
2012
2024
A veces le preguntaban si siempre había querido ser músico, qué haría ahora mismo si no fuese cantante, ¿a qué se dedicaría?
Tal vez suene como un cliché, pero no se ve así mismo haciendo nada más que esto. Escribiendo canciones, produciendo o simplemente disfrutando de tranquilas tardes tocando la guitarra o el piano. A veces, la simple mundanidad de cantar mientras cocinaba. El resultado siempre sería el mismo: James Potter había nacido para hacer música, para ser parte de una nota musical, crear armonías y plasmar en forma de palabras cada latido de su corazón.
Jamás imaginó ser parte de una banda, cuyos miembros eran sus mejores amigos. Lo habían logrado a un costo demasiado grande.
James amaba a sus fans; era feliz siendo el centro de la atención. Sabía cómo interactuar con las multitudes y sonreír ante las cámaras. Ofrecer respuestas ingeniosas y evitar preguntas demasiado atrevidas e intrusivas.
Él era un cantante famoso, sí, lo era. Pero también era James Potter, un ser humano que también tendía a sentir ansiedad, tristeza y frustración. Tenía derecho a su privacidad y a amar con total libertad.
La prensa y el público parecían no entenderlo. A sus ojos, James estaba dentro de una vitrina donde tenía que estar constantemente expuesto al escrutinio, ya sea para admirarlo, amarlo, criticarlo u odiarlo. Todos parecían justificarse típicamente diciendo: “Es el precio de la fama, bebé”.
James solo quería compartir su música y vivir su sueño.
No era desagradecido, al contrario, adoraba a todo aquel que apreciaba sinceramente su música y cada proyecto del que había sido parte. El problema tenía punto de partida cuando querían irrumpir en su vida no pública.
Así que James lo entendía, pero entenderlo no significaba precisamente que le gustara.
2012
Hogwarts
La banda empezó con James subiendo covers a su canal de YouTube cuando tenía dieciséis años, subía videos simplemente por diversión, cantando sus canciones favoritas. Cuando no estaba jugando basquetbol, estaba tocando su guitarra o el piano cuando se encontraba en casa.
Tuvo la suerte de que desde muy pequeño estuviera rodeado de arte y música. Fleamont, su padre, era compositor. Sus obras habían sido parte de algunas películas, recibiendo grandes reconocimientos a lo largo de los años, mientras que Effie, su mamá, era guionista. En casa, tenían una pequeña biblioteca donde se podía encontrar cada guion escrito por ella. Desde el más tonto hasta el que le valió el premio más grande en el cine; al igual que el de su padre. A pesar de su éxito, sus padres le inculcaron buenos valores y lo más importante: explotar su creatividad. Así que James disfrutaba de hacerlo siempre que tuviese tiempo libre.
Cuando tenía diez años, le confesó a su mamá que quería ser un cantante famoso que llenara estadios.
“Quiero ser como Paul McCartney”.
“Cariño, Paul tiene una banda”, respondió cariñosamente su mamá.
“Entonces conseguiré una”.
James realmente conoció a Sirius Black durante su clase de música durante el duodécimo año. Mentiría si dijera que nunca lo había visto en la escuela. Sirius siempre se presentaba pulcro y con la barbilla levantada; a James siempre le pareció un completo idiota arrogante. Lils y Remus solían decir que él también lo era, pero estaba seguro de que Sirius lo era aún más.
Remus y James eran los mejores amigos. Se conocieron a los once años cuando les tocó compartir la habitación en su primer año de internado y permanecieron de esa manera hasta hoy en día. A su pequeño grupo a lo largo de los años se le sumó Frank, Alice, Marlene y Lily. Confiaban uno en el otro más que nada.
James tenía muchos amigos, pero solo confiaba en ellos.
En su escuela no había necesidad de sentirse especial; todos eran hijos de alguien o tenían suficiente dinero en la billetera para pagar el internado. Así que a James no le importaba un carajo quién era Sirius Black. A todos parecía importarles el hecho de que era hijo de un conocido director de cine y su madre, quien había sido manager de algunas estrellas a lo largo de su vida. Para James, era un adolescente más de su grado.
Lo fue hasta que Sirius hizo una broma muy mala durante su clase de historia y James no pudo resistirse a la carcajada. Ambos recibieron detención, por supuesto. Sin embargo, James, debido a su naturaleza de no cerrar la boca, entabló una conversación con Black; después de eso, ambos hablaron más y se unieron por su amor a la música. James dejó de tocar solo e invitó a Sirius a hacerlo con él una semana después.
Sirius tenía un amigo: Barty Crouch Jr. Junto a él, su amigo no se calló jamás al hablar sobre Regulus Black, su pequeño hermano. Barty estaba bien, era divertido y con una lengua afilada. James podía trabajar con eso.
“¿Por qué no estudia aquí, Sirius?”, preguntó una tarde en la sala de música.
“Estudia en Beauxbatons; mi madre sugirió que sería lo mejor para él, ya que su francés no era tan bueno cuando era niño”, respondió su amigo mientras buscaba algo en su mochila.
“¿Su francés?”, James lo miró confundido.
“Su mamá es francesa, Jamie boy. Cuando Reg era un niño, entendía perfectamente el idioma, pero su pronunciación era un asco. Hoy en día podría pasar por un horrendo francés con facilidad”. Dijo Barty con una sonrisa en su rostro.
“Si ahora es tan bueno, ¿por qué no trasladarse a Hogwarts?”.
“Porque el pequeño Reg hizo amigos allá y aparentemente es feliz. Lo vemos cada verano y para las fiestas, así que no hay ningún problema”.
“¿No lo extrañan?”.
“Claro que extraño a mi hermano, James, pero si la pequeña mierda no quiere trasladarse, no lo voy a obligar. Mis padres tampoco lo harán. Ya sabes, ellos son felices, mientras que nuestras notas no se vean afectadas y Reg tiene excelentes notas; es un maldito nerd”.
Cambiaron su conversación rápidamente a los chismes de la escuela mientras Sirius cogía una de las guitarras libres y empezaba a tocar suavemente “Blackbird”. James no se dio cuenta cuando empezó a cantar; acostumbrado a hacerlo en casa cuando su papá tocaba sus canciones favoritas, era algo natural; a la vez chasqueaba los dedos al ritmo de la música. Sirius le sonrió mientras continuaba tocando. Al llegar al coro, cantaron juntos en total armonía, mientras que Barty disfrutaba de la música desde su lugar.
“¡Eso fue genial, amigo!”.
Después de esa pequeña sesión, hablaron mucho de las canciones que podrían tocar juntos; Barty hacía sugerencias de tanto en tanto. Sirius se iluminaba, sus ojos azules brillaban; era como un niño con su regalo en Navidad. James lo juzgó equivocadamente. Aceptó su error para sí mismo. Sirius no era un arrogante, era un idiota, por supuesto. Pero tenía más amabilidad que muchas personas en el internado.
Al parecer, Sirius y Barty solo se tenían uno al otro, ya que, al igual que Remus y él, comparten habitación desde el día uno. James los invitó a pasar el rato con sus amigos durante el almuerzo. Barty quedó encantado rápidamente con Lily y Sirius se llevó bien inmediatamente con todo el mundo. James sonrió al ver a todos sus amigos juntos. A lo largo de los meses se hicieron más cercanos y su grupo creció para su felicidad propia.
James, Sirius y Remus a menudo se juntaban a tocar algo en su habitación compartida. Remus había aprendido a tocar la guitarra por influencia suya, así que se divertían por las tardes cuando no tenía entrenamiento. Barty pasaba su tiempo libre en el club de teatro porque, crean o no, Barty era bueno actuando (o eso le había dicho Sirius).
“James, ¿ya pensaste en qué canción grabarás para el video de este mes?”, preguntó Remus distraídamente mientras intentaba tocar “She’s a rainbow”. Sirius estaba en su laptop terminando un ensayo y levantó la cabeza de golpe.
“¿Video?”, preguntó curioso con los ojos bien abiertos. James se puso tímido y sabía que se estaba sonrojando. Aclaró la garganta antes de hablar.
“Sí… Yo, bueno. Al empezar el año escolar empecé a subir covers, cada mes encuentro un momento para grabar y lo subo a YouTube”.
“¡Eso es genial, amigo!”, Sirius lo miró expectante, esperando algo, James no sabía que, así que frunció el ceño confundido. “Entonces, ¿cómo se llama tu canal?”
“Oh, simplemente James Potter”. Sirius sonrió y tecleó rápidamente en su laptop, buscando seguramente su canal. Al encontrarlo, gritó un “Ajá” y, de un momento a otro, James se escuchó en la habitación así mismo cantar. Sintió su cuello y cara calientes. Remus le sonrió suavemente mientras dejaba a un lado su guitarra.
“¡Esto es genial, James! “Sabía que podías cantar, pero esto es maravilloso”, exclamó Sirius levantando los brazos totalmente emocionado.
“Si quieren, podemos tocar alguna vez juntos… los tres”, ofreció, tímido. James siempre había tenido confianza al momento de actuar, pero cuando se trataba de la música, que era algo muy suyo, no podía evitar sentirse tímido y nervioso.
Sirius y Remus aceptaron rápidamente. Mientras hablaban de la logística, notaron que los tres tocaban la guitarra y no podían hacerlo simultáneamente. Tendrían que turnarse. Así lo hicieron y grabaron un par de covers cantando “Love yourself” y "7 Years”. Resultó que Remus Lupin tenía bien guardado su talento para cantar. Era un contraste con las voces de Sirius y James, la de Remus era más grave y un poco rasposa, pero agradable.
Una tarde, cuando estaban echados escuchando música, Remus tuvo la idea más genial del universo.
“Deberíamos formar una banda”.
Sirius se emocionó de inmediato, James sonrió como nunca antes. Mientras hablaban con sonrisas en sus rostros, se dieron cuenta de que tres guitarristas seguían siendo demasiado y que les faltaba un baterista.
“Alguien tiene que ser el bajista”, dijo James pensándolo mucho.
“Podría hacerlo, soy el peor tocando la guitarra entre los tres”, ofreció Remus con una suave sonrisa.
“El bajo es genial, Rem. Papá siempre lo describe como el más importante de los instrumentos, ya sabes, es el que une todos los instrumentos en una canción. Definitivamente, sin el bajo, no podrías construir el ritmo”.
La semana siguiente, Remus los llevó corriendo a su habitación después de clases a mostrarles su bajo nuevo, enviado, por supuesto, por su mamá, Hope. Rápidamente, se puso a practicar con su instrumento; James estaba más que feliz por su amigo.
Los siguientes días, James llamó a sus padres para que pudieran enviarle su guitarra eléctrica. No les había dicho nada de la banda, no tenían nombre y tampoco un baterista. ¡James buscaría uno! Solo entonces les contaría con lujo y detalle a sus padres. Seguramente Fleamont estaría feliz.
Guardaron el secreto de su pequeña banda. Se sentían tímidos de que los demás creyeran que se habían vuelto locos y se burlaran de ellos. Continuaron practicando en su dormitorio, cada tarde cuando James no tenía entrenamientos o después de estos. Era parte de su rutina. A veces simplemente hablaban de todo y nada entre los tres, James sentía como sus lazos se fortalecían. Se sentía seguro con Remus y Sirius. No compartían muchas clases con este último, pero cuando lo hacían, solían meterse en problemas. Sirius reía a carcajadas y Remus planeaba cómo sacarlos de los apuros en los que ellos mismos se metieron.
Fue cuando se escabullían que consiguieron un nombre para la banda.
Era muy tarde por la noche. Sirius había propuesto que deberían ir al invernadero a fumar. El dormitorio empezaba a apestar a humo. Un día de estos alguien los pillaría y estarían en problemas. La idea de Sirius funcionó de maravilla hasta que al regresar se toparon con Minerva McGonagall, su profesora de Biología. Era una mujer escocesa alta de casi cincuenta años. Les envió una mirada severa que hizo que los tres se congelaran en el pasillo.
“¿Qué hacen merodeando a esta hora, señores Potter, Black y Lupin?”
Por supuesto que tuvieron detención por dos semanas. Era una suerte que Remus, el inteligente y sabio Remus Lupin, llevara su perfume para disipar el olor del humo. James no quería que sus padres recibieran una llamada anunciando que encontraron a su hijo fumando en la escuela, eso sería vergonzoso.
Pero ellos lo tenían. ¡Al fin su banda tenía un nombre!
“Listo, somos The Marauders”, anunció Lupin mientras limpiaban uno de los baños.