Sirius Black, heredero de la ancestral casa Black y, para nuestra mala suerte, también del temperamento de nuestra madre...
Si le preguntan a James Potter, dirá que Sirius es divertido e ingenioso (el tipo está igual de trastornado, a mi parecer).
Walburga dirá que es insoportable (irónico, considerando que es de ella de quien heredó su peculiar carácter).
El Señor Oscuro simplemente sonreirá divertido y desestimará la pregunta.
Desde que el último ganó la guerra hace ya 15 años, la situación ha mejorado drásticamente. Tras la caída de Albus Dumbledore y los suyos, el mundo mágico ha prosperado en gran medida. Las políticas implementadas por el nuevo gobierno han establecido normas que contradicen las creencias de antaño, o las "creencias de Dumbledore", como se les llama ahora.
Una de esas normas es el traslado inmediato de los hijos de muggles, también conocidos como descendientes de squibs.
Los hijos de muggles son apartados de sus familias a la primera señal de magia. Sus recuerdos, así como los de sus familiares no mágicos, son modificados para que estos aparezcan en los registros como fallecidos. Es un trabajo minucioso y secreto. Solo los altos mandos tienen conocimiento de lo que realmente ocurre. Aunque algunos murmuran aquí y allá, especialmente los que todavía creen en las ideologías del anterior líder de la luz.
¿Y cómo lo sé yo, se preguntarán?
Fácil: escogí esa especialización. Como todos estamos bajo un hechizo de confidencialidad, no podemos hablar del tema, así que simplemente decimos que lo que sucede en el Departamento de Misterios no puede ser revelado.
—Eres un monstruo—
Los chillidos de la, al parecer, ex prometida de mi hermano resonaron por todo el patio. Múltiples cabezas voltearon para ver qué sucedía. Suspiré con resignación mientras observaba cómo la nueva víctima de Sirius corría desesperada, mientras este se reía como un desquiciado junto a Bellatrix.
Solo un loco sería amigo de esa mujer. Puede que sea mi prima, pero es un desafío completo...
—Y ahí va otra más. Páguenme, idiotas—Barty nos miró con superioridad. Con una mueca de desdén, saqué el dinero y lo deposité en su mano. Estaba seguro de que esta vez no había forma de que Sirius escapara de este compromiso.
—Maldita sea, Crouch, quita esa mirada pretenciosa de tu cara—, gruñó Severus Prince, claramente molesto mientras daba su aporte. Severus es todo un enigma. Para la mayoría es insoportable, pero para mí era normal.
Después de todo, soy un Black. Cada día es una aventura diferente con mi familia.
La risa estridente de mi hermano y mi prima se escuchó por todo el lugar. Hice una mueca ante esto. Claramente, lo que sea que hayan hecho no era bueno. La última vez provocaron una lucha de sangre para eliminar a la candidata que mis padres habían seleccionado.
Siete.
Mi hermano ha eliminado a siete candidatas. La primera fue a la tierna edad de 6 años. Todavía no entiendo qué hizo para lograr semejante hazaña, y por supuesto, tampoco he preguntado.
La llegada de Hadrian Potter causó sensación en todo el lugar. Esto no fue solo por su increíble belleza, sino por el hecho de haber sido clasificado como un Hufflepuff.
Pero no los culpo. ¿Quién en su sano juicio pensaría que el hermano menor del terror llamado James Potter sería una criatura tan pura y noble? Su inocencia y dulzura fueron tema de conversación por días. Eso, y el hecho de que era la adoración de su hermano mayor.
Nótese que nadie ha movido un dedo para conquistarlo, precisamente por esto último.
Nadie quiere estar del lado malo del heredero Potter.
Miré con horror la carta que me envió mi padre esta mañana. Al parecer, ya tenían a su próxima víctima seleccionada, y no era otra que Hadrian Potter: la pequeña y dulce criatura que lloró a moco tendido en mi hombro hace unas horas atrás por la muerte de un pajarito.
No entiendo por qué decidió involucrarse en el asunto. Mi madre siempre había sido la encargada de la selección de víctimas, mientras que él simplemente se limitaba a las negociaciones. Lo más extraño es que cerró la carta con la frase: "Mantén esta información en secreto."
Claro que lo haré. Necesito planear cómo sacar a mi nuevo amigo del país de forma segura.
—¡Mira, Reg! Tengo una mascota nueva. Se llama Señor Bigotes —la suave y melodiosa voz de la futura víctima de mi hermano me sacó de mis turbios pensamientos. No pude evitar evaluarlo disimuladamente: piel de porcelana, cabello largo y azabache, rostro delicado acompañado de unos exóticos ojos verde esmeralda. A pesar de su baja estatura, su cuerpo era simplemente perfecto. El sueño hecho realidad de cualquiera.
Miré con una mueca a la molesta bola de pelos que tenía entre sus brazos. Por alguna razón, su mirada me causó escalofríos. Estoy seguro de que la he visto en algún lugar, aunque no logro ubicarla...
—Hey, Reggie, mi adorado hermano, ¿de casualidad no tienes idea de dónde está Bella? —Estuve a punto de responderle con una grosería por el odioso apodo, pero mi garganta se cerró cuando noté lo cohibido que estaba mi amigo ante la presencia del idiota de mi hermano. Tenía la mirada baja, su cabello ocultaba sus ojos, pero la punta de sus orejas rosadas lo delataban.
Rosas.
Oh, por Merlín... A Harry le gusta el imbécil de mi hermano.
—Oh, tú debes ser Hadrian. Tu hermano me habló mucho sobre ti. Por años escuché sobre su adorado hermanito menor que estudiaba en Beauxbatons. Mucho gusto, mi nombre es Sirius... —La voz de mi hermano se cortó cuando quedó claramente cautivado por la imagen de mi amigo.
Y lo entiendo.
Se veía hermoso con su rostro sonrojado y la pequeña bola de pelos entre sus brazos.
Por supuesto, esa mirada que le dedicó no me gustó en absoluto. Es la misma que James Potter le dio a su ahora prometida, Lily Prewett, cuando la conoció años atrás.
—Mucho gusto. Puedes llamarme Harry, si lo deseas —su suave voz, acompañada de su acento francés, siempre cautivaba a todo el que lo escuchaba, y esta vez no fue la excepción.
Creo que tengo que adelantar la salida del país.
Rápidamente me puse de pie y arrastré a mi pobre amigo lejos del idiota de mi hermano, quien todavía no reaccionaba. Diría que estaba sufriendo un colapso o que su cerebro quedó frito; cualquiera de las dos opciones era posible. Apresuré el paso, necesitaba poner la mayor distancia entre él y nosotros. Para comprobar que no nos seguía, volteé levemente, pero la mirada que vi en su rostro me erizó la piel.
La reconocí inmediatamente. Después de todo, está presente en cada miembro de mi familia, incluido yo mismo.
Esa mirada obsesiva y trastornada que decía claramente: Es mío.
Mierda.
Por unos días la situación no pasó a mayores. Incluso llegué a pensar que tal vez había sido solo una mala interpretación de mi parte. Sirius había tenido una que otra aventura casual, pero nada serio. Se aburría fácilmente de las personas, después de todo.
—¿Dónde está la hermosa cosita que tiene James como hermano menor? —La estridente voz de mi prima interrumpió la conversación a mi alrededor. Inmediatamente, todos miraron con horror absoluto a mi amigo, quien estaba a mi derecha desayunando tranquilamente.
¿Y por qué no estaba con sus compañeros de casa? No tengo idea. Según su lógica, como Barty y Severus estaban enfermos, él estaría a mi lado para que yo no me sintiera solo.
Harry es todo un caso.
Mi amigo, inocente como es, se presentó con esa suave y característica sonrisa suya. Por unos segundos, Bella no mostró señales de vida. Fue perturbador cómo evaluaba a Harry con la mirada, hasta que, de pronto, soltó un grito y comenzó con sus abrazos y mimos. El objeto de su adoración simplemente se reía y respondía con dulzura a las tonterías de mi prima.
Por un momento olvidé que James Potter es su hermano. Supongo que está acostumbrado a estos extraños arrebatos.
Después de ese día, Hadrian Potter se convirtió en el "bebé" de Bellatrix Black. Otra razón más para no intentar conquistarlo. Palabras de Barty, no mías.
Los meses pasaron y la situación no cambió. Bajé la guardia, y ese fue mi error. Con San Valentín a la vuelta de la esquina, la guerra comenzó. Fue una lluvia de sangre: las “bromas” de mi hermano y sus amigos se intensificaron, y esta vez las principales víctimas fueron los pretendientes de Harry.
Pobres criaturas ilusas.
No saben que nunca deben meterse con el objeto de adoración de un Black.
Era san Valentín y por un momento creí que sería un día tranquilo. Nadie se acercó a mi amigo para declararse; al contrario, parecían huir al verlo. Harry no pareció notarlo, pero nosotros sí. Severus suspiró y negó con la cabeza, mientras que Barty, siendo el miserable que es, simplemente se rió.
Claramente, esto era culpa de Sirius.
Y estoy seguro de que Bellatrix y James están involucrados en el asunto.
La bomba estalló durante el almuerzo. La declaración de mi hermano fue memorable, especialmente considerando que nunca había tenido una pareja formal en su vida. La mayoría podría pensar que se veía seguro y confiado como de costumbre, pero yo, que lo conozco mejor que nadie, puedo dar fe de que estaba nervioso.
Suspiré y negué con la cabeza. Es claro que Harry dará una respuesta afirmativa; el chico suspira por mi tonto hermano desde que lo conoció.
Y así fue como yo, Regulus Black, terminé siendo, sin quererlo, cómplice de mi padre y sus maquinaciones. Después de todo, fui yo quien le informó sobre todo lo que sucedía alrededor del idiota de mi hermano.
Por supuesto, el hombre no tardó en restregarle a todos en la cara que tenía al mejor yerno de todos. Increíblemente, incluso Harry logró ganarse el amor de mi madre, lo que ya de por sí es toda una proeza.
—Sirius Black, suelta a mi amigo y vete a clases —le dije con molestia.
—No quiero, es mío —respondió con un molesto puchero mientras acomodaba a su novio, ahora oficialmente prometido, en su regazo.
Por cierto, ahora sé a quién me recordaba la molesta bola de pelos de Harry.