
Chapter 22
En Marcaderiva, Laena se escondía junto a sus hijas, ellas no entendían que pasaba, pero habían escuchado rumores.
- Mamá, dicen que papá volvió ¿Es cierto?- preguntó Baela mirándola, exigiendo una respuesta.
Habían pasado 10 años, ellas siempre habían esperado el regreso de su padre, ahora eran adolescentes de casi 16, querían a su padre, lo necesitaban. Nunca entendieron por qué él se fue, pero Baela estaba segura de que él no las había abandonado. Algo había pasado.
Él jamás las habría dejado solas.
No importaba lo que su madre creía, tampoco importaba esa estúpida carta que su madre creía ciegamente que su padre había escrito.
Rhaena no sabía que creer, pero deseaba que su padre regresara, aunque no comprendía, por qué su madre se escondía.
- No es cierto- dijo Laena rápidamente, su corazón latiendo agitadamente
- ¿Por qué nos escondemos? ¿Por qué huyes de Harwin? Él quería hablar en casa y huiste- dijo Baela que había obedecido a su madre, pero no entendía por qué ella no había escuchado a Harwin.
¿Por qué había huido? ¿Acaso él no era su esposo ahora?
A ellas no le había costado aceptarlo, incluso cuando solo eran unas niñas sabían que la relación entre sus padres era solo una farsa, también estaban enteradas de la relación de su padre con Rhaenyra, y estaban totalmente seguras de que ese niño que supuestamente era hijo de Sirius Black, era en realidad su hermano.
Laena siempre intentaba seguir la mentira de Rhaenyra, pero sus hijas eran demasiado perspicaces.
- Mamá ¿Por qué huímos de Harwin? Él solo quería hablar, él es bueno- dijo Rhaena que estaba de acuerdo con su hermana- ¿Ocurre algo malo? ¿Ya no lo quieres?- preguntó Rhaena y Laena las miró a los ojos.
Amaba a Harwin, lo amaba demasiado, se había casado con él luego de la partida de Daemon, se había divorciado autorizada por el mismísimo ministro de magia, y se había casado con Harwin.
Habían construido una vida, habían construido un hogar.
Pero ahora, todo cambiaba, ni siquiera sabía por qué no lo había escuchado, solo estaba asustada.
Se había enterado de lo que había pasado en casa de Rhaenyra, Harwin se lo había contado.
Daemon había regresado, y no solo eso, él había regresado para tomar el poder por la fuerza.
Todo parecía indicar que su desaparición se debía a que el rey y el antigüo ministro de magia le habían tendido una trampa.
Lo habían obligado incluso a escribir esa carta, la carta en que ella creyó, pero sus hijas jamás creyeron.
Él había ido por Rhaenyra, por Sirius y por Aegon, era lógico que vendría también por Rhaena y Baela, solo era cosa de tiempo, o que los encontrara.
Pero ella ahora huía de Harwin, porque Harwin siempre sería leal a Daemon.
Para Harwin Daemon aún era su comandante, eran amigos, y Harwin jamás había creído en esa carta tampoco.
Y ahora Harwin quería convencerla de ir con Daemon, de ir voluntariamente, ¿Sería capaz Harwin de arrastrarla hacia allá?
No lo sabía, ya no sabía que creer, solo sabía que su ex esposo se había vuelto un asesino en cosa de días, y que tomaría el poder por la fuerza, no sabía que le había pasado, qué había hecho a Daemon cambiar así, solo sabía que tenía miedo.
- Mamá- gritó Baela desesperada, sin entender por qué su madre actuaba así.
- Pasa- dijo Rhaena a Harwin, abriendo la puerta, Laena ni siquiera pudo impedirlo.
Harwin avanzó hacia Laena, y ella llorando lo abrazó.
- Iremos con él, es lo mejor, él jamás lastimaría a sus hijas- dijo Harwin besando la frente de Laena.
Laena miró hacia la puerta, no sabía como Harwin había entrado allí, luego vio a su padre y a su madre y comprendió que ellos también estaban de acuerdo con Harwin.
Por supuesto que su padre apoyaría a Daemon, a su padre no le importaba llevarse bien o mal con Daemon, le importaba si tenía poder, y en estos minutos, Daemon tenía mucho poder.
Laena asintió, pero nadie podía comprender como se sentía.
Era cierto, era la ex esposa de Daemon, no era su esposa, él amaba a Rhaenyra, o la había amado, Laena ni siquiera sabía que pensar.
Pero estaba segura de que Daemon se sentiría traicionado porque ella no lo había buscado, porque seguramente algo le había pasado, y ella creyó tontamente en su carta.
¿Él estaría molesto? ¿Él la culparía?
Laena estaba segura que Daemon la habría buscado, pero ella no había hecho lo mismo por él.
Harwin le decía que todo estaría bien, las niñas estaban felices porque volverían a ver a su padre.
Ella les había pedido que no hablaran a nadie de él, que pareciera que lo habían olvidado, pues desde su desaparición, el nombre de Daemon no era bien recibido por la gente, por eso les había pedido que fingieran, pero ellas jamás habían olvidado a su padre.
Laena quería creer que todo estaría bien, pero tenía miedo.
¿Y si Daemon estaba molesto con ella? ¿Y si nunca la perdonaba por haber creído en esa carta?
Cuando salió hacia afuera, vio a los ejércitos de su padre preparándose. Por supuesto, su padre ofrecería un tributo a Daemon, parte de su ejército, para la guerra que al parecer Daemon comenzaría.
Por supuesto, su padre siempre era leal a quién tenía el poder.
Viajó con su familia hacia el escondite de Daemon, pero no se quedó tranquila ningún minuto del viaje.
En la casa que fue de Sirius Black y de Rhaenyra, James Potter, Remus Lupin y Lilly Potter observaban el desastre que había quedado.
Sirius había luchado, sin duda, pero algo había pasado.
Se los habían llevado. Voldemort, o aquel sujeto que causaba terror ahora en el mundo mágico.
¿Por qué? ¿Por qué ellos?
Esperaban un ataque hacia James, se rumoreaba que Voldemort creía en una profecía que indicaba que Harry era quién podría detenerlo. Pero sin embargo, habían atacado a Rhaenyra y Sirius.
- Tenemos que buscarlos- dijo James Potter y Remus asintió.
Lily en cambio se quedó en silencio. Tenía sospechas, y tenía la sospecha de que tal vez si buscaba a Severus y hablaba con él, él le daría respuestas.
James le había contado que él había estado rondando esos lugares antes, él debía saber algo, pero no le diría a James, porque seguramente le molestaría que ella hablara con Severus, que era un mortífago ahora.
Era cierto que su amistad con Severus se había roto luego de que él la llamara sangre sucia, y había terminado de quebrarse luego de que él se convirtiera en un mortífago.
Pero ella sabía que él no la lastimaría a pesar de que su sangre no fuera pura, podía ser un mortífago, pero él no la lastimaría. Tenía que hablar con Severus, Harry también corría peligro, y ella haría lo que fuera para que su pequeño niño estuviera a salvo.
En otro lugar, Sirius Black estaba encerrado en una habitación, no en una celda como pensó que lo encerrarían.
ÉL lo había encerrado allí, quién fue su profesor en Hogwarts, quien fue el padre biológico de su hijo. Ahora él había vuelto, y se la había llevado a ella y a su hijo.
Estaba preocupado ¿Él les haría daño? No lo sabía, no sabía nada, no sabía por qué estaba allí, no sabía por qué él había regresado.
¿Él era el causante de los ataques? parecía que si, ¿Por qué?
¿Por qué se los había llevado?
¿Rhaenyra volvería con él?
Hacía pocas horas él había hablado de eso con Rhaenyra, de como ella aún amaba a Daemon, de como ella veía a Daemon cada vez que miraba a Aegon, de como siempre tenía esperanza de que él volviera, y ahora, él había regresado.
Sirius había pensado que él jamás volvería, que podría vivir una vida en paz con Rhaenyra, pero él había vuelto ¿Por qué?
Su mente se atormentaba en la soledad, no sabía por qué estaba allí y solo podía pensar en su familia.
Los celos lo atacaban. ¿Rhaenyra estaría con él? ¿Estarían juntos?
Ella siempre lo había amado, seguramente estaban juntos ¿Lo dejarían allí? ¿No vería a Aegon nunca más?
- Rhaenyra- gritó mirando hacia todos lados- Rhaenyra- gritó nuevamente desesperado sin saber que Daemon lo observaba de cerca.
Daemon sabía que debería estar agradecido con él pero el solo hecho de pensar que él había vivido 10 años con Rhaenyra, hacía hervir su sangre.
Rhaenyra jamás volvería a estar al lado de él, Rhaenyra era suya y solo suya, y Sirius Black no volvería a tocarla nunca más.
Ya pensaría que hacer con él después, por ahora, él quería disfrutar de observar a Rhaenyra y a Aegon.
Había dejado que Rhaenyra viera a Aegon, y volvió a donde los había dejado.
Rhaenyra lloraba aún abrazando a su hijo, aunque el niño no entendía que pasaba.
Aegon le contaba que lo habían tratado bien, que le habían dado juguetes y mucha comida deliciosa y Rhaenyra parecía aliviada de que nadie hubiera lastimado a su hijo.
¿Acaso ella pensó que él podría lastimar a su hijo? ¿Él? ¿De entre todas las personas llegó a desconfiar de él?
Solo la miró y negó. Ella claramente entendía lo que él pensaba.
Rhaenyra abrazada a su hijo y no sabía que pensar.
¿Por qué Daemon los tenía allí? ¿Le diría la verdad a Aegon? ¿Sirius estaba bien?
Rhaenyra solo quería que todo se aclarara, Daemon le había dicho que hablaría con ella más tarde, que le contaría toda la verdad, pero Rhaenyra no sabía si él le diría la verdad, si le mentiría.
No sabía nada de él en los últimos años, aunque por su mirada, era claro que él había sufrido.
Mientras abrazaba a su hijo, se sintió una tonta.
Había creído en esa carta, debió saber que él jamás la escribiría, debió haberlo buscado.
Se había rendido cuando Laena se rindió.
Deberían haberlo buscado, él lo había hecho por ellas.
Debió saber que él jamás la abandonaría voluntariamente y ahora estaba acá, atrapada en su castillo, sin saber que pasaría con ella y con su familia.
Familia....¿Podría volver a besar a Sirius, a dormir con él luego de saber que Daemon había regresado?
Tenía qué, Sirius había dado todo por ella...no podía dejarlo...no podía hacerle eso...pero ¿Cómo podía calmar a su corazón?
¿Qué debía hacer?
Ella no sabía nada...bueno, solo sabía una cosa, su corazón jamás había dejado de latir por Daemon Targaryen.