
💌Amor verdadero💘
Las sombras de la noche envolvían el castillo de Hogwarts, y bajo la luz plateada de la luna, Blaise Zabini caminaba por los pasillos con el ceño fruncido. Su mente estaba ocupada en pensamientos confusos y contradictorios. Solo unos días antes, su madre había anunciado el compromiso que había acordado con los Potter, comprometiéndolo a él, un orgulloso Zabini, con Harry Potter, el niño que vivió.
Desde entonces, Blaise había hecho todo lo posible para evitar a Harry. No es que tuviera algo personal contra él; al contrario, el Gryffindor era amable y valiente, pero Blaise ya tenía sus propios planes. Su corazón, o más bien su deseo, estaba momentáneamente cautivado por Pansy Parkinson, aunque sabía que ella no compartía sus sentimientos de manera sincera.
Una noche, cuando no podía soportar más la tensión, Blaise enfrentó a Harry en la Torre de Astronomía.
—Mira, Potter —dijo con franqueza—. No quiero este compromiso. Estoy con Pansy, ¿entiendes? Esto es solo una imposición de nuestras familias.
Harry, con su eterna paciencia y aquellos ojos verdes llenos de esperanza, asintió lentamente.
—Lo entiendo, Blaise. Y quiero que sepas que yo tampoco pedí esto. Pero quizás podríamos intentar conocernos mejor. Darle una oportunidad a esto. Tal vez hay más entre nosotros de lo que creemos.
Blaise bufó y se dio la vuelta, incapaz de enfrentar la sinceridad en los ojos de Harry. La vida continuó así durante semanas, con Blaise evitando a Harry y enfocándose en Pansy. Pansy, por su parte, disfrutaba de la atención, pero nunca le daba a Blaise la seguridad que él anhelaba. Pronto, la relación superficial con Pansy comenzó a mostrar su verdadera naturaleza. Ella aprovechaba a Blaise, usando su posición y su nombre sin ofrecer nada a cambio.
Un día, mientras Blaise observaba a Harry desde la distancia, riendo con sus amigos y mostrando su verdadero yo, comprendió la diferencia entre el amor genuino y el mero deseo. Comenzó a darse cuenta de lo mucho que Harry significaba para él, incluso si no quería admitirlo.
Esa noche, decidió pedirle consejo a Draco Malfoy, su amigo en común.
—Draco, necesito tu ayuda —dijo Blaise con voz temblorosa—. Creo que he cometido un error.
Draco lo miró con curiosidad y luego con comprensión.
—¿Te refieres a Harry?
Blaise asintió. Draco suspiró y palmeó su espalda.
—La única forma de arreglar esto es enfrentarlo, Blaise. Tienes que ser honesto con él, tanto como nunca lo has sido contigo mismo.
Convencido por las palabras de su amigo, Blaise buscó a Harry esa misma noche. Lo encontró sentado junto al lago, contemplando las estrellas.
—Harry... —comenzó, sintiendo cómo las palabras luchaban por salir de su boca—. He sido un idiota.
Harry lo miró, sorprendido por el tono de vulnerabilidad en su voz.
—Yo... te he estado evitando porque no quería aceptar este compromiso. Pensé que mis sentimientos por Pansy eran reales, pero me di cuenta de que la estaba usando para escapar de lo que realmente siento.
Harry permaneció en silencio, esperando que Blaise continuara.
—Harry, tú eres alguien increíble. Eres fuerte y amable, y ahora me doy cuenta de que he estado ciego. Por favor... dame una oportunidad para demostrarte que puedo ser alguien digno de ti.
Los ojos de Harry brillaron con lágrimas no derramadas.
—Blaise... quiero creerte —respondió Harry suavemente—. Pero tendrás que demostrarme que esto no es solo otra fase pasajera.
Los meses siguientes fueron un período de curación y descubrimiento. Blaise trató de redimirse, mostrándole a Harry que sus sentimientos eran verdaderos. Dejaron de lado el pasado y comenzaron a construir algo nuevo, algo basado en la confianza y el respeto mutuo.
Seis meses después, en el mismo lugar donde Blaise confesó su arrepentimiento, él se arrodilló con un anillo en la mano.
—Harry James Potter, ¿quieres casarte conmigo?
Con una sonrisa luminosa, Harry respondió:
—Sí, Blaise, acepto.
La boda fue una celebración de amor y unión, donde todos sus amigos y seres queridos se reunieron para celebrar su enlace. Pero la magia no terminó ahí. Gracias a un antiguo hechizo de unión, Blaise y Harry pudieron tener hijos, unas gemelas que iluminaron sus vidas con risas y travesuras.
Al final, Blaise aprendió que el verdadero amor no se encuentra en las apariencias o en las emociones pasajeras, sino en la dedicación y el compromiso de dos almas destinadas a estar juntas.
Y así, en el mágico mundo de Hogwarts, Blaise Zabini y Harry Potter encontraron su destino, unidos por un lazo que ni la magia más poderosa podría romper.