¡Ouhh! ¡Cassandra!

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¡Ouhh! ¡Cassandra!
Summary
Dos años después de terminar su relación con Cassandra Malfoy, Lysander Scamander y su hermano Lorcan, regresan a Inglaterra para celebrar la boda de sus amigos y Scorpius.Mientras tanto, Cassandra tiene problemas más importantes que un hombre, y navega el mundo representado a aquellos con privilegios quienes tratan de levantar a Inglaterra y su poderío economico que no se ha podido recuperar del todo aún después de nueve años después de la guerra contra los Parásitos.Basado en la saga Alianza de Helena Dax que se encuentra publicado en fanfiction. net
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Climinales

Este es Toger Wolff, es una persona real que tomaré como personaje secundario, en realidad no va a tener mucha trama, sólo tendrá una o dos apariciones, pero él Presidente de Mercedez Benz AMG Petronas f1 team. Lo introducí como personaje porque me hace sentir cosas de Susie Wolff. Me gustan sus ojos y su voz un montón XD Y no sé ustedes pero tiene rostro de que si hubiese estudiado en Hogwarts, hubiese estado en Slytherin XD

De cualquier modo esta es sólo una referencia gráfica del personaje, ustedes pueden imaginarlo como quieran. 

o-o-o-o-o

 

Arcturus Pinetree y otro medimago salieron de la habitación de Cassandra con una vuelapluma tras de sí, Arcturus parecía estarle dando indicaciones y el otro mago asintió, como estado de acuerdo. Luego éste se fue. Pinetree dio un suspiro y se acercó, todo el mundo estaba ahí, incluso Andromeda, Zhou, Teddy y su novia, Sarah. 

Todos estaban ahí, esperando su veredicto.

— Está fuera de peligro, hemos podido curar las heridas internas pero... Señor Malfoy ¿puedo hablar con usted en privado? es sobre el asunto privado de su hija.

Draco asintió y caminó detrás del mago dejando a su familia detrás. El medimago llevó a Draco a una habitación aparte y cerró la puerta, poniendo tras de si un hechizo para evitar que cualquier sonido entrara o saliera. 

— Le voy a ser sincero... el daño interno ha sido terrible. No podíamos parar la hermorragia sin... bueno, hemos tenido que sacarle el utero a su hija. 

— ¿Qué?

— Normalmente no es un procedimiento que hagamos, es algo muy... es muy muggle pero la maldición la dañó tanto por dentro... no podíamos salvarla de otra manera. 

— Merlín bendito. — Draco se pasó las manos por la cara y el cabello. — ¿La maldición continúa activa?

Pinetree negó con la cabeza. 

— Lo que sea que estuviese dentro de Cassandra ha salido, pero le hemos hecho pruebas y creemos que ha estado ahí por mucho, mucho tiempo, quizá desde que era una niña, es sólo que estaba dormida. ¿Tiene idea de quién pudo haberla maldecido de aquella manera? 

Draco puso sus manos sobre su cadera y bajó la cabeza. Claro que lo sabía. 

— Voy a tomar medidas al respecto. 

El viejo doctor asintió entendiendo completamente. Él tenía una hija, y Arcadia podía no ser la mujer más femenina del mundo, ni querer hijos propios, pero que te odien lo suficiente como para hacer algo como eso y quitarle esa parte de ella. No, él no lo perdonaría tampoco, y Arcadia mucho menos. 

— El caso de Cassandra es especialmente delicado. Ella quería tener una familia y antes eso era una oportunidad pero ahora... ahora simplemente no va a ser, todavía podría... usar a una madre surrogada porque aún le quedan los ovarios, pero antes le sugiero que la lleve con un psicomago, y que la tengan vigilada. En cuanto a su recuperación física, le daremos algo para que esté cómoda mientras termina de sanar. 

 Pinetree levantó entonces el hechizo y dejó que Draco saliera de ahí. Su madre esperaba fuera, se hablaron con la mirada y la mujer ahogó un grito en su garganta. Entonces lo abrazó para esconder sus lágrimas. Pobre Cassandra, iba a estar destrozada. 

— Draco ¿Qué pasa? — Le preguntó Harry. Draco no pudo contestarle y mejor se abrazó a él también. Necesitaba que alguien le diera fuerza para ir a enfrentar a su hija y decirle que por su culpa ella no podría tener hijos. 

o-o-o-o-o

James recorrió el ministerio para llegar a la guardería. Quería salir del ministerio antes de que comenzara a llover, porque sino Nick cogería un resfriado y Seren lo mataría por haber olvidado comprar los polvos flú y lo peor era que con la lluvia ni siquiera le daría tiempo para Aparecerse en el Callejón Diagon y comprar más. 

Cuando llegó su tío Percy también estaba recogiendo a los hijos de Amélie. Eran un niño y una niña, de 2 y 4 años respectivamente. La niña estaba comenzando a hablar inglés pero al niño aún le costaba trabajo no decir algunas palabras en francés o en alemán. 

— Hola, tío. — Percy lo miró soprendido. 

— Hola, James. ¿Vienes ya por el pequeño torpedo?

James lo miró sin entender. 

— ¿Qué es un torpedo? 

Percy parpadeó. 

— En realidad no lo sé bien, algo muggle, creo que es algo que se lanza a gran velocidad... aunque podría estar mal, es algo que tu abuelo solía decir. 

James entrecerró los ojos. Sí, recordaba vagamente a su abuelo decir algo así, pero lo había dicho tan pocas veces que James pensó que se trataba de alguna palabra que usaba la gente muerta, como los fantasmas y así, no los muggles.

— Ohh, tío.— Dijo teniendo una gran idea. — ¿Podrías cuidar a Nick unos minutos? 

Su tío no pareció muy convencido, giraron a ver al niño, todavía dentro de la guardería, estaba colgado boca abajo de un juego. 

— Por Merlín, Nick. — Dijo una de las cuidadoras apuntando a Nick con un hechizo anti-gravedad. Tío y sobrino se miraron. 

— ¿Cuántos minutos exactamente? 

— Sólo los suficientes para ir a callejón Diagón y comprar polvos flu. Se me han terminado en casa y he tenido que traer a Nick en la escoba esta mañana. 

Percy miró a James como si no fuera de confianza.

— ¿Que tan apegado a la ley estás?

Ahora fue James quién miró a su tío con desconfianza. 

— ¿Exactamente de qué estamos hablando? Porque como Auror...tengo la moral algo flexible, pero no me quiero meter en problemas. — Su tío se alzó de hombros. 

— Si tienes la moral flexible entonces tengo una mejor idea que todo ese trayecto que planeas hacer. Trae a Nick. — Dijo tomando a los niños de las manos. James fue con Priscila a que le entregaran a Nick y su mochila. 

— Hasta mañana, Prisci. — Se despidió el niño. James se emocionó al ver a Percy. — Pelcy... Pelcy... ¿podemos jugal a Dlagones y escobas? 

— No puedo, Nick, pero puedo mañana. 

Su tío lo llevó todo el camino de vuelta a los elevadores, y tomaron uno con rumbo al sexto piso. 

Era la oficina de su tío. El departamento de transportes mágicos. 

— Jefe, pensé que ya se había ido. — Dijo una mujer con enormes anteojos de fondo de botella y parecía un ratón. Estaba metiendo pergaminos a su bolso. 

— Se me ha olvidado algo ¿Está Smith? — Dijo entrando en su oficina privada. 

— No, ya se ha ido. 

— Bueno, vete tu también o el de recursos humanos me reñirá de nuevo. 

— Ya voy, ya voy. Si yo también tengo una vida. — Dijo terminando de meter sus cosas en su bolso. — Nos vemos mañana, Jefe. — Dijo antes de salir rumbo al elevador. Percy se asomó y salió de su oficina cerrando la puerta, caminó discretamente hasta otra oficina que decía P. Smith. Insumos y abrió la puerta. 

— Vigila los elevadores. — James levantó una ceja pero hizo lo que su tío le pidió. Pronto Percy salió de la oficina de Smith con una bolsa de papel marrón que por el tamaño probablemente tenía 3 o 4 kilos de polvos flú. — Metela en la mochila de Nick. — Le dijo susurrandole. — James se aguató la risa mientras su tío forcejeaba con el cierre de la mochila. — Listo. Ahora, y portando tu uniforme de Auror, has cometido un robo al Ministerio de Magia de Gran Bretaña. Abrazala, Nick. — El niño hizo lo que Percy le pidió. — Tu primer crimen contra el Departamento de Transportes Mágicos, mi padre estaría tan orgulloso. 

James empezó a temblar de la carcajada que se estaba aguantando. Su tío le sonrió y tomaron el ascensor hacia el vestibulo. 

James entendía cada vez menos a su yo del pasado que creía que su tío era un burocrata pomposo, y bueno sí, a veces era un pomposo pero siempre había sido amable, especialmente con los que no encajaban o los que cometían errores. Por eso el tío Dudley, Goyle y Draco se habían sentido tan cómodos con él desde el principio. 

De chico James no había sido capáz de apreciar tanto esa cualidad pero ahora había madurado un poco y  agradeció al destino o a las coincidencias que su tío hubiese encontrado a alguien que le hiciese feliz después de que murieron su esposa y sus padres, porque los niños estaban comenzando a llamarle papá y no creía que Amélie fuese a ir a ningún lado nunca, no era así como funcionaban las Veelas. 

Cuando llegaron a las chimeneas cada uno tomó la suya hacia casa. 

— ¿Le decimos a mamá que somos climinales? — Dijo el niño sin poder pronunciar bien la r. 

— No amor, eso no se les dice a las mamás. Vamos a preparar la cena ¿si?

El niño asintió emocionado. 

La tarea de Nick para la cena fue mantenerse con vida mientras papá cocinaba. 

o-o-o-o-o

Lily llegó cansada del trabajo, cuidar de un montón de niños siempre pasaba la factura con dolores de cabeza por el ruido, y con dolor de garganta por tratar de hablar lo suficientemente fuerte para que te escuchen. 

Cainan estaba acostado en uno de los sillones con los pies arriba de los cojines. 

— Cainan, ¡los pies!

— Perdón, mamá. — Lily le dio un pequeño golpe en la nuca. 

— ¿Y cómo te fue? 

— Bien, aburrido... pero aburrido está bien, aquí en la casa parece que hubo una tragedia. 

— ¿Tragedia? 

— Algo le pasó a Cassandra, la tuvieron que llevar a San Mungo, todavía están allá. Vine a buscar a Damon para ir al gimnasio y los elfos me mandaron a San Mungo, pero en San Mungo Damon me dijo que me fuera a casa porque ya eran muchos en la sala de espera pero mejor me quedo, estoy preocupado por Cassie. 

— Ya, pobre. ¿Mi padre también está allá?

— Sí, no se ha separado de Draco. 

— Vale, voy a mandarle un patronus ¿Ya cenaste? 

— No. 

— Pide algo a los elfos. — Dijo yendo hacia las escaleras. — Voy a cambiarme y a mandar el patronus. 

o-o-o-o-o

Draco vio como se iba el Patronus de Harry para responderle a su hija el mensaje. Los demás habían ido a cenar a un lugar cercano, excepto Lysander que no se había querido separar de ella. Cuando se negó a ir todos habían mirado a Damon esperando algo, incluso el mismo Draco.

— Te traeremos algo para que comas. — Dijo y con eso confirmó la sospecha que había estado en su corazón desde el principio. Cassandra no iba a casarse con Damon por amor. Sólo estaban juntos porque confiaban el uno en el otro, y porque les daba miedo quedarse solos en el mundo.  

Harry regresó a su lado y le tomó de la mano. 

— ¿Debería estar preocupado?

— ¿Por Cassandra? No, no. Ella estará bien. 

— Hablo de ti. Es decir, ahora que sé que ella estará bien, quiero saber sino tengo que estar preocupado también por ti. No has dicho una sola palabra sobre lo que sucedio y sé que no... no se trata de algún misterio, en tu cara veo que sabes perfectamente lo que sucedio ¿Por qué no quieres contarmelo?

Draco lo miró largamente y después se despatarró en las silla. 

— Por un maldito silencius o algo así. Nadie puede escucharnos. 

Harry frunció el entrecejo pero hizo lo que Draco le pidió. 

— ¿Recuerdas que te dije que habían intentado asesinarme en Italia? Antes... antes de la guerra. 

Harry asintió. 

— Dijiste que alguien quería venganza por lo sucedido en la guerra contra Voldemort. 

Draco trató de ahogar algunas lágrimas. 

— Harry no tienes idea de las cosas tan horribles que sucedieron en la Mansión Malfoy... la cantidad de... gente que murió en ese lugar. — Draco se limpio los ojos con el puño de su camisa. 

— Había... había una mujer, una sangremuggle, estaba embarazada y tenía dos hijos pequeños como de diez años o menos. Creo que el padre también era sangremuggle, trabajaban en el Ministerio pero ninguno pudo probar su estatus de sangre. Ellos huyeron antes de su juicio, temían ser asesinados dentro del mismo Ministerio supongo... un grupo de Carroñeros los recluyeron en la Mansión. Traté... traté de ayudarlos. Eran niños, Harry... y traté de hacer que escaparan al bosque pero Voldemort se dio cuenta y envió a la manada de Greyback. 

— Oh por Merlín.

Draco se volvió un pequeño desastre, una bolita de pies y manos sobre una silla. 

— Lo mataron a él primero y luego a los niños, la hicieron mirar. Nos hicieron mirar. A ella le abrieron el vientre. Dijeron que los de su clase no merecían vivir. Para entonces Volvemort se había aburrido y regresamos a la Mansión donde me esperaba una larga, larga sesión de tortura. No supe que pasó con ella, pensé que había muerto pero me la volví a encontrar en Italia, estaba desfigurada pero sus ojos eran los mismos. Yo iba con los niños y Astoria, estabamos de vacaciones en Triora... il paese delle streghe. Estabamos paseando cuando de repente varios magos, incluída ella, nos atacaron, me lanzaron una serie de Avadas que pude esquivar por los pelos, Astoria alcanzó a tomar a los niños en brazos y aparecerse en otro lugar pero un hechizo alcanzó a Cassandra... ella cayó dormida. Pensé lo peor pero no, estaba viva. Los medimagos de Triora me dijeron que estaba bien y en Grecia me dijeron lo mismo, pensé que sólo le habían dado con un Desmaius, no pensé que fuera algo como esto. 

Harry tampoco se esperaría algo como eso, no de una persona cuerda, pero claro, el odio destruía siempre la poca o mucha cordura de las personas. 

— ¿Y qué piensas hacer?

— No lo sé. Lo normal sería pensar en buscar venganza, pero Harry estoy tan cansado del odio, y esto va a destruir a mi hija y no sé si podrá soportarlo. 

— Cassandra es muy fuerte. 

— Quiero pensar que lo es, ¿pero y sino?

— Estaremos con ella, cariño. Trataremos de aliviar su carga. 

o-o-o-o-o

Cassandra abrió los ojos. El techo blanco de San Mungo. Respiró cansada, ella les dijo lo que necesitaban saber ¿Por qué no la dejaron morir en agradecimiento? 

Podía sentirlo, podía sentirlo sin necesidad de que se lo dijera, ese dolor en el vientre no era normal, no era como el de siempre. 

Estaba vacía y ésta vez de verdad. 

Trató de levantarse un pocó pero le dolía el abdomen y sentía que si se movía se le iba a salir todo lo que tenía en el interior. 

— Por favor, no te muevas. 

Vio a Lysander salir de a un lado de la cama, estaba sentado en el suelo, ensuciando su ropa el muy silvestre. 

— ¿Que haces aquí?— Preguntó.

— ¿Te molesta que esté aquí?

— No me molesta, sólo me sorprende que los medimagos y mi padre te hubiesen dejado quedarte. 

— Los medimagos y tu padre ¿pero no Damon?

— ¿Y a Damon porqué le importaría? — Preguntó divertida. — ¡Ouh! ¿Te refieres a...? No, a él no le importan esas cosas. No es partidario de la exclusividad como pudiste notar en la oficina de Cooperación Mágica Internacional.

— Así que tu sabes ¿Y te da igual?

— Yo fui quién lo envió ahí en primer lugar.— Cassandra uso uno de sus dedos para tratar de limpiar sus ojos, sentía como si tuviera polvo atorado. 

Lysander se le quedó viendo como si estuviese viendo alguna especie de monstruo. Ella se rió, claro, lo último que recordaba Lysander de ella era que era una mujer recatada que no mostraba afecto en público y que apoyaba los valores tradicionales. 

— Por favor, no seas niño, Lys. Como hombre deberías saberlo incluso mejor que yo, el sexo es sólo una moneda de cambio. Y sólo los permisos para producir dentro del espacio Schengen valen 137 000 galeones, no se diga el costo de la fábrica. Por supuesto que voy a darlo todo por proteger mi empresa, incluso a mi prometido. Y él no se lo toma a mal, le gusta, al muy furcia. 

— De verdad... ¿de verdad vas a atraparte a ti misma en un matrimonio así?

— ¿Así? ¿Práctico?

— Sin amor. 

Cassandra comenzó a reirse pero se detuvo por el dolor físico. Ella se dobló adolorida. 

— Ay... ¡Scamander! no me hagas reir. — Dijo pero seguía sonriendo. — ¿Tu te crees que todos los matrimonios son por amor? ¿Los de la clase alta? ¡No! El amor es un puto lujo, siempre hay otros intereses de por medio, tenemos suerte si la otra persona nos gusta y... y ¿Qué creíste que iba a suceder conmigo cuando me dejaste? ¿Crees que yo tenía el tiempo para sentarme frente a alguien nuevo para conocer su color o su canción favorita y pretender que eso era importante? ¿Crees que iba a dejar que otro imbecil me hiciera desperdiciar 7 años esperando por una pregunta? — Del enojo Cassandra se lastimaba a si misma, el vientre le ardía pero se levantó y se bajó de la cama. El corazón de dolía más que cualquier otra cosa, tenía tantas cosas que sacarse de adentro. —  ¡7 años! ¡7 putos años! ¡Yo te amaba y tu me dejaste cuando te aburriste de mi!

— ¡Yo nunca dije eso!

— ¡Eso fue lo que dijiste! ¡Dijiste que sentías como la vida se te escapaba! ¡Que no eras feliz! ¡Que no creías poder ser feliz, jamás!

— ¡Pero nunca fue por ti! ¡Era Inglaterra!

— ¡¿Y por que no me pediste ir contigo?! 

— ¡Nunca habría dejado este lugar!

— Cassandra ¿Qué es todo este escandalo? — Entró su padre a la habitación con Harry por detrás pero ella lo ignoró completamente.

— ¡Yo por ti lo hubiese dejado todo, Lys! Tu sólo asumiste que yo no lo haría porque tu nunca lo harías por mi — Ella comenzó a golpearlo. — ¡Yo me habría ido a cualquier lejana ciudad! ¡yo hubiera vivido en una puta choza por ti! pero tu eres un cobarde de mierda y decidiste irte y pensar que me hacías un favor antes que preguntarme nada. Claramente, tu y yo no amamos igual. ¡Tu ni siquiera sabes lo que es eso! — Draco perdió un poco de color cuando vio sangre caer por las piernas de su hija. — Tu no sabes cuanto yo te amaba. — Dijo antes de dejarse vencer por el dolor y por el cansancio. Lysander, que estaba frente a ella a penas alcanzó a cogerla antes de que cayera al suelo. 

o-o-o-o-o 

La próxima vez que Cassandra abrió los ojos tardó un poco en reconocer el lugar. Recordó lo último que hizo y se quiso morir. Que vergüenza. 

— Oh, ya despertaste. — Era Damon. — Harry se ha llevado a tu padre para comer algo. Se acaban de ir. 

— ¿Cuanto...?

— ¿Cuánto tiempo estuviste fuera? 20 minutos, los medimagos tardaron poco más de diez para volver a curarte y ni siquiera trates de moverte, te han pegado a la cama. 

— Mierda. 

— Eso te pasa por ser tan dramatica. — Dijo con una sonrisa burlona. — Tu no sabes cuanto yo te amaba.— Imitó pobremente su voz. 

— Ohh jodeme. 

Damon se volvió a reír. 

— Fue tan dramático, Seren se moriría de envidia, ella jamás podría interpretar tales emociones, por un momento pensé, oh por Dios, Cassandra se ha vuelto española, ¡italiana! Ha dejado de ser Britanica. 

Cassandra se rió un poco también. 

— Voy a lanzarte un puto hechizo punzante en cuanto me den mi varita. No creas que me olvidaré de esto Damon Pucey. 

 — Estoy seguro de que no. — Volvió a reirse. 

La puerta se abrió. Eran Albus y su hermano. 

— Los demás ya se han ido pero vendrán mañana a verte junto con Mei y Seren. 

— Siento haberles quitado el protagonico del día. Bueno, mañana todo se tratará de ustedes así que ¿Por qué no se van a dormir ustedes también? Damon se quedará conmigo. 

— ¿Mañana? Cassandra, la boda se ha cancelado. — Dijo Scorpius. 

— ¿Qué? — Preguntó como sino entendiera la gravedad del asunto.— No, es importante... no puedes. 

— ¿Estás loca, Cass? — Preguntó alarmado Albus — ¿Cómo se te ocurre que voy a hacer una fiesta de 600 invitados de toda Europa cuando alguien ha tratado de matarte?

—  Precisamente porque son 600 invitados, Toger va a venir. 

— ¿Toger? ¿Ese Toger? — Preguntó Damon pero siendo ignorado por ambos hermanos. 

— Es la boda de dos heroes del mundo mágico, los ministros de Magia de la mitad de Europa están invitados,— Continuó Cassandra con voz queda, estaba cansada, adolorida y casi afonica pero Scorpius estaba haciendo algo completamente estúpido, tenía que comprenderlo.— Los medios de todo el mundo... todos nuestros clientes importantes, los proveedores... 

— ¿Y eso a mi qué me importa? Tu eres mi hermana, a esos ni los conozco. 

Cassandra se llevó las manos al cabello y lo revolvió por pura frustración. 

— Vas a causarle un ataque nervioso. — Advirtió Albus. 

— Merlín...— Dijo ella antes de girarse un poco llevandose las manos al abdomen. 

— ¿Cass, estás bien?— Se acercó su hermano a la cama. Cassandra alejó a Scorpius a manotazos. 

— Haz lo que quieras... sólo alejaté de mi, ¿vale?  

— Cassandra, estás siendo una terca y una injusta. Además es nuestra boda y la cancelamos si queremos, nosotros sólo necesitamos 30 o 40 personas de verdad importantes. Igual y nos casamos sólo así, sólo nosotros y los Weasley, a todos los demás que les den. 

— Scorp... — Intervino Damon. — Creo que si ya tomaste tu decisión no hay razón de discutirlo más y menos con ella. Lo que si es que si de verdad vas a cancelar... deberías empezar por comunicarlo a la prensa y también cancelar a cada uno de los 600 invitados porque sino todos van a llegar al salón de eventos, y a los proveedores, ya sabes, músicos, decoradores, personal de seguridad... el tío de Albus se va a infartar, ya te digo, probablemente ya está casi toda la comida hecha. 

— Damon, ¡callate! Vayanse de aquí todos.

El chico respiró hondo y la miró, estaba en uno de sus momentos patéticos. Luego miró a sus amigos. 

— Será mejor que la dejemos estar tranquila. — Caminó hasta la puerta de la habitación y la sostuvo para que Albus y Scorpius salieran del lugar. Antes de salir miró a Cassandra. — Voy a estar afuera hasta que llegue tu padre de cenar... ¿Quieres que haga algo por ti? Con respecto a las cancelaciones. 

— Mandale un Patronus a Alicia. — Dijo después de unos momentos. — Ella sabe a quien mandarle disculpas de mi parte y... dile que le mande un mensaje más personalizado a Toger Wolff. 

— ¿Toger Wolff? ¿Tu Toger es Toger Wolff? — Cassandra sonrió aunque Damon no la vio. Toger de hecho se parecía bastante a Damon, sólo que como 40 años más viejo y cicatrices de acné.

— Con flores, ¿de acuerdo? no sé, que le escriba lo que sea en la carta, pero que le pida que no regrese a Austria de manera inmediata... Quiero... quiero mostrarle un plan de negocios. Tiene unas cuantas recetas patentadas que me interesan, de bajo costo de producción y a las cuales les podemos sacar buen provecho. 

— Entiendo. Le mandaré el Patronus en cuanto llegue a casa.  

Damon cerró la puerta y por fin Cassandra se pudo sentir algo más tranquila aunque sola sus pensamientos la atormentaban. 

Quizó dormir para no pensar, dormir y tal vez, si el universo tenía piedad, no despertar. 

o-o-o-o-o

Seren se bebió media botella de agua de un solo trago. Sudaba y tenía la sensación de apestar. 

El ensayo había salido bien, todos tenían las coreografías y las canciones listas desde hace meses pero ahora que la obra saldría de gira todos estaban nerviosos. A veces salían del país pero era dentro del continente. Además era la primera vez que iba a Estados Unidos con una obra tan grande y con tantos efectos especiales en el libreto. 

Suspiró cansada tratando de pensar en positivo pero entre el estrés de la obra, de pensar que tenía poco tiempo para estar con su bebé y con James y el Patronus que recibió por la tarde le resultaba dificil. 

Uno de sus compañeros se dejó caer junto a ella, estirando los pies y las manos. Seren miró a su alrededor, todos estaban cansados, sudados y con las caras rojas. Sin duda todos estaban dando su máximo. Eso le hacía muy feliz, hacía que valiera la pena, salir al escenario con todas esas personas tan trabajadoras y comprometidas era en gran parte lo que la hacía seguir adelante. No quería decepcionar a nadie, si todos los demás daban el 100% ella también lo daría. 

Al llegar el momento de ir a casa pasó por la cafetería de Aino Kaspersen y llevó algo para ella y para James pero cuando llegó a casa las luces estaban apagadas, y le bastó con ver el plato de sopa en la mesa para saber que James y Nick ya dormían. 

Kreacher apareció para darle la bienvenida. 

Claro. Se lamentó. Debían de estar cansados, el turno de James comenzaba a las 7 de la mañana y terminaba hasta las 5 o 6 de la tarde. Los Aurores trabajaban turnos más largos que cualquier otro empleado del ministerio y a veces rotaban turno o los hacían dobles cuando había casos urgentes y el pobre Nick pasaba todo ese tiempo en la guardería. 

A veces la mente de Seren le llegaba a sugerir cosas como que debería dejar de trabajar para dedicarle tiempo a Nick, como había hecho su madre que no se buscó un empleo serio hasta que ella no entró a Hogwarts, quería tener con Nick lo mismo que ella había tenido con su madre porque le dolía que cuando Nick necesitaba algo, al primero al que buscaba en la habitación era a James. Ella quería cogerlo y decirle, yo también puedo ayudarte, Nick, yo soy tu mamá pero no funcionaba. 

Incluso aquellos pocos días en que ella podía estar en casa Nick se levantaba, por costumbre, a la misma hora que James y se negaba a quedarse con ella. Buscaba su dragón de peluche y lo metía a su mochila paseandose con ella por la cocina mientras James cocinaba el desayuno. 

Daba vueltas diciendo que quería ir con Miss Prisci, Miss Franky y el Sr. Jessie.

Le contaba a James que Manu, su mejor amigo había prometido mostarle algo, una planta de su jardín, un insecto raro, un libro con muchos dibujos. 

Cuando le decía a James que quería que Nick se quedara en casa James hacía cara de no entenderla. 

— Trabajas mucho todo el tiempo, ¿Por qué no descansas? Además Nick no se quiere quedar, le encanta la guardería. 

Las pocas veces que lograba ganarle a ese argumento se terminaba arrepintiendo a medio día, Nick se aburría y sino sacaba la energía fisica que tenía su magia se descontrolaba y terminaba rompiendo cosas, prendiendo cosas en fuego o estar irritado el resto del día. 

Se comió la sopa mientras charlaba con Kreacher y luego subió a su habitación, donde justo como lo pensó, James dormía como piedra. 

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