TU MIRADA EN MÍ [PAUMARC]

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TU MIRADA EN MÍ [PAUMARC]
Summary
Pau siempre le ha observado, pero Marc tiene su atención en cierto centrocampista Canario.
Note
El título no tiene nada que ver con ninguna canción, ni inspirado en ninguna.

Probablemente desde que tiene recuerdos conoce al bueno y dulce Casadó.Desde cuándo apenas eran unos niños, que habían sido reclutados por el mejor club de mundo.El fútbol club Barcelona.
Casadó siempre había llamado la atención cómo jugador, y aunque habían hablado pocas veces al estar en categorías diferentes, siempre le había parecido un chico interesante.

Ahora ambos estaban desde hace tiempo en el primer equipo, por lo que compartían mucho más, en los entrenamientos, después de los partidos o en cada actividad que el club los ponía juntos.
Contemplarle a la distancia era su "hobbie " pero todo lo bueno, también tiene algo malo, y es que la mirada risueña del centrocampista se comenzó a pagar y las sonrisas en su rostro fueron desapareciendo.
La causa detrás de ello, tenía nombre y apellido.

Pedri González López

El centrocampista Canario tenía toda la atención de Marc, aquello causaba un poco de conflicto interno en el central, que deseaba un poco de atención de parte de su compatriota.
Ambos se habían vuelto en los últimos meses la dupla inamovible del centro del campo para su entrenador.
Era el complemento perfecto, luego de la lesión de Marc Bernal.

Pero había un detalle, y es que el Canario estaba enamorado, no lo que le sigue, de  alguien más.Otro compañero suyo, Pablo Gavi, centrocampista, formado en la Masía, que hasta ahora había  permanecido fuera por un largo tiempo, debido a una lesión.

Cubarsí, divisó desde la distancia a Casadó acercarse a Pedri y darle un abrazo, después de un largo entrenamiento.
Las muestras de afecto entre compañeros, no es algo inusual, de hecho siempre se podía apreciar alguno expresando su cariño de esa forma.
Pero el veía algo que los demás no.Era esa atracción hacía el Tinerfeño.

Sus miradas se encontraron una breve fracción de segundos, en los que Marc le dedicó una dulce sonrisa, esas que le quitaban el sueño, últimamente.
El sonrió ligeramente de vuelta, para después comenzar a correr por el campo, tratando de concentrarse en el entrenamiento.
Al principio aquello lo encasilló en admiración, pero con el pasar de los meses se dió cuenta que era algo más.

Estaba rendido ante Marc Casadó.

Aquella tarde de entrenamiento acabó con todos exhaustos después de haber dado lo mejor de sí.
El sol se ponía en el horizonte, privando de su luz y calidez la ciudad.

Marc se tiró en el pasto agotado, tomando todo el aire posible en sus pulmones, cuándo sintió una sombra más oscura se proyecto sobre él.

—Felicitats, ho vas fer molt bé avui(Felicidades, lo hiciste muy bien hoy)—halagó el joven central, inclinado sobre sus piernas a unos centímetros del rostro del centrocampista.
—Gràcies, tu també ho fas molt bé(Gracias, tú también lo haces muy bien)—respondió Casadó abriendo los ojos, dedicándole otra sonrisa.
Pau sonrió, no dudaba de su capacidad, pero hoy en particular no se sintió tan bueno cómo otras veces, por lo que no quedó en el team ganador.
Pero agradecía el elogio de parte de su amigo.
Sin decir una palabra más se puso de pie y extendió sus manos para ayudar al mayor a incorporarse.
Ambos caminaron hacía el vestuario, Pau  detrás de la pequeña silueta de Casadó.

—Estoy deseando volver a jugar contigo, amor—dice, el cuarto capitán, tomando del rostro a Gavi.
—Pronto, amor —responde el Andaluz, con una suave sonrisa, acariciando la mano que le sujetaba.
Pau y Marc alcanzaron a escuchar la conversación de los jóvenes enamorados.
Aquellas palabras golpearon el corazón ilusionado de Marc, qué se sintió tan tonto, porque Pedri y él no eran más que compañeros, pero los sentimientos eran algo de lo que no tenía control.
—Voy a las duchas—murmuró Casadó, caminando hacía el fondo.
Y Pau solo asintió, anuente a la situación.

—¿Nos vamos ya?—preguntó Pedri, y Gavi asintió.

Ambos chicos se despidieron de Pau, ajenos a todo.Ellos parecían vivir en una burbuja dónde no existía nada más.

Pau se quitó la camiseta, dejando al descubierto su pálido y marcado torso.
Marc apareció, observando la salida de los vestuarios, ahora estaban solos.
Su semblante relajado, ahora se veía decaído, a lo que Pau lamentó que así fuera, porqué nada le gustaba más que admirar aquel rostro cuando estaba alegre.
—Hacen buena pareja—soltó Casadó, sin saber porqué sacaba el tema,el solo hecho de reconocerlo le hacía más daño.
Pau le observó, agudizó su mirada felina, sin saber exactamente que responder.
Era evidente que eran una buena pareja, pero porqué Casadó diría algo así.
—Sí, lo hacen—se limitó a responder, sin darle tantas vueltas a la respuesta.
Marc sonrió con amargura, comenzando a desvestirse.
—¿Crees que van a estar así siempre?—preguntó, sacándose su camiseta, tirándole a un lado.
Pau meditó unos segundos su respuesta, para él eran la pareja más estable dentro del club y no los veía sinceramente separándose.
—Probablemente—respondió el central de forma escueta, deslizando su pantalón por sus tonificadas piernas.
—¿Sientes algo por él?—esta vez preguntó Pau, tomándole por sorpresa la pregunta a Marc.
—¿Qué?—preguntó desviando la mirada.
Los ojos verdes de Pau , permanecían fijos en él, esperando una respuesta.
—Eso, ¿Sientes algo por Pedri?—fue directo el central levantándose, a la vez que tomaba una toalla de su casillero, para después envolverse en ella y caminar hasta su amigo.
Un color rosa se apoderó de las mejillas del rubio, haciéndole aún más adorable a ojos de Cubarsí.
Ambos quedaron de frente, Marc bajó la mirada, aún sin dar una respuesta, estaba avergonzado.
—¿Es tan evidente?—se atrevió a preguntar, con la vista en el suelo.
—Un poco, no lo tenía tan claro—respondió Pau, llevando su dedo índice a la barbilla de su compañero, levantando su rostro.
Por primera en sus diecisiete años Pau sintió un punzada en el centro de pecho, escuchar de boca del chico que te atrae, que le gusta otro, es una situación desoladora.
Pero no le reprochaba nada ... él estaba en las mismas circunstancias.
—No pretendo entrometerme, espero que esto que siento se termine por marchitar con la llegada de Gavi—comentó esperanzado el centrocampista.
Pau le dedicó una ligera sonrisa, revolviendo sus rubios cabellos.—Eso espero—manifestó el joven central, un tono más bajo,antes de marcharse hacia las duchas.
Casadó sonrió suavemente, le había escuchado.

Desde aquel día ambos comenzaron a compartir más de lo habitual, Marc había encontrado un confidente, con él ya sentía que no tenía sentido fingir cómo ante los demás.
—¿Crees que soy simple?—preguntó Marc, mientras ojeaba que pedir en la cafetería.
Pau que hacía lo mismo, despegó la mirada de la carta y observó al pequeño rubio.
—¿Simple?...—inquirió analizando la pregunta, a lo que Marc asintió cruzando su mirada, mientras se guardaba una sonrisa que amenazaba con salir.
—Puedes creer que Lamine a dicho que soy tan simple, que debo tener la cuenta de banco gorda y que mi celular parece que le pasó un camión por encima—citó las palabras exactas del delantero,sin aguantarse la risa.
Pau sonrió, eran de esas charlas que salían a relucir mientras calentaban previo a un partido.
—No lo creo, eres comedido con tus finanzas.Eso es bueno, supongo—respondió el Central.
En eso ambos se parecían, tenían gustos discretos, no eran de subir tampoco mucho a sus redes sociales.
Aquella tarde, disfrutaron de una deliciosa tarta y un café, contando alguna anécdota del día o simplemente hablando de los próximos partidos.

Aquella noche de noviembre disputaban un partido de champions, contra la Estrella Roja.El equipo dominaba con el balón, pero los goles aún no llegaban.
Fue entonces que se efectuó un tiro libre
a favor del equipo rival, fue cuando se produjo el accidente de Cubarsí.
Todos los jugadores se aglomeraron alrededor, para ver qué le sucedió, fue cuando Marc lo vio allí en el suelo tendido, con el rostro cubierto de sangre, llevó sus manos a la cabeza, rogando que no fuera nada grave.
Por lo que había escuchado de algunos compañeros alrededor, era que un jugador le dió en la cara con los tacos.
Los paramédicos llegaron y le sacaron del campo para darle una mejor atención.
Pau tuvo que ser sustituido, aunque ganaron sin tantas complicaciones, Marc sólo quería que sonará el silbato e ir con Pau.
Algunos compañeros quedaron a dar entrevistas luego del partido, pero el fue casi directo a los vestuarios con su amigo.
Le sorprendió ver al joven Central tan sonreído cómo si nada hubiera pasado, tenía nueve puntos en la cara.
—Te duele —preguntó Marc acortando la distancia entre ambos.
—No mucho, me han dado algo para el dolor—contestó el central, restándole importancia, al ver la cara de preocupación del centrocampista.
Aún tenía rastros de sangre seca en su rostro.
—Déjame ayudarte.—Casadó tomó un paño mojado de su casillero, ante la atenta mirada del más joven.
Lo mojó un poco, para luego acercarse a Pau.
—No pensarás salir así, ¿verdad?...la noche de  halloween ya pasó —bromeó, acercando con cuidado el paño.
Pau sonrió tímidamente, para luego quejarse un poco al sentir el contacto de la tela en su piel, realmente sí le dolía aún la cara.
Marc le limpió con mucho cuidado, evitando presionar el área afectada y Pau no pudo estar más complacido de tener la atención completa del chico que le atraía.
—Tus manos son muy suaves—comentó Pau, tomando con cuidado una de ellas.
—¿Entonces no lo hice tan mal?—dijo el mayor con una sonrisa, sintiéndose halagado.
—En absoluto—confirmó el joven central.
Se miraron en silencio unos cuántos segundos que parecieron eternos.
Sus rostros estaban tan cerca uno del otro que podían sentir sus respiraciones.
Pau se inclinó ligeramente y Marc no hizo ningún intento de alejarse, solo se quedó estático, estuvieron a punto de juntar sus labios, de no ser que los demás llegaron interrumpiendo el momento.
—Cof cof cof —tosió Lamine y Marc se movió de la posición en la que estaba.
El de Rocafonda los miraba con una sonrisa inquisitiva, cómo tratando de descifrar que estaba sucediendo allí.
—Te ves jodido, hermano—comentó Lamine, observando la herida de Pau.
—¿Eso va dejar cicatriz? —Preguntó  Fermín viendo el tamaño de los puntos.
—Seguro que sí—comentó Héctor, ladeándo el rostro de su amigo.
—¡Cuidado coño!—regañó Íñigo, al ver cómo manipulan el rostro de Pau.
Casadó sonrió en una esquina.Ese chico era tan fuerte, ni parecía un joven de Diecisiete años.
Eso último le hizo pensar en lo que estuvieron a punto de hacer si no fuera por Lamine.

Unos meses después, estaban celebrando el primer título de la temporada, la Supercopa de España, la euforia era demasiada, por segunda vez le habían metido una goleada al Real Madrid, ahora los nuevos galácticos veían a la distancia, como hace un año atrás lo hacían ellos.
Casadó vio a Pedri ir en su dirección, extendiendo sus brazos y él estuvo a punto de ir hacia él , pero segundos después cayó en cuenta que era con Gavi.
No dolió tanto y eso lo atribuía a qué cada vez pensaba menos en él.
Después de aquella conversación en el vestuario con Pau, de alguna manera había podido abrirse, no solo para expresar lo que llevaba dentro, si no que el central le había dado algunos consejos que después puso en práctica.
Y había funcionado, porqué ya no dolía tanto ver a Pedri y Gavi juntos.
Pero ahora otra cosa le comía la cabeza y es que estos meses había hecho que creciera una atracción entre Pau y él.
Todo indicaba que está vez no era una atracción unilateral, estaba vez tenía el presentimiento de que era correspondido, aliviando su maltrecho corazón.
Después de lo que pasó en el vestuario, después del partido de la estrella Roja, ninguno había tenido el valor de hablar de lo que sucedió.
En cambio siguieron tratándose con normalidad y Marc agradeció eso, porqué sus valores no le permitían ir más allá, Pau era un niño aún.
—¡Somos super campeones de España!—expresó feliz el central, alzandolo entre sus fuertes brazos.
—¡Lo somos!—contestó con la misma emoción, levantando sus brazos en señal de victoria.
Antes de bajarle, el central le dijo algo al oído que le hizo saltar al corazón.

"Te veo más tarde en la habitación"

Marc sonrió con timidez y un sonrojo apareció en sus mejillas.
Cada uno se fue a celebrar por su lado para disimular un poco.
Los pensamientos de Marc giraban entorno a esas última frase.
La incertidumbre, los nervios iban acabar con él.

Por eso aquella noche apenas llegó al hotel lo primero que hizo fue bañarse cómo era de costumbre.
Media hora después tocaron su puerta.
Marc trató de no verse nervioso, ni ansioso.
Le hizo pasar, haciendose a un lado.
La intimidad de la habitación hizo que todo fuera más sencillo y fluido.
—Debemos hablar de esto que sentimos —expresó el joven Central luego de un rato.
Marc asintió, era algo que no podían dejar correr.
—Me agradas Marc, disfrutó estar junto a tí, incluso si tengo malos momentos, verte sonreír es suficiente para que mí día no se tan malo —confesó el Pau con su suave tono de voz, mirando fijamente a la persona que le estaba declarando sus sentimientos.
Casadó suspiró con ternura, jamás pensó causar todo eso en alguien.
Era la más hermoso que le habían dicho a los largo de sus veintiún años.
—También me pasa lo mismo, extraño los días que no nos vemos, lo primero en lo que pienso en despertar es que quiero estar en el campo de entrenamiento y poder verte, gracias a tí he podido superar algunos sentimientos —Marc podía seguir mencionando muchas más cosas, porqué cada momento que pasaba junto al Central lo atesoraba.
Pau sonrió sintiéndose correspondido, tomando con una de sus manos la mano de Casadó.
—Pero por ahora no podemos hacer algo respecto, no mientras seas menor de edad—aclaró el centrocampista y Pau Cubarsí sonrió, aceptando la desición.

Un rato después ambos estaban acostados en la cama mirando el techo, mientras se contaban cosas que ahora no se habían confesado.

—¿Porqué siempre que te atrapaba mirándome, apartaba luego la mirada?—preguntó Casadó comprendiendo esos momentos.
—No lo sé, me gusta observarte, eres tan lindo y tierno, que me dan ganas de abrazarte—confesó el central volteándose hacía él.
—Entonces abrázame—concedió Marc, imitando sus acción.
Pau sonrió, con el corazón palpitando de emoción.
No es cómo que nunca se hubieran abrazado o algo, pero está vez era diferente, era un abrazo más íntimo, más especial.
Casadó se incorporó un poco y Pau hizo lo mismo, recostando su espalda en el respaldo de la cama, para estrechar mejor el menudo cuerpo de Marc entre sus brazos, acariciando con suavidad sus brazos.
—Siempre quise tener tú mirada en mí —confesó el central, mirando aquellos ojos marrones, contemplándole con cariño.
—La tienes, desde aquel día que te acercaste a felicitarme —recordó el mayor, podía describir ese momento, cómo único, cómo una acción detrás de una palabra, una mirada un gesto. Aquello que te lleva a algo más grande, que nunca hubieras podido imaginar que pasaría.
Una conexión fuerte e inexplicable, que le unió.
Pau apoyó su barbilla ligeramente en la cabeza del más jóven, rememorando el momento. Él lo tenía muy presente.

Aquel día era especial, era el cumpleaños número Dieciocho de Pau, y Marc tenía planeado algo especial, una cena para los dos en un restaurante de Barcelona.
Además de eso estaban contentos porqué el día anterior habían dado vuelta al resultado contra el Benfica, en su casa.
Un partido de locos, pero que terminó a favor de ellos, la remontada más épica.
Hasta una imagen encontró de él  a espaldas de Cubarsí, bajo la lluvia.
Le había gustado tanto que la había puesto de fondo de pantalla.
—¿Ahora si vas a ser mi novio oficialmente?—preguntó Pau, vestido  elegante, robándole un suspiro a Marc.
—¿Tu qué crees?—preguntó Marc, con una sonrisa que hizo más pequeño sus ojos.
—Espero que sí, porqué he anhelado tanto que este día llegara—contestó el cumpleañero sentándose.
Ambos degustaron los platillos que más llamaron su atención del menú, al menos por ese día se dieron el lujo de romper la estricta dieta.
—¿Puedo besarte?—preguntó Pau, inclinando sus cuerpo hacía Marc.
—¿Porqué me preguntas eso?...es obvio que sí, pero eso se da de forma natur—no terminó su frase porqué el central había atrapado sus labios, sin poder contenerse más.
Marc sonrió sobre el beso, pero no dudó en corresponder, fue un beso tierno, tranquilo, reconociéndose y acariciándose la boca, con sus labios de forma superficial, hasta que subió un poco de intensidad, pero sin ser demasiado invasivo o incómodo.
Perfecto para un primer beso.
Ya habría tiempo para explorar, para besar, para memorizar cada parte del otro.

Muchas veces el amor se puede confundir con una ilusión o una simple atracción, pero el amor verdadero es diferente, llega sin buscado, se instala y se queda para siempre como una huella en el corazón.