de sus manitos señalando a la pelirroja detrás de Potter: —¡U ede!
—Si, mi cielo—dijo Narcisa con suavidad, asumiendo que Draco se refería a que los ojos de la mujer eran verdes, y no a la maldición: —tiene los ojos verdes, y a ti te encanta el verde.
—¡Ede! —Draco sonrió orgulloso, antes de estirar la mano hacia las personas que se acercaban: —¡Paddy!
—¡Mi sobrinito! —Sirius llegó casi trotando, dedicándole una enorme sonrisa a Narcisa, seguido de un cauteloso Lupin, que mantuvo una sonrisa cordial. La sonrisa de Sirius se desvaneció al ver a Lucius: —ah, sí vino él…
Narcisa apretó el brazo de su marido otra vez, antes de sonreírle al grupo: —Me alegra mucho verte, Sirius, los veo muy bien Lupin, Evans, Lord Potter.
—Cissy, llevemos a Draco con los niños—dijo Sirius, mirándola intensamente: —le puedo presentar a mi ahijado.
—No creo que Harry se vaya a llevar bien con Draco—intervino Potter, fríamente: —se ofende si alguien más logra cosas antes que él.
—No te preocupes—dijo Narcisa, abrazando a su bebé: —la verdad es que prefiero mantener a Draco conmigo, en especial después de lo que ocurrió en la Fiesta de Té de Imbolc.
—¿Le pasó algo a Draco en la fiesta de té? —Evans preguntó, y Narcisa hizo una sonrisa educada ante su preocupación; no sabía si era fingida o no, pero se suponía que habían ido a ganar aliados. No que les pudiera contar la verdad de que una arpía había tratado de secuestrar al niño.
—Draco es más bien curioso—dijo en su lugar Narcisa, con un suspiro cariñoso, sonriendo cuando el bebé la miró, reaccionando a su nombre: —y casi se extravía en los jardines Bulstrode
Narcisa vio como Sirius, Potter y Lucius los tres se estremecían, claramente recordando lo peligroso y macabro que era ese jardín.
—Bueno, al menos aquí no debes preocuparte por eso—dijo Evans, incapaz de leer la habitación, como siempre: —los niños están en el gazebo y están rodeados de un hechizo protector.
—Lily, dulzura—Alice Fortescue siempre fue una persona muy dulce, y siempre tuvo una voz meliflua que siempre hacía a Narcisa sonreír (aún recordaba esos años, antes de Hogwarts, cuando ambas cantaban durante las funciones, aunque fuera para que las invitaran); siempre tan paciente con todos: —He visto a Draco escaparse de elfos domésticos, no creo que un hechizo protector, aún hecho por todas nosotras lo mantenga
quieto.
—¿De elfos domésticos? —Evans la miró sorprendida, antes de mirar a Draco con renovado interés: —Creí que sólo a Harry le gustaba escaparse de ellos.
—Al menos—intervino Sirius, con una sonrisa ladeada: —no está el pequeño demonio con él, ahí si pasarían cosas terribles.
—Theodore es bastante travieso—convino Lucius con un suspiro pesado, sorprendiendo a los otros: —pero Ben no quiere oír nada al respecto de su “angelito”.
—Oh, vamos, Theo no es tan terrible—Narcisa decidió intervenir, pegando su mejilla a la de su hijo: —Draco lo adora.
—Eso me aterra ¿Qué tal que cuando lleguen a Hogwarts terminen haciéndose amigos del pequeño Potter y se vuelvan el nuevo cliqué? —Lucius señaló vagamente a donde estaba el gazebo: —Si tenemos suerte el pequeño Neville hará el papel de Lupin con ellos y tal vez no se metan tanto en problemas.
Potter soltó una sonora carcajada ante la mirada angustiada de Sirius: —¡No! ¿Se imaginan? Los próximos Merodeadores empezando a merodear desde bebés.
—Van a corromper al pobre Neville—dijo Lupin, mirando a Alice y a Evans por apoyo: —escóndanlo antes de que se conozcan.
Alice rió ante eso, dándole un golpecito en el brazo.
—No creo—Lucius continuó, tranquilo: —Tú saliste bien librado, y eso que te tocó con un Black.
Narcisa le dio un empujoncito al rubio, que no se movió y solo la miró con una sonrisa ladeada: —¿Qué pasa con los Black? Tu hijo es un Black.
—Mi punto exacto—el rubio se paró muy derecho, desviando la mirada: —debe ser más Black que Malfoy; un Malfoy no huiría de los elfos que lo están atendiendo.
—Va, pero es porque los Malfoys son unos estirados—siseó Sirius, pero su voz no sonaba molesta, sino más bien socarrona, a lo que Lucius se encogió de hombros.
—O sabemos lo que valemos— Lucius replicó antes de andar hacia Alice: —por cierto, Alice, trajimos un pequeño regalo para la fiesta, si todavía mantienen esa tradición.
—Oh, como si mi suegra me dejara olvidarlo—Alice suspiró, antes de señalar hacia la mansión: —Frank estará encantado de ver que uno de nuestros invitados si mantuvo las tradiciones y no simplemente es un sol como Remus.
Lucius tomó la mano de Narcisa y depositó un beso suave en sus dedos: —Iré a saludar a Lord Longbottom, no tardaré.
“Seré cortés y aprovecharé esta oportunidad todo lo posible” iba sin decirse, Narcisa lo sabía. También sabía que su amado esposo no podría ser parte de las conversaciones que ella deseaba tener con su primo y sus amigos, a riesgo de que el Señor Tenebroso descubriera sus planes para poner a Draco (y con suerte a otros niños) a salvo.
—Odio verte con ese, Cissy—musitó Sirius, abrazándola tan pronto como Lucius se fue: —¿Por qué estás con él?
—Lo dices como si no hubieras estado cuando nuestros padres nos comprometieron—Narcissa suspiró, negando con la cabeza mientras Draco se estiraba para tomar el cabello de Sirius. Su primo rió ante los intentos del niño, y acercó la cabeza, para permitirle que lo molestara.
—¿Segura no puedo convencerte de llevar a Draco con los demás? —preguntó Alice, suavemente y Narcisa echó una mirada hacia donde Lucius había desaparecido. Era una mirada calculada, con suficiente aprehensión como para que ellos entendieran que había algo mal, pero no la suficiente para que creyeran que se debía a Lucius per se.
—La verdad, creo que si podría dejarlo con los otros—musitó Narcisa pasito, su voz apenas un susurro: —Podría confiar en que ninguno de ustedes se lo entregaría a Él, así que…
La primera en llegar a su lado fue Evans, que la miró preocupada: —¿Por qué se lo entregarían a Él?
Narcisa hizo un puchero y suspiró con pesadumbre: —Todos vieron lo interesado que estaba en Draco.
Sirius se tensó de inmediato: —¿Qué quiere él con Draco?
Una mirada dirigida a su primo fue suficiente; Sirius apretó los puños, antes de acariciar el cabello del pequeño rubio, que rió con deleite, estirando sus manitas hacia él.
—Draco… Es un niño muy especial—Narcisa dijo, con suavidad, desviando la mirada y parpadeando mucho. Calculado. Para que pareciera que estaba tratando de contener las lágrimas.
Sirius tomó a Draco con cuidado de sus brazos, y la rubia lo miró con alarma, pero su primo sólo le sonrió tranquilizador: —James, Rems y yo llevaremos a Draco con los demás, tú habla con Lily y Alice ¿vale?
Una salida. Que buen niño, siempre tan atento.
—Portate bien con el primo Sirius—pidió Narcisa, mirando a su hijo, que rió y se agarró del cuello de su primo.
—¡Paddy! —el niño dijo, con deleite, antes de señalar a Lupin y a Potter: —¡Eddo!¡nado!
Narcisa sonrió de lado: —bueno, al parecer a Draco le caen bien tus amigos.
—Claro que sí ¡Prongs y Moony son geniales!
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Alice y Lily llevaron a Narcisa a los gazebos donde estaban los otros, charlando y tomando té. Alice estaba feliz de ver a tantos miembros de la Orden juntos, apoyándose y tomando un momento para ser felices en medio de esa horrible guerra sin sentido.
La hufflepuff vio como Alastor clavaba su ojo en Narcisa, entrecerrando el otro y mascullando por lo bajo. Probablemente no estaba muy contento de tener a alguien que había apoyado al otro bando tan fervientemente. Sirius había hablado mucho de cómo su familia (a excepción de Andrómeda) se había ido tras El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado casi apenas cumplían la edad para empezar a participar en la Temporada.
—Lamento molestar a tus amigos, Alice—dijo con suavidad la rubia, sentándose en una de las sillas con la elegancia que siempre la había caracterizado; su túnica flotando a su alrededor para reposar gracilmente sobre la silla y el suelo. Los bordados de su túnica también eran flores, como los de la castaña.
—No nos molestas—se apresuró a decir Lily, con una sonrisa, poniendo una mano sobre la de ella en gesto consolador. Alice tenía que darle algo de crédito a Narcisa, por no alejarse ni hacer una mueca de asco cuando la hija de muggles la tocó.
En su lugar, la rubia le sonrió con pesar y suspiró: —Eres muy amable, Evans, pero sé reconocer cuando no soy bienvenida.
—Cualquiera que necesite ayuda es bienvenido—replicó la pelirroja, dulce e insistente como siempre (claro que debía ser insistente si tenía que lidiar con James, la verdad): —además, Sirius confía mucho en tí.
—Siri es muy lindo—la slytherin asintió, sonriendo al mirar hacia donde su primo y sus amigos habían desaparecido: —me alegra tanto que aceptara hablar conmigo, después de todo lo que pasó…
—Dijo que necesitabas ayuda, y que no sabías como pedirla —comentó Lily, acariciando con suavidad la mano de la rubia. Lily siempre había sido así; muy compasiva pero muy directa. Era una de esas cosas que Alice adoraba de ella.
Narcisa se mordió el labio, mirando hacia la puerta de la mansión, donde su esposo hablaba tranquilamente con Frank, la señora Longbottom y otros sangre pura. Parecían estar en uno de esos bailes sociales que hizo que Alice decidiera recluírse durante la Temporada, y sólo asistir a las ocho galas importantes de la rueda del año.
Alice tomó la otra mano de Narcisa, antes de sonreírle con dulzura: —Cissy, querida, ninguna de nosotras es una de tus amigas Slytherin; no tienes que cuidar como hablas, ni fingir que todo es perfecto.
La expresión de sorpresa de la rubia era fabricada (Alice lo sabía, porque había visto las dos versiones, la real y la falsa en más de una ocasión. Cuando todavía eran amigas), pero daba a entender que la chica había estado pensando en ello; en no darles material para poderla lastimar.
—Me temo—musitó Narcisa, sonriendo con tristeza: —que aunque les pidiera ayuda, no habría forma en la que pudieran ayudarme.
—¡Debe haber…!
—Tiene que ver con El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado ¿verdad? —Alice sintió que el agarre de Narcisa en su mano se tensaba, sólo un minuto.
La rubia respiró profundamente: —El Señor Tenebroso es un hombre muy ambicioso, Ali, y todo lo que quiere, lo obtiene.
Alice se tensó, y miró a Lily de reojo, la cual había fruncido el entrecejo. Esperaba que su amiga lo hubiera entendido (Lily era muy inteligente; lo único que la separaba de los Ravenclaws es que ella no buscaba conocimiento por sí misma, sino para ayudarse a ayudar a otros). Narcisa acababa de confesar, de cierto modo, trabajar para Aquel-Que-No-Se-Debe-Nombrar, y también había insinuado que ese hombre quería a Draco ¿Para qué? No era el punto.
—No lo obtendrá—dijo Lily con firmeza: — mientras que haya gente que se oponga, no lo obtendrá.
—Para algunos, oponerse significa luchar y morir—respondió Narcisa, desviando su mirada hacia Lucius: —Para otros, conllevaría un destino peor que la muerte.
Así que Lucius también estaba en peligro; probablemente por ayudar a Narcisa a huir. Que predicamento tan grande.
—¿Y huir? —Alice sugirió, mirando a Lily para advertirle que no fuera a discutirselo. La pelirroja era muy categórica acerca de esconderse y esas cosas.
La rubia negó con la cabeza, melancólica: —hay quienes marcan las cosas, para no perderlas.
Oh.
Oh no.
La castaña se tensó completamente ¿Había dos mortífagos en su casa? Dos personas que usaban máscaras para ocultar sus rostros mientras esparcían el terror y actuaban como portadores de la palabra de un psicópata megalómano.
La Hufflepuff estaba a punto de llamar a Alastor, cuando Narcisa alzó su mirada y los ojos azules de la rubia se clavaron en los de ella. Alice reconocía esos ojos; los había visto en más de una redada. Los ojos del mortífago que siempre fallaba los hechizos dirigidos hacia ella; que siempre la ignoraba y seguía su camino, fingiendo que no la había visto. Que la había ayudado a escapar en más de una ocasión.
Una vaga memoria, de ambas con doce años, durante una fiesta de jardín como esa, prometiendo siempre apoyarse una a la otra, vino a su mente.
—Crisantemos rosados y manzanilla—la voz de la rubia había cambiado, a un tono más alegre, sobresaltando a ambas mujeres: — para sonreír y ser energéticos en la adversidad—sonrió Narcisa, haciendo un gesto hacia la túnica de Alice: —Margaritas para inocencia, Gladiolos para un carácter fuerte, gloxinias para un espíritu orgulloso—
Oh, estaba admirando su túnica. Cierto que Cissy y ella habían sido álgidas interesadas en las lecciones de floriografía, y amaban enviarse ramitos de flores con mensajes, en esos días.
—Y aunque sé que tú y Lord Longbottom son definitivamente dos corazones bondadosos, me gustaría pensar que el delphinium es la flor de Neville, dado que está rodeada de musgo, para el amor maternal—Añadió la rubia, divertida, tomando una taza de té, antes de sonreírle a Lily: —Eso haría que el cumpleaños del pequeño fuera en Julio ¿o me equivoco?
—El treinta—respondió Alice, con un pequeño asentimiento: —También es la flor de Harry, Lily.
—Oh ¿De verdad? —Lily parecía extasiada ante eso: —Es una planta muy útil.
—Eso dice Frank, estaba eufórico —Alice rió, divertida. Frank y Lily siempre habían hecho buenas migas al hablar de plantas, aunque Frank prefería cuidarlas y Lily usarlas en pociones.
La castaña le sonrió a Narcisa, antes de mirar la túnica de Narcisa: —Alyssum, por valor más allá de la belleza ¿Aún sigues usándola de ex libris?
—Usar narcisos sería tan creído ¿no te parece?
—¿Y eso es mejor?
—Depende de a quién le preguntes; a Lucius le parece brillante.
—Debe estar muy enamorado el pobre—Alice bromeó, divertido, antes de continuar: —Angelica para inspiración, fresno por el grandeur y abedul por la elegancia. No muy sutil forma de recordarnos que fuiste la favorita de la Señorita Degeeres.
—Oh, no era su favorita—Narcisa rió, negando con la cabeza, tapándose la boca como toda una señorita: —Además, los escogí por Lucius y su aura ¿sabes?
—¿Y la Dalia? ¿También por Lucius?
—Me gustaría pensar que por los tres.
Alice asintió, sonriendo a su pesar: —Asumiré que la flor de Draco es la madreselva, dado que la rodea la portentilla, para amor materno—comentó señalando el bordado, antes de fruncir el entrecejo: —Aunque no sé si usar amapola para elegancia tan cerca de Draco; sin la mariposa podría referirse al sueño eterno.
Narcisa sonrió, de esa forma que solía hacerlo cuando hacía sus mensajitos con flores y runas y eso cuando eran niñas. Esa sonrisa que significaba que ella sabía algo que los otros no, que había logrado ocultar un mensaje a plena vista, sin que nadie más lo pudiera encontrar.
—¿A qué mes corresponde la madreselva? —preguntó Lily, curiosa.
—Junio.
—Oh ¿Y cuál es su significado, normalmente?
—Lazos de amor, o devoción, dependiendo de con qué la combines.
—¿Los significados cambian cuando las combinas con otras cosas?
—O se acentúan; si gustas puedo pedirle a Siri que te preste uno de mis libros de floriografía—Narcisa dijo, muy complacida (siempre le había gustado que otros se interesaran en sus flores y mensajes. Razón por la que Alice temió que tratara de cortejar a Frank en su momento): —aún si no ha vuelto a casa, estoy segura de que tiene acceso a la biblioteca principal; lo dejaré ahí antes de que termine la semana.
—Oh, sería maravilloso.
¿Quién lo diría? Lily Evans y Narcisa Black estaban haciéndose amigas mientras hablaban de flores.
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—¡Cissy! ¡Lily! ¡Alice! ¡Vengan rápido! —Sirius llegó trotando, ignorando todo el decoro y las normas que con tanto empeño la institutriz había tratado de inculcarle cuando era pequeño.
La rubia no pudo evitar reír ante las actitudes de su primo; siempre fiel a si mismo, sin importarle con quién tuviera que pelear o a quién molestara por serlo. Seguramente la razón de ser Gryffindor, aunque también podía haberle pedido al sombrero que lo pusiera ahí, si solo para molestar a su madre.
—¿Pasó algo, Padfoot? —preguntó Lily, levantándose preocupada. Seguida de Alice que parecía más ansiosa que otra cosa y de una muy divertida Narcisa (que sabía que su primo no se hubiera molestado en correr para avisarles si fuera algo malo).
—Tienen que venir a ver a los niños—dijo Sirius muy serio, antes de salir corriendo, perseguido muy de cerca por la pelirroja, y no tan de cerca por la castaña y la rubia.
—¿No te preocupa que algo le pasara a Draco? —preguntó Alice, mirando inquisitiva a Narcisa, que negó con la cabeza.
—Si algo malo les hubiera pasado ¿No habría mandado un patronus y se habría quedado con ellos?
Alice lo pensó un momento antes de asentir, musitando algo de que tenía sentido: —bueno pero nadie le dijo eso a la pobre Lily.
—Esa pobre muchacha—la Slytherin suspiró, negando con la cabeza: —Pero se lo tiene merecido por meterse con Potter; debió esperarse cosas así.
—Bueno, era eso o ser torturada por estar con Snape—Alice se encogió de hombros y Narcisa redujo el paso. ¿Eso creía? Pobre Severus… La rubia recordaba lo roto que había estado luego de que la pelirroja dejara de ser su amiga; lo triste que se había sentido, lo cerca que había estado de dejarlo todo atrás. Si Potter no la hubiera besado frente a todos después de ese partido de Quidditch, seguro Narcisa no habría tenido que curarle y pasar una semana o dos manteniéndolo vivo, y en su lugar, simplemente habría perdido a un amigo.
—Él hubiera dejado todo por ella—musitó Narcisa bajito, recordando como Gareth había dicho que Severus nunca iba a superar a la pelirroja, sin importar cuántas personas interesadas en él desfilaran enfrente. De la misma forma que Regulus nunca iba a superar a Potter.
Lo que hubiera querido decir la castaña se vio interrumpido por la visión del gazebo donde los niños estaban reunidos. Habían muy pocos niños, definitivamente muchísimos menos de los que había usualmente; aparte de Draco, Neville y Harry, había un pequeño pelirrojo, una joven castaña, un pelinegro, y dos de cabellos rubio rojizos.
Los tres primeros estaban dormidos, en un rincón del gazebo. El pelinegro de túnica rojo arcilla tenía la boca abierta, y sujetaba con fuerza una frazada, dormido boca arriba a pocos centimetros de donde Draco y Neville (Narcisa suponía que era Neville, dado que su túnica era igual que la de Alice) dormían pareciendo un par de angelitos, uno junto al otro, sosteniendo un manojo de flores que parecían haber sido arrancadas de las plantas aledañas.
Longbottom ya estaba ahí, tomando foto tras foto de los niños, que se removían ligeramente cada que sonaba el obturador de la cámara.
El primero en despertar fue Harry, que se estiró, ruidoso y miró alrededor, antes de acercarse a los dos, molesto y jalar la túnica de ambos: —¡Aco! ¡Eil!
Los dos niños se despertaron, uno más calmado que el otro; Neville abrió sus ojos despacio y sonrió al notar a su papá tomándole fotos, estirando las manitas y ofreciéndole las flores. Mientras que Draco emitió un quejido sonoro (que le recordó a Narcisa como Lucius se quejaba si lo trataba de despertar muy temprano), empujando al pelinegro y tratando de acomodarse de vuelta. Harry parecía enojado de que no le pusieran cuidado.
—Draco, cariño—Llamó la rubia, con dulzura, y sonrió al ver a su hijo alzar la cabeza y tratar de ponerse en pie para ir hacia ella, con las flores en mano.
—¡Ma! —Draco se quejó, cuando uno de los elfos que estaban pendientes trató de ayudarlo a caminar.
—Déjalo, a él le gusta intentarlo solo—dijo Narcisa, extendiendo sus manos sobre la reja para recibir a su bebé, que daba pasitos tentativos hacia ella: —¿Qué tienes ahí, cielo?
—¡Oes! ¡Mama! ¡Papa! —el pequeño había caído, pero se había tratado de levantar casi de inmediato, avanzando con determinación hacia su mamá.
—¿Son flores para papá y para mí? —preguntó ella, enternecida. Viendo de reojo como Harry miraba entre Neville (que le había dado sus flores a Alice, mientras Frank le tomaba fotos) y Draco, antes de hacerle un puchero a su mamá y estirar sus manos hacia ella.
—¡Sí! —Draco asintió, orgulloso, poniendo las flores en la mano de la rubia: —nitas, mama nita.
Narcisa tomó las flores y las miró; estaban un poco chuecas y aplastadas por haber estado tanto tiempo en las manos del pequeño: —Son muy bonitas, gracias Draco.
El rubio sonrió orgulloso antes de darse la vuelta y volver a gatear hacia los otros niños en el gazebo. A Harry le brillaron los ojos y empezó a gatear hacia él, solo para chocarse con Neville que había intentado hacer lo mismo. Ambos bebés se miraron con enojo, balbuceando algo, pero en lo que ellos habían tenido una pequeña discusión, Draco había hecho su camino hasta la pequeña castaña que estaba tratando de atrapar burbujas con uno de los elfos domésticos. Los dos siguieron jugando, ignorando a los dos pelinegros que trataban de llamar la atención del rubio.
—Si que es un Black, rompiendo corazones~ —Se rió Sirius, cuando ambos niños se rindieron y volvieron hacia sus respectivas madres. Narcisa no pudo evitar reír también ante eso.
Si todo salía bien, Draco lograría vivir lo suficiente para ser un rompecorazones.
🙟✦A suivre~✦🙝