Conociéndolo
Pandora era su mejor amiga en aquella escuela de señoritas, todas las demás eran creídas y aburridas, pero Pandora era distinta, era calmada pero alegre, siempre diciendo las cosas más inusuales, era un poco extraña y por eso Regina amaba estar con ella. Pandora tenía un hermano gemelo que asistía a la escuela para hombres a unas cuadras de donde ellas estudiaban, ella tenía el cabello rubio platinado, casi blanco y siempre parecía tener la respuesta a todo, incluso lo que no le habían preguntado.
Así que cuando Pandora la detuvo en la salida, ella paró y la escuchó.
-Es totalmente sorprendente la forma en que el amor encontró la puerta a tu hermano, tal vez deberías abrir la tuya, en caso de que espere visitas, pero no desesperes que llega lento-
Pandora era rara y parecía saber todas las respuestas, pero ese día no sólo no hacía sentido sino que ni siquiera hablaba de la forma en que siempre hacía, por lo que Regina se extrañó.
Cuando Regina llegó a casa y entró al cuarto de su hermano mayor, encontró sentado en la cama a un chico castaño con lentes, ¿Era este el famoso James Potter? ¿Aquel al que había envidiado tantos años?
Regina pensó un momento, saludó a su hermano, lo escuchó contar emocionado todo sobre su nueva cita y siguió pensando, llegando a la conclusión de que esto no era coincidencia, y como siempre hacía, creyó en Pandora, y decidió que James sería el amor de su vida.