
Elena, la mejor “candidata”
Elena, la mejor “candidata”
La mirada que Valentina le dedica a Lena la pone muy nerviosa además de que la presión de la mano que le saluda y ejerce un poco más de fuerza sobre ella, deduce que quiere intimidarle por la escena que ha visto además de que cuando Julia las ha presentado se ha mostrado algo nerviosa.
―Así que tú eres la famosa Elena…
―Puede llamarme Lena ― sonríe incomoda retirando la mano.
― ¿Tú eres la ex estudiante de Mí Jul? ― Le mira significativamente.
―Eh… Sí ― asiente nerviosa viendo a Julia algo confundida ― su materia era muy interesante.
―Así… ¿Cuál era la materia?
―Te dije que fue mi estudiante de Medicina preventiva ― balbucea Julia llegando al rescate.
―Sí, exactamente fue esa… Llevo muchas unidades de aprendizaje que a veces no recuerdo bien ― secunda a Julia.
―Sí, recuerdo que aborrecí algunas de ellas… ― Finge una sonrisa ― Entonces, ¿tú eres quien quiere dejar la escuela?
―Sí, le dije a la doctora Volkova que debo buscar un trabajo para ayudar a solventar los gastos en casa y poder pagar mi matricula y libros de la universidad ― coloca un rizo travieso que le cubre el rostro ― es que mi mamá y hermana ya no pueden ayudarme mucho por la precaria situación además de que no alcanza el dinero y pues creí que si dejaba en pausa mi carrera podría ahorra un poco de dinero extra para volver.
―Pero yo le he dicho que no debe hacerlo y le he ofrecido ayuda con una beca para que sólo se preocupe por sacar adelante la carrera y a sus prácticas, y si quiere trabajar pues que no afecte sus estudios.
―Bien, estoy de acuerdo contigo mi amor ― se acerca a tomar posesivamente a Julia del brazo derecho mientras besa su mejilla ― y bueno, quiero ayudarte porque me has caído de maravilla, pareces una persona centrada en lo que quiere… Te otorgaré la beca completa ― le guiña el ojo de manera cómplice suavizando un poco su mirada.
― ¿De verdad? Pero, ¿No me postulará para ello al menos para tener una entrevista?¿Qué no debe intervenir un consejo? ― Lena le mira dubitativa y algo desconfiada.
―No si yo soy quien decide sobre esto, soy la cabeza del consejo además de que tenemos un gran fideicomiso en los programas para esto ― sonríe confiada y sonríe hacia Julia ― además, tengo influencias… Puedes confiar en que la beca es tuya, sólo necesito ciertos documentos y que vayas a la oficina de leyes en la universidad para que te haga una entrevista ― la sonrisa tiene un interés oculto y a Lena le parece que verá esa sonrisa en sus peores pesadillas pues la misma le causa un escalofrío muy intenso en la espalda.
―Entonces, no se diga más… La beca es tuya ― Julia se acerca a Lena y le toca el hombro a Lena para que no se preocupe.
―Claro…
―Gracias… En verdad… ― Lena siente un nudo en la garganta y tibias lágrimas de felicidad se asoman a sus ojos ― Lo agradezco y lo aprecio de verdad, daré lo mejor para que no se sientan defraudadas por darme la oportunidad…
―Calma cariño, no llores… ― Julia abraza a Lena en un gesto afectuosos bajo la atenta mirada de Valentina.
“Ella tiene que ser, ahora debo buscar la forma de que acceda a mi petición de una manera sutil sin que se niegue… Ay Lenita has llegado como enviada del cielo, pero ¿Cómo? Piensa Valentina, piensa… También está el problema de convencer a Julia para que acceda a lo que le pido, cariño creo que querrás hacerlo si te digo que la querida Lenita será la madre de nuestro bebé y no te negarás, mi amor te presento a la futura madre de nuestro bebé…” Valentina sonríe con malicia perdida en sus pensamientos.
―Bueno, arreglaré la cita y te espero a primera hora mañana para discutir los detalles en la entrevista ― Valentina se acera a interrumpir el cuadro ― lleva todos los papeles que están en la lista ― busca en su bolso y saca su agenda para entregarle un pequeño papel a Lena ― recuerda a primera hora, te daré un justificante para que faltes a clases.
―Ahí estaré, señora Volkova… Muchas gracias otra vez ― se acerca a Valentina y le abraza al igual que a Julia antes de salir del consultorio con una enorme sonrisa y casi dando saltos de felicidad, irá directamente a comunicárselo a su madre y a su hermana.
―Es una chica encantadora, ¿no? ― Comenta Julia viendo hacia la puerta.
―Sí, mucho ― ve a su esposa algo ajena a la conversación ― además de hermosa, ella es la perfecta candidata ― susurra lo último.
― ¿Decías? ― Vuelve a la realidad.
―Que es muy linda y parece muy inteligente, creo que si merece la beca.
―Y… ¿Qué te trae por aquí? ― Camina hacia la silla de su escritorio.
― ¿Qué no puedo venir a visitar a mi linda esposa sólo porque la extraño? ― Se acerca seductoramente para sentarse en sus piernas.
―Bueno, lo digo porque nunca vienes por acá… A menos que necesites algo.
― ¿Tan mal concepto tienes de mí? ― Valentina pone su cara más inocente y pasa ambos brazos alrededor del cuello de Julia ― Sólo he venido porque quería verte y…
―Lo ves, quieres algo.
―Bueno, he estado pensando en lo que discutimos el otro día ― afloja la corbata de Julia y desabotona la camisa de Julia lentamente con una mano mientras que con la otra la saca del pantalón.
―Si es sobre lo de acostarme con la mujer que elijas… No, la respuesta es un rotundo no ― se levanta caminando hasta la ventana alejándose de su esposa acomodándose la camisa y la corbata.
―Pero, si te dejo escoger a la candidata, ¿lo harías?
La pregunta le sorprende pero le también le tienta un poco aunque ninguna de las candidatas del catálogo le gusta, son bonitas pero ninguna le atrae tanto como Lena, “si ella fuera la candidata, lo tendría contemplado… Julia, cálmate, recuerda que estás casada y ella es casi prácticamente una niña, deja de pensar en eso.
―Te los estás pensando, eso me da a entender que sí, el que calla otorga cariño… ― Abraza a Julia por detrás ― Y tú me has respondido.
―No he contestado porque creo que no estás pensando claramente en esto, no es algo tan sencillo lo que estás pidiendo ― quita los brazos de Valentina que le abrazan por la estrecha cintura ― me estás pidiendo que busque un amante.
―No, sólo que embaraces a una mujer que esté dispuesta a darme a tu hijo cuando nazca… Piénsalo ― la sonrisa que curvea sus labios es algo cínica y maliciosa ― Amor, respóndeme algo con la mayor sinceridad.
―Depende.
―Si te digo que tengo a la candidata perfecta, ¿aceptarías hacerlo?
―… ―No puede creerlo, lo dice de una manera tan resuelta que le causa cierta desconfianza “estás realmente desquiciada por el hecho de tener un bebé, ¿Por qué no le busco ayuda profesional?”― ¿Qué estás diciendo?
―Pues que en efecto, tengo a la candidata perfecta… Creo que te gustará, pero la pregunta es si lo harás, ¿verdad que sí lo harás?
―No, te lo dije… Lo mejor es la inseminación artificial para no implicarnos tanto en el proceso, creo que el contacto directo entre la posible madre de mi hijo puede afectarle mucho a ella y al bebé en su estado de gestación además no es la mejor manera porque se pueden crear ciertos lazos afectivos no deseados y no quiero cometer adulterio…
―No lo cometerás si yo estoy de acuerdo además de estar enterada… Es la fantasía de cualquiera, que su esposa le permita tener a su amante bajo el mismo techo.
―Eres el Diablo… ― Le mira de una manera que Valentina no puede descifrar― Además no he dicho que sí…
―Pide lo que quieras y se te concederá… Bueno, nos vemos en la cena cariño… Mañana conocerás a mi candidata ― toma su bolso caminando hacia la puerta ― creo que te encantará ― se da la vuelta y le manda un beso soplado.
Julia no puede creer lo que su esposa le está pidiendo, si fuera alguien sin principios o escrúpulos, aceptaría de inmediato sin pensarlo pero ella tiene principios y valores para respetar sus votos matrimoniales… Seguramente se irá al infierno junto a su esposa, la ve salir contoneando las caderas de una manera muy coqueta y se acerca a su mini bar para servirse un trago pues toda esta conversación le ha dejado muy tensa.
***
Lena camina hacia el ascensor, la idea de que tendrá una beca y no deberá dejar la carrera a medias le ensancha la sonrisa, su madre se pondrá feliz con la buena nueva porque ha estado preocupada desde que le ha dicho lo de la cancelación de su beca, por lo que al terminar su turno en el consultorio de la Doctora Zorionakova irá directamente a casa.
La tarde pasa rápidamente entre los archivos de los pacientes, son demasiados documentos y carpetas que se siente cansada pero aún está feliz; toma su abrigo rosado del perchero y se acomoda la bufanda, se despide la Doctora, una madura mujer de estatura media y cabellos rubios muy claros con gesto severo pero muy amable y comprensiva.
Camina hacia el ascensor acomodando su sencilla pero práctica mochila y presiona el botón de recepción y espera unos minutos, los números marcan que va descendiendo desde el décimo piso y poco a poco baja; las puertas se abren y se encuentra con una persona muy conocida, Julia quien también va en el ascenso.
―Hola ― saluda Julia con su aspecto cansado pero se manera divertida.
―Hola… ― Lena responde a su saludo y se ubica en una de las esquinas algo alejada de Julia y le da la espalda para evitar verla al recordad la escena que su esposa ha interrumpido aunque el gesto en sí le parece grosero.
― ¿Estamos peleadas? ― Comienza Julia riendo por la actitud infantil de Lena.
―No, ¿Por qué lo pregunta? ― No le dirige la mirada.
―Porque no das la cara, ¿acaso te hice o dije algo para que me ignores? ― Se acerca un poco y Lena puede sentir el aroma muy agradable del perfume en su ropa.
―No es… Sólo que… Estoy estudiando para mi examen.
―Mmm, ya ve, pero ¿Qué para estudiar no necesitas un libro o al menos una libreta? ―Señala levantando una ceja de manera divertida.
―Bueno, sólo estoy repasando… ¡Sí eso!, estoy repasando ― exclama levantando la mirada del piso alfombrado del ascensor.
―Ah, claro… Oye si no me quieres hablar, está bien…
―No, para nada… ― Balbucea nerviosa.
―Bueno, te dejo repasar ― finge estar ofendida.
―Eh… Creo que terminé de repasar… ― Sonríe volteando hacia Julia.
― ¿Segura? No quiero ser la causante de que repruebes un examen ― le dedica una sonrisa divertida.
―No, está bien… Ya lo sé todo.
―Ok ― le regala una de las sonrisas que sabe puede derretir un iceberg.
― ¿Puedo hacerle una pregunta?
―Ya la hiciste, ¿no?
―No, no es esa… ― Balbucea nerviosa.
―Ya lo sé, sólo bromeaba, a ver dime cuál es tu pregunta.
― ¿Por qué le dijo a su esposa que me impartió clases cuando ni siquiera nos conocíamos?
―La responderé con dos condiciones, la primera es que me hables de tú y la segunda es que me llames Julia ― Lena se sonroja pero asiente ― bueno, la verdad es que sabía que Valentina no te la daría si no tienes referencias muy particulares además de que te alabé mucho y eso le pareció algo extraño, es un poco celosa.
―Entiendo.
―Por eso cuando vayas a la entrevista, no lo olvides.
La conversación es amena pero las puertas del ascensor se abren para detenerla, Lena sale despidiéndose y caminando hacia la puerta principal del edificio mientras que Julia espera hasta llegar al estacionamiento y corre hasta su coche en un lugar reservado, desactiva la alarma y abre la cajuela para introducir su maletín y apresurarse hasta el lugar del piloto. El motor ruge con fuerza y acelera metiendo embrague hasta el fondo y alcanzar a Lena, quien se acerca a la lejana parada del transporte público.
― ¿Necesitas un aventón? ― Julia baja la ventanilla conduciendo el coche a la par de Lena.
―No quisiera desviarla de su camino…
―No lo harás, ven sube.
Lena se lo piensa un poco pero se aproxima a la puerta del copiloto pero antes de que pueda abrir la puerta, Julia ha descendido para abrirle la puerta de manera galante.
―Gracias ― musita Lena nerviosa por el gesto e inspecciona de manera rápida el limpio y ordenado interior del auto.
Julia vuelve a su lugar y conduce hacia las calles que Lena le indica, le ha invitado a comer porque supone que aún no lo ha hecho pero Lena rechaza la invitación porque considera ya demasiadas atenciones el hecho de que la lleve hasta su casa.
Lena vive en una de las colonias de clase media, los edificios de departamentos están algo viejos pero tiene buena fachada y el lujoso automóvil de la marca Audi de Julia contrasta mucho con el lugar resaltando y llamando demasiado la atención de los vecinos que comienzan a murmurar chismes mal intencionados.
―Muchas gracias.
―No ha sido nada, fue un placer además ha sido divertido y agradable conversar contigo ― le ofrece la mano al abrirle la puerta.
―Lena… ― Una voz dulce le llama desde el otro lado de la calle, es su madre.
―Mamá… ― Se acerca seguida por Julia, quien se apresura a ayudar con las pesadas bolsas que carga la mujer de aspecto maduro pero bien conservada.
―Permítame ayudarle con eso ― Julia toma dos de las tres bolsas y camina hacia el edificio.
―Lena, ¿Quién es…? ― Inquiere susurrando su madre algo desconfiada al verla bajar del vehículo de una extraña y no del transporte que la deja en casa ― ¿Cuántas veces debo decirte que no debes subir a autos de extraños que no conozco ni aceptar su invitación?
―Ya mamá, ella es una de las doctoras de la clínica donde hago mis prácticas ― responde susurrando también.
― ¿Dónde las llevo? ― Interviene dándose la vuelta para ver a madre e hija discutiendo.
―Por aquí… ― se adelanta para guiarla dejando a su madre con la palabra en la boca.
Suben las escaleras hasta el noveno piso, donde les abre la puerta una joven pelirroja también de unos veintitrés años, hermana de Lena, supone Julia mientras da un vistazo rápido al pequeño pero acogedor departamento de Lena decorado sencillamente, le parece un lugar muy agradable para vivir.
― ¿Las coloco sobre la mesa?
―Sí, gracias.
―Bueno, ahora sí puedo saber quién me ayudó y a quién puedo darle las gracias ― comenta algo sarcástica la madre de Lena.
―Julia Volkova, señora… ― extendiendo su mano educadamente.
―Inessa, Inessa Katina, mucho gusto y muchas gracias ― tomando la mano extendida sonriendo encantada.
―Mucho gusto… ― interviene la hermana de Lena para evitar que su madre arruine la primera impresión que tiene Julia― Anastasia Katina.
―El gusto es mío, señora Inessa y señorita Anastasia ― sonríe encantadoramente.
― ¿quiere quedarse a cenar? ― Inessa se apresura para conocer a la atractiva doctora que ha llevado a su hija a casa.
―Bueno Doctora Jul… Digo, Doctora Volkova… Le agradezco por traerme a casa ayudar a mi madre pero creo que debe tener muchas cosas que hacer y nosotros le hemos quitado su valioso tiempo.
―No de ninguna manera, fue un placer y un gusto conocerlas ― extiende su mano otra vez ― lamento rechazar su invitación pero debo irme, están esperándome a cenar y tengo que terminar unos pendientes, creo que otro día será.
Lena la acompaña a la puerta y le lleva hasta la entrada del edificio, donde le agradece nuevamente el gesto y se despide viéndola ir de reversa para salir hasta la calle que le lleva de regreso; se queda recargada en la puerta y suspira con la mirada enamorada viendo hacia donde ha desaparecido el auto de Julia.
***
Después de un largo y aburrido día de oficina, Valentina ha decidid visitar a su médico de cabecera, camina impaciente en el consultorio de Vitaly mientras discute sobre lo que quiere hacer pero Vitaly parece no corresponder a los deseos de su paciente y amiga.
―Te digo que no se puede hacer como quieres, todo esto tiene sus consecuencias y va contra mi ética, no puedes engañarla ― Vitaly quiere hacer entrar en razón a Valentina ― busca a alguien fuera del catálogo es… No es posible, ellas saben de lo que se trata esto, ellas se han sometido a varios estudios que muestran si son aptas para este proceso… ― Afloja su corbata negra ― Lo que estás pensando es una completa locura, no sabemos si la jovencita puede responder bien al proceso, tal vez puede traerle algún trauma psicológico…
―A penas la conocí y lo supe… Tuve un presentimiento y me dije: ella tiene que ser la madre de nuestro bebé…― Parece poseída e hipnotizada ― Fue como si un halo de luz celestial le envolviese, como si Dios mismo aprobara esto… Estoy segura de ello ― la sonrisa ensanchada que muestra le causa escalofríos a Vitaly
―No puedes sólo ir y convencerla, además no sabes si aceptará… ― “Esto la tiene trastornada, debo hablar con Jul” ― Habría que practicarle algunos estudios y test psicológicos, prepararla para que pueda desapegarse del pequeño al nacer… Tú no sabes si podrá hacerlo, ¡por el amor de Dios! Entiéndelo.
―Lo que entiendo es que… La quiero a ella y sólo a ella, a Julia parece gustarle la idea.
―Por cierto… ¿Ya lo has comentado con ella? ― Le mira confundido al pensar que Julia está de acuerdo con tal aberración.
―No, pero la convenceré de hacerlo.
―No te atreverías…
―Claro que sí, pruébame… Quiero un bebé y ya sé quién será su mamá.
―De todas las locuras que has cometido, esta es la peor de todas… Si lo haces, yo no seré quien te ayude.
―Puedo buscar a alguien más, además no te pedí tu opinión ― toma su bolso molesta ― sólo me importa la de Julia pero ya sé lo que dirá, pero me encargaré de “convencer” a Lena ― camina hacia la puerta ― sabía que no comprenderías mis ideales… Pero lo haré yo sola, con o sin tu ayuda ― sale muy sonriente y de buen humor a pesar de la conversación.
―Está loca… ― Se deja caer sobre el respaldo de su silla después de verla salir.
Los tacones de las zapatillas negras de Valentina resuenan en los amplios y solitarios pasillos del hospital mientras busca su celular y su agenda electrónica, marca el número que aparece en la arrugada tarjeta y vuelve a introducir la pequeña agenda electrónica mientras espera a que atiendan, se detiene frente a una gran ventana y ve con fingido interés la manicura de sus uñas.
― ¿Hola?... Sí, ella habla… Tengo un trabajo para ti, te advierto que necesito toda tu discreción posible… Necesito que investigues todo sobre una jovencita, Elena Katina… No sé cuál es su otro nombre o apellido… Todo, hasta su último novio o pareja e incluso su última declaración de impuestos, que es lo que le gusta, yo que sé… Pero principalmente su situación... Yo qué sé es tu trabajo no el mío… No dudo de tus habilidades pero… Lo quiero para mañana mismo si es posible… ― Sonríe satisfecha y corta comunicación ― Me serás de mucha utilidad niñita, gracias a Julia te tendré en mi poder.
***
Julia conduce a casa, le han agradado mucho Anastasia e Inessa a pesar de que no se ha quedado mucho tiempo para tener una conversación más larga, parecen buenas personas y ahora entiende de donde Lena ha obtenido su belleza.
Las luces de la sala y su habitación están prendidas, pues el sol ya se ha ocultado pero no está el auto de Valentina, supone que se ha quedado en su oficina o está haciendo algunas diligencias; estaciona frente a la enorme fuente de decoración con la figura de Cupido tallada en mármol puro traída desde Italia por capricho de su esposa aunque ahora que la ve le parece que un desperdicio de dinero.
Abre la cajuela y toma su maletín cuando siente el suave rugir del auto de su esposa, quien se acerca deteniéndose justo al lado de su auto; Julia le sonríe y cierra la cajuela de su Audi para acercarse galantemente a abrirle la puerta y ayudarle a bajar a su esposa.
―Pensé que ya estabas en casa ― Valentina le recibe con un beso en los labios.
―Tuve que arreglar unos asuntos de la fiscalía y hacer algunos trámites para la entreviste de Elena, tuve que mover contactos… ― le susurra al entregarle su pequeño maletín.
―Bueno, pues confiamos en ti para recibirla.
― ¿Dudas de las capacidades de tu esposa? ― se detiene abrazándole con ambos brazos en el cuello.
―No, claro que no dudo de tus capacidades persuasivas, mi amor.
Julia le sonríe con picardía antes de besarla, se separan y camina hacia la casa para cambiar su ropa de oficina por otra más cómoda; Julia se encierra en su estudio de trabajo pero continua pensando en la sonrisa de Lena, “¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti? ¿Qué tienes de especial que me tienes así?...”
Alguien golpea la puerta del estudio pero al no obtener respuesta, se abre y Valentina entra contoneando las caderas de una manera seductora; se acerca a Julia por un lado y la sorprende sacándola de sus pensamientos, le besa la mejilla y se sienta en sus piernas.
― ¿Sabes? Hoy conocí a la candidata perfecta para ser la madre de nuestro bebé… ― Susurra cerca de sus labios.
―Sí, ¿y quién es? ― Se acerca a sus labios y le besa con pasión ― ¿La conozco?
―Sí y no.
― ¿Si y no? ― Le mira confundida antes de que le bese de nuevo Valentina.
―Sí, pero todavía me falta convencerla…
―Así… ― Se pierde mientras baja su mano por la nívea y tersa pierna acariciando hasta donde puede ― ¿Y se puede saber el nombre de la afortunada?
―Te lo digo si accedes primero a hacer lo que te pido ― condiciona colando sus manos a través de su playera para acariciar su abdomen.
―Ya te dije… ― Se detiene al sentir las manos curiosas de su esposa acariciando el borde de su pantalón.
―Dime que sí y haré que seas feliz… ― Susurra sonriente por conseguir la reacción esperada en Julia y porque lo puede notar.
―Estás… Haciendo… Trampa… No es… Justo ― comenta de manera entre cortada al sentir los labios de su esposa aprisionando el lóbulo de su oreja.
―No, simplemente estoy siendo… Persuasiva… ― Sonríe al sentir la completa excitación de su esposa a través de la tela deportiva de sus pantalones.
―Eres muy buena… ― Responde Julia al buscar los labios de su esposa de una manera desesperada.
―Sí, y por eso… Convenceré a Lena para que sea la madre de nuestro bebé, ella es la candidata más perfecta para esto… ― Susurra pero antes de que Julia se aparte de ella de manera brusca y repentina toma en su mano lo que busca dentro de los pantalones de Julia para comenzar a masajearle.
Julia poco puede hacer para reclamar, su momento de lucidez se ha esfumado en este momento y se deja hacer por su esposa cuando esta baja dando besos a través de su playera y se detiene hincándose frente a sus piernas; baja los pantalones deportivos de Julia y sonríe al ver su erguida erección asomarse por la ranura de su bóxer negro. Acerca su boca y le toma prisionero en su boca, lo presiona con sus labios y muerde la punta haciendo que Julia deje de pensar para dedicarse a sentir, pequeñas gotas de sudor bajan por su frente y sus mejillas, una de las manos de Julias se aferran a los descansa brazos de la silla con fuerza mientras coloca la otra sobre la melena rubia de su esposa para que no se aparte a la vez que sus caderas comienzan a moverse de manera más rápida tratando de profundizar las embestidas en la boca de su esposa.
Valentina sonríe y se ayuda con su mano para evitar que el miembro de Julia se adentre más en su garganta y le provoque ahogarse, sabe que Julia lo disfruta porque sus jadeos y gemidos son más sonoros y fuertes además de que su miembro está más erecto; se aparta cuando Julia le da unas palmaditas para indicarle que está por terminar y sonríe satisfecha al ver el gesto cansado y descompuesto en el rostro de su esposa mientras ella misma se levanta para sentarse a horcajadas en las piernas de su esposa, el miembro de Julia se abre paso por la húmeda y lubricada cavidad de Valentina, quien suelta un pequeño gemido al sentirlo dentro mientras se levanta un poco.
―Entonces… ¿Estás de acuerdo conmigo en que Lena es la indicada…? ― toma el tronco del miembro con su mano y la mueve de arriba hacia debajo de manera lenta y tortuosa para Julia antes de volver a descender y entonces Julia asiente recargando su cabeza hacia atrás cuando Valentina comienza a mover sus caderas.
Los movimientos de caderas comienzan a sincronizarse y los gemidos y jadeos inundan el estudio de Julia, sus cuerpos están cubiertos de sudor y se mueven con mayor velocidad mientras buscan asirse de algo para soportar el clímax liberando un grito ahogado por sus labios
―No… Quiero… Involucrar a… Le… Lena, busquemos a otra… ― Intenta normalizar su respiración.
―No… La… Quiero a… Ella y… Tú has accedido… ― Intentando hacer lo mismo que Julia ― Ella es la candidata perfecta, yo la convenceré.
―Pero…
―Ya has accedido ― sentencia Valentina sellando sus labios ― lo has dicho.
Julia se siente culpable por acceder a la petición de su esposa al dejarse llevar por sus hormonas e instintos pero tratará de negarse aunque la idea de que Lena se la mujer con quien debe “sacrificarse” para tener a su bebé no le parece nada mal pero al saber que siente algo más que sólo deseos por acostarse con ella, le hace dudar un poco sobre lo que puede pasar después pero ¿qué puede hacer? No puede negarle los deseos a su cuerpo pero tampoco puede traicionar su voto de fidelidad.