Life is better with you.

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Life is better with you.
Summary
One shots dentro del mismo universo de One Fine Life. La vida en familia de las Hollstein y sus hijas.
Note
¡Lo sé, lo sé! ¿No es genial tenerlas de regreso? Fue como un minuto de despedida. Jajaja. :) Este fic es una serie de One shots en el universo de OFL. Estará lleno de pequeñas historias de las niñas y sus madres. No tienen un orden cronológico y tampoco un día específico de posteo pero ojalá les guste ;)
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Life takes its course

Las cosas se ven diferente desde aquí, por eso siempre ha sido uno de mis lugares favoritos.

 

La ironía es que desde este punto de la ciudad, el más alto en ella, puedo ver todo; y al mismo tiempo nada en sí. Es divertido imaginar las historias que se están escribiendo allá abajo en este preciso momento. Cuando aquí solo se ven pequeñas luces, cada una de ellas representan; nacimientos, alegrías, primeros besos, cenas familiares; aunque también hay otras que son muertes, despedidas, llanto, rompimientos, corazones rotos.

 

¿Quién iba a imaginar que sería precisamente esto último lo que me traería aquí esta noche?

 

La culminación de una relación que pensé sería para siempre. El cierre de una de las cosas más constantes en la vida, la única perfecta: mi familia. Un adiós que, en sus propias palabras, debió ser darse hace mucho tiempo atrás; cuando lo que nos separó no fue precisamente la geografía sino los rumbos tan contrarios uno del otro que terminó haciendo dos personas completamente diferentes a las que una vez se enamoraron.

 

Y jamás he sido una persona derrotista, al menos no desde que una pequeña rubia entró en mi vida; no desde ella, no desde ese día.

 

Tener el cariño de una persona que no fuese mi familia era una idea inimaginable en mi mente, ser tan diferente de los demás siempre causó en mi día a día un sentimiento de soledad que nadie había podido llenar.

 

Pero mi poco, o casi nulo, conocimiento de las coincidencias y el destino; no contaba con Hayley.

 

La primera vez que la vi en ese colorido y amplio salón de clases mi corazón saltó de manera extraña, demasiado rara para la normalidad que eran mis días. Parada frente a tantos niños diferentes y desconocidos puso al máximo mi pánico, hasta que vi su tierna y sincera sonrisa al gritar junto con los demás un fuerte ‘Bienvenida, Sloan’ como respuesta a la introducción de la maestra. De alguna manera, supe que todo iba a estar bien.

 

Pero la realidad me hizo ver que no sería distinto de mi pasado, que no hacer lo que los demás esperan de ti era algo no permitido, que actuar según tus propios sentimientos era causante de burlas.

 

O eso pensaba, hasta que el pequeño cupcake con su apenas metro de altura plantó sus dos pies frente a mí para defenderme de aquél niño. Jamás entenderé de dónde Hayley pudo sacar tanta fuerza de su diminuto cuerpecito, pero tumbó al niño de un solo golpe cuando el bravucón no quiso detenerse.

 

Y así cambió mi vida.

 

Sentada en aquél salón de castigos lejos de la rubia me causó ansiedad, quería darle las gracias, quería decirle que le entregaría toda mi colección de libros infantiles, mi mas grande tesoro en ese entonces; si tan solo continuaba queriendo saludarme de vez en cuando. Pero el miedo de escucharla decir que no quisiera saber nada de mí después de ser castigada por mi culpa era demasiado.

 

Conocer a mamá vino unas horas después, cuando esperábamos a nuestras respectivas madres.

 

Lo más satírico de todo es que ver a mamá era como verme al espejo, verla hablar con Hayley de manera tan ecuánime, tan tranquila, sin gritos de por medio, con una compresión que no entendía mi cabeza me hizo admirarla desde el primer minuto.

 

No es que má fuese de esas madres regañonas que alzara la voz sin motivo, mi madre jamás me demostró otra cosa que no fuese amor. Lo difícil de nuestra relación era tener temperamentos completamente diferentes; mientras yo amaba estar sola, mi madre amaba estar rodeada de sus amigos; mientras yo no mencionaba ni tres palabras seguidas, mi madre no paraba de hablar por horas; mientras yo no soportaba el contacto físico, mi madre abrazaba a las personas apenas con unas horas de conocerlas. ¡Vamos! Má se enamoró de mamá al instante que sus ojos se posaron en ella. No ha sido nada diferente por más años que han pasado juntas.

 

Entonces lo escuché, escuché a la pequeña rubia decirle a su madre que era yo era su amiga; por primera vez en la vida alguien quería ser mi amiga sin querer que cambiara mi manera de ser, sin pedirme sonreír con lo que todos lo hacían, sin intentar comprender por qué actuaba como lo hacía.

 

Hayley, sin saberlo fue mi primer maestra en la vida; a lo largo de tantos años me ha enseñado tantas lecciones que han forjado la persona en que me he convertido. Quizás por eso, esta noche cuando Caden dijo que debíamos terminar pude controlar mis sentimientos, porque no hay nada que no pueda soportar si tengo a esas tres mujeres a mi espalda dándome su apoyo incondicional.

 

Tampoco quiero decir que saber que mi relación de más de 5 años con quien pensaba era el amor de mi vida estaba por irse de entre mis manos como agua no me hizo sentir nada.

 

Ella fue la primera persona que me hizo confiar en alguien aparte de mi hermana, Hayley sigue sin aceptarlo, porque ahora es más que obvio que la testarudez de mis dos madres se ha traspasado por osmosis al pequeño cupcake, no que lo necesitara mucho; pero verme compartir con otra persona juegos y pláticas que no podía compartir con ella le causó un poco de inseguridad al inicio. Al punto que dejó de hablarme durante la primera semana de mi noviazgo con Caden. Parte de ella sentía que sería remplazada, pero la cabeza hueca entendió con el tiempo que eso jamás pasaría, es el pensamiento más estúpido que ha pasado por la mente de mi hermana. No hay nadie como ella porque es mi piedra y mi refugió; y no importa qué, sé que el día que nuestro cabello se haya pintado de blanco y nuestra piel esté arrugada, como poco a poco se han ido creando pliegues en la de la abuela Lilita, estaremos juntas riendo de alguna tontería que posiblemente Hayley haya hecho, aún con hijos y nietos. Sin ella, me sentiría perdida.

 

Quizás en mi interior añoraba un amor como el de mis madres, ese que definitivamente no nace en un solo click; pero que sus almas se reconocieron desde el momento en que sus miradas se cruzaron.

 

Ese que no se ha dejado de crecer ni por un segundo, aún a pesar de los años juntas, aún a pesar de la rutina del día a día, aún a pesar de los problemas que tuvieron que lidiar, del pasado, de los días malos, de sus diferencias, de sus formas de ver la vida, de sus trabajos, de sus defectos, de sus peleas.

 

Ver a mis madres tomadas de la mano como si fueran dos novias de secundaria mientras caminan una al lado de la otra me llena el corazón de alegría como ninguna otra cosa posible en este mundo.

 

Junto con mi hermana, mis madres han sido mi mayor ejemplo de felicidad; es por eso que hoy cuando Caden me ha dicho que deberíamos terminar, aunque no quise demostrar lo mucho que se derrumbó mi mundo; supe que hay veces en esta vida que es mejor dejar ir a esa persona antes que retenerla junto a mí y terminar con ese gran amor entre nosotras.

 

Sabía que tomar la decisión de irme a Inglaterra sería una gran prueba para nuestra relación.

 

Como lo fue con mi familia; sé que por más que orgullosas que estuvieran; felices de verme crecer y tomar mi propio rumbo, no fue fácil para ellas tenerme lejos. Al final, era la primera vez que pasaba tanto tiempo fuera de casa y por mi propia cuenta. Bien, Tía Mattie jamás me ha dejado desamparada en los dos años que tengo estudiando en Cambridge, pero por más gruñidos que soltaba cuando despertaba en la orilla de propia cama casi expulsada de ella porque a mitad de la noche a mi hermana algún ruido le causaba ansia y se metía como dolor de muela entre mis cobijas, no es lo mismo despertar sin ella acurrucada a mi lado.

 

Pensé que el amor que había entre Caden y yo era más fuerte que la distancia física, pensé que siempre estaríamos juntas; y aunque suene repetitiva me preguntaba todo el tiempo si mis madres estuvieran en nuestro lugar si lo lograrían; eso me daba esperanza cada noche al terminar la llamada telefónica o la video conferencia, porque en mis adentros la respuesta era fácil. Por supuesto que lo harían.

 

Mis madres son como esas cosas irremediables en la vida, como que el sol salga o que las estrellas iluminen cada noche, aunque no se vean están ahí. Son dos fuerzas imparables, atrayentes la una a la otra con tanta fuerza que el choque es inminente. Eso son mis madres. Eso es su amor.

 

Quizás, tal vez, ese gran amor eclipsó mi mente por encontrarle en mi primera relación; pero así se sentía. Juro que así se sintió la primera vez que Caden tomó mi mano a la sombra de ese gran árbol en el patio trasero de mi casa. Lejos de todos y al mismo tiempo rodeadas de nuestra gran familia.

 

Así se sintió cuando después de mi primer concierto amateur Caden me robó un beso confesándome que me quería más que como amiga.

 

Así se sintió cuando nos entregamos en cuerpo y alma a la luz de la luna en la recámara que me vio crecer, aquella noche que mis madres escaparon un fin de semana a la cabaña de la abuela para celebrar su aniversario. Hayley afortunadamente decidió quedarse con el abuelo para hacerle compañía. Siempre he sabido que mi hermana conocía muy bien lo que pasaría. El pequeño cupcake una vez más sacrificándose por la felicidad de los demás.

 

El aire comienza a enfriar más en esta noche sin descanso, no tengo idea cuánto tiempo he pasado en este lugar; pero estoy segura que no voy a poder pegar los ojos hasta que el sol salga nuevamente, quizás lo que espero es darme cuenta que cuando el amanecer toque el cielo de la ciudad esto no es una pesadilla. No voy a despertar con un mensaje de buenos días, no lo haré para escuchar su voz con una de sus llamadas imprevistas para desearme suerte en las pruebas, no hay forma de despertar de la cruel realidad.

 

Mientras miro al frente, a aquellas luces titilantes, puedo escuchar unos pasos acercarse a mí. Con tanto sigilo, con tanta contención, con tanta cautela; que sé precisamente a quien pertenecen. Jamás le ha gustado estar aquí, trajo a mi madre en su primera cita porque quería estar sola con ella y porque incluso con su miedo a las alturas, por más que jamás lo ha declarado a voz abierta,  hasta ella puede ver la belleza de este espacio abierto.

 

Mi mamá no se acerca a la orilla del edificio donde me encuentro parada y eso me hace sonreír; la siempre indiferente, fuerte y llena de entereza Carmilla Karnstein no es más que un pequeño gatito asustadizo cuando se trata vértigo.

 

“Uh, tu madre me ha contado todo” Dice mamá después de aclarar su garganta y yo solo consigo asentir sin voltear a verla. Sé lo que pasará cuando lo haga, seré la misma niña pelinegra aterrada porque no sabe cómo manejar lo que pasa a su alrededor que encontró en aquél salón de clases.

 

Puedo escuchar el gran suspiro que mi madre suelta y sé que esto tampoco es fácil para ella, no es que no le importe, pero eso de las pláticas sentimentales no se le da; claro, a no ser que románticamente tenga que hablar sobre mi má, entonces la mujer puede hablar horas sin descanso.

 

“¿Cómo sabes?” Pregunto a mi madre después de unos minutos en silencio.

 

“¿Cómo sabes qué?” Responde mamá con otra pregunta, como lo suele hacer cuando no se siente cómoda al iniciar estas conversaciones.

 

“¿Cómo supiste que mi madre era la indicada?”

 

“No lo sé, supongo que algo en tu interior te lo dice. Cuando vi a tu madre por primera vez chocando contra todo el mobiliario de la sala para llegar hasta ti supe que era especial; no en una forma cliché, pero mi mundo sí se detuvo por un tiempo. Ella, ella simplemente ilumina todo a su alrededor, es difícil no notar que el mundo puede ser bueno después de conocerla. Simplemente sabes que no quieres pasar un día más sin ella”

 

Teoría comprobada. Aunque mi madre no puede verme giro los ojos cuando la escucho una vez más hablar de má; y no es que me moleste, pero dios aún no puedo sobrellevar tanta cursilería cuando se trata de esas dos.

 

“No te molestes, mamá, pero pensaste lo mismo con Ell” Mi ceño se frunce tratando de entender las palabras racionales fuera de las sentimentales que rodean la explicación de mi madre, por un segundo puedo sentir su incomodidad cuando suelto el nombre e internamente me reprendo por hacerla sentir mal al respecto.

 

Inclusive con todo el dolor que le había causado su ex esposa, mi madre ha sobrellevado y superado esa etapa tanto como para hablar de ello con nosotras sin tener que mentir sobre su pasado.

 

Volteo lentamente para disculparme pero antes de que alguna palabra siquiera deje mi boca, mi madre hace un movimiento con la mano para resarcir mi comportamiento mientras se sienta en el suelo con algo de dificultad en sus movimientos. No tan delicados como antes, no tan rápidos; y por primera vez lo noto, noto las pequeñas hebras de color blanco  comenzando a nacer en su negra cabellera y la sola idea del paso del tiempo afectando a mi madre me apuñala en el estomago.

 

Mi madre golpea el suelo a su lado para ofrecerme un lugar junto a ella y arrastrando mis pasos aún invadida por la pena me acerco y hago lo que me dice. Como siempre.

 

La mujer mira al frente mientras estamos sentadas ahí en la nada bajo el cuidado de esas estrellas que tanto ama.

 

“La cuestión es, Sloan, que no fue así”

 

Mi madre extiende sus piernas al frente para cruzarlas y puedo notar en ella el nerviosismo que la embarga cuando comienza a jugar con sus manos entre ellas, si má estuviera aquí sería el momento en que tomaría esas delicadas y delgadas manos entre las suyas para hacerla sentir segura. Lo sé.

 

“Cuando conocí a Ell, no sabía en realidad lo que el amor era; ella simplemente estaba ahí y yo vi en ella lo que quería ver. Un refugio de mi realidad y cuando ella me hizo sentir que yo la hacía feliz, se convirtió en mi todo”

 

Giro un poco mi mirada para ver a mi madre, ella sigue mirando al frente sin moverse.

 

“Sé que sabes lo que pasó, dejé a mis amigos, a mi familia, mis sueños por ella; el casarme fue simplemente el siguiente paso para que nuestro mágico mundo, o al menos el que yo pensaba que teníamos, se convirtiera en realidad y eso obviamente no es como funcionan las cosas”

 

Asiento nuevamente mientras las palabras de mi madre van resonando en mi interior una a una.

 

“¿Sabes qué es lo que mas admiro de ti?” Pregunta de la nada sacándome de mis pensamientos y de inmediato niego en respuesta.


“Que por más confundida que te sintieras en la vida, siempre supiste lo que querías”

 

Intento no bufar cuando una carcajada sale de mí cuando escucho su declaración. Mi madre gira los ojos chocando su hombro contra el mío.

 

“Hablo en serio, S. Siempre has estado segura hasta de lo más mínimo en tu vida, como que amabas el color negro, a pesar de que tu madre y tu hermana todo lo quieren pintar de colores. ¿Recuerdas la discusión sobre sus vestimentas para la primera navidad juntas?” Mi madre sonríe y yo lo hago al segundo que en mi mente se reproduce el momento.

 

“¿O cuando decidiste que querías dedicarte a la música? ¡Tenías apenas 12 años! Y ensayabas todos los días por las tardes sin importar si todos los demás niños de tu edad preferían ir al cine o jugar con sus amigos. Siempre has sido así de determinada por alcanzar tu sueños”

 

Mi sonrisa se hace más grande al recordar que mamá deja de lado lo mucho que odiaron aquél verano en el que comencé a tocar la batería como instrumento principal. O las rabietas de Hayley cuando no aceptaba ver con ella otro maratón del tonto mago y sus amigos; las que a decir verdad, no duraban mucho pues mi hermana siempre ha sabido convencerme a hacer cosas tontas.

 

“Cuando decidiste estudiar en Cambridge no quitaste el dedo del renglón, aún si tuviste que redoblar los esfuerzos en tus estudios; aún sabiendo que tu madre no estaría tan contenta al saber que te irías lejos, aún sabiendo que tendrías que alejarte de tu hermana quien siempre ha estado a tu lado. Aún sabiendo que me quebraría el corazón verte partir” Mi madre hace una pausa cuando su voz se entrecorta y el nudo en mi garganta se hace presente de igual manera.

 

“Pero verte tan feliz en ese escenario tras haber conseguido un solo en tu primer año de universidad, eso pagó toda la angustia de no tenerte más con nosotros”

 

No recuerdo cuándo las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos pero ahora recorren mis mejillas y cuando miro a mi madre en ella también.

 

“La vida a veces no resulta como lo esperamos, kiddo”  Una risilla tonta surge de mí cuando escucho ese sobrenombre que mi madre ha utilizado conmigo desde la primera vez que nos conocimos. Es ridículo cuantos recuerdos puede evocar una sola palabra.

 

“Y tú y yo lo sabemos mejor que nadie. Yo no esperaba encontrar el amor de mi vida en la escuela de mi hija y tú no esperabas encontrar una hermana en tu clase” Dice mi madre meneando la cabeza con incredulidad y sonriendo ante la inminente ironía.

 

“Pero lo que sí creo fielmente, es que la vida misma toma su curso y nos lleva a dónde deberíamos estar. Nuestra familia es el ejemplo de ello”

 

Mi madre pasa su brazo por encima de mis hombros y yo me acomodo en su pecho llorando por primera vez en la noche, y sí, lo hago como aquella niña solitaria de nuestros recuerdos.

 

“Así que si por ahora todo parece oscuro y confuso, mira hacia arriba ellas estarán contigo siempre; como lo hicieron conmigo y me llevaron a tu madre” Mamá besa mi frente y yo me aferro a ella con tanta fuerza que creo que podría romperla; pero mi madre no dice nada, por el contrario devuelve el abrazo de la misma forma.

 

Sentadas en el techo de ese enorme edificio mi madre me brinda el más grande aprendizaje de mi vida; y todo lo que dice tiene sentido. Solo la vida sabe lo que tiene preparado para mí en el futuro y sea lo que sea, sabré que a donde me lleve, estaré bien.

 

Ese aprendizaje está conmigo durante todos los días que paso lejos de Austria, durante otros dos años más y me golpea como balde de agua fría cuando al regresar para la graduación de Hayley, ella está ahí. Luciendo hermosa como siempre.


Caden y yo platicamos como antes, sin recuerdos malos entre nosotras, sin resentimientos; y cuando toma mi mano al final de la noche para bailar nuestra canción sé que mamá está sonriendo mientras comparte la misma melodía con má.

 

La vida toma su curso y yo estoy bien. No solo porque estoy donde se supone que debo estar, en el momento indicado; sino porque pase lo que pase, ellas, mi familia, las tres mujeres que me han hecho ser la persona que soy hoy, siempre estarán conmigo.

 

 

 

 

 

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